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Capítulo 8

Recuperó la consciencia lentamente. Sentía como le palpitaba la sien y su mirada no se enfocaba del todo. Tardó varios minutos en poder recuperar sus facultades plenamente y poder examinar el sitio donde se encontraba.

Aún con un dolor de cabeza persistente consiguió incorporarse. Estaba tumbado en una cama bastante mullida, dentro de una habitación que a pesar de ser humilde y pequeña estaba muy bien ordenada y limpia. Lo último que recordaba era estar enfrentándose a aquel extraño sujeto en el callejón de la ciudad. Luego creía recordar vagamente que lo golpearon por detrás.

Tuvo que dejar su labor pues sintió un agudo dolor por el esfuerzo. El caso es que lo habían atacado por la espalda y lo habían llevada hasta allí, la duda ahora era quién y por qué.

La puerta de la habitación se abrió y Usher vio a una mujer joven en ella. Tendrían algunos años más que él, pero no creía que llegara a entrar en los treinta. Tenía una media melena castaña y ondulada que caía ordenada por sus hombros, sus ojos verdes los tenía fijos en él y contrastaban con su piel bronceada y brillante.

—Oh, veo que ya despertaste —mencionó la mujer esbozando una amplia sonrisa.

—¿Dónde estoy? —preguntó de inmediato.

Usher trató de levantarse de aquella cama pero la mujer se acercó dándole un leve empujón para que volviera a sentarse.

—No te preocupes, estás a salvo aquí —dijo bastante segura—. Ahora que me fijo... Eres bastante guapo, cielo.

Antes de que pudiera decir algo por la confusión que le creó, la mujer se sentó a horcajadas sobre él sobresaltándolo. Usher trató de hacer que se levantara y retomar la distancia, pero la otra no parecía tener intenciones de dejárselo fácil.

—La jefa dijo que te cuidáramos, aunque no especificó de qué forma —sonrió acercando su rostro más al del chico.

La puerta volvió a abrirse abruptamente dejando ver a otra chica que se veía prácticamente de la misma edad que la mujer sobre Usher. Esta se cruzó de brazos y miró con el ceño fruncido a la castaña que suspiró. Al parecer se dio por vencida levantándose y dejando tranquilo a Sena.

—Deja tranquilo al pobre chico, no es un cliente —advirtió la recién llegada.

—Lo que daría por que lo fuera -—rió la castaña—. Si algún día te apetece buscame, lindo —le guiñó un ojo al chico antes de salir de la habitación.

La chica recién llegada suspiró negando con la cabeza, luego se centró en Usher, quien ya se había puesto alerta por lo que pudiera pasar.

—Por favor, disculpa a mi compañera —pidió—. Es un poco aprovechada, pero es una buena persona.

A diferencia de la primera mujer, esta tenía el pelo muy corto, y de un rubio platino muy bonito, sus ojos de un color avellana lo examinaron atentamente. Parecía tener una actitud más formal y menos coqueta que su precedente.

—Soy Celeste, un gusto —extendió su mano hacia el chico que la estrechó.

—Usher Sena —se presentó también—. ¿Dónde estoy? —probó suerte preguntando lo mismo de nuevo.

—En el burdel Cielo Rojo, el burdel más conocido de Termes.

Aquello lo confundió a un más. ¿Cómo había llegado allí? No estaba entendiendo nada, pero no tenía tiempo para eso, debía regresar con Terry y ver qué había sido de aquellos hombres de negro y de Skie. Esperaba que todo estuviera bien.

—Oye, espera ¿a dónde vas? —preguntó Celeste al verlo levantarse y acercarse a la puerta.

—No sé qué hago aquí, pero tengo cosas que hacer, me voy.

—¡Espera un momento! —se interpuso en su camino colocando las manos frente a él— Mi jefa, la madame de este burdel, fue quien te trajo aquí inconsciente.

Al escuchar eso Usher cedió a escucharla. Celeste se apresuró en explicarse antes de que este decidiera quitarla de en medio y marcharse.

—Según me contó fuiste atacado por un miembro del clan de los cuervos negros. No tienen buena fama por aquí, y al verte con él pensaron que eras un cómplice.

—Es decir, que fue tu jefa quien me noqueó —se cruzó de brazos y la chica rió con culpabilidad—. Dejando eso de lado, ¿qué es el clan de los cuervos negros?

—Un clan de asesinos y ladrones que ha crecido mucho en los últimos años, llevan atacando varias ciudades importantes mucho tiempo y parece que ahora su objetivo es Termes. Creo que quieren aprovechar las fiestas para hacer de las suyas.

Usher nunca había escuchado hablar de esa gente, algo raro aunque no imposible, pues aunque viajaba mucho todo lo que a él le interesaba es lo que otros pudieran saber sobre brujas. Si alguna vez escuchó una conversación sobre ese extraño clan no le prestó demasiada atención.

—Además justo unos minutos antes de que tú aparecieras habían atacado a otra chica de la que la madame está cuidando. Pensaría que tú eras parte de los que la estaban buscando.

—¿Otra chica?

—Una chica baja y delgada, su piel es muy clara y brillante ¡parece una muñeca! —dijo impresionada— Su pelo es del color del mar y sus ojos parecen dos brillantes zafiros.

Aquella descripción calzaba muy bien con el aspecto de Skie. Por un segundo sintió la esperanza de que la princesa estuviera bien, y sobre todo que nadie de aquel lugar se hubiera dado cuenta de su verdadera identidad.

—Necesito hablar con tu jefa, ¿puedes decirme donde está?

—Claro, yo te llevo, te espera en la planta de abajo.

La rubia amablemente lo acompañó fuera de aquella acogedora habitación. En el pasillo había más ruido, se escuchaban voces tanto de mujer como de hombre, y sonidos que podía pero no quería identificar. Siguió a Celeste por las escaleras hasta la planta baja donde el ruido era mucho menor, tan solo había una chica en el recibidor que los saludó con una amplia sonrisa.

Continuaron por un largo pasillo hasta llegar a una puerta en la que la chica tocó un par de veces. En cuanto le dieron permiso para entrar abrió la puerta dándole paso al chico.

Era un despacho no muy grande o elegante, pero la decoración lo hacían parecer bastante fino y bonito. Había una mesa en el centro de la habitación y dos sofás a cada lado, había dos personas sentadas, una en cada uno de los muebles.

—¡Usher! —la menor de las dos corrió hacia él en cuanto lo reconoció.

—Por todos los dioses, menos mal que estás bien —dijo aliviado al tener a Skie frente a él—. Desapareciste de repente, temíamos que te hubieran... —tuvo que dejar la frase a medias.

No podía decir frente a Celeste y la que imaginaba era la madame del burdel que los caballeros buscaban a Skie, mucho menos que ella era Skie Blue, así que se conformó con volver a suspirar.

—Mientras veíamos los fuegos artificiales me llevaron a la fuerza, me taparon la boca para que no gritara. De no haber sido por ella no sé que hubiera sido de mí.

—Tú eres el chico del callejón —habló al fin la mujer más adulta—. Siento mucho lo del golpe, pero pensaba que eras uno de los cuervos. Por favor toma asiento —señaló él sofá donde había estado sentada Skie.

Entonces la mujer miró a Celeste y esta con una leve inclinación de la cabeza salió de la habitación. Ahora podrían hablar tranquilamente los tres.

—Primero me presentaré, soy Eliza Manon, la madame de este burdel —dijo cambiando el cruce de sus piernas—. Veo que Scarlett y tú os conocéis.

Usher miró a Skie quien sonrió, se las había apañado para no decir quién era realmente.

—Usher, en efecto la conozco, viajamos juntos con otras personas más.

Eliza asintió lentamente mientras parecía examinarlos a ambos lentamente con la mirada. A pesar de ser una madame tenía un porte fino y elegante, su cabello estaba perfectamente peinado y su maquillaje meticulosamente cuidado, además su ropa quedaba muy bien en contraste con su piel bronceada.

—Usher Sena, cazador de brujas, Skie Blue, heredera al trono de Altair actualmente en busca y captura.

En cuanto dijo eso ambos se tensaron. Aquella mujer era muy avispada, no la habían engañado en ningún momento, ¿cómo pudo averiguar que esa chica era Skie? Podía ser que reconociera a Usher por los numerosos carteles de búsqueda y captura que había a lo largo de Altair con su cara, pero para lo de ella no había ninguna explicación que se le ocurriera en ese instante.

—No os preocupéis, estáis a salvo aquí, no voy a decir nada —aseguró cogiendo un vaso que había sobre la mesa.

Estaban seguros de que ese vaso no contenía agua sino alcohol. Usher y Skie se miraron sin saber muy bien qué decir, al final fue Skie quien se decidió a hablar.

—¿Por qué? —preguntó— ¿Por qué nos mantendrías el secreto?

—No sacaría nada si os delato, además no me creo la versión que da el rey —admitió dejando el vaso de nuevo en la mesa—. Me pareció sospechoso desde un principio que la princesa escapara porque sí. Gyan gana demasiado con esa situación, y admito que no es de mi agrado.

—¿Cómo has sabido que ella es Skie Blue? —preguntó ahora Usher— Pocos ciudadanos fuera de la Ciudad Imperial conocen su aspecto. Y aún no han puesto carteles con su cara.

—Porque aunque han pasado muchos años, y ella ha crecido y cambiado, sigue teniendo esa cara y expresión de cuando era niña.

—¿Me conoce? —preguntó sorprendida.

Eliza asintió y formó una leve sonrisa.

—Hace algunos años trabajé para la reina, la madre de Skie, era su sirvienta predilecta, siempre estaba junto a ella y la ayudaba en todo lo que podía. También cuidé en muchas ocasiones de ti, pequeña.

Skie entonces recordó a Silvia, quien la había cuidado desde que era una niña, ¿no fue siempre ella la que estuvo ahí? No tenía ningún recuerdo de aquella mujer. Lo que sí tenía claro es que Eliza Manon fue para Violet Blue lo mismo que para ella Silvia Woods, la persona en la que más podía confiar dentro del castillo.

—Después de que tus padres murieran Gyan me despidió —rodó la mirada—. Supongo que no quería a nadie tan conectada a los antiguos reyes como yo allí.

—¿Entonces Silvia entró a trabajar mas tarde?

—¿Silvia? Ah, Silvia Woods. Ella entró a trabajar poco después que yo, su trabajo era cuidarte a ti. Ella sí se quedó trabajando en el castillo incluso después de la muerte de los Blue —la mujer suspiró—. Imagino que así Gyan te mantendría contenta y vigilada. Fue después de que me echaran que vine a Termes y monté este negocio, de alguna forma debía buscarme la vida.

La conversación se quedó estancada ahí por unos minutos, Eliza seguía bebiendo y Skie estaba perdida en sus pensamientos. Así que en esta ocasión fue Usher quien rompió el silencio.

—¿Y qué tiene que ver en todo esto el clan de asesinos?

No le gustaba el hecho de que existiera la posibilidad de tener a más gente tras ellos. Ya tenían suficiente con la guardia real, las valkyrias y las brujas como para añadir a un grupo de asesinos.

—Si te soy sincera no estoy muy segura, pero lo averiguaré —aseguró.

Cogió el vaso bebiéndose lo que quedaba de un solo trago y lo dejó vacío sobre la mesa.

—Atrapamos al asesino al que Usher venció, lo tenemos a buen recaudo y lo interrogaremos en cuanto tengamos tiempo —explicó Eliza—. Os informaré de todo lo que diga entonces.

—Lo malo es que no creo que permanezcamos mucho tiempo más en Termes, mañana por la noche nos marcharemos —dijo Usher.

—No te preocupes, le sacaremos la información antes de que os vayáis, de todas formas sabré buscar la forma de contactar con vosotros en caso de que lo necesite —sonrió con seguridad.

—Haz lo que quieras —Usher se levantó del sofá—. Nosotros tenemos que volver.

Skie se levantó también y se fue con el chico hacia la puerta.

—Claro, vuestros amigos estarán preocupados. Mucha suerte aquí en Termes, y tened más cuidado la próxima vez.













—¡No los he encontrado por ninguna parte! —gritó Tet alterado.

Todos habían acabado reunidos frente a la posada donde tenían pensado quedarse en un primer momento. Llevaban ya varias horas buscando tanto a Usher como a Skie, después de que Terry regresara para explicarles la situación todos habían caído en pánico.

«Estaba con Usher cuando unos tíos raros nos atacaron en los callejones. Usher dijo que vio como se llevaban a Skie con ellos, pero luego me separé de él y ya no logré encontrarlo de nuevo», explicó cuando regresó con ellos.

El hecho de que no los encontraran los caballeros o las valkyrias era una buena señal, pero no sabían quienes eran esos hombres de negro o para quién trabajaban. Podía ser que ellos fueran peores noticias que cualquiera de las otras dos opciones.

—Tet cálmate —pidió Nathan.

—¡¿Cómo quieres que me calme?! Usher ha desaparecido, a Skie la han atrapado y ni siquiera sabemos quienes son exactamente, y está apunto de amanecer —expuso todos los puntos—. Como no hagamos algo pronto al final serán los caballeros de la guardia los que nos pillen a nosotros.

Aqua tenía razón, todos lo sabían, pero ponerse nervioso no iba a arreglar nada. Ahora lo que necesitaban era pensar con la cabeza fría.

—¿Qué hacéis ahí gritando? Menuda forma de pasar desapercibidos.

Todos giraron la cabeza viendo como por el fondo de la calle llegaban Sena y Blue. Tet casi sintió como si viera la luz al final del túnel y corrió hacia su amigo, lo que pretendía ser un abrazo terminó siendo un placaje que tiró al azabache al suelo. Skie no pudo evitar reír ante la escena.

—Skie —fue Syo hacia la princesa—. Deja de desaparecer de esa forma, casi nos provocas un paro cardiaco. ¿Dónde estabais?

Escucharon las quejas de Usher en el suelo tratando de zafarse del agarre de Tet, pero el pelirrojo no estaba dispuesto a separarse tan fácilmente.

—Mientras veíamos los fuegos artificiales unos hombres de negro me llevaron con ellos.

—Sabía que esos eran los culpables —dijo Terry.

—¿Usher te encontró? —preguntó Mark.

—Más o menos.

—Será mejor que entremos a la posada, allí os lo explicaré todo —dijo Usher quien se levantó resignándose a tener a Tet enganchado cual garrapata a él por un buen rato.

Como el chico propuso entraron a la posada reuniéndose todos en una misma habitación. Entre Usher y Skie le explicaron a todos sobre el clan de los cuervos negros, sobre el burdel en el que se resguardaron y por supuesto de la identidad de la madame, Eliza Manon.

—No me puedo creer que nosotros estuviéramos preocupados y tu andarás durmiendo en un burdel —se indignó Aqua.

—No es como si estuviera allí porque yo quisiera —rodó los ojos hastiado.

—Así que los cuervos... —dijo Mark.

—¿Los conoces? —preguntó Njord.

—Bastante bien, Nathan y yo nos los topamos varias veces durante nuestras misiones —explicó—. Aunque no hemos tenido problemas nunca con ellos.

—Nosotros como cazadores trabajamos en las afueras de los pueblos, donde se suelen ocultar las brujas. Mientras que ellos como asesinos se mueven más dentro de estos —explicó Nathan.

—Aunque no entiendo por qué irían tras Skie —mencionó Syo.

—¿Extorsión? ¿Pedir un rescate? ¿Usarla en contra del rey? —dio las posibilidades Riker.

—No creo, si eso pasará Gyan estaría encantado, lo que él quiere es quitársela de en medio —negó el albino.

—Sea lo que sea Eliza nos avisará de ello, no sirve de nada seguir dándole vueltas —zanjó Nathan—. Ahora marchaos a dormir, que mañana será un día largo.

Nadie contradijo a peliazul, y mientras que Skie se fue a una habitación individual, Syo se quedó con Nathan y Mark. Pudieron dormir varias horas con tranquilidad, cosa que se veía casi imposible cuando buscaban desesperados a sus dos compañeros.

El primero en despertar fue Syo recién a medio día, se marchó de la habitación para no molestar a los dos mayores y bajó al comedor de la posada para comer. Poco después llegó Nathan en compañía de Usher, Skie, Terry y Njord. Los que más tardaron en llegar, casi cuando los primeros habían terminado, fueron Enver, Zaphod, Tet y Mark, los dos últimos porque se habían quedado dormidos, y los dos primeros no querían saberlo.

Acordaron que serían Zaphod, Tet y Nathan los encargados de comprar todos los disfraces de carnaval, cuantos menos salieran menos llamarían la atención. Zaphod quería llevar a Skie, pero no era muy buena idea, había muchos caballeros que podían reconocerla.

Esperaron por casi una hora a que regresaran de las compras y cuando volvieron le dieron a cada quien su ropa correspondiente.

—Sabía que este estilo te iba a quedar perfecto —sonrió Tet al ver a su compañero.

Usher llevaba ropa bastante discreta, Tet sabía que él no era de llevar ropa muy llamativa ni en ocasiones como aquella. Era ropa de colores grises y negros con algunos toques en dorado, lo más destacable era la capa que llevaba y la mascara que tapaba sus ojos de color dorado, entre esta y la capucha no se le veía prácticamente el rostro.

Tet por su parte iba más llamativo, con ropa en tonalidades rojas y fucsias, referencia a la ropa de los artistas de circos ambulantes, pero era ropa más elegante. Él, como todos, llevaba su propia máscara, que en esta ocasión tapaba parte de sus mejillas también, a diferencia de la de Usher que solo tapaba la parte superior de su cara.

—Me alegro de que me escogieras uno discreto.

—Me tentaba escogerte uno que tenía temática de cisne con unas alas enormes y era de color blanco y plateado —bromeó.

Usher negó con la cabeza manteniendo una leve sonrisa. Llamaron a la puerta y la voz de Nathan se escuchó al otro lado:

—¿Estáis listos?

—Sí, ya vamos —contestó Sena.

Salieron de la habitación y se reunieron con los demás en la planta de abajo, Zaphod, Mark y Nathan se podía decir que eran los mas llamativos pues sus disfraces eran de colores vivos, Terry, Njord y Mirzayeva llevaban tonos fríos como verde, azul o morado, por lo que aunque los trajes eran bastante bonitos no llamaban tanto la atención. Probablemente eran Usher y Syo los más discretos, Usher con su ropa negra, gris y dorada, y Syo con ropa formal blanca y plateada.

Todos tenían máscaras para ocultar sus identidades, y muchos incluso cambiaron un poco sus peinados: Mark no llevaba su característica banda naranja, Syo se dejó el pelo suelto y Riker por el contrario se lo había recogido.

—¡Perdón por la tardanza! —una nueva voz se escuchó tras los recién llegados.

Por las escaleras asomó la princesa Skie. Tet soltó un gritito al verla llegar con el maravillosos vestido que le había conseguido, de color morado y sin volumen, pero con patrones hechos con pequeños brillos y la máscara a juego con el vestido. En la cabeza llevaba un pequeño tocado de plumas y los zapatos eran planos, el tacón no era una buena opción en caso de que tuvieran que salir de allí corriendo.

—Sabía que te quedaría como un guante —dijo Zaphod agarrándola de la mano para ayudarla a dar una vuelta sobre sí misma y verlo bien desde todos los ángulos.

—Si ya estamos todos listos nos vamos —dijo Njord dirigiéndose a la puerta.

Fuera las calles estaban llenas de gente y se escuchaban diversos instrumentos tocando una melodía muy animada dándole ambiente a las calles de Termes. Había varios caballeros en diferentes zonas estratégicas de las calles, pero con tanta gente por todas partes no podían estar tan pendientes de todos.

—¡Espera, ey no os vayáis!

Usher se detuvo al igual que todos sus compañeros, vieron a una chica rubia acercarse a ellos corriendo. Usher y Skie la reconocieron al instante, era Celeste, una de las trabajadores del burdel. Ambos se acercaron a ella.

—Menos mal que os pillo —extendió una carta al chico—. Mi jefa os envía esto, quería que os lo entregara antes de que os marcharais.

—¿Es sobre el clan de los cuervos negros? —preguntó Usher examinando el sobre.

Celeste asintió recuperando el aliento por haber tenido que ir corriendo hasta la posada.

—Al parecer el tío que atrapaste ha hablado, leedla cuando tengáis tiempo.

—Muchas gracias por tu ayuda —dijo Skie dedicándole una reverencia.

—No ha sido nada ¡Que os vaya bien! —se despidió con un gesto con la mano perdiéndose de nuevo entre todas las personas.

—¿Esa es la información de la que nos hablaste? —preguntó Enver.

—Sí, pero primero logremos salir de la ciudad, ya habrá tiempo de revisarla.

Usher la guardó en el bolsillo interior de su chaqueta y se alejó de la posada junto a sus compañeros. La gente gritaba, reía y cantaba en cada esquina, todos se veían extremadamente felices y estaban disfrutando del carnaval.

—Que envidia, ojalá poder estar alrededor de la hoguera bailando y disfrutando —suspiró Zaphod mirando a todos esos grupos de amigos, familiares y hasta parejas que disfrutaban de la celebración.

—Chicos, ¿no hay más caballeros que ayer? —preguntó Syo.

En efecto era un cambio leve, pero parecía que había más concentración que la noche anterior. Podían ser solo imaginaciones pero a ese punto era mejor sospechar que pasar cosas por alto.

—Desde luego ayer no había tantos tan juntos —dijo Nathan—, pero también es verdad que nosotros no pasamos por el centro de la ciudad.

—¡Escondeos! —gritó de repente Skie tirando de Syo hacia otra calle.

Nadie sabía a qué había venido eso, pero lo entendieron rápidamente al ver llegar por el fondo de la plaza dos valkyrias. Al parecer las sospechas de que había más tropas eran ciertas. Con rapidez se fueron junto a los dos que ya se habían escondido, por suerte parecía que no los habían visto.

—No puede ser, ¿por qué está aquí? —vieron que hablaba Skie en voz alta para sí misma mientras andaba en círculos— Esto es malo, muy malo.

—Oye princesita haz el favor de calmarte, ponerse históricos no ayudará en nada —le dijo Syo cruzándose de brazos.

—¿Qué pasa? —preguntó Mark— Entiendo que la presencia de valkyrias os ponga nerviosos, pero no podéis salir corriendo así.

—Habéis llamado demasiado la atención —indicó Njord.

—El problema no es que sean valkyrias, es quienes son esas valkyrias —dijo la chica.

—Es la misma que se interpuso frente a la puerta al huir del castillo ¿no? —preguntó Syo a lo que Skie asintió.

—Valkyria de segundo rango, capitana de división, una de las candidatas para ascenso a comandante de primer rango, Jade Greene —dijo—. Ella y yo nos conocemos desde niñas y prácticamente nos criamos juntas. Si hay alguien que puede reconocerme es ella.

—Tendremos que confiar en que el disfraz y la máscara hagan su trabajo —dijo Zaphod, pero esto no pareció convencer del todo a la chica ni a muchos de los cazadores.

—No deberíamos jugárnosla de todas formas, evitemos la plaza y demos un rodeo —propuso Mark pero no tuvieron tiempo de poner el plan en marcha.

—¿Todo bien por aquí ciudadanos?

Una voz femenina pero segura y diligente se escuchó a sus espaldas. Al parecer su retiro tan apresurado y repentino hacia un callejón si que había llamado la atención y una de las valkyrias se había acercado a ver qué sucedía.

Skie trató de cubrirse discretamente detrás de Mark y Syo dejando que los chicos se ocuparan de todo. Daría menos problemas si no se hacía notar demasiado. Por lo menos no era Jade o Glacia, sino una valkyria a la que así de pronto no reconocía indicando que no había pasado tanto tiempo con ella.

—Sí, todo bien —se adelantó a hablar Nathan—. Es la primera vez que venimos al carnaval de Termes y nos sentimos algo abrumados con tanta gente.

Aquella chica los examinó un poco con la mirada, debió concluir que todo iba bien pues se mostró comprensiva.

—Venís de un un pueblo pequeño del exterior ¿cierto? Suele sucederle a personas de esa clase de zonas que al ver aglomeraciones se agobien —dijo la chica—. Solo acostumbraros poco a poco, y tened cuidado con los ladrones, los callejones oscuros no son seguros por la noche.

—¡Señorita Gender! —gritaron.

Una segunda valkyria se acercó al grupo, esta vez Skie si que se tensó. Era nada más y nada menos que Glacia, la mano derecha de Jade. Ella si la reconocería como no andaran con cuidado.

—¿Estas bien? —le susurró Syo.

—Es Glacia, me reconocerá.

—¿Sucede algo por aquí? —preguntó Glacia al ver el grupo frente a ella.

—No es nada —negó la chica—. Todo está bien.

Glacia paseó la mirada uno por uno por los chicos presentes, debido a la oscuridad de aquella calle y las máscaras no podía ver demasiado sus rostros. Notó a otra persona que parecía protegerse detrás de uno de los chicos del grupo. Estaba dispuesta a dirigirse hacia la chica cuando una explosión los alertó a todos.

Una nube de humo a lo lejos acompañó al atronador sonido al instante. Todos, incluso las dos valkyrias, se tensaron al instante. Los gritos de la gente no tardaron en escucharse en todas direcciones, y desde aquel callejón veían a las personas de la calle principal correr en estampida.

—Eso ha venido de la plaza principal —dijo Azul.

—¡Brujas! ¡Brujas! —se podía distinguir entre los gritos de terror.

—¡Rápido, reunámonos con la capitana y los caballeros! —ordenó entonces la de cabello más corto.

Así las dos valkyrias corrieron fuera de la calle y se perdieron entre la multitud. Skie pudo respirar de nuevo sabiéndose a salvo, o al menos a salvo de las valkyrias, pues ahora tenían otro problema.

—Usher, Tet, Terry, Njord, acompañad a Skie y Syo fuera del pueblo, protegedlos —dijo Mark—. Nathan, Enver, Zaphod y yo nos ocuparemos de ayudar con esas brujas.

—¿Estáis seguros de eso? —preguntó Njord— Sé que somos cazadores de brujas, pero estando aquí los caballeros no es muy seguro ir.

—Solo iremos a echar un vistazo —dijo Nathan—. Ayudaremos a quien podamos a huir de la zona y nos reuniremos con vosotros en la salida.

Njord asintió y se marchó junto al resto. Por otro lado el grupo de Nathan, Mark, Zaphod y Enver siguieron el camino de las valkyrias. Al salir a la calle principal las personas corrían como si su vida dependiera de ello, muchas gritaban o lloraban aterrorizadas, mientras que otras estaban confundidas. Nathan estaba seguro de que muchos solo corrían porque todos lo hacían, sin siquiera saber el por qué.

Eran como un rebaño de ovejas, donde si una se tiraba por el precipicio todas lo hacían.

Entre los cuatro ayudaron a varias personas de camino a la plaza de la ciudad, de donde había venido el estruendo anterior. Una anciana que no podía correr y ayudaron a huir de allí, una niña perdida a la que llevaron junto a sus padres y un hombre que se había torcido el tobillo al ser pisado por alguien durante la estampida.

Cuando llegaron a la plaza había varios caballeros y también valkyrias tratando d aguantar el tipo. Enver fue el primero en alzar la mirada, viendo así como había alguien flotando en el aire a varios metros de altura. Parecía ser un hombre, un chico joven de pelo blanco envuelto en ondas eléctricas violetas.

A veces una de esas ondas salía disparada hacia abajo golpeando algún edificio, el suelo pavimentado de la plaza o incluso a algún caballero. Estos debían cubrirse en todo momento con los escudos para no recibir un golpe directo de los rayos que la bruja despedía.

—Eso es mucho poder —dijo Nathan.

Incluso a la distancia a la que ellos estaban se podía sentir la energía maligna bruta que emanaba aquel ser.

—Debe de ser al menos un rango A —dijo Enver.

—Es raro —mencionó Riker—. No está atacando, ni siquiera se mueve.

En efecto la bruja se mantenía estática en el cielo. El chico solo miraba con una sonrisa en la cara a los caballeros que había abajo. No parecía tener intención de hacer nada más por el momento.

—¡Todos en posición! —gritó entonces un chico que llegó por una de las calles a la plaza.

Por la armadura que llevaba debía de ser el capitán al cargo. Una de las valkyrias, una pelirroja, reaccionó también a la voz del capitán y también comenzó a dar ordenes rápidamente al reato de mujeres.

—¡Como ha dicho el capitán Blade a posiciones!

En cuanto el tal Blade se acercó lo suficiente desenvainó su espada. En ese instante aparecieron unos extraños agujeros negros por todo el cielo y de estos salieron disparados lo que parecían unos aguijones o púas. El color rojo brillante que poseían los hacían realmente llamativos y algunos ciudadanos que aún no habían huido de la zona exclamaron con asombro y admiración:

—Es el caballero real Vladimir Blade, el aguijón escarlata.

Mark fue el primero en reconocer el nombre. El aguijón escarlata era el nombre que aquel caballero había recibido literalmente por aquel ataque que acababan de presenciar.

Desde que Gyan Cinquedea implemente cursos de magia entre los caballeros y las valkyrias ver cosas así era bastante común. La magia había dejado de ser algo que se limitara a los sabios de Altair o a unos pocos hechiceros afortunados. Con el aumento de brujas, llegó la necesidad de mejorar las tropas.

No todos eran capaces de usar ese tipo de hechizos, por supuesto. La magia se limitaba a los caballeros y valkyrias de rangos altos, capitanes y comandantes. Y era por eso que incluso los cazadores de brujas, o bandas organizadas como los ya famosos cuervos negros, se andaban con mucho cuidado cuando se topaban con un alto cargo del ejercito del rey.

La bruja esquivó como pudo los ataques enviados por el caballero, y por fin se dignó a hacer algo, irónicamente no atacó, sino que reforzó su defensa envolviéndose en un escudo de esa misma energía eléctrica púrpura.

—Mejor vámonos de aquí —dijo Riker—. Si el famosos aguijón escarlata está aquí no tendrá problema para ocuparse de una sola bruja aunque sea de rango A.

—Sí, será mejor que aprovechemos ahora que están distraídos para alejarnos todo lo posible del pueblo —asintió de acuerdo Mirzayeva.

Nathan y Mark tampoco le dieron muchas más vueltas al asunto. Les seguía pareciendo raro que aquel tipo se limitara a observar y defenderse sin atacar a los caballeros. Pero no era el momento de investigar eso, ahora tenían otras cosas más importantes entre manos.














—Tardan demasiado —dijo Njord.

—Tranquilo, no hay que ponerse nervioso —negó Tet—. Seguro que están al caer. Hay mucho tumulto ahí dentro y deben tener cuidado de no toparse con los caballeros.

—Creo que no fue buena idea separarnos —Terry también había comenzado a ponerse nervioso.

Y no era para menos, estaban ya bastante lejos de Termes y aun así podían ver esos rayos violetas desde hacía rato. También el ruido de la batalla no pasaba desapercibido.

Era raro que las brujas atacaran una ciudad grande y llena de seguridad como lo era Termes en pleno festival. El peligro que representaban las brujas era cada vez peor y esto era la demostración pura de ello. Estaba claro que ver al oráculo era una necesidad real, tenían, no, debían saber que estaba pasando. Ese era su deber como cazadores.

—Vaya no esperaba ver cazadores por aquí.

Lo siguiente fue esquivar una enorme columna de fuego de un salto. Njord tuvo que agarrar a Skie y tirar de ella, por culpa del fuego ellos dos y Tet quedaron separados de Usher, Terry y Syo. Las llamas, avivadas por la hierva seca y los arbustos, actuaban como un muro que les impedía reunirse.

Lo más llamativo es que estar eran de ese mismo color violáceo que tenían los rayos que veían venir desde Termes. Sabiendo lo que eso significaba se limitaron a mirar a la persona de pie frente a ellos. Se había quedado parado a unos 20 metros de distancia y los miraba de vuelta con una amplia sonrisa.

Su aspecto de piel blanca como una hoja de papel, orejas puntiagudas y pelo negro como el mismo abismo a la vez que largo, confirmaban que en efecto era una bruja. Probablemente de rango A por el alcance y poder de ese fuego violeta, sumado a ese aura espeluznante que emanaba de él.

Los cazadores y Syo tomaron sus armas poniéndose alerta. Tet y Njord cubrieron a Skie como pudieron para que por nada del mundo se pudiera acercar a ello.

—¡¿Estáis todos bien?! —gritó Usher a los del otro lado del muro de fuego.

—¡Sí, todos bien! —gritó de vuelta Tet.

—No pensaba que me encontraría con unos cazadores de brujas al salir de la ciudad, y eso que Ruger decía que sería un trabajo aburrido —dijo el tipo de pelo negro—. ¡Sabía que pasaría algo interesante!

Njord frunció el ceño al notar que toda aquella situación divertía a la bruja, mientras que por otro lado ellos estaban tensos. Las brujas siempre habían jugado con ventaja respecto a ellos. Las brujas tenían magia, los cazadores tan solo sus habilidades en combate, su ingenio y sus armas. Odiaba cuando los subestimaban por ellos de esa manera.

—Aprovechemos para divertirnos un rato y... —la sonrisa del chico desapareció al instante— ¡No puede ser! —se llevó las manos desesperado a la cabeza, como si le hubieran dado una terrible noticia.

Los demás estaban totalmente confundidos, al menos hasta que Syo notó que los rayos que venía desde la ciudad habían parado. ¿Habían derrotado a la bruja que había allí?

La bruja suspiró, no parecía preocupado por ese detalle, más bien enfadado o molesto.

—Podía haberse quedado distrayéndolos un rato más —bufó—. En fin lo dejaremos para otro día. Ruger me espera, y no me apetece que se enfade conmigo porque llegué tarde.

«¿Distracción? ¿Todo lo que ha pasado en la ciudad era solo una distracción? Pero una distracción ¿para qué?» comenzó a pensar Syo, quien trataba de reorganizar sus ideas.

Sin que pudieran hacer nada para impedirlo el chico se marchó de allí entre una nube de humo negro y llamas moradas. El fuego que les impedía reunirse se apagó casi al instante después de que se fuera.

¿Qué estaba pasando ahí?













Nombre: Enver.

Apellido: Mirzayeva.

Apodo(s):
Honebami (escogido por él mismo).

Fecha de nacimiento y edad: 20 de septiembre, 22 años.

Altura: 1'77 m.

Ocupación: Cazador de brujas.

Rango: Una estrella.

Ayudante: Zaphod Riker.

Rasgos más característicos: Extrovertido, socializa con facilidad pero aún así es muy difícil ocupar un lugar importante para él más allá de un conocido. Es bueno expresándose y dirigiendo a otros, piensa en el bienestar de todos y es bastante responsable en cuanto a lo profesional. Puede llegar a ser bastante estricto y enérgico a la hora de cazar o pelear. Nunca ha mostrado compasión por sus víctimas ni tiene remordimientos sobre ellas.

Arma principal: Katana.

Arma secundaria: Arco.

Campo en el que destaca: Emboscada.

Habilidades principales: Sabe preparar ungüentos y algunos remedios para heridas o enfermedades suaves. Ligado a esto entiende bastante de plantas medicinales así como de venenos. Tiene muy buen sentido de la orientación y es capaz de controlar su entorno con facilidad. Aprende con mucha facilidad al ser muy observador.

Debilidades principales: Es demasiado manipulable emocionalmente. No es muy fuerte físicamente, no puede cargar mucho peso él solo. Estar expuesto por demasiado tiempo a viento fuerte y continuo hace que empiece a sufrir de dolor de cabeza, su oído se distorsiona empeorado por los efectos psicológicos haciéndole creer que escucha gente hablar. Todo esto lo hace estar muy irritable y agresivo.

Magia: (—)

Crush: Zaphod Riker.

Character Song: Carrousel — Amir e Indila.

Extras:

—Tiene una cicatriz en el brazo derecho, esta es la marca de cuando la bruja que asesinó a su familia lo atacó.

—Se ha hecho dos tatuajes hasta el momento: un relámpago y un ojo. Este último imitando la marca de ojo que tienen algunos cazadores de su gremio, caballeros y valkyrias.

—Usa mucho el cuero en sus conjuntos. Suele llevar también un par de capas de ropa ya que al moverse en el bosque suele hacer frío y también así se protege un poco de heridas.

—Le encanta ir a las tabernas o fiestas de las ciudades a las que va para probar la comida y celebrar sus victorias junto a Riker o simplemente pasarlo bien, hace de cada comida una cita con su pareja.

—Odia la suciedad, es muy escrupuloso en estos aspectos.

—Aunque adora la cerveza no le gusta beber vino ya que se emborracha con facilidad, tampoco suele beber agua en tabernas o restaurantes por el miedo a las enfermedades, sólo bebe cuando él mismo la hierve.

Y aquí tenemos la actualización de la semana. Creo que por el momento seguiré actualizando una vez a la semana, y si algún día puedo, dos veces. Me centraré sobre todo en Witch Hunters por un tiempo y puede que caiga algún capítulo de Freak Circus por ahí.

Por diversas razones no puedo llevar el mismo ritmo de escritura que antes. Peto en cuanto me sea posible lo trataré de recuperar uwu

Mientras tanto espero que os haya gustado este capítulo.

~Nova/Dreamer

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