╔══════════╗
Un helado.
╚══════════╝

        Su mirada perdida en el techo. Su cabeza recargada sobre el borde de la tina. Los cabellos mojados tendidos sobre su frente, mientras su mente se encuentra perdida. Piensa. Piensa. Piensa.

Sin dejar pasar más tiempo, sale de la bañera y coloca su bata sobre su desnudo cuerpo. Ese día lo estaba llevando directo al aburrimiento, el reloj recién marcaba las siete de la noche, creía que aún era muy temprano para ir a la cama, pero ya no sabía que más hacer.
Entonces, cuando termino de cambiarse la pijama que consistía en un viejo jogger gris y la sudadera negra del equipo de natación, -la cual había utilizado en las nacionales de la escuela el año pasado, hasta que se dislocó el hombro-, observó su libreta abierta encima del escritorio.

—¡Min!—le gritó su madre desde la cocina seguramente—¡La cena está lista!

—¡No tengo hambre!—le contestó de la misma manera, y cuando no escucho ninguna respuesta de su parte, tomó asiento para comenzar a estudiar lo que parecía ser inglés, siempre había sido pésimo en inglés.

—¡Min!—volvió a hablar su madre desconcentrándolo por completo.

Con fastidio, soltó el bolígrafo, abrió la puerta y bajo las escaleras.

—Mamá estoy estudiando, te dije que no tenia ham...—pero entonces se detuvo abruptamente al observar una silueta lo bastante familiar para él, de pie en la entrada—¿Bae?

—Hola Min—respondió la chica sonriéndole con dulzura.

—Ella nos ha hecho la amable invitación para ir a la plaza, ya sabes, por el festival del cerezo—mencionó su madre apareciendo en la estancia.

—Soy nueva aquí, creí que sería divertido—asintió la chica.

—Pero tus abuelos no pueden caminar tanto, yo debo entregar un pedido mañana así que debo apurarme y tú padre aún no llega—explicó la peli negro—¿Quieres ir con ella o debes estudiar?

—Bueno...

—¡Ve con ella, Yoongi! Puedes estudiar cualquier otro día—hablo su abuela desde el comedor, al parecer estaba por terminarse su té.

—No le digas que hacer mujer, él puede tomar sus propias decisiones—le respondió su abuelo como era de esperarse—Esta a un paso de ser adulto.

—¡Cierra la boca viejo malparido! Estoy hablando con mi nieto, no contigo—le contesto.

—¡También es mi nieto piojo vomitado, puedo meterme en lo que yo quiera!

—¡Bueno ya!—interrumpió Yoongi fastidiado—Iré, sólo debo ir a camb...

—¡Genial! Vámonos—le interrumpió la chica saliendo de la casa—¡Descuide señora Min, lo traeré sano y salvo en un par de horas!.—exclamó desde afuera para calmar a la mujer.

Min apresurado camino hacia la entrada para colocarse tan siquiera unos tenis, y luego salió de la casa detrás de ella.
Ambos caminaron hacia el zócalo del pequeño pueblo, como Min ya había predicho, las calles eran adornadas por cientos de árboles de cerezo, había puestos de comida callejera por doquier, toda la gente del pueblo bailaba y convivía armoniosamente como cada año, y aunque Yoongi había estado toda su vida en ese pueblo, jamás había asistido a tal festival.

Sin embargo, aquel día no sería la excepción, y la confusión llegó a él cuando se desviaron tomando un callejón solitario, hasta llegar frente a una heladería cerrada.

—¿Qué hacemos aquí? —cuestionó el chico rápidamente—¿No se supone que iríamos a festival de la flor de loto?

—Se supone, pero en realidad vine a invitarte un helado—respondió la chica sonriente.

El ceño del peli negro se frunció cuando observó a la contraria quitar uno de sus pasadores y luego usarlo para tratar de abrir la cerradura.

—Bae, esto es invasión a propiedad privada—susurro comenzando a alterarse.

—Aún más emocionante ¿No?—soltó la chica logrando abrir la puerta de cristal.

—Primero te metes a un cuarto lleno de adolescentes idiotas fumando marihuana, luego estando enferma te bañas prácticamente en lluvia, me obligas a correr relevos contigo, que por cierto terminamos perdiendo. ¿Y ahora irrumpiremos una heladería?—soltó enumerando todos aquellos acontecimientos.

—Quiero divertirme contigo, temo no poder hacerlo después.

Fue lo único que menciono antes de entrar.

—Vaya forma de divertirse—susurro el chico debatiendo en contra suya—El señor Ko va a odiarme después de esto si se entera.

Al principio no estaba dispuesto a hacerlo, su razón no sé lo permitía, por ello dio la vuelta y comenzó a caminar muy seguro de regresar a casa, sabía que la culpa le carcomería después. Sin embargo, otra voz en su cabeza le impidió obtener control sobre si y frenó abruptamente su paso. Suspiro profundo llevando su cabello hacia atrás con frustración.
Si, sabía que después se arrepentiría de entrar, pero estaba aún más consiente, de que aquel arrepentimiento sería peor, si se marchaba en ese momento.

Entonces...giró.

—¿Sabes que deseó hacer Min?—cuestionó la chica terminando de servirse aquel helado de vainilla encima de su cono.

—¿Qué cosa?—cuestionó sentándose sobre el mostrador, mientras lamía su helado de chocolate amargo.

—Deseo huir—susurró colocándose al frente suyo—Sólo una noche. Tomar un auto, perderme en la carretera observando la luz alumbrándola, recargando mi cabeza en el asiento, mientras buena música me acompaña. De hecho, uno de tus cassettes serviría.

—Me parece algo estúpido y arriesgado—murmuró—Hablando de ello, ¿Los has escuchado todos?—cuestionó tratando de cambiar un poco el tema.

—Absolutamente todos. Sin embargo, mi favorita siempre será la de aquella mañana, ahora me considero una gran admiradora del gran David Bowie.

—Tienes buen gusto entonces—contesto brindándole otra lamida a su postre.

—¿Lo harías Min?—cuestionó tomándole por sorpresa, haciéndole confundir—¿Escaparías conmigo si te lo pidiera?

—¡¿Te volviste loca?!—vocifero el chico dramáticamente—Mi madre estaría mandándome mensaje cada dos minutos, luego del segundo timbre, llamaría a la policía o colocaría mi foto en cada poste de luz por todo el bendito pueblo. Me controla todo el tiempo

—No. Sólo se preocupa por ti, todo el tiempo—le corrigió la chica riendo ligeramente.

—No debería.

—¿Sabes lo que daría por algo así, Yoongi?—continuo Bae caminando para sentarse a su lado—Los únicos mensajes que recibo son correos de propagandas anunciando una campaña nueva o un nuevo teléfono. Incluso tú abuela podría tener más contactos que yo.

—Apuesto a que si—se burló el chico. Sin embargo, era cierto.

Su abuela era amiga incluso del carnicero, esa viejita conocía a todo mundo, apenas te descuidabas dos minutos y ya había hecho algún nuevo amigo, inclusive en internet. Min se arrepentía de haberle instalado facebook.

—Ella dijo que ya soy parte de tu familia.

—Para mi abuela todos son parte de la familia, excepto mi abuelo.

—Su relación es demasiado peculiar. Cuando están juntos, no puedo parar de reir. Es divertido.

—Intenta aguantarlos en un viaje a la ciudad por más de cuatro horas y retiraras lo de divertido.

Entonces un silencio los envolvió repentinamente de golpe, el único sonido acompañándoles era el de la manecilla del reloj marcando las nueve. Hasta que ella se encargó de romperlo.

—Soy un problema Min—susurró llamando su atención—Una carga.

—No. No lo eres—contestó sincerándose—No para las personas que te quieren.

—¿Me quieres?—cuestionó la chica ladina—Ni siquiera me conoces.

—Lo hago—afirmó el chico con un aspecto circunspecto—Y no necesito conocer mucho de ti, sólo importa como me siento cuando estamos juntos. Como me haces sentir. Y me haces sentir bien.

—¿Porque me quieres, Yoongi?—continuo con aquel tema. Realmente se le mostraba necesitada de una respuesta.

—Porque estás rota—replicó sublime, bajando la mirada.

—¿Qué?—espetó la chica incrédula.

No se esperaba tal respuesta.

—Porque voy a ser la razón por la que entiendas que mereces ser querida por alguien. De que no eres un problema. Mucho menos una carga.

Un suspiro se escuchó por la parte contraria.

—Pero vas a dejarme Bae, cuando te des cuenta de no soy bueno para ti—afirmó con suma seguridad—Yo lo sé.

De Jun Seo una carcajada se escapó.

—No. Tú lo harás—contestó.