Capítulo 18
—Debería de recuperarse pronto —aseguró Violette saliendo de la habitación del centro médico donde habían dejado descansando a Saturn—. Es una herida bastante fea que seguro que le dejará cicatriz, pero está fuera de peligro —el alivio de sus amigos no tardó en hacerse presente—. Lo tendremos en observación unos días y luego ya podrá volver a casa.
—¿Cómo han podido llegar hasta aquí? —preguntó Sol— Se supone que nadie sabe de la existencia de Edén. Mucho menos de su ubicación.
—Así —Usher extendió un trozo de papel frente a los presentes.
—¿Un mapa? —Tet no entendía muy bien.
Después de que se fijara mejor vio que había un punto justo sobre el bosque donde se encontraba Edén. Y además de eso vio una marca en donde se suponían se encontraba la sede del gremio de brujas.
—Espera ¡¿eso significa que saben donde está el gremio?! —Tet se alteró ante la idea.
—Seguramente otro grupo lo atacó a la misma vez que las valkyrias nos atacaban a nosotros —Usher no tenía pruebas de que lo que decía fuera cierto, pero era fácil de intuir.
—Siento rastros de magia.
Cronus agarró el mapa y dibujó con el dedo símbolos en el aire. El mapa brilló y empezó a flotar por sí solo. La tinta que conformaba las líneas se unió en un solo punto fuera del mapa, era como una gota, una gota roja que asemejaba a la sangre.
La gota se movió hasta chocar suavemente contra la frente de Skie que cerró los ojos al sentir el choque húmedo. La gota desapareció y el mapa volvió a manos de Fourseason.
—Es magia de localización, de alguna forma las valkyrias o la guardia real consiguieron tu sangre para poder tenerte vigilada —explicó Cronus a la chica.
No esperó antes de usar un hechizo para volver cenizas el mapa.
—Pero solo una bruja sabría hacer un hechizo así —indicó Violette—. Las brujas oscuras jamás trabajarían junto a los caballeros que las matan. Eso solo puede significar que tienen una bruja blanca de su lado.
—¿El rey realmente permitiría algo así? —arqueó una ceja Syo.
—Entonces ha sido culpa mía —el gesto de Skie se ensombreció—. Debieron de conseguir mi sangre de la quimera que me atacó cerca de los Valles de Oxia aquella vez.
—No te culpes —Sol posó sus manos en los hombros de la chica—. No es algo que tú decidieras que pasara.
—Lo sé, pero aun así...
—Ahora lo importante es regresar al gremio y ver como están los demás —intervino Preston—. Esperemos que pudieran apañarselas igual de bien que nosotros.
—Seguro que sí —asintió Colby—. Seguramente el grupo que los atacó a ellos era igual de grande que el de las valkyrias que llegaron aquí. Ganan en número.
—Pero recuerda que muchos de los nuestros estaban fuera ocupándose de recoger información sobre el paradero de las reliquias —dijo Tet.
—Sol, chicos —Nyx llegó andando por el fondo del pasillo—. Camellia quiere hacer una reunión urgente. Dice que vamos a marcharnos de aquí.
Para alguien que estaba dando una noticia tan impactante el rostro de Nyx se veía inexpresivo y hasta desinteresado. Parecía que esa tranquilidad absoluta era parte de la personalidad de la pelirrosa.
—¿Qué? —preguntó asombrado Sol.
—Dice que este lugar ya no es seguro si las valkyrias pueden encontrarlo. Ha fortalecido la protección en el bosque y algunas brujas lo patrullan por si queda alguna valkyria cerca. Pero parece que contaban con alguien capaz de anular hechizos y es por eso que la protección del bosque no les afectó, por lo que es casi seguro que puedan volver a entrar.
—Y la próxima vez podrían venir con refuerzos —Cronus llevó la mano a su mentón sopesando la idea de Camellia.
Si bien era cierto que las brujas no salían de aquel bosque y de aquella aldea desde hacía siglos, como bien su líder había pensado se convertiría en algo demasiado peligroso insistir en quedarse.
—Vamos, Camellia lo explicará mejor que yo —dijo Nyx.
Fueron hasta la plaza de la aldea, ahora destruida por el combate liberado apenas un par de horas antes. Todas las brujas estaban allí amontonadas mientras que Camellia desde lo alto de las escaleras del ayuntamiento pedía silencio para poder hablar. Los murmullos eran difíciles de callar.
—Sé que estáis preocupados por lo sucedido hoy —pudo comenzar al fin—. Hemos vivido aquí por cientos de años y hoy, la que ha sido nuestra fortaleza, ya no podrá protegernos más. A pesar de ello no debéis preocuparos porque mi padre, Percival Travis, fundador de la ciudad, tenía previsto que algo así llegara a pasar.
Cammy desvió la mirada a un pergamino que sostenía entre sus manos.
—Hay un lugar secreto en el bosque del sur de Altair, cerca de la cordillera que nos separa de la ciudad de las sombras donde podremos quedarnos. Los humanos no se acercan allí por miedo, no hay ciudades importantes con la guardia real patrullando cerca y las sombras tampoco serán un problema pues están al otro lado de las montañas.
Los murmullos volvieron. No todos parecían muy convencidos con la idea, ellos también temían en cierta forma a las sombras, pues hasta la llegada de las brujas oscuras fueron los seres más temidos de altair. Por otro lado no tenían forma de luchar contra la magia que ellos poseían y con un simple hechizo de protección como el que rodeaba Edén en ese momento sería suficiente.
—Partiremos mañana al alba, no podemos esperar y darle tiempo a las valkyrias a regresar y acorralarnos de nuevo —dijo para finalizar su discurso y entrar al ayuntamiento en compañía de otras brujas de confianza.
La multitud en la plaza comenzó a disiparse poco a poco. Ahora todas las brujas buscaban empacar y guardar todas sus pertenencias para poder llevarlas durante el viaje.
Un único grupo se quedó quieto en el centro de la plaza.
—¿Y ahora qué váis a hacer? —preguntó Tet.
—Recoger, obviamente —dijo Cronus—. Como bien ha dicho Camellia quedarnos aquí sería una estupidez.
—Chicos, regresad al gremio todo lo rápido que podáis, avisadme de todo lo que descubrais con los cuervos —pidió Usher.
—Espera ¿aún piensas quedarte aquí? —preguntó Colby.
—Todos ellos cuidaron de mí en el pasado, ahora me toca devolverles el favor —dijo—. Además yo conozco mucho mejor el terreno. He viajado sin parar por cuatro años mientras que la mayoría de ellos jamás han salido de este bosque.
—Yo también me quedaré para ayudar —aseguró Tet—. Pienso igual que Usher. Y yo me oriento mil veces mejor que él con un mapa —le dedicó una mirada burlona al azabache.
—Entonces nosotros también... —Skie iba a decir algo pero Usher la interrumpió.
—Tú y Syo regresaréis al gremio con Preston y Colby —dijo en un tono que no admitía reproches—. Esto se ha vuelto peligroso y estando pendientes de toda una aldea no puedo asegurar vuestra protección. Además las valkyrias van detrás de ti y si descubrieran que sigues viajando junto a las brujas sería muy peligroso tanto para ellas como para ti.
La chica se vio desanimada. Seguía sintiendo que todo eso había sido culpa suya una vez más. El error de ser atacada por una quimera había terminado siendo mucho más importante de lo que habían pensado.
No había notado hasta aquel momento lo astutos que eran los guardias y las valkyrias que su tío había entrenado.
Y lo que era mas triste aún. Volvía a quedarse sin entrenamiento. Si se marchaba ya no podría seguir practicando magia con Violette y volvería a convertirse en el peso muerto de antes.
—Sol, entendería si ya no quisieras ir con ellos, sobre todo estando Ringo en el centro médico —miró Usher al de pelo naranja.
Sol negó ante lo dicho.
—Iré con ellos. Confío en que vosotros cuidaréis bien de todos aquí, incluido Ringo. Es fuerte, seguro que se recuperará —se veía que decía todo eso con sinceridad—. Ahora lo mejor que puedo hacer es ayudar a los cazadores a encontrar a los greenlanders.
Un fuerte suspiro centró la atención en Nashira. Esta pasó su mano pesadamente por su nuca.
—Después de ver actos tan nobles no puedo quedarme atrás —bajó la mano para mirar a Usher—. Yo también los acompañaré.
—Pero Violette —la chica no dejó que Tet continuara.
—No hay tantos heridos, el más grave es Saturn y mis compañeros podrán encargarse perfectamente de él. Les vendrán bien una sanadora entre ellos durante el viaje por si acaso tuviéramos otro encuentro desafortunado —expuso sus razones para tomar la decisión que estaba tomando—. Además no me gusta dejar las cosas a medias y eso incluye la formación en magia de Skie.
La princesa no pudo evitar formar una sonrisa por las palabras de la mayor. Violette era definitivamente una chica madura y responsable, con ese aura de madre que hacía sentirse a cualquiera protegido y comprendido cerca de ella. Agradecía sinceramente contar con alguien como ella de mentora.
—Muchas gracias —dijo provocando que Lettie también sonriera.
Y eso era lo que habían acordado ya casi dos semanas atrás. Tet y Usher se quedaron en Edén para ayudar a las brujas durante su traslado al bosque frente a la cordillera que separaba la ciudad de las sombras del reino humano.
El grupo conformado por Colby, Preston, Skie, Sol, Syo y Violette había tenido por su parte sus propios problemas. Aunque había sido un viaje mucho más tranquilo de lo esperado. No solo no se habían encontrado con ninguna valkyria o caballero. Tampoco habían dado con ninguna bruja oscura.
—Por aquí es —señaló Preston.
—Dios se siente tan bien escuchar de nuevo esa cascada —dijo Colby inspirando profundamente.
—Recordad, omitiremos la parte de que sois brujas —dijo Preston mirando a Violette y Sol—. Nos inventaremos algo como que simplemente aprendisteis a usar magia por curiosidad o que tenéis las marcas, que en el caso de Sol es cierto —parecía que Preston iba a seguir caminando pero se giró hacia ellos de nuevo—. También queda prohibido mencionar cualquier cosa sobre el verdadero origen de las marcas —Y de nuevo fue a dar un paso pero volvió a detenerse—. Y si preguntan por Usher y Tet nos separamos por un ataque de las valkyrias y ellos llegarán más tarde.
—¡Que sí, que ya lo sabemos! —Sol bufó— Nos lo has repetido una docena de veces durante el viaje.
—Deberías calmarte ¿sí? —dijo Colby dándole una palmada en la espalda para encabezar él la marcha hasta la cascada tras la cual se encontraba la sede del gremio.
—Ojalá pudiera —contestó en un susurro suspirando.
Al principio algunos de ellos iban hablando en lo que se acercaban al gremio. Principalmente Sol preguntaba todo lo que podía acerca de esa misteriosa sede y Skie iban contándole lo que sabía. La conversación se hizo murmullo y finalmente silencio. No era casualidad, lo que veían era demasiado importante.
El camino estaba cambiado. Los árboles y arbustos que se suponen cubrían ese camino secundario casi por completo ahora tenían ramas rotas dejándolo demasiado a la vista. La tierra del camino se veía removida, como si un gran grupo hubiera pasado por allí.
—Parece que al final los caballeros sí que aparecieron por aquí —dijo Syo.
Preston se agachó para recoger del suelo un pedazo de tela roja. Era igual a la tela que usaban los capitanes de la guardia real en sus capas.
Apretaron el paso hasta llegar al fin a la cascada pero al pasar al otro lado se quedaron congelados. La sede no estaba. Lo único que quedaba allí eran los escombros y cenizas de un edificio quemado y destruido por completo.
—No, no, no —Preston corrió hacia los restos del que había sido su hogar por años.
Colby lo siguió casi al instante. El resto también se acercaron tras ellos.
La cascada había ocultado el fuerte olor a quemado que había en el interior de la cueva. Al menos parecía que gracias a la humedad de allí dentro ya no quedaban brasas ni humo.
Syo pudo ver que había sangre por varios sitios, se sorprendió aún más cuando vislumbró un brazo entre algunos escombros.
—Chicos, no sé si deberíamos permanecer aquí —advirtió.
—¿Qué han hecho? —preguntó Preston al aire— Cómo han podido ser capaces de destruirlo —apretó los puños hasta que sus nudillos se volvieron blancos.
Estaba enfadado, frustrado y desesperado. Era tanta la ira que experimentaba en ese momento que no era capaz de expresarla, tampoco quería.
—¡¿Hay alguien?! —gritó Colby.
Su voz se escuchó en el eco de la cueva pero no llegó una respuesta.
—¿Dónde pueden estar los demás?
—¡Preston, Colby! —gritaron desde la entrada.
Nicola corrió para abrazar a los dos chicos. La presencia de la chica fue como un peso menos para ambos, parece que al menos algunos cazadores aún estaban a salvo.
—¡Nikko! —la abrazó con fuerza de vuelta Colby— ¿Qué ha pasado aquí? ¿Dónde están todos?
—Menos mal que habéis vuelto y que estáis bien, es una historia larga. Los caballeros de la guardia real aparecieron aquí hace una semana, nos atacaron de repente, teníamos la guardia baja y apenas pudimos defendernos —empezó a explicar la chica—. Muchos de nuestros compañeros estaban fuera, así que eramos menos de lo normal, y aunque los superábamos en número los caballeros nos destrozaron.
-1 semana antes-
—¡Vaya, vaya, pero mira a quién tenemos aquí! —gritó Sue al ver a Ezis entrar en la sala.
—¿Qué tal tu viaje? —preguntó Tori en un tono también animado pero más relajado.
La mesa del comedor era compartida por las dos adultas y Nicola, quienes aprovechaban la tranquilidad de la tarde para tomar algo juntas. Ezis e Iggie habían llegado apenas hacía unas horas al gremio, ellos dos eran parte de los cazadores que habían salido a buscar pistas sobre las reliquias sin mucho éxito hasta el momento.
—No muy bien —admitió la chica tomando asiento— ¡Esther una... —miro a Iggie que asintió— dos cervezas! —gritó a la encargada de la cantina.
Esther a lo lejos asintió y levantó el dedo pulgar en señal de que la había escuchado.
—Visitamos varios pueblos de alrededor, y si bien nos cruzamos con una bruja de rango D esta no sabía nada a pesar de que pasamos horas interrogándola —explicó Iggie.
—Es posible que las brujas de rango más bajo no sepan nada —añadió Ezis.
—¿Eso es posible? —preguntó Nicola mirando a las dos mayores.
Ambas se miraron por unos segundos hasta que fue Sue la que se encogió de hombros. Dio un trago a su copa de vino antes de contestar.
—Lo es. Si algo hemos averiguado después de tantos años rastreando y matando brujas es que hay una gran diferencia, y no solo de poder, entre rangos.
—¿En serio son clasistas entre ellas? —preguntó Iggie con un deje de pesadez— Es increíble. No pensaba que se podía llegar a ser más hipócrita.
—Las más fuertes mandan sobre las más débiles, es una jerarquía. Y los altos mandos no permitirían que una bruja de simple rango D supiera algo tan importante —prosiguió explicando la peliazul—. De hecho dudo que la cosa mejore con las de rango C y B. Tal vez las de rango A... y tengo mis dudas.
—Es decir, que si queremos averiguar algo de ellas necesitamos atrapar viva a una bruja de rango S —el tono de Ezis se notaba claramente incrédulo. Después de todo nunca antes un cazador había tratado de hace algo así, a penas y eran capaces de matarlas por los pelos ¿cómo esperaban que atraparan una viva?—. Eso es imposible.
—Entonces la segunda opción no te va a gustar —soltó una risa agria Sue.
Las brujas del pecado.
Esas misteriosas brujas de las que nunca habían oído hablar pues ningún cazador había visto ninguna. O al menos no había vivido lo suficiente para contarlo.
—Vosotras también podríais salir a buscar información ¿no creéis? —se cruzó de brazos Iggie.
Esther llegó a la mesa colocando en ella las jarras de cerveza de Ezis e Iggie.
—Pero es que alguien debe cuidar de este lugar —se defendió Sue—, y de Esther también ¿verdad, cielo? —preguntó buscando la complicidad de la mujer.
—Yo puedo defenderme sola perfectamente —aseguró Esther alzando el brazo tratando de mostrar músculo para verse fuerte—. Si una bruja se acerca me la cargaré de un sartenazo. No les tengo miedo.
—¡Esa es la actitud! —vitoreó Tori.
—Pero sí que aprecio la buena compañía, lo admito —terminó por decir la cocinera.
Se colocó detrás de Tori y Sue, justo entre las dos, y se agachó un poco para poder darles un fuerte abrazo a ambas. Las chicas le devolvieron el abrazo juntando sus mejillas.
—Te adoramos —rió Tori ante el gesto.
Esther soltó a la pareja después de darle un beso en la mejilla a cada una y se marchó de vuelta detrás de la barra. No tardó en ser requerida por otro grupo de cazadores que bebía en otra mesa.
—¿Y cómo les va al resto? —preguntó Ezis dando un trago de su jarra— ¿Mejor que a nosotros?
—No creas. Por ahora ningún cazador a venido con noticias o información relevante —admitió Tori—. Algunos se han ido por su lado, en solitario, o bueno solo con la compañía de su ayudante, como es el caso de Bai Long y Jude. Otros se han unido en pequeños grupos para ocupar más terreno en los rastreos; Enver, Harrold y Neil se fueron juntos.
—Aitor y yo íbamos a ir con ellos, pero Aitor enfermó y hemos tenido que quedarnos por un par de semanas en el gremio —dijo Nicola.
—¿Está bien? —preguntó Ezis preocupada.
—Sí, sí, perfectamente —movió la mano quitándole importancia al asunto—. Solo fue una gripe suave, casi como un catarro, nada grave. Fue suficiente con las medicinas que teníamos y de hecho ya está recuperado del todo. Teníamos pensado salir mañana por nuestra cuenta.
—No hace falta que vayáis solos —intervino Tori—. Sue y yo podemos acompañaros ¿verdad?
Ante la propuesta Deleito se mostró emocionada. Ella y Aitor no solían viajar acompañados, por eso cuando tenían misiones en las que debían formar equipo y viajar temporalmente con otros cazadores se alegraba.
—¡Ay sí! —a Suzette también le gustó la idea propuesta por su esposa— Todas las noches serán como una de esas fiestas de pijamas de las que hacen los niños de ahora. ¡Charla de chicas en cualquier momento!
—También estará Aitor —les recordó Iggie.
—Meh, detalles.
La puerta del comedor se abrió. Y hablando del rey de Roma vieron a Aitor buscar a alguien con la mirada, supusieron que era a Nicola así que Sue hizo señales con su mano para que se fijara en ellos.
En cuanto los vio echó a correr hacia ellos. No fue hasta que estuvo más cerca que notaron su expresión temerosa y como no paraba de avanzar cada vez más rápido.
—¡Todos al suelo! —gritó al abalanzarse hacia Nicola.
Todo pasó muy rápido ante los ojos de la chica. Estaba en el suelo con Aitor prácticamente protegiéndola con su propio cuerpo cuando escuchó esos fuertes golpes y el chasquido de la madera al romperse. Astillas saltaron de la mesa en la que antes bebían cuando cayó al suelo con algo rojo incrustado en ella.
Trozos de piedra de las paredes salieron despedidos en todas direcciones cuando más cosas de esas llegaron a través de ellas. Se clavaban en el suelo, en las sillas y mesas y hasta en la pared del fondo destrozando todo a su paso. Los gritos de sorpresa de cazadores y ayudantes no se hicieron esperar.
—¡Rápido, salid de aquí! —escuchó gritar a Ezis.
¿Cómo es que podía reaccionar tan rápido? Ella estaba mareada y perdida, tal vez se debía al golpe que se había dado cuando Aitor la empujó con la intención de protegerla.
—Nikko ¿estás bien? —el chico por fin se quitó de encima mirándola preocupado.
—Sí, estoy bien —dijo reincorporándose y recuperando poco a poco la orientación en lo que procesaba lo que estaba pasando— ¿Qué es eso? —preguntó refiriéndose a esas púas enormes rojas clavadas en todas partes— ¿Qué está pasando?
—Nos están atacando los caballeros —dijo Aitor.
—¡Hay que salir! Pelear dentro puede ser peligroso —ordenó Ezis agarrando a Nikko del brazo para levantarla. Aitor no tuvo tiempo de explicarle nada más—. ¡Iggie ayuda a Tori!
Nicola se fijó entonces en como Loo acudía junto a Victoria, quien trataba de ayudar a Sue a levantarse del suelo y caminar. Hartland tenía una de esas púas rojas clavada en el abdomen.
Esa ni siquiera fue la peor imagen que tuvo que ver.
Justo detrás de ellos tres, encima de la barra, estaba el cuerpo de Esther. Tendido boca abajo sobre la sangre fresca que salía de su propio cuerpo debido a dos de esas púas clavadas en su espalda y cuello. Tuvo que aguantarse las ganas de gritar y vomitar al ver aquella escena. Giró la cabeza hacia Aitor, que comprendió lo que acababa de ver a los pocos segundos y la guió fuera del comedor para alejarla de todo el caos.
En el pasillo la situación no era mucho mejor, los cazadores corrían de un lado a otro. Había más de esas cosas clavadas por el camino, las ventanas y puertas estaban destrozadas. Y entonces una de las puertas que aún permanecía robusta y en pie salió disparada por la ventana frente a ella. Dejando atrás el fuerte sonido del golpe que la mandó a volar.
Aquella imagen era absurda a ojos de Nikko. La sede era una fortaleza, difícil de atacar y aún más difícil de asediar. ¿Cómo era posible que los caballeros estuvieran logrando hacer tanto caos? ¿Cuántos eran realmente?
Del umbral, ahora sin puerta, salió un chico que a Nicola se le hizo familiar. ¿No era el que la ayudó cuando aquellos caballeros la acorralaron en la Ciudad Imperial? No, se parecía mucho, pero no era la misma persona. Se veía de estatura más baja y rasgos más jóvenes.
Los caballeros seguían siendo sorprendentes para ella. Aunque ese chico no se veía de complexión tan fuerte había derribado una puerta de teca reforzada con una facilidad abrumadora.
Estiró su dedo índice y corazón hacia Nicola y una púa muy similar a las que había clavadas por todas partes salió disparada hacia ellos. Aunque era bastante más pequeña y de un color negro como el mismísimo abismo.
—¡Cuidado!
Ezis interpuso en el camino de la púa la hoja de uno de sus cuchillos. Esta terminó clavada en la pared tras ser repelida donde casi al instante pasó de un estado sólido a líquido. Lo que parecía ser ahora agua negra cayó al suelo.
—Gracias, Ezis —dijo Nikko sacando un cuchillo de caza de la funda colocada en su muslo.
Aunque no le gustaba tanto el combate cuerpo a cuerpo el espacio era demasiado reducido en ese pasillo como para usar su látigo sin herir también a Ezis y Aitor.
—Hay que tener cuidado con él, es Víctor Blade, caballero de segundo rango —advirtió la de pelo del color de la sangre—. Tiene la marca del ojo, así que además su magia es muy fuerte.
Víctor desenvainó su espada. La hoja se tornó igual de negra que la púa que había lanzado anteriormente. No se lo pensó dos veces antes de lanzarse hacia ellos.
Ezis logró bloquear la espada con los cuchillos que llevaba en cada mano. El chico parecía tener más fuerza que ella porque sus brazos retrocedían poco a poco acercándose peligrosamente a su cuello. Nikko se lanzó a ayudarla empuñando su cuchillo de caza directo al cuello del caballero.
Víctor se movió a un lado para esquivarlo y unos cables de metal que lo atacaron desde varios ángulos lo obligaron a retroceder. Aitor era el causante de esto gracias al cableado de acero que usaba como arma.
Ezis miró la hoja de sus cuchillos la cuál había empezado a oxidarse de repente para su sorpresa. Luego pasó la mirada a la espada negra de Blade y comprendió qué era ese líquido negro que manipulaba con tanta libertad: veneno.
La puerta de la habitación se abrió de repente asustando a Mark. Por suerte era Nathan, no se paró a saludarlo y prosiguió revolviendo los cajones. Ese lugar era lo más parecido a una biblioteca o despacho que había en el gremio, y estaba lleno de documentos importantes sobre la caza de brujas y ahora también de lo que habían ido descubriendo gracias al libro del origen. Mapas, libros antiguos, informes, todo estaba allí. No podían dejarlo al alcance de los caballeros.
—¿Qué haces? —habló Nathan— Tenemos que salir, los caballeros están...
—Atacándonos. Ya lo sé —lo interrumpió—. Ayudame con esto.
Mark comenzó a meter varios libros y manuscritos en diferentes bolsas. Una de las que estaba ya llena la lanzó por la ventana.
Cuando Nathan se asomó vio que justo debajo había un grupo de cazadores que recibían lo que Mark lanzaba. Los estaban colocando en las alforjas que habían puesto a algunos caballos.
—No podemos dejas que los caballeros tengan acceso a la información del gremio de cazadores de brujas, y mucho menos a la de sus miembros —dijo el de banda naranja—. Lo que no podamos llevarnos lo quemaremos.
Mark sacó algo de su bolsillo y se lo lanzó a Nathan. Este lo agarró en el aire. Era un encendedor.
—Es todo papel y madera, arderá bien.
Nathan tragó saliva. Esperaba no tener que llegar a eso.
Aquel era su hogar, el hogar de todos. Era un sitio importante que había significado una nueva vida para la mayoría. Donde habían reído y llorado, donde habían peleado y perdonado. Donde habían conocido a personas que habían cambiado sus vidas.
—Ya está todo, salgamos de aquí —dijo acercándose a por un último objeto.
Cogió el libro del origen y corrió hacia la puerta siguiendo a Nathan. No se esperaban que al abrirla se toparan directamente con dos caballeros que no esperaron ni un segundo para atacarlos.
Apenas tuvieron tiempo a reaccionar cuando uno de ellos se lanzó blandiendo su espada. Mark apartó con un brazo a Swift mientras que con el otro sostenía su escudo bloqueando la espada del caballero.
—¡Doug! —escucharon gritar como aviso al otro caballero, quien por todas las condecoraciones que llevaba parecía ser de un rango superior.
Nathan se apresuró en coger su arco y colocar una flecha. Apuntó al caballero que acompañaba a Doug pero para cuando tensó la cuerda ya no estaba en el punto de mira. Un fuerte golpe en su espalda le hizo soltar el arma y caer de rodillas al suelo. El escurridizo caballero le había golpeado con la empuñadura de esa enorme espada mandoble.
En el siguiente golpe estaba dispuesto a usar el gigantesco filo para golpearlo. Mark quiso ir hacia él pero el de pelo morado bloqueó su camino.
Nathan se recuperó rápidamente y sin levantarse hizo girar su cuerpo sobre sus muñecas para golpear con sus pies las piernas del contrario. No fue suficiente para hacer que también cayera, pero sí para que perdiera el equilibrio por unos segundos que aprovechó para ponerse en pie y alejarse de él. Tomó de una funda en su cinturón una cuchilla que lanzó hacia el caballero.
Solo tuvo que mover levemente el mandoble para bloquearla sin mayor problema. Nathan chasqueó la lengua.
Doug no pudo evitar que Mark le quitara de en medio con un golpe en la cara con el escudo. Retrocedió unos pasos cubriendo su cara, su nariz había empezado a sangrar. Mark no se lo pensó al desenfundar su espada y lanzarla hacia líder de los caballeros de la guardia.
Repitió el movimiento de cubrirse con al enorme hoja de la espada de dos manos. Lo que no notó es que eso solo fue una distracción. Para cuando se dio cuenta Nathan ya le había clavado una flecha en su brazo izquierdo.
—¡Vladimir! —Doug gritó aún tratando de parar su hemorragia nasal.
—Estoy bien.
Le dio igual el dolor. Partió la flecha para poder sacársela del brazo. Torció el gesto por el ardor que ahora sentía y arrojó los restos al suelo. La sangre que resbalaba por su brazo manchó el suelo.
Doug tuvo que esquivar otra flecha que se dirigió a él y un puñetazo que Mark trató de asestarle cubriendo su puño de ese diamante que podía formar con magia.
Vlad aún miraba el suelo manchado, pero no por la sangre, sino por lo que había tirado al lado. Un libro. Pero era extraño. Nunca había visto nada así.
Se agachó para tomarlo entre sus manos, no tenía título.
—No es por quejarme, pero me vendría bien que me echaras una mano —escuchó hablar a Doug.
—Davuélveme eso —sintió como el puño de diamante de Mark rozaba su mejilla.
Si no hubiera sido por sus extraordinarios reflejos eso le podría haber desencajado la mandíbula.
—Si tanto lo quieres es que es importante —cuando Mark frunció el ceño supo que llevaba la razón, ese hombre era como un libro abierto—. Lo siento, pero me lo quedo.
Vlad le dio un leve toque a una lámpara de aceite que había iluminando la habitación. El aceite manchó los papeles que habían terminado esparcidos por todas partes por culpa de la pelea. El fuego lo prendió y las llamas crecieron a una velocidad vertiginosa separando a los cazadores y los caballeros.
Mark estaba dispuesto a saltar sobre el fuego con tal de alcanzar a Vladimir antes de que las llamas se extendieran más. El caballero no se lo permitió.
Nathan y Mark tuvieron que salir corriendo de la habitación para cubrirse de los aguijones escarlata que Vlad disparó hacia ellos. Se cubrieron tras la gruesa pared de piedra que se vio afectada por el ataque. La pared tembló por el golpe desprendiendo un poco de polvo y piedras pequeñas.
Se asomó por el hueco de la puerta solo para ver a los dos caballeros salir por la ventana. Se apartó cuando las llamas se extendieron hasta ella.
—¡Vámonos! —gritó Nathan agarrándolo del brazo.
—¡Tienen el libro!
—Eso da igual ahora, tenemos que salir antes de que esto se venga abajo.
No se había dado cuenta hasta ese momento pero la estructura del edificio se había visto gravemente dañada por aquel ataque. Pilares principales habían sido destruidos por los aguijones escarlata de Vladimir Blade, otros caballeros se habían encargado de causar otros daños por otras zonas importantes. Para colmo el fuego quemaba algunas vigas que seguían siendo de madera.
Cuando el edificio empezó a emitir sonidos que no auguraban nada bueno y una primera pared se desplomó sola, Nicola, Aitor y Ezis supieron que algo andaba muy mal. Víctor también se dio cuenta y envainó su espada, salió corriendo dando media vuelta.
—¡Vuelve aquí, cobarde! —bramó Bellum.
—No te muevas así —advirtió Nikko sujetándola cuando se tambaleó.
Ezis había recibido un corte de la espada de Víctor en su brazo. Definitivamente había sido envenenada, aunque por suerte no parecía ser en gran cantidad. A pesar de eso si seguía moviéndose así el veneno se extendería más rápido.
Otra pared se derrumbó a sus espaldas. Dejó un hueco por el que podían salir al exterior.
—Por aquí —ordenó Aitor.
Nicola se pasó por los hombros un brazo de Ezis para ayudarla a caminar.
Se habían alejado solo unos metros cuando la sede colapsó y se derrumbó. Los tres se arrojaron al suelo con sus manos cubriendo sus cabezas. Sintieron algunos trozos de escombros pequeños golpearlos el cuerpo. No les hicieron daño.
Cuando abrieron los ojos todo estaba lleno de polvo y humo. El edificio ahora era tan solo un puñado de escombros que ardían sin cesar. Ni siquiera entendían de donde había salido ese fuego.
—¿Estáis todos bien? —preguntó Nikko.
Sus dos compañeros asintieron.
—¡Ezis!
Iggie corrió hacia ellos y se agachó para revisar a su compañera. Cuando vio el corte en su brazo se asustó, Ezis tuvo que calmarle y decirle que estaba bien, solo debía de limpiar la herida y tomar algún antídoto. Lo malo es que todos estaban bajo los ardientes escombros frente a ellos.
—Vayamos a preguntarle a Judie, le debe de quedar alguno, siempre los lleva encima —dijo Iggie ayudando a Ezis a ponerse de pie una vez más.
—¿Y los caballeros? —preguntó antes que nada la pelirroja.
—No te preocupes por eso —negó Iggie—. Ya se han marchado. Algunos cazadores que aún estaban en condiciones de luchar han ido tras ellos.
Ezis no hizo más preguntas.
Aitor le tendió la mano a Nikko para ayudarla a levantarse. La chica la aceptó, le dolía un poco el trasero por el golpe. Todo estaba hecho un desastre a su alrededor. Había gente herida por todas partes y otros corrían de un lado a otro buscando a sus compañeros o tratando de ayudar a los que estaban peor.
Un grito desgarrador los asustó a ambos.
Aitor y Nikko se miraron mutuamente y fueron hacia el lugar del que provino para ver lo que sucedía. Las piernas de Nicola no pudieron sostenerla cuando vio como Tori lloraba desconsoladamente sobre el cuerpo inmóvil de Suzette.
La púa roja que la hirió había desaparecido dejando de taponar la herida y haciendo que se desangrara en cuestión de minutos sin que pudieran impedirlo. Nicola recordó como esas púas de veneno negro que Víctor creaba se derretían casi al instante de tocar cualquier superficie.
Esas cosas debían funcionar de una forma similar.
No pudo retener por más tiempo las lágrimas, la imagen era horrible, el escuchar el llanto de Tori lo empeoraba. Pero definitivamente lo que la perseguiría por siempre sería recuerdo de que apenas una hora antes habían estado hablando sobre viajar juntas. Bebían, charlaban y reían. Ahora Sue no volvería a hacerlo.
Nombre: Ezis.
Apellido: Bellum.
Apodo(s): (—)
Fecha de nacimiento y edad: 31 de octubre, 24 años.
Altura: 1'57 m.
Ocupación: Cazadora de brujas.
Rango: Tres estrellas.
Ayudante: Iggie Loo.
Rasgos más característicos: Adaptable, con un comportamiento dulce y un fuerte sentido de convicción. Muestra una voluntad absoluta de aprender y mejorar tanto como cazadora como persona. Tuvo un inicio como alguien egoísta y exigente con los demás, con el tiempo, aprende a mostrar aprecio por sus compañeros y amigos. Cuando está enojada se muestra como alguien que se irrita fácilmente, suelta las palabras sin dudar o pensarlo dos veces llegando a herir a los demás o meter la pata sin quererlo.
Arma principal: Un par de cuchillos de gran tamaño.
Arma secundaria: Daga
Campo en el que destaca: Emboscada.
Habilidades principales: Es bastante ágil y buena creando estrategias, suele ser bastante escurridiza y tiene un don para ocultar su presencia.
Debilidades principales: No es muy flexible que digamos, también suele concentrarse mucho en el ataque y no tanto en la defensa.
Magia: (—)
Crush: Maxim Millenium.
Character Song: Comme un bateau — Indila.
Extras:
—Siempre saca tiempo para escribirle cartas a sus hermanos menores. Escribe mínimo 3 o 4 por semana ya que está muy unida a ellos.
—Cuida muy a fondo su pelo. Le gusta que otras personas lo peinen, le relaja mucho. Una frase que suele soltar cuando alguien revuelve su pelo o lo acaricia es: "Como tengas las manos sucias juro que te voy a matar".
—Tiene una gran predilección por la naranja y cualquier comida con este sabor.
—Es una persona con muy mal perder a decir verdad, aunque ella nunca lo admita es algo que todos saben y que se nota.
Después de dos semanas aquí dejo este capítulo. La verdad es que ya lo tenía terminado la semana pasada, pero se me olvidó publicar el jueves y al final una cosa llevó a otra y pues bueno... lo dejé ya para esta semana.
A cambio por la tardanza tenéis unos edits especiales en el estafo de instagram sobre la ropa de los personajes OC. Próximamente, y según vayan apareciendo en ka historia para no hacer spoiler, iré colocando el de otros personajes más.
También dejo aquí el mapa de WitHun, lo que viene siendo Altair y un poco de su país vecino Cyril. Hacia tiempo que no hacía mapas de los míos, desde MidWar creo recordar. No es perfecto pero espero que esto os ayude a situaros cuando menciones diferentes lugares.
Y sí, está firmado por Tet Aqua. Nuestro cartógrafo de confianza (°∀°)b
También cabe destacar que no sabíamos qué pasaría con Saturn pero no ha sido él al final el que la espiñó. Sorpresas que da la vida. Nunca os fieis de mí como escritora XD
~Nova/Dreamer ♥
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