BRO...
Odiaba aceptarlo pero la terapia si servía, desperté sin ese dolor tan intenso que solía tener, era ligero pero soportable.
Mi madre entró sin tocar, sin avisar, solo entró.
—Mamá para eso hay una puerta —me queje.
—Winter la puerta ni siquiera tiene cerrojo —contestó riendo.
—Y por eso todos tus hijos te han encontrado teniendo sexo con mi padre —comenté abrumado, algo que nunca superaría
Ella se puso roja cual tomate.
—Hablaré de eso con tu padre —sonrió, ella se sentó a mi lado— ¿Cómo estás?
—Algo cansado pero bien —contesté.
—Genial por que iremos con tu abuela —me aviso.
—¿Jones o Price? —pregunté, era una decisión importante.
—Jones —sonrió.
—¡No! —me quejé.
Amaba a mi abuelita pero irla a ver significaba un viaje de tres horas, incomodos momentos con mis tías y un terrible sufrimiento para mis mejillas.
—Tranquilo sabía que no ibas a querer, incluso tu padre planeaba dejarte sin decir más —comentó riendo.
—Son buenos padres —dije tomando su mano.
—Te quedarás con Nike —soltó de la nada.
—Ya no lo son —conteste arrugando la frente— pensándolo bien creo que no e visto a mi abuelita en mucho tiempo.
Ella sonrió y besó mi frente.
—Volvemos a las nueve, puedo irme sabiendo que volveré y tendré aún a dos hijos —pidió riendo.
—No prometo nada —gruñí.
Ella se fue con el resto de mi familia, estaba aburrido, muy aburrido.
Así que decidí mandarle mensaje a la única persona que sabía que tendría tiempo para mi.
Me equivoqué.
Apague mi teléfono y me quedé en cama hasta que el hambre me ganó.
Me levante de cama y salí, Nike estaba aún en su habitación pues la puerta con el dibujo de dinosaurio estaba cerrada.
Por primera vez gracias a mi mala suerte y los tiempos que me tuve que quedar en cama mis padres decidieron que Charms no durmiera conmigo.
Así que no me tuve que preocupar por compartir habitación, por lo contrario con mi hermano en cuanto Charms decidió que le gustaban los dinosaurios que fue a una corta edad, la habitación de Nike se transformó.
Me dirigí a la cocina para prepararme huevito con catsup, lo cual se me hizo casi imposible y esta vez no fue por mi torpeza, simplemente nunca se me dió la cocinada.
Con un huevo medio quemado me estire para tomar un plato, un mal paso me hizo tirar todos.
—Mierda —grité.
—Y es por eso que no tenemos cosas lindas —se burló mi hermano, al parecer ya llevaba ahí un tiempo.
Lo miré con odio, aún estaba en pijama con su pantalon de Star Wars y una playera de la marca Puma, aquella playera que le había dado hace un par de años.
—Muévete yo lo limpio —ordenó acercándose.
Termine por poner mi huevo en un plato de los de Charms.
Me senté para comer mi huevito orgulloso pero me vi interrumpido.
—No comas eso —dijo quitándome el plato.
—Hey está un poco quemado y tal vez un poco salado pero es mi desayuno —me quejé.
—Te hará daño —contestó— dame un minuto y te preparo algo.
No me quedó opción y para ser sinceros era mejor, a mi hermano siempre se le dió la cocinada por eso estaba estudiando gastronomía.
En unos minutos preparo un omelet con queso, él lo sirvió en un plato de Scooby Doo y colocó la catsup sin que se lo dijera, me conocía bien.
—Gracias —dije ya saboreando mi huevito.
Él terminó de limpiar mi desastre y se sentó a desayunar, no dijimos mucho.
Me subí a mi habitación y ahí me quedé haciéndome como Santiago me solía decir "Pendejo", al principio pensé que era un cumplido, luego descubrí que necesitaba un curso de insultos.
Me hice "pendejo" por horas hasta que por eso de las cuatro mi hermano me llamó para comer.
Baje para encontrarme con una buena comida, mejor de las que cocinaba mamá.
No dijimos mucho, la tensión llegaba a un punto en el que se podía ver.
—Mamá me contó que Santiago vino a la casa —soltó de pronto
—Si y probablemente lo vuelva hacer —no quería pelear pero él me estaba provocando.
—Santiago es un idiota —atacó.
—Tu eres un idiota —gruñí.
—Te metió en un bote de basura, de no ser por mi probablemente te hubiera metido más veces —me regaño.
—No lo entenderías —bufé, mi hermano no entendía de razones.
—¿Qué estás haciendo Winter? —me preguntó abrumado.
—¿Tu que estás haciendo? —pregunté cansado— vienes a juzgarme, a gritarme ¿Qué es lo que quieres?
—Wint...
—No —grité enojado— sabes lo que fue para mi no tenerte, tu siempre estuviste conmigo en el hospital, la primera persona en cargarme cuando dijeron que estaba fuera de peligro fuiste tu, mientras mamá se peleaba con el doctor tú estuviste ahí sosteniendo mi mano, cuando estaba aterrado...
—Winter —me llamó, sus ojos se estaban llenando de lágrimas.
—Estuviste conmigo en cada quimioterapia y estuviste por las noche cuando el dolor era insoportable pero no estuviste cuando mi mejor amigo murió, no estuviste cuando más te necesitaba —chille— desde que desperté estabas ahí en cuerpo pero no en alma, hasta que te fuiste de verdad...
—Winter para —intervino— por favor para...
—No estuviste cuando volví a cirugía, no estuviste cuando mi corazón se paró, no has estado todo este año...
—Por que no podía carajo —soltó levantándose de la mesa.
Sus ojos estaban llenos de lágrimas y su voz se atoraba en su garganta por la impotencia.
—No podía verte pasar por esto otra vez —exclamó— ya no podía ver como te metían cables y agujas por todo el cuerpo, no podía aceptar el hecho de que podía perderte...
Entonces entendí por que se había ido.
—Tu no sabes lo que es que tu persona favorita en este mundo sufra.... no sabes lo que fue para un niño tan pequeño que le dieran a cargara a su hermano, la persona por la que había esperado tanto y que le dijeran que podría ser la única vez en cargarlo... no sabes lo que es ver a tu hermanito todo accidentado —su voz retumbaba en mi cabeza— no sabes lo que fue verte tener fiebres tan altas por la enfermedad, verte agonizar por el medicamento, no sabes lo que fue enterarme que estabas en un accidente donde solo había un solo sobreviviente... yo ya no podía hacerlo...
Él se derrumbó al llanto, jamás había visto a mi hermano tan frágil.
Me levante de la mesa y me acerqué a donde estaba, lo abracé con fuerza y por primera vez yo fui su hombro para llorar.
Él me abrazó y ambos caímos al suelo, ver a mi familia sufrir por mí era algo que no le desearía a nadie.
—Lo siento tanto... —chillo.
—Shh está bien, estoy bien —le calmé.
Nos quedamos ahí por un buen rato, deje que se desahogara, deje que dejara ir todo ese dolor acumulado que había guardado por años, pues él no se permitía llorar frente a mi.
Después de la tormenta subimos a mi habitación, nos sentamos en mi cama y prendimos la tele.
—Así que Santiago... —me dijo retomando el tema.
—Escucha se que tienes miedo de que me haga daño pero eso no pasará, él es diferente y... me gusta y creo que yo le gusto —confesé.
Él sonrió.
—Está bien, pero si te hace daño al que voy a golpear va a ser a ti por no hacerme caso —sonrió.
—Es justo —sonreí— Así que volviste...
—Si... ya no podía estar sin ti —confesó— eso y que reprobé un par de materias.
—¿Qué reprobaste cómo hacer Hot Cakes nivel uno? —me burlé.
—Ja... Ja —dijo poniendo los ojos en blanco.
Me burlé de él por un tiempo más hasta que empezamos a jugar videojuegos.
Ni siquiera nos dimos cuenta cuando los demás llegaron.
—Wint... —dijo mi mamá entrando, quedándose impáctada por ver a sus hijos juntos otra vez.
—Mamá que no sabes que debes tocar —se quejó mi hermano.
—Si —contestó mordiéndose el labio para no llorar— me pueden explicar por que ya no tenemos platos de cristal.
Nos miramos y una risa salió de nosotros.
Mi hermano había vuelto.
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