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Capítulo OO9: Tú vida y la mía

Todo estaba en silencio desde que se vieron a los ojos, Tzuyu seguía sonriendo y Sana pensando que es la mujer más hermosa de la que se pudo haber fijado en toda la vida tanto así que no pudo evitar sonreír a los pocos segundos al chueco y un poco extraño pero lo hizo, Chou al ver eso se le ensanchó la sonrisa porque sabía que había hecho algo bien y por lo que le dijo Momo tenía toda la razón, la sonrisa de la peligris era digna de admirar, cuando cortaron miradas, se encontraron dos pares de ojos aguantándose la risa.

Momo estaba encantadísima de que se llevaran tan bien porque estaba segura de que hacían bonita pareja y ahora que las veía juntas era más que obvio que había algo entre esas dos que no comprendía muy bien pero estaba, Dahyun solamente las veía intentando analizar lo que estaba sucediendo y dándose cuenta que su novia siempre tiene la razón cuando se trata de que las personas hacen bonita pareja algo que tal vez la fastidio levemente porque va a tener que aguantarla por bastante tiempo. Sin embargo, no puede evitar sonreír un poco al ver ya que son bastante tiernas.

En la mente de Sana solo había una cosa y eso era los nervios, tenía que decir algo en la cena porque si no se vería como alguien rara que se la pasa todo el tiempo en silencio y que a duras penas logra tener contacto visual, como si estuviera disgustado cuando era todo lo contrario de lo que quería demostrar por fin tenía la oportunidad de estar cerca de Tzuyu e intentar entenderla un poco más, el conocer a la chica que le ha gustado por tanto tiempo en persona es lo mejor que me ha pasado en un largo periodo de tiempo.

— Mi nombre es Minatozaki Sana, un placer —Tragó saliva, aunque sentía que se iba a desmayar en cualquier momento  tenía esa sensación de que a pesar de eso podía expresarse sin problemas, Tzuyu le daba esa seguridad sin siquiera decir algo. Se quedaron mirando otra vez por largos segundos que sentía que eran horas y luego de un largo rato voltearon a ver a sus acompañantes que no podían dejar de mirarlas por alguna extraña razón.

— Que lindas —Momo como siempre con sus comentarios que hacían sonrojar a cualquiera.

Tzuyu esperaba que Dahyun la regañara o algo por el estilo pero no fue así, estuvo bastante de acuerdo con lo que acababa de decir su novia— Hasta parecen pareja de años —Sana desvió la mirada por la vergüenza, aún así, se sentía feliz por lo que estaba escuchando era un sueño, lo estaba viviendo y no quería despertarse nunca más de el.

— Me sorprende que se acaben de conocer —Sana iba a contestar pero se quedó callada, encogiéndose de nombre fue su respuesta a lo que dijo y Tzuyu solo rió levemente, esa sonrisa de bebé que hacía que su corazón se acelerara y no fue la excepción.

— De hecho... —Minatozaki subió la mirada hacia la contraria que llevaba una pequeña sonrisa, de esas que te provocan suspiros y pensar que es la persona más hermosa del mundo— La vi en el partido —Esas palabras se colaron en sus oídos y aterrizaron directo en su corazón, no esperaba que la recordara y mucho menos que lo hiciera de esa manera en la que se expresó al decirlo— Siento que me diste suerte, gracias —Las orejas de Sana estaban tan rojas como los tomates de la pasta que acababa de llegar para Momo, ya habían ordenado en medio de esa mirada tan intensa por parte de las chicas.

— ¡La estás avergonzado! —Se quejó Momo haciendo reír a las de la mesa— Tienes que ser menos directa —Sana rió por lo que dijo y bajó la mirada a su plato, exactamente el mismo que había pedido Tzuyu— Hasta en eso concuerdan —Dahyun rodó los ojos divertida.

— La que las estás avergonzado eres tú —Como siempre la coreana provocando a su novia, Hirai hizo un puchero y miró a la ventana— Come, se te va a enfriar la comida —Sana las miró atenta, se veían felices a pesar de esos juegos y eso la hizo reflexionar de la relación que quisiera tener en su vida.

— Buen provecho —Miró a Tzuyu e hizo una reverencia por lo que dijo.

Luego de comerse el último bocado del pastel de chocolate que compartió con Momo se dio cuenta de que la japonesa si que comía rápido, aunque Sana había quedado satisfecha comió menos de la mitad de lo que lo hizo la contraria, parecía una aspiradora de seguro si se acercaba podría escuchar el típico de la máquina. Salieron hacia afuera en donde Dahyun y Momo se fueron enseguida como si estuvieran planeando algo.

De seguro era el dejarlas solas y era la primera vez que lo estaban así que no está de más decir que Sana sentía que en cualquier momento se iba a desmayar, sus ojos se movían de un lado a otro pero nunca hacia Chou, quién se dió cuenta al instante, no era difícil entender cuando alguien se sentía incómodo o nervioso.

— Te puede llevar a tu casa —La miró de reojo y asintió— Entiendo que te sientas así porque no nos conocemos —Sonrió un poco— Pero no te haré nada malo o algo por el estilo —Caminó hacia el auto y Sana la siguió mientras se miraba los pies, le abrió la puerta y se quedó ahí hasta que vio que Sana ya estaba adentro— Eres realmente adorable —Susurró para si misma sin darse cuenta que la había escuchado, eso hizo avergonzar a la mayor ya que no quería dar esa imagen como si fuera una tonta bebé que deben cuidar, cerró los ojos un poco decepcionada y se mordió el labio con fuerza para no decir nada.

¿Estaría mal admitir lo que ha hecho?

— Lamento que creas que soy así —Soltó de la nada cuando el auto de Tzuyu se puso en marcha— No quería parecer alguien así frente a tí —Tzuyu no pudo evitar sentir algo raro en su corazón— Me caes muy bien —Admitió.

— También me caes bien —La miró por un momento y siguió conduciendo— Llegarás sana y salva a tu casa —La japonesa estaba completamente segura de ello, cuando pensó en cómo sería Tzuyu muchas cosas llegaban a su cabeza tanto buenas como vergonzosas y ahora que la conoce en persona se da cuenta de que tener el estándar muy alta a veces si es bueno.

— Gracias —La forma tan peculiar en la que Sana se expresaba era un enigma para Tzuyu y eso le gustaba, por un instante se olvidó de lo que tenía que hacer.

— Sana... —Dijo de la nada provocándole escalofríos a la nombrada— ¿Puedes darme tu número? —Y como si todos los planetas se alinearán, hubiera paz y tranquilidad en el mundo, el tiempo se detuvo.

Minatozaki nunca en todo el tiempo que la ha visto desde esa ventana pensó que llegaría esta conversación y eso provocó mariposas en su estómago, una vez más en el día, algo que le agradecerá para siempre porque era su primer amor uno que la estaba haciendo sentir bien.

— Claro que sí —Tan pausada y tranquila, normalmente no era así pero con Chou era distinto, sacaba una parte de ella que ni sabía que existía.

— Anótalo en la libreta —La buscó con la mirada y agarró el lápiz que estaba a su lado, cuando lo tuvo en su mano y lo acercó a la hoja se dio cuenta de algo, aquel cuento de adas que estaba viviendo y no se la creía, había empañado sus pensamientos, sí ella escribía algo se iba a dar cuenta de que era la misma que le había mandado las cartas por tanto tiempo.

Tragó saliva llamando la atención de Tzuyu quién frenó justo cuando había llegado al destino.

— Minatozaki Sana —La llamó y esta volteó lentamente a verla— Sé que eres tú —Del abrigo que llevaba puesto sacó la nota que le había escrito en la mañana y la dejó arriba de la hoja en la que la mano de Sana reposaba temblorosa por lo que estaba sucediendo.

Subió lentamente la mirada, sus ojos llenos de lágrimas y los de Tzuyu sonriendo.

— Eres tú M.S —La japonesa estaba a punto de desmayarse— ¿Cierto?

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