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The Ranch

Por fin era sábado, un sábado que sabía a gloria.

Desperté con Nike dormido a mi lado.

—¿Cuándo llegaste? —pregunté medio adormilado.

—Veinte minutos después de que te durmieras, Charms me corrió del cuarto —confesó— ¿Desde cuando roncas?

—Ni idea —bufé cansado.

Me quedé ahí por un rato pensando en las posibilidades que tenía para desayunar pizza, visión que se desvaneció cuando mamá entró al cuarto.

—¡Todavía dormidos! —regañó— vamos que tenemos un día largo, Wint tienes doctor hoy y tenemos que ir al rancho a ver cómo va la limpieza.

—¿Yo por qué voy al rancho? —pregunté molesto.

—No daré dos vueltas —aclaró.

—¿Puedo desayunar pizza? —vi mi oportunidad.

—Si te portas bien y no te quejas la puedes cenar —chantajeó.

—Hecho —acepte antes de que cambiara de opinión.

Nos hizo vestirnos pues no nos iba a dejar ir en pijama al hospital, para rematar solo desayunamos cereal.

Fuimos al hospital directo pues tenía cita con el doctor B, al llegar él me recibió con un abrazo.

—¿Cómo estas? —preguntó animado como siempre.

—Aún vivo desgraciadamente —me quejé.

Mi mamá me miró molesta.

—No le haga caso —se disculpó ella.

Mi hermano espero afuera pues seguía teniéndole miedo a los hospitales.

—¿Dolor? —preguntó mientras inspeccionaba con el tacto.

—Si, en un cuatro —presionó un poco lo que me hizo quejarme— tal vez un seis.

Él me sonrió, tenía que hacer varios procedimientos pera evaluar el daño en mi cadera.

Por el accidente me habían puesto placas en la cadera y pierna izquierda, la derecha me la había roto por lo que estaba llena de tornillos.

—Puedes caminar para mi —pidió ayudándome a levantar.

—No tengo opción o si —dije burlón.

—Winter, compórtate —me regaño una vez más.

Me levante y camine por la sala con ayuda de Jeff, parecía un pingüino.

—Puedes caminar sin el bastón —pidió.

Miré a mi madre nervioso en busca de ayuda.

—Unos pasos solamente —me calmó él.

Mi madre sonrió y asintió para animarme.

Dejé a Jeff a un lado para tratar de caminar.

Di un par de pasos y por segundos pensé que podría hacerlo... segundos en los que casi me golpeó contra el suelo de no ser por la habilidad del doctor para evitarlo.

—Está bien —me calmó levantándome.

Me ayudo a llegar a la camilla, me senté desilusionado y algo molesto.

Mi mamá se acercó a mí para abrazarme y besar mi mejilla.

—Hablemos en mi consultorio —dijo viendo a mi madre— ahora viene Kelly.

—Quiero escuchar —pedí— por favor.

El doctor B vió a mi madre quien aceptó no muy segura, le gustaba escuchar primero las malas noticias para poder procesarlas y decirlas de una manera no tan bruscas para mi.

—Debido al daño y la recuperación tan prolongada necesitas un transplante de cadera —anunció.

—No, más cirugías no —me quejé.

El doctor se sentó a mi lado y suspiró.

—Ya van a ser tres años Wint, sabias que había posibilidad de necesitar otra cirugía y dado a que no veo mejorías es necesario —explicó.

—Camino ahora y no me molesta llevar bastón —trate de evitar— tal vez solo necesito más tiempo.

El doctor se lo pensó bien por unos minutos.

—Te daré dos meses Wint, tienes que venir a todas tus terapias y si no veo mejoría te harás la cirugía, trato —ofreció tendiéndome la mano.

—Trato —acepté.

No quería la cirugía, no solo porque involucraba someterme anestesia, era iniciar desde cero con las terapias y pasar un largo tiempo en casa.

Kelly entró emocionada de verme.

—Wint —saludó abrazándome.

—Kelly —correspondí al abrazo.

Hablamos un momento hasta que nos interrumpió el doctor.

—Kelly puedes llevar a Juliana para que firme algunos papeles —pidió el doctor.

Ella sonrió y se llevó a mamá, era el momento del doctor para una intervención.

—Es enserio Wint, necesitas la cirugía —aclaro serio.

—Ya verá que no Doc —asegure— ¿Cómo está su hijo?

El doctor sonrió pues acababa de nacer hace unos días.

—Es muy chillon —sonrió— tal vez debería llamarlo Winter.

Sonreí y me reí un poco.

—Se llamará Tyler —confesó.

No pude decir nada, una lagrima salió y no sabía si era de emoción o tristeza.

—Sé que es el nombre de nuestro chico así que espero no te moleste —comentó, lo había conocido bien.

—Le hubiera encantado —sonreí— es bueno tener otro Ty cerca.

Él me abrazó para calmarme, había tenido una buena relación con Ty pues se la pasaba peleando con él, mi amigo siempre tratando de abogar por mi menos inyecciones o dejarlo estar más tiempo en sus visitas, básicamente lo provocaba sin razón alguna.

—Si no Winter también es un buen nombre —insinuó— en honor a quien pagará su universidad —bromeó.

—No le haga eso a su hijo —pedí— créame ahórrele los problemas y póngale Tyler.

Él asintió y soltó una pequeña risa, estaba por irse cuando lo detuve.

—Doc —llame— ¿Ya puedo tener sexo?

Él arqueó la ceja confundido.

—¿Santiago no está en México? —preguntó.

—Nunca dije que con Santiago —comenté.

Él puso los ojos como platos.

—Es un chico más ligero y compacto —agregue.

Negó con la cabeza divertido.

—Aún no Wint —dijo lo que no quería escuchar.

Él doctor se fue, estaba esperando cuando recibí un mensaje de Balder.

No pude contestar pues había olvidado conectar mi teléfono.

Salimos del hospital, mi hermano ya nos esperaba en el coche.

—¿Cómo les fue? —preguntó.

—Igual que siempre —contesté cansado.

Me recosté en el asiento para dormir durante el trayecto, estaba realmente cansado.

Desperté por la irritable voz de mi tía.

—¡Despierta bebé tres! —me gritó.

Me desperté de golpe para limitarme a verle molesto.

—Tu —me quejé.

—Quien más que yo —sonrió la rubia— vamos bebé no estás aquí para dormir.

Mi tía me ayudo a bajar del auto para besar mi mejilla, me llevo a la zona donde sería la boda.

Habían estado trabajando por meses, ya casi tenían todo pero por las lluvias habían retrasado la boda.

—Winter —saludó Trish.

—¿Cómo estás? ¿Qué tal tu vida de universitario? —preguntó sonriendo.

—Nada mal, me encontré a tu hijo el otro día —comenté.

—Lamentó si te trató mal —se adelantó, conocía a su hijo perfectamente.

A pesar de que fuimos a la misma preparatoria el chico se limitaba a estar con sus amigos, nunca habla con él y para ser sinceros Santiago lo molestaba por evidentes razones.

Hablé un momento con ella hasta que mi madre se la llevó para que vieran los arreglos de mesa final.

Me la pase buscando un cargador para mi teléfono, pero la estupida regla de la granja hizo que no tuvieran ningún cargador.

Me metí a la casa para tirarme en el sillón, habían muchos chicos a los que no les importaba mi presencia.

—¿Tienes algo de la verde? —preguntó un chico que era nuevo.

—Tengo cara de que fumo —insinué arqueando la ceja, la verdad es que si la había probado.

—Amber nos contó tu historia, con lo que te debe doler probablemente fumaste alguna vez —explicó, listo era.

—Lo siento no tengo —contesté.

El chico se sentó abrumado subiendo los pies a la mesa.

—Ryder baja los pies o te los corto —ordenó.

El castaño hizo caso más a la fuerza, mi tía inspiraba miedo.

—Bebé tres vienes a trabajar —me regañó igual.

—Ni hablar la última vez me caí —me quejé.

Ella puso los ojos en blanco y suspiró molesta, salió regañando a cuanto niño se encontraba por ahí.

—¿Qué hiciste para estar aquí? —pregunté intrigado.

—Vendía drogas y me pagaban con ella —contó no muy orgulloso.

—¿Y se sentía bien? —pregunté tontamente.

—Si no lo hiciera no sería adictiva —concluyó poniendo los ojos en blanco— pero entonces... has fumado, eres adicto a las analgésicos.

—No, bueno... si tomo medicamentos para el dolor pero son ocasionales —comenté— me controlan bien.

—Que aburrido —dijo levantándose para irse.

Me quedé ahí por un momento hasta que me decidí a salir para ver a los caballos, esas feroces bestias que mi hermana amaba.

Frente a mi estaba este gigantesco caballo café de nombre chocolatito, nombre que le había puesto Charms.

—No muerden Wint —me dijo mi hermano burlándose de mi intento por tocarlo.

—Si, lo hacen —lo miré inseguro.

Mi hermano se acercó para abrazarme con uno de sus brazos y con el otro tomar al caballo para que pudiera tocarlo.

Acaricié su cabeza con cuidado, era bastante lindo.

—Me dijo mamá lo de la cirugía —comentó.

—No habrá cirugía —aclare.

—Wint...

—Quiero caminar en tu boda —solté interrumpiéndolo.

Él me miró pero no lo entendía del todo.

—Quiero estar a lado de ti, de pie como padrino —confesé— no en una silla de ruedas o con una andadera, porque si me operan eso es lo que pasará.

—Si te operan ahora...

—Si me operan ahora es lo que pasará —le recordé— después del accidente estuve seis meses en cama, otros seis en silla de ruedas y tarde casi un año para poder medio caminar como ahora.

—Entonces hacemos la boda en una semana y te operas después —resolvió.

—Te mereces una boda como debes —asegure— y yo no te arruinare eso, el doctor me dió dos meses lo necesario para ponerme bien y con suerte no usar bastón el día de tu boda.

—Entre más tardes...

—Nike no escuchas acaso —gruñi.

El bufó molesto pero no diría nada más.

—Solo prométeme que te harás la cirugía —pidió con tristeza.

—Si la necesito, lo haré —lo calmé.

Mi hermano revolvió mi cabello y soltó al caballo quien se quedó ahí para que lo acariciara.

Tardamos un par de horas más en la granja hasta que nos fuimos a la casa, estaba cansado y solo quería mi camita.

Al llegar como me lo esperaba ya todos lo sabían, lo único bueno es que íbamos a cenar pizza.

Subí a conectar mi teléfono pues estaba muerto, baje a comer pizza con un vaso de leche fría, la mejor cena del mundo.

—¿Por qué yo no puedo ser el padrino? —preguntó Charms mordiendo su pizza.

—Porque a mi me quiere más —me adelanté para molestarle.

—Winter —regañó mi mamá— es porque tu hermano es mayor Charms, no porque lo quiera mas.

—Pero es así —susurré.

Nike se limitaba a comer su pizza para no entrar en la línea de fuego.

—Tal vez lo eres porque nunca podrás ser el de Ty —dijo entre dientes.

Un gran silencio, todos miramos al pequeño.

—¡Charmander! —regaño papá.

—Si ya se, lo siento —contestó con fastidio.

El pequeño se levantó tomando su pizza para irse a su cuarto castigado.

—Winter...

—Ya no tengo hambre —contesté levantándome.

Me fui a mi habitación, no me dolían sus palabra me dolía la actitud de atacarme con algo que sabía que me hacía daño.

Me tiré en la cama para ver mi computadora, tenía una llamada de Santi.

—Hola nene —saludó feliz.

—Santi —dije no tan alegrado.

—¿Todo bien? —preguntó confundido.

—Ah no mucho, Charms me odia —conté.

—No te lo creo, ese niño no odia a nadie —me aseguró, mi hermano quería más a Santiago que a mi.

—Bueno debiste ver como me habló esta noche —me quejé— como sea fui al rancho a preparar las boda de Nike y tuve cita en el hospital.

—¿Cómo te fue? —preguntó sin mucho interés.

—Pues... —lo pensé por un momento, no quería preocuparle por algo que no pasaría— tan bien como se puede, ¿Qué tal tu?

—Bien, empiezo el lunes —sonrió.

Hablamos por un rato hasta que recordé que no le había contestado a Balder.

Él se fue pues estaba viendo Bob esponja, nadie se metía con su Bob esponja.

Tenía dos llamadas perdidas de Balder así que decidí llamarle.

—Hola —saludé.

—Hola Wint —contestó— solo quería saber cómo te había ido, perdón si fui algo intenso.

—No te preocupes —sonreí— pues no tan bien, creen que necesito un remplazo de cadera, me dieron dos meses para mostrar un avance o directo a cirugía.

—Ten por seguro que te ayudare en todo lo que necesites —aseguró.

—Gracias —sonreí en el teléfono, es lo que necesitaba escuchar— pero dime, ¿Cómo te fue?

Escucharle hablar me alegraba un poco, me daba sentido para no deprimirme otra vez.

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