Amabilitat
Cuando llegamos a la puerta, Jimin con un poco de fuerza me dio libertad para entrar. El lugar era exactamente como lo imagine, solo existía una mesa y unas cuantas sillas de madera, había un librero lleno me supongo de biblias o libros antiguos.
— Suga por acá — Jimin se movió fuera de la habitación hacia el interior del lugar, lo seguí entre los pasillos maravillándome con lo bonito que se veía el patio y la fuente que se encontraba en medio. No veía a otras personas y eso me dio mas confianza — no te distraigas — pare abruptamente, Jimin venia hacia mi — ven — tomó mi mano y caminamos rápido hacia otra habitación.
En mi interior no cabía de la vergüenza que sentía, una por haber dejado que mi impresión me llevara en sentido contrario a nuestro destino y otra causada por Jimin quien sostiene mi mano como un niño de 10 años. Mire hacia adelante y solo pude observar la silueta de Jimin que me dirigía a sabiendas donde. En mi mente intentaba saber si estaba enojado conmigo.
— Llegamos — entramos a un jardín — ¿no es hermoso?... ¿impresionado? —
Deje atrás sus palabras cuando mire a mi alrededor. No podía creer lo que existía dentro de este lugar, el jardín albergaba plantas de colores llamativos y con un olor exquisito. Jimin seguía parado mirando mi reacción. Yo mantenía mis ojos abiertos amando lo que veía.
— Cierra la boca o entraran insectos — pronunció golpeando mis mejillas suavemente.
— Es hermoso — murmure. Había mariposas en el lugar. Apenas noto como mi mano es apretada. Mire hacia abajo y seguía conectado con Jimin a causa de él — disculpa Jimin, ¿es seguro estar aquí? —
— Por supuesto — volvió su atención hacia mi — suelo venir aquí seguido. La iglesia ha provisto este jardín por orden mía, si tengo que venir una vez cada semana debe existir un lugar que soporte —
— Me dijiste que tenías una amiga trabajando aquí — recordé.
— Oh cierto — Jimin no dejaba de sostener mi mano — es una buena amiga de la infancia y ferviente creyente de esta iglesia. Ella suele ayudarme también con lo que se necesita tanto aquí como en el pueblo. Te prometí que te presentaría con mis amigos — Jimin sonríe.
— ¿Enserio? No lo recuerdo — de pronto su sonrisa tambalea, su alegría pasa a seriedad.
— Yo... quiero decir cuando te dije que te mostraría el pueblo me refería a la gente, vecinos y amigos... —
— Jimin — una tercera voz aparece. Volteamos hacia la puerta — buen día — una joven entra vacilante al jardín. Jimin se alegra de verla.
— Dahyun — la llama y ella se dirige hacia nosotros.
— Siempre es un gusto verte, veo que traes a un amigo — su tono de voz fue seria como sus gestos. Paso su mirada por todo mi cuerpo hasta terminar en la unión de nuestras manos.
— Así es, él es suga — exclama alegre — viene de Dures y es cocinero real del palacio —
— Es un gusto conocerte, suga — se aproximó a nosotros y levantó su mano para estrechar mi mano.
— Un gusto señorita Dahyun — di un apretón a Jimin y él lo entendió. Así fue como me liberó y pude imitar el saludo de Dahyun.
— Espero que su visita sea agradable y supere sus expectativas. Si necesita alguna cosa no dude en preguntar o pedirlo, por supuesto, si esta en nuestras manos ayudar —
Sus palabras fueron acompañadas de un gesto amable.
— Suga está encantado con la ciudad y ha recibido un buen trato junto con sus demás compañeros, solo nos desviamos un poco del camino — Jimin tocó mi espalda y eso me hizo sentir protegido.
— Me parece bien, espero que se puedan quedar para la comida, están invitados — Dahyun miró hacia Jimin de forma fraternal.
— Nos encantaría, pero en este momento debemos seguir. Yo espero verte en la velada — dijo amablemente.
— Sabes que no podríamos faltar, mis hermanos y yo tenemos la encomienda de santificar los alimentos y dar la bienvenida a nuestros nuevos compatriotas—
Dahyun se acercó a abrazar a Jimin y Jimin correspondió al gesto. Se notaba el cariño que se tenían, una muestra de una amistad de años y sincera.
— Tengo que regresar a suga con sus compañeros y continuar mostrando la ciudad, disculpa si no puedo quedarme mas tiempo — Jimin se separó y me indicó con la cabeza que debíamos irnos.
— Fue un gusto señorita Dahyun, espero que nuestro servicio sea de su agrado — hice una reverencia.
— No te preocupes suga, se que será así — se despidió.
Después de salir de la iglesia, nos dirigimos hacia los puestos de comida y ahí pudimos encontrar a mis compañeros.
— ¿Suga has visto algún puesto de mariscos que te agrade? — Namjoon preguntó en cuanto me vio, analizando el estado de un pulpo — siento que este es el puesto indicado — eso me hizo pensar que no estuvieron al tanto de mi desaparición. Y menos quien nos acompañaba.
— Park, no sabia que vendrías — es Seokjin que descubre a nuestro nuevo acompañante.
— No seria raro, ellos son mis invitados, ¿necesitan de algún ingrediente señor Tsubasa? —
Después de unos días de búsqueda en el mercado nos retiramos hacia la segunda cocina dentro del castillo. Jimin nos explicó que su cocinera Miki adecuó el lugar para nosotros y que probaríamos al igual que todos sus recetas el día del banquete.
— Si necesitan de algún otro alimento no duden en pedirlo, mis hombres están a su servicio— dictó el Príncipe.
El día fue muy productivo ya que estábamos todos concentrados en nuestras actividades y en que cada postre estuviera a la altura de la ocasión. No nos dimos a bastos cuando los sirvientes vinieron a ayudarnos, se requerían todas las manos posibles y por fin cuando acabamos de hornear, el señor Tsubasa entre cantos de victoria pidió ciertos moldes para poder depositar cada pastelillo.
— Una disculpa mi señor, pero no contamos con moldes como los que usted pide— un sirviente nos dio a conocer.
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