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Capítulo 20

Los pasillos del castillo eran largos, pero en aquel momento se le hicieron eternos. Aunque el sol brillaba en su punto más alto la luz no iluminaba tanto como se podía esperar. El sonido metálico de las armaduras nunca le había molestado tanto como en aquel momento, quería lanzar a sus escoltas por una ventana con tal de parar ese molesto ruido.

Movió la cabeza casi imperceptiblemente a los lados para ver los rostros de esos dos caballeros. Alessandro Il Grande siempre se había caracterizado por ser bastante serio, hacer sonreir a ese hombre era más difícil que hacer reír al rey.

Por otro lado Silas Amsel parecía más bien preocupado, o eso era lo que Jade podía leer en su cara. Ella tampoco era la alegría de la huerta, era como si la llevaran al patíbulo. Lo que no estaba tan lejos de la realidad.

No fue necesario que sus acompañantes anunciaran a la habitación a la que iban a entrar a continuación. Eras enormes puertas de roble recargadas de decoraciones talladas en ella, las reconocería donde fuera, iban a entrar a la sala del trono. Fue Alessandro quien empujó las puertas dejando que la mayor luminosidad de la sala al otro lado cegara a la valkyria por unos segundos.

—Mi rey aquí está la comandante de las valkyria de segundo rango Jade Greene —dijo cuando todos los presentes allí giraron sus cabezas hacia ellos.

El rey Gyan no era el único allí, en el trono de al lado estaba sentado su hijo Quentin, y al lado de este su guardia personal Aimé Quintet, como siempre. Frente a ambos tronos, en la parte de abajo de las escaleras que llevaban a estos, había más caballeros y valkyrias. La mayoría estaban con una rodilla hincada en el suelo, otros pocos de pie más atrás. Los que estaban agachados eran todos los que habían participado en esa loca misión de ir a la aldea de la brujas en el bosque Dhara-ah y al gremio de cazadores.

No pudo evitar mirar a su amiga Glacia y poner por un momento una expresión triste. La chica estaba vendada al punto de que de no ser por la armadura parecería una momia, por culpa de aquel chico de la aldea sufrió de un gran dolor todo el viaje de vuelta. No sabía qué había pasado con él después de que le cortara con su hacha, pero quienes se enfrentaban a su filo no solían salir muy bien parados.

—Comandante Greene, te estábamos esperando para empezar —habló Gyan.

Jade hizo una reverencia ante el hombre y caminó hasta colocarse al lado de Vladimir frente al grupo que allí se reunía. Vio a Silas y Alessandro reunirse en la parte de atrás con Remington, Laggerfeld, Powell, Gender y hasta los capitanes tanto de las valkyrias como de los caballeros: Axel Blaze e Isabelle Trick.

—Ha llegado a mis oídos algo bastante interesante —tomó la palabra de nuevo el rey— ¿Qué es eso de que habéis ido por vuestra cuenta contra los cazadores de brujas?

—Majestad, puedo explicarlo todo —se adelantó Vladimir.

—Eso espero.

Gyan parecía estar ansioso por conocer la explicación, y aunque su tono fue bastante neutral, todos notaron que no estaba de humor. Si todos allí querían conservar sus cabezas más les valía no enfadar aún más al monarca.

—Cuando fuimos con el Capitán Laggerfeld hasta la aldea cercana a los Valles de Oxia, descubrí algo —Víctor notó que estaba omitiendo su nombre a propósito de los sucesos, eso le enfadó un poco, estaba dispuesto a llevar el peso de la culpa él solo—. En el lugar donde se encontraba la quimera muerta, no solo estaba su sangre. Identifiqué un líquido de un color diferente: sangre humana. Pensé que tal vez podría ser del viajero al que atacó, nada importante pero... algo dentro me decía que era algo más esencial. Así que quise comprobarlo y tomé una muestra.

—¿Qué hiciste con la muestra? —el tono que usó no era de mera curiosidad. Exigía saber lo que había pasado.

—La llevé ante un hechicero. Determinó que la sangre pertenecía a la princesa Skie.

Eso sorprendió a Gyan. Aunque no hizo ningún gesto que lo demostrara.

—Con la muestra pudo crear un mapa que nos indicaba en todo momento donde se encontraba el propietario de la sangre. Es decir, podíamos ver en donde estaba y hacia donde se dirigía la princesa.

—¿Qué hechicero os ayudó? Hasta donde yo sé no fue mi consejero y hechicero de la corte, ¿y donde está ese mapa?

—Es un conocido mío —intervino Víctor—. Sé que vuestro consejero tiene mucho trabajo desde que la princesa de Cyril, Nelly Raimon, está aquí de visita. No quise molestarlo —Vladimir no se vio contento del todo de que interviniera en la discusión. Eso confirmaba lo que Víctor sospechaba; trataba de desviar la responsabilidad hacia sí mismo.

—La conozco —intervino Remington para sorpresa de todos, sobre todo de los Blade—. Infi... digo, el caballero de la guardia real Beyond, me comentó una vez, hace ya bastante tiempo, sobre una amiga que caballero Víctor Blade tenía en el bosque cercano a la Ciudad Imperial. Pienso que podría ser una hechicera rebelde.

—Espero que eso no sea cierto, caballero de segundo rango Blade. Sabe perfectamente que cualquier hechicero rebelde debe de ser capturado y encerrado a espera de un juicio.

Juicio que siempre terminaba con la ejecución como sentencia, o con mucha suerte con una cadena perpetua de trabajo forzado en las Grandes Minas de Tobara. Ni loco hubiera informado sobre Alicja. Además si se enteraban que en realidad era una bruja, y no una hechicera rebelde, sería mucho peor.

No pudo evitar mirar de reojo a Remington con una mirada cargada de desprecio. El caballero lo notó y sonrió, lo que solo alimentó más su ira. Vladimir le puso una mano en el hombro para que se calmara. Ahora no era el momento de pelear con Rex.

—No es alguien peligrosa, Su Majestad —retomó la palabra Vladimir—. Yo también confío en la amiga de mi hermano, y por eso acudí a ella. Además nos ayudó después de todo. Localizamos a la princesa, notamos que estuvo por unos días parada en un mismo lugar y sospechamos que podría ser el lugar donde se estaba ocultando con ayuda de alguien. Por eso los caballeros fuimos a revisar ese lugar mientras las valkyrias seguían el nuevo camino de la princesa hasta el bosque de Dhara-ah.

—¿Y donde está ese mapa? —cuestionó el rey— Si aún está en vuestra posesión podríamos usarlo de nuevo. Porque dado que habéis vuelto sin mi sobrina eso quiere decir que vuestra incursión secreta a fallado.

Vladimir no supo qué contestar. Miró a Jade, pues era quien se había llevado el mapa original. La chica se mordió el interior de la mejilla al darse cuenta de que las cosas iban a empeorar.

—Ya no lo tenemos, Majestad.

—¿Lo perdiste?

—Más bien me lo arrebataron —matizó Jade—. La princesa buscó ayuda de los cazadores de brujas. Una vez que llegamos al bosque de Dhara-ah y nos internamos en él nos encontramos con una aldea donde nos emboscaron. Y no solo había cazadores, también brujas.

Gyan enarcó una ceja y animó a proseguir a la valkyria.

—No sé que se traen entre manos los cazadores y la princesa haciendo pactos y entablando relaciones con brujas. El caso es que parece que funcionó. Las brujas los apoyaron y nos atacaron también. Un cazador me quitó el mapa y no pude recuperarlo ante la retirada de emergencia por las bajas que estábamos sufriendo. Nos superaban en número por mucho.

—Así que mi sobrina a buscado apoyo entre los cazadores y las brujas, interesante —dijo el rey en un susurro que solo las personas más cercanas a él escucharon—. ¿Y qué hay del grupo de los caballeros?

—Resultó ser que ese lugar donde pasaba tanto tiempo la princesa era la misma sede del gremio de cazadores de brujas —dijo Vladimir—. Peleamos contra ellos, pero lamentablemente también nos superaban en número a pesar de que parecía ser que no estaban todos allí. Matamos a algunos, herimos de gravedad a otros. Pero lo más importante es que conseguimos llevarnos esto.

Vladimir le hizo un gesto a Damian para que mostrara al rey lo que llevaba entre las manos. Damian dio unos pasos al frente para que el hombre pudiera observarlo mejor.

—¿Un libro? ¿Qué tiene eso de importante?

—Por la reacción del cazador cuando me lo llevé parece que mucho.

—El libro del origen —dijo su nombre una nueva voz en la sala.

Todos observaron como el consejero del rey accedía en la sala del trono por una puerta diferente a la que todos habían usado. Ray Dark no solo era el consejero de mayor confianza y mano derecha de Gyan Cinquedea, también era el hechicero oficial de la corte y el más poderoso conocido en todo el Reino de Altair. A Jade ese hombre siempre le había dado escalofrío.

Era siniestro, astuto y muy inteligente, tal vez demasiado. Nunca podías saber lo que planeaba o lo que pretendía con sus actos. Y aunque Gyan confiaba plenamente en él, no era que inspirara gran confianza en los demás a decir verdad.

—¿Lo conoces? —preguntó el rey al consejero.

—Bastante bien, mi rey —afirmó Dark—. Es un libro que contiene historia bastante importante acerca del origen de la magia y de las brujas. También del oráculo y algunos objetos mágicos muy poderosos. Creía que solo era una leyenda pues nunca lo había visto con mis propios ojos.

Ray se acercó a Damian que no tuvo más remedio que cederle el libro. El hombre lo miró por encima bastante satisfecho y con una sonrisa inquietante.

—Andamos de suerte, es el real. Puedo notar la magia correr a través de él.

—¿Y qué hacía algo así en posesión de los cazadores?

—Si me permite intervenir, Majestad, creo que yo puedo tener la respuesta —intervino por primera vez Axel en la conversación.

El rey asintió dándole permiso para hablar.

—Hace cosa de unas semanas se detectó a un grupo de cazadores de brujas rondando la Ciudad Imperial. Concretamente la biblioteca —con solo eso muchos, incluidos el rey y el príncipe, ya sabían por donde iba.

—¿Insinúas que buscaban ese libro?

Axel asintió.

—Y que lo encontraron y se marcharon. Por eso no se les ha vuelto a ver por aquí desde entonces. Ya habían conseguido lo que querían.

—Pero eso es imposible, de haber algo tan valioso en la biblioteca de la capital yo lo hubiera sabido —dijo Ray—. A no ser... me parece que la bibliotecaria tiene que dar algunas explicaciones más. Llevaré a un escuadrón de caballeros conmigo más tarde para interrogarla.

—Claro, haz lo que debas —dijo Gyan—. Al menos parece que vuestra insubordinación no fue del todo infructífera. Hemos conseguido algo, aunque no sea a mi sobrina.

Por un momento Jade pensó que se habían librado gracias a Vladimir. No fue así en lo absoluto.

—A pesar de todo traicionasteis mi confianza eso no lo puedo perdonar fácilmente —la mirada de Gyan volvió a clavarse en los caballeros y valkyrias arrodillados ante él—. Seréis llevados a las mazmorras mientras pienso en un castigo adecuado. Mientras tanto vuestros puestos y títulos en la guardia real serán revocados temporalmente, la valkyria de segundo rango Azul Gender ocupará el puesto de comandante entre las valkyrias de segundo rango mientras Jade Green deja de estar activa.

Alessandro, Kim y Silas se acercaron al grupo animándolos a levantarse. Ellos serían quienes los conducirían hasta las mazmorras.

—Remington —llamó el rey al caballero—. ¿Sabes donde puedes encontrar a esa hechicera exiliada?

Los nervios de Víctor se crisparon al oír eso. Cuando vio a Rex asentir las ganas de lanzarse hacia él y aplastarle la cabeza contra el suelo aumentaron.

—No conozco exactamente su ubicación, pero sí sé el área por la que puede estar. Con los caballeros adecuados la encontraré sin problemas.

—¡Tú, bastardo!

Vladimir no tuvo tiempo de pararlo esta vez. Fue un golpe en el estómago por parte de Alessandro lo que le obligó a callarse y doblarse ante el dolor.

—Manten la compostura —dijo el más alto con voz diligente y seca.

—Eso era innecesario —replicó Jade.

—No estás en posición de cuestionar las decisiones de los caballeros —escuchó intervenir a Kim.

Jade tuvo que morderse el labio para no contestarle y acabar peor de lo que ya estaba. Alessandro levantó a Víctor del suelo por la fuerza y Vladimir se acercó a ayudarlo alejándolo de su compañero. Estaba muy enfadado por el golpe que le había dado a su hermano menor, pero entendía la posición en la que se encontraban y por ello no dijo nada al respecto.

Los caballeros y valkyrias salieron escoltados por sus propios compañeros de la estancia. El resto no tardaron en salir también de allí dejando tan solo al rey, el príncipe, su guardia y el consejero.

—Majestad —habló Dark—, tenéis pendiente una reunión con la Princesa Nelly.

Gyan se levantó del trono sin contestar al hombre. Dando a entender que iría de inmediato.

Antes de marcharse se giró para mirar a su hijo. Este se había levantado también dispuesto a marcharse junto a Aimé. Lo analizó un momento con la mirada, sopesando algo. Al final pareció no convencerse del todo.

—Mantén a los caballeros y las valkyrias vigilados, infórmame también de lo que pase con la hechicera.

Quentin asintió viendo como su padre se marchaba del lugar.

Ray siguió al rey por los pasillos del castillo llevando aún consigo el libro que Vladimir trajo de su incursión en el gremio de cazadores. Aunque era un idiota, Ray Dark debía admitir que era un gran caballero para meterse en territorio enemigo y no solo salir de allí ileso, sino que les robó algo tan importante y acabó con algunos de ellos. Sería una pena que el rey decidiera acabar con él. Por suerte, Gyan era muy inteligente y él también había notado el potencial de Vladimir Blade.

Llegaron así a una amplia sala con una gran mesa en su centro y muchas sillas colocadas a su alrededor. En una de ellas estaba la Princesa Nelly sentada, tomando una taza de té que su sirvienta le había servido. Una sirvienta que había traído consigo de Cyril y que nunca se despegaba más de un par de metros de ella. Dos guardias permanecían pegados a la pared de la sala, otros dos estaban en la puerta vigilando y había algunos más esparcidos por el castillo.

—Buenas tarde, Rey Gyan —saludó con gran cortesía la pelirroja.

—Igualmente —contestó con un tono más cuidadoso.

Gyan tomó asiento en la silla frente a la chica y los dos guardias plantados en la puerta la cerraron cuando todos estaban dentro de la sala.

Ray puso el libro en la mesa, frente a su rey, para que Nelly pudiera echarle un ojo por sí misma. La chica sonrió e incluso dejó su taza de té a un lado.

—Realmente lo habéis conseguido.

—Uno de mis caballeros lo trajo consigo —dijo el rey—. Al parecer lo robaron los cazadores de la biblioteca de la capital.

—Algo tan valioso en las manos de esos cazadores —soltó con veneno esa última palabra.

La sirvienta de Nelly le sirvió una taza de té al rey. Gyan lo alejó con gentileza.

—¿No confías aún en mí?

—Prefiero ser precavido.

—Eres astuto, reyes más poderosos han muerto por ser demasiado confiados —Nelly bebió un nuevo sorbo.

—¿Qué pretenden los cazadores? —preguntó Ray Dark.

Nelly sonrió con discreción.

—Creo que sabes la respuesta.

—Quiero asegurarme.

Nelly y Ray mantuvieron una ardua lucha con sus miradas. Nelly la desvió primero, no porque perdiera, sino porque ya sabía lo que necesitaba.

—Quieren interferir en el hechizo de nuestro señor, el hechizo más poderoso del primer oráculo, Zoolan Rice —dijo Nelly—. Ese libro incluye información sobre los únicos objetos capaces de frenarlo. Estarán tratando de encontrarlos, pero eso es imposible. Los míos llevan siglos buscándolos y no lo han conseguido.

—Teníamos un trato.

—Y lo seguimos teniendo, consejero —aseguró la princesa—. No te preocupes. Tú descubre los secretos del libro, nosotros nos encargaremos de esos cazadores. Mataremos a los que se atrevan a interponerse en nuestro camino.

—Confiaré en tí, después de todo tenemos un mismo objetivo —intervino Gyan—. Al menos por ahora. Pero si los tuyos fallan...

—No lo harán —dijo tajante—. Hemos acabado con más cazadores que ellos con brujas. Siempre hemos ido un paso por delante y esta no va a ser la excepción.

—Eso espero, tú cumple tu parte y yo cumpliré la mía, Roleia.

Gyan se levantó de su asiento. Los ojos marrones de la princesa cambiaron de color por unos segundos a un color azul verdoso que reveló su verdadera e inquietante aura. Luego la atmósfera de la habitación regresó a la normalidad.

—Emperatriz Roleia para tí, humano.

Gyan no dijo nada y se marchó seguido por su consejero.

—Emperatriz, ¿está segura de que hacer un trato con los humanos es lo correcto? —preguntó la sirvienta.

—Será beneficioso para ambas partes, créeme —dijo la bruja bajo la apariencia de la Princesa Nelly—. No os preocupéis por ellos. Están bajo mi control, el control de la bruja de la envidia.

















Alessandro los empujó al interior de la celda sin ningún tipo de cuidado. Al menos habían tenido el detalle de poner a Víctor y Vladimir juntos. El menor empezó a dar vueltas por el lugar, había dos camas, si es que se las podía llamar así, hechas con un algunos tablones de madera maltrechos, heno y unas sábanas raídas. No había ventanas, por lo que la única luz provenía de las antorchas de los pasillos dándole un aspecto lúgubre. Además al estar bajo tierra y cerca de un río, todo estaba muy húmedo y hacía bastante frío.

La piedra de las paredes y el hierro de los barrotes era lo suficientemente fuerte como para no ceder por mucho que los golpearas. Era demasiado surrealista. Vale que no habían seguido el protocolo, pero habían encontrado pistas del paradero de la princesa, habían destruido la sede del gremio de cazadores que tanto les llevaba molestando por décadas e incluso habían obtenido un valiosos libro. ¿Y así es como se lo pagaban? ¿Encerrándolos a la espera de un castigo?

Solo les quedaba rezar porque ese castigo no fuera la ejecución. Ese sería el fin de todo. El rey era demasiado enigmático como para saber lo que haría a continuación. Sus decisiones eran capaces de sorprenderlos a todos de la mejor o la peor forma.

—No vas a conseguir abrirla —dijo Vladimir sentándose en una de las camas.

—¿Y qué pretendes que haga? ¿Que me quede sentado como tú esperando a que atrapen y maten a Alicja?

Y es que ese era otro tema que lo tenía extremadamente preocupado. No tenía ni idea de como Remington se habían enterado del paradero de la bruja, pero estaba claro que si la encontraban y arrestaban, tanto ella como su padre estaban muertos.

En cuanto el rey se enterara de que era la hija de una bruja blanca y que su padre lo sabía cuando la tuvieron, no dudaría en ejecutarlos a los dos. Y la guillotina o la horca no serían opciones para ello. Gyan buscaría la mayor de las torturas para dar ejemplo a su pueblo.

Solo de pensar en las posibilidades de como su amiga podría encontrar su muerte le daban ganas de vomitar. Todo era por su culpa. Él había acudido a ella para empezar. Aún conociendo los riesgos que ello entrañaba.

—Pero si te pillan tratando de escapar o dando problemas, el que podría terminal mal serías tú.

—No me podría importar menos.

Vladimir suspiró, su hermano no era una persona fácil de hacer entrar en razón. Además ahora lo único que Víctor tenía en la cabeza era matar a Rex por lo sucedido. Y no solo a Rex.

—Tiene que haber sido Infinity, ese desgraciado se lo ha tenido que contar —dijo apretando los barrotes de la celda entre sus manos—. No sé si es que me había seguido. De todas formas le cortaré el maldito cuello.

—¿Qué te pasa con Infinity? —preguntó entonces Vladimir— Durante vuestra formación como novatos os llevavais bien, pero una vez que fuisteis reclutados... ¿fue por la muerte de aquel chico?

Víctor no dijo nada y Vladimir pensó que no obtendría ninguna respuesta a la pregunta. Habían pasado años y nunca había podido saber lo sucedido.

—Solo me di cuenta de qué tipo de persona era en realidad —habló repentinamente Víctor—. Y es una asquerosa que no podía caer más bajo.

Víctor giró la cabeza para mirar a su hermano que aún permanecía sentado. No iba a contarle nada más, Vlad lo vio en sus ojos. Era un tema que a pesar del tiempo parecía seguir siendo delicado. Solo esperaba que algún día Víctor pudiera quitarse esa carga de encima compartiéndola con él. Después de todo lo único que quería era eso, ayudar a su hermano pequeño.

—¿Blade? —se escuchó por el pasillo como casi un susurro.

Vladimir saltó de la cama como un resorte. Cuando esa voz volvió a llamar la reconoció.

—Silas —contestó y sacó las manos entre los barrotes para que lo localizara.

El chico de pelo verde no tardó en situarse frente a la celda. Ninguno de los hermanos sabía qué hacía allí ya que él se tenía que encargar de encerrar al resto de caballeros en otra ala de las mazmorras.

—¿Qué haces aquí? ¿Qué pasa? —preguntó Vladmir.

Entonces Silas llevó la mano hacia delante y mostró unas llaves. Eran las llaves de la celda.

—La cogí cuando Alessandro se marchó —explicó—. No tardará en llegar un relevo así que tenemos que darnos prisa.

—Espera, ¿quieres ayudarnos a escapar? —preguntó Vladimir— Podrías meterte en un lío enorme. Además solo tenemos que esperar a que el rey tome una decisión. No creo que nos mande matar, somos piezas importantes de los caballeros después de todo. Y mi hermano incluso tiene una marca.

—No es eso —negó Silas—. Solo vengo a sacar a Víctor.

Eso descolocó aún más a los dos hermanos.

—La hechicera rebelde —trató de aclarar—. El escuadrón de Remington está apunto de salir a por ella. Si quieres ayudarla tienes que irte ya. No hay nadie vigilando los establos, coge tu caballo y ve a ayudarla.

—¿Por qué tomarte tantas molestias por una hechicera a la que ni conoces? —preguntó Víctor con sospecha en su voz— Silas si esto es alguna clase de prueba o trampa...

—No —negó con seguridad—. Pero una vez que la ayudes tienes que regresar se inmediato. Antes de que se den cuenta de que escapaste y te manden matar de verdad.

Los hermanos Blade se miraron. Seguían sorprendidos pero la decisión estaba clara desde el momento en el que Silas la propuso.

—Abre —dijo Víctor.

Silas asintió y abrió la celda dejando salir solo al menor de los hermanos.

—Te cubriré. Solo no dejes que te vean y vuelve lo antes posible.

—Lo sé. Además no dejaré que se de la voz de alarma y culpen a Vlad de haberme ayudado a escapar.

—Mucha suerte —le dijo por último el chico antes de que saliera corriendo de las mazmorras.

Silas cerró de nuevo la puerta de la celda, quedando ya tan solo él y Vladimir. El mayor lo miraba tratando de averiguar lo que pasaba, aún desconfiando un poco en la razón tras sus acciones. Silas lo notó, era normal, por mucho que admirara a Vladimir y este fuera su superior, por mucho que hubieran trabajado juntos y Vlad le conociera como a un hermano y le hubiera visto trabajar docenas de veces formando a los novatos, ahora era la seguridad de su propio hermano menor la que estaba en juego.

—Mi madre fue acusada de brujería y quemada en la hoguera —dijo de repente el chico para sorpresa de Vladimir—. Ni siquiera era verdad. Solo una acusación falsa sin pruebas o fundamentos ninguno. Aun así la mataron.

—Yo... no lo sabía, lo siento.

—No me gusta hablar de mi pasado —dijo con simpleza—. No quiero que esa chica acabe igual que mi madre. Muerta por una acusación injusta. Solo es una hechicera que además ha sido de ayuda.

Vladimir se mordió el interior de la mejilla sintiéndose entonces un poco culpable. A pesar de que Silas se había sincerado con él no podía hacer lo mismo. No podía decirle que Alicja era de verdad una bruja porque entonces Víctor perdería la única ayuda que tenía en ese momento.

—Además —retomó la palabra— se nota que esa chica es especial para Víctor. Yo en su lugar también hubiera querido obtener ayuda para poder salvarle la vida a una persona así.

—Gracias —se limitó a contestar agachando la cabeza.

Silas ya no contestó. Se apoyó en la pared, guardando silencio para no provocar que algún guardia bajara a ver qué pasaba y los pillaran con las manos en la masa.


















Galopó sobre su caballo tan rápido como pudo en dirección a la casa de Alicja. Había tenido que dar un pequeño rodeo para evitar encontrarse de camino con el grupo de Remington. Se enteró al escuchar a dos guardias hablar a lo lejos que su escuadrón ya había partido, tenía que darse prisa si quería llegar antes que ellos.

Aunque hubiera seguido el camino largo contaba con la ventaja de conocer el terreno como la palma de su mano. También estaba el hecho de que sabía la ubicación exacta de la casa de la joven bruja blanca y el resto de caballeros no.

Al llegar al bosque tuvo que bajar el ritmo para evitar que el caballo tropezara con las raíces y cayeran en una zanja o que chocara contra algún tronco. Nada más ver la pequeña casa de madera alzarse entre los árboles agudizó cada sentido. No escuchaba ni veía nada. Parecía que había cumplido su objetivo de llegar primero, lo malo es que no sabía cuando llegarían el resto.

Dejó al caballo pastando oculto unos metros más atrás y corrió hasta la puerta de la casa tocando sin parar y con evidente prisa. Esperaba que no estuvieran fuera. Buscarlos sin saber donde se encontraban sería tedioso y cabía la posibilidad de que regresaran mientras los caballeros estaban allí. Por suerte la puerta se abrió dejando ver el rostro de la chica por la que había temido.

—¿Víctor?

—Alicja, ¿está tu padre en casa? —preguntó sin siquiera saludarla— Tenéis que iros.

—Si, está en la cocina —contestó confundida— ¿irnos? ¿Por qué nos iríamos? ¿De qué estás hablando?

Víctor agarró a Alicja de los hombros mirándola fijamente a los ojos. La chica supo al instante que algo iba mal, muy mal.

—El rey sabe que me ayudaste con el mapa para buscar a Skie. Ha mandado a un escuadrón de caballeros para arrestaros —y la noticia cayó como una bomba.

—Eso es imposible, por mucho que sepan que te ayudó una bruja no saben donde... —entonces sus ojos se abrieron de par en par— Tú se lo dijiste —acusó—. Le dijiste a los caballeros donde vivo, ¿verdad?

—¿Qué? ¡No! ¿Cómo puedes creer que yo haría algo así? —frunció el ceño.

—¿Entonces como es posible que sepan de este lugar?

—¡No lo sé! Tal vez me siguió alguien la última vez que vine, o me vieron llegar al bosque o... el punto es que saben que estás en este bosque, pero no donde exactamente. Eso nos dará tiempo.

Víctor empujó a Alicja al interior de la casa.

—Avisa a tu padre y coged solo lo imprescindible. Tenéis que iros ya.

Alicja seguía sin tenerlas todas consigo pero obedeció a lo dicho por el chico. Corrió a la cocina y le dijo lo mismo que Víctor le había dicho a ella. Aunque aún más rápido y menos preciso de lo que la explicación ya era de por sí.

El doctor Jeny Kowalski no fue capaz de entender mucho, solo lo esencial, lo que implicaba que los caballeros venían a por su hija. Porque habían descubierto que era una bruja.

—Están aquí —dijo de pronto Víctor.

—¿Ya? —Alicja empezó a ponerse realmente nervioso.

Cuanto más tiempo pasaba más asimilaba las palabras del chico y lo que ellas significaban.

—Os dejaría mi caballo para huir pero... —no sabía hasta que punto un doctor y una chica como Alicja, que había pasado toda su vida entre libros, eran buenos montando a caballo por medio del bosque.

—No, necesitarás el caballo para salir de aquí tú, no creo que sea bueno que encuentren a un caballero ayudando a una bruja, ¿cierto? —Víctor no podía negarlo— Además, tengo una idea.

Alicja cogió un libro que había colocado sobre una de las tantas estanterías. Fue tan rápido y directa hacia el que Víctor supo que conocía cada libro como la palma de su mano. No le costó nada encontrar la página que necesitaba.

—Aquí, es un hechizo de viaje —dijo—. Nos hará aparecer en otro lugar instantáneamente. Consume mucha energía y no soy tan buena con los hechizos de trasporte, así que aunque no iremos muy lejos sí lo suficiente como para alejarnos de los caballeros.

Alicja empezó a conjurar. Se detuvo.

—¿Qué pasa? —preguntó Víctor.

Alicja no contestó. Agarró una pluma y un trozo de papel. Apuntó algo a toda prisa y se lo dio a Víctor bruscamente.

—Ten cuidado —dijo mirándolo a los ojos.

—Eso debería de decirlo yo.

Alicja sonrió y se alejó. Volvió a tomar el libro colocándose cerca de su padre y de la única mochila que pudieron llenar con algunas cosas.

Ahora sí la chica dijo varias frases en un idioma que desconocía, en un tono bajito para no alertar a los caballeros que ya estarían a las puertas de su casa. Con un destello de luz ambos desaparecieron. En cuestión de un parpadeo estaba solo en la sala de estar de esa casa.

Escuchó en ese momento un fuerte golpe proveniente de la entrada. Ya habían conseguido entrar. No se lo pensó y salió por la ventana del salón.

—¡Revisad la casa, rápido!

Esa era la inconfundible voz de Rex. Lo había conseguido, Alicja y su padre se habían marchado antes de que los caballeros llegaran.

Miró al frente y con cuidado y sigilo corrió en dirección a su caballo. Estaba lo bastante lejos para que los caballeros no notaran su presencia, así que no le preocupaba demasiado. Ya no veía la casa de Alicja por toda la vegetación de la zona para cuando pudo divisar a su caballo tranquilo, comiendo hierva a lo lejos. Aceleró el paso.

Tenía que volver igual de rápido que se había marchado si no quería que se dieran cuenta de su ausencia. Silas le había ayudado muchísimo. Lo último que le gustaría es que acabara metido en un problema por su culpa.

Casi podía tocar a su caballo con la mano cuando una enorme fuerza lo tiró al suelo. Con el peso de otro cuerpo sobre él trató de moverse, no tuvo mucho éxito pues lo estaban reteniendo, y cuando logró ver a su agresor solo pudo fruncir aún más el ceño.

—Infinity.

—Vaya, pero mira a quién me encuentro —habló sin ceder un ápice ante el forcejeo de Víctor—. Si no encontramos a la bruja al menos le llevaremos a un fugitivo.

—Suéltame, bastardo.

—¿Cómo has logrado escapar de las mazmorras? ¿Tu hermanito te ayudó, sobornaste a un guardia a lo mejor?

Víctor no contestó y siguió tratando de liberarse del agarre de Beyond. Lo logró parcialmente por unos instantes pero el chico volvió a la carga aplastándolo aún más fuerte contra el suelo. Casi no podía ni respirar bien por la presión que estaba ejerciendo.

—¿O es que acaso tenéis ayuda de alguien más?

—¡Que me sueltes! —con ese grito lleno de ira pudo asestarle un codazo a Infinity en el estómago.

Gimió por el dolor y eso fue aprovechado por Víctor para quitárselo de encima y retomar la distancia. Desenvainó la espada apuntando hacia él. Infinity recobró la compostura levantándose y también desenvainando su propia espada. Ahora el también lo miraba con el ceño fruncido.

Víctor sabía que podía ganarle en un enfrentamiento directo. Poseía una marca, Infinity no. Y además era mejor que él tanto en defensa como en ataque, por algo ostentaba un rango mayor al suyo. Pero si gritaba o huía y alertaba a los caballeros que había en la casa estaba perdido.

Aunque lo dejara inconsciente y lograra regresar a las mazmorras él diría que lo vio. Sería su palabra contra la de él. Y la suya no valía mucho mientras estuviera encerrado en las mazmorras.

En una situación normal no hubiera tenido oportunidad de manchar el nombre de un Blade, pero ahora que estaba acusado de traición la cosa cambiaba. Aunque Infinity no pudiera demostrar que estuvo allí, serían más sospechas contra él. Solo se le complicaría el poder ser perdonado por el rey, e incluso podría afectar de forma indirecta a su hermano. La idea de no poder encontrar una buena forma de salir de aquella situación empezó a estresarlo.

—Imagino que ya has ayudado a escapar a esa hechicera, lastima que no vayas a poder escapar tú —habló de nuevo— ¿no te has tomado demasiadas molestias por una rebelde? Te recuerdo que tú sirves al Rey Gyan Cinquedea. ¿De verdad merece la pena terminar en la horca por ella.

—Es mi amiga desde que eramos niños, tal vez tú no conozcas lo que significa la palabra lealtad pero yo sí. No voy a dejar que destroces la vida de alguien más de nuevo.

Infinity frunció el ceño y tensó la mandíbula sabiendo muy bien a qué se refería su compañero. Odiaba a Víctor. Cada día más. Tenía todo lo que él no: talento con la espada, una marca, estatus, reputación y el respeto de cada maldito ciudadano por la familia de la que provenía.

Apretó con furia el mango de su espada y se abalanzó hacia él con un grito de furia. Víctor bloqueó el tajo con su propia espada y empujó hacia el frente haciendo retroceder al azabache. Ahora fue él quien, dando un paso hacia atrás, tomó impulso para lanzar una estocada que fue desviada por Beyond. De repente lo único que se escuchaba en aquella parte del bosque era el chocar de los metales y las respiraciones agitadas.

Víctor debía reconocerlo; Infinity era muy hábil. Tenía la destreza y la experiencia necesaria para pasar a ser un caballero de segundo rango como él. Pero la razón de que permaneciera en el tercer rango desde hacía años no era su falta de habilidad, sino su carácter. Un carácter que sus superiores sabían era inestable y problemático. Esto podía interferir en su capacidad para tomar puestos de mucha más responsabilidad.

De repente Infinity cambió el ritmo de la lucha. Giró sobre sus talones y en lugar de embestir con furia golpeó con rapidez y certeza la espada de Víctor desde varios ángulos diferentes.

La espada salió despedida a unos dos metros de distancia y la sorpresa de Blade fue tanta que no pudo reaccionar antes de encontrarse con el filo de la espada de Infinity a milímetros de su cuello. Esos movimientos los conocía. Los conocía muy bien. La sangre le hirvió dentro, de sus ojos casi salían chispas que miraban con una intensidad abrumadora a su contrincante. Infinity, sin embargo, no se acobardó.

—Esos movimientos no son tuyos, ¡cómo te atreves a usarlos maldito hijo de puta!

—Aunque no lo creas yo lo admiraba —habló al fin solo aumentando la cólera del contrario—. Eramos amigos.

—Si hubieras sido realmente su amigo no lo hubieras matado.

—Él sabía que podía morir en la prueba final. No fue el único. Yo solo hice lo que tenía que hacer.

—No te atrevas a comparar. Muchos murieron por culpa de la dureza de la prueba, no lo soportaron. Pero tú... tú mataste a Bai Long a sangre fría —acusó—. El que debió de morir eras tú. Eres una basura. Entiendo porqué estás del lado de Rex y Dracon, sois iguales.

—Debí de matarte junto a él en esa maldita prueba.

La espada se presionó más contra el cuello de Víctor hasta el punto de que resbalaron unas gotas de sangre. La mirada de ambos seguía siendo seria y decidida. Ninguno tenía intención de retirar sus palabras.

—¿Infinity estás ahí? —era la voz de Dracon.

Ninguno de los chicos desviaba la mirada de los ojos del otro. Tampoco hablaron.

—Infinity —volvió a llamar la voz.

Dracon por fin apareció entre la vegetación y dirigió la mirada a su compañero.

—Ahí estás, ¿por qué no respondes?

—Perdona, estaba concentrado —se disculpó caminando hacia él.

Dracon miró alrededor pero no había nada ni nadie.

—Ya... —arqueó una ceja— Rex te está buscando. No hemos encontrado a la hechicera y hay indicios de que han escapado. No sabemos cómo o quién, pero han tenido que avisarla de que veníamos.

Infinity bufó hastiado.

—Seguro que está de mal humor —Dracon asintió—. Cojamos todo lo que nos parezca importante y volvamos a informar al rey.

Dracon asintió y siguió a Infinity de vuelta a la pequeña casa de madera. Mientras tanto, entre unos árboles y maleza alta Víctor se había escondido junto a su caballo. Por suerte este no había hecho ruido y Dracon no había notado que estaban ahí.

Cuando los dos chicos estuvieron lo suficientemente lejos montó en el caballo y, con un fuerte tirón de las riendas, hizo que el caballo tomara el camino de regreso al castillo. No sabía lo que Infinity pretendía, no sabía por qué lo dejó escapar y no avisó a Dracon de que estaba allí. Ni siquiera sabía si debía de estar agradecido, confundido, asustado o enfadado ante la situación. Era una mezcla de emociones demasiado intensa en tan poco tiempo.

Por el momento regresaría a los calabozos y luego ya pensaría más detenidamente en todo lo sucedido. Lo que tenía claro era que jamás le mencionaría algo de lo que había pasado a su hermano. Solo lograría preocuparlo por algo que ya no tenía vuelta atrás.















Nombre: Alicja.

Apellido: Kowalski.

Apodo(s):
Alka (dado por su padre).

Fecha de nacimiento y edad: 10 de marzo, 18 años.

Altura: 1'68 m.

Ocupación: Bruja blanca.

Rasgos más característicos: Curiosa y dedicada, muy centrada en sus estudios de magia, básicamente una persona empírica y bastante metódica. Tendencia a ser una persona más bien cerrada que se encierra en sí misma y sus libros.
Puede llegar a comportarse de forma bastante cortante o directa, al no entender cosas como dobles sentidos, expresiones hechas o incluso no ser capaz de leer el ambiente de una situación. A la hora de expresar cariño por sus seres queridos, es más de demostrarlo mediante acciones o pequeños gestos, pues son estos los que considera más prácticos y expresivos que las palabras.

Campo en el que destaca: Emboscada.

Habilidades principales: Ha desarrollado una buena memoria gracias a su habilidad para relacionar conceptos. La habilidad que más se puede destacar de ella es su gran capacidad de observación y análisis, cosa que ha logrado mediante la práctica y el hábito. Esto, le ha dado también una buena capacidad de reacción

Debilidades principales: Su punto más débil es la fuerza física. Es más, cuando necesita mucha fuerza, recurre directamente a su magia.

Magia: Magia de curación y magia vegetal.

Crush: Víctor Blade.

Character Song: Salve, terrae magicae — Yuki Kajiura (Madoka Magica).

Extras:

—Su habitación está llena de diferentes tipos de plantas que ella misma cuida, entre ellas una planta carnívora que consiguió mediante la modificación de los genes de otra planta. Además, utiliza las plantas que cuida en el jardín de su casa para experimentar.

—Tiene varios pergaminos en su casa en las que tiene apuntados los resultados de sus investigaciones.

—Por obvias razones, Alka debe seguir una estricta norma con respecto a los cazadores de brujas, manteniendo una distancia preventiva y en no interviniendo si hay alguno cerca a menos que sea una situación de extrema necesidad

—Disfruta mucho escuchando hablar a otras personas, sobre todo por su pensamiento de que de esta forma puede aprender mucho más.

—Una de las cosas que más le desagrada es sentir que está perdiendo tiempo haciendo algo innecesario.

—No soporta pasar calor, motivo por el que siempre suele vestir con mangas cortas y pantalones cortos o directamente faldas. Solo utiliza su túnica, o cualquier prenda de abrigo en general, cuando es estrictamente necesario.

Ha pasado micho tiempo desde la última actualización, pero aquí estamos de nuevo uwu

Vendrán unos meses de actualización sin interrupción porque tengo una buena cantidad de capítulos en borradores. Suficientes para poder centrarme en escribir por semanas Halley y Rapsodia, vino fuerte la inspiración XD

Espero que disfrutéis de nuevo con las actualizaciones regulares y nos vemos aquí de nuevos todos los lunes. ¡Vuelven los lunes de WitHun!

~Nova/Dreamer

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