Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Otoño

Nos quedamos abrazados hasta que lo tomé entre mis brazos.

—Está bien... —asentí triste— Bal mereces ser feliz, sanar, y sobre todo tener esa familia que tanto has querido, que anhelas mi nene.

—Si me pides que me quede me quedaré —aseguró tomando mis manos— te amo Winter.

Respiré profundamente para besar su frente, mi niño me miró con sus ojitos llorosos.

—Te amo Balder, con todo mi corazón te amo y amaré para siempre —le recordé— pero yo sé que lo quieres, que lo necesitas y sobre todo quiero que estés bien.

Bal puso su frente contra la mía quedándonos por un largo tiempo así.

—Te amo —susurro— gracias, nunca sabrás cuánto has significado para mi, cuanto has hecho por mi.

—Creo que lo sé —suspiré viendo a los latinos entrar.

—Aww patito perdón si te avergoncé —mencionó Lu abrazándonos.

Nos separamos de él apartándolo para verlos.

—No lloran por eso verdad —mencionó arqueando la ceja.

—Evidentemente no, ya nadie llora por tus pendejadas —le recordó Santi— ¿Todo bien patito?

Bal asintió limpiándose las lágrimas para verlos.

—Mis papas no solo vinieron de visita, cuando ellos se vayan yo... me iré con ellos —anunció a los latinos.

La mirada de Lu cambió de inmediato.

—No es por mi culpa o si... yo prometo ya no besarte en la boca, ni a ninguno...

Bal negó para aventarse a el en un abrazo tan fuerte como el pudo.

—Nunca había conocido alguien tan imbecil como tu, a la vez tan noble y buen amigo —aseguró— te extrañaré muchísimo.

—Yo también don Cani —lo llamó abrazándole, una lágrima rodó por la mejilla de Lu.

Mi nene la limpio para recibir el beso robado del latino, el chico sonrió torpe.

—Ya que establecimos que no es por mi culpa recibirás más —notificó riendo.

—Me lo suponía —suspiró— decidí venir pensando que podía sanar acá, en algunos aspectos lo hice gracias a todos ustedes —me miró feliz— pero no puedo seguir avanzando sin terminar con mi familia de una vez.

Abracé a mi nene para besarle.

—Tengo que enfrentar a mi padre, arreglar las cosas con mi mamá —explicó— estar con mi verdadera familia por fin, dejar de tener miedo y probar el helado de chocolate por fin.

Lu nos miró confundido.

—Es verdad que le hicieron caso a mis mamadas —gruñó— joder no vuelvo a bromear.

Negamos divertidos, miramos a  Santi que no había dicho nada aún.

—Todo bien grandulon, estás llorando a caso —mencionó Bal, una lágrima se había escapado para rodar por su mejilla.

—Es una gotera —mencionó limpiándola— yo no lloro.

—Santiago Dagda no llora —me burlé.

—Santiago Dagda es un chillon —completó Bal.

—Santiago Dagda... esta feliz porque puedas iniciar de nuevo —asintió.

Mi nene se levantó para abrazarle fuerte.

—Para ser un idiota eres un muy buen amigo —confesó.

—Para ser un enano abrazas fuerte —completó.

Nos unimos en un abrazo los cuatro, lloraba si pero no es porque me quedaría solo... lo hacía porque más que nada en el mundo lo quería ver bien.

Nos pasamos los dos últimos días que nos quedaban juntos, literalmente juntos hasta que fue la hora de las despedidas.

—Cuídate mucho Balder —dijo Raven besándole en sus mejillas.

Estábamos en la entrada de la escuela al recoger todo lo de mi nene, de aquí nos iríamos al aeropuerto.

—Llámame todos los días para que tomemos el té y me informes de todos los chismes —sonrió Bal— eres una gran mujer Rav, nuestra diosa.

—Me vas hacer llorar enano —dijo evidentemente llorando— eres fuerte, eres valiente no lo dudes patito, estás hecho para grandes cosas.

Bal asintió para abrazarla una vez más y besar su mejilla.

Pasó para ver a su amigo, el fiel Jason quien indudablemente también fue parte fundamental para Bal.

—Me abrazaras verdad —le dijo Bal.

—Ven acá minion —suspiró abrazándole por fin.

Los chicos se quedaron así por un momento para revolver su cabello feliz.

—Cuídate, escríbeme de vez en cuando —sonrió.

—Lo haré —asintió Bal feliz.

Nos subimos al auto de Lu pues Santi se había quedado con los padres de Bal para llevarlos al aeropuerto y vernos ahí.

Al llegar nos quedamos en el estacionamiento, miré a mi nene sin saber que decir.

—Muy bien Lu escúchame bien lo que te voy a decir —le dijo Bal tomando su cara entre sus manitas— eres imparable entendido, no dejes que nadie te detenga.

Lu asintió con los ojitos llorosos para asentir.

—Nunca dejes de ser como eres —aseguró— porque así de imbecil como eres todos lo amamos... sabes tienes un don para tocar a las personas, se feliz siempre y mantén esa sonrisa galán.

Lu le abrazó con fuerza para terminar por darle un último besito en los labios.

—No me olvides quieres —le pidió Lu triste.

—Eso nunca... nunca —aseguró— y me tendrás jodiendote a cada rato, necesito tus Stikers de patitos.

Lu asintió para luego mirarnos un momento.

—Los dejó para que se den el último revolcón —sonrió— solo no ensucien mucho el auto.

El chico bajo para dejarnos a los dos solos.

—Y tú... —me miró.

—No, quiero empezar yo —lo detuve.

El nene asintió tomando mi mano con fuerza.

—Me has dicho lo mucho que importo para ti... pero no has escuchado lo que importas para mi, eres la primera persona que me atrevo amar cuando por fin me amo a mi mismo —confesé— me has hecho recordar quien era y más importante quien quiero ser...

Una lágrima rodó por mi mejilla la cual limpió.

—Nunca imagine que tan feliz podría ser con alguien tamaño de bolsillo como tú —señale— alguien que me hizo sentir realizado, y te deseo con todo mi ser que puedas sentir lo que yo siento, eres extraordinario Bal Bal, y por siempre te amare.

Mi nene me besó los labios efusivamente para abrazarme y recargarse en mi pecho.

—Te amo —susurró— Winter Jones, te amare para siempre.

Un lágrima rodó por su mejilla, las secamos seque y nos quedamos ahí por un momento hasta que los demás llegaron.

Mi mamá llegó con Charms en brazos pues el bebé quería despedirse de Tim.

—Balder —dijo extendiéndole la mano— cuídate si, espero vernos pronto.

—Claro que si Charms — sonrió chocando manos.

Mi hermanito no se pudo resistir y abrazó al chico, Bal le devolvió el abrazo feliz.

—No me caías bien, pero admito que te quiero —confesó— eres una buena persona.

—Tu también Charmander, sigue siendo el gran chico que eres —besó su frente— cuida tu hermano por mi.

—Lo intentaré, es difícil con alguien que casi muere a cada rato —me miró molesto.

Negué para abrazar a Charms.

Mi mamá se acercó para abrazarle y besar su frente.

—Cuídate mi niño —le besó— siempre me tendrás por si me necesitas.

—Gracias —aseguró— creo que lo sabe y se lo han dicho pero es una gran mamá.

Mamá asintió para abrazarlo más

—Necesitarás pañuelos —dijo Sant que había llegado a mi lado y yo ni enterado.

—Así es, ¿Tú? —pregunté riendo.

—Tal vez —asintió.

Mi nene llegó hasta nosotros, mi pequeñito miró a Santi.

—Grandulón —sonrió él.

—Pequeñín— asintió.

—Ven acá —sonrió para aventarse a él.

Sant lo abrazó teniéndose que agachar para poderlo abrazar correctamente.

—Sorprendentemente eres una buena persona —susurro Bal.

—Es la fachada —murmuró soltándole.

—A ti más que a nadie quiero agradecerte, dicen que el dinero no compra la felicidad pero tú lo haces para hacer feliz a los demás —explicó— gracias Santi, por el traje, mi comida, traerme a mis padres.

—No es nada patito —asintió.

—No nos llevamos muy bien al principio lo admito pero te convertiste en uno de los mejores amigos que he tenido —confesó.

—Me odiaré por esto —susurro— tu también Bal, de verdad espero encuentres la felicidad aunque te sea difícil alcanzarla, pero si le brincas probablemente la alcances.

Bal negó para jalarlo del cuello de su camisa para susurrarle algo al oído, se levantó feliz para asentir.

—Lo haré —prometió chocando su mano cerrando un trato.

Les miré confundido a los dos.

—¿Qué? —pregunté confundido.

—No te incumbe chismoso —regreso Santi a su postura— y ahora tu enano, crees que podías robarte a mi perro.

—Me delató Tim verdad —gruñó molesto.

—Eso y tu misteriosa mochila el triple de su tamaño —asintió.

Miré a Bal incrédulo para negar riendo.

—Al menos lo intenté—asintió abrumado.

—No puedes llevarte a Titus enano estupido es mío —gruñó— pero si puedes llevarte a Misha.

—¡Pero tu no lo entiendes como yo... espera quien es Misha —lo detuvo confundido.

Santi sonrió para bajar de su carro al perrito oso, apenas un bebé perrito.

—No juegues conmigo en serio...

—Ya hablé con tus padres así que si, felicidades tienes un perrito pastor del Cáucaso que será más grande que tú —se lo dió.

Bal abrazó el perrito, dos cosas hermosas juntas, el perrito lamió sus mejillas limpiando las lágrimas de felicidad.

—Tranquilo Misha, yo te cuidaré para siempre —aseguró abrazando al perrito.

Sus padres llegaron junto con Timmy.

—Es hora Bal —anunció su padre.

—Si papá —suspiró.

Nos despedimos de sus padres, dando un abrazo extra a su hermanito.

—Adiós Timmy —sonreí— cuídamelo mucho por favor.

—Sii —dijo besando mis mejillas— adiós Winter.

Lo acompaño con esa risita que amaba, besé su mejilla para mirarle feliz.

Me levanté para dar un último beso a mi nene antes de irse.

—Te amo —aseguré feliz— y te esperare Bal, no importa cuánto esperare a que estés listo.

Bal besó mis labios profundamente para mirarme, sus ojitos azules tan profundo como siempre.

—No lo hagas Wint —sonrió— no sé cuánto me tarde o si un día lo lograré, no esperes lo que ya tienes junto a ti.

Mi nene miró sobre mi al moreno, miré a Santi para luego mirar a Bal.

—Hey no entre nosotros...

Bal negó para besar mis labios una última vez.

—Me amas, yo te amo —asintió— pero nunca me llegarás amar como lo amas a él, y yo nunca podré amarte tanto como él lo hace y está bien, se lo merecen.

Bal besó mi frente, para darme un último abrazo.

—Es momento de que ambos seamos felices —asintió— y aún podemos ser felices cada quien con la persona indicada, no significa que dejemos de ser amigos o querernos como lo hacemos.

Asentí... tenía razón pero no por eso nunca dejaría de amarlo.

—No mires atrás de acuerdo —susurré abrazándolo— es momento de que continúes, te lo mereces.

Mi nene asintió para soltar mi mano por fin.

—Adiós Winter Canard —susurró como nos presentamos en el salón.

—Adiós Balder Jones —asentí feliz.

Así lo hizo, se fue sin mirar atrás pero sabía que siempre estaría en mi vida y mi corazón.

—Me llevas a casa —llegué con el moreno.

—Soy más que tú puto chofer invierno —gruñó.

—Perfecto pido adelante —golpee su hombro.

Nos subimos al carro, Santi prendió la radio que sonaba nuestra canción, la canción de nuestro eterno viaje donde casi se me muere el latino.

—Entonces solos tu y yo otra vez —giño.

—No pierdes tiempo verdad —bufé.

El chico me sonrió torpe a lo que negué para suspirar.

—Acabo de terminar con Bal —suspiré— y sinceramente quiero estar soltero por un tiempo, amarme a mi mismo antes de volver amar a alguien más.

El moreno asintió para verme.

—Te dije que esperaría no es así —señaló— estamos destinados inviernito, mi tercer ojo mexicano me lo dice.

Negué por sus pendejadas.

—Mejor hablemos del hecho de que al niño le diste un perrito y a mi no me has dado ni un pato —regañe— quiero mi pato Santiago.

—Sigue soñando Invierno —negó encendiendo el coche— sigue soñando.

Lo hice, seguí soñando hasta que pude decir que estaba orgulloso de la persona que era.

Podia decir que era un nuevo invierno, uno mejor... uno completo.

El ruido de la habitación era agobiado por los pasos de Santiag, ir y venir una y otra vez sin parar.

—Santi... Sant, amor —lo llamé— carajo Santiago siéntate de una vez que me mareas.

—Lo siento solo estoy nervioso —suspiró para sentarse a mi lado y besar mis labios.

Me recargué en su hombro para tomar su mano.

—No, no puedo Invi, no puedo —murmuró frustrados.

—Estas nervioso de acuerdo —suspiré— todo va salir bien.

—¿Y si no? —murmuró— mierda Invierno tu bien sabes que no tuve al mejor padre del mundo, que te garantiza que voy a ser uno decente

—En primer lugar porque no eres tu padre —le recordé— aparte el ladrón de hermanos pequeños me va a decir que está nervioso.

Santi sonrió para luego negar.

—Eso era fácil sólo los malcrió, lleno de dulces y listo —señaló, ahora sabía como se había ganado a mi hermano— pero esto es diferente, criar un hijo yo...

Tomé su mamo para después verle serio.

—Lo haremos muy bien, ¿Sabes por qué? —le miré.

Santi negó, estaba asustado y como no si estábamos por hacernos cargo de nuestro hijo, una persona nueva en nuestras vidas.

—Porque crecerá rodeado de amor —asentí— y si lo echamos a perder siempre podemos tener otro.

Santi asintió divertido, dándome la sonrisa que amaba de la que me enamoré.

—Te he dicho que eres asombroso —mencionó el latino— un poco molesto, pero serás un excelente padre.

Sonreí para besar sus labios y recargarme en él, los minutos pasaron hasta que la puerta se abrió.

—Señores Dagda Jones —sonrió mi doctor cuyo cabello ya era blanco— les presento a su hijo.

Nos levantamos para llegar a él, podía sentir los nervios de Santiago... bueno tal vez eran los míos.

Con cada paso sentía que mi corazón se salía de mi pecho y de no ser por mi bastón ya habría terminado en el suelo.

—Puedo cargarlo —pidió Santi mirándolo nervioso.

—Claro Santi, es tuyo después de todo —sonrió dándoselo con cuidado.

Aún venía envuelto en una cobija, y al verlo por fin ese sentimiento de felicidad me llenó, me sentí completo al fin y me prometí que nada nunca le haría daño a mi hijo.

—Hola bebé —lo llamó Santi— hijo soy tu papá—dijo acariciando su mejilla.

Aquella sonrisa de nuestro bebé se hizo presente, una lágrima corrió por los ojitos de Santi.

—Dios es hermoso —asintió feliz para verme, aquel brillo en sus ojos me lo decían todo, sería un excelente padre para nuestro retoño.

—Quiero cargarlo —pedí aún sin verle del todo.

Me senté en el sillón pues no me fiaba de mi bastón o en mi y mis torpes manos.

Sant se sentó a mi lado para darme a nuestro hijo, un pequeño moreno que dormía en mis brazos, aún hinchado por el parto pero desde ya podía ver que sería tan guapo como su padre, tan pequeñito y frágil... mío, nuestro hijo.

—Hola Autumn —saludé besando su frente— soy tu Papá.

Acaricié su mejilla a lo que él bebé tomó mi dedo un pequeño bostezo para abrir los ojos, aquellos ojos más lindos que había visto en mi vida.

—Es... nuestro —sonreí— nuestro hijo Santi.

Aquellos ojitos nos miraron, azules brillantes como los míos, azules como el Inviernos... mis ojos.

—¡Felicidades son padres! —anunció mi doctor.

Éramos padres, padres de mi pequeño Autumn Samuel Jones... Oti, nuestro pequeño Otoño.

El fruto del amor entre nosotros dos, el fruto del Invierno.

Ay 😭 tenemos otoñito.

Terminamos esta historia historia con nada más y nada menos que... Happy Pride Month
❤️🧡💛💚💙💜

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro