⋞"Bebé, no me siento muy bien" seis palabras que nunca entendiste⋟

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Debería estar acostumbrado, después de dos años viviendo sólo, debería haberse acostumbrado, pero siempre una mueca llena de sorpresa cruzó su rostro cuando a las doce de la madrugada, su puerta es tocada, detrás de ella su mejor amigo y el dueño del dolor en su corazón yace, con una mirada cansada, sin embargo, una pequeña sonrisa lo recibe.

Y aunque debería estar acostumbrado a recibir esas visitas inesperadas, Youngjae no lo hace.

Porque realmente no lo quiere ahí. Porque tener a Juyeon en su espacio significa un dolor más de su pecho.

El azabache le sonríe a pesar de que sus ojos están rojos.

Quiere preguntar, pero no lo hace, ya adivinando la razón. En su lugar, sólo le da espacio a su mejor amigo, acomodándose primero en su sofá, no sorprendiéndose cuando Juyeon se abraza a su cuerpo, escondiendo su rostro en su cuello.

Su cuerpo se tensa por los primeros segundos, intentando no tocar de más el cuerpo ajeno, aún cuando es Juyeon quien se abraza con fuerza a él. 

Le duele, saber que está ahí porque posiblemente ha discutido con su novia le duele.

ㅡNo me siento muy bien.

A pesar de todo, es Juyeon quien dice, con sus orbes brillantes, conectando su mirada. 

A Youngjae le gustaría acariciar sus mejillas y darle besitos para que esa mirada triste y cansada saliera del bello rostro de su amigo, más no lo hace. 

Como siempre.

Exhala un suspiro, soltando en su lugar:

ㅡ¿Sí? -Y sus ojitos intentan no viajar a algo más que no sean los ojos avellana del azabache. ㅡ¿Peleaste con Yeri?

Sinceramente, no es de su interés lo que pase en la relación de su amigo, pero pregunta más por cortesía. Por… ¿obligación? Quizás.

Juyeon no aparta su mirada de él, dejando una negación vaga.

ㅡ Realmente no vale la pena.

Como mis sentimientos por tí, quiso poder gritar.

Esa noche esperó que Juyeon se durmiera al lado izquierdo de su cama (porque le pertenecía a él) para finalmente poder llorar, como de costumbre cuando se trataba de Juyeon. 

Y que este lo estuviera abrazando desde su espalda, que sintiera su espalda chocar con el pecho del azabache, su mano reposar en su cintura y su respiración tranquila en su cabeza, no lo ayuda en lo absoluto. 

Nada lo ayuda. 

Sólo usa su mano que no hacía de soporte para su cabeza, para tapar los sollozos que salen de su boca, porque día a día le está siendo insoportable sobrellevar esa carga.

No lo quiere más. Lo está lastimando demasiado. Ya no quiere llorar más por las noches, no quiere ser quien escuche a su amigo decirle que se siente mal por discutir con su novia.

No quiere amarlo, no quiere seguir siendo el mejor amigo de la persona que ama.

No quiere seguir soportando verlo mal por otras personas.

No sabe cuánto más podrá soportar eso, así que esa noche se gira suavemente en su lugar, sin apartar las manos del mayor de su cuerpo, en su lugar, su rostro queda frente al pecho de Juyeon, que viste sus ropas. Entonces se aferra a los brazos ajenos, sollozando bajito, deseando tanto que ese dolor se fuera para siempre.

Y el sueño fue su peor enemigo, como de costumbre, porque sólo unas horas después, cuando su respiración era tranquila y las lágrimas estaban secas en sus mejillas, la persona que ama lo mira, acariciándole las mejillas donde las lágrimas secas estaban.

Entonces Juyeon se tragaría el nudo en su garganta, abrazándose al cuerpo ajeno, besando con delicadeza las mejillas a su alcance, cerrando sus orbes porque las lágrimas se sienten insoportables.

Y finalmente sólo susurraría lo que jamás sería escuchado.

ㅡ Desearía no sentirme de esta manera… Lo siento tanto.

Porque quizás, su amistad de cinco años no era tan fuerte, porque lo esencial hacía falta.

La comunicación.