<Nayeon>

Jeongyeon y yo teníamos dos días hablando de nuestra vidas, me sentía casi su mejor amiga, de lo único que me enteré y que no me gusto es que de verdad es homosexual.

Sigo sin entender cómo entre aquí y mucho menos como llegué a tener una pareja femenina para que fuera mi futura 'novia'.

De solo pensar en eso me dan náuseas, una mujer como mi novia, prefiero mil veces estar con un hombre que me engañe. Mi madre moriría si le digo que tengo novia y mi se diga la sociedad.

Aunque es lo que menos me importa, desde que me dijo que le gustan las chicas he intentando tener mi espacio, quien sabe y es una de esas que son lunáticas súper acosadoras.

"Podrías dejar de pensar tanto, me espanta". Sonrío al escuchar su voz, se había molestado por mi falta de atención.

"Esta bien". Le dio un pequeño empujón y cae al sofá.

"Podrías esperar, es muy pronto". Mueve sus cejas y yo no puedo evitar hacer una mueca de asco.

"No". Niego a sus manos pensamientos. "Ni que fuera lesbiana". Siento una corriente pasar por todo mi cuerpo, como si me estuviera recordando algo que se que es pero prefiero olvidar.

La corriente llega a mi pecho y se me tranca la respiración, como si no pudiera hacerlo, siento que mis pulmones ya no funcionaba como antes, no después de lo que sucedió, es más mi cuerpo actúa como el de una persona muchos años mayor que yo.

Me siento de golpe, tocando mi pecho y le señaló a Jeongyeon mi bolso, ella lo mira y al verme tan mal, me lo pasa, lo abro y saco todo. "¡Necesitas ayuda!". Muevo mis manos haciéndole saber que puedo con esto, que lo tengo controlado.

Cuando no es así, sonrio al conseguir la pastilla la meto a mi boca y cuando la mastica el dolor se va disipando lentamente hasta que no queda nada. "Todo bien". Digo como si nada y a ella parece que ese le van a salir los ojos

"Si todo bien, así dijeron los japoneses de la segunda guerra mundial". Muerdo mi labio inferior para no contestar, no quiero ser grosera con ella pero esto ya es normal para mi y para los que me rodean.

"Es la verdad Jeongyeon". Intento ser lo más sincera que puedo, solo unas pastillas que me ayudan con mis dolores.

Algo que tengo desde que él se fue.

"Esta bien, te creeré pero estoy segura que en una borrachera te lo sacaré". Comienzo a reír y pateo su pierna.

"Nadie me gana con el alcohol así que no creo que puedas sacarme nada". Entre cierra los ojos, siento que tiene una idea, mala, pero la tiene y como siempre yo no podré decir que no a sus ojitos de perrito mojado.

"Cuando se nos permita salir, voy a comprar tres botellas a ver quien de nosostras puede aguantar más". Un reto que obviamente ganaré.

"Me parece bien Yoo, capaz y ganas tu". Su sonrisa me lo dijo todo.

La tengo entre mis manos.

"Así que no puedes decirle que no a mis ojitos". Al parecer uno de sus trucos era leer mentes, eso me dio miedo, me acomodó mejor en el sillón e intento sonreír para que crea que estoy bien cuando se lo que viene después del miedo, ya no aguanto mi cuerpo.

"No puedo, pero deja de leer mi mente, porque si lo sigues haciendo te juro que a propósito te quemare con la comida". La amenazo y ella asiente, sabe que soy capaz de hacerlo, lo tono en sus ojos que están más pequeños y como trago al escuchar lo que dije.

Su amistad es mejor que muchas amistades que tuve, mejores que las que tuve con las chicas homosexuales que conocí, ella sabe dar su espacio y me hace sentir bien.

Cosa rara porque yo siempre estoy molesta o muy triste, así que mi madre y mis amigos decidieron que tenía que venir, porque ellos se sentían bien cuando yo me sentía bien.

Luego de que Jin se fuera me dejó un mal sabor de boca saber que fue por un hombre, ya sabía yo que no era normal que le gustaran tantos las cosas de mujeres, ni que tampoco me entendiera tan bien.

Pero verlo besando a aquel hombre frente a mi casa, joder, hizo que todos mis sentidos se apagarán, que dejaré de confiar en los demás y que todas personas homosexuales se fueron de mi vida, por las buenas o por las malas.

A nadie le gustaba la forma en como me comportaba, la verdad es que no me importa ya que es mi vida.

Todo eso cambió cuando conocí a Jeongyeon y empezó a hablar de su vida, era tan entretenido estar con ella que me parecía inhumano que me llevara tan bien con una mujer, aún sabiendo que tenía un gusto particular hacía las mujeres.

Y la admiro, porque es capaz de ser quien es sin necesidad de ocultarlo con un título que es más bien la cosa más desagradable y detestable del mundo, como lo hizo Jin.

"Se que eres capaz así que no me voy a arriesgar". Sonrío y guiño de forma exagerada, quería dejar de pensar en tantas cosas y más en aquella cosa que no me permitía admitir.

"No es por nada pero eres la chica más graciosa que conozco". Levanta su dedo índice y niega con el. "Después de mi, obviamente". Eso fue la cosa más graciosa que dijo, ambas nos miramos y estuvimos menos de dos segundos serias porque no pude evitar reír.

Aprieto mi estómago y me apoyo de su hombro, su risa opaca la mía y se me olvida por unos segundos la tristeza, eso es lo que es ella capaz de hacer, puede llegar a hacerme feliz con tan solo decir una estupidez, ¿donde estuvo todo este tiempo?. Supongo que en una cueva porque estoy segura que si vivía cerca de mi casa la hubiera conocido o por lo menos cerca.

Soy muy sociable, y me gustan las personas como ellas, como amigas más nada, porque no, bueno, no, es que no.

"No te me acerques que luego te pego lo gay". Ese comentario hizo que dejará de reír, la veo a los ojos y me doy cuenta que ella no está para nada feliz de como soy.

"Yo...". Titubeo y ella niega.

"Te entiendo". Se encoge de hombros, parece que no lo hace, que no em entiende.

"Per-".

"No pasa nada, creo que deberíamos pedir la comida, hoy no tengo ganas de nada, hasta mañana Nayeon". Se despide y me deja confundida en la sala.