Capítulo 7
—¡¿Cómo se te pudieron escapar?! —gritó Cinquedea.
El rey, a pesar de mantenerse sentado en la sala del trono, estaba realmente enfadado. En ese momento ni siquiera un demonio o el mismísimo satán darían más miedo que él. Los caballeros frente a él tan solo podían agachar la cabeza en señal de arrepentimiento, y esperar que no cayeran las represalias sobre ellos.
—¡Son cazadores de brujas, no magos! ¡No pueden desparecer así como así!
—Su majestad, de verdad que lo sentimos muchísimo —contestó el caballero que parecía estar al cargo de toda aquella operación—. Cuando entramos a la biblioteca no estaban, tampoco nadie los vio salir por ninguna parte del edificio y aunque examinamos todo el lugar a conciencia no vimos otras posibles salidas ocultas.
—¡Pues las habría! —golpeó con el puño cerrado el brazo del trono— Una persona no se desvanece, pero sois tan ineptos que ni sabéis por donde se fueron.
Ninguno de los presentes se atrevió a decir nada más al estar siendo víctimas de la mirada penetrante del rey. El príncipe se mantenía también en silencio en el trono de al lado, ni se le pasaba por la cabeza decir algo, no quería sufrir la ira de su padre. A su lado de mantenía el guardaespaldas personal de Quentin Cinquedea, que parecía mirar con burla, aunque no lo dijera en voz alta, a aquellos caballeros que habían metido la pata.
Gyan llevó sus dedos al puente de su nariz tratando de tranquilizarse. Por mucho que gritara a esos incompetentes no se iba a arreglar la situación. No sabía qué estaban buscando aquellos cazadores de brujas en la biblioteca de la capital, pero lo averiguaría tarde o temprano.
—Vladimir Blade —llamó al chico que encabezaba a los caballeros—. Primogénito de la familia Blade, una familia noble con una larga tradición de caballeros de la guardia real. A pesar de tu juventud ya eres un caballero de primer rango, el más alto rango para un caballero. Con tan solo veintidós años has alcanzado lo que todo caballero quiere.
Vladimir se mantenía con la cabeza agachada y mirando al suelo mientras escuchaba las palabras del rey. No sabría decir qué daba más miedo, si el rey enfadado o el rey extrañamente tranquilo.
—Me han comunicado que anoche te cruzaste con al menos uno de los miembros de ese grupo, que impediste que uno de los grupos de caballeros hablaran con ellos —dijo.
Vladimir se vio sorprendido por sus palabras, miró de reojo a los tres chicos que sabía que estaban detrás de eso pero en seguida devolvió la mirada al suelo. ¿Cómo se habían atrevido a echarle a él la culpa? Ese trío tampoco tenía ni idea de que aquella chica era una cazadora de brujas, solo iban en busca de molestar a los viajeros.
—Al menos te diste cuenta de tu error y trataste de regresar para atraparlos, ¿a qué se debió?
—Esa tarde tenía que dejar algunos informes, y fue cuando encontré entre todos los papeles los carteles de búsqueda de varios cazadores de brujas. Por casualidad, al mirarlos por encima, reconocí una de las caras —explicó recordando como al pasar la mirada le resultaron familiares aquellos rasgos—. Era la chica de la noche anterior, aunque estaba algo oscuro podría reconocerla perfectamente. Así que salí de inmediato con un escuadrón a buscarlos.
—¿Cómo supiste que estaban en la biblioteca? —siguió inquiriéndole Gyan.
—Preguntando a los ciudadanos si habían visto a la chica llegamos a la posada donde se habían hospedado esa noche. El dueño nos dijo que escuchó como hablaban de buscar la biblioteca —explicó—. Nos dijo también que venía acompañada de otras dos chicas y cinco chicos. Imaginó que eran más cazadores.
Todo aquello a Cinquedea le sonaba extraño. Los cazadores nunca iban a la Ciudad Imperial por obvias razones, ¿por qué de repente fueron varios de ellos? ¿Y por qué específicamente a la biblioteca?
—¿Habéis interrogado a la bibliotecaria?
—Lo hicimos. Solo nos dijo que los vio entrar y dividirse para buscar algo entre las estanterías. Luego los perdió de vista y cuando llegamos nosotros ellos ya no estaban —recordaba como aquella señora había empezado a desvariar durante la conversación y lo tuvieron que dejar estar—. Es una anciana después de todo.
Gyan se quedó pensativo unos minutos. Por el momento no le daría importancia, tenía problemas mayores en ese momento de los que ocuparse y no solo de unos cazadores de brujas con ganas de molestar. Tenía que ocuparse de los embajadores y la princesa de Cyril, y también tenía que buscar a Skie.
Su plan había salido bien después de todo, Skie acabó fugándose de verdad y eso daría más credibilidad a su historia. Pero era una chica astuta y podía liársela si se descuidaba, era mejor mantenerla bajo vigilancia.
—Está bien, lo pasaré por alto esta vez —terminó por decir Cinquedea—. Pero no te pasaré ni un fallo más Blade. Espero que no decepciones las expectativas que tengo puestas en ti.
—No lo haré majestad, se lo prometo. Si esos cazadores se atreven a poner un solo pie más en la capital los arrestaremos.
—Ahora retiraros —ordenó.
Todos se apresuraron a salir de la sala. Ya que se habían librado de un castigo no querían jugársela y continuar enfadando al rey.
—¿No te interesa saber qué podrían estar buscando en la biblioteca? —preguntó Quentin a su padre— ¿O más bien qué han podido llevarse?
Gyan se levantó del trono dirigiéndose hacia la puerta más cercana.
—No me interesa lo que hagan mientras que no se interpongan en mis planes —dijo con voz clara—. Ya me desaré de ellos cuando el reino sea completamente mío y esa niña malcriada deje de molestar.
Cerró la puerta una vez salió del lugar. A pesar de que su padre dijera eso a Quentin le seguía picando la curiosidad, ningún cazador se arriesgaría a viajar hasta allí por nada.
—¿En qué piensas? —preguntó su guardaespaldas, Aimé Quintet.
—Creo que mandaré a algunos caballeros a registrar una vez más esa biblioteca —dijo levantándose de su asiento también.
—¿Sospechas algo?
—Los cazadores nunca juegan limpio, aunque mi padre no quiera darles importancia no creo que sea bueno dejarlos moverse a su aire.
—¡Sois un desastre! ¿Cómo se os pudo ocurrir decirle al rey que todo fue culpa de Blade? —les regañaba uno de los caballeros.
—McArthur tranquilo, no tiene sentido enfadarse —intervino Vladimir.
Doug McArthur, un caballeros de segundo rango, era la mano derecha de Vladimir desde que este ascendió el primer rango. Eran amigos y vecinos pues sus familias no solo vivían en casas contiguas, sino que eran viejos amigos desde hace años por lo que los dos hijos de los Blade y el hijo de los McArthur se había criado juntos. Si había alguien que pensara que Vladimir se merecía su ascenso ese era él. Por ello que otros caballeros como Infinity, Dracon o Rex trataran de ensuciar su nombre le molestaba de sobremanera.
—¿Quieres decir que debimos de mentir al rey? —preguntó Remington.
—Eso es imperdonable y está penado —le siguió Dracon.
Doug estuvo a punto de gritarles de nuevo pero Vladimir se lo impidió. No tenía paciencia cuando se trataba de esos tres, sólo les importaba ganar reputación aunque por el camino se cargaran la de los demás.
Sabía perfectamente que no habían informado a Cinquedea por deber o por querer librarse de un posible castigo, tan solo querían hacer quedar mal a su superior. Rex aún le guardaba rencor a Blade porque le robó, según él, el ascenso a primer rango. El simple hecho de imaginarse a aquel tipo siendo uno de los altos cargos de la guardia real le daba un escalofrío.
—Si no tienes nada más que decir me voy, tengo cosas mejores que hacer —dijo Infinity dándose media vuelta.
—¡Beyond! —gritó Doug siendo ignorado.
Rex y Dracon también se fueron por su propio lado. Doug suspiró teniendo que tragarse su enfado, no es como si pudiera golpearlos por causar molestias. Aunque ganas no le faltaban.
—Esos tres traen más problemas que ventajas a la guardia —dijo peinando con sus dedos su flequillo—. No sé como algún superior no los ha echado ya.
—Son fuertes y experimentados después de todo, además poseen las marcas y hace años que no encontramos a más personas con ellas —explicó Vladimir comenzando a caminar siendo seguido por su subcapitán.
Años atrás la guardia real descubrió las grandes habilidades de las personas con aquellas marcas de nacimiento tan extrañas. Daba igual que poseyeran la marca del sol o la del ojo, eran reclutados quisieran o no para ser caballeros.
Vladimir lo sabía de primera mano, pues aunque él no tuviera una marca, su hermano menor Víctor sí. Tenía la marca del ojo, igual que Rex Remington. Dracon e Infinity por otro lado tenían la marca del sol, y quizá era porque él no la tenía que ellos pensaban que no merecía su puesto. No contemplaban que los caballeros sin marcas pudieran optar al rango superior de caballero, a ser capitanes.
—Hazme un favor, no le comentes nada de todo esto a mi hermano —pidió Vladimir—. Ya sabes que él saltaría a por ellos por darme problemas, más con Infinity. La relación entre ellos dos sigue tensa y esto solo la empeorará.
Doug asintió aunque algo a desgana.
—Ellos dos antes se llevaban muy bien ¿verdad? Recuerdo haberlos visto un par de veces durante su entrenamiento de novatos y pasaban mucho tiempo juntos —comentó el pelimorado—. ¿Qué les pasó para llegar a esto?
—Ni yo estoy seguro, no me lo llegó a contar nunca y no me quiero meter en sus asuntos si él no quiere —admitió el más alto—. Pero por lo que me enteré hubo un problema relacionado con otro recluta durante su formación.
No preguntó nada más mientras caminaban saliendo al fin del interior de las murallas del castillo. Vladimir se despidió de los dos caballeros que vigilaban la entrada y continuó su descenso por aquella colina para volver al cuartel general de la guardia.
El cuartel estaba al pié de la montaña sobre la que se alzaba el castillo. Era también una construcción bastante grande que contenía no solo las oficinas de la guardia real, sino también las habitaciones donde vivían todos los caballeros, las cocinas, salones, baños y demás zonas comunes donde convivían. También estaban los patios de entrenamiento y un segundo edificio conectado donde se quedaban los nuevos reclutados que estaban en su entrenamiento antes de ser caballeros oficialmente.
—¿Tienes algo que hacer? —le preguntó Vladimir a Doug al llegar a la puerta del cuartel.
—No, ahora mismo no tengo trabajo pendiente.
—En ese caso ven conmigo, voy a visitar a los novatos y luego tengo que ir a hablar con el capitán general. Está viendo entrenar a los novatos, así podrás ver las habilidades de la nueva generación con tus propios ojos.
Asintió siguiendo de nuevo a su amigo y superior. De todas formas prefería acompañarlo a estar sin hacer nada dando vueltas por el edificio, además si se topaba con Remington o alguno de esos no prometía poder evitar darles unos buenos golpes. Mejor desfogar con algo que no le pudiera acarrear un castigo por mal comportamiento.
Caminaron por el interior del edificio hasta llegar al patio de entrenamiento de los novatos. Todos estaban puestos por parejas en ese momento practicando combate con espadas y lanzas, solo se escuchaba el chocar de los metales y las voces de los reclutas.
Vladimir recorrió con la mirada el lugar hasta toparse con una cara conocida. Caminó hacia el chico que estaba supervisando desde un lado los entrenamientos.
—Buenos días Silas —saludó llevando la palma de su mano derecha al corazón, haciendo así el típico saludo entre caballeros de Altair.
—Buenos días capitán Blade —le devolvió el saludo el chico de corta cabellera verdosa.
—Ya sabes que no hace falta que me llames capitán —rió algo incómodo—. Hicimos el reclutamiento juntos.
Silas Amsel era otro de los caballeros con los que Vladimir mantenía una relación más cercana. Tenía un segundo rango dentro de la guardia real, el mismo rango que McArthur o Remington. El chico de melena verdosa y ojos lilas había entrado a la guardia real al mismo tiempo que Vladimir a pesar de tener dos años menos que este, por lo que los entrenamientos los habían hecho juntos al igual que la prueba de iniciación.
Esta prueba se hacía después de un año de entrenamiento y quienes la pasaban eran quienes finalmente entraban a la guardia. Los que no la pasaban tenían la opción de seguir entrenando y presentarse al año siguiente, o simplemente retirarse y volver a sus casas.
—Pero eres un capitán, así que así lo prefiero —dijo el chico con aquella actitud seria tan común en él—. Si un superior supiera que te trato como a un compañero más podría tener problemas.
Vladimir suspiró, cualquier cosa que en ese reino se saliera del protocolo era un problema. Eso le agobiaba bastante a veces, esas normas eran asfixiantes y podías meter la pata muy fácilmente. La vigilancia estaba sobre todo sobre los altos cargos, un error y estabas jodido.
—¿Cómo van los novatos? —intervino Doug al verse interesado por lo que hacían.
Silas miró al grupo antes de hablar.
—Hay algunos muy prometedores —admitió—. Son treinta nuevos reclutas, cinco de ellos tienen marca: dos la del ojo y tres la del sol. De hecho ¿ves a aquel chico?
Silas señaló a un chico bastante joven que entrenaba algo más cerca de ellos. Su pelo verde claro lo hacía destacar bastante, estaba enfrentándose a otro chico que se veía mayor y más corpulento que él y aun así le iba ganando.
—Es bueno —susurró Doug.
—Su nombre es Fei Rune —dijo Silas..
—¿Rune? ¿De esos Rune? —preguntó Vladimir.
Silas asintió. Los Rune era una de las familias de la "nueva nobleza". Familias burguesas que pasaron a ser consideradas nobles tras el paso de Gyan Cinquedea al trono. Eran una familia que se dedicaba principalmente al comercio de joyas, no se sabía de nadie de su familia que hubiera sido caballero, así que Fey estaba abríéndose el camino por sí mismo en este nuevo campo.
—Para ser el primero de su familia es muy habilidoso —comentó Vladimir.
—Es uno de los que poseen la marca del sol —se limitó a decir Silas—. Aun así es cierto que se desenvuelve muy bien.
De una estocada más vieron como Fei mandó a volar la mandoble de su rival y lo tiró al suelo. Con su hoja apuntó al cuello del chico tirado en el suelo proclamándose como ganador del enfrentamiento.
—Bueno no queremos entretenerte más, se ve que estás ocupado vigilando sus entrenamientos, ¿sabes donde está el capitán general?
—Si te refieres al Capitán Blaze está allí arriba —Silas señaló un pasillo que quedaba al descubierto al cruzar entre el edificio de los novatos y el del cuartel general.
Vieron al rubio mirar los mismos entrenamientos que ellos pero desde unos metros más arriba, no estaba solo, era acompañado por Dave Quagmire. Dave parecía estar hablándole de algo, pero el rubio no le prestaba demasiada atención y solo asentía a lo que le decía.
—Aprovechad para hablar con él ahora, en un rato tiene una reunión importante —les indicó Silas.
Vladimir asintió ante la indicación de su compañero y se despidió caminando hacia las escaleras más cercanas. Estas entraban en el interior del edificio, y en la segunda planta el pasillo daba al especie de puente que comunicaba ambos edificios. Allí vieron como Blaze y Quagmire continuaban observando los entrenamientos, el rubio más que el azabache.
—Capitán Blaze —llamó la atención de ambos Vladimir.
Vladimir llevó la palma de la mano a su corazón una vez más para saludar a su superior. Doug imitó al de pelo azul oscuro y el gesto fue respondido por los dos mayores.
—¿Qué le trae por aquí, Blade? —preguntó Axel.
Notaron como Dave suspiró, parece que no había conseguido decirle todo lo que necesitaba. En ese punto, y por lo que habían visto desde abajo con Silas, no había que ser muy espabilado para notar que Axel usaba cualquier escusa para desentenderse de la conversación. Sea lo que sea que Dave contara no parecía ser del agrado e interés del capitán general.
—Vengo a decirle que el capitán Laggerfeld cambió las reuniones de este mes. Partinus y Stonewall están de misiones en las fronteras de Altair, tuvo que ajustar los días para que ambos pudieran asistir a las reuniones de los caballeros de primer rango.
—Es verdad, creo que comentaron que iban a vigilar la frontera con Cyril por la llegada de los embajadores —comentó Axel—. Y que de paso aprovecharían para hacer algunas gestiones y ver como iba todo con los caballeros de la frontera.
—Me cuesta creer que Stonewall quiera quedarse allí tanto tiempo —comentó Dave arqueando una ceja.
—Creo que son ordenes del rey —explicó Vladimir—. Ni siquiera él se atrevería a desobedecer una orden directa de su majestad.
—Y hablando de eso, escuché que hoy tuviste que reunirte con él —dijo Dave.
Vladimir suspiró rascando su nuca.
—Sí, me ha caído una regañina —admitió.
—¿Y eso?
—Anoche se colaron unos cazadores de brujas en la Ciudad Imperial, resulta que algunos caballeros y yo nos topamos con dos de ellos, pero los dejamos escapar al no reconocerlos. Aunque esta mañana fuimos a atraparlos ya habían escapado.
—Cinquedea estaría que echaba humo —dijo Axel y Vladimir soltó una tenue risa.
—Me libré por poco, pero ahora me vigila con lupa.
En ese momento se empezó a escuchar mucho jaleo abajo. Cuando los cuatro miraron al patio de entrenamiento vieron que algunos novatos se habían enzarzado en una fuerte discusión que subía de nivel. Vieron como Silas, que hablaba con otro de los novatos, se acercaba rápidamente hacia ellos.
—Iré a ver que sucede —dijo Dave horrorizado y se marchó rápidamente por donde Vlad y Doug acababan de llegar.
—Siento tener que interrumpir la charla pero yo también me voy —dijo Axel en cuanto vio a Dave desaparecer dentro del edificio—. Voy a ver si con suerte consigo algo de tranquilidad.
Como habían pensado Axel tenía ya ganas de marcharse, la conversación que le estaba dando Quagmire, fuera cual fuera, no le estaba gustando demasiado. Vladimir y Doug se despidieron de él y vieron como se alejaba en la dirección contraria a la que se había ido el otro chico. Ambos se miraron y no pudieron evitar que se les escapar una risa por el actuar del capitán general.
Regresaron caminando al interior del edificio y bajaron por las escaleras, ahora que ya habían avisado a Blaze de todo lo que debían no tenían nada más que hacer.
—¡Capitán Blade!
Habían hablado demasiado pronto.
Los dos se giraron viendo acercarse a dos chicas vestidas con armaduras hacia ellos. Eran Vlakyrias, era raro verlas por el cuartel general de la guardia real. La valkyrias tenían su propio cuartel al otro lado de la capital.
Vladimir reconoció enseguida a Jade Greene y su mano derecha Glacia Vessal, ambas se acercaban con paso firme, incluso parecían algo apresuradas. Greene era una valkyria de segundo rango, y la favorita entre las valkyrias para ser ascendida a primer rango en la próxima ceremonia de ascensión que aquellas guerreras tuvieran. Glacia por otra parte había sido la gran ayudante de Jade desde que ingresó al cuerpo, ambas se entendían bien y se compenetraban aún mejor en combate.
—Menos mal que al fin te encuentro —dijo la pelirroja una vez estuvo a la altura de los dos chicos.
—¿Ha pasado algo? —se adelantó a preguntar Doug.
—Hay noticias de última hora, han llamado a algunos caballeros y valkyrias para que partan de inmediato hacia Termes.
—¿Termes? —preguntó Vladimir.
Sabía perfectamente que eran las fiestas de aquella ciudad, pero ya habían enviado a una división de la guardia real allí a vigilar. Podía haber aglomeraciones de gente en esas fechas, pero no creía necesario enviar a más activos allí. Y mucho menos veía necesario enviar a las valkyrias.
Las valkyrias eran el cuerpo militar favorito del rey, eran rectas y destructivas, cumplían sus misiones a cualquier precio. El rey solo desplegaba a aquellas mujeres cuando alguna situación se salía de control, para amedrentar al resto de naciones o por algún conflicto grave.
—Al parecer es por culpa del Clan de los cuervos negros. Hay gente que ha dado la voz de alarma diciendo que los han visto rondando por la ciudad.
—Eso es malo —le dijo Doug.
Y tenía toda la razón.
El Clan de los cuervos negros era un clan de asesinos que habían ganado fuerza los últimos años en Altair. Habían aprovechado las tensiones políticas tras la muerte del Rey Morgan Blue y su esposa la Reina Violet para hacerse con influencias en varias aldeas y ciudades de mala muerte.
Los caballeros no habían sido capaces de atrapar a ninguno de los miembros del clan de asesinos todavía. No sabían lo que pretendían, lo que buscaban conseguir, y eso los hacia criminales muy peligrosos. El Clan de los cuervos negros y las brujas que asolaban Altair eran las dos mayores amenazas del reino en la actualidad.
—¿Qué pretenden esos asesinos en Termes?
—No lo sé —negó Jade—. Pero el rey ha dicho que quiere que los eliminemos de una vez, cuando me llamó pidió explícitamente que vinieras a Termes tú también.
—Te querrá poner a prueba después de tu fracaso con los cazadores de brujas —habló Glacia con una sinceridad brutal.
La chica de hebras verdes no tenía pelos en la lengua a la hora de decir algo. Ahí donde la veías toda calmada y servicial podía ser el mismo demonio si se lo proponía, el sarcasmo era su mayor aliado.
—Está bien, reuniré a un escuadrón e iremos para allá —aceptó finalmente Vladimir.
—Perfecto, yo iré a por mis valkyrias también —dijo Jade retirándose del lugar junto a Vessal.
—¡Víctor no! —gritó Michael interponiéndose frente al chico.
El mencionado tuvo que retroceder mientras tensaba la mandíbula y fruncía el ceño, se notaba que estaba muy enfadado. El moreno lo empujó hacia atrás impidiendo que volviera a abalanzarse hacia Beyond que se cubría su mejilla golpeada.
—¡¿Qué diablos te pasa en la cabeza?! —gritó Infinity.
—¡Eso debería preguntárselo yo a ti! —lo señaló de manera amenazante— Es la tercera vez este mes que metéis a mi hermano en problemas, dile a Yale y Remington que les partiré la cara si siguen haciéndolo. ¡Y aplícatelo tú también!
Estaba junto a Michael comiendo en la cantina cuando vio a Infinity llegar a la sala junto a Nirvana. Ambos venían hablando de algo que hacía que Infinity riera, normalmente él ignoraba las conversaciones en las que aquel tipo participaba, pero en aquella ocasión pudo escucharlo. Pasaron cerca de ellos e Infinity no se dio cuenta de la presencia de Víctor a tiempo.
«Remington se la tiene jurada» le decía con una amplia sonrisa a Aum «A este paso no tardarán mucho en darle la patada a Vladimir».
Notó que Víctor, el hermano menor de Vlad, lo había escuchado tan solo cuando recibió el puñetazo de este en su mejilla.
Después de que Michael interviniera logrando alejar a su amigo de Beyond, Nirvana también reaccionó yendo a ver como se encontraba su compañero. Ambos se sujetaban la mirada con una clara expresión de odio e ira en ellas. Cada uno por motivos diferentes.
—Vamos, no merece la pena —le dijo Nirvana.
Infinity lo miró no muy convencido, sus ganas de saltarle a la yugular a aquel chico aumentaban al mismo ritmo que el dolor de su cara por el puñetazo. Probablemente quedaría algo rojo e hinchado por un tiempo. No soportaba a Víctor, su mera presencia le resultaba molesta, siempre tenía que meterse en los asuntos que no le importaban.
—¡¿Ahora vas a huir?! —siguió gritando Víctor llamando la atención de aún más personas.
Muchos caballeros se vieron alertados por la reacción del menor, había varios comiendo en la cantina al igual que él. Un grupo llegaba desde fuera alertados por todo el alboroto.
—Basta ya, al final nos regañaran —le dijo Michael.
Igual que aquellos compañeros llegaban, podría hacerlo en breves momentos un alto mando, y eso no sería bueno para ellos. Víctor tenía todas la de perder si algún superior preguntaba, había testigos que lo vieron lanzarse a por Infinity sin motivo aparente, y la propia mejilla roja del azabache sería una prueba de que lo había golpeado de verdad. La pelea entre caballeros están estrictamente prohibida, pues unos guerreros de élite no podían dar esa clase de espectáculos.
Aum por fin logró sacar de la sala a Infinity y con ello el humor de Víctor se calmó. Michael logró arrastrarlo fuera también, no había logrado ni terminar de comer tranquilo.
—No puedes pelear con Infinity cada vez que lo veas —le reprochó.
Tal vez Michael no era el mejor para decirle eso, él mismo sabía que él también solía meterse en peleas por culpa de su orgullo. Pero lo que Beyond y los suyos buscaban eran hundir a los Blade por a saber qué razón, y si Víctor reaccionaba de esa forma solo les estaría ayudando a conseguirlo.
—Ese tío me pone de los nervio.
—Ya, algo he notado.
Caminaron hasta salir del cuartel y llegar a la entrada. Un poco de aire fresco vendría perfecto en aquella situación.
—¿Qué te pasa con Infinity? —preguntó el de cabello celeste de la nada.
Víctor permanecían en silencio, así que Michael aprovechó para continuar hablando.
—Puedes alistarte para ser caballero a partir de los quince años, cuando yo entré como novato para entrenar a los dieciséis tu ya hacía un año que habías entrado a pesar de que tenemos la misma edad. Para aquel entonces ya te llevabas como el perro y el gato con él, sin embargo escuché rumores que afirmaban que durante vuestro adiestramiento erais buenos amigos.
—Las cosas cambian.
—Pero lo vuestro fue de la noche a la mañana —interrumpió Ballzack—. Según me enteré empezasteis a llevaros mal tras la prueba final.
—Como tú ya bien sabes, la prueba final para pasar a formar parte oficialmente de los caballeros es una prueba complicada —comenzó a hablar Víctor, aunque no parecía tener intención de decir mucho al respecto—. Es ahí, entre la desesperación, la angustia y el cansancio, donde te das cuenta de lo que son capaces realmente las personas. No podía soportar seguir llevándome como si nada con alguien como él.
Michael no dijo nada más, sabía que cualquier pregunta que hiciera ahora no iba a recibir una respuesta. Conocía a Víctor desde hacía el suficiente tiempo como para saberlo.
El sonido del trote de unos caballos llamó la atención de los chicos que miraron hacia la puerta que conectaba con la parte de los establos. Vieron salir de allí a varios caballeros, entre ellos Víctor distinguió a su hermano, así que nada más hacerlo se acercó corriendo rápidamente a él.
—Vlad —llamó su atención y el mayor sonrió— ¿A dónde vais?
—Una misión de último momento a Termes —explicó—. Necesitan más efectivos, al parecer el clan de los cuervos negros está haciendo de las suyas por ahí.
Había varios caballeros acompañando a su hermano, entre ellos reconoció a Caesar Cornell, Doug McArthur, Bryce Withingale y Claude Beacons, el primero era de tercer rango al igual que Michael, mientras que los otros tres eran superiores, de segundo rango. Un nuevo sonido de cascos de caballo hizo que mirara en la otra dirección viendo a un pequeño grupo de unas cinco valkyrias acercarse a ellos.
—¿También mandan a las valkyrias? —preguntó Víctor.
—Solo unas pocas, por lo visto la situación está fea allá y el rey no quiere que haya problemas durante las fiestas de Termes. Sería una mala propaganda para nuestro reino, ya somos el ojo de la tormenta por culpa de la brujas, no nos conviene tener más problemas —le explicó su hermano mayor.
—¿Estáis listos? —preguntó Greene en cuanto estuvo frente a los caballeros.
Vladimir asintió y Jade llamó a una de las chicas para que se acercara. Aún subidas en los caballos sacaron un mapa y señalaron algo hablando entre ellas.
—Roko llevará el mapa, ella suele tener adjudicada la zona de Termes para las vigilancias y se conoce el terreno como la palma de su mano —explicó Jade.
Víctor vio como con que grupo de cinco Valkyrias también iba la inseparable mano derecha de Jade, Glacia, y para su sorpresa también las acompañaba Azul Gender.
La chica de cabello oscuro, cuyo flequillo tapaba por completo su ojo derecho, y ojos de un morado grisaceo era una de las valkyrias de segundo rango. Ocupaba el mismo rango que Jade, haciéndolas a ellas dos las de un mayor cargo en ese pequeño escuadrón. Eso se les hizo raro, ya que para lo pequeño que era el grupo alguien como Jade se podría haber ocupado sola de un puñado de valkyrias de tercer rango o inferior.
Si ellas dos iban juntas solo podía significar que Gyan de verdad iba enserio con lo de deshacerse de una vez de ese clan de asesinos. Hacía poco que la princesa Skie Blue había huido y abandonado su cargo, seguro que quería cerrar la boca de aquellos que se quejaban de él como monarca.
Deshacerse de un clan de asesinos como el de los cuervos negros serviría mejorar muchísimo la opinión pública sobre él. Era una oportunidad que definitivamente no iba a desaprovechar. La última valkyria que componía aquel grupo, además de la tal Roko, era Katya Felis. Víctor la conocía solo de vista pero había escuchado rumores sobre lo buena guerrera que era, además de que poseía la tan aclamada marca del sol igual que Jade.
—Perfecto en ese caso nos marchamos —ordenó Vladimir haciendo que todos los caballeros a su cargo formaran para marchar de inmediato—. Nos veremos en unos días —se despidió de Víctor.
Nombre: Vladimir.
Apellido: Blade.
Apodo(s):
El aguijón escarlata (nombre dado por los ciudadanos).
Fecha de nacimiento y edad: 13 de septiembre, 22 años.
Altura: 1,78 m.
Ocupación: Caballero de la guardia real.
Rango: Primer rango de caballero.
Rasgos más característicos: Es alguien noble y leal que siempre da su mayor esfuerzo. Defiende sus ideales ante todo y no se vendería por nada, lo único que no se permitiría hacer es traicionarse a sí mio. Es alguien protector y que lucha porque siempre se sepa la verdad.
Arma principal: Mandoble.
Arma secundaria: Sica.
Campo en el que destaca: Ataque.
Habilidades principales: Tiene bastante fuerza y por ello a pesar de usar una espada a dos manos, que son bastante pesadas, puede moverla con relativa facilidad. Es un gran líder y da las ordenes necesarias y más convenientes en cada momento. Es de los mejores caballeros a la hora de montar a caballo.
Debilidades principales: Por el peso extra que supone su arma, adicional a la armadura, no es muy rápido o sigiloso. Tiene problemas a la hora de hacer que los más rebeldes del grupo le obedezcan. A veces es demasiado bueno con aquellos a los que se enfrenta.
Magia: Aguijones escarlata.
Crush: ¿Desconocido?
Character Song: (—)
Extras:
—Es uno de los dos caballeros de primer rango más joven junto a Damian Laggerfeld.
—Mantiene una relación muy unida con su hermano menor, Víctor Blade, se les ve comúnmente entrenar juntos cuando ninguno tiene trabajo por hacer.
—Ha sido reconocido por el propio Gyan Cinquedea como uno de sus capitanes favoritos, se cree que es por su lealtad ciega.
—Hay rumores sobre una supuesta relación amorosa con una de las valkyrias. Aunque nada está confirmado y han empezado a pensar que solo son exageraciones por el morbo al ser algo que está prohibido.
Después de más de dos meses sin actualizar al fin traigo capítulo. Sé que ha pasado mucho, pero entre el tiempo que me tomé en octubre para hacer el OCtober, y el descanso que me di en noviembre, pues no he podido avanzar mucho con la escritura.
Como ahora se vienen las maravillosas vacaciones de navidad aprovecharé todo lo que pueda para escribir. Me gustaría avanzar sobre todo esta historia y Freak Circus.
Espero poder retomar el ritmo de escritura o como mínimo actualizar una vez a la semana. Tal vez algunas semanas con suerte dos veces.
~Nova/Dreamer ♥
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