Había dejado que las cosas se relajaran un poco... la verdad es que no había tenido opción, me había ignorado toda la semana.

Había hecho todo, le había llamado, mensajeado, incluso había ido a su casa pero Sofi me había dicho que no estaba y lo entendía, lo había lastimado pero ni siquiera me había dado la oportunidad de explicar mis razones.

Santi no había ido toda la semana, sin esperanzas fui a la escuela, por la mañana todo indicaba que tampoco había ido por lo que verle por la tarde me lleno de ilusión, era mi oportunidad de hablar con él.

Estaba hablando con Louis así que me acerqué, al menos tenía confianza en que si trataba de golpearme Louis lo detendría... o eso esperaba.

Respire y tome todo el valor posible par no salir corriendo de ahí.

—Santiago —lo llamé— podemos hablar.

—No —contestó sin verme.

Miré a Louis por algo de ayuda.

—Sant déjalo hablar —me apoyo.

Santiago le miró molesto levantando el dedo medio, su amigo se limitó a sonreír e irse dejándome con él.

Santi estaba ahí con los brazos cruzados y con ganas de partirme la madre.

—Solo quiero decirte que de verdad lo siento, no era mi intención hacerte daño —me disculpe apresurado.

—Lo entiendo —contestó viéndome— no querías que me fuera.

Mi corazón se relajó y dejo de latir fuerte.

—Si... yo sé que no hice bien —confesé más tranquilo — ¿Me perdonas?

Él solo suspiró y asintió con la cabeza.

—Gracias —sonreí, me acerqué para besarle pero él retrocedió, una vez más el nudo se hizo en mi garganta.

—Te perdonó Winter pero esto se terminó —dejó en claro.

—¿Qué? —pregunté confundido.

—Entiendo que lo hiciste porque no querías que me fuera pero solo pensabas en ti, no solo me arruinaste la oportunidad de regresar al lugar que tanto amo si no mi futuro —contestó con un nudo en la garganta— te amo pero me amo más a mí para saber que una persona que hace eso no me conviene en mi vida.

No supe que decir.

Él solo suspiró frustrado.

—Adiós Winter —dijo pasando de mí.

—Espera —lo llame, no podía dejarlo así— después de todo lo que pasamos esto es todo.

Él se giró para verme, ahora si se veía molesto.

—Debiste pensarlo antes de hacerlo —respondió para darme la espalda, planeaba irse.

—Tu... estás siendo muy injusto —le grité.

—Injusto —repitió— injusto es tener que quedarme en este maldito lugar porque un estupido niño caprichoso no pudo aceptar lo que ya sabía.

Sus palabras me dolieron.

—Eres un hipócrita —me molesté— te enojas conmigo por hacer lo que tú hiciste con Louis.

—No, no es igual —me gritó— yo le pedí que se quedara y se fue, tu ni siquiera lo hiciste porque de habérmelo pedido yo me hubiera quedado contigo idiota.

—Yo...

—Pero no, decidiste hacer lo que todos hacen por mi, lo que mi padre hace por mi —soltó con tanto sentimiento— tú decidiste por mi, decidiste pensar que una estupida escuela era más importante que lo nuestro, no me diste la puta elección de elegirte Winter... yo te habría elegido, así que si esto se termino.

En ese momento un par de lágrimas rodaban por sus mejillas y las miradas de todos recaían en él.

—Lo... siento —contesté destrozado.

Él solo negó con la cabeza y se fue apartando a todos de su camino.

Verlo irse era más doloroso que cualquier hueso roto.

Todos los ojos se posaban en mi, el aire empezaba a faltarme, baje la cabeza y salí de ese puto lugar, necesitaba aire porque sentía que me estaba ahogando.

En esos momentos todo el peso del mundo caía sobre mi, por meses había sido mi anestesia y en ese momento, el momento que me di cuenta que posiblemente no volvería fue el momento donde la realidad me golpeó.

—¿Estás bien? —preguntó Louis.

—No...

—¿Te ayudo en algo? —preguntó tranquilo.

—No deberías estar con Santiago —señale cansado.

—Ya se fue y conociéndolo necesita espacio —dijo abrumado— tú me ayudaste así que lo más razonable es que te ayude.

—Solo... llévame a casa —pedí, no podía estar más tiempo ahí.

Louis me llevo a casa sin objeción alguna, quería permanecer tranquilo para no alerta a mamá, ella ni siquiera sabía lo de Santiago.

—Winter llegas temprano —dijo sin mirarme, estaba tejiendo en el sofá —sigo tratando con esta puntada pero es imposible.

Me senté a su lado sin decir nada, no duré un minuto cuando empecé a llorar, llorar a mares.

—Winter, ¿Qué tienes cariño? —preguntó nerviosa.

—Es Santiago...

—¿Qué tiene? ¿Le pasó algo? —preguntó aterrada.

—No... nosotros... terminamos —dije entre llantos.

Mi madre me abrazó y recargó en su piernas permitiéndome llorar como cuando era pequeño.

Después de una extensa hora de llorar y gimotear por fin me rendí y me quedé dormido.

Desperté por la noche en mi cama, lo más probable es que mi hermano o mi padre me hubieran llevado a mi habitación lo que suponía que todos en la casa ya lo sabían.

Mi hermano entró "silencioso" a mi habitación, terminó siendo un desastre pues tiro casi todo en la habitación.

—Te traje tu favorito —sonrió Nike torpe.

—No tengo hambre —respondí cansado.

—La comida cura el alma —concluyó con su frase favorita.

Él se sentó a mi lado y me tendió un emparedado de tres quesos con tocino.

—Ahora dime qué pasó con él para ir y golpear al idiota con gusto —no mentía, sabía que lo haría.

—Él no hizo nada, yo lo fastidie todo —le contesté— fue mi culpa no la de él.

—Lo dices para que no lo golpee o...

—No maldito idiota yo fui quien echo todo a perder —le grité.

Él solo bajo la mirada y se quedó pensando, suspiré para calmarme.

—Lo siento no quería gritarte solo... no quiero hablar de eso ahora —me disculpé.

—Está bien —me sonrió— te dejare a solas pero come algo.

—Si, gracias —contesté.

Mi hermano salió dejándome a solas, mi estupido instinto me hizo ver su perfil, una oleada de dolor se hizo al ver que me tenía bloqueado en todo, Instagram, WhatsApp o cualquier red social.

Mis ojos se nublaron otra vez y las lágrimas brotaron.

Era todo.