Patos, latinos y el invierno
—Tal vez sea mejor que lo pospongamos —mencioné— quiero mejor a mi hermano.
No quería meterme en bañador de patitos con Santiago.
Los dos hombres ya estaban dentro, Jack me miró compasivo y amable como siempre.
—No haremos nada que no quieras Wint, pero ya estás aquí porque no lo intentas —sonrió.
Negué inseguro, Santiago por su lado me miraba serio, se acercó a Jack para darle unas palmaditas en el hombro.
—Yo me encargo —calmó.
Jack se quedó mirando la mano de Santi en su hombro, joder si con la mirada se engañará Kelly ya tendría los cuernos bien grandes.
El hombre le sonrió para darnos espacio.
—Haber cabroncito estabas chingando con que querías venir no ahora te vas a meter al agua porque no me trajiste solo para que te dignes a no entrar —regaño con los brazos cruzados.
—No me harás cambiar de opinión —gruñi.
—Si no te metes te lanzo para que aprendas a nadar bien —amenazo.
—No te atreves —intuí.
El chico se empezó acercar más a la orilla.
—¡Está bien lo haré, lo haré! —lo calme.
De todos modos tuvo que ir por mi para poderme cargar, una vez en brazos me miró.
—Pesas más de lo que recuerdo —señaló burlón.
—No, solo eres más débil —ataqué.
El latino sonrió burlón.
—Sabes Invierno no te conviene hablarme así, te recuerdo que soy yo quien te está cargando y en cualquier momento puedo ser débil y soltarte —guiño.
Me aferré a su cuello por miedo a que cumpliera la amenaza.
Entramos al agua que estaba calientita por lo que me relaje, llevaba chaleco pues no me fiaba de nadie.
—Bueno Wint iniciaremos con calentamiento de piernas y un poco de barra —explicó.
—Tendrá suerte si me suelto —murmuré pues estábamos en el "fondo"
—Sabes diría mi abuela "nada o muere" —dijo en su idioma.
Acto seguido me soltó sin darme tiempo de agarrarme a él, unos segundos bajo el agua, movía con fuerza mis manos y con un poco de destreza mis pies ligeramente.
En cuanto salí del agua le mire, él me veía serio.
—Eres el mayor cabron del mundo —gruñi molesto— sabía que no podia confiar en ti, eres un... un pendejo si eso eres cabron.
—Lo soy, pero quien está nadando ahora —señaló.
Era verdad, un par de patadas y manoteos y nadaba por mi cuenta.
—Lo estoy haciendo —sonreí— Santi estoy nadando.
—De nada —sonrió altanero.
—Muy bien ahora agarrame que ya me canse —pedí.
El chico asintió para volverme a cargar.
—El miedo te impide hacer las cosas Invierno, deja ese sentimiento para alguien que no haya saltado de un quinto piso —me aseguro.
—Gracias —asentí— pero si me vuelves a soltar te daré un buen putazo con mi andadera.
El chico soltó una pequeña risa para asentir.
Seguimos con la terapia, al final me daban diez minutos libres donde Sant me enseño algo llamado "el muertito"... básicamente era flotar en el agua, claro él a mi lado cuidándome mientras me relajaba aunque me costó escuchándolo coquetear.
Cuando acabamos me llevo hasta mi casa pues no quería ducharme ahí, al llegar ya me esperaba papá para ayudarme a bajar.
—Gracias Sant —dijo mi padre.
—No hay problema —sonrió.
Mi papá me cargo pues me digne a caminar ya que estaba cansado.
—Te veo mañana —extendí la mano para chocarla.
El chico correspondió con el mismo gesto, él se fue pues había quedado de comer con su padre.
Papá me dejo en mi cama para acomodarme las cobijas.
—¿Te preparo la ducha? —preguntó arropándome.
—Cuando despierte si, estoy cansado —dije medio adormilado.
—Te amo —dijo besando mi frente.
—Yo también —bostecé— te quedas conmigo —pedí.
Papá se recostó a mi lado para abrazarme mientras ponía la televisión en alguno de sus programas de animales.
Mi padre era la persona a la que aspiraba ser, un buen hombre, buen esposo y sobre todo un buen padre.
Sin importar cuánto trabajo tuviera siempre tenía tiempo para mi, para jugar, alimentarme con dulces o simplemente platicar, inclusive en las largas noches en el hospital siempre se quedó sin importar qué tan cansado estuviera.
Era pésimo para platicas sexuales pero era un buen padre.
Desperté para bañarme, cenar y volver a dormir pues estaba muerto.
Al despertar ya estaba ahí Santi desayunando cereal.
—¿Qué haces aquí? —pregunté aún medio adormilado.
—Te llevo yo a la escuela —mencionó.
—Ahora remplazaras a Lu —murmure.
—Puedes tomar el autobús si no te gusta el transporte gratis —señaló.
Negué para extenderle las manos.
—Sirve de algo — murmuré.
El chico me ayudo a levantar, después de tardarme años vistiendo nos fuimos.
—No puedo creer que te acabarás mi cereal—gruñi.
—Estaba bueno, un plato no era suficiente —razonó levantando la ceja.
—Ya pero cuatro es una burla —bufé.
Santiago sonrió malicioso para verme.
—Te lo compensaré —me calmo.
—Claro que si, eres rico espero mi despensa llena cabron —murmure.
El moreno negó para girarse y tomar un recipiente de plástico.
—Esto compensa lo de ayer y lo de hoy —aseguró.
—No me puedes comprar con nada que quepa en ese pequeño recipiente —murmure.
El chico abrió el recipiente con lo que claro podía comprarme, mis ojos se abrieron tanto que se podían salir de mi cara.
—Churritos vengan con papá —arrebate.
—Mi mamá los hizo para ti —dijo encendiendo el coche para irnos.
—Amo a tu mamá —sonreí para dar una mordida al churro tan delicioso.
Nos fuimos a la escuela y aunque trató de robarme uno el latino casi se queda sin mano.
Al llegar me miró con desaprobación pues tenía toda la azúcar sobre mi.
—Ahora cual es tu excusa —dijo divertido.
—Hace mucho que no los comía —asegure.
Negó divertido para limpiarme la azúcar de la cara, el chico me miró con sus castaños ojos tan brillantes y profundos mientras pasaba su mano acariciando mi mejilla hasta mis labios, sonrió... ¿Por qué carajos me sonreía?
Hice lo único lógico que se me ocurrió... lo mordí.
—Auch —gruñó— malo Invierno, malo —regaño.
—No soy un perro —aclaré.
—Tienes razón, ellos se comportan mejor —aseguró.
Volvió a su pose de mamon para bajar del auto, claro ayudándome.
Caminamos hasta que vi a mi nene.
—¡Balderrrr te extrañeee! —le grité.
El chico a lo lejos me miró, dejando sus cosas para correr a mi y abrazarme.
—Yo también —aseguró, bese su frente para luego besar sus labios.
—Sabes azúcar —mencionó riendo.
—Comí churritos —sonreí para volverlo abrazar.
Correspondí0 abrazándome, joder amaba a este chico, sentí unas manos rodeándonos.
—Lu quítate —gruñi.
—No puedo estoy feliz —aseguró.
El chico nos soltó para vernos, era verdad.
—¿Por? —pregunté— adivino se va a divorciar otra vez tu papá.
—Mejor aún —sonrió más— está embarazada, Inviernito seré hermano.
Gritó al aire aventándose a Santi feliz, el chico negó divertido.
—Cambiarás de opinión cuando te despierte a las tres de la mañana llorando —aseguró Santi.
—Tu que dices solo tienes una hermana gemela ni siquiera lo viviste —se defendió.
—No, si tiene razón —afirme pues Charms había sido todo un chillon— de un momento a otro serás esclavo de un bebé.
Miramos a Balder para ver qué tenía que decir.
—Yo era el menor no tengo nada que decir —dijo riendo— serás un buen hermano mayor Lu.
—Oh te ganaste un abrazo —aseguró.
Me quito a mi nene para abrazarle, lo deje solo para no arruinarle su momento.
—A demás papá está tan preocupado por cómo reciba al nuevo bebé que me compro otro Tesla —dijo más feliz— no sabía que eso pasaba.
—No pasa —asegure— a mi me dieron un compañero de cuarto solamente.
—Y le pusiste el nombre a tu hermano —me recordó Santi.
—Cierto —arque la ceja— supera eso.
—Papá dijo que me dejará ponerle nombre, yo si seré buen hermano y le pondré un buen nombre —aseguró— uno decente que no le genere burlas.
—¡Tenía nueve! —exclamé, nunca me lo perdonarían.
El castaño se fue en busca de Rae para contarle la gran noticia.
Nos fuimos a nuestra clase pues hoy nos tocaba temprano, al llegar nos encontramos con la maestra con una gasa en cara, le habían quitado ya a Rupert.
—Lo extrañare, daba buenas platicas —recordé nostálgico.
Bal negó divertido sacando sus cosas.
—Tenemos que apurarnos Wint, vamos muy atrasados —mencionó viendo nuestros escasos segundos.
—Bueno tienes a este encanto para ayudarte —mire a Santi que solo gruño.
—No harás nada verdad —mencionó Sant.
—Mi apoyo moral y ánimo incondicional —aseguré.
Puso los ojos en blanco para ver a Bal.
—Bien Patito veamos como rescatar su trabajo —aceptó.
—Me llamo Balder Canard no Patito —reiteró.
—Lo que digas Patito —mencionó.
Bal se podía ir olvidando de su nombre, lo admitiré me encantaba era tan tierno como él.
Mientras ellos trabajaban jugaba en mi teléfono hasta que terminó la clase.
—Entonces será mejor hacer las modificaciones hoy —insistió— no trabajo así que podemos quedarnos.
—Hace mucho frío —gruñi— además dudo que aquí don idiota sea recibido por Jason en tu habitación.
Santiago sonrió reviviendo sus buenos momentos aterrorizandolo.
—Bien qué tal en tu casa —cambio Bal.
—Imposible es semana de vestido y no quiero estar ahí —asegure— podemos ir a tu casa Santi.
—Supongo —aceptó — oh espera solo que debes ser de mínimo este tamaño para poder entrar.
El moreno señaló unos centímetros arriba de la estatura de Bal.
—Que seas más alto no te hace mejor persona —gruño.
—Al menos yo si alcanzo la alacena —reiteró.
—Se calman los dos —gruñi— iremos a tu casa y se acabo.
Camino al auto mi nene se cruzó de brazos molesto pero terminé por besarle.
—No —me aparto— no me defendiste.
—Es que estás chiquito —añadí, no le pareció pues se enojó más— anda ven aquí.
Le di otro beso pero seguía molesto.
—No comprarás tu perdón con un beso —gruño indignado.
—Que tal dos —sonreí.
—Puedo considerarlo a partir de tres —dijo levantando su manita con el número.
—Los que quieras —acepte.
Al llegar me fui en el asiento de copiloto pues por el desmadre de Santi no cabía atrás, además de que necesitaba espacio para extenderme.
—Puedes prender el aire —pidió Bal abrazándose para calentarse.
Santiago estaba por decirle que no pero el chico a penas y soportaba el frío.
—Débiles —murmuré.
Camino por la montaña empezaban a darme los nervios terribles de subir la puta montaña.
—Nene me das tu mano —pedí.
—Claro —dijo mientras comía un chocolate robado de Santi.
Ahí estábamos subiendo la montaña, el pendejo era yo por decir que viniéramos a casa de Sant.
Las vayas seguían pintadas de diferentes colores con las flores que cambiaban cada semana.
—¿Por qué está pintada así? —preguntó él inocente.
—Es de cuando Inv...
—Hubo un accidente y un autobús cayó por la barra de contención —interrumpi al moreno.
—Oh, ¿Y estuvo feo? —preguntó interesado.
—Todos murieron excepto...
—Un chico —terminé la frase, Santiago me miró un tanto molesto y a la vez confundido.
Mi nene asintió para abrazarme desde atrás del asiento.
—¿Te da miedo la montaña? —me preguntó.
—Está muy empinada —mentí.
Bal besó mi frente para sonreírme, no pude evitar sonreírle de regreso, en ese momento todo miedo se fue.
El imbecil de Santi frenó haciendo que mi nene chocara con el asiento de enfrente y regresando de golpe al suyo.
—Ups —dijo divertido.
—Santiago, se pudo lastimar —regañe molesto.
Santi puso los ojos en blanco, se giró para ver al chico.
—Lo siento patito, a la otra prometo ponerte asiento de bebé —se burlo.
—Déjame en paz —dijo molesto.
—Como quieras —gruño para seguir, llegamos rápido para mi suerte.
Al llegar Bal se quedó asombrado por la mansión del latino.
—¿Tu papá es narco? —preguntó viendo asombrado.
—No... que yo sepa —espanto al niño.
—Su papá tiene un imperio de hospitales —lo calme.
Bal asintió, entramos la primera puerta para estacionar el auto al bajar nos topamos con el pequeño oso de Santi, era un perro claro pero parecía más un oso.
—Puedo acariciarlo —pidió Bal.
—Claro, ya se desayunó dos niños en la mañana —bromeó.
Bal se acercó al perrito que andaba libre por el patio, su oso no dudó en lanzarse en él para darle amor.
—¿Estará bien? —le pregunté nervioso.
—No hace nada, mira ¡Titus comételo! ¡Atacalo! ¡Deja de jugar con él!
El perro ni siquiera le hizo caso y prosiguió a jugar con Bal.
Mientras caminábamos a mi paso él se detuvo.
—Mierda —murmuró.
—¿Qué? —pregunté.
—Mamá llegó —informó.
—Genial —asentí.
—Pues... cabe la posibilidad de que ella siga pensando que somos novios —me miró nervioso.
—¡Winter! —escuche a su madre.
Oh mierda... esto si que sería incómodo.
Amo publicar capítulos 🥰, ¡Es viernes de Invierno y ustedes lo saben!
¿Quién mas aprendió a nadar a la manera de Santi? Yo si y es un milagro que siga aquí.
¿Se imaginan a Lu de hermano mayor?
¿Bal se quedará con su nombre o será conocido como Patito para toda su vida?
Como que la mamá de Santi no sabe... ¿Teorías?
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