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La complejidad de un nombre absurdo.

Winter Jones ese es mi nombre, un ridiculo nombre que me a llevado a varias peleas, la mayoría de ellas pérdidas.

Mi nombre es nada más y nada menos que la historia de dos personas enamoradas y nada originales para los nombres, desgraciadamente no soy el único con un mal nombre en mi familia.

Mi hermana mayor se llama Sunshine, pues cuando nació decían que brillaba como el sol... claro al crecer su nombre nunca encajó con su personalidad, mucho menos en su época emo.

Después está mi hermano mayor por dos años Nike, su nombre es debido a que cuando mi hermano fue procreado fue nada más y nada menos que en esa tienda, desgraciadamente mi padre fue despedido días después pues su jefe se entero de lo sucedido, bueno al menos el recuerdo de su nombre siempre será una graciosa historia.

Mi pobre hermanito menor tiene un nombre que lo perseguirá toda su vida y ese fue totalmente mi culpa.

Charmander no me pareció un nombre tan feo cuando niño.

Ese día mis padres se llevaron la lección de sus vidas, nunca dejes a un niño de ocho años ponerle nombre a tu hijo y lo más importante nunca se lo prometas de cumpleaños.

En fin, por lo menos Charms tiene un lindo apodo, sin embargo yo... yo tengo un nombre que no es nada de que emocionarse.

Pudo ser peor pues mi nombre pudo ser Miracle por el simple hecho de que yo era su milagro.

El día que nací fue el día más helado del invierno, mi madre estaba embarazada de siete meses, en ese entonces de un yo llamado Dylan, iba regresando a casa de dejar a mis hermanos con la abuela cuando un camión la choco.

Mi madre estuvo en el frío invierno por casi siete horas, esa misma noche nací, de un color azul brillante como un copo de nieve según ellos.

Estuve prácticamente muerto por casi diez minutos, nadie pensó que fuera a sobrevivir, pero lo hice, ese copo de nieve se calentó e hizo latir su corazón de nuevo.

Mis padres pensaron que Dylan no era un nombre fuerte para un bebé que había sobrevivido a la muerte, después de dos meses de pensarlo arduamente llegaron a la solución de ponerme Winter.

Mis padres pensaron que mi nombre siempre sería el recordatorio de la noche que sobreviví, lo que no sabían es que en ese momento estaban firmando mi sentencia de mala muerte.

A los cuatro fue cuando mi nombre me puso a prueba una vez más pues al saltar de un quinto piso lo que uno espera es morir, sin embargo yo solo esperaba volar como Supermán.

Que gran error.

Si bien sobreviví, una pierna rota y una leve contusión fue el costo de caer sobre la nieve. A partir de ese momento deje de ser Winter para ser llamado quinto, el apodo se me quedó hasta que cumplí doce y fui diagnosticado con leucemia.

Justo el invierno que viajaríamos a Europa, claro pase todo un año de infierno pero me cure.

Otro logro de supervivencia para mi.

Desgraciadamente mis padres no quisieron decirme Leuco como pedí así que mi nombre volvió a ser Winter.

Ahora ya han pasado unos años de eso y nunca creí que pudiera pasarme algo peor.

Idiota de mi.

Ese invierno inició como todos los otros.

—¡Winter abre la puerta! —gritó mi hermana molesta, tocando con furia la puerta a nada de tirarla para entrar.

—Debiste despertarte temprano —dije mientras perdía el tiempo jugando con mi patito de hule, pues solo quería molestarla.

—Winter Jones si no abres esa puerta ahora yo seré la cuarta causa de la que tendrás que sobrevivir —amenazó la rubia.

Sonreí para salir antes de que cumpliera con lo dicho.

—Por cierto me acabé el agua caliente —comenté riendo.

—¡Ahora si te mato! —afirmó saliendo tras de mí.

Corrimos por la casa hasta que se cansó y se devolvió al baño, tarde esta vez pues mi hermano estaba dentro.

Unas horas más tarde ya estábamos todos desayunando, panqueques y chocolate caliente para empezar el invierno.

—Últimos días de escuela —animó mi madre emocionada.

—Por que tenemos que ir si ya nadie va —se quejó Charms molesto— yo ya quiero irme de vacaciones.

—Son tres días más Charms —calmó mi padre riendo.

—Necesito vacaciones ya —exclamó golpeando la mesa con sus manitas.

—Charms tendremos vacaciones pronto —dijo mamá mirándole tiernamente acariciando sus mejillas.

—Si Winter no sale con algo este verano —susurró Nike burlón.

—¡Perdóname por no morir! —exclamé molesto.

—Nike por favor, no quiero que hables así de tu hermano —pidió mi madre.

—Si mamá —dijo aunque por lo bajo recibí una patada por su parte.

Después del desayuno todos nos fuimos a nuestros respectivos lugares.

Sunshine a su universidad, Charms a la primaria que estaba cerca de ella por lo que se iban en el mismo coche, papá se iba en su auto a trabajar y mamá se quedaba en casa, los únicos que nos íbamos en autobús éramos mi hermano y yo.

—Recuerda que me quedaré con Tyler hoy —le recordé a mi madre para tomar mis cosas.

—De verdad tienes que —dijo no muy cómoda.

Mi madre tenía razones para no dejarme ir pues Tyler había sido el culpable de que yo hubiera saltado del quinto piso, desde esa vez nunca confío en él.

—Mamá ya sé que si salto de un quinto piso puedo morir —la calme sonriendo.

Ella me abrazó con fuerza para proceder a besar mi frente.

—Cuídate si y nada de andar saltando de ningún piso eh —dijo sonriendo.

—Si mamá —acepté, siempre era lo mismo— te amo —me despedí para salir corriendo pues me dejaba el autobús.

Me fui todo el camino molestando a Nike, mi hermano iba en la misma escuela que yo aunque tenía el potencial de ir a otra pues el chico era listo, sin embargo mis padres tenían miedo de que algo pudiera pasarme así que me habían puesto niñera particular.

Una vez en la escuela escuché esa estupida voz.

—Hey quinto —saludó Tyler.

Voltee para ver a mi mejor amigo desde el kínder.

—Perry —me burlé— donde has dejado a Phineas hoy.

Él me sonrió amargado, si bien mi nombre era objeto de burlas su apellido era peor.

—Camina ya Winter —insistí molesto.

No dimos más de veinte pasos cuando escuché mi nombre.

—¡Invierno! —exclamó Santiago, aquel latino que me hacía la vida imposible— dime que milagro nos concederás este invierno —dijo riendo junto a la bola de imbeciles que él llama amigos.

—No sé, tal vez conseguir que tu padre te quiera —dije sonriendo, él se mordió el labio inferior, típico del moreno.

—Ya no tendrás más inviernos por contar —sentenció levantando el puño.

Yo hice lo de siempre, cerrar los ojos y esperar el golpe... hacerme bolita no estaba en posibilidades en este momento.

Claro este nunca llegó pues mi hermano cacho el golpe en el aire, lo último que vi fue que lo tenía en el suelo.

—Si vuelves a tocarle aunque sea un pelo a mi hermanito el que no volverá a tener inviernos serás tu —sentenció mi hermano mayor.

Nike se levantó con el vitoreó y aplausos de los demás para mirarme fijamente.

—Vámonos invierno —exclamó, ya todos me llamaban así.

—Seguro Adidas —dije sonriendo.

Él puso los ojos en blanco y partimos tras él.

Apenas iniciábamos el invierno y mi vida ya corría peligro.

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