Un idiota llamado Santi
—Invierno —me llamó Santiago.
Le mire confundido, estaba casi igual que la última vez que lo vi.
—Santiago —dije, él se sentó frente a mi— no tienes a quien molestar.
—Por supuesto, escuche que mi presa favorita regreso así que tenía que hacer los honores —sonrió.
—Vete con los idiotas de tus amigos —exclamé, en ese momento entendí lo que dije.
Él sonrió algo frustrado.
—No puedo, murieron junto con tu novio —respondió divertido.
—Buen punto —dije, por alguna razón me sentía bien hablando con él— y no era mi novio.
—¿Pensé que eras gay? —preguntó confundido.
—Lo soy pero eso no significa que era mi novio —respondí con fastidio— pensé que tu y tus amigos hacían tríos los viernes por la noche.
Él empezó a reír, una risa como si lo que hubiera dicho fuera gracioso, yo solo trataba de ofenderlo.
—Mírate defendiéndote por ti mismo —sonrió.
—¿Qué haces aquí? —pregunté desesperado.
—Estudio aquí —levantó la ceja a manera de respuesta.
—Eres un idiota —dije molesto.
—Y eso ya lo sabías —respondió— por que habría de cambiar algo.
Me quede pensando, era un idiota y eso no iba a cambiar pero me alegraba por eso, por que era él único que no me trataba con lastima.
—Tienes razón, gracias por ser un idiota conmigo —conteste.
Él me miró extrañado, bastante extrañado.
—Creo que te faltó recuperarte de la cabeza —dijo levantándose para irse.
Mientras se fue no pude evitar reírme un poco, mi risa paro cuando noté las miradas de todos viéndome.
Decidí irme a un lugar con menos gente, un lugar en el que solía estar con Tyler.
Frente a la biblioteca se encontraban las bancas moradas, casi nunca habían personas ahí pues solía hacer mucho frío, las pocas personas que estaban no me miraron, seguro eran nuevos.
Me senté en mi banca la cual se encontraba bajo un árbol, al sentarme sentí un gran peso sobre mi, con la mano tante la parte de abajo de ella justo ahí se encontraban nuestras iniciales.
Una lágrima brotó de mi, la limpié rápido pues no quería que me vieran llorar.
Salí de ahí para después irme a clase, llegue temprano como usualmente lo hacía.
Para mis suerte Santiago también estaba en esa clase, nada más me miró y puso los ojos en blanco.
El salón se empezó a llenar de personas, todas me miraban y susurraban cosas, algo parecido a lo qué pasó cuando llegó el profesor, aquel que siempre se la pasaba regañándonos.
Lo único inigualable del día fue esa expresión que duró un par de minutos.
El profesor empezó a dar su clase.
—Como parte de este semestre harán su proyecto en parejas —dijo el profesor, todos empezaron hacer ruido y a mirarse entre ellos como seleccionando con quien estar— ni se emocionen yo los pondré en equipo.
Empezó a dar la lista de parejas una a una, las reacciones en varios casos eran muy graciosas hasta que llegaron a mi.
—Santiago tu con Winter —dijo el profesor.
—¡No! —exclamó Santiago.
—¿Algún problema con mi decisión joven Dagda? —preguntó el profesor.
—Claro quiero vivir —exclamó él.
El profesor le dio una mirada amenazadora.
—Bien supongo que...
—No —interrumpí— déjeme con él, con suerte y consigo lo que todos queremos.
El bullicio se hizo en el salón, Santiago me miró divertido, en otro momento probablemente me hubiera matado.
—Bien silencio todos —gritó el profesor.
Todos se callaron.
—¿Estás seguro de eso? —preguntó el profesor.
—Claro —sonreí.
La clase prosiguió hasta el punto en el que nos tuvimos que sentar juntos para el proyecto.
—Invierno —dijo sentándose frente a mi.
—Santi —conteste pues sabía que no le gustaba que le dijeran así.
—¡Que tengo siete años! —exclamó él molesto.
—Que soy latino para que mi nombre esté en español —respondí.
—No tienes tanta suerte —guiño él.
Puse los ojos en blanco, y tenía algo de razón pues me hubiera gustado tener otra nacionalidad a diferencia de Santiago que era mitad mexicano y mitad canadiense con un toque australiano.
—Tenemos que empezar hoy —dijo él.
—Apenas es el primer día —me quejé.
—Tal vez lo tuyo sea perder tiempo pero entre más rápido pase esto más rápido sobreviviré a ti —contesto molesto.
—No te pasará nada —puse los ojos en blanco.
—Dile eso a Tyler —susurro.
Me quedé callado y él también, se quedó unos minutos pensando y suspiro.
—Lo siento, me pase —dijo sincero.
—Está bien —respondí, aunque me dolían sus palabras me hubiera dolido más su hipocresía.
—Me iré a mi país a finales de año, no tengo buen promedio y necesito esta clase para poder entrar en una buena escuela —explicó algo apenado— esto debe salir bien de acuerdo.
—Si —respondí— pero creo que deberías cambiar de compañero, en estos momentos estoy atrasado.
—Esto es Sociales idiota no necesitas ser listo para pasar la materia —dijo y ahí estaba él de nuevo— solo necesitamos ganar el concurso de proyectos y te librarás de mi.
—Entonces empecemos lo antes posible —sonreí.
No hicimos gran cosa pues sólo era plantear una idea, necesitábamos hacer una campaña que ayudará a las personas a concientizar sobre un tema.
La brillante idea de Santiago era usarme como objeto para la campaña, sería la imagen contra el cáncer infantil, acepte pues solo tendría que posar y eso sería todo.
Al final del día estaba sentado en una de las bancas esperando a mi hermana cuando un mensaje llegó.
Me quede ahí como idiota hasta que su voz me llamó.
—Nos ganaron —gritó Santiago.
—¿Qué? —pregunté confundido.
—Fui a registrar el proyecto y al parecer Tesla Miller ya lo había elegido —gruño sentándose a mi lado.
—¿Qué su novio no murió de cáncer? —pregunté, había estado encerrado en mi cuarto pero no por eso no sabía lo que ocurría.
—Si pero teníamos más derecho del tema que ella —dijo cruzándose de brazos.
Yo solo me cruce de brazos, en realidad no era así, ella tenía más derecho pues tal vez yo había sobrevivido pero su novio no.
Lo triste del cáncer no es tenerlo, es ver como lastima a los seres que amas.
—Tu mami vendrá por ti —se burló.
—No —respondí molesto— iré en autobús.
Él se empezó a reír, no se por qué pero guardo silencio cuando vio que no era broma.
—Puedo llevarte si quieres —se ofreció.
—Eso es muy lindo de tu parte —dije confundido— No gracias.
Él solo puso los ojos en blanco.
—Muévete —gruño.
Hice caso pues todo era mejor que el autobús escolar.
Tenía un lindo auto, muy lujoso y demasiado alto, de un alto que me costaría subir.
—Vas a entrar o que —gritó.
—Eso quisiera pero no creo poder subir —le mire aterrado.
El bufo, se dió la vuelta y literalmente me levanto y puso dentro del auto, no sabía que sentir en ese momento.
El camino fue algo calmado.
—Aún podemos usar otros temas —dije para sacar platica.
—No me mal interpretes pero una campaña de conciencia para no aventarte de un quinto piso no es atractiva —respondió, siempre con la burla por delante.
—Por que tengo que ser yo y no tu él que sirva de mascota del proyecto —me queje— podemos hacerlo de discriminación.
—Nunca la he sufrido —respondió serio.
—¿Ah no? —pregunté pues estaba seguro de que si.
—No, crees que alguien se atrevería —dijo, y tenía razón nadie querría un golpe de su parte.
—Buen punto —dije sin ánimos.
—De hecho yo tengo una idea —respondió en un susurro— accidentes causados por el alcohol.
—No —me apresuré— no usaremos mi accidente para ese absurdo proyecto.
—Mis amigos murieron ese accidente, tu novio también al igual que varios compañeros y sabes que los causantes del accidente sobrevivieron —respondió con un nudo en la garganta.
—Eso no lo sabía —dije sorprendido.
—Te han protegido toda tu vida —ataco— si serás mi compañero tienes que saber que no te trataré con delicadeza.
Me quede callado, cuando estaba por llegar me decidí.
—Lo haré —respondí— sólo si dejas de llamarme Invierno.
Él sonrió, se estacionó y me ayudó a bajar de su auto.
—Lo harás pero te seguiré llamando Invierno —aseguró él.
—Bien Santi —dije para irme— te veré mañana.
Él solo puso los ojos en blanco y pasó de mi.
Se fue y yo entré a mi casa, todos me esperaban sonriendo.
—¿Cómo te fue? —atacó mi madre.
—Bien —respondí cansado.
Mi madre me abrazó y empezó hablar demasiado, no hice caso pues las maletas me llamaron la atención.
—¿Nike está aquí? —pregunté.
—Si aquí estoy —respondió.
No solo había perdido un amigo en ese accidente, también a mi propio hermano.
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