Capítulo OO4: Inesperado
La vida de Sana no era nada más que trabajar, estudiar, comer y dormir en eso se había convertido los últimos dos meses en los que solo se había centrado en ello y obviamente en dejarle cartas a su enamorada solo que ya no la veía tan seguido como antes, había veces en las que Tzuyu faltaba o en las que ella no podía pasar por la ventana, tampoco sabía mucho de la contraria así que todas las cartas iban a lo que sentía llegando un punto que hasta ella creía que eran demasiado cursis.
Hoy era uno de esos momentos en los que pasaba de largo hacia el auto con un nudo en la garganta y dolor en el pecho por no poder quedarse un momento más junto a la taiwanesa; sin embargo, según su jefe debía concentrarse más y según su madre tendría que estar todo el tiempo estudiando porque para eso se había ido ¿No?
Una parte de ella está de acuerdo con las únicas dos personas que todavía le dan órdenes ya otra tan solo se quería quedarse quince minutos viendo el juego sobre todo a Tzuyu, a veces tiene que cerrar los ojos para imaginarla mientras escribe y eso le duele porque antes tenía claro lo que diría y como se expresaría en vez de estar por las ramas buscando una forma de explicar lo que su corazón le está diciendo.
Es un nuevo sentimiento algo que no se imaginaba al llegar a Corea, es único y diferente a todas las clases de amor que ha sentido en toda su vida y eso la hace sentir distinta pero no de la mala manera si no de esa que te convierte en alguien único, se podría decir que en una persona especial.
— ¡Oye! —Se quedó petrificada frente al auto al escuchar una voz detrás suyo, cerró los ojos maldiciendo absolutamente todo y cuando tuvo la suficiente valentía como para enfrentarla se dio cuenta que no era para ella si no para la mismísima Tzuyu que estaba a metros de ella pero esta vez sin que un cristal las separe— Ya te digo yo que estamos listas para el partido de mañana —Al escuchar eso frunció las cejas, no tenía ni la menor idea de que habría un partido y que mucho menos estaría Tzuyu presente, había asistido a algunos y en ninguno Chou era titular.
— No lo sé, no lo sé —Repitió unas cuantas veces más y Sana se sintió algo mal, se notaba por la voz que estaba nerviosa y que no se sentía segura de si misma, Minatozaki siguió caminando y dejó la nota en el mismo sitio esta vez on mucho más cuidado que antes, no sin antes darse la cuenta y con toda la valentía del mundo miraba Tzuyu una última vez en el día, no le importaba si la veía total era una completa desconocida viéndola de lejos o viendo hacia otra parte ya no se sabía por la distancia que había entre ambas una que era asfixiante para la nipona.
Estaba mal tener aquel impulso de salir corriendo y abrazar a Tzuyu para apoyarla y hacerle saber que ella podía con eso y mucho más, confiaba ciegamente en alguien a quien amaba en secreto, la dueña de sus suspiros y sueños, eso la asustaba un poco sobre todo aquello que estaba naciendo ahora mismo en su corazón y eso era ganas de abrazar a la persona que estaba frente a ella sin importarle nada solo dejándose llevar por sus sentimientos pero se detuvo cuando el primer paso titubeante se convirtió en una terrible mala idea.
— Quisiera decirte que tengo seguridad —Tragó saliva y volteó apoyándose del árbol que estaba detrás del auto— No es así Momo, no me siento segura de lo que voy a poder dar —Cerró los ojos sintiéndose mal por la menor, quisiera decirle que puede con eso y más, espera que con lo que escribió en la carta sea más que suficiente.
— Eres de las mejores en el equipo —Dijo con total seguridad— Confía en ti Chou, tú vas a poder —La puerta se abrió y Sana soltó el aire, se sentía relajada de que la carga que le escribió de seguro ya estaba en sus manos— ¿Y esa sonrisa? —Sana no pudo evitar también sonreír— Parece que tienes a alguien y no me cuentas —Se escucharon las risas de ambas mujeres y Minatozaki se sonrojó tanto que sus mejillas comenzaron a arder, se encontraban calientes mientras que su cuerpo estaba completamente frío debido a la vergüenza que circulaba por este.
— No digas tonterías —Un golpe y luego el sonido del auto encendiéndose, apoyó la cabeza en el tronco y suspiró feliz, por lo menos sabía que tal vez era ella la que hacía sonreír a Tzuyu y su corazón volvió a latir feliz, no sabía cómo la castaña le hacía para hacerla sentir así sin ni siquiera hablar una vez en todo el tiempo que la ha visto y le ha dado las pequeñas notas que cada vez se vuelven más y más personales.
— Sabes... —Tzuyu miró hacia Momo que estaba robándole un trozo del pastel que tanto tiempo le había costado hacer— Nayeon me dijo que había visto a una chica cerca de tu auto —Al escuchar eso casi sale volando del sofá para acercarse a donde estaba la mayor— ¿Por qué te compartas así? —Chou tragó saliva y volvió a su lugar.
— ¿Sabe cómo se ve? —Preguntó, su pierna derecha no se dejaba de mover y eso preocupó a Hirai quién al ver las reacciones se acercó sentándose a su lado y mirándola con esa expresión de que probablemente sabía lo que sucedía.
— ¿Qué pasa? —Como siempre siendo directa y yendo al grano sin muchos rodeos.
— Nada —Contestó y desvió la mirada a una esquina de la sala, Momo suspiró y le pegó en el muslo— ¡Momo! —Gritó y se acarició la zona afectada.
— Dime —Negó con la cabeza y Momo le saltó encima agarrándole los brazos— ¡Dime! —Cada vez se hacía mas fuerte el agarre.
— Suéltame —Forcejeó pero era inútil— ¿Por qué carajos eres tan fuerte? —Dijo y al mismo tiempo tiempo intentó empujar a la japonesa quién se rió.
— El sexo —Ambas se miraron en silencio— Quiero decir —Carraspeó— El gimnasio —Rodó los ojos, siempre decía ese tipo de cosas para que se separarán pero esta vez no fue así, Momo seguía viéndola directamente a los ojos esperando una respuesta.
— Me preocupa que me vayan a robar, uno nunca sabe —Cuando mentía siempre desviaba la mirada pero esta vez por proteger a quien sea que le regalaba las notas que la hacían feliz se quedó viéndola sin pestañear.
— Bien, te creo —Se acomodó en el sofá y enciendo la televisión— Deberías ir a bañarte, hueles a perro —Chou no pudo evitar reírse e ir a su habitación, no sin antes agarrar la chaqueta que siempre llevaba consigo y donde estaba la nota.
Abrió la puerta y apretó el seguro justo cuando la puerta se cerró sacó la pequeña hoja y sonrió en grande porque sabía que iba a sonreír, a pesar de que algunas escritos no los comprendía muy bien habían algunos que la dejaban pensando o simplemente sonriendo dándose cuenta que había alguien que si la apoyaba a pesar de todo.
"Hola, soy yo de nuevo, hoy de seguro te veías tan bien como siempre, deseo que tú sonrisa alguna vez sea dirigida hacia mi persona y poder sentir lo que de seguro muchos experimentan cuando tú se las regalas, tienes un corazón muy puro y has mejorado mucho, no olvides que te apoyo...
M.S"
Sus ojos casi se salen al ver esas iniciales, no conocía a nadie que las tuviera pero eso no quitaba que fuera la primera vez que compartía algo así, se lanzó a la cama y luego de mover sus piernas intentando ahogar la emoción que tenía, sacó de debajo de su cama una caja y guardó la nota junto a las demás, estaba comenzando a sentir algún tipo de cariño extraño hacia ellas o más bien hacia la persona que hacía que sus días no fueran tan grises.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro