1
[hace 2 años]
— ¿estás listo, hijo?
— lo estoy, má. — respondió daeyoung bajando las escaleras.
— entonces vamos, ¡apúrate! — dijo la mujer haciéndole señas con sus manos.
— no entiendo qué es esa tradición de siempre ir a saludar a los nuevos vecinos... — se quejó.
— no es ninguna tradición. es para darles la bienvenida, y hacer que se sientan cómodos en el vecindario. — regañó. — si nosotros fuéramos nuevos aquí, sería agradable que nos hicieran lo mismo también, ¿o me equivoco?
el chico suspiró, pues tenía sentido.
— supongo que tienes razón.
— ya~ deja de hablar y vámonos ya.
los dos salieron de su casa y se dirigieron a la de al lado, visualizando algunas cajas de cartón repartidas por el jardín, de seguro la mudanza no había concluído del todo todavía.
la mujer tocó la puerta, que segundos después, fue abierta por otra mujer, quién tenía una amable sonrisa en su rostro.
— ¡buenos días! perdone la molestia, somos los vecinos de al lado, la casa de la izquierda. — habló animadamente la mujer señalando su casa, mientras que daeyoung hacía una reverencia a la mayor. — queríamos presentarnos y darles la bienvenida al vecindario.
— ¡oh, pero qué agradable! buenos días igualmente. — habló la otra mujer con un acento extraño, dejando más que claro que no era coreana. — ¿gustan pasar?
— nos encantaría.
— porfavor disculpen el desastre, aún estamos ordenando nuestras cosas.
— no se preocupe, es normal. — rió la coreana.
los tres tomaron asiento en los sofás, y daeyoung suspiró internamente, pues ya podía sentir que las próximas 2 horas, se basarían en oír conversación de señoras.
no quería quedar como un maleducado ni nada de eso, pero pónganse en su lugar, sería bastante aburrido.
— mi nombre es hyemin, kim hyemin. — se presentó. — y él es mi hijo, kim daeyoung.
— gusto en conocerla, señora. — dijo el mencionado con una sonrisa.
— el gusto es mío, querido. yo soy maeda akira.
<<es un nombre japonés, ¡sabía que ese acento no era coreano!>> pensó daeyoung.
— ¿cuántos años tienes, daeyoung? — le preguntó la japonesa al chico.
— tengo 15 años. — respondió amablemente.
— vaya, tienes la edad de mi hijo.
— ¿tiene un hijo? — preguntó la coreana.
— ¡así es! debe estar en su habitación ordenando sus cosas, ¿quieres pasar a verlo? — dijo a daeyoung.
— oh, no hace fal-
— ¡claro que sí! — contestó su madre, interrumpiéndolo. — vé a saludarlo, quizás y se hacen amigos.
— es arriba, la segunda puerta a la derecha. — indicó la japonesa.
y bajo la mirada amenzante de su madre, daeyoung forzó una sonrisa y se dirigió a las escaleras.
¡¿cómo rayos estaba en esta situación?!
él no era una persona antisocial, pero sí era un poco introvertido y no le gustaba ser el que comenzaba las conversaciones, le resultaba incómodo.
una vez frente a la puerta previamente indicada, pensó por unos segundos sí tocar o no.
se puso en el lugar del otro chico, y para él sería bastante extraño el estar tranquilamente en su habitación solo, que de repente le toquen la puerta, y que al abrir, esté un chico random que nunca antes había visto en su vida.
suspiró tratando de liberar la tensión, y finalmente le dió unos golpes a la puerta.
seguido de eso, escuchó una voz hablándole desde dentro de la habitación, en un idioma el cual no entendía y que su cerebro detectó como japonés.
sin saber bien qué hacer, se dispuso a tocar la puerta nuevamente.
daeyoung escuchó unos pasos aproximarse a la puerta, y por los nervios, comenzó a sudar.
la puerta se abrió, revelando a un chico más bajo que él, de cabello negro, piel morena y un par de grandes ojos mirándolos con confusión.
kim debía admitir que era uno de los chicos más lindos que había visto en su vida.
sin intenciones homosexuales, obviamente.
— ¿quién eres tú? — preguntó en japonés el moreno, y claramente, daeyoung no le entendió.
— em... — pensó. — yo... soy daeyoung, el vecino de al lado.
nuevamente, el más bajo lo miró de forma confusa, ¿acaso no entendía el coreano?
— vivo en la casa de la izquierda y mi madre insistió en que viniéramos... — siguió hablando nervioso.
— ¿venir para qué? — volvió a decir en japonés, aún pareciendo confundido.
— tú... ¿no hablas coreano? — preguntó daeyoung.
— hmm... depende de con quién esté hablando. — respondió bromista entrecerrando sus ojos.
— mierda... realmente no hablas coreano, ¿qué voy a hacer? — dijo entrando en desesperación.
el moreno disimuló las ganas que tenía de soltar una carcajada, ¿por qué el tal daeyoung estaba tan nervioso?
— eres lindo. — rió.
— ¿por qué te ríes? ¿qué dijiste? — suspiró. — sabía que no debía saltarme las clases de japonés.
— yo me saltaba las clases de coreano y aún así estoy aquí. — respondió.
— ¡¿huh?! — daeyoung exclamó sorprendido, abriendo grandemente sus ojos. — ¿si hablas coreano?
finalmente, el japonés dejó salir esa carcajada que se había guardado.
daeyoung se indignó, literalmente, el chico frente a él se le estaba riendo en la cara.
— mi pronunciación no es muy buena, pero hago lo que puedo. — respondió indiferente.
— ¿por qué no dijiste eso desde el principio? ¿no viste cómo casi hago cortocircuito? — dijo riendo, aún indignado.
— ¡lo siento~! quería saber hasta dónde llegabas. — formuló también riendo.
— ¿hasta dónde llegaba? estuve a punto de sacar mi celular y abrir el traductor de google. — se cruzó de brazos fingiendo molestia.
— perdón~ no te enojes... ¿daeyoung? ¿lo dije bien? — preguntó.
— lo dijiste bien. — sonrió.
<<es bonito cuando sonríe.>> pensó el japonés.
— soy maeda riku, y como lo notaste, soy de japón. — se presentó. — dijiste que vives al lado, ¿por qué viniste?
— pues, mi madre tiene esta costumbre de siempre darles la bienvenida a los nuevos vecinos, y como ustedes se mudaron hoy, ella insistió en que viniéramos a saludar. — explicó.
— oh, ya veo... eso es bastante lindo, honestamente, me preocupaba no tener vecinos de mi edad.
— ¿cómo sabes que tengo tu edad?
— lo supuse. — rió. — ¿quieres entrar? está un poco desastroso, aún no terminé de ordenar mis cosas.
— no hay problema, mi habitación lleva años desordenada y yo vivo en mi casa desde que nací.
riku soltó otra carcajada, contagiando instantáneamente al coreano.
ambos jóvenes entraron a la habitación del japonés y se pusieron cómodos para seguir con su rara pero a la vez cómoda conversación.
— quizás algún día pueda ir a tu casa a ayudarte a ordenar tu habitación. — habló riku. — no me gusta el desorden.
— a mi tampoco, pero me da mucha pereza limpiar. — dijo levantando los hombros.
los dos comenzaron a hablar de diferentes temas, y se dieron cuenta de que tienen muchas cosas en común, mismos intereses y gustos similares.
daeyoung pensó que al final de todo, no se arrepentía de haber aceptado venir, pues resultó ser de todo menos aburrido con riku estando junto a él.
— ¿por qué han venido a corea? — preguntó intrigado daeyoung.
— por el trabajo de mi padre, lo trasladaron permanentemente aquí a corea, así que decidimos venir con él. — contestó.
— oh, debe ser duro...
— un poco, pero aún así, estoy emocionado por saber cómo será mi vida aquí... siento que es como empezar desde cero.
— supongo que lo es, mudarse a un país nuevo donde no conoces a nadie y nadie te conoce, es como un nuevo comienzo.
— bueno... ahora tú me conoces. — rió.
— y pienso que es muy bueno conocerte.
riku no entendió por qué, pero esas simples palabras acaloraron sus mejillas; se había puesto extrañamente nervioso.
— ¿ya sabes en qué colegio entrarás? — interrogó el coreano.
— en jongno-gu, según escuché, es el colegio más cercano de por aquí.
— ¡eso es genial! — respondió daeyoung animadamente. — es mi colegio también.
— oh... entonces, ojalá me toque en el mismo salón. — habló contento el japonés.
— ojalá que sí... te presentaré a mis amigos, la mayoría de ellos también son japoneses.
— ¿de verdad? — preguntó asombrado. — ¿te juntas con japoneses pero no sabes japonés?
— no tiene nada que ver, cuando estamos juntos hablamos coreano. — fingió ofenderse.
la tarde pasó rápidamente entre risas para ambos chicos, quiénes conectaron instantáneamente.
y finalmente, llegó la hora de que daeyoung y su madre volvieran a su casa.
daeyoung y riku intercambiaron números de teléfono, pues seguro seguirían hablando hasta tarde por chat.
quizás, daeyoung se sentía feliz por tener a riku de vecino.
pero, ¿qué tanto cambiaría su vida diaria desde ahora?
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