CAPÍTULO XVIII - FAIRE PART. II
ADVERTENCIA: En este capitulo hay contenido +18, si no te gusta leer eso, puedes saltar la parte sin ningún problema, pero si eres menor de edad y lo lees que sea bajo tú responsabilidad, sin más que decir, espero disfruten el capitulo.
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—Yeon Jun— el omega trotó del baño de Yeon Jun hacia su maleta —¡tengo que irme!
El alfa hablaba en serio cuando dijo que se mudarían. Empacó todas sus cosas muy rápido (y por una vez en la vida, Soo Bin estuvo feliz de tener pocas pertenencias) y los llevó al que sería su nuevo hogar hasta que se mudarán a Alaska. Tardaron dos días y en el proceso, tiraron muchas cosas. Los únicos muebles que mantuvieron fueron el 'sillón' y los nidos de Soo Bin y Sung Hoon. Como recuerdo de los anteriores elementos del cortejo, el omega conservó dos plantas y dos flores.
Habían decidido dejar 'Fuego' para el fin de semana, dos días antes de Luna Nueva por todo lo que había sucedido.
—¡Alfa! — Soo Bin gruñó, poniéndose unos jeans —¡ya me voy! — buscó unos zapatos y una vez que los tuvo puestos, tomó su bolso para salir de la habitación. Corrió a la cocina, pasando a Sung Hoon y Sunoo que estaban sentados en el suelo.
—Mami— Sung Hoon se levantó, sujetándose a su pierna —¿por qué corres? —
—Debo ir a trabajar, bebé— explicó, guardando una banana y una botella con agua —¿dónde está Baba?
—Afuera con Tae Hyun y Beom Gyu, mami— el niño tiró de su ropa hasta que volteó a verlo —besos.
Soo Bin se agachó, besando a Sung Hoon en los labios —adiós bebé, dale besos a baba de mi parte.
—¡Está bien! — asintió y corrió hacia el patio de la casa.
—Adiós Sunoo— se despidió Soo Bin, besando su frente —los veré a todos a las siete, ¿está bien?
—Está bien, Frænka— Sunoo sonrió —¡te quiero!
El omega mayor le sonrió de vuelta —te quiero, ten un buen día— corrió a la puerta principal y después hacia su auto —debo irme, debo irme.
—¡Omega!
Soo Bin se detuvo antes de cerrar la puerta del auto —¿alfa?
Yeon Jun trotó hacia él, sin zapatos y sin playera. Soo Bin negó porque aunque el piso estuviera cubierto por nieve, Yeon Jun no sentía nada —te estas yendo sin decir adiós— abrió la puerta del auto —no hagas eso.
El omega se quejó —debo irme Yeon Jun, llegaré tarde. Tu casa está más lejos que la mía.
El alfa apretó sus mejillas hasta que sus labios formaron un puchero —dame un beso de despedida.
Soo Bin obedeció, besándolo y tomando la mano del mayor —te amo.
—Te amo— respondió Yeon Jun, besándolo de vuelta una y otra vez —mm, no vayas a trabajar.
El mitad lobo rodó los ojos, alejándose —ya te di besos, te veré a las siete.
—¿Dónde está tu corona?
Soo Bin tocó su cabeza, notando que no estaba —oh, la olvide— negó suavemente —está bien— aseguró una vez que revisó que su collar estuviera en su lugar.
—No— Yeon Jun gruñó, acunando el rostro de Soo Bin en sus manos —te la traeré, todos deben saber que estás siendo cortejado.
—Está bien.
Yeon Jun sonrió ampliamente —puedes volver adentro y dejarme besarte— pasó el pulgar por sus finos labios —mm, te compraré lencería hoy.
Soo Bin apartó la mano de Yeon Jun con un suave manotazo —alfa, por favor, debo irme.
—Bien, bien— Yeon Jun se inclinó hacia él —prométeme que no trabajarás cuando nos mudemos.
—¿Haremos esto ahora?
—Sí— Yeon Jun sonrió de lado —porque estoy retrasándote.
—Voy a trabajar.
—Promete que no lo harás, por favor.
Soo Bin fingió pensarlo durante unos segundos —no.
—Entonces no puedes irte— Yeon Jun se acomodó para dejar la cabeza sobre su regazo —puedes quedarte conmigo.
—¡Yeon Jun! — Soo Bin intentó no reír —¡debo irme!
—Promételo.
—¡No! — Pataleó, riendo —¡estaré aburrido!
—No lo estarás, yo te mantendré ocupado.
Soo Bin se sonrojó, dejando la cabeza contra el asiento —un día.
—Si te embarazas, no trabajarás.
—Lo prometo, pero si no estoy embarazado trabajaré un día a la semana.
—No puedes pagar las cuentas.
—Puedo pagar una.
—Ninguna.
—Puedo comprar parte de la despensa.
—Solo puedes comprar pan.
—¿Qué?
Yeon Jun rió, levantando un poco el suéter de Soo Bin para besar su estómago —te consentiré demasiado.
El omega sonrió para luego mordisquear su labio —ya lo haces.
—Más, más y más— le dio un último beso —te haré el omega más feliz en el mundo.
Soo Bin hizo que el alfa levantará su rostro para besarlo —ya soy el omega más feliz en todo el mundo— las comisuras de Yeon Jun se alzaron en una sonrisa y Soo Bin apretó su nariz —ahora, necesito mi corona.
Yeon Jun gruñó ante eso.
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Fuego.
Creación y destrucción.
Pasión.
El departamento estaba vacío, únicamente había velas a su alrededor.
Las llamas brindaban un brillo especial a sus pieles, había fuego en sus ojos.
Ambos estaban desnudos, de la cabeza a los pies.
Únicamente había un regalo, tres almohadas y una cobija. La habitación estaba cálida y ninguno de los dos hablaba.
Las llamas bailaban, animándolos.
El fuego es atento.
Las llamas les pedían que dejaran de sonreír, les suplicaban que bailaran... así que Yeon Jun tomó su mano y bailaron.
No había música, pero sí mucho ruido. Los latidos de sus corazones creaban un sonido que nunca podría ser producido por ningún instrumento. Sus pies se movían en sincronía aunque ninguno sabía bailar. Era hermoso, sus cuerpos tan diferentes moviéndose en una perfecta armonía.
El fuego es fortaleza.
El baile terminó en risas, besos y caricias. Risas en una casa que estaba lejos de encontrarse vacía. Diversas emociones, pero sobre todo amor, llenaban cada espacio de aire que inhalaban. Estaban felices, estaban enamorados.
—Ven, hermoso omega— el alfa lo recostó en la manta, dejando que su cabeza reposara en la almohada —precioso...— hizo un camino de besos hasta su estómago, dejando algunas marcas. Sentía su propia piel cosquillear con cada sonido proveniente del omega. Cubrió con sus manos cada centímetro de su cuerpo, buscando algo, cualquier cosa que le indicara que su omega no era un ángel, algo que le dijera que no había encontrado a un ser celestial. Cualquier cosa que le demostrara que el ser entre sus brazos era demasiado bueno para él pero no encontró nada. Era perfecto hasta el último lunar en su tobillo. Soo Bin era un ángel y la desnudez le sentaba bien.
Presionó los dedos en su piel, haciendo que su amado se sintiera tranquilo y a salvo. Sus labios crearon marcas que únicamente él vería mientras su lengua y dientes trabajaban en conjunto para intentar hacerse uno con su desnudez.
Sus pezones sensibles hacían que la dulce flor gritara. Succionó los pezones hasta que estuvieron rojos y con marcas de sus dientes. Una vez que los libró de las filosas perlas, su fría lengua siguió con el trabajo, calmando el calor que sentía por todo su cuerpo. El omega gritó, gimió y se arqueó por la atención recibida. En sus lagrimales se acumulaban gotas saladas.
Yeon Jun inhaló profundamente y sus pupilas se dilataron por el aroma. Las velas no tenían ningún olor y la habitación estaba inundada por el del omega. Se sentía listo para sofocarse en él. Encontró la oportunidad y acarició entre los muslos de Soo Bin, siseando ante el contacto con su lubricante natural. Llevó uno de sus dedos a la entrada y lamió sus labios por la facilidad que tuvo para deslizarse en su interior, por lo húmedo que estaba, por lo húmeda que estaba su flor.
—Mm, Camelia— se alejó lentamente, sintiendo como las paredes internas del omega se contraían alrededor de su dedo —tan suave, tan húmedo para mí— un sonido se escapó de los delgados labios de Soo Bin, uno dedicado especialmente para su alfa. Elevó su cadera, intentando follarse a sí mismo con un dedo que delineaba los bordes de su entrada. Yeon Jun giró un poco su dedo para intentar tomar algunas gotas del lubricante que desprendía su pareja para después ingresarlo de nueva cuenta en su interior —jodidamente hermoso, omega.
El omega sollozó, removiéndose mientras de su miembro salía líquido preseminal. Yeon Jun detuvo sus movimientos, demasiado concentrado en los de Soo Bin, en la energía que emanaba.
El fuego es energía.
Tomó un segundo para que el omega se diera cuenta de que el dedo no estaba. El alfa succionó su propio índice, removiendo con la lengua cualquier rastro del dulce líquido que desprendía su pareja. Sus ojos negros estaban muy abiertos y enfocados en el omega que se encontraba completamente rojo, algo que no tenía nada que ver con las llamas parpadeantes.
El omega se quejó, girándose para restregarse contra la cobija, dejando su entrada expuesta. Sus piernas se sentían débiles y su propio líquido corría por ellas, cayendo a la manta —alfa...
Yeon Jun cerró los ojos ante el llamado, considerándolo uno de sus sonidos favoritos. Abrió los ojos a tiempo para ver al omega correrse sobre la cobija y el lubricante salir de su entrada. Sus feromonas eran fuertes y de los labios de ambos salieron gruñidos. Sus respiraciones estaban aceleradas y sus manos temblaban, intentando sujetarse a cualquier cosa para mantenerse estables.
La cadera del omega parecía lo suficientemente estable.
Lo montó, su vista estaba nublada, intentaba concentrarse.
La sincronía de sus cuerpos asustaba al alfa, lo coordinados que estaban, como se preparaban juntos para el impacto.
El fuego es vigoroso.
Su pene entró con poca resistencia por parte del omega. Era una grata bienvenida para su mitad inferior. Había pasado un largo tiempo desde la última vez que había tenido intimidad con alguien y era la primera vez que lo hacía estando enamorado. Se sentía irreal.
Hacía calor, más del que emanaba de cualquier llama que intentaba quemarlos. Estaba más húmedo que cualquier río, que cualquier océano. Era apretado pero acogedor. Estaba siendo recibido con los brazos Abiertos y no iba a darse la vuelta.
Sus manos se aferraron con fuerza a la piel sensible que, seguramente, quedaría con moretones. Su pene entraba a ese espacio que rogaba por ser llenado por completo.
Su omega lloró, pidiéndole que se moviera, así que eso hizo. Se movió rápido, su cadera golpeando con fuerza. Entonces su omega gritó, apenas audible por la almohada con la que cubría su boca. Sus movimientos eran certeros, asegurándose de golpear ese punto dulce, el que hacía que su omega se sintiera extasiado.
Sus grandes manos hicieron el camino hacia su cabello lacio, tirando del hasta que Soo Bin estuvo de rodillas, una mejor alternativa que arrancarle la almohada de la boca. Hizo que echara la cabeza hacia atrás, colocando una mano alrededor del cuello de su Camelia y dio un suave apretón, una señal de dominación que provocó que el omega se quedara sin fuerzas.
Siguió bajando lentamente, acariciando el estómago del omega hasta llegar a su erección. Lo tomó y gruñó cuando Soo Bin pareció apretarse más alrededor de su miembro. Sus movimientos no cesaron, mantuvo un ritmo rápido, dejando marcas rojas en las nalgas de Soo Bin. Delineó con uno de sus dedos el glande del omega y la mano que tenía sobre su pene tembló suavemente al sentir el líquido blanquecino cubriendo su palma.
—Mm....— suspiró contra el cuello del hombre más pequeño —delicioso.
El omega chilló, haciéndose para atrás y llevando la mano sucia del alfa a su boca. No tomó mucho tiempo más para que su nudo creciera. Era largo, sabía que lastimaría a su omega y eso le asustaba. Tenía que relajarse... pero su mano fue llevada nuevamente al cuello de Soo Bin, quien tiraba la cabeza hacia atrás. Se sentía tan pequeño entre sus brazos, sus ojos cafés y su rostro estaban llenos de lágrimas y de su boca escapaban sonidos ininteligibles.
Enfocó la mirada en las llamas que habían dejado de bailar. Ahora solo les mostraban respeto, les daban su bendición.
Estaba siendo rudo pero cada sonido, grito y suplica que salía del omega lo hacía volverse incluso más rudo. Dejó mordidas en diferentes partes de sus hombros.
—¡Alfa!
Quiso responder, decirle que estaba ahí pero no podía siquiera pensar. Las llamas comenzaron a bailar de nuevo, elogiándolos, brindándoles un tipo de bendición diferente. Gruñó al sentir su propio cabello siendo jalado y lamió las marcas de dientes que había repartido por la piel del omega.
—Oh, omega... te sientes tan bien— su nudo suplicaba estar dentro de algo, pedía no ser desperdiciado. Podía deslizarse con facilidad, podía intentarlo pero si lastimaba a su omega nunca se lo perdonaría. Necesitaba autocontrol...
—¡Anúdame! ¡Anúdame, alfa!
Su autocontrol se encontró cara a cara con el fuego.
Sucedió rápido, el nudo se deslizó en su interior con ayuda de un poco de presión y el omega se volvió dócil. Su cabeza cayó como si se hubiera desmayado, dejando su cuello expuesto y el collar que llevaba se balanceó, como dándole permiso. Soo Bin babeó, con los ojos muy Abiertos. Su cuerpo estaba tan quieto y tenía la cabeza inclinada de una forma que hizo temblar a Yeon Jun.
Su mente quedó en blanco hasta que sus ojos se enfocaron en la cicatriz que adornaba el cuello de Soo Bin. Sintió dominación, enojo.
El fuego es celoso.
Él estaba celoso.
Estaba furioso.
Este era su omega.
Y ahora, realmente lo era.
Yeon Jun lo mordió con fuerza. Soo Bin gritó, solo por un momento. Su cuerpo se volvió débil y por su rostro cayeron algunas lágrimas. El alfa sabía que le dolía pero era demasiado tarde.
Sus dientes atravesaron la piel con facilidad, adentrándose más incluso cuando probó la sangre de su amado. Se corrió con fuerza, sintiéndose en las nubes por el placer. Gruñó y se aseguró de que la marca fuera permanente.
Soo Bin volvió a gritar, sintiendo el dolor atravesar su cuerpo. Cayó sobre la manta, conectado al nudo de Yeon Jun y con el cuello cubierto de sangre.
Tembló suavemente, aferrándose a las almohadas. Su espalda se arqueó y sollozó hasta que su voz se rompió. Yeon Jun se aseguró de que el nudo se mantuviera en su lugar, con la boca y mentón llenos del líquido rojizo. Cerró los ojos, incapaz de hacer algo para aliviar a su omega.
Remover un lazo era doloroso. Remover un lazo de un mitad-lobo, que tenía dientes más delgados que un lobo puro, era insoportable. Los dientes de un lobo eran fuertes, no había como escapar del dolor.
Tomó un tiempo para que las pupilas de Soo Bin se dilatarán. Parpadeó a la nada y luego de un minuto intentó girar su cuerpo. Yeon Jun lo mantuvo en la posición donde estaba, gruñendo cuando Soo Bin intentó moverse de nuevo. Inmovilizó sus brazos y el omega lo permitió, después de un tiempo cuando lo liberó, Soo Bin levantó la mano para acariciar la marca.
Yeon Jun se inclinó, lamiendo el lugar donde había clavado los dientes. Pasó la lengua por los dedos de Soo Bin y después hizo un camino de besos por su espina dorsal.
—Mm....— Soo Bin se removió cuando el nudo comenzó a disminuir su tamaño. Intentó acomodarse de lado y miró a Yeon Jun con los ojos entrecerrados —¡Mm! — siguió removiéndose hasta que encaró al alfa.
Soo Bin parpadeó con lentitud, sus labios estaban ligeramente morados. Se acercó y lamió el cuello del mayor, haciendo que cerrara los ojos, esperando que el omega encontrara el sitio que quería morder.
Eligió un lugar cerca de su fuente de aroma. Tuvo que intentar varias veces antes de que sus caninos atravesaran la piel del lobo. Una vez que lo logró, Soo Bin gruñó y envolvió la cintura del alfa con sus piernas. Se alejó cuando la sangre tocó sus labios y lamió la marca lentamente. Después cayó sobre la manta y estiró los brazos.
Yeon Jun lamió su pecho, besando distintas partes. Llevó una mano a su nuca, acariciando la marca —omega.
Soo Bin gimió con felicidad, cerrando los ojos —omega— gimió un poco más alto, sonando como música para los oídos de Yeon Jun —alfa.
El exmilitar besó varias veces sus labios entreabiertos.
Soo Bin continuó removiéndose debido a la nueva marca, al nuevo lazo formado y por la cantidad de semen dentro de su cuerpo.
Se acomodó de costado y Yeon Jun lo envolvió para que no tuviera frío. El alfa se levantó y caminó a la cocina para buscar comida y agua para su deshidratado omega. Enjuagó su boca en el lavabo antes de volver a la sala de estar. Una vez ahí, Yeon Jun se sentó a un lado y lo atrajo para colocar su cabeza sobre su regazo. Le dio de comer una uva y tragos de agua.
—Alfa...— Soo Bin hizo un pequeño sonido por su nariz y olisqueó su pierna, restregando la cabeza contra su piel.
Yeon Jun sonrió, acariciando su mejilla —aquí estoy.
Soo Bin estaba envuelto como un pequeño burrito, suspirando feliz cada que le daba un poco de fruta. Intentó acercarse más a Yeon Jun pero el alfa lo mantuvo en su lugar incluso cuando comenzó a llorar —quédate ahí— le ordenó, dándole otra uva que inmediatamente rechazó. Yeon Jun suspiró, negando —debes quedarte quieto, dejar que el lazo se forme.
—¡Mm! — Soo Bin gateó, volviendo a recostarse al poco tiempo y pataleó, intentando salir de la manta.
Era algo común en los omegas. Después de ser mordidos estaban necesitados de atención. El lazo necesitaba por lo menos media hora para formarse por completo y en ese tiempo, los omegas debían quedarse quietos e hidratados.
Yeon Jun hizo que detuviera sus movimientos, dejando su rostro contra el de Soo Bin, permitiéndole lamer y mordisquear sus mejillas y nariz —alfa...
—Sí, mi hermosa flor— lamió de vuelta a Soo Bin —estoy aquí— le dio una uva más con una sonrisa —buen chico.
Soo Bin lamió su mejilla por sus palabras, removiéndose de nuevo. Yeon Jun lo miró con ternura —quédate quieto por mí, hermoso. Escucha a tu alfa.
El omega se detuvo con un quejido. Yeon Jun llevo uno de sus dedos a la boca de Soo Bin, dejando que lo mordiera —ahora eres mi pareja, mi hermoso omega— sonrió, removiendo el cabello que se había pegado a su frente —pasaremos nuestras vidas juntos, enamorados, felices y a salvo. Los elementos nos han dado su bendición, nos han dejado continuar— miró como las lágrimas hacían un camino por las mejillas del omega —te cuidaré bien, es algo que he dicho antes pero te juro que lo haré. Comenzaremos a construir nuestras vidas juntos, ¿estás listo?
Soo Bin asintió, ahora con dos dedos entre los labios. Bostezó, gruñendo cuando Yeon Jun los sacó y después de reír, el alfa dejó que los mordisqueara de nuevo —mi amor, descansa— suspiró con alivio cuando sus ojos cafés se cerraron —por fin estamos enlazados.
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—Para Fuego solo habrá un regalo— explicó el alfa, dejando un cuchillo de Jaspe frente a Soo Bin, inclinándose dos veces como muestra de respeto —el Fuego es un elemento hermoso, pero también es el único que no se encuentra de forma natural. El Fuego tiene algunas cualidades buenas, pero también tiene algunas malas. No podemos enfocarnos en lo bueno y fingir que no existe lo malo, y eso aplica también para nuestra relación. Así como habrá cosas buenas, habrá algunas malas y tenemos que reconocer ambas.
Soo Bin cuidadosamente levantó el hermoso cuchillo hacia las llamas, viendo la luz rebotar.
—El Fuego es peligroso, debemos aprender a usarlo apropiadamente. Este cuchillo está hecho de Jaspe, pedí que lo hicieran cuando comenzamos con Agua. El Jaspe es una piedra especial, ayuda cuando se maneja un trauma emocional.
El omega levantó la mirada al escucharlo.
—Para darte una sensación de tranquilidad, para darle paz a tu mente por tu pasado y tu futuro.
Soo Bin miró el cuchillo, cerrando la mano alrededor del mango —gracias...
—También el Jaspe sirve como protección, como todas las piedras que te he dado— hizo una corta reverencia —si no estoy cerca, aunque sea por un momento, quiero saber que alguien o algo está protegiéndote.
—Gracias...— murmuró Soo Bin con una pequeña sonrisa, manteniendo el cuchillo cerca.
—Este es el final de nuestro cortejo. Ya no será necesario usar tu corona cuando salgas de casa. Agradecemos a los elementos por su amabilidad para aceptar y entender nuestras diferencias, nuestro amor. Esperamos y rezamos porque cuiden a nuestra familia conforme cambiamos y crecemos.
Soo Bin asintió con los ojos cerrados —gracias...
Yeon Jun levantó la cabeza —somos más fuertes que nunca— sonrió, mostrando sus hoyuelos —y seguiremos en nuestro camino hacia el éxito.
El omega levantó su copa de vino cuando Yeon Jun lo hizo, brindando —por nosotros...
—Por nosotros.
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—Fue tan doloroso— Soo Bin se recostó en la manta, dejando que Yeon Jun masajeara su cuerpo cansado. Mantuvo las manos en la parte posterior de su cuello, acariciando la marca con la que quería familiarizarse —Beom Gyu dijo que podría ser doloroso pero nunca pensé que tanto.
—Rompí un lazo que había sido formado anteriormente— Yeon Jun besó la piel de su cadera que tenía algunas marcas —por eso dolió, lo siento.
—Está bien— le aseguró con alegría —estoy muy feliz, después del dolor sentí...— negó con la cabeza ante el recuerdo —sentí algo tan hermoso y todo fue por ti, te deseaba tanto, estaba tan feliz.
Yeon Jun besó el muslo de Soo Bin, sonriendo —me alegro, omega.
Soo Bin negó, mirando el techo en el que se reflejaba la luz de las velas —hemos hecho algo de lo que nunca se había escuchado. Un raza pura tuvo sexo con un mitad-lobo, es increíble.
—¿Te desagradó?
—No— el omega volvió a negar rápidamente —estoy feliz, alfa.
El alfa sonrió de lado —acomódate sobre tu estómago, por favor— Soo Bin obedeció, gimiendo cuando Yeon Jun masajeó su trasero —te has vuelto tan obediente— murmuró antes de separar ambas nalgas, lamiendo su entrada rápidamente.
Soo Bin gimió ante su acción —alfa...
—Mm, tan dócil— succionó el anillo muscular con tranquilidad —mañana por la mañana te tomaré de nuevo.
—Sí, alfa.
—Oh Dios...— Yeon Jun gruñó —extremadamente dócil... me enamoraré de nuevo— pasó las manos por la parte interna de sus muslos —puede que esté mal que haga esto pero... ya no quiero que trabajes más.
Soo Bin resopló —hicimos un trato.
El alfa rió contra su piel —y yo aun sigo enamorado de tu independencia.
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Las velas se quemaron por completo a la mañana siguiente, la luz entraba por una persiana, iluminando la hermosa escena.
Soo Bin estaba sentado en su trono, con una bata de seda rosada desamarrada y floja en su cuerpo. La seda se había manchado de semen, húmedo y pegajoso contra su piel.
—¡Alfa! — Soo Bin sollozó, arañando el pecho de Yeon Jun. Se arqueó, tirando la cabeza hacia atrás. Detuvo sus movimientos, ensuciando el torso de Yeon Jun. Sus labios se entreabrieron y miró fijamente el techo. El lubricante natural descendía por sus muslos y cubría la habitación de su maravilloso aroma.
—Omega... — Yeon Jun murmuró, observando a su omega temblar encima de su pene. Las uñas de Soo Bin habían dejado líneas rojas en su piel, cerca de sacarle sangre. Levantó la mano de Soo Bin, lamiendo sus dedos —oh...— Yeon Jun siseó, sintiendo la entrada de Soo Bin apretarlo —nunca me acostumbraré a esto.
Soo Bin cerró los ojos, moviendo su cadera lentamente en círculos mientras el nudo crecía en su interior. Jadeó por la continua estimulación y el cansancio. Saltó sobre el miembro erecto una vez y luego otra, encontrando nuevamente el ritmo, sintiendo sus piernas arder.
Hematomas azulados adornaban su piel y Yeon Jun creaba unos nuevos al presionar sus manos con fuerza. Un gruñido salió de lo profundo de su garganta mientras levantaba la cadera para encontrarse con la de Soo Bin en cada movimiento. No tomó mucho tiempo para que gemidos fuertes llenaran el departamento una vez más.
La bata rosa cayó por su hombro y Yeon Jun tuvo que morder su labio por la vista que tenía —he sido tan bendecido — gimió, embistiendo una vez más —mi omega es un Dios— bajó las manos por sus costados, acariciando lentamente su pequeña pancita —nuestro hijo crecerá aquí, omega.
Soo Bin asintió, mordiendo su labio mientras disminuía el ritmo de sus movimientos, demasiado sensible para seguir.
—Sung Hoon tendrá un hermano o hermana— Yeon Jun abrió los ojos, apretándolo con afecto —mm, te ves maravilloso. No puedo esperar para darte cachorros— se impulsó para embestir, notando como tomaba su nudo con más facilidad.
El omega gritó, cayendo hacia adelante. Yeon Jun parpadeó con pereza, logrando enfocar la mirada una vez que tuvo a Soo Bin contra su pecho. El alfa lo olió mientras estaban conectados y lamió su rostro suavemente —creo que me volveré adicto a llenarte.
Soo Bin se quejó suavemente y una vez que estuvo cómodo, besó su pecho.
—¿Cómo te sientes, omega? En un momento te traeré comida.
Se acurrucaron y pequeños ruidos salieron de los delgados labios de Soo Bin. Yeon Jun besó su cabello —Omega. ¿Cómo te sientes?
—Bien...— respondió con la voz entrecortada. Liberó algunas feromonas, demostrándole lo bien que se sentía.
Yeon Jun asintió, pasando las manos por sus costados —eres tan bueno, omega— acarició la bata con delicadeza —debo recordar comprarte más de estas.
Soo Bin no se movió ni un centímetro, ni siquiera cuando el nudo bajó. Solo soltó un quejido al sentir que el semen salía de su entrada y Yeon Jun lo acomodó sobre su espalda con cuidado —es normal, nos bañaremos de nuevo— arropó al omega con la manta sucia (de pequeñas gotas de sangre y semen). En ese momento decidió que la lavaría y la conservaría por el recuerdo de su cortejo.
Trotó hasta la cocina, buscando un refrigerio para su omega antes de que fueran a desayunar.
Llevó a la sala unas galletas, queso y un poco de salmón ahumado. Pasó las manos por el rostro de su pareja —omega...
—Alfa...— Soo Bin bostezó antes de volver a hablar —¿comeremos el desayuno con Sung Hoon?
—Por supuesto, Camelia— cortó un trozo de queso y lo colocó en la galleta con un poco de salmón —abre la boca, mi pequeña campanilla de invierno.
Soo Bin obedeció, ronroneando por el sabor —me gusta mucho— entreabrió los labios para recibir otro bocado y se sentó, cubriendo la mitad inferior de su cuerpo —hoy entregaré la llave del departamento ya que no hay nada pendiente.
—Sí, omega — sonrió, acercándose para besar a Soo Bin —mi amor...
—¿Si, alfa? — preguntó Soo Bin con dos galletas en las manos.
Yeon Jun abrió, preparando una galleta para él —¿cómo te gustaría que fuera nuestra habitación?
—Hm — Soo Bin masticó lentamente y una vez que terminó, acercó la otra galleta su boca —sencillo, pero me gustaría tener un florero... no, dos. Me gusta el nido y fotos en la pared.
—Me aseguraré de que sea grande para poner un segundo nido cuando te embaraces.
Soo Bin se detuvo y suspiró —Yeon Jun...
—¿Qué ocurre? — El alfa apartó la comida y se acercó para acariciar su rostro —Camelia, hay un cambio en el aire, ¿qué ocurre?
El omega mordisqueó la parte interna de su mejilla —¿y si no pu-puedo embarazarme?
—Lo prometí, te daré un hijo.
—Sí, pero soy un mitad-lobo, tú eres puro. Incluso si soy línea directa, ¿qué pasa si no puedo tener un hijo? Mi cuerpo rechaza los fetos, ¿y si me dejas porque no puedo darte hijos?
—Mírame, Soo Bin— Yeon Jun intentó tomarlo por el rostro cada que se apartaba —omega...— gruñó, sujetándolo con un poco de fuerza —mírame.
Soo Bin hizo un puchero —no quiero... no quiero que me dejes porque no puedo embarazarme.
—Si piensas que te dejaría por eso entonces tienes un mal concepto de nosotros como pareja— el alfa entrecerró los ojos —te amo, ya tenemos un hijo. Sung Hoon es tuyo, es nuestro. Amaría tener un hijo de mi sangre, pero si no puedo tenerlo, está bien. Sung Hoon no es de mi sangre pero lo amo como si lo fuera— depositó un dulce beso en la frente de Soo Bin —eso no cambiara que cada que te veo, me vuelvo a enamorar de ti— sonrió cuando el omega lo hizo, sonrojándose —me enamoraré de ti cada mañana y cada noche y un hijo no cambiará eso.
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Yeon Jun presionó play, sentándose en una silla mientras Tae Hyun se acercaba un poco más.
Comenzó normal hasta que el alfa gritó. Yeon Jun lo observó con los ojos entrecerrado, apretando las manos alrededor de los brazos de la silla cuando Jin Hwan saltó sobre la mesa.
—¡Cállate, inútil intento de alfa!
—¡Es mi hijo!
—Has perdido la maldita cabeza.
—Tu alfa... yo soy tu alfa.
Yeon Jun apartó la mirada, con la mandíbula tensa.
Tae Hyun se levantó, pausando el video. Se sentó en una silla frente a la de Yeon Jun y carraspeó, cruzando sus dedos —mátalo.
—Si lo mato, comenzaré mi nueva vida con sangre en las manos— Yeon Jun mordisqueó su labio, intentando controlar su respiración —si no hago nada, esto me comerá poco a poco, me arrepentiré tanto que terminaré por hacerlo.
Si necesitas apoyo, te lo daré— prometió Tae Hyun, negando —no merece estar con vida.
—Oh...— una risa amarga salió de los labios del alfa de ojos negros —sé eso, lo sé— mordisqueó su pulgar, pensativo —me encargaré de esto antes de la Luna Nueva. Hablaré con mi omega, juré que no iba a hacer nada a menos que él lo supiera— sus ojos se dirigieron de vuelta a la pantalla y se concentró en Jin Hwan —si Soo Bin dice que no debo hacerlo...— una media sonrisa se dibujó en su rostro —entonces haré algo peor.
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Holi!! ¿Les gustó el capitulo?
Espero les haya gustado, muchas gracias por sus comentarios y votos, me hacen muy feliz ❤❤, ya termine la otra historia pero todavía estoy pensado en si o no en publicarla jaja.
Hagan stream, voten por Huening Kai para su cumpleaños, tomen agua, las quieroo ❤❤❤
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