Capítulo 14
El ruido metálico del choque de las espadas era como música para los oídos de Jade. Hacía tiempo que no podía entrenar con tanta tranquilidad como en aquel momento y le estaba sentando muy bien. Su cuerpo oxidado después de que su único trabajo por días fuera escoltar a diplomáticos de Cyril volvía a estar al cien por ciento.
Estaba sudando por el esfuerzo y el sol intenso no ayudaba a disminuir el calor que su cuerpo sentía. Con un último golpe consiguió arrebatar la espada de las manos de su compañera, proclamándose así ganadora de ese pequeño combate de entrenamiento.
—Muy bien Rina, vas mejorando, pero sigues cometiendo errores básicos de posición —sonrió Jade envainando el arma.
—Ya, las espadas no son lo mío —rodó los ojos la peliverde recogiendo su propia espada del suelo.
—Eres una maestra en el uso de la lanza, no hay quien compita contigo en ese campo, ni siquiera las valkyrias de primer rango —rió Jade—. Pero si te sacamos de ahí... No es que seas mala, simplemente te quedas en la media. Media superior, pero media. Si quieres ascender algún día no vale con solo dominar una disciplina, debes dominarlas todas, o la gran mayoría, lo más cercano a la perfección.
Rina envainó la espada también sosteniéndole la mirada. Jade siempre había pensado que Rina era una chica realmente extraña, nunca sabía lo que pensaba o por qué actuaba como lo hacía. Pero era fuerte, buena en combate y nunca causaba problema, eso era justo lo que se necesitaba entre las valkyrias. El resto era secundario siempre que no interfiriera en el trabajo y el deber.
—No he dicho que no vaya a practicar. No compito por ser mejor que las demás, no me interesa eso, solo me gusta superarme a mí misma —explicó Rina.
—Esa es la actitud —le dio una palmada en la espalda.
—Greene.
Dos mujeres aparentemente mayores que Jade se asomaron por el campo de entrenamiento. Mantenían una expresión seria y esperaban pacientemente a que la pelirroja se acercara sin tener que dar la orden directamente.
Jade las reconoció como era obvio, ambas eran sus superiores, valkyrias de primer rango. Además una de ellas era nada más y nada menos que la comandante en jefe de las valkyrias, Isabelle Trick que por supuesto siempre era acompañada por su mano derecha Kim Powell. Kim era para Isabelle lo mismo que Glacia era para Jade, no solo una compañera sino una gran amiga de confianza.
—Parecen enfadadas —dijo Rina leyendo sus expresiones más allá de lo que se veía a simple vista—. Suerte.
Jade asintió cuando Rina se alejó del lugar para dejar que las tres chicas hablaran tranquilamente. Después de todo el asunto no parecía concernirle a ella y ni loca se iba a meter en problemas con sus superiores solo porque sí.
—Comandante en jefe Trick, hermana valkyria mayor Powell —las saludó Jade con una reverencia y los nombres reglamentarios con los que debía dirigirse a ellas en los momentos formales— ¿Sucede algo? ¿En qué puedo ayudaros?
—Jade Greene, he recibido quejas tuyas de los diplomáticos de Cyril —fue Isabelle directa al grano—. Dicen que no realizas tu trabajo de escolta y servicio adecuadamente.
—Bueno, porque las valkyrias no somos el servicio —esa última palabra sonó más ácida de lo que Jade había pretendido.
—Hermana valkyria menor Greene cuide la forma en la que se dirige a su comandante —recibió la llamada de atención de Kim.
Dentro del cuerpo de las valkyrias solo se llamaba comandante en jefe a la líder de todas ellas, en este caso Isabelle Trick, luego dentro de cada rango había diferentes subcomandantes: en las valkyrias de primer rango era Kim, en las de segundo rango Jade y en las de tercer rango Glacia. Las valkyrias novatas o las de rango raso no tenían comandantes directas, solo capitanas de escuadrones. Ellas tres eran las únicas que eran llamadas comandantes cuando estaban en misiones, fuera de ellas entre todas las valkyrias se llamaban "hermana valkyria mayor" o "hermana valkyria menor". Haciendo referencia con mayor o menor si la valkyria a la que se dirigía ostentaba un rango superior o inferior.
De hecho entre las valkyrias de primer rango ya se le estaba empezando a dar el título de comandante a Katya Felis, esto debido a que Glacia estaba a punto de ser promovida a segundo rango. Jade estaba muy feliz por ella, por supuesto, pero temía que incluso cuando ella misma fuera ascendida a primer rango, Glacia lo tendría difícil para sustituirla como comandante.
El segundo rango estaba lleno de valkyrias muy capaces y sobresalientes como Rina Ibara, Lexie Hargreaves o, la que era la favorita para el cargo, Azul Gender. Si Glacia quería tener una mínima oportunidad de luchar por el puesto el día que eso pasara tenía que ponerse las pilas.
—Perdonadme, no quería que sonara así, no era mi intención ofenderla Comandante en jefe —inclinó la cabeza en señal de disculpa—. Lo que pretendía era decir que las valkyrias somos un cuerpo de guerreras de élite, un cuerpo que siempre ha sido utilizado únicamente en momentos de crisis de guerra o ataques al reino. No comprendo por qué de repente debemos hacer el trabajo de los caballeros de la guardia real como lo es proteger y escoltar a esos diplomáticos y a la Princesa Nelly Raimon de Cyril.
—Como bien sabrás los caballeros han estado bastante ocupados estas últimas semanas, no solo por la fuga de la Princesa Skie. Que te recuerdo que tú no lograste frenar —le reprochó Isabelle haciendo que sus orejas enrojecieran por la vergüenza—. Sino que además ha habido una creciente presencia de las brujas. No solo está el último ataque durante el carnaval de Termes, sino también los avistamientos en Yantra, donde nunca antes hubo presencia de brujas. Y en otras muchas ciudades del reino. Creo yo que lo mínimo que podemos hacer es ayudarlos a liberarse un poco de esa carga.
—Lo entiendo, pero ¿no sería mejor invertir los papeles? Las valkyrias están más capacitadas que los caballeros para labores de rastreo y combate, y los caballeros entienden mucho más del trato con personas de las altas esferas.
—¿Estás tratando de decir que las ordenes del rey son incorrectas? —el ceño de Isabelle se frunció.
—¡No! Jamás me atrevería, solo pienso que...
—Por favor deja de pensar en ese caso —la cortó tajante—. Has recibido una orden directa y debes cumplirla te guste o no. Eres la comandante de las valkyrias de segundo rango y tu ascenso a valkyria de primer rango está muy cerca, debes dar ejemplo con tu comportamiento. Rebelarte de esa forma ante una orden del rey o mía te dejan en un lugar humillante.
Jade tragó saliva. No estaba de acuerdo con las palabras de Isabelle, pero si seguía quejándose solo empeoraría su situación y al final no llegarían a nada.
—Pasaremos tu falta por esta vez, pero por favor, no me decepciones más.
Con esas últimas palabras Isabelle dio media vuelta internándose en el edificio de las valkyrias de nuevo, seguida de cerca por Kim. Soltó un profundo suspiro cuando ya no las tenía a la vista y sabía que no podían escucharla.
Jade había sido una gran admiradora de las valkyrias toda su vida, soñó con convertirse en una desde que era una cría que ni sabía atarse los cordones y realmente había llegado hasta ahí. No solo había llegado, sino que había hecho méritos suficientes como para ser comandante. Pero aún después de todo ese camino y el tiempo que llevaba recorriéndolo no lograba acostumbrarse a los estrictos protocolos y la estrechez de miras en ciertos temas.
Jade había nacido como la segunda hija en una familia de comerciantes burgueses que lograron ascender a la nobleza tras la entronación de Gyan Cinquedea. Con la llegada del nuevo rey muchas familias nobles desaparecieron, dejando vía libre para que otras llegaran al poder y las ventajas de ser parte de la nobleza, y la familia Greene había sido una de ellas. Los padres se habían asegurado de que sus cuatro hijos obtuvieran puestos de importancia que los hicieran tener más influencia dentro de la corte.
El primer hijo, y hermano mayor de Jade, se había convertido en caballero de la guardia real, y actualmente tenía un merecido segundo rango. Jade se convirtió en la valkyria que era hoy en día, mientras que el tercer hijo se había dedicado más a la empresa familiar y hacer ganar más riqueza a la familia. Por último la hermana menor fue escogida como una de las sirvientas directas del Príncipe Quentin.
Todo había estado funcionando bien en su familia, habían accedido a la nobleza, ella logró hacerse valkyria y sus hermanos también parecían muy felices con los papeles que estaban desempeñando. Además nada más entrar al cuerpo Isabelle había puesto el ojo en ella, señalándola desde el inicio como una de sus favoritas, la novata favorita de la Comandante en jefe Isabelle Trick, eso sonaba demasiado bien para ella. Isabelle le habían enseñado tantas cosas y la había ayudado en tantas ocasiones que no tenía palabras para expresar su gratitud, pero su actitud en los últimos años había cambiado tanto que ya apenas podía reconocerla.
La Isabelle orgullosa, la líder nata, la guerrera, se había convertido en una Isabelle seria, ausente y demasiado estricta. Jade no tenía ni idea de lo que había pasado con ella, pero tenía claro que esa nueva actitud no le gustaba nada. Esperaba de verdad que algún día regresara la verdadera Isabelle a la que tanto había admirado de joven.
Jade suspiró, ya no tenía ganas de seguir entrenando y además se había quedado sin compañera. Salió del campo de entrenamiento dirigiéndose a la armería para dejar la espada que había tomado prestaba de allí para entrenar. Cogió de una mesa la suya y junto a su vaina la enganchó al cinturón de su uniforme. Tenía un poco de hambre no había tomado nada desde el desayuno y era casi ya medio día, tal vez podría ir a buscar a Glacia para comer juntas. Se veía como un buen plan.
Salió al pasillo y caminó hacia las habitaciones, Glacia había tenido esa mañana su turno de vigilancia de los diplomáticos. Seguramente ahora estaba descansando antes de comer también. Al girar en una esquina vio a tres personas hablando en el fondo, dos caballeros y una de sus compañeras valkyrias.
Reconoció rápidamente a Azul Gender y, por desgracia, a los hermanos Blade. Le extrañó verlos allí pero recordó los rumores que corrían acerca de Vladimir y un supuesto romance con una valkyria. No podía ser esa valkyria Azul ¿verdad? No podía ser tan descarado de ir hasta allí y ponerse a coquetearle justo en medio del pasillo del cuartel general de las valkyrias.
Jade negó quitando esa idea de su mente, no podía ser eso ya que venía acompañado de su hermano menor, no creía que Vlad llevara a Víctor junto a él para ver a su amante. Además, era de Azul de quien estaban hablando, aquella chica tan correcta jamás se metería en un romance prohibido con un caballero, era absurdo. Pasar tiempo con Goldie le estaba pasando factura, le pegaba sus ideas raras.
—¿Qué pasa aquí? Los caballeros no pueden estar en el cuartel de las valkyrias —decidió meterse en la conversación.
—Comandante Jade Greene, justo la estaban buscando —informó Azul al mismo tiempo que llevaba su mano derecha al pecho—. El General Vladimir Blade y el caballero Víctor Blade están aquí para hablar con usted.
—¿Conmigo? —enarcó una ceja mirando a los dos chicos.
—Si tienes un momento me gustaría que habláramos en privado.
La expresión de Vladimir era seria así que debía de ser algo importante. Jade realmente tenía más ganas de comer que de tener una reunión con esos dos, no estaba de humor tras el sermón de Isabelle, pero no podía pasar aquello por alto.
—Está bien, pero que sea rápido, tengo otros asuntos.
Vladimir agradeció con una reverencia. Por su parte Azul se despidió de los tres dejándolos hablar tranquilos sabiendo que ella ya no tenía nada más que hacer allí.
—Venid, hablemos en un lugar más privado —hizo Jade un gesto con su mano para que la siguieran.
Los condujo a una sala vacía un par de puertas más adelante, era una sala que las valkyrias solían usar para estar tranquilas mientras escribían los informes de sus misiones. Pero ahora que estaba vacía podrían usarla para hablar tranquilos, y lo que era más importante, sin que los vieran.
—¿Qué puede ser tan importante como para que vinieras a buscarme al cuartel en persona? —inició la conversación Jade.
—Sé que esto te va a sonar raro, pero no te enfades por favor, solo escuchanos hasta el final —pidió Vladimir haciendo que Jade se pusiera alerta. Esa conversación ya prometía para ser uno de sus nuevos dolores de cabeza.
—Hace unos días un escuadrón encabezado por el Comandante Laggerfeld fue enviado a una aldea cercana al Río de Oro, al parecer una quimera había salido de los Valles de Oxia y había atacado a unos viajeros —comenzó a explicar—. Mi hermano fue partícipe en esa misión. Se dio cuenta que en las garras de la quimera había rastros de sangre humana, fácil de diferenciar de la sangre espesa y oscura de las bestias. Sospechó que podía ser del supuesto viajero al que atacó, así que tomó una muestra.
—¿Para qué? ¿Pasaba algo con ese viajero? ¿Qué váis a hacer con un resto de sangre seca para empezar?
—Bueno en principio no había nada de malo con el viajero, pero tenía ciertas... sospechas acerca de la verdadera razón por la que ese viajero y sus compañeros estaban allí —explicó Víctor.
—Pero sigo sin entender qué prentendías hacer con la sangre.
—Tengo una amiga que usa magia, ella podía determinar a quien pertenecía —admitió Víctor para el horror de Jade.
—¡¿Magia?! ¿Recurriste a una sucia bruja? —preguntó alterada la pelirroja.
—No es una bruja como las otras, ella usa la magia para hacer ungüentos y medicinas, ayuda a las personas —la defendió—. Como comprenderás omitiré su nombre y a cambio de la información que ha logrado proporcionarme me gustaría que no hablaras de esto a nadie.
—¿Qué información podrías darme que fuera más importante que arrestar a una aprendiz de brujería?
—La identidad del dueño de la sangre, o más bien de la dueña —captó la atención total de Jade—. La sangre pertenecía a la Princesa Skie Blue.
La expresión severa y enfadada de Greene pasó a absoluta sorpresa en menos de un segundo. No terminaba de creer lo que Víctor acababa de decir.
—Lo estuve pensando y es posible que el grupo con el que viaje sean cazadores de brujas, y si estaban cerca de los Valles de Oxia seguro que es por el rumor de que allí se encuentra el oráculo —se adelantó a explicar Vladimir mientras que Jade reaccionaba.
Vlad le hizo una señal a su hermano y este sacó el mapa que Alicja le había dado extendiéndoselo a Jade. Esta lo tomó y desenrolló para ver un punto en este que se movía lentamente por él, también había una cruz un poco más atrás del punto.
—El punto marca la posición de la princesa en tiempo real, por eso se mueve lentamente. Esa cruz la hice yo mismo —señaló Vlad con el dedo—. Pasó algunos días ahí parada antes de volver a ponerse en movimiento. Creo que puede ser la sede de los cazadores que tanto tiempo llevamos buscando.
—Todo esto que me estáis contando es muy grave, ¿lo sabéis?
Vlad asintió, no parecía nervioso o preocupado más bien confiado en lo que hacía.
—Si informamos de esto a los demás nos harán demasiadas preguntas, no queremos poner en el punto de mira a nuestra amiga, espero que lo entiendas —tomó la palabra Vladimir—. Recurro a tí porque nos gustaría tratar este tema con la mayor discreción posible. El plan es que los caballeros ataquen ese punto donde puede estar la sede de los cazadores de brujas, mientras que las valkyrias siguen a la princesa y tratan de capturarla. Dos pájaros de un tiro.
—Serían un grupo con caballeros de nuestra confianza y un grupo con valkyrias de nuestra confianza, por supuesto —aclaró Víctor.
—Y si esto sale bien ¿cómo explicaréis que lo sabíais? —cuestionó Jade.
Vladimir sonrió.
—Ya me ocuparé de eso en su debido momento, no te preocupes.
Jade miró el mapa una vez más. Esa oportunidad podía ser la que estaba esperando para demostrar a Isabelle su punto de vista. Demostrar a su superior que el camino que las valkyrias estaban tomando esos últimos años no era la correcta.
Eso sería como pactar con el diablo, porque si salía mal estarían en graves problemas. Pero estaba dispuesta a vender su alma si era necesario para abrirle los ojos a Isabelle.
—¿Tenemos un trato? —extendió Vladimir su mano hacia ella.
Jade la miró, luego miró a los ojos del chico analizándolo. Era irónico que Vladimir Blade fuera su demonio.
Sin pensarlo más estrechó su mano.
Tras terminar su entrenamiento junto a Katya y Roko puso rumbo a su habitación. Le daba curiosidad pensar en lo que Vladimir, Víctor y Jade habrían hablado, después de todo Azul sabía que el hecho de que un caballero las visitara era extremadamente extraño. Lo bueno es que le había alegrado ver al mayor de los Blade, no se encontraba con él desde la misión en Termes donde estuvo todo el tiempo cerca de Glacia y Jade, no hubo oportunidad de hablar con él.
Vlad le agradaba, le parecía una persona realmente fascinante con un gran espirito de lucha, con unos ideales y unas metas claras. A veces deseaba poder tener igual de claros sus objetivos. Tenía a su familia en contra, permitió que eso pasara a cambio de poder cumplir su sueño pero ahora se sentía estancada, no sabía que camino debía seguir.
—¡Azul! —su compañera se acercó desde atrás a ella— Menos mal que te encuentro, necesito que me hagas un favor.
Era raro que esa chica, Lexie Hargreaves, le pidiera algo. No era la clase de persona a la que le gustaba depender de otros, era capaz de cargar con todo el trabajo ella sola con tal de no tener que pedir ayuda.
—Claro, ahora mismo estoy libre.
—Verás, ya sabes que no me gusta dejarle mi trabajo a otros, pero la Comandante en jefe Isabelle me hizo llamar —explicó la albina—. Antes de eso me habían ordenado que llevara esto a los aposentos de la princesa de Cyril.
La chica hizo más notable la caja de madera que llevaba entre sus manos. Lexie se la tendió para que la tomara y al hacerlo notó que pesaba más de lo que parecía.
—¿Qué hay dentro?
—No lo sé, no me han dado explicaciones. Me han ordenado que la lleve y no la abra así que por favor, mientras que yo asisto a la reunión con Isabelle lleva tú esto a la Princesa Nelly o a alguno de sus diplomáticos.
—¿Quién te la dio? —preguntó Azul una vez más alzando un poco la voz pues Lexie ya se alejaba.
—¡El consejero del Rey Gyan!
Es lo que a Azul le dio tiempo a escuchar antes de que su compañera valkyria desapareciera de su vista. Miró la caja una vez más analizándola, su orden era sencilla pero el hecho de que lo enviara el consejero le daba poca confianza. Ese hombre, por muy mano derecha del rey que fuera, emanaba malas vibras por donde quiera que fuera.
Caminó a paso tranquilo pero firme hasta llegar al pasillo donde estaba la habitación que le habían cedido a la princesa. Le extrañó no ver a ningún centinela guardando la puerta como siempre que había pasado por allí.
No era la primera vez que tenía que hacer de recadera para los diplomáticos o la Princesa Nelly, aunque eso no estuviera entre sus deberes profesionales. Isabelle les había ordenado acatar ordenes por alguna razón aunque ella en otras circunstancias hubiera sido la primera en negarse a hacer esos trabajos tan comunes. Quizá el humor del rey por la huida de la Princesa Skie lo tenía de mal humor e Isabelle tan solo quería evitar poner las cosas peor.
Esta idea no había calmado por otro lado a Jade y a otras muchas valkyrias que pensaban como ella. Si no se marchaban esos diplomáticos pronto entre el cuerpo de las valkyrias comenzaría a haber serios problemas.
—¿Estás segura de que dijo eso?
Azul se detuvo antes de tocar a la puerta.
—Sí, todo va bien, no tienes por qué preocuparte —habló una voz femenina.
Llevaba días, casi semanas trabajando con esas personas y las únicas mujeres del grupo eran la princesa y su sirvienta. Pero esa voz no sonaba a ninguna de las dos.
—Al parecer podemos confiar en él, sabe como manejar al rey mucho mejor que nosotros —se escuchó el crujir de una silla, como si alguien tomara asiento—. Tenemos que darnos prisa antes de que se den cuenta del cambio o todo podría complicarse. ¿Has hablado ya con...?
Voces que venían desde el fondo del pasillo le impidieron seguir escuchando la conversación. Esa interrupción la hizo volver en sí y darse cuenta que escuchar conversaciones de esa forma era una total falta de respeto. No la habían educado así.
Tocó esta vez sí a la puerta y unos pasos desde el interior se acercaron y abrieron la puerta. Era uno de los diplomáticos, este le dirigía una mirada seria.
—Disculpen la interrupción, el consejero del rey me ha pedido que os trajera esto.
Extendió la caja al hombre y su expresión se relajó al verla.
—La estábamos esperando —dijo al tomarla y sin añadir nada más, ni un mísero gracias, le cerró la puerta en sus narices.
Antes de que la cerrara le dio tiempo a ver que en el interior de la habitación estaban en efecto la Princesa Nelly y su sirvienta, pero solo ellas dos. ¿Entonces a quién pertenecía esa voz femenina que no había reconocido? Tal vez había una cuarta persona dentro a la que no había visto, pero estaba segura de que la persona de la voz desconocida se había sentado en una silla, silla que ocupaba Nelly cuando el diplomático abrió.
No quería darle más vueltas al asunto. Cuando los centinelas que había echado en falta regresaron les dedicó un corto saludo que ellos respondieron y se alejó de allí. Lo último que necesitaba era que le llamaran la atención.
—Glacia.
En cuanto Jade visualizó a Glacia al fondo de la biblioteca caminó rápido hacia ella. Jade la había estafo buscando como loca por el edificio al ver que no se encontraba en su habitación. La peliverde parecía sorprendida así que dejó en la estantería el libro que sostenía para centrar toda su atención en su amiga.
—Jade ¿estás bien? ¿Te pasa algo? Te veo muy alterada.
—Y no es para menos, acabo de mantener una conversación con Vladimir Blade que me ha dejado muy preocupada.
El ceño de Vessal se frunció nada más escuchar el nombre del chico, no era la primera vez que traía de cabeza a su comandante y estaba empezando a hartarse.
—Glacia, tenemos que buscar a Ibara ya mismo, hay que decirle que haga llamar de inmediato al escuadrón reina número dos —ordenó la pelirroja.
—A ver, espera, calmate un momento y explicame lo que pasa —pidió Glacia—. No estoy entendiendo nada, ese escuadrón es...
El escuadrón reina número dos era el nombre que había recibido el grupo de valkyrias que se oponían a las nuevas ordenes de Trick. Las valkyrias que como Jade pensaba que habían pasado de ser el arma secreta del reino a las sirvientas de los diplomáticos de Cyril. Era un pequeño escuadrón que formaron y que en el plan original solo estaría en activo si las cosas con la comandante en jefe se les iban de las manos.
—¿Qué te ha podido decir Vladimir como para que quieras ir derecha contra Isabelle?
Jade negó.
—No vamos a hacer eso, vamos a usar el escuadrón de forma excepcional para una misión, una misión que no nos ha encargado ni Isabelle ni el rey.
—No estarás insinuando que es una misión propuesta por Vladimir ¿cierto? —Glacia no se veía contenta— Es peligroso seguir los planes de ese caballero, ya sabes lo que pasó con el grupo de cazadores de brujas que vio en la capital, y ni siquiera es el único lío en el que se ha visto envuelto en el último tiempo.
—Glacia, sé que Vladimir no es de tu agrado.
—Esa definición se queda corta.
—Lo sé. Pero ahora necesito que confíes en mí, no en Vladimir —dijo tomando las manos de su amiga—. Yo estoy de acuerdo con su plan, con lo que vamos a hacer, y yo tomaré la responsabilidad en caso de que salga mal.
Glacia suspiró, su comandante era demasiado cabezota.
—Tomaremos —aclaró—. Las dos tomaremos la responsabilidad.
Jade sonrió sabiendo que eso significaba que tenía el completo apoyo de Vessal para esa locura. Iba a hacerla igualmente, pero haberla tenido en contra hubiera supuesto un gran problema.
—Pero al menos dime de qué se trata —pidió la menor.
—Hemos encontrado la sede del gremio de los cazadores de brujas. Y también a la Princesa Skie Blue.
Nombre: Jade.
Apellido: Greene.
Apodo(s):
Hilda (dado entre sus compañeras valkyrias)
Fecha de nacimiento y edad: 3 de marzo, 23 años.
Altura: 1,78 m.
Ocupación: Valkyria.
Rango: Segundo rango de Valkyria.
Rasgos más característicos: Es alguien diligente, con alma de líder, directa, energética y, aunque algo estricta a veces, muy amable. Es como una hermana mayor con valkyrias del mismo rango que ella o de menor. Es bastante cabezota y lucha hasta el final por sus ideales y lo que ella cree justo.
Arma principal: Hacha de mango corto.
Arma secundaria: Espada ligera.
Campo en el que destaca: Ataque.
Habilidades principales: Tiene bastante fuerza física, lo que le facilita el combate cuerpo a cuerpo y el usar armas pesadas.
Debilidades principales: No es muy buena estratega, sí sabe liderar y mantener unido al grupo, incluso analiza bien las situaciones, pero no sabe crear planes complejos. Siempre termina por ir a lo rápido y fácil.
Magia: Armadura de Valkyria.
Crush: Desconocido.
Character Song: Woman like me —Little mix.
Extras:
—Su apodo, Hilda, viene de una antigua valkyria de Altair que al parecer era muy parecida en personalidad y forma de actuar a Jade. El nombre significa literalmente "batalla".
—Si hubiera un ranking de popularidad de valkyrias indudablemente Jade ocuparía el primer lugar, incluso por delante de Isabelle.
—Tiene un espectacular aguante al alcohol, da igual que se beba tres botellas de vino ella sola, no se notará ni un poco que ha bebido.
—Es la segunda de cuatro hermanos pero la más conocida de entre los hijos del matrimonio Greene. La opinión pública tiene una muy buena imagen de ella, lo que la ha ayudado a ascender poco a poco en el cuerpo de valkyrias.
Este es el primer capítulo que hemos tenido centrado en las queridas valkyrias, pero no será el único. Cada vez más personajes con relevancia para la trama se nos van presentando y desarrollándose y esto no termina aquí.
La verdad es que los capítulos que se vienen son algunos que me hace bastante ilusión escribir desde que decidí escribir WitHun. Espero que todos disfrutéis de ellos también.
~Nova/Dreamer ♥
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