II
La lluvia espesa y ruidosa provocaba que tanto animales como personas corrieran en todas direcciones para poder obtener un poco de cobijo seco. Sin embargo, eso no era un problema para Baekhyun, quien, al tener una mansión de paredes gruesas y techo macizo, jamás había tenido la experiencia de escuchar las gotas en un techo de lámina o agua filtrándose en el suelo, humedeciendo todo.
Su habitación era seca, tan seca para jamás enfermar por algún problema de humedad. Jamás había reparado en ello, era algo que siempre había estado ahí, ya que nunca se había tomado un segundo en agradecer o siquiera darse cuenta de su realidad. Todo era tranquilo, cálido y seguro.
Sus ojos fueron abriéndose poco a poco cuando la calidez cómoda se su habitación se fue transformando en una sensación asfixiante y sofocante. Paso la punta de su lengua por su labio inferior solo para sentir una textura tan rugosa que podría haber cortado su lengua. Algo cayó de sus ojos cuando sus párpados estuvieron arriba y bajó la mirada para encontrarse con arena, tanta como para formar un pequeño castillo.
No pudo levantar la vista, porque el sol ardiente no se lo permitía y cuando quiso moverse, su cuerpo era como un trapo mojado, sin fuerza alguna. Pensó que esto era un sueño, no era la primera vez que tenía un sueño lúcido y, aunque eran molestos, en cualquier momento terminaría.
Abrió la boca para decir algo, pero una punzada de ardor paso a través de su garganta. Al ver su ropa, vio solo trapos oscuros llenos de arena. A su alrededor solo había arena, piedras grandes y algunos palos con sogas. ¿Por qué estaba teniendo este sueño tan extraño?
—Zorra asquerosa.
Baekhyun giró, con su poca fuerza, su cuello y a través de su mirada cansada pudo vislumbrar unas siluetas borrosas de lo que supuso eran personas. No entendía muy bien lo que decían, solo murmullos a lo lejos. Nada más que aquel insulto de alguna señora fue lo que pudo traspasar sus oídos.
—Era cierto, sigues vivo, asquerosa rata —dijo un hombre, casi escupiendo con asco las palabras.
—La hierba mala es difícil de erradicar —otro se burló y se cruzó de brazos, mirando desde arriba al chico.
—Hay que asegurarnos de que está vez se vaya al infierno —casi gruño uno de los hombres mientras rodaba una roca pequeña entra sus dedos.
Baekhyun quiso levantar sus cejas a modo de pregunta, pero algo ardió en su piel y en su lugar, frunció el ceño. Una pequeña ráfaga de viento acompañado de arena le provocó una fuerte tos, lo que aumento el dolor interno de su boca. Su respiración era lenta, como si estuviera cansado.
Era el sueño más extraño de su vida y ya quería despertar.
—No te adelantes, sabes quién tiene que soltar la primera piedra —dijo en un tono grave y firme un hombre con barba larga mientras ponía una mano en el hombre de un joven.
La mirada pesada de Baekhyun se fijó en un chico, era bajo, y al igual que el resto, vestía ropas holgadas, largas y sueltas, como si estuviera envuelto en ellas. La juventud se regaba en su rostro, demostrando ser casi un niño, pero su mirada era oscura como si el odio se fundiera en sus iris, eso le hizo sentir incómodo.
—Hazlo, sabes que es lo correcto —le dijo una mujer al chico, ella se inclinó para acercar su rostro al oído de él.
Baekhyun quería enfocar y entender este sueño, pero su cuerpo se sentía tan débil como nunca antes, era casi como si hubiera regresado de una clase de hapkido extrema. Al querer mover un músculo, dolía y se sentía tan pesado como el concreto. Sus labios se abrían como si tratara de captar un poco de oxígeno y sus párpados se cerraban por momentos. Jamás había sentido tanta miseria en un sueño.
Sin embargo, su garganta dejo salir un gruñido ahogado cuando su piel se rompió en un dolor electrizante. Algo había golpeado su mejilla y ahora unas gotas calientes resbalaban hasta su cuello. Al enfocar, con esfuerzo, vio que el chico había sido quien le había dado aquel golpe con una roca. Podría pensar que lágrimas bajaban por sus ojos oscuros, pero estaba demasiado lejos para saberlo con certeza.
Ahora solo pensaba en que era una mierda el ardor y dolor que estaba sintiendo en ese preciso momento. Sin embargo, lo peor fue cuando otras piedras le acompañaron a la anterior. Un alarido que rasgo su garganta se escapó con pesadez de su boca. Esto era agonizante.
Necesitaba despertar, debía abrir los ojos. Quería volver, necesitaba volver. Pero por más que pestañeaba, el dolor de los filos de las rocas seguían cortando su piel y empujando con odio su cuerpo.
—Paren, paren, por favor —susurraba en un hilo de voz apenas distinguible para él mismo mientras ellos seguían golpeando su cuerpo—. Duele...
¿Esto era un sueño? El dolor era demasiado vivo como para ser solo un concepto de su mente, pero entonces ¿Qué había pasado? ¿Alguien había logrado pasar la seguridad de su mansión y lo habían raptado para traerlo a un desierto con el fin de matarlo lapidado?
Que mente tan perversa.
Solo dejó caer su cabeza con cansancio, pero luego se percató que los proyectiles ya no aterrizaban en su cuerpo, también el calor ardiente había pasado a segundo plano y una sombra alta lo cubría. Apenas pudo abrir un ojo, ya que sus párpados se encontraban sangrando e hinchándose poco a poco.
—Denme una maldita razón para no clavar una estaca en cada una de sus malditas cabezas.
Una voz profunda y gruesa traspasó a Baekhyun, incluso su cuerpo vibró al sentir la autoridad deslizándose en el tono agresivo. ¿Quién era este hombre y por qué estaba tan enojado? ¿Sería el que lo secuestró?
—Sabes que esto es lo correcto-
—Yo sabré lo que es correcto, maldito cobarde —el peligro se deslizaba en cada palabra.
—Padre-
—No me llames así, yo no tengo a un hijo que lastima a su propia madre —el dolor se podía notar acompañado de la ira.
—¿Es que no entiendes? ¿Por qué lo perdonas? Sus acciones nos han arruinado —el chico tenso sus hombros y apretó la mandíbula al finalizar su airada confesión.
—¡Es tu madre! —rugió en un potente grito que acalló de golpe a la muchedumbre.
—¿Lo es? Jamás lo ha demostrado —dijo entre dientes, dejando salir el llanto que hacía temblar su voz.
—Chanyeol, ¿Acaso vas a perdonar a ese-
—Diga algo más sobre mi esposo y el próximo lapidado, me asegúrate que sea usted.
Baekhyun se encontraba confundido ¿A quién le decían madre? ¿Esposo? Su cabeza daba vueltas y pensaba que alguna de esas piedras le había revuelto el cerebro y ahora su realidad estaba alterada. Aunque no pudo seguir pensando en su posible locura, porque algo firme se planto debajo de su cuerpo y sintió como comenzaba a ser levantado de manera cautelosa.
—No te preocupes, amor, te llevaré a casa. Estaremos bien.
La voz casi asesina se había transformado en un murmullo suave y casi delicado. Quería verlo, pero sus ojos dolían y la sangre le ardía, así que prefirió seguir con sus párpados abajo. El pequeño movimiento le hizo saber que aquel hombre estaba caminando; pudo escuchar barullo indignado de hombres y mujeres, nada que pudiera entender realmente, pero tampoco trato de hacerlo.
—No iré, no con-
Baekhyun escuchó la voz de aquel chico, sin embargo, algo cortó lo que sea que iría a decir, pero no supo que había sido. El camino se retomo y su consciencia fue volviéndose negra hasta que sus sentidos menguaron. ¿Podría despertar ahora?
El silencio fue todo lo que percibió cuando volvió a abrir sus ojos.
¿Había regresado a su mansión?
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