CAPÍTULO XXII
—No, esa pieza no encaja.
—¿Esta?
—No.
—¿Esta?
—No.
—¿Esta?
—No.
Soo Bin entró a la sala de estar, tallando sus ojos con el dorso de la mano —Sung Hoon, ya es hora de ir a la cama.
Sung Hoon apartó la mirada de Yeon Jun —casi acabamos el rompecabezas grande, mami.
El omega le mostró el reloj en su muñeca —dijiste eso hace treinta minutos.
Yeon Jun apoyó el mentón en su puño —ve, Sung Hoon. Mamá tiene razón, es hora de ir a la cama.
Sung Hoon se quejó, bajando la mirada —¡mm, mami!
—Sung Hoon...— el tono del alfa cambio a uno de advertencia —ve, ahora.
El niño se levantó y corrió hacia su madre, mirando atrás con un puchero —solo quiero terminar mi rompecabezas.
—Lo sé— Soo Bin tomó su mano —estará ahí mañana.
—Pero... ¿pero y si Sunoo despierta y lo arruina?
—Sunoo no toca lo que no le pertenece, así que no lo hará— respondió Yeon Jun con firmeza.
Sung Hoon escondió el rostro contra la bata de su madre —sí, baba.
Soo Bin sonrió y comenzó a caminar con su hijo.
Yeon Jun llevaba dos horas armando el rompecabezas. Estaba cansado, aburrido pero feliz.
También estaba nervioso. Una emoción que raramente sentía. La última vez había sido durante el cortejo.
Estaba nervioso porque le preocupaba que ya lo hubieran encontrado y él no lo supiera. Los lobos son inteligentes y resistentes. Su gente era encantadora y realmente los amaba. No se daban por vencidos jamás.
Eso era algo que no le gustaba demasiado.
Se había mantenido en comunicación durante un año luego de dimitir. Solo tomó ese tiempo para saber que dentro de poco lo llevarían de regreso.
Se aseguró de que todo estuviera normal, sin ninguna sospecha... y luego desapareció.
Entró en el territorio de los mitad-lobo con facilidad, viviendo junto a ellos hasta ese momento. Nadie consideró buscar ahí, hubiera sido cómico siquiera pensarlo.
Cuando descubrió que después de un año, su gente seguía buscando, se sintió conmovido. Orgulloso y conmovido.
Era agradable de su parte pensar que Yeon Jun no podía haber muerto. Le hizo sentir orgulloso saber que si alguien más de su familia militar desapareciera, no se darían por vencidos. Si él siguiera en la milicia y alguien hubiera desaparecido sabía que nunca dejaría de buscar hasta que encontrara un cuerpo, hasta que encontrara algo que calmara su mente.
Le prometió a Soo Bin que no se iría, lo juro. Así que no podía hacerlo.
También tenía esa persistente sensación en la boca del estómago que le carcomía por dentro... algo que no quería admitir.
Si lo encontraban, ¿qué iba a decir?
¿Cómo les diría que se fue por su propia cuenta? ¿Cómo les diría que les permitió preocuparse y llorar su muerte durante años cuando estaba vivo? No sabía si podía soportar las lágrimas y gritos acusándolo de traición. Lo odiarían y estarían en todo su derecho... pero no quería que lo hicieran porque se sentían traicionados. No querían que en su enojo, su nueva familia resultara herida.
¿Y Tae Hyun? Puso a Tae Hyun y a Beom Gyu en una horrible posición. Si lo descubren, también a ellos. ¿Cómo manejaría eso? El bebé de sus amigos aún no nacía, no era justo.
—Alfa...— Soo Bin se sentó a un lado de Yeon Jun —te he estado llamando varias veces.
Yeon Jun negó suavemente —oh, discúlpame omega— atrapó la mano de su pareja entre las suyas —solo estaba pensando demasiado.
Soo Bin besó su mejilla —¿sobre qué?
—Si me encuentran...— respondió y comenzó a mordisquear su labio.
—No quiero que vivamos mentiras, teniendo que ocultarnos siempre— Soo Bin apretó su mano suavemente y se encogió de hombros —si te encuentran y tienes que volver... Sung Hoon y yo estaremos aquí esperando que regreses. Siempre esperaremos por ti.
Yeon Jun sonrió con tristeza —sé que lo harán— soltó un suspiro que denotaba su nerviosismo —si me encuentran... ¿qué pasa si están enojados?— sus ojos se encontraron y rió amargamente —les permití llorar mi muerte pero estoy aquí, con vida.
Soo Bin mordió su labio inferior —yo... no había pensado eso.
El alfa atrajo las manos de Soo Bin hacia sus labios —no importa lo que pase, estaremos juntos... lo juro.
—Lo sé, alfa, lo sé.
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—Buenos días, Sunoo.
El pequeño omega se hizo un ovillo en la cama —Mm.
Sung Hoon dejó la pieza de pan en el colchón antes de subir a la cama —te traje el desayuno— explicó, acercándose más y colocando el pan frente a su rostro —¿lo ves? Pan tostado.
Sunoo se sentó con las piernas cruzadas —no tengo hambre.
—Pero si no comes te enfe-enfermarás más.
Sunoo tomó la rebanada de pan no-tostado y la sacudió —no es pan tostado.
Sung Hoon se sonrojó —no puedo alcanzar la tostadora.
El omega mordió el pan y lo masticó, quejándose al tragar —agua...
Sung Hoon asintió y corrió fuera de la habitación que compartían, bajando las escaleras —agua para Sunoo, agua para Sunoo— repetía y al no poder alcanzar los gabinetes, uso su banquito para tomar uno del fregadero. Lo levantó con su mano antes de llenarlo de agua.
Tomó su tiempo para volver a la habitación, tirando agua sólo tres veces antes de entrar a la habitación —Sunoo, agua.
Sunoo estiró las manos para alcanzar el vaso, mirando su interior —Ew...— murmuró antes de devolverlo —¡sucio!
Sung Hoon miró el líquido, notando un residuo de comida —sucio...
Sunoo se recostó, abrazando su almohada, con la pieza de pan mordisqueada a su lado —quiero a mi mamá.
—Todos están dormido, Sunoo— dejó el vaso en el suelo y subió a la cama —¿quieres besos? Cuando me siento mal mami me da besos— explicó y su amigo asintió, señalando su frente.
Sung Hoon le dio un pequeño beso —estás caliente...— murmuró antes de dejar otros tres besos sobre su piel.
Sunoo frunció el ceño —quiero a mi mamá.
Sung Hoon bajó de la cama y se irguió rápidamente —vamos afuera Sunoo, hace frío afuera.
El pequeño omega se sentó —frío...— se deshizo de su cobija y uso su banquito para bajar de la cama. Tomó la fría mano de Sung Hoon mientras bajaban las escaleras.
—No te preocupes Sunoo, te sentirás mejor— Sung Hoon intentó abrir la puerta principal pero no alcanzó el seguro —no alcanzo.
Sunoo tosió y subió sobre Sung Hoon, que gruño —¡pesado!— exclamó y Sunoo no logró alcanzar el seguro porque ambos cayeron al suelo. Los niños rieron por un tiempo antes de que la tos regresara.
Sung Hoon le dio unas palmadas en la espalda y luego tomó su mano —no podemos hacerlo pero... pero puedo hacer chocolate caliente.
Sunoo dejó que lo guiara a la cocina y una vez ahí se recostó en el suelo. Sung Hoon lo miró fijamente —está bien... quédate ahí— pidió y abrió el refrigerador, sacando la leche fría y la dejó a un lado de Sunoo.
A Sung Hoon le tomó un rato alcanzar la despensa con ayuda de su banquito. Una vez que lo hizo, buscó entre la comida —chocolate, chocolate para Sunoo.
Sunoo talló sus ojos con cansancio, acercándose —Sung Hoon...
—Estoy buscando, Sunoo— le respondió y poco después encontró la caja —¡lo encontré!— se colocó sobre las puntas de sus pies y consiguió tirarla al suelo.
Sunoo levantó la caja —chocolate caliente... no lo quiero caliente, Sung Hoon.
—Está bien, lo haremos frío.
—Sung Hoon— la voz de Yeon Jun resonó en la habitación al tiempo que se recargaba en la pared —Sunoo.
Sung Hoon sacudió su mano como saludo —buenos días, baba.
Sunoo levantó los brazos hacia Yeon Jun y este lo cargó y le dio un beso —Sunoo, aún estás enfermo, ¿por qué estás fuera de la cama?
—Sung Hoon me trajo pan.
Yeon Jun entrecerró los ojos, viendo cómo Sung Hoon tomaba una taza del fregadero —Sung Hoon, eso está sucio.
Sung Hoon volteó a verlo —lo sé, baba— enjuagó la taza bajo el agua y luego la sacudió, bajando del banco para sentarse en el suelo. Yeon Jun se acercó y se arrodilló con Sunoo en sus brazos.
—Sung Hoon, ¿qué estás haciendo?
—Hago chocolate caliente... no, no caliente, chocolate frío— Yeon Jun lo detuvo antes de que pudiera abrir la leche —¡baba! ¡Necesito hacerlo para Sunoo!
—No— el exmilitar sonrió con gracia —Sunoo necesita agua.
—Agua sucia.
—No, agua limpia.
Sung Hoon asintió —lo sé, baba.
—Y esa taza está muy sucia... vas a derramar la leche y el chocolate no se derritiera si no está caliente.
El ceño de Sung Hoon se frunció —lo intentaré.
—No lo harás— respondió soltando una suave risa y acarició la cabeza de Sunoo que descansaba perezosamente sobre su hombro —deja todo en su lugar y vuelve a la cama... y hay agua en el suelo.
Sung Hoon bajó la mirada a las cosas que había reunido —¿qué hay de Sunoo?
—Le llevaré algo de agua.
—Al cuarto con el pan tostado.
—No está tostado— gruñó Sunoo.
—Bueno, con su pan...— Sung Hoon sonrió, mostrando sus pequeños dientes —pan, no pan tostado.
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—Me pregunto de donde vienen las ideas de Sung Hoon.
Soo Bin le dio un manotazo a Yeon Jun mientras caminaba a su lado, recibiendo una nalgada de regreso —ten cuidado con lo que dices, alfa.
Yeon Jun sonrió de lado —no lo dije de mala manera.
—Y tampoco lo hiciste de buena manera— respondió Soo Bin, encendiendo una vara de incienso dentro del cuenco de arena —solo porque mi hijo confunde el pan tostado con el pan normal.
—Nuestro hijo— Yeon Jun se levantó, tomando a Soo Bin por la cadera —y sí, me rió un poco. Estoy acostumbrándome a su tierna forma de decir las cosas.
—Hm, ya verás cuando hable claramente, lo extrañarás— Soo Bin se apoyó contra él —¿por fin saldrás hoy con Tae Hyun?
—Lo haré— respondió, besando la marca de Soo Bin —volveré más tarde, comenzaremos a recolectar madera. Mañana buscaremos ladrillos dentro y fuera del bosque.
Soo Bin se dio la vuelta, dejando las manos sobre el pecho de Yeon Jun —solo ten cuidado— pidió y acarició el tatuaje de la corona —y llega a casa antes de la hora de dormir.
Yeon Jun sonrió de lado, levantando su rostro por el mentón para besarlo —si llego tarde, dormiré afuera.
El omega rió, recibiendo otro beso —nunca te haría dormir afuera— presionó la nariz del alfa con sus dedos —puedes dormir...— dejó un camino de besos por su pecho, lamiendo la piel de su cuello al llegar ahí —en la cama... mientras me observas jugar solo, y no podrás tocar...
Yeon Jun gruñó suavemente —tú...— apartó a Soo Bin con delicadeza —me has estado bendiciendo con sexo constantemente— sus ojos negros se entrecerraron mientras lo examinaba —¿qué sucede?
Soo Bin negó con la cabeza —no sé de qué estás hablando.
Yeon Jun volvió a acercarse —quieres estar embarazado.
—Ya hemos establecido eso.
—No...— el alfa sonrió de lado —quieres estar embarazado en caso de que me encuentren.
Un ligero sonrojo se esparció por las mejillas de Soo Bin —eso no cambia lo que quiero.
Yeon Jun soltó un suspiro —tendremos un hijo cuando estés listo.
—Y lo estoy— replicó, empujando a Yeon Jun sobre la cama para desabrochar su pantalón. Succionó la piel de su cadera, creando pequeñas marcas rojizas —espero que a Tae Hyun no le importe esperar.
El alfa siseó cuando Soo Bin atrapó su pene en la mano —oh... realmente espero que no le importe.
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—¿Y cómo está Sunoo?
—Aún no se siente bien— Beom Gyu bostezó —llora cada pocos minutos... ni siquiera me deja dormir.
Soo Bin le sonrió con simpatía pues entendía la situación —la vida de una madre— miró su teléfono cuando comenzó a sonar —oh no...— corrió hacia él, trastabillando al ver el código del área donde se encontraban. Golpeó la pared antes de responder con amabilidad —¿hola?
—Hola, buenas tardes. ¿Estoy hablando con Choi Soo Bin?
El omega rasguñó la pared —sí, él habla.
—Hola, mi nombre es Ji Hoon. Soy parte del concejo en Sitka.
Soo Bin rodó los ojos, preguntándose cuántas personas había en el concejo —sí, hola, ¿ocurre algo?
—No, solo me di cuenta de que no llenaste los datos con tu dirección en los formatos que te dieron.
—Oh, sí, es porque me estoy quedando en una área privada. Me dijeron que no tenía que llenar esa parte.
—Ya veo. Por favor discúlpame, ten un buen día.
—Igualmente— respondió y terminó la llamada, confundido —quería saber mi dirección pero... pero me dijeron que no la pusiera.
Beom Gyu se levantó rápidamente —marca con tu aroma toda la parte de arriba.
—Espera, ¿qué?— corrió detrás del omega cuando este se quitó la playera —¿de qué hablas?
El lobo lo volteó a ver —marca con tu aroma toda la parte de arriba. Han rastreado tu llamada, van a venir y si huelen a Yeon Jun, lo descubrirán— explicó rápidamente, dándole un empujón —marca incluso la habitación de los niños, tanto como puedas. Sus aromas son fuertes pero inténtalo.
Soo Bin corrió desnudo por cada habitación, impregnando su aroma en todas las cosas y entró a la habitación de los niños —uh...
Sung Hoon levantó la mirada de su rompecabezas, ladeando la cabeza —Mami, ¿por qué estás desnudo?
—Por nada en especial— Soo Bin saltó hacia la cama de Sung Hoon y rodó por ella para luego hacer lo mismo en la de Sunoo.
Al poco tiempo salió de la recámara, entrando nuevamente para marcar con su aroma a Sung Hoon que solo sonrió —¡Yay!
Soo Bin le dio un beso en la mejilla —quédate adentro— pidió y corrió a un lado de la habitación de Beom Gyu, la cual no necesitaba nada —marcar, marca, marcar— se repetía a sí mismo. Corrió hacia el estudio, recostándose en el suelo, sintiendo pánico.
—¡Soo Bin!
El aludido soltó un grito como respuesta, saliendo de la habitación y bajando las escaleras.
Al llegar a la planta baja, tomó un minuto para admirar el cuerpo desnudo de Beom Gyu —wow— exclamó, recorriéndolo con la mirada —eres hermoso— halagó pero fue llevado al patio exterior de la casa —¡hace frío!— un grito salió de sus labios mientras se aferraba al otro omega —¡está helado!
—Separa los brazos.
—No puedo— Soo Bin se encorvó, intentando abrazarse —¿por qué...? ¡Oh Dios!
Beom Gyu intentó no reír —ponte derecho Soo Bin, debemos quitarte el aroma de Yeon-Yeon Jun.
—¡Tú también tienes frío!— Soo Bin sacudió la cabeza —¡debemos entrar!
El lobo se abrazó a sí mismo —solo... hace tanto frío— miró a su alrededor y tomó entre sus manos tanta nieve como pudo, dejándola caer encima de Soo Bin que chilló y cayó al piso cubierto de nieve —vas a alertar a otros lobos, calla— dejó caer encima del omega otra pila de nieve incluso aunque no podía sentir ya sus manos.
—¡Beom Gyu!— Soo Bin intentó alejarse, tropezando —¡basta!
—Ha-Hazlo conmigo, en caso de que huela co-como Yeon Jun.
—¿Mami?— Sung Hoon golpeó el cristal de la puerta —¡hace frío!
Soo Bin tomó nieve entre sus manos y fue hacia Beom Gyu para dejársela encima —voy a mo-morir.
Beom Gyu se sacudió violentamente —no morirás— cerró los ojos, intentando ganar fuerza —hazlo de nuevo.
—Mami... ¡No! ¡El bebé!— se escuchó el grito de Sung Hoon, que abrió la puerta al instante —Mami, ¡Beom Gyu tiene un bebé!
Soo Bin dejó caer la nieve, sus dientes castañeteaban. Caminó hacia la casa y se tiró sobre el suelo, abrazándose —me estoy congelando.
Sung Hoon salió corriendo cuando Beom Gyu entró también y regreso con una pila de cobijas que Soo Bin recientemente había doblado. Cubrió a ambos omegas lo mejor que pudo y volvió a irse en busca de más. Beom Gyu se transformó lentamente, sacudiéndose sobre Soo Bin para luego acomodarse a su lado, calentándolo tanto como podía.
Soo Bin abrazó al lobo, intentando acercarlo más —oh, gracias a Dios eres un lobo.
—¡Más cobijas!— Sung Hoon se detuvo por un segundo, intentando descubrir cómo debía cubrir a Beom Gyu ahora que era más grande. Colocó su manta de seguridad sobre el lomo del animal, cubriendo prácticamente nada —ahí está— sonrió con orgullo —calientito— murmuró y se dio la vuelta al escuchar un golpe en la puerta principal —¡baba!
—Oh, han regresado— Soo Bin suspiró y dio un salto cuando Beom Gyu corrió detrás de Sung Hoon, atravesándose en el camino y negando mientras se transformaba nuevamente y colocaba las manos contra la puerta.
—¿Hola?
Beom Gyu suspiró y miró al niño —ve con tu mamá— pidió y Sung Hoon lo obedeció, corriendo hacia Soo Bin que ahora estaba sentado. El lobo abrió la puerta con una gran sonrisa —Jackson, Mark.
Jackson levantó la mirada rápidamente —estás... desnudo.
Mark dio un paso hacia adelante, llevando una mano a su nariz —¿cuántos omegas hay aquí?
Beom Gyu soltó una suave risa —solo Soo Bin y yo... estábamos jugando— se encogió de hombros, restándole importancia y se abrazó a sí mismo —¿qué los trajo aquí?
—Nosotros...— Jackson se detuvo —Beom Gyu, tienes frío, omega. ¿Podemos entrar?
El omega asintió lentamente antes de murmurar 'sí' y abrir la puerta para que los dos entraran. Quedaron estáticos al ver a Soo Bin e intercalaron la mirada entre ambos omegas.
—Cuando... cuando dijiste que estaban jugando...
Beom Gyu pasó a su lado, gritando internamente. Tomó una cobija para cubrirse apropiadamente —Jackson, sabes que Tae Hyun es mi alma gemela— acortó la distancia entre cada lobo para abrazarlos —ha pasado un largo tiempo desde la última vez que nos vimos— tomó el rostro de Mark entre sus manos y sonrió —ambos lucen igual.
Mark inclinó la cabeza, sonriendo —igual que tú, Beom Gyu. Hermoso como siempre— estiró la mano para tocar su vientre, esperando que le diera permiso —wow, debe ser un niño.
Beom Gyu rodó los ojos —por supuesto, es hijo de Tae Hyun. Nunca tendré una niña.
—¿Y dónde está Sunoo?
El ceño de Beom Gyu se frunció levemente —descansando, gracias a Dios. Ha estado enfermo.
—Tenemos doctores increíbles en Sitka, si necesitas algo no dudes en decirnos, Beom Gyu.
Beom Gyu abrazó a Mark con fuerza —esa es una de las razones por las que siempre te he querido Mark, gracias.
Jackson sonrió, mirando a Soo Bin que ahora estaba cubierto con una cobija y a un lado de su hijo —buenas tardes Soo Bin... Sung Hoon.
Soo Bin sonrió con nerviosismo —hola, buenas tardes.
Sung Hoon sacudió su mano como saludo —hola— se acercó al oído de su madre para susurrar —Mami, es del lugar grande.
—Sí bebé, lo es.
Jackson miró alrededor, apreciando el interior de la casa —es una casa muy hermosa Beom Gyu, buena elección.
Beom Gyu inclinó la cabeza como agradecimiento —gracias... Tae Hyun tiene muy buen gusto— les hizo una seña para que se sentaran, odiándose por querer ser un buen anfitrión —les traeré algo de beber.
Soo Bin se sintió incómodo en el momento en que Beom Gyu se alejó y tuvo que sostener más cerca a su hijo —no tengas miedo, omega— intentó tranquilizar Jackson —somos amigos.
—Sí, me disculpo— fue lo único que respondió el omega.
—No tienes que hacerlo— Jackson se sentó con tranquilidad —hemos venido a ver a Tae Hyun... no puedo distinguir su olor aquí... de hecho apenas y huelo algo.
Mark tomó la palabra cuando su alfa guardó silencio —soy Mark, también trabajó en el concejo pero creo que no nos hemos conocido.
Soo Bin inclinó la cabeza respetuosamente —es un placer, yo soy Soo Bin y este es mi hijo, Sung Hoon.
—Hola, Sung Hoon.
—Hola— respondió el niño mientras saludaba con la mano.
Beom Gyu regresó con dos vasos con agua y después de entregarlos se sentó en el suelo, acariciando sus brazos —¿sucedió algo?
Jackson y Mark se miraron con emoción antes de hablar —Yeon Jun está vivo.
Soo Bin levantó las cejas y Jackson notó su gesto.
—Está muerto— respondió Beom Gyu, apretando su brazo.
Mark negó —encontramos pelaje suyo en el bosque. Dos lobos jóvenes vinieron a nosotros y nos dijeron que vieron a un lobo militar, completamente blanco cerca de la frontera— se encogió de hombros suavemente —no encontramos nada, ni un ápice de evidencia. Dejé de buscar en la nieve y fui al bosque, ahí lo encontré. No huele a nada pero lo enviamos a revisar— una sonrisa de puro orgullo apareció en su rostro —es él.
Los labios de Beom Gyu temblaron porque era incapaz de hablar.
—Queremos esperar a Tae Hyun, también— Jackson sonrió —no he dormido para nada... queremos que nos ayude a buscarlo. Ya han organizado vigilancia cerca de la frontera.
—¿Qué?— Beom Gyu tragó saliva con dificultad —¿si lo encuentran, qué harán?
—Creemos... creemos que ha perdido la memoria. Si es así, queremos asegurarnos de que reciba el mejor tratamiento.
—Ustedes no... Yeon Jun no puede estar con vida— Beom Gyu apretó las sábanas y sus nudillos se volvieron blancos —han pasado años desde desapareció.
—Hicimos una prueba de ADN— Jackson se arrodilló frente a él, tomando las manos del omega —¿sabes lo que esto significa?
Soo Bin mordió su labio al notar como las lágrimas descendían por las mejillas de Beom Gyu —por favor...— negó suavemente —solo... déjenlo descansar en paz.
Jackson acarició su mejilla —Beom Gyu, sé que tú y Tae Hyun realmente amaban a Yeon Jun. Pero si hay una posibilidad, incluso si es pequeña, de que esté vivo... ¿por qué ignorarla?
Beom Gyu cubrió su boca, sollozando —quizás... quizás no quiere que lo encuentren.
Soo Bin limpio sus propias lágrimas, atrayendo la atención de Sung Hoon que antes había estado en su collar —no llores, mami.
—Estoy bien.
Mark volteó a verlo —siento mucho si estamos creando un ambiente incómodo. No hay necesidad de llorar.
—¿Por qué...? Eso no tiene sentido Beom Gyu, preguntare a ti mismo si realmente crees eso.
—¡Yeon Jun está muerto!
Sung Hoon volteó a verlos rápidamente —no...— su ceño se frunció —¡baba no está muerto!
Soo Bin cubrió la boca de Sung Hoon, sintiendo un nudo en el estómago. Beom Gyu miró al niño con los ojos abiertos y lágrimas cayendo libremente —no... no es baba, Sung Hoon... estamos hablando de alguien más.
Sung Hoon intentó alejar la mano de Soo Bin —guarda silencio, Beom Gyu está hablando.
Jackson presionó sus labios en una firme línea —¿quién...?— cerró los ojos por unos segundos —¿quién es baba?
Soo Bin negó varias veces —su... su padre.
El alfa se levantó y caminó por la habitación, pensando antes de acercarse un poco —¿por qué estás llorando?
Realmente intentó contentarse, pero las lágrimas caían sin poder detenerlas —no lo sé.
Sung Hoon soltó un quejido —Mami está triste... basta.
Beom Gyu se levantó con cuidado —creo que deberían irse... le diré a Tae Hyun que vinieron.
Mark no se movió ni un milímetro —¿sabes algo que nosotros no?
Beom Gyu miró fijamente a Mark, notando como se acumulaban las lágrimas en sus ojos —lo único que sé... es que está muerto. Eso es todo.
Mark apartó la mirada —nos disculpamos por venir sin avisar. Perdónenos.
Jackson miró intensamente a Beom Gyu —Está vivo y si lo amaras...— los ojos del alfa se llenaron de lágrimas —no lo dudarías. Si Tae Hyun desapareciera, nunca dejarías de buscarlo. ¡Nosotros nunca dejaríamos de buscarlo! Sé que está vivo, Beom Gyu y si tú sabes algo, por favor...
Beom Gyu permaneció en silencio, con las manos temblando a su costado.
Jackson se inclinó por un breve momento, secando sus ojos —tengan un buen día.
Mark lo siguió, cerrando la puerta al salir. Beom Gyu cayó al suelo y Soo Bin quitó a Sung Hoon de su regazo —Beom Gyu...Beom Gyu ten cuidado— corrió a su lado y colocó una mano sobre su vientre —está bien— aseguró, atrayéndolo a su pecho —todo está bien.
El lobo apretó a Soo Bin, negando —necesito a Tae Hyun...— soltó un quejido y Soo Bin comenzó a llorar...era la primera vez que Beom Gyu mostraba debilidad —necesito a mi alfa.
Soo Bin acarició su cabeza —lo sé, lo sé. Por favor, relájate— le ayudó a levantarse con cuidado y acarició su espalda —te llevaré a la cama, vamos— lo guió a las escaleras y Sung Hoon los siguió con preocupación.
Llegaron a la habitación y Soo Bin le ayudó a entrar a la cama, dejando que se acurrucara contra Sunoo, que yacía dormido sobre el colchón. Los cubrió con cuidado, protegiéndolos del frío y buscó algo que le perteneciera a Tae Hyun. Removió el cesto con ropa sucia y encontró un suéter del alfa.
Con gentileza lo presionó contra el rostro de Beom Gyu, besando su hombro cuando comenzó a tranquilizarse. Cargó a su hijo y salió de la habitación, cerrando la puerta.
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—Omega— Yeon Jun rió, sacudiendo su ropa para quitar la nieve —estamos en casa— olfateó el aire por un momento —huele a otro alfa.
Tae Hyun miró alrededor —¡Beom Gyu!
—Baba, baba, baba— Sung Hoon bajó las escaleras con torpeza —¡sh!— presionó su pequeño dedo contra sus labios —Mami dijo... que cuando Tae Hyun y baba regresarán a casa, Shhh.
Yeon Jun enarcó una ceja —¿por qué? ¿quién estuvo aquí?
—Pabbi?— Sunoo se asomó, notando a su padre y corrió hacia sus brazos —Pabbi!
—Mi cachorro...— Tae Hyun lo levantó con cuidado y acarició su rostro —¿Qué sucede?
—Mamá estaba llorando mucho... tomamos un baño juntos y quería a pabbi— el ceño del niño se frunció —¿dónde estabas?
Tae Hyun corrió escaleras arriba, con su hijo en brazos. Yeon Jun se deshizo de sus zapatos —Sung Hoon.
El niño pequeño tragó saliva con dificultad —Mami está durmiendo... también estuvo llorando, dijo que baba tendrá que irse un tiempo...
—¿Qué?— cargó a Sung Hoon y subió los escalones de dos en dos. Entró a la habitación de Tae Hyun al escuchar el llanto de Beom Gyu —¿qué? Beom Gyu...
Observó como Tae Hyun lamía el rostro de su omega, sin lograr calmarlo —está bien omega, está bien... Sunoo, espera afuera por favor.
Yeon Jun salió también, cerrando la puerta y sacudió la cabeza suavemente —estoy tan confundido— se asomó a su habitación, con Sunoo abrazando su pierna mientras tosía y Sung Hoon en sus brazos —¿omega?
Soo Bin resopló, sentándose.
—¡Mami despertó!— gritó Sung Hoon y Yeon Jun lo dejó en el suelo.
—¿Qué está pasando? ¿Qué sucedió con Beom Gyu?
—Intenté calmarlo... quiso dejar la casa varias veces para ir en busca de Tae Hyun.
—Camelia— Yeon Jun se arrodilló en la cama —¿qué pasó? ¿Quién vino a la casa?
—Sung Hoon, Sunoo, esperen afuera por favor.
—Sí.
Soo Bin se sentó sobre sus rodillas —Jackson y Mark vinieron...encontraron tu cabello en el bosque— Yeon Jun se congeló al escucharlo —hicieron una prueba de ADN y saben que estás vivo. Beom Gyu intentó convencerlos de que no era así... creo que fue demasiado para él. Tuvo un colapso nervioso y no podía tranquilizarlo.
Yeon Jun cubrió sus labios con una mano, impresionado —Dios...
El omega mordió su labio —esto solo empeorará, Yeon Jun— soltó un suspiro —debes decirles que estás vivo.
—Entonces estaría rompiendo mi promesa contigo y con Sung Hoon.
—Sin querer estás lastimando a otros, Yeon Jun. No te das cuenta.
El exmilitar bajó la mirada —no quería hacerlo.
—Lo sé— Soo Bin acarició su espalda —estoy cansado de llorar cada que algo pasa. Estamos confundiendo a Sung Hoon. Prefiero decirle que estás bien y con vida a decirle que estás 'muerto' o que no podamos ir a explorar o ser felices porque no deben verte— se encorvó un poco —Beom Gyu tiene un hijo, esta estresado... nadie debería seguir mintiendo, ni siquiera tú.
Yeon Jun lo miró con lágrimas en los ojos —tengo una familia ahora... han hecho cosas por mí que nunca podré pagarles. ¿Cómo... cómo puedo tirar eso a la basura? Estoy asustado, sé que no debo estarlo pero no puedo evitarlo. No tengo miedo de regresar, tengo miedo de lo que pasará cuando se enteren que mentí, que Tae Hyun mintió... de lo que sucederá después. Tengo miedo de perderte porque...— respiró profundo para volver a hablar —porque soy un cobarde, y en lugar de lidiar con todo eso, corrí lejos de aquí.
—Corriste tan rápido como pudiste y llegaste a mí. No eres un cobarde— Soo Bin lo envolvió entre sus brazos —soy tu pareja y ellos son tu familia— se aferró a la camisa de su alfa —Pase lo que pase, estaré ahí contigo, todos lo estaremos.
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—Cuando Yeon Jun encuentre un omega... haré una fiesta.
Todos en el grupo rieron, incluido Yeon Jun —no estoy buscando.
—Sí, sí— Yoon Gi le restó importancia —Lo sé pero cuando lo hagas y se embarace, prepárate.
Yeon Jun se quejó —soy joven y no estoy interesado. Tengo un trabajo.
—Por supuesto, pero eventualmente te gustaría sentar cabeza, formar una familia.
—Estoy bien.
Yoon Gi rodó los ojos —cuando suceda, por favor... lleva al omega a mi casa para que pueda agradecerle.
Tae Hyun codeó suavemente a Yeon Jun —yo también iré, Yeon Jun lo asustaría.—
El aludido rió —sí, señor.
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Yoon Gi leyó la carta dos veces —siéntate.
Yeon Jun obedeció, con la espalda erguida.
—¿Cuándo lo decidiste?
—Lo he estado pensando en el transcurso de un año.
El comandante dejó la carta —¿por qué?
—Para tener una perspectiva diferente.
Yoon Gi se recargó en la silla, sus ojos cafés contrastaban con su piel blanca. Sonrió un poco —¿recuerdas cuando entrenamos por primera vez? ¿Cómo seguía ganando hasta que un día, lograste vencerme?
—Sí, señor.
—Te he visto crecer increíblemente como ser y como líder. Supe que eras especial— entrelazó sus dedos —te veo como un hijo, Yeon Jun. He hecho todo lo que puedo para que seas mejor que yo, para que seas más fuerte que todos— se inclinó sobre el escritorio —recuerda, la transformación es sólo física. Tu lobo... siempre estará dentro de ti.
Yeon Jun asintió —gracias, señor.
Yoon Gi suspiró —no es algo que quiera... pero sé que estás cansado. Estás en una lista permanente, no hay duda de que te querrán de vuelta para entrenar nuevos líderes y cosas por el estilo. Sé que yo te querré de vuelta.
—Lo sé, señor.
—Por ahora...— el comandante tomó una pluma —diviértete— pidió antes de firmar el documento, sorprendiendo a Yeon Jun —y espero que sepas que estaremos esperando tu regreso— le devolvió la hoja y dejó la pluma —estaremos aquí para ti.
Yeon Jun tomó la carta —gra-gracias señor.
Yoon Gi sonrió socarrón —y en caso de que encuentras una pareja...— Yeon Jun gruñó al escucharlo —dije en caso de que lo hagas...— aclaró con una suave risa —quiero ser el primero en saberlo.
Yeon Jun mordió su labio para ocultar su sonrisa e inclinó la cabeza —gracias por todo, señor.
El comandante se levantó y se inclinó también —espero verte pronto.
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—Soo Bin...— Beom Gyu se sentó en la cama, con una sonrisa en el rostro —quería agradecerte.
—Por supuesto Beom Gyu, tú siempre has estado ahí en mis momentos de angustia.
Beom Gyu jugó con la sábana —estaba tan molesto... solo quiero que lo dejen en paz. Yeon Jun era miserable antes de irse. Ahora es feliz, está sano... amo a mi gente, pero desearía que se detuvieran.
Soo Bin asintió —le dije a Yeon Jun que creo que lo mejor sería decirles.
—¿Qué?
—Esto es injusto para todos. Sé que harán lo que sea por Yeon Jun pero... ¿cómo podemos vivir así? No sabemos cómo reaccionarán pero es como quitarse una curita, debe hacerlo.
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Tae Hyun mordisqueó la uña de su pulgar —¿entonces se los dirás?
—Soo Bin cree que es lo mejor.
—Ya veo...— respondió Tae Hyun.
Yeon Jun lo miró —lo siento... he puesto a tu familia en una situación difícil por nada. Nunca debí haber hecho que mintieras por mí, Tae Hyun. Es uno de mis más grandes arrepentimientos.
Tae Hyun se inclinó un poco hacia él —Yeon Jun... no estoy enojado por haber mentido. Yo elegí hacerlo. ¿Y qué si se enteran? Mentí porque te quiero y sé que odiaste la tortura después del incidente en la nieve. Te destruyó. Yo estaba ahí mientras vomitabas, mientras llorabas... ellos no— se sentó bien de nuevo —estoy enojado, Beom Gyu está enojado... porque tendrás que regresar a algo que no quieres. Claro que estarán felices, llorarán y traerán a la maldita mitad de Alaska aquí... o estarán enojados y te odiarán. Como sea, te enviarán de regreso, sea con amor o con odio.
Yeon Jun asintió —lo sé.
—Beom Gyu estaba molesto porque no lo dejaban en paz y lo entiendo— Tae Hyun llevó una mano a su pecho —sé que si no me lo hubieras contado nunca habría dejado de buscarte. Beom Gyu sabe cuánto lo odiabas... yo lo sé. ¡Es un desperdicio porque tendrás que regresar y tienes una familia!— su mandíbula se tensó visiblemente —lo que sea que hagas, líder... te seguiré.
Yeon Jun miró el pasto, encontrando una pequeña flor rosada, completamente sola y cubierta de nieve.
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Todos en la habitación se pusieron de pie cuando Yoon Gi entró e inclinaron la cabeza respetuosamente. Una vez que el comandante se sentó, todos lo siguieron —he traído a la mitad de mi batallón esperando algo, así que hablen.
Jackson se levantó para tomar la palabra —señor, creemos que... Yeon Jun está vivo. Mark encontró cabello suyo en el bosque.
Yoon Gi asintió —¿dónde está Tae Hyun?
Mark y Jackson se miraron durante unos segundos —él...tenemos una sospecha algo extraña— Yoon Gi permaneció en silencio, esperando que prosiguieran —primero pensamos que podía haber perdido la memoria pero... hay un omega que Tae Hyun trajo a Sitka. Le ha dado una casa en el bosque.
—¿Sin Beom Gyu?
—No, no... es un amigo. Un mitad-lobo, su nombre es Soo Bin.
Yoon Gi sonrió de lado —¿un mitad-lobo? ¿En serio?
—Sí. Tiene un hijo, otro mitad-lobo. De hecho es, uh... de línea de sangre directa.
La sonrisa del comandante decayó —continúa.
—Estaba con otro alfa, un mitad-lobo. Se han separado pero está enlazado con alguien.
Yoon Gi lamió sus labios con calma —¿este mitad-lobo tiene algo que ver con Yeon Jun...— aclaró su garganta suavemente —cuando Yeon Jun ha estado muerto por años?
—Cada que menciono su nombre, se comporta extraño. Cuando dije su nombre, incluso el niño reaccionó, diciendo que no estaba muerto como si lo conociera.
—Está bien— Yoon Gi se levantó y comenzó a caminar por la habitación. Todos lo miraban conforme el tiempo pasaba y después de unos minutos se sentó, acariciando sus sienes —no le faltaré al respeto a Beom Gyu ni a Tae Hyun al enviar soldados. Si soy honesto, mi mente no me permite creer que está vivo. Llamen al mitad-lobo, ¿Soo Bin? Y díganle que venga, deseo conocerlo. Quizás me puede dar más información porque si Tae Hyun sabe algo, se lo llevará a la tumba.
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—Está bien...— Soo Bin abrochó los botones de la camisa de Sung Hoon —iremos todos... mantendremos la calma.
—Sí— Sung Hoon asintió, sin comprender de lo que hablaban —calma.
Yeon Jun estuvo toda la mañana dando vueltas en la habitación.
—Rogaremos por su perdón. Si están enojados, nos iremos... a la Antártida, ¿es frío? Sí, ¿es más frío que aquí? Sí.
—Sí, sí, sí— Sung Hoon le dio una palmada en la cabeza —te amo.
Soo Bin sonrió —y yo te amo a ti.
Yeon Jun soltó un quejido —¿por qué te llamó?
—No, eso es bueno. Es bueno que haya llamado, nos estará esperando... bueno, no a ti pero iremos todos juntos.
—Sí, ¡todos iremos!— Sung Hoon se paró frente a Yeon Jun, alzando los brazos —arriba, por favor.
Yeon Jun lo cargó con cuidado y miró a su omega —Soo Bin... nadie debe pasar por todo esto.
—Tú no tenías por qué verte envuelto con Jin Hwan, pero ahí estuviste.
El alfa presionó sus labios en una firme línea —es diferente...
Soo Bin acarició el lóbulo de su oreja, acercándose a besarlo —para mí, ambas cosas son problemas de los que no podemos huir. Nos encargamos de ellos... ya nos hicimos cargo de él y ahora solucionaremos esto. No podremos ser felices hasta que lo hagamos— se miró en el espejo, con Yeon Jun detrás de él y Sung Hoon jugando con su pancita —estoy haciendo todo lo que puedo para ser fuerte. Somos un equipo y tus problemas son también míos.
Se dio la vuelta y recibió un beso —te amo con todo mi corazón, Camelia— murmuró Yeon Jun, acariciando su rostro —una vez que esto acabe, podremos respirar tranquilos de nuevo.
Soo Bin asintió, sonriéndole a medias —lo haremos.
—Mami...— Sung Hoon se miró en el espejo, haciendo muecas —¿a dónde vamos?
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—Me siento tan nervioso— Soo Bin sostuvo la mano de Yeon Jun desde el asiento trasero del auto —me siento enfermo... Dios, espero que no nos griten.
—No lo harán— Yeon Jun miró por la ventana los árboles cubiertos de nieve —nadie gritará... si alguien lo hace, todos se irán y yo me quedaré.
Tae Hyun lo miró por el espejo —no te dejaremos.
—¿Qué es lo que dije?
Tae Hyun tragó saliva con dificultad, mirando hacia el frente —sí, señor.
Soo Bin le dio un suave golpe a Yeon Jun —se amable.
—¿Qué es esto?— Beom Gyu se inclinó para ver y sus ojos se agrandaron —¿llamó a todo el batallón?
La quijada de Tae Hyun se desencajó por la cantidad de soldados de pie frente al edificio del concejo —oh Dios mío.
Yeon Jun cerró los ojos, no necesitando ver la escena —Yoon Gi está aquí...
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—La tortura es mental, Yeon Jun— Yoon Gi se sentó con las piernas cruzadas —puedo torturarte con solo sentarme aquí o al tocarte físicamente.
Yeon Jun asintió a lo que escuchaba.
—A veces es difícil... siempre intentamos no hacerlo. Hacemos preguntas primero y esperamos por una respuesta. Pregunta y respuesta. Siempre explica lo que harás, paso por paso. Dales alivio en todo el proceso... si bien eso los asusta más, es bueno que sepan lo que pasará. Nunca, jamás te desquites con esa persona. Si lo haces, será tu mayor error— soltó un suspiro y volvió a hablar —la gente pierde el control. Una vez que obtienes lo que necesitas de ellos, debes detenerte... si no lo haces entonces no habrá un límite. Siempre perderás el control y te convertirás en el torturado.
Yeon Jun asintió nuevamente —sí, señor.
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Si alguien le hubiera dicho a Soo Bin unos meses atrás que estaría caminando con su hijo, con su alfa puro, con su familia. Que caminaría entre una horda de alfas que lloraban, aullaban y hacían reverencias. Que subirían las escaleras, dejando atrás a gente tan impresionada que no podían siquiera moverse... todo por su alfa, que estaba 'muerto' y ahora aparecía con vida.
Soo Bin no lo hubiera creído.
Sung Hoon sacudió su mano como saludó a los que hacían reverencia, murmurando suaves 'hola' cada cierto tiempo.
Jackson estaba de pie en la entrada, solo y con lágrimas cayendo por su rostro. Inclinó la cabeza respetuosamente —Yeon-— hipó, con una mano sobre su pecho —Oh-oh... Dios— cubrió sus labios, levantando la mirada hacia el alfa —estás vivo...lo sabía, ¿por qué...? Tae Hyun, Beom Gyu— presionó sus labios juntos en una firme línea —no lo entiendo.
Tae Hyun mantuvo la cabeza agachada, sintiendo la vergüenza sobre sus hombros. Yeon Jun miró hacia el frente, apretando más fuerte la mano de Soo Bin —hablaremos todos juntos— siguió avanzando hacia las grandes puertas, deteniéndose delante de los soldados que estaban de rodillas —omega, quédate aquí con Beom Gyu y los niños, por favor.
Soo Bin asintió, cargando a Sung Hoon —estaré esperándote.
Beom Gyu imitó a Soo Bin, cargando a su hijo.
—Sé que lo harás— Yeon Jun respiró profundo antes de abrir la puerta y Tae Hyun entró justo detrás de él.
La habitación estaba llena de caras familiares, todos lucían heridos y lloraban. Jackson entró al último, caminando alrededor de ellos para ir hacia su silla.
Yoon Gi se dio la vuelta, con lágrimas llenando sus ojos —Yeon-Yeon Jun...— volteó hacia Tae Hyun, negando —yo...— se sentó y secó su rostro cada que nuevas lágrimas opacaban su visión —siéntense...solo siéntense.
Ambos obedecieron al instante y los ojos de Tae Hyun se humedecieron. Yoon Gi fijó la mirada en sus manos blancas, murmurando algo para sí mismo —quiero...abrazarte, tocarte y ver si realmente estás frente a mi— soltó una risa seca —quiero matarte.
Yeon Jun tomó con fuerza los brazos de la silla.
—¿Dónde has estado?
Los labios de Yeon Jun temblaron ligeramente —he estado...viviendo con los mitad-lobo.
Yoon Gi cerró los ojos durante unos segundos —¿por qué?
—Porque... sabía que nunca buscarían ahí.
El hombre mayor sollozó contra su mano —¿cómo pudiste?— golpeó el escritorio con su puño —¡somos familia! ¿Cómo pudiste? ¡Las búsquedas! ¡Las eternas noches en vela! ¡El luto por todo Alaska!
Yeon Jun bajó la mirada —yo...lo siento.
—¿Lo sientes? Te amamos, te tratamos con respeto, ¡cuidamos de ti! ¡Siempre nos tuviste a tu lado! ¡Y a pesar de eso nos dejaste!— Yoon Gi se puso de pie, golpeando la mesa —¡y todo lo que tienes que decir es que lo sientes!— posó la mirada en Tae Hyun —y tú...tú lo sabías. Lo supiste todo este tiempo, ¡todas las lágrimas que derramaste fueron falsas!
—Nunca fueron falsas— respondió Tae Hyun, tragando saliva con dificultad —estaba destrozado.
—¡Sabías que estaba vivo!
—¡Estaba destrozado porque se vio forzado a desaparecer antes de que todos ustedes comprendieran!— gritó pero rápidamente recobró la compostura —él...nadie vio lo que yo vi. Yeon Jun era miserable y ninguno de ustedes lo sabía...porque estaban muy ocupados enfocando su atención en lo buen líder que era.
Yoon Gi volvió a sentarse —¿es eso? ¿Te sentías miserable?
Yeon Jun apretó los dientes —cuando yo...— su voz se entrecortó por un sollozo —cuando me perdí en la nieve...aluciné una familia— sus ojos negros se clavaron en el escritorio y sonrió tristemente —eran hermosos y hubiera sido feliz con morir ahí— pasó la lengua por sus labios resecos —y tan rápido como vinieron a mi mente, se fueron. Me di cuenta de que estaba en medio de una tormenta de nieve y seguí adelante, porque tenía un trabajo que hacer. Fue después de ese chico, señor, fue después de eso... las cosas sólo empeoraron.
Yoon Gi mordisqueo el interior de su mejilla —¿qué empeoró?
—Me encontraba enfermo...vomitaba y lloraba por las noches. Hice lo que usted me dijo que no hiciera. Me desquité con él y no me detuve incluso después de que me lo contó todo. Fue mi culpa...— cerró los ojos, con los recuerdos en su mente —fue mi culpa que hayan atacado. Porque destruí a su hijo, cuando se suponía que no debía hacerlo— abrió los ojos, dejando que las lágrimas cayeran —cuando me capturaron... fue porque se los permití. Merecía lo que sea que me fueran a hacer. Sabía que ustedes ganarían, pero no quería que me encontraran. Oré y pedí mi muerte...pero después ustedes me encontraron— su voz se volvió un poco más ronca —y no podía pensar, comer o dormir. Estaba perdiendo la razón y nadie lo veía. Nunca quise decepcionarlos, solo necesitaba irme.
Yeon Jun pasó las manos por sus muslos antes de continuar —nadie vio lo que me sucedía. Quería una familia y nunca encontraría una ahí. Quería dormir...comer sin enfermarme. Estaba cansado de que la gente palmeara mi espalda y dijera que hice un buen trabajo...estaba cansado de los discursos, las medallas, el oro, dinero y diamantes. Estaba cansado, justo como usted dijo— levantó la mirada y se encontró con un gesto más suave en el rostro de Yoon Gi y sus ojos completamente rojos.
—Nunca quise que Tae Hyun fuera parte de esto. Se lo conté solo porque no creía ninguna otra cosa. Me fui y perdí el contacto con todos hasta que un día Tae Hyun apareció...y se negó a irse— miró a su amigo con agradecimiento —estuvo ahí cuando necesité algo, fuera lo que fuera. Beom Gyu y él. Juraron nunca decirlo, juraron llevarlo a sus tumbas— soltó un suave suspiro —no quise que nada de esto sucediera. Quería que todo se acabara pero cuando vi que no pasaría, me sentí orgulloso— secó sus lágrimas con el dorso de su mano —mi familia... nunca se detendría y se sintió bien, porque sé que yo habría hecho lo mismo.
Yeon Jun negó suavemente —eso no justifica el dolor que les cause, lo sé. Puedo decirles un millón de veces que lo siento y no hará ninguna diferencia. Ahora, soy feliz... más feliz que lo que he sido alguna vez en mi vida— sonrió con lágrimas en los ojos —tengo un omega— soltó una risa boba para sí mismo —un omega que es mitad-lobo y línea de sangre directa. Me hace tan feliz y...tiene un hijo que no es de mi sangre pero aun así es mi hijo— levantó la cabeza con orgullo —y quiero comenzar una vida con ellos. Mi omega me dijo que debo hacer esto, él es la razón por la que estoy aquí. Debo dejar de correr para que podamos ser felices. Quiero ser feliz— asintió suavemente a sus propias palabras —hice un viaje por la nieve, uno que normalmente se hace en cinco días sin detenerse...pero por él y por mi hijo, lo hice en dos días— se levantó de su asiento, con las manos a sus costados —ódienme, estén enojados. Envíenme de regreso si eso quieren...pero por favor, mi omega ha soñado toda su vida con vivir aquí. Haré lo que sea para no arruinarle esa oportunidad.
Yoon Gi se mantuvo sentado, procesando cada palabra —tú...has crecido mucho desde la última vez que hablamos, física y mentalmente— asintió suavemente —nunca podría odiarte. Te crie como si fueras mi hijo, a todos ustedes...incluso a ti, Tae Hyun. Estamos enojados, nos sentimos engañados y eso es normal. Jackson y Mark trabajaron tan duro, realmente creyeron que estabas con vida, buscaron en la nieve, enviaron tropas... sí están enojados, lo entiendo— atrapó su labio inferior entre sus dientes —a veces no nos damos cuenta lo que atraviesa la gente porque estamos cegados por el orgullo que nos causan. Vemos tantas cosas buenas en ellos, que olvidamos que no solo puede existir lo bueno— soltó un suspiro cansado —¿alguna vez te hice sentir como si tuvieras que mentir?
—Nunca, señor— Yeon Jun inclinó la cabeza con respeto —Nunca.
—¿Entonces por qué mentiste?
—No quería decepcionarlo, señor...
—No, no sobre eso— le interrumpió Yoon Gi, inclinándose sobre el escritorio —dijiste que me contarías cuando por fin consiguieras un omega.
Yeon Jun dejó salir el aire que contenía, llevando una mano a su pecho —voy a...voy a desmayarme.
Yoon Gi se levantó, estirando los brazos —voy a abrazarte primero...y después te mataré.
—Lo siento tanto...— murmuró Yeon Jun, envolviendo los brazos alrededor de su comandante, apretándolo con fuerza y soltando algunas lágrimas —lo siento tanto.
El comandante se separó, mirando a su alrededor —creo que, como castigo...Yeon Jun tendrá que hacer algunos suicidios* y tendrá que ir a Barrow y enseñar una clase a los novatos— el grupo aulló alto y algunos más aplaudieron —todos estarán muy felices de verte de regreso en casa.
Tae Hyun se levantó y Yoon Gi lo señaló —Tae Hyun también.
El aludido levantó las manos —¿estoy aquí por un amigo y debo ser castigado?
—Tú también mentiste— Yoon Gi permaneció pensativo durante unos segundos —pero es cierto— le dio una palmada en la espalda —puedes hacer mil suicidios en lugar de dos mil.
Yeon Jun parpadeó rápidamente, sorprendido —¿dos...?
—¡Es lo justo!— Gritó alguien.
Después de considerarlo, Yeon Jun se sentó en la silla —denme una semana.
Yoon Gi sonrió —tienes tres días— levantó las manos para ganarse la atención del resto —Yeon Jun está vivo...¡celebraremos como lobos!
Tae Hyun se inclinó hacia el cuerpo de Yeon Jun mientras el grupo gritaba con emoción —somos muy bendecidos.
—Pero antes...— el comandante se dio la vuelta para verlos —debo conocer a tu omega...teniendo en cuenta que Tae Hyun ya lo hizo, sé que no escapará.
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Yeon Jun se sentó a un lado de Jackson, descansando una mano sobre su rodilla —Jackson.
El alfa se sentó erguido —Yeon Jun— mantuvo la mirada lejos del otro alfa —un omega...un hijo.
—Sí...
Jackson frotó su nariz —yo les dije...les dije que estabas vivo.
Yeon Jun sonrió levemente —sé que lo hiciste— de entre sus labios salió un suspiro —gracias... por no rendirte.—
—Algunas personas aún lo ven como una broma...lo mío con Mark. Tú nunca lo hiciste. Fuiste el único con el que podía hablar, el único al que le importaba escuchar— sorbió su nariz y secó las lágrimas antes de que cayeran por su rostro —estaba destrozado...nunca dejamos de buscar, Yeon Jun. Incluso después de tantos años.
Yeon Jun presionó su frente contra la del alfa —y aún estoy aquí para ti. Nunca olvidaré lo que Mark y tú han hecho por mí, lo juro.
Jackson acarició el rostro de Yeon Jun, pasando los dedos por su frente, sus mejillas y su mentón. Soltó una risa mezclada con un sollozo —realmente estás aquí.
—Lo estoy. Estoy aquí.
—Esa guerra...fue mi primera vez en una. Tenía tanto miedo pero me sujetaste y me dijiste que no estuviera asustado. Juraste que no dejarías que ninguno de nosotros muriera. Me reí, le conté a Mark y él también se rió; todo el batallón rió. No parecía posible, al menos uno de nosotros moriría— reposó la mano sobre la mejilla de Yeon Jun —y todos nosotros estamos aquí...incluso tú.
Yeon Jun asintió con seriedad —cuando juro algo, lo cumplo.
—Júralo... jura que no volverás a desaparecer. Señor... júrelo.
El exmilitar inclinó la cabeza —juro que no desapareceré nunca más.
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—Sung Hoon— Soo Bin bufó, quitándole la pluma de la mano —compórtate.
—Está bien— el alfa sonrió —mi nombre es Yoon Gi.
Soo Bin inclinó la cabeza respetuosamente —soy Soo Bin, él es Sung Hoon...mi hijo.
—Gusto en conocerte...gusto en conocerte, Sung Hoon.
—Hola— Sung Hoon sacudió la mano, estirándose después para intentar alcanzar la pluma. Una vez que la tuvo en la mano, presionó el botón —¿puedo tener esto?
—No— respondió su madre, quitándosela de nuevo —no puedes.
Yoon Gi rió ante la imagen —es hermoso...se parece mucho a ti.
Soo Bin suspiró con alivio —muchas gracias.
—Yeon Jun...nunca creímos que encontraría un omega o que tendría un hijo. Estaba tan en contra de todo eso, en contra de tener hijos...— hizo una seña hacia los dos —pero aquí estás.
El omega se sonrojó ligeramente —sí...solo quería disculparme en nombre de Yeon Jun. Es un alfa muy bueno.
—Oh, lo sé. Yeon Jun siempre ha sido honesto y respetable. Debes entender que todo esto fue una sorpresa. Algunos aún están molestos, pero ahora solo puedo sentirme orgulloso. Hizo lo que creyó que era lo mejor— se encogió de hombros sutilmente —¿debió hacerlo distinto? Sí. Todos cometemos errores.
—Errores que no se repetirán.
Yoon Gi sonrió de lado —eres el omega de Yeon Jun...— bajó la mirada al niño —¿cuántos años tiene?
—Tres— Soo Bin meció a Sung Hoon, haciéndolo reír.
Sung Hoon miró a Yoon Gi —bonito, mami.
—¿Qué es bonito, bebé?
El niño señaló con timidez a Yoon Gi, que solo rió —¿él es bonito?
—Sí...y sus ojos son bonitos, mami.
El alfa mayor soltó otra risita, enfocando la mirada en la puerta cuando alguien entró —¿sí?
—El público sabe que Yeon Jun está vivo. Han logrado verlo— Mark levantó la mirada, angustiado —no hay orden en las calles.
Yoon Gi se puso de pie —ya veo— fue lo único que respondió, girándose a Soo Bin —por favor, vengan.
—Solo un momento, por favor. No somos muy buenos con las multitudes.
—Sí, por supuesto— ambos alfas salieron, dejándolos solos y Soo Bin soltó un suspiro —Dios, que aterrador— se levantó y dejó a Sung Hoon en el suelo; inmediatamente comenzó a correr por la habitación —no fue asesinado...o llevado a la fuerza.
Sung Hoon rió, corriendo alrededor de su madre —¡Yay!
—¡Dios! Todo estará bien, todo está bien— Soo Bin estampó los pies contra el piso con emoción —estaba tan asustado... ¡casi vomito!
—¡Vomitar! ¡Iugh!
—Todo estará bien, podemos comenzar nuestra vida ahora... oficialmente... ¡si! — saltó con alegría —¡no puedo creerlo!
—¡Si! — Sung Hoon lo imitó —¡Mami está feliz!
Soo Bin acarició su estómago —me siento... enfermo, ¡increíble! — soltó una carcajada pero se detuvo casi al instante. Sung Hoon fue hacia él riendo cuando Soo Bin se alejó corriendo hasta que chocó contra su trasero cuando se detuvo abruptamente.
—Ouch.
El omega vomitó ruidosamente en el pequeño bote de basura.
Sung Hoon frunció el ceño, alejándose con lentitud —¡ew, mami!
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Holi!! :)
Espero les haya gustado el capitulo!! Gracias por sus hermosos comentarios y votos ^_^♡, les agradezco mucho :), ¿Estan emocionadas por el comeback de los chicos? Yo realmente estoy muy emocionada, quiero comprarme de nuevo el álbum pero no sé si pueda :")
Hagan stream, recolecten votos, debemos prepararnos para el comeback, nos vemos el miércoles y gracias por amar a la adaptación!! ❤❤
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