"No puedes seguir saliendo con Santiago"

Esa palabra se repetía una y otra vez en mi cabeza.

—¡Qué!, ¿Por qué? —exclame alterado.

—Enséñame a Steve —pidió mi madre.

—¿Qué? —pregunté confundido para después mirarlo— Oh... no es lo que creen.

—¿Entonces qué es? —preguntó mi padre tranquilo.

—Yo... lo hice —contesté arqueando la ceja.

—Winter no nos mientas —dijo mi madre sacando el teléfono.

Ella me enseño un corto video de lo ocurrido, el video no duraba más de un minuto y solo se veía a Santiago destruyendo el coche.

—Una hora y Santiago ya es viral —dijo mi madre.

—Y en una hora decidiste que debo dejar de estar con Santiago sin saber que fue lo que ocurrió —ataque.

—En una hora decidí que un chico el cual es capaz de destrozar un auto no puede salir con mi hijo —se defendió ella.

—Éstas siendo muy ignorante mamá —solté tratando de controlar mis palabras.

—Winter —me llamó mi padre.

—No —exclamé— ese idiota nos ganó el lugar aún sabiendo que es para discapacitados, llamó a Santi malcriado y después le dijo que volviera a su país —conté— y no fue hasta que me miró con asco cuando Santiago se defendió.

—Destruir un auto no es defenderse Winter —exclamó mi madre.

—Oh por favor mamá, si hubieras estado ahí no hubieras destruido el auto si no al hombre —contesté.

Mi madre cerró los puños y apretó los dientes, solo no me golpeaba por que era su hijo favorito.

—Es un chico agresivo —apoyó mi padre ante la mirada de mi madre.

—Si lo es —acepté— y también es el único que no me trata como si me fuera a morir, el único capaz de destruir un auto o dislocarle el hombro a alguien con tal de defenderme —le defendí— es lindo, inteligente y es el chico al que amo.

Mis padres se quedaron callados.

—Y agradecería que no se pusieran de lado de un idiota narcisista como el del video —agregué para salir de la cocina.

Me encerré en mi cuarto y me tiré en mi cama sin antes saber cómo estaba Santi.

Estaba preocupado por Santi, todos creían que era agresivo... si lo era pero esta vez tenía razones.

Me quedé en mi cama por un rato cuando la puerta se abrió.

—No te dije que podías entrar —ataque a mi hermana.

—Y crees que me hubieras detenido —contestó con su nivel usual de agresividad.

—¿Vienes a regañarme, aconsejarme o a molestar? —pregunté cansado.

Ella lo pensó por un momento.

—Vengo a darle amor a mi hermano favorito —dijo en un tono torpe.

—Charms está en su habitación —dije pues no me lo creía.

—Eso no... ni hablar sabes que adoro a ese niño—aceptó riendo.

Ella fue y se acostó a mi lado para después abrazarme, no solía ser cariñosa pero cuando lo hacía se ponía de empalagosa.

—Charms duró más que tú —contó mientras acariciaba mi cabeza.

—Todos duran más que yo —contesté riendo.

Entre los hijos Jones era un ritual quemar las cortinas de la cocina, el que durara más sin llamar a los bomberos era el más fuerte.

Yo dure siete segundos pues no quería probar mi suerte.

Nike duró cuatro minutos y entró en pánico.

Sunshine claro esta era la más fuerte pues había durado dieciocho minutos.

Charms por su parte duró once.

Si bien era una competencia tonta entre hermanos pero para se sinceros nunca fuimos  muy listos.

—Mamá me contó lo de Santi —dijo, sabía a qué quería llegar.

—Él solo se defendió, me defendió —contesté abrumado.

—Lo entiendo —respondió con dulzura— pero mamá no por que lo único que quiere es mantenerte seguro.

—Pero no lo siento —confesé— Suns tengo miedo todos los días de que me pase algo, de tener otro accidente que me haga volver al hospital... sin embargo con Santi no es así, por alguna razón me siento seguro a su lado.

—Ay Wint —dijo besando mi frente.

No sabía que hacer pues no me gustaba desobedecer a mis padres, pero no podía apartarme de él.

Ella se quedó ahí abrazándome por un rato hasta que la puerta se abrió, nadie sabía tocar en esta casa.

—Me estás engañando —exclamó Charms cruzándose de brazos.

—Eso nunca —sonrió Sunshine— tu siempre serás mi favorito.

Charms sonrió y se subió a la cama con nosotros.

—¿De que hablaban? —preguntó él menor mientras lanzaba sus tenis por el aire.

—Sobre chicos —contesté.

—Pensé que hablaban de que mamá no quiere que seas novio de Santiago —arqueó la ceja.

No supimos que decirle, aún era un niño pero no se le pasaba nada.

—¿Tú que piensas? —le preguntó Suns divertida.

El pequeño lo pensó por unos segundos.

—Que si te gusta no debes hacerle caso a los demás —respondió.

—¿Ah si? —pregunté confundido.

—Si, a mí me gusta Amber pero según Lexi no puedo estar con ella por que es muy fea para mi —contó abrumado— para mí es hermosa entonces Lexi se jode.

No pudimos evitar reírnos.

—Tomaré tu concejo —acepté divertido.

Él solo sonrió y siguió platicando de su chica.

Nike iba pasando cuando nos vio a los tres en la cama.

—Vaya ahora veo quien es el hermano menos querido —exclamó dolido.

—Puedes acostarte, aún hay espacio —ofreció Charms.

Mi hermano entró y se acomodo en el pequeño espacio que quedaba, ahora agradecía que mi cama era grande.

—¿Y... de que hablan? —preguntó algo confundido.

—Amores —contestó Charms.

—Oh genial por que ya no sé que hacer con Trish —se quejó.

—Quiere una relación seria no es así —acertó mi hermana.

—Tengo diecinueve, casi veinte aún soy joven para eso —exclamó— además como le explico a mamá que mi futura novia tiene casi cuarenta y un hijo de mi edad.

—Díselo total ni le importa, en estos momentos solo le importa Wint —exclamó Charms.

—Solo en este momento —Se burló Nike.

—Es su favorito así que... —comentó mi hermana.

—Eso no... ni hablar si lo soy —conteste sin mentir.

Ciertamente a veces me molestaba serlo, mi mamá no regañaba a mis hermanos por no tomar una medicina, no les daba tanta atención por un problema tan banal o no estaba tan pendientes de ellos, aún así lo lamentaba por mis hermanos.

Nos quedamos un rato más hasta que mi madre llegó.

—Nos dejan un momento a solas —pidió ella más tranquila.

Mis hermanos salieron para dejarme con ella.

—Cariño estoy preocupada por ti... —empezó su discurso.

—Cuando no —dije algo molesto.

—Exacto Wint y que estés con ese chico no me facilita las cosas —aclaro.

—Yo lo amo mamá —exclamé.

—No Wint no lo amas, no puedes amar a una persona en cuestión de semanas así no es el amor —contestó frustrada.

—Para ti —dije molesto.

—Winter...

—No mamá yo lo amo... he estado al borde de la muerte cuatro veces...

—Y gracias a Dios sigues aquí —exclamó

—Bueno con cuatro accidentes empiezo a creer que me quiere muerto...

—Winter —regañó.

—Mamá tal vez pienses que no lo amo pero es que no tengo tiempo —confesé.

—Wint —dijo dolida.

—Yo no sé si me vuelva a pasar algo... mierda incluso puede volver el cáncer y no puedo perder el tiempo esperando a que sea mutuo... yo lo amo y tal vez solo le guste en este momento pero como saberlo si no quieres que esté con él —expliqué.

—Hijo solo quiere que entiendas que...

—Él me salvó —confesé.

—Winter...

—Él fue quien me encontró en el autobús... él bajo una montaña empinada y la subió para ir por ayuda... —conté lo que nunca había contado— y me esta salvando ahora.

—Hijo... —dijo abrazándome.

Lloré por un rato por que el simple hecho de perderle me dolía.

—Cariño —dijo mi madre— si dejo que salgas con Santi me prometes que tendrás cuidado.

—Ciertamente me preocupa más lastimarlo yo que él a mi —confesé.

Ella me miró con esos ojos llenos de esperanza.

—Podría ser hijo pero es parte de crecer, en cualquiera caso sabes que cuentas con mi apoyo y el de todos en esta familia —sonrió.

—Gracias —dije de corazón.

—Bien ahora prepararé la cena y me aseguraré de que tu hermano cumpla su castigo —se quejó— por lo menos ya terminó esto de las cortinas.

Mi madre se fue riendo sin antes decirle algo.

—Mamá —la llamé.

—Si —dijo dándome una sonrisa.

—Deberías hablar con Nike —sugerí.

Ella me sonrió y terminó por salir.

Esperaba que todo estuviera bien, esperaba que a Santiago no le hubieran prohibido verme como a mí.