Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 5

Usher sintió su pulso acelerarse al notar el frío filo del cuchillo demasiado cerca de su cuello. Aquella tercera persona también había usado su otro brazo para pasarlo sobre su pecho e impedir que se moviera.

—Syo no creo que eso sea necesario... —dijo la chica.

Esta se veía preocupada por la situación del cazador, aunque sinceramente a Usher, estando en la situación en la que estaba, lo que menos le preocupaba en ese momento era la chica frente a él. Tenía que encontrar una forma de quitarse de encima al tipo que lo retenía.

—No sabemos quién es o qué hace aquí —dijo el chico tras él—. Si lo dejo ir podría dar la voz de alarma de que nos ha visto.

—Como si no tuviera nada mejor que hacer —dijo Usher logrando que el agarre en él aumentara.

—Cierra la boca.

—No creo que este chico vaya a hacer nada en nuestra contra, es más, creo que somos nosotros los que ahora mismo estamos atentando sin motivo contra él —frunció el ceño la chica.

Ella si que era lista. Ojalá y su maravilloso amigo le hiciera caso. Usher sentía como el filo del cuchillo ya comenzaba a cortar levemente la piel de su cuello.

—Suéltalo.

Usher no sabía qué pasaba ahora, pero reconoció la voz de Snio. Vaya, la última persona que quisiera que fuera a rescatarlo.

Notó como el cuchillo y los brazos de aquel extraño lo soltaban y pudo retomar la distancia. Se giró viendo al fin la cara de su atacante, este era ahora el que tenía el filo de la espada claymore de Njord demasiado cerca de su cuello.

—Tira el cuchillo —ordenó el chico y aquel albino tuvo que obedecer.

—¡Syo! —la chica quiso correr hacia él cuando otra persona la agarró del brazo reteniéndola con brusquedad.

Terry había dado la vuelta y había salido también del interior del bosque. Atrapó a la chica de vestido elegante antes de que pudiera hacer algo y la amenazó apuntándole a la cara con su Katar.

—No le hagáis daño —exigió el albino que parecía llamarse Syo.

—No estás en la posición de exigir cosas —negó Njord—. Menos cuando hasta hace dos segundos casi le rajas el cuello a uno de los nuestros, que además iba desarmado.

Syo tensó la mandíbula sabiendo que los papeles habían cambiado. Ahora el cazador se trasformó en la presa. Lo que teniendo en cuenta en lo que trabajaban Usher y los otros dos se volvía muy irónico.

—Los llevaremos al campamento, que Evans decida qué hacer con ellos —dijo Terry empujando a la chica.

—Ahora con las manos quietas y andando, o no me hago responsable de que lleguéis sin alguna extremidad —amenazó Njord.

Vio como los cuatro se alejaron en dirección al campamento. Usher se apresuró en recoger la leña a por la que había ido en primer lugar, menuda noche les esperaba, y eso que él pensó que sería tranquila.

Ya tenía varias ramas en los brazos, así que siguió el camino por el que Terry y Njord llevaron a los dos extraños. Al llegar al campamento el chico albino estaba atado, mientras que la chica simplemente permanecía sentada a su lado. Seguramente consideraron que con lo tranquila que parecía ser no sería necesario atarla también.

—¡Usher! —Tet corrió hacia él nada más verlo— ¿Estás bien? ¿Te han hecho daño? —preguntaba tratando de examinar su cuerpo en busca de algún tipo de herida.

—Estoy bien, Tet. No te preocupes —aseguró dejando la madera sobre el resto que Enver y Zaphod ya había acumulado.

—Njord y Terry nos han contado lo sucedido, menos mal que fueron a ver por qué tardabas tanto —dijo Tet—. Además decían que habían escuchado algo raro.

Usher miró a los dos mencionados que se encontraban hablando con Mark y Nathan. Mientras tanto eran Riker y Mirzayeva quienes vigilaban a sus nuevos invitados.

—Fue error mio dejar mis armas aquí, debí llevármelas.

—No es como si pudieras saber que unos locos te atacarían de la nada.

—Pero sabía que el bosque no era el lugar más seguro.

Tet negó alejándose un poco de su compañero, dejándole respirar un poco al sentir que comenzaba a agobiarse. Entonces fue que notó el pequeño corte en su cuello y se lanzó a él de nuevo.

—¡Tienes un corte! —aquel grito alertó al resto también.

—Tet, no exageres, no es nada.

—Pero es mejor revisar eso —Nathan se acercó a ellos para examinar también la herida.

Como Usher ya había dicho era muy superficial y apenas salían un par de gotas de sangre por ella. El problema era el pensar que si no hubiera sido por Njord y su ayudante, esa herida podría haber sido mucho peor.

—Lo sentimos muchísimo —se disculpó la chica de pelo azul—. No queríamos hacerle daño. Solo nos temimos lo peor al verlo cerca de nosotros en él bosque.

El chico a su lado rodó los ojos y se mantuvo desinteresado en toda esa conversación. Para ser el principal causante de todo el problema estaba siendo demasiado orgulloso.

—Ese vestido no es precisamente para andar por el bosque —habló entonces Mark—. Es más, es del estilo del que suele llevar la nobleza de Altair, así que yo me pregunto qué hace una noble en mitad del bosque.

—Y con un tipo como él —señaló Riker a su compañero.

—Yo... Bueno...

—Necesitamos que nos lo expliques para que soltemos a tu compañero —indicó Nathan—. Si no nos veremos obligados a entregaros a la guardia real.

—¡No, a la guardia no! —gritó la chica.

Todos se vieron sorprendidos por su reacción. No se veía como la clase de persona que pudiera tener problemas con la ley, quizá su amigo sí, pero ella definitivamente no. Incluso llegaron a pensar que era alguna noble a la que había secuestrado y llevaban a la fuerza.

—Está bien, os lo explicaré todo, pero por favor no nos llevéis ante la guardia real —suplicó la fémina.

—No creo que sea buena idea —habló por primera vez el albino desde que llegó al lugar.

—No tenéis otra opción —sentenció Njord haciendo bufar al chico atado.

—Veréis, mi nombre es Skie, Skie Blue —ante la mención del nombre la sorpresa fue general.

No, no podía ser esa Skie, era imposible. Skie Blue, la princesa heredera de Altair, no tenía ningún sentido que se encontrara en aquel bosque, con aquellas pintas y sin ningún tipo de escolta. El albino que la acompañaba no parecía contar como tal.

—Sí, es la princesa —afirmó Syo—. Es difícil de creer pero es la verdad.

—Claro, ¿y por qué la princesa estaría aquí? —cuestionó Terry.

—Me escapé del castillo porque el rey Gyan trató de encerrarme —dijo yendo directa al grano—. Quería fingir que había huido del reino para ocupar él mi lugar como rey para siempre. Me encerró en las mazmorras del castillo pero logré escapar gracias a una amiga y él —señaló a Syo.

—Sé que el Rey Gyan no es el mejor rey que hemos tenido, pero de ahí a tratar de quitarse de en medio a la autentica monarca... —comentó Tet mirando a sus compañeros.

—La amiga que me ayudó a escapar me dijo también que fuera a visitar al oráculo a los Valles de Oxia —continuó explicando—. Íbamos ahora mismo de camino allí. No sabemos por qué ella nos manda a visitarlo, pero tal vez pueda ayudarme a regresar a casa.

—Estábamos por aquí cerca cuando vimos el humo de vuestra hoguera —señaló Syo con el mentón el fuego frente a ellos—. Íbamos a marcharnos para que no nos vierais cuando nos cruzamos con vuestro compañero. Pensábamos que erais caballeros que buscabais a la princesa y por eso lo atacamos.

—Después nos dimos cuenta de nuestro error. Pero ya nos había visto y no podíamos arriesgarnos a que diera la voz de alarma —terminó de explicar Skie.

—No diremos que os hemos visto —negó Mark—. Os creemos, aunque me gustaría que me explicaras un poco mejor lo que pasó con el rey.

Skie asintió accediendo a contarlo todo desde el principio. Estuvieron varios minutos escuchando a la chica hablar, enterándose sobre el plan del rey, sobre los visitantes de Cyril y lo que pintaba Syo en todo eso.

—Lo que pasa es que los Valles de Oxia son una zona muy peligrosa —dijo Enver—. Por mucho que Kurosaki te acompañe él es solo un criminal... sin ofender.

—No lo haces —se encogió de hombros Syo.

—Sin alguien adecuadamente formado para el combate no hubierais llegado muy lejos —aseguró Njord.

—Seguramente es por eso que Silvia me pidió que me pusiera en contacto con los cazadores.

—¿Cazadores? —preguntó Mark.

—Cazadores de brujas —aclaró—. Seguro que ella ya sabía sobre las bestias de los valles, y por eso me dijo que los buscara. Pero por mucho que Syo y yo hemos estado preguntando por ellos hace varios días que parece que han desaparecido.

Todos miraron a Mark que se quedó pensativo, nadie se atrevía a decir nada sin la aprobación del que era su líder. Skie los miró curiosa, pero Syo ya había entendido lo que ahí pasaba.

—Vosotros sois cazadores de brujas ¿cierto?

Skie miró a su compañero sorprendida y luego al grupo con brillo en sus ojos.

—¿Sois cazadores? ¡Entonces podéis ayudarnos!

—Para el carro anda —interrumpió Terry—. Nunca hemos accedido a hacerlo, tenemos nuestros propios problemas.

—Los cazadores suelen viajar de dos en dos, el cazador y su ayudante —habló de nuevo Syo—. Ver trabajar juntos a varios cazadores es muy extraño a no ser que se trate de un grupo grande de brujas o alguna de alto rango. Si hay tantos aquí juntos debe tratarse de algo grande.

—Sabes muchas cosas sobre cazadores —mencionó Njord y Syo se encogió de hombros.

—Por favor, de verdad que necesitamos llegar al oráculo —pidió Skie—. Ahora mismo sé que no tengo con qué pagaros, pero prometo que cuando solucione todo esto os compensaré adecuadamente.

—No hace falta —intervino Mark—. Entendemos tu situación y te ayudaremos.

Skie sonrió agradecida, de verdad que estaba desesperada en lo que concernía a ese asunto. No hubiera sabido qué hacer si ellos se hubieran negado. Aunque ciertamente algunos no parecían muy convencidos de esa decisión. No dijeron nada al respecto de todas formas.

—Nosotros también nos dirigimos a los Valles de Oxia, tenemos una visita que hacerle al oráculo —mientras que la princesa los miró con sorpresa, Syo lo hizo con cautela—. Como vamos al mismo lugar no nos cuesta nada acercaros hasta allí.

—Muchas gracias —agradeció Skie casi queriendo echarse a llorar.

—Soltadlo —dijo Nathan señalando al chico albino.

Njord y Terry no estaban muy seguros, pero obedecieron y quitaron las cuerdas a Syo. El chico suspiró al sentirse libre de nuevo. Luego miró a Usher que seguía manteniendo las distancias al lado de Aqua.

—Perdona —dijo refiriéndose a la escena que habían vivido antes.

Usher negó quitándole importancia al asunto, aunque Tet frunció el ceño en señal de que no se fiaba del todo de él.

—Ahora íbamos a cenar, si no habéis comido aún uniros a nosotros —propuso Mark acercándose al fuego.

Nathan siguió a su compañero y el resto de cazadores fueron tomando lugar también. Skie miró a Syo que asintió antes de acercarse también.

Enver atravesó algo de carne en unos pequeñas ramas que fue pasando al resto. Skie tomó el suyo sin saber muy bien qué hacer con él, se notaba que la carne estaba cruda por lo que entendía que aún no debía comérselo. Miró a Syo y este clavó el otro extremo del palo en la tierra dejando el trozo de carne, que parecía ser pollo, cerca del fuego.

—¿Te ayudo? —miró a su lado donde estaba sentado Zaphod.

—Por favor, le extendió su rama.

Zaphod la clavó también en el suelo aunque con más delicadeza que Kurosaki. Luego lo inclinó para que la carne comenzará a hacerse.

—Cuando veas que comienza a tomar un tono dorado es que ya está en su punto. Lo coges y puedes comerlo ya —explicó el chico.

—Oh que curioso, es divertido —sonrió la chica.

—Imagino que al ser una princesa jamás comiste de esta forma —comentó Nathan—. Todo lo harían en las cocinas del castillo.

—Sí, los cocineros se ocupaban de ello y los sirvientes ponían la mesa, traían la comida y luego lo limpiaban todo —dijo.

Skie se dio cuenta entonces de que había sonada tremendamente creído, parecía que se lo daban todo hecho, y es que aunque esa era la verdad no le gustaba sonar presuntuosa. En comparación con esos cazadores que estaban acostumbrados a todo y a hacer las cosas por ellos mismos, se sintió muy poca cosa. Su cara tomó un tono carmín por la vergüenza.

—Ay cielo, no te avergüences —rió Zaphod—. Eres la princesa Skie Blue, es normal que tu estilo de vida sea radicalmente diferente.

—Prometo acostumbrarme a todo esto rápido —trató de arreglar la situación.

—Por ahora procura no quemar nada —señaló Syo la carne de la chica que ya estaba tomando un tono oscuro.

Skie cogió la rama rápidamente antes de que la carne se quemara, quemándose ella en el proceso.

—¡Ay!

Soltó la rama que Syo cogió en el aire y volvió a clavar en el suelo en un movimiento rápido.

—Ya te dije que tuvieras cuidado —bufó.

—También habría que cambiar tu ropa —indicó Riker.

—Si... No creo que ese vestido sea lo más útil en este caso —estuvo de acuerdo Nathan—. Tet ¿crees tener algo que le sirva?

Aqua era el chico más bajo y con una complexión más delgada de todos los presentes, por ello si alguien podía estar cerca de la talla de Skie ese era él. Aun así se notaba que le sacaba varios centímetros de altura así que probablemente su ropa le quedaría algo grande.

—Tengo algo, se lo arreglaré como pueda para que aguante hasta que lleguemos al próximo pueblo —dijo el pelirrojo—. Ahí le compraremos algo más acorde a ella.

—Sin ese vestido llamarás menos la atención y podremos ir por los caminos principales y entrar a los pueblos sin tener que preocuparnos —dijo Syo.

—Admito que es un poco molesto —indicó Skie cogiendo de nuevo su pedazo de carne y dándole un mordisco.

Estaba más bueno de lo que esperaba, tal vez podría acostumbrarse a todo eso. Se iba a convertir en una autentica aventurera.

La cena terminó y Tet la acompañó hasta donde había dejado su mochila sacando una muda de ropa. Unos sencillos pantalones de color marrón oscuro y una camisa blanca con una chaqueta en tonos verdes, además de unas botas que se veían ya algo gastadas por el uso. Aun así estaban en perfecto estado.

Skie lo tomó todo y se alejó un poco, detrás de algunos árboles y arbustos para cambiarse. Se deshizo del pomposo vestido azul y de los zapatos con algo de tacón que ya le mataban los pies. Aunque esa ropa, de haber seguido en el castillo, jamás la hubiera usado, ahora la sentía como oro caído del cielo. Se sentía mucho más cómoda y liviana.

Tomó el vestido y los zapatos y regresó junto a los demás dejándolo todo en el suelo. Tet se acercó para hacerle un dobladillo en la parte de abajo del pantalón, para que este no arrastrara por el suelo, y lo metió por dentro de las botas. Skie también se remangó un poco pues le sobraba un poco de manga.

—Yo lo veo perfecto —dijo el pelirrojo.

—Y ahora toca ocuparse de esto.

Njord tomó el vestido y Terry los zapatos y los lanzaron al fuego ante la sorpresa de Skie. El fuego aumentó de tamaño por la tela que ardía en su interior.

—Es demasiado grande y pesado como para ir tirando de él —se limitó a decir Njord.

—Perdona por eso —se diaculpó Nathan sintiéndose algo mal por estar quemando la ropa de la chica.

—No te preocupes, entiendo el punto —dijo mirando como su vestido se reducía a cenizas entre las llamas—. Tampoco me gustaba tanto.













En tan solo un par de días llegaron al primer pueblo por el que debían pasar. Aprovecharon para dormir aquella noche en una posada y así que Skie estuviera algo más cómoda. La chica no estaba acostumbrada a vivir en el campo y se notaba, para empezar lo de los insectos no lo llevaba demasiado bien, los mosquitos la acribillaban por la noche.

Tet y Zaphod la acompañaron por las tiendas de ropa de aquel lugar para que se comprara algo decente y no le quedara dos tallas más grande. Pudo encontrar unos pantalones negros y una camiseta celeste que le quedaban a la perfección. Compró unas botas nuevas y una chaqueta de un marrón oscuro que combinaba con su calzado.

Con eso y otra muda por si acaso ya se dio por contenta. Ella y Syo no llevaban dinero encima pues huyeron del castillo con lo puesto, y no quería que aquellos cazadores tan amables gastaran mas de lo estrictamente necesario, no sabían cuando podrían necesitarlo.

Por otro lado las cosas entre Syo y los cazadores aún estaban algo tensas. Usher y Tet no confiaban del todo en el chico después de que este atacara al cazador por la espalda. Njord y Terry directamente no estaban de acuerdo conque él y la princesa los acompañaran, sentían que eran un lastre para el grupo. Incluso su viaje se había vuelto más largo por las constantes paradas que debían hacer por la chica. La princesa no estaba en la mejor forma, no podía aguantarles el ritmo de caminar por horas sin descanso.

Mark y Nathan trataban de mantenerlo todo bajo control con algo de ayuda de Riker y Mirzayeva, que eran más neutros en todo ese tema. No tenían los argumentos suficientes para negarse a viajar con aquellos dos, pero tampoco estaban seguros de que fuera una buena idea. Tan solo querían que aquella extraña atmósfera desapareciera de una vez.

Skie no era idiota. Aquellos chicos podían pensar que tan solo era una princesa mimada que no sabía lo que pasaba a su alrededor, pero notaba perfectamente que ella y Syo no estaban siendo los bien recibidos del todo. Sabía que aquellos cazadores realmente trataban de que estuviera cómoda, lo agradecía la verdad, y como no quería causarles más problemas era hora de esforzarse ella también.

No podía seguir retrasandolos cuando sabía que ellos también tenían cosas importantes que hacer. Así que se propuso entrenar un poco, aguantar la caminata sin parar cada día un poco más, incluso caminar un poco por las noches antes de a dormir para acostumbrarse a los irregulares caminos del bosque. Hasta había pedido ayuda a Enver para aprender a usar armas blancas.

Syo ya le había dicho en su momento que los caminos eran peligrosos, sobre todo para una chica indefensa como ella. Nathan también se lo comentó en una ocasión y fue esto lo que la empujó a pedirle ayuda al pelirrosa. No se sentía muy bien recibida por Njord y Terry, Mark y Nathan siempre estaban ocupados y no quería molestar más a Usher y Tet después del mal primer encuentro.

—No, tienes que sostenerlo más firme, con fuerza, sino te lo podrán quitar fácilmente —dijo el chico haciéndole una demostración.

Chocó su cuchillo con la daga que le había dejado a Skie y la hizo volar de su mano de un movimiento. La daga cayó al suelo y el cuchillo de Enver apuntaba directo a su garganta manteniendo la distancia.

—¿Ves?

Skie parecía algo frustrada, ya llevaban algunos días practicando pero ella no parecía mejorar nada. Seguía cayendo en los mismos errores que al principio.

—No te enfades, no has tocado un arma en tu vida, es normal que te cueste al principio.

Enver caminó para coger la daga y volvió a extendersela.

—Lo sé, pero es que me siento demasiado torpe.

—Solo entrenamos una hora por la mañana temprano y otra por la noche antes de dormir, con dos horas diarias no mejoraras tan rápido como te gustaría —le explicó—. Además solo llevamos tres días. Date tiempo ¿sí?

Skie suspiró y tomo de nuevo la daga entre sus manos. Esperaba que Enver tuviera razón y pronto fuera capaz de defenderse por si misma.

—No soy el mejor usando cuchillos, es probablemente que si te esfuerzas algún día me superes —comentó el chico mirando a su alrededor.

—Mucha fe me tienes —sonrió rodando los ojos.

—Será mejor que lo dejemos por hoy, está oscureciendo ya —en efecto ya estaba bastante oscuro y apenas se veían ya las caras—. Mañana llegaremos a Termes y tenemos que estar descansados. Allí tendremos que estar atentos en todo momento para que los guardias no vayan a vernos.

Skie asintió y lo siguió junto al resto que ya se encontraban preparando la cena. Esta vez se limitarían a comer algunos frutos secos y frutas que habían podido comprar en el pueblo anterior. No habían tenido tiempo de cazar nada.

—¿Cómo vais? —preguntó Enver sentándose al lado de su pareja.

Zaphod se echó para el lado apoyando su cabeza en el hombro del más alto. El chico parecía estar cansado y se le cerraban los ojos.

—Estamos mirando las entradas del pueblo, entraremos por un camino secundario para no llamar mucho la atención —explicó Mark.

Él y Tet estaban enfocados en mirar el mapa que el más joven había llevado consigo. Este, a diferencia del que tenía Mark, mostraba una vista más centrada en Termes y podían ver más a fondo los caminos que conectaban con el pueblo y las calles interiores.

—¿Te encuentras bien? —le preguntó Enver en un susurro a su novio.

—Sí, solo estoy muy cansado —dijo cerrando los ojos—. Con una noche de sueño estaré mejor, ha sido un día duro.

—Es verdad que hoy hemos caminado más que otros días. Teníamos que recuperar el tiempo perdido para poder llegar mañana a Termes.

Enver llevó su mano al rostro de Zaphod apartando un mechón de pelo. Luego acarició con cuidado su mejilla sin querer perturbar la calma del chico.

—Vámonos a descansar ¿sí?

Zaphod asintió levemente y con un poco de ayuda de Enver se levantó de su sitio y se fueron a los sacos de dormir que habían preparado. Estaban hechos con piel de animal para que fuera cálido debido al pelo de este, y estaban forrados por dentro de telas para hacerlo más cómodo.

Tet miró como aquel par se retiraba y luego se centró en Usher que estaba llevando a cabo el mantenimiento de su lanza. El chico estaba concentrado en afilar la punta y revisar que el mango no estuviera roto.

—¿Está tu cuello mejor?

—¿A qué te refieres? —preguntó sin mover su mirada de su arma.

—Ya sabes de lo que hablo, la marca —Usher dejó de mover la lanza y se quedó mirándola fijamente—. Sé que le dijiste a Harrold que en las últimas semanas te estaba ardiendo. Escuche a Hocus y Pocus hablar de sus marcas también y además no soy idiota, si yo no puedo engañarte tú a mí tampoco.

Usher suspiró y por fin miró al pelirrojo que estaba cruzado de brazos y los miraba severamente.

—No quería preocuparte.

—Lo haces más si no me cuentas las cosas.

—Tet... —iba a protestar, en el último momento decidió que no era buena idea— La marca hay veces que molesta, y otras que ni siquiera recuerdo tenerla. No es como si pudiera evitarlo o entender el por qué.

Usher volvió a su tarea y desvió la mirada de la de Aqua. El pelirrojo no parecía estar convencido del todo de la respuesta que había recibido.

Usher fue la primera persona a la que conoció con esa marca cuando era un niño, de hecho se habían criado juntos y otros muchos niños donde ellos vivían también las poseían. Nunca le dieron mucha importancia ya que para ellos era normal, al menos hasta que tuvieron que enfrentarse al mundo exterior. Ahí fue que notaron que no eran para nada normales, y que de hecho eran solo unos cuantos quienes las tenían.

Hocus y Pocus Sesame, Shawn Frost, Lucian Dark, David Samford, Jordan Greenway, Nicola Rocco Deleito, Hunter Foster y Lucas Skywalk eran los únicos que conocían con dichas marcas. Mientras que los Sesame, Dark, Deleito y Samford tenían la misma marca que Sena, esa especie de ojo, Frost, Greenway, Foster y Skywalk tenía la otra marca, la del sol.

Era increíble que, aun habiéndose juntado un pequeño grupo con aquella condición, no habían logrado sacar nada en claro de por qué las tenían. Ni con años en el gremio luchando contra todo tipo de brujas y viajando por todo Altair habían conseguido más información. Muchos ya se habían dado por vencidos con el tema.

Quería ayudar a su amigo, de verdad que quería, pero no sabía ni por donde empezar. ¿Qué le hacía pensar que si ni los cazadores o la mismísima guardia real había dado con la respuesta él si lo haría? Debía dejar de delirar con esas cosas. Lo mejor que podía hacer era permanecer a su lado y apoyarlo de la mejor forma posible.

—Yo también me voy a descansar —anunció Syo levantándose del suelo y marchándose hacia el árbol más cercano con ramas gruesas.

Era el único de los presentes que prefería dormir en las ramas de los árboles que en un saco. Según él así podría estar listo en caso de que hubiera una emergencia.

El resto no tardaron en ir retirándose también. A la mañana siguiente habría que madrugar y dar la última caminata hasta Termes, una vez salieran de aquel pueblo ya solo quedaban dos días más hasta llegar a los Valles de Oxia. Eso era otro tema que los tenía preocupados. Con bestias o sin ellas a ninguno le daba buena espina todo aquello.













—No me voy a poner un disfraz negro como si fuera de luto —negó Zaphod por quinta vez haciendo bufar a Terry.

—Te recuerdo que vamos de incógnito, para que no nos noten, camuflaje ¿te suena algo de eso?

—Terry Archibald, es un carnaval, allí la gente va vestida de manera llamativa, justo ir de negro como si vinieramos de un funeral sería lo que llamaría la atención —se defendió el ayudante de pelo morado.

—No sé yo hasta que punto es buena su lógica —alzó una ceja Syo.

—Tú déjalos, es mejor no meterse en sus cosas —advirtió Nathan divertido.

Hacía ya un par de kilómetros atrás que aquella discusión se había desatado. Tet sacó a flote el tema de los disfraces y las máscaras para la noche y donde las obtendrían. Como Njord y Terry ya habían pasado más veces por esa ciudad, pues era su terreno de caza habitual, fueron los que les explicaron que en esa época cualquier tienda de ropa vendía mascaras y trajes para la ocasión.

La idea había acabado emocionando a Aqua y Riker, empezaron a hacer planes sobre qué tiendas podrían visitar, incluso sobre la ropa que podrían ponerle a Skie. Era el momento de ambos para lucir ropa diferente a la cotidiana, no todo en aquella vida eran cuero y pieles.

—Ahí está —anunció Mark—. Ya estamos en Termes.

Como el mayor dijo aquel pueblo ya se veía a lo lejos. Era bastante grande y se veía salir una columna de humo del centro del pueblo, seguro que era la hoguera de la que tanto se hablaba.

—Y justo a tiempo, ya estaba comenzando a anochecer —dijo Enver.

—Desde aquí desviémonos al camino secundario —dijo Nathan mirando con un catalejo la entrada del pueblo.

A pesar de la oscuridad que ya se cernía aún podía ver algunas cosas nítidamente. Y gracias a las luces del pueblo pudo ver a algunos caballeros de la guardia real montando guardia por alrededor. Si los veían llegar seguro que les paraban a ser un grupo tan grande o les pedían identificaciones. Encima puede ser que los aldeanos no conocieran a la princesa Blue, pues eran pocos los que alguna vez la vieron en persona, pero los guardias definitivamente la reconocerían.

Tuvieron que dar un pequeño rodeo por la zona de granjas. El mugir de las vacas o el cacareo de las gallinas y gallos taparían el sonido que pudieran hacer sus pasos. Aunque ese camino también tenía sus desventajas.

—¡Mierda! —gritó en susurro Tet para que solo sus compañeros lo escucharan.

—Por favor, dime que no es literal y no has pisado excremento de vaca —pidió Riker cuyo olfato ya se veía afectado por el fuerte olor de la zona.

—No, no, he metido el pie en un charco de barro, eran mis botas nuevas —dijo funciéndo el ceño.

—Te compraré otras si hace falta, pero camina, hay un toro que nos lleva mirando un rato de mala manera —avisó Usher empujando a su amigo.

—Cuando lleguemos al pueblo tenemos que meternos por el primer callejón que encontremos a la derecha, llegaremos a una... posada —explicó Nathan.

Cuando salieron de aquel camino que parecía más un lodazal hicieron caso a las indicaciones del peliazul. Aunque a todas las posadas también se podían llegar por las calles principales era mejor evitarlas, ya que era donde estaban todos los caballeros.

Se escucharon algunas explosiones y el cielo se iluminó de colores. El susto inicial pasó a ser asombro por ver aquel espectaculo.

—Nunca habíais visto un espectáculo de artificios ¿verdad? —mencionó Njord— esto es único de este pueblo.

—Es muy bonito —dijo Mark con una sonrisa—. Dan ganas de disfrutar de la fiesta. Deberíamos de venir otro año en el que no tengamos tantos problemas encima.

—Cariño, prometeme que vamos a venir —dijo Zaphod enganchándose al brazo de Mirzayeva que no quitaba la vista del cielo iluminado por muchos colores distintos.

—Bueno, continuemos o al final nos van a pillar —dijo Nathan y volvió la vista al resto de sus compañeros notando entonces algo—. ¿Dónde están los demás?

Los chicos reaccionaron mirando a su alrededor, sus expresiones cambiaron a preocupación al notar la falta de algunas personas del grupo.

—¿Usher? —llamó Tet— ¡Usher!

—No está tampoco Terry —mencionó Njord.

—¡Skie, Skie ¿dónde estás?! —comenzó a gritar Syo desesperado al ver que la chica tampoco estaba con ellos.

—No puede ser, hasta hace dos segundos estábamos todos juntos ¿qué ha pasado? —Enver miraba por cada callejón o desvío del camino sin lograr ver a alguno de sus amigos.

—Dividámonos, unos que ayuden a buscarlos por las calles, otros que vayan a la posada por si se han adelantado sin darnos cuenta o luego vuelven allí —dijo Mark.

—Enver y yo iremos —se ofreció Zaphod—. Tened mucho cuidado los demás.

—Lo único que espero es que estén bien, y sobre todo que no los hayan encontrado los caballeros —tragó saliva Tet.













—¡Sena! ¿A dónde crees que vas? —gritó Terry haciendo que el chico que corría frente a él tuviera que parar un momento.

—Se han llevado a Skie.

—¿De qué hablas?

—Mientras todos estábamos pendientes de esos fuegos extraños he visto como una sombra la agarraba y se la llevaba —Usher comenzó a mirar en todas direcciones tratando de encontrar algún rastro de ella.

—¡Mierda, tendrías que habernos avisado a todos!

—Solo reaccioné y salí corriendo tratando de recuperarla, pero los he perdido entre los callejones —admitió—. Además, tú tampoco los avisaste.

Terry abrió la boca dispuesto a protestar, ninguna palabra salió de ella antes de que volviera a cerrarla rápidamente. Le jodía admitirlo pero Usher llevaba razón. Cuando vio al mayor salir corriendo y que faltaba la princesa su cuerpo reaccionó solo, salió corriendo detrás de él y ni tiempo le dio de avisar a Snio.

—Es mejor que regresemos a avisarles, estarán preocupados cuando vean que no estamos —dijo Terry pero Usher no se veía muy de acuerdo con esa idea.

—Ve tú si quieres, no podemos volver los dos, alguien tiene que buscar a Skie —explicó viendo como algo pasaba corriendo por uno de los callejones poniéndole alerta—. No sabemos quién se la llevó, si un caballero que la vio o incluso un secuestrador. Termes es enorme y tiene de todo tipo de gente.

—Si se la han llevado los caballeros no creo que sea buena idea que vayas tú solo.

Usher volvió a ver otra sombra correr por otro de los callejones y mandó callar a Terry.

—Hay alguien aquí —le indicó en un susurro.

Usher llevó su mano a la lanza que llevaba a su espalda y Terry lo imitó alcanzando su Katar. Usher estaba seguro que esas sombras no pertenecían a ningún caballero. Se movían demasiado rápido y sin hacer ningún ruido, los caballeros de la guardia real se movían más lento debido a las armaduras y estas soltaban sonidos metálicos al chocar.

Eso dejaba la opción de que fueran ladrones o algún tipo de criminales. Una bruja definitivamente ya los hubiera atacado, ese no era su modo de operar.

Usher vio como una de las sombras se abalanzaba hacia Terry por la espalda, reaccionó rápido agarrándolo del brazo y apartándolo para bloquear el golpe con su lanza. Al tener tan cerca esa sombra humanoide pudo ver al fin de quien se trataba. Era un chico joven, tal vez algunos años mayor que él mismo, iba vestido completamente de negro y con una mascara negra que cubría su boca y nariz.

En chico tomó distancia ágilmente y sin darle la oportunidad a Usher de atacarle. Escuchó otro golpe metálico detrás suya y al mirar vio a Terry bloquear el ataque de otro tipo vestido de negro, este un poco mayor que el que le atacó a él.

—¿Quienes sois y por qué nos atacáis? —preguntó Terry en un tono que más parecía exigir una respuesta inmediata.

Aquellos chicos no parecían tener intención de contestar, se limitaron a atacarlos de nuevo. Entre golpes e intentos de esquivar para no ser heridos, Terry y Usher acabaron separándose. Cuando Usher se dio cuenta estaba en otro callejón diferente junto al más joven de aquellos dos atacantes, no veía a Terry por ninguna parte.

No podía perder más tiempo con ese tipo, aún tenía que buscar a Skie. Confiaba en que Terry sabría apañárselas por él mismo así que era hora de pensar en como librarse de aquel pesado. Como no había contestado a la pregunta de Terry ni siquiera sabía si era un ladrón, un asesino o por qué los habían atacado en primer lugar. ¿Serían ellos los que se habían llevado a Skie? En ese caso lo mejor era atraparlo y obligarlo a hablar.

Esquivó algo que el chico le lanzó. El arma se clavó en la pared tras él, era un kunai. Trató de atacarlo con su lanza pero desapareció de repente de su vista y antes de que pudiera reaccionar le dio una patada en la espalda haciéndolo chocar contra la pared de enfrente.

Se giró enfadado, no podía quitárselo de encima de ninguna manera. El contrario era ágil, lo admitía, pero él llevaba años enfrentándose a brujas mucho más fuertes y letales. Por fin en uno de los intentos de esquivar de aquel chico logró agarrarle un pie, y con toda la fuerza que pudo sacar lo estampó contra el suelo para luego golpearlo en la cabeza con el mango de su lanza. Había conseguido dejarlo inconsciente.

—Voy a atarte y luego vas a contarme todo lo que quiero saber —le dijo a pesar de que no podía escucharlo por el estado en el que se encontraba.

Pero antes de que pudiera hacer nada sintió como le daban un golpe a él por detrás. Cayó inconsciente antes de poder hacer nada.











Nombre: Syo.

Apellido: Kurosaki.

Apodo(s): Desconocido.

Fecha de nacimiento y edad: 25 de diciembre, 20 años.

Altura: 1,78 m.

Ocupación: Ladrón.

Rasgos más característicos: Callado, serio y algo antipático. No le gusta demasiado socializar y prefiere ir a su aire, la soledad es su mayor aliada. Es alguien que odia ser encerrado o controlado por otras personas, ansía la libertad y el poder ir a donde él quiera, conocer cada rincón del mundo.

Arma principal: Dagas.

Arma secundaria: Veneno.

Campo en el que destaca: Emboscada.

Habilidades principales: Sigiloso, sabe usar la oscuridad y el silencio a su favor. Es bastante fuerte físicamente y no le teme a un cuerpo a cuerpo. Entiende bastante de venenos y sabe usarlos adecuadamente.

Debilidades principales: No sabe trabajar en equipo. Su desconfianza hacia otras personas puede ponerlo en peligro.

Magia: (–)

Crush: Desconocido.

Character Song: Wolf in sheep's clothing — Set it off

Extras:

—Tiene varios pendientes en su oreja derecha que obviamente se hizo por sí mismo.

—Le gustan los libros sobre plantas y animales, también le dan mucha curiosidad los mapas de constelaciones.

—Suele marcharse de una habitación sin que nadie lo note cuando se arma demasiado jaleo, va en busca de algo de paz y tranquilidad a otro sitio.

—Odia a los caballeros de la guardia real y a las valkyrias por igual. Le parecen personas idiotas sin criterio propio a las ordenes de un tirano.

Hacía tiempo que no había una actualización de Witch Hunters así que aquí la traigo. No voy a mentir, en parte es porque no tenía listo el capítulo de LHNM de hoy X"D pero bueno, a grandes males grandes remedios, había capítulos de esta historia de reserva y no iba a dejar hoy sin capítulo uwu

Hemos podido ver la resolución del encuentro entre Usher y esas dos misteriosas personas que resultaron ser Skie y Syo. Ya sabemos que ha sido de la princesa de Altair desde el capítulo 1. Pero ahora hay problemas por otra parte porque igual de rápido que vino se la llevaron.

Nos vemos este viernes por fin en Freak Circus, al fin sale el prólogo a la luz ;) Estad atentos también a mi blog porque en estos días haré el informe de nuevo planning de wattpad ahora que regreso a clases y también habrá una sorpresita.

~Nova/Dreamer

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro