(✨) ❝Happy Birthday To You❞
❝Justo ahora son las doce, el día comienza con la marca del reloj en mi celular y tu cumpleaños ha iniciado igual. Oh, qué sorpresa ¿Por qué estoy tan emocionada? Siento que quiero abrazarte y no soltarte nunca, no puedo darte mucho, pero quiero darte de todo.
Estoy orgullosa de ti, ¿Lo sabías? No cambies nunca. Feliz cumpleaños, amiga mía. Espero que el próximo año estemos juntas en persona para desear lo más lindo que podamos frente al pastel de cumpleaños, esperaré pacientemente por ese día❞.
一De M_Hyuka para Kgxyeom.
23112020
~ (★) ~
Fuera de las miradas de todos, lejos del bullicio que provocaba “Hard Carry” en el gran salón del hogar de los Kang, allí estaba él.
Kai lo notó, hacía rato que no lo miraba entre los rostros conocidos de la fiesta así que había decidido ir a buscarlo, estaba sentado en uno de los escalones de la escalera que dirigía al segundo piso, de espaldas a él, sus brazos se mantenían cruzados y posicionados sobre sus rodillas, su cabello rojizo se movía vagamente gracias a la ligera brisa fresca de la época que la naturaleza les regalaba. La luz de la tarde pasando a noche aún era suficiente para dejar ver el color gris oscuro del traje que le había regalado su madre, pero aún así las luces del vecindario ya se dejaban notar en algunas casas, los postes de luz encenderían en tan solo unos minutos. “Debe estar en algún lado”, “No te preocupes tanto por él”, “Vamos a bailar un poco”, “Quizás no se aguantó y fue a ver los regalos”… Nadie parecía estar genuinamente preocupado por la ausencia del celebrado, pero él en particular podía notar que el pelirrojo no estaba precisamente feliz, y sabiendo eso no podría regresar a la fiesta como si nada.
¿Qué sería de una fiesta de cumpleaños sin el cumpleañero?
Se mantuvo en su lugar unos segundos, ladeando su cabeza solo para permitirse observar detalladamente al muchacho a unos metros de distancia. Sus cabellos brillantes que al terminar en su nuca se fusionaban con un par o dos de rasguños que él mismo se habría hecho captaban su atención en primera instancia, la respiración tranquila que le hacía levantar ligeramente los hombros le hacía sentir menos preocupado, el confeti que continuaba pegado a su traje le daba risa, la posición en la que se encontraba le hacía pensar que se estaba escondiendo… Pequeños detalles que pasaban desapercibidos para la mayoría de los invitados.
La mayoría, más no todos.
Para nadie era un secreto que Kang Taehyun y Huening Kai eran lo más cercano a apéndices mutuos, y es que no se podía esperar menos de aquella dupla tan compatible que consideraba el estar el uno para el otro como el fundamento principal de su amistad. Siempre estaban juntos, cualquier cosa era una buena excusa para mencionar o llamar al contrario, compartían sus cosas, se prestaban otras, salían juntos, conversaban todos los días, hacían escándalos innecesarios –pero divertidos– cada que discutían por la posible dependencia emocional de Kai hacia algún idol, llamadas a altas horas de la noche, conversaciones amenas a cualquier hora, reírse de las mismas estupideces, discutir por el hecho de que los frijoles negros eran superiores y a Taehyun le asqueaban… Ese tipo de cosas conformaban su envidiable amistad.
Se conocían desde hace aproximadamente dos años, cuando al ingresar de intercambio a su nuevo centro educativo, a Kai le pareció buena idea acercarse a aquel pelirrojo tajante que dibujaba un jarrón mientras escuchaba “Lullaby” de GOT7, hablarle también era parte de su plan, ser amigos no tan cercanos podría ser un bono especial, simplemente quería hacer un amigo. Al principio Taehyun no estaba muy convencido de recibirlo en su vida, para ese momento ya había tenido un mejor amigo y su relación no había acabado muy bien que digamos, razón por la que no estaba particularmente interesado en agregar más personas a su círculo social, pero a Kai no le importó aquello y decidió acercarse de todas formas.
Y, hasta el día de hoy, continúa creyendo que fue una de sus mejores decisiones.
Porque, aunque en un inicio la actitud del pelirrojo hacia su persona fuera lo más cercano a la falsa cordialidad para no enviarlo al carajo de forma tan agresiva, ahora lo conocía, y sabía que era una de las mejores personas que podría encontrar en el mundo. Con todo y su obsesión por el vocalista de uno de los grupos que seguían juntos o los juegos de Arcade que nunca podía completar por aburrirse a la mitad y retomar años después.
Con cautela se fue acercando, la mirada de Taehyun estaba concentrada en algún otro punto del lugar, no alcanzaba a notarlo aún, así que decidió usar aquello a su favor. La idea de asustarlo cruzó su mente, no obstante, el mayor parecía estar en su propio mundo, decidió simplemente acercándose cuando el cover de “Be Mine” hecho por ONEUS resonó por todo el lugar.
Sonrió sin poder evitarlo, el pelirrojo era simplemente precioso.
一¿Tanto te aburrió la fiesta? –Interrogó Kai con diversión, buscando evitar cualquier tensión.
El mayor se giró para verlo por sobre su hombro, al notar que era su mejor amigo correspondió su gesto, pero en pequeño, y se movió un poco para dejarle un espacio en su lugar, ante ello el contrario se sentó a su lado, aún sosteniendo el último sorbo de su refresco de cola en el vaso de plástico color azul que había comprado días antes y llevaba un par de horas en su mano, llenándose de diferentes bebidas que podrían enfermarlo pronto por su mezcla extraña.
Aquel día una gran celebración se estaba llevando a cabo, era veintitrés de noviembre, también guardado en el calendario del menor como “el cumpleaños de Taehyunnie”.
El año había pasado veloz, el pelirrojo odiaba eso.
No muchas personas conocían sobre el cumpleaños de Kang Taehyun siendo que él no era un particular fan de celebrar aquel día, los últimos años simplemente se encerraba en su habitación a escuchar música, miraba un par de películas o se permitía posponer cada una de sus actividades escolares asignadas para gastar su tiempo intentando aprender un mísero paso una y otra vez hasta que estuviera conforme con el resultado. Ese año –en un principio– no iba a ser una excepción, vaguear un rato en compañía de sus mejores amigos resultaba tentador, sin embargo a sus padres les pareció que era tiempo de hacer un cambio, cumplir dieciocho años era algo innovador, una fiesta era lo más lógico.
Taehyun no quería una fiesta.
Pero cuando le mencionaron que el evento estaba siendo patrocinado por sus mejores amigos, más aún Huening Kai, no pudo abstenerse.
Sería de muy mal gusto.
一¿Todo bien? –Inquirió Huening nuevamente, esta vez su tono era más serio, su vista estaba puesta sobre el rostro de Taehyun, el cual lo evitaba al mirar solo hacia adelante.
El mayor rió sin gracia.
一No tengo ganas de hacer nada –confesó en un susurro–. Estoy esperando que los demás decidan irse para encerrarme en mi cuarto a llorar o tal vez a jugar Kirby.
Decir que Kai no se sintió desanimado por ese comentario sería una mentira, aún así se mantuvo en silencio, puede que esta fuera la única ocasión en toda esa semana en la que finalmente el pelirrojo estuviera desahogándose con completa honestidad, así que permaneció escuchando claramente como el pelirrojo suspiró antes de continuar hablando.
一No pude tener nada de lo que realmente quería para mi cumpleaños –la voz del mayor era baja–, todo lo que hay en esa fiesta… Son cosas que ellos querían, no yo.
一Taehyunnie –llamó Kai en voz baja–, antes dijiste que estaba bien…
Sí, lo había dicho, no nos vamos a engañar, pero realmente eso no era lo que quería. Había puesto la educación y los deseos ajenos por encima de los suyos una vez más y ya no podía hacer nada cuando todo el festejo se estaba llevando a cabo, gente estaba reunida en su hogar, supuestamente celebrando su nacimiento mientras se aprovechaban de los beneficios de asistir a un cumpleaños. No se sentía especial, no se sentía querido, a pesar de tener suficiente atención sobre sí mismo, hacer una fiesta no era lo que verdaderamente deseaba.
一Taehyun…
一¡No estaba bien! –Vociferó de repente, alterado, girándose en medio de sus palabras para darle la cara al azabache que en cualquier otra circunstancia se hubiese sentido particularmente atacado–, ¡No puedo decirte qué quiero porque no lo sé! –Confesó, sorprendiendo a Kai–. Mi hermana está de viaje, no tengo dinero para comprar el álbum que quería, mi internet está fallando, no puedo comprarme nada de lo que quiero, no puedo salir porque no tengo permiso, siempre debo estar a cargo de otras cosas y ¡Ya no puedo! ¡Estoy tan harto de mi vida! –Al terminar de exclamar aquello, el pelirrojo abrió sus ojos en demasía, había pasado demasiado tiempo desde la última vez que había dicho algo como eso, después susurró–: Ni siquiera un jodido cumpleaños puedo tener bien.
Aquella confesión repentina hizo que el corazón del menor se encogiera, ¿Había hecho mal al organizarle una fiesta de cumpleaños a su mejor amigo? Tal vez, no lo sabía, se había precipitado al creer que realmente sabía qué quería el pelirrojo cuando realmente no estaba ni cerca de saberlo.
Su magnífico plan se estaba derrumbando frente a él.
Estuvo horas frente al computador, luchando para poder editar una fotografía decente para regalársela, escribiendo párrafos sin sentido que borraba a la mitad, buscando las palabras correctas para expresar aquella maraña de sentimientos encontrados que brotaban hasta rozar su garganta cuando el pelirrojo reía genuinamente y hacía su corazón latir hasta intentar salirse de su pecho cuando una mirada brillante caía sobre él. Huening se estuvo esforzando arduamente por toda la semana, buscando el regalo perfecto para el mayor, y al final no lo había encontrado. Intentó animarlo, organizarle una fiesta, hacerlo feliz con el ritmo de sus canciones favoritas, y aún así no había funcionado.
Sin embargo, no era eso lo que le importaba.
Lo único que tenía verdaderamente su atención era ver como su mejor amigo estaba aguantando las interminables ganas de echarse a llorar por su cumpleaños.
一A veces siento que estorbo –comentó el pelirrojo-. Mis padres compraron todas estas cosas para mi cumpleaños y ni siquiera me gustan –suspiró poco después de terminar de hablar-, tanto dinero y esfuerzo ¿Para qué? Al final su hijo es un estúpido pretencioso que no se atreve a decir nada porque conoce las cifras de los recibos.
Puede que para muchos fuera una idiotez, estaba siendo pretencioso, malcriado, sí, tal vez era así. Pero para él no era más que una tortura el tener que fingir bienestar mientras solo quería echarse a llorar, viejos problemas atormentándolo desde hace días hasta ni siquiera dejarlo dormir adecuadamente sin la televisión encendida. El silencio lo abrumaba, el ruido lo espantaba, cualquier mínimo detalle era suficiente para arruinarle el día y la acumulación de cientos de ellos era la razón por la que consideraría simplemente encerrarse en su habitación sin decirle a nadie. De todas formas no se darían cuenta de su ausencia hasta que estuvieran lo suficientemente ebrios para querer felicitarlo o cuando fueran a repartir el postre para los más chiquitos.
Huening se limitaba a observar al mayor mientras jugaba con el borde del vaso entre sus manos, su aura triste logrando que inconscientemente se encorvara, como si tratara de esconderse, los colores azules y grises serían la mejor paleta para colorear la nube de negatividad sobre su cabeza, esa que era tan ligera para ir con él a todos lados y tan pesada para tensar sus hombros. A Kai no le gustaba esa versión del enérgico y agresivo pelirrojo.
Cuando iniciaron su amistad lo había dicho, “No siempre estaré feliz, no siempre estaré animado, y si al ver la peor versión de mi decides irte lo respetaré. Yo también me alejaría”.
No obstante, Huening no quería alejarse ni un centímetro de él.
¿Por qué?
Cada que Taehyun se sentía inseguro sobre él como amigo, Kai siempre estaría allí para decirle qué tan bien lo estaba haciendo, llegando a hiperbolizar cada unas de sus palabras porque para su punto de vista jamás encontraría a alguien igual de bueno que ese pelirrojo que le hacía reír con las cosas más pequeñas y cuestionables. Y cuando el mayor dudara de su amistad, cuando quisiera terminar con todo por no creerse suficiente para nadie, el azabache estaría allí, resaltando cada vez más que no tenía planeado dejarlo, que él era una de las cosas más lindas que la vida le pudo haber regalado alguna vez y que no importaba qué, él siempre sería suficiente.
Taehyun había pasado por cientos de cosas antes de conocer a Kai, su forma de interactuar con los demás había cambiado, intentaba ser fuerte, pero no siempre lo lograba, el tiempo lo había ayudado y aún así había ocasiones en donde solo quería llorar hasta que su garganta suplicara piedad y sus ojos no le dejaran ver ni su teléfono. El azabache se había dicho así mismo que estaba bien, entender las emociones ajenas nunca había sido un particular problema para él, siempre supo cuándo retirarse y cuándo insistir. Animar a las personas y estar allí, eso era algo que el pelirrojo necesitaba con urgencia y el extranjero estaba dispuesto a darle con todo su corazón.
No quería que llorara nunca más. Lo iba a proteger.
Eso se había dicho.
Pero ¿Qué podría hacer Kai ahora? De repente el ambiente se había tornado frío, el agua salada se resbalaba por las mejillas del más bajo, sus lágrimas eran acompañadas por espasmos que recorrían todo su cuerpo y pequeños chillidos que morían en su garganta, su cabeza se fue hacia adelante cuando cubrió su rostro con sus manos. Ahora Taehyun estaba llorando sobre su hombro, aquellas cenizas de un período tan oscuro de su vida habían regresado de repente para abrumarlo, intentando derribarlo, y puede que fuera muy fuerte, no obstante eso no lo hacía invencible. Al igual que todos, Kang Taehyun tenía un límite y lo estaba sobrepasando al intentar retener todo lo que lo molestaba.
Todo había salido mal.
Todo estaba saliendo mal.
Sus sorpresas, regalos, intentos por animarlo a lo largo de la semana, todo estaba derrumbándose como un casillo de arena y Kai solo podía pasar suavemente su mano por la espalda del chico que tantas experiencias había vivido con él. Aquel que consideraba su primero estaba junto a él, su primera locura, su primera escapada, su primer castigo grande, su primer videojuego, su primera película cuestionable, su primera cena fuera de casa…
Su primer todo… Estaba allí, llorando por algo que no podía, puede o podrá controlar jamás.
Y era tan doloroso.
Era simplemente doloroso tener a Taehyun entre sus brazos cuando sabía la razón de ello, cuando su respiración se volvía irregular y las razones de su estado de ánimo no variaban en lo absoluto.
Porque, aunque deseaba enormemente tener un momento así con el mayor, nunca deseó que fuera mientras lloraba por cuanto odiaba su cumpleaños.
一Taehyunnie… –Le llamó en cuanto sintió que las lágrimas tardaban más en caer, el ritmo acelerado de su respiración había cesado ligeramente, dejando solo vagos espasmos y suspiros. Taehyun respondió al llamado con un sonido gutural–, cuando Hyung y yo te llevamos el pastel esta mañana, al apagar las velas, ¿Cuál fue tu deseo?
一Ni siquiera pedí un deseo –confesó Taehyun en un susurro, su peso incrementaba conforme más se calmara, no obstante para el pelinegro no era realmente un problema.
Kai se mantuvo en silencio por la respuesta.
一Yo sí deseé algo –aseguró el menor–, no soy el cumpleañero y aún así lo hice.
La voz de Kai con el tiempo se había vuelto naturalmente ronca, al mayor le gustaba, resultaba realmente agradable escucharlo hablar de los mil y un planes que había planificado en silencio para ambos o las cosas que estaba procrastinando intensamente por hablar con él sobre los chismes de la escuela, su voz era lo único en lo que Taehyun podía concentrarse, luego de una recaída emocional de origen desconocido solo quería refugiarse en aquel que hacía su corazón latir emocionado con sus ocurrencias caóticas.
一¿Qué deseaste? –Preguntó Taehyun, disfrutando de la tranquilidad que le trasmitía tener su cabeza sobre el pecho del más alto y su cuerpo entre sus brazos, meciéndose levemente de un lado a otro.
一Que estuvieras bien –garantizó el contrario con su vista al frente–, que aún si todo terminara mal, tú estuvieras bien.
一¿Solo pediste eso? –Preguntó el pelirrojo, Kai asintió.
一Siempre que pueda voy a pedir cosas buenas para ti –aseguró el azabache con una sonrisa pequeña que el mayor no alcanzó a notar.
Sus corazones latían de forma lenta, tranquila, la paz que se transmitían mutuamente convertía aquella posición en un refugio que ninguno de los dos quería arruinar.
一¿Por qué? –Inquirió el pelirrojo luego de algo de afonía entre ellos, el retumbar de la música seguía sin dejarlos en completo silencio, estaba preguntándose por qué alguien como Kai gastaría un deseo en alguien como él.
¿Por qué alguien se atrevería siquiera a mirar a Taehyun? Estaba lleno de defectos, defectos que se hacían notar por todas partes, era un cascarrabias, odioso, tajante, no pensaba dos veces antes de decir lo que opinaba, siempre se guardaba todo para sí, no era un buen ejemplo… Y otras cientos de cosas que de solo recordarlas lo harían llorar de nuevo ¿Por qué alguien se preocuparía tanto por otra persona? Eso se preguntaba Taehyun de forma insistente, maltratándose al pensar en todo lo que alguien podría odiar de sí, todo lo que él odiaba de sí mismo, ignorante de los ojos brillantes de Kai, el sonrojo nervioso que decoraba sus pecosas mejillas y particular nariz, el vaivén desordenado con el que acariciaba su espalda y la forma en la que mordía con sus colmillos la cara interna de su labio inferior.
Y si al final todo sale mal, podría decirte que…
一Porque me gustas.
Cuando las palabras salieron de los labios del menor, el tiempo se detuvo frente a ambos.
Como un resorte, Taehyun escapó de los brazos del pelinegro, la brusquedad casi hace que el vaso que el más alto había dejado en segundo plano sobre uno de los escalones superiores cayera, sus grandes ojos estaban abiertos en su totalidad, sus cejas alzadas denotaban su impresión. Lo primero que hizo fue buscar el rostro del contrario una expresión que le hiciera confirmar lo que acababa de oír, una señal era todo lo que necesitaba, una sonrisa tímida fue con lo que se encontró.
La brisa fresca, la música a volúmenes insanos, la fiesta, la emoción, personas moviéndose de aquí a allá pasaron a un segundo plano, el paisaje morado que decoraba la ciudad con una luz vaga se detuvo como una fotografía, y aunque sería unas de las cosas más hermosas que podría observar nunca, no era lo suficiente como para que Kai quitara su vista de los ojos de su mejor amigo, aquel que luego de tal confesión no estaba seguro de qué debería sentir.
Dos jóvenes corazones latían con miedo y pasión, estaban frente a la primera declaración de amor de dos encantos de preparatoria que se buscaban sin saber.
Kai fue el primero en hablar:
一Me gustas desde hace un tiempo –repitió, dándole al pelirrojo la seguridad que buscaba.
一¿Por qué no me habías dicho?
一Tenía miedo.
一¿De arruinar nuestra amistad?
一De que me rechazaras.
El silencio regresó, Taehyun regresó su vista al frente, su mente yendo a mil por hora para procesar el porqué de que su corazón latiera tan desesperadamente.
Hace tan solo unos minutos estaba llorando por lo patético que se sentía en su cumpleaños, ahora Huening Kai dice dos palabras y su corazón comienza a latir como loco, amenazándolo con salir disparado de su pecho.
¿Así se sentía el amor?
Como si todo un zoológico le revolviera el estómago, como si el suelo bajo sus pies no fuera suficiente para sostenerlo, como si sus piernas fueran de gelatina o si estuviera sobre una lavadora, temblando hasta los tuétanos, con el corazón acelerado como cuando miraban juntos esas películas de terror que tanto odiaba y con los sentidos alertas como cuando reconocía el olor de su comida favorita a la distancia, logrando que sus emociones hicieran tal como una montaña rusa en cuestión de segundos y tan solo por unas palabras…
Estaba tan confundido.
Y se dio cuenta que estuvo pensando mucho al respecto cuando –con una expresión triste– Huening estaba dispuesto a levantarse de su lugar para regresar a la fiesta.
一Iré por refresco, ¿Quieres un poco-…?
Y la respuesta nunca llegó.
En su lugar, el pelirrojo lo jaló de regreso a su asiento en la escalera, obligándolo a permanecer sentado los instantes suficientes para dejar que sus labios se unieran por primera vez.
El día de su cumpleaños, Kang Taehyun besó a su mejor amigo, aquel que en secreto estuvo enamorado de él y quien no pudo evitar corresponder aquel gesto que de forma sencilla calmaba todos sus nervios, creando nuevos y dejándole explorar sensaciones completamente desconocidas para él, las cuales solo estimulaban la dopamina en movimiento que mantenía su cerebro drogado.
Era un roce simple, un movimiento vago, ninguno se atrevía a hacer más, pero lo disfrutaban.
Por un momento a Taehyun se le olvidó la razón de su anterior estado de ánimo.
Un segundo pasó, luego dos se volvieron tres, la cuenta se perdió en el aire al igual que uno en el otro. Si tuviera que comparar la sensación con un sabor sería como la vainilla en los pasteles o la azúcar en los dulces, el chocolate de taza junto a la chimenea y cualquier otro de sus sabores favoritos, era relativo, pero encantador.
Era lo que necesitaban.
Sus labios se separaron con lentitud, la música se escuchaba tan lejana que de no ser por la vaga brisa hubiese olvidado que estaban sentados a mitad de las escaleras, confesándose amor mutuo mientras que una cantidad considerable de personas hacían karaoke en la parte de arriba, ignorantes del nacimiento de un explosivo sonrojo en los rostros de los jóvenes que al mirarse a los ojos solo pudieron reír encantados por la belleza del contrario.
Risas pequeñas, risueñas, sonrojos acalorados, rostros que permanecían cerca…
Cuando el momento intentó desvanecerse, Kai fue quien decidió aferrarse a él, tomando las manos del pelirrojo que había acabado simplemente sonriéndole.
一Taehyunnie ¿Me estás correspondiendo? –Inquirió el pelinegro en tono divertido, los ojos de Taehyun rodaron hacia un lado.
一Si sigues con tus tonterías no lo haré de nuevo.
一Olvídalo, vamos a besarnos otra vez mejor.
Ante la evasión, el pelirrojo no pudo evitar reír enormemente, disfrutando del momento hasta que el azabache lo atrajo hasta él una vez más, dejando que su melodiosa risa muriera entre sus labios en un nuevo beso mucho más seguro, pero de igual dulzura, ignorando como el manto nocturno los cubría firmemente, dejando que la ciudad se iluminara artificialmente a partir de ese momento.
Pero a ellos no les afectaba, la reciente chispas era lo igual o más brillante que el propio sol, a partir de ese momento ellos iluminarían el lugar.
一Taehyun –susurró Kai al finalizar el beso, el contrario respondió con un sonido gutural–, ¿Ya pediste tu deseo?
一Ahora sí –respondió el cumpleañero con una sonrisa.
一¿Cuál es?
La afonía regreso momentáneamente, en esos segundos ambos permanecieron mirándose el uno al otro con un ligero carmín pintando hermosamente sus mejillas, los ojos de los dos brillaban intensamente, tanto que las estrellas estarían celosas si pudieran.
一Estar a tu lado por mucho tiempo más –contestó finalmente el pelirrojo, el picor en sus ojos amenazando con hacerle llorar de nuevo.
El más alto acunó el rostro contrario entre sus manos cuando sus palabras terminaron de ser dictadas, dedicándole una mirada casi tan dulce como el pastel que estaría por ingerir en unos momentos al nervioso joven de cabellos rojos que imitaban y dejaban en ridículo a las manzanas que disfrutaban del frío de su refrigerador.
一No me voy a alejar de ti –susurró Kai, melifluo al jugar con las puntas del cabello del mayor, enroscando los mechones de su dedo índice, haciendo ondas que desaparecían al instante.
一¿Ni siquiera cuando te des cuenta de la horrible persona que puedo ser? –El menor negó con la cabeza, Taehyun frunció su ceño– ¿Por qué?
一Porque te quiero, Kang Taehyun, quiero quedarme contigo todo el tiempo que pueda y lo haré.
Entonces las palabras del pelinegro llegaron como una sentencia que quedaría en sus mentes por suficiente tiempo, una promesa que estaba dispuesto a cumplir como un contrato que sería sellado con un tercer y último beso que serviría como el “érase una vez” de su nueva historia de amor.
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