CAPÍTULO XVII - FAIRE PART. I
Advertencia: pequeña mención de algo que podría ser considerado como crossdressing o algo por el estilo.
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—Dios...— Soo Bin persiguió una lagartija que había entrado a su casa por las plantas —ven acá, ven acá— corrió detrás de la pequeña criatura, disminuyendo la velocidad cuando el animal lo hizo —está bien, quédate ahí— pidió y se agachó rápidamente para atraparlo.
—¡Mami!
Soo Bin saltó, fallando en el intento de atraparla, llenando sus manos solo de aire. Soltó un suspiro de pura frustración pues llevaba casi veinte minutos persiguiendo al animal. Se dejó caer en el suelo y giró hacia su hijo con el ceño fruncido —¿sí?
La sonrisa de Sung Hoon decayó y rápidamente dejó la caja de su nuevo rompecabezas —mami...— bajó la mirada con culpa —Sung Hoon malo.
El omega rió suavemente —no bebé, ven aquí— en su rostro se dibujó una sonrisa —ven.
Sung Hoon corrió, haciendo que la caja se agitara con cada paso —¿por qué mami está enojado?
Soo Bin miró a su alrededor pero la lagartija ya no estaba —he estado persiguiendo una lagartija por un rato pero se ha escapado— explicó al tiempo que dejaba un beso en la pequeña nariz del niño —está bien.
El alfa menor asintió con seriedad, entregándole la caja a Soo Bin —la encontraré para mami— murmuró antes de correr por las plantas y flores, mirando detrás de todas las cosas.
Soo Bin suspiró, abrazando la caja —tan dulce...
El día había estado lleno de limpieza, recogió restos de plantas, flores e incluso encontró plumas. Estaba esperando que Yeon Jun llegara para poder sacar algunas cosas del departamento, había demasiadas y el espacio era muy reducido. Aun así algo dentro de él quería conservar las plantas pero dos abejas, tres caracoles y una lagartija le demostraban que en definitiva esa no era una opción.
Fue una semana extremadamente lluviosa. Yeon Jun salió a buscar un regalo para Soo Bin por la semana del Fuego.
El omega estaba ansioso. No era virgen pero se sentía como uno. Yeon Jun siempre era amable y gentil con él, como si pudiera romperse. No podía imaginar cómo sería el sexo a su lado.
Soo Bin estaba preocupado...
Sobre embarazarse: quería otro hijo, en serio lo anhelaba. Desafortunadamente, lo más seguro era que no le daría ningún hijo a Yeon Jun, al menos no pronto. El alfa había dicho que tendrían hijos y sabía que lo que decía, lo cumplía, pero a Soo Bin le costaba trabajo embarazarse y su cabeza se llenaba de preguntas. ¿Y si no podía? ¿Y si Yeon Jun se molestaba por eso? No era probable, pero la gente cambiaba.
Soo Bin estaba preocupado...
Si se mudaban a Alaska, Yeon Jun no debía volver a la milicia. No es un tema que mencionara porque sabía cómo reaccionaría Yeon Jun. No quería que el alfa pensara que se sentía presionado. Conocía a Yeon Jun y sabía que quería un hijo porque quería ser papá, no porque lo viera como un medio para escapar de algo.
Si algo había aprendido era que Yeon Jun no escapaba de las cosas, les hacía frente.
No quería que su alfa lo dejara un día, que dejara la familia que estaban formando. Soo Bin sería fuerte si necesitaba serlo, pero Yeon Jun lo consentía demasiado, le hacía sentir que nada podía separarlos y Soo Bin le creía, había puesto toda su fe en eso.
Soo Bin podía estar solo, principalmente por Sung Hoon y por sí mismo, pero no quería hacerlo. Amaba a Yeon Jun, amaba estar con él, no quería que estuvieran separados.
Comió frutas los últimos días porque leyó en una revista que eso incrementaba la posibilidad de embarazarse. Podía ser una mierda pero lo intentaría porque le daba esperanza.
—¡Mami! — Sung Hoon gritó, de cuclillas en una esquina —¡encontré lagartija!
Soo Bin se levantó, dejando la caja en la mesa. Se arrodilló a un lado de su hijo con las manos juntas —¿la tienes, precioso?
—Sí, mami— volteó a ver a Soo Bin —¿qué hago con ella, mami?
—La pondremos afuera, bebé, nosotros no matamos— le recordó mientras ayudaba a que se pusiera de pie. Abrió la puerta, dejando que su hijo saliera para que pudiera poner a la lagartija en el suelo.
Sung Hoon rió, sacudiendo la mano hacia la criatura —amiga, mami.
—Sí, bebé— Soo Bin sonrió, saliendo de la casa y mirando la lluvia caer. Sus ojos percibieron unas luces brillantes y lentamente se acercó a Sung Hoon, entrecerrando los ojos hacia el auto que lucía familiar.
—No...— parpadeó rápidamente, asegurándose de que Jin Hwan era quien salía del auto. Dejó salir un suspiro, aliviado al ver al abogado de Jin Hwan caminar detrás de él, con una sombrilla en la mano. El omega cerró los ojos por unos segundos al ver a su propia abogada bajar de un auto distinto. Cargó a Sung Hoon por las axilas, deteniendo a su hijo de saludar a su nueva amiga.
—Mami...— Sung Hoon giró la cabeza al escuchar la voz de su padre —papi...—
Soo Bin tensó la mandíbula y sus ojos se agrandaron al notar las gasas sobre el rostro y cuello de Jin Hwan. Tragó saliva con dificultad cuando estuvieron frente a él.
—Soo Bin.
—Jin Hwan.
La abogada de Soo Bin se detuvo detrás del alfa —estamos aquí para hablar.
Soo Bin asintió una vez, acariciando la cabeza del niño que lloriqueaba entre sus brazos —¿sobre qué?
La mujer suspiró —Jin Hwan ha sido atacado... por alguien que aparentemente es cercano a ti.
El omega mordió su lengua por un segundo cuando Sung Hoon dio un respingo —no tenemos nada que ver con Jin Hwan.
—Nos gustaría ir al juzgado para hablar ya que ustedes no deben estar juntos fuera de ahí.
Soo Bin volvió a asentir —está bien...— miró a su ex-esposo que parecía cerca de golpearlo —necesitaré mi corona antes de salir— giró sobre sus talones y empujó la puerta de su casa —pueden esperar afuera.
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—¿Cuál es el nombre de tu pareja?
—¿Es necesario que se lo diga?
El abogado de Jin Hwan sonrió de lado —por ley, no lo es.
—Entonces no es asunto suyo— Soo Bin mantuvo las piernas cruzadas, con la corona sobre su cabeza como si fuera de la realeza. Meció a Sung Hoon con suavidad mientras el niño apoyaba el rostro contra su pecho —¿algo más?
—¿El hombre con el que estás habló sobre lastimar a Jin Hwan?
—No lo hizo— Soo Bin mintió.
—¿Estás seguro? Porque Jin Hwan dice que fue a su casa por la noche y que lo amenazó a él y a su omega.
—No es mi problema que Jin Hwan tenga tantos enemigos, que nunca pueda mantener la boca cerrada— el omega gruñó por lo bajo —lo que le sucedió no es de mi incumbencia y si le soy honesto, no me importa. Estoy aquí porque fui llamado por mi abogada, no por alguna otra razón.
Jin Hwan golpeó el puño contra la mesa —¡te buscaste esto, Soo Bin! — Se levantó abruptamente —¡fui bueno contigo y enviaste a esa basura de alfa detrás de mí!— El abogado se puso de pie para obligar al alfa a sentarse.
Soo Bin se mantuvo en la misma posición, aparentemente no afectado aunque su corazón latía con rapidez. Ladeó la cabeza un poco —estás asustando a mi hijo, compórtate.
Jin Hwan rió —¿te sientes valiente de pronto? No olvides que también es mi hijo.
—Sung Hoon es mi hijo, no tuyo.
—¿No te folle? — volvió a reír, inclinándose hacia él —¿no golpeé ese dulce trasero una y otra vez? Te hice gritar por más, Soo Bin.
El omega casi vomitó, sintiendo sus dedos temblar. Lamió sus labios con calma —¿recuerdas cuando me tiraste por las escaleras después de que la prueba de embarazo salió negativa? — una sonrisa se extendió por su rostro —¿recuerdas que tuve que decirles a todos que me tropecé? Soy muy bueno fingiendo cosas, Jin Hwan, no es tan difícil cuando se trata de alguien tan repugnante como tú.
El alfa gruñó.
Soo Bin lo ignoró, volteando a ver a su abogado —me iré de aquí si no controlas a tu animal— habló con claridad, como si no tuviera miedo —no dejes que olvide que estoy sosteniendo a mi hijo.
Jin Hwan empujó la mesa y Soo Bin se levantó rápidamente. Caminó hacia el muro más apartado, con los ojos agrandados y una mano sosteniendo la nuca de Sung Hoon.
—¿Crees que eres bastante inteligente, no es así? ¿No es así?
Soo Bin tragó saliva con dificultad cuando unos policías entraron y obligaron a Jin Hwan a sentarse.
—¡Estoy bien! — gritó, empujándolos —tu alfa está muerto— Soo Bin parpadeó rápidamente —¡destruyó mi rostro! Me intentó asfixiar, ¡merece ser arrestado!
El abogado de Jin Hwan acomodó su corbata —Soo Bin, ¿sería posible que hablemos con el alfa?
El omega acarició la espalda de su hijo, manteniéndose contra la pared y negó —no hizo nada.
—¡Sí lo hizo! — Los policías sostuvieron nuevamente a Jin Hwan —¡yo lo vi!
Soo Bin volvió a negar —está mintiendo.
—¿A quién le van a creer? — Jin Hwan se arrancó las vendas, dejando al descubierto las profundas marcas. Soo Bin las miró fijamente —¡miren mi jodida cara!
El omega de ojos cafés ni se inmutó —él no lo tocó.
—Maldita...— Jin Hwan saltó sobre la mesa, corriendo hacia Soo Bin que inmediatamente se dirigió al otro lado de la habitación, con Sung Hoon gritando en sus brazos. Acomodó la corona que casi caía de su cabeza, sintiendo las rodillas temblar.
Depositó un beso en la cabeza del niño —está bien bebé, está bien.
—¡Maldita perra! — los policías lo acorralaron contra la pared —¡él me hizo esto!
Sung Hoon levantó el rostro —¡para! — Se removió entre los brazos de su madre —¡Baba no hizo nada!
—¡Cállate, inútil intento de alfa!
—¡Oye! — Soo Bin se acercó al alfa que estaba siendo sometido —¡es mi hijo! ¡Fíjate cómo hablas de él, maldito cerdo abusivo! No tienes nada que ver conmigo ahora Jin Hwan, si crees que toleraré esto entonces has perdido la maldita cabeza.
Sung Hoon acarició su nariz, asintiendo a lo que decía su madre.
—Déjenme ir— Jin Hwan suspiró —déjenme ir.
Un policía se paró en medio de ellos, su abogada estaba asustada en una esquina —Jin Hwan, se supone que debías controlarte.
Jin Hwan se sentó en una silla —no dejaré pasar esto Soo Bin, sé que fue él. Casi me mata y tendrá lo que merece.
—¡Baba es más fu-fuerte que papi viejo! — Sung Hoon intentó gruñir, aun llorando y temblando —¡nadie es más fu-fuerte que baba!
El alfa miró fijamente al niño hasta que este apartó la vista con miedo —sé lo que pasó.
Soo Bin miró a los policías y después al abogado de Jin Hwan —¿creen la palabra de este intento de alfa sobre la mía?
—Jin Hwan no se atacó a sí mismo. Siempre ha sido un individuo digno— respondió el abogado de su ex-esposo, irguiéndose.
Soo Bin rió ante lo absurdo que era —¿digno? ¿No ha visto lo qué pasó? ¿Creen que dejaré pasar esto? — negó varias veces, sin poder creerlo —¡intentó atacarme! ¡es emocionalmente inestable!
El abogado se acercó a Soo Bin cuando los policías obligaron a Jin Hwan a permanecer en su lugar —¿viste a Jin Hwan en la playa?
—Está cambiando el tema— gruñó el omega.
—¿Lo viste o no?
—Lo vi, ¡amenazó con volver a morderme! ¡Me quité la marca por una razón! — gritó pero se arrepintió tan pronto como las palabras dejaron su boca.
—¿Removiste la marca del lazo sin decirle a Jin Hwan?
Soo Bin mordió su labio —lo hice.
—Soo Bin...— el abogado sonrió con suficiencia —déjame preguntarte algo, ¿crees que en la corte algún juez se pondrá de tu lado al saber que removiste la marca? Jin Hwan está destrozado. Rompiste una conexión vital— el omega intentó hablar pero fue interrumpido —¿en serio? Solo estaba actuando como un alfa protector.
—Este mundo tiene una idea asquerosa sobre lo que es ser protector.
—Jin Hwan está estresado, trabaja mucho. Es un alfa muy conocido. Ahora, si aún deseas llevar este pequeño incidente a la corte, puedes hacerlo.
—Si le digo a mi alfa lo que sucedió aquí podría volverse muy 'protector' también.
—Sí, entiendo eso— el hombre le regalo una sonrisa —pero al final, Sung Hoon irá a un hogar estable. Eres un omega soltero. Seamos honestos, no queremos esto. Una vez que el juez vea que removiste la marca, que batallas con los gastos y que estás soltero no lo pensará dos veces.
Soo Bin se mantuvo en silencio porque sabía que tenía la razón.
—Ahora, te lo preguntaré de nuevo— colocó una mano en el hombro de Jin Hwan —¿tu alfa puso sus manos sobre Jin Hwan?
—No.
—Mentiroso— Jin Hwan negó —sabes que lo hizo.
—No lo hizo— Soo Bin ni siquiera se molestó en ver al alfa —él estaba en casa.
El abogado suspiró —pediremos pruebas si es necesario.
—Hagan lo que les plazca, mi alfa no hizo nada.
Jin Hwan rió —tu alfa... yo soy tu alfa.
Soo Bin acomodó a Sung Hoon entre sus brazos, riendo —desearías serlo. Arruinaste las cosas por tu capacidad de destruir todo.
—Haré que hable el omega con el que estaba.
El omega se tensó un poco —si eso te hace feliz.
—¿Entonces nos das tu permiso? — Preguntó el abogado, cruzándose de brazos.
—No importa lo que diga, nada cambiará lo que harán. Nos han puesto a mi hijo y a mí en una situación que no necesitábamos ni merecíamos— Soo Bin caminó hacia la silla que estaba a un lado de Jin Hwan y tomó el bolso que había llevado —Si vuelves a acercarte a mi casa sin una orden por parte del juzgado, haré que te arresten.
Jin Hwan tiró la cabeza hacia atrás, riendo —¡solo admítelo, Soo Bin!
El aludido giró su cuerpo hacia el abogado —déjeme preguntarle algo, señor— se acercó más, dejando que el miedo escapara de su cuerpo —¿por qué mi alfa, un militar, raza pura, lastimaría a Jin Hwan? ¿No le sería más fácil simplemente matarlo? ¿Alguien vio a mi alfa entrar a su casa?
El abogado miró rápidamente a Jin Hwan—¿militar? ¿Es un lobo?
Jin Hwan levantó su rostro con lentitud —lo es.
Un gruñido salió de los labios del abogado —¿y no pensaste decírmelo? ¡Es un militar! ¡Un raza pura!
—¡Me atacó!
Soo Bin se apartó, sintiendo la calma extenderse por su cuerpo.
—No importa, ¡nadie lo creerá! — el abogado golpeó la mesa —¡nadie lo meterá a prisión, no lo permitirán!
El omega tragó saliva con dificultad y mantuvo la cabeza en alto al salir por la puerta principal. Sung Hoon lo abrazó más fuerte.
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Soo Bin pudo oler a Yeon Jun en el momento en el que se detuvo frente a la puerta de su casa, las feromonas del alfa estaban descontroladas. Intentó sonreír a los vecinos que estaban al pendiente de lo que sucedía.
La puerta se abrió, revelando a un alfa furioso. Los ojos negros de Yeon Jun estaban agrandados y sus manos sostenían la puerta hasta hacerla crujir —hoy es fuego.
Soo Bin asintió —lo siento.
Los ojos del alfa se agrandaron aún más —¿dónde está?
El omega suspiró —No ahora Yeon Jun. Déjame entrar, estoy cargando a mi hijo y tenemos frío.
Yeon Jun se movió de su camino, respirando profundo mientras Soo Bin entraba. El omega ignoró la pesada respiración de Yeon Jun, yendo directo a su habitación. Pasó la mirada por las bolsas que había dejado en el suelo y presionó sus labios juntos, manteniéndose tranquilo mientras Yeon Jun entraba a la habitación.
Con cuidado dejo a su hijo en el nido, acariciando su mejilla suavemente —duerme bien, precioso— Soo Bin besó su rostro, presionando sus frentes juntas —mi niño valiente— le dio un último beso antes de levantarse para salir de la habitación. Se estremeció al escuchar la puerta cerrarse con un poco más de fuerza de la necesaria.
Soo Bin se sentó en la silla de la cocina, quitándose los zapatos y después sus calcetines. A continuación se quitó la corona, dejándola sobre la mesa. Eventualmente Yeon Jun dejó de mirarlo y se sentó en la otra silla.
—¿Dónde estabas?
El omega mordisqueó la parte interna de su mejilla, jugando con su brazalete —¿estás enojado?
—¡Por supuesto que lo estoy! — gruñó, acercándose más —vuelves a casa oliendo como ese mitad lobo, con Sung Hoon oliendo como él. ¡Estás estresado y no puedo ir a buscarlo! — Yeon Jun entrecerró los ojos —¿dónde estabas?
Soo Bin lo miró de la misma forma —si vuelves a gritar en mi casa voy a pedirte que te vayas— Yeon Jun se sentó bien en la silla, impresionado —mi hijo está durmiendo, así que baja la voz.
Se sentaron en silencio por un rato, Yeon Jun más que nada por el asombro.
El omega se quitó el brazalete y Yeon Jun lo tomó por la muñeca —por favor— murmuró con la cabeza agachada —no te lo quites.
Soo Bin apartó su mano —haré lo que me plazca— respondió, dejándolo sobre la mesa para luego acariciar la piel que había quedado expuesta.
Yeon Jun mantuvo la cabeza baja —por favor... olvide que no puedo actuar como se me dé la gana, olvide preguntar primero si estás bien— tragó saliva con dificultad —por favor...— Soo Bin pasó la mano por sus ojos cafés, intentando relajarse. Suspiró cuando Yeon Jun se arrodilló y dejó la cabeza sobre su regazo —omega, por favor... no gritaré de nuevo. Lo siento, lo siento.
El omega cerró los ojos antes de pasar una mano por el cabello de Yeon Jun. Acarició su cuero cabelludo, relajándose un poco más cada que lograban atravesar la larga melena. Se inclinó un poco para poder envolverse en su aroma —tenemos que hablar.
Yeon Jun levantó la mirada hacia él —está bien omega, juro que no gritaré.
—Gracias— respondió, apartando sus manos para dejar que se moviera —por favor, siéntate.
El exmilitar obedeció, acercando la silla para que Soo Bin estuviera en medio de sus piernas —sí.
—Jin Hwan...— Soo Bin se tensó cuando Yeon Jun lo hizo —vino con su abogado y con la mía— el alfa se mantuvo en silencio —hablamos en el juzgado, en una habitación con los abogados— mordió su labio con nerviosismo —Jin Hwan te quiere en prisión por atacarlo.
Yeon Jun parpadeó lentamente, sin ninguna expresión en el rostro. Le recordaba cuando se habían conocido por primera vez.
Soo Bin pasó la mano por su rostro —dijo que lo atacaste, te quiere muerto... quiere que su omega lo defienda.
De nuevo se mantuvo inexpresivo y Soo Bin apartó la mirada.
—Intentó atacarme— la mandíbula de Yeon Jun se tensó y apretó su puño hasta que sus nudillos se volvieron blancos —dijo cosas terribles, amenace con ir a la corte con el video de lo que sucedió en la habitación. El abogado descubrió que removí la marca, dijo que ni siquiera procedería porque Jin Hwan solo estaba actuando como un alfa protector.
Yeon Jun parecía intentar controlarse.
—Yo... mentí, dije que no lo hiciste— el alfa buscó sus ojos al escuchar eso —dije que estabas en casa. Cuando preguntaron tu nombre no se los di. Sung Hoon también te defendió... o intentó hacerlo— soltó una risa cargada de tristeza —te defendimos, Jin Hwan está enojado— pasó la lengua por sus labios, intentando encontrar las palabras para continuar —al final dije que eras un militar, raza pura. Ni siquiera lo pensé, solo creí que ayudaría en tu defensa. Dije que si hubieras sido tú, lo hubieras matado y el abogado se molestó, diciendo que nadie te metería a la cárcel.
—Nadie lo haría— Yeon Jun habló finalmente —incluso si lo asesino, solo me enviarían de vuelta a Alaska y matar a un mitad-lobo ahí no es visto como un crimen, especialmente al tratarse de uno tan repugnante. Nunca sería llevado a una prisión de los tuyos, el concejo de Alaska nunca lo permitiría— se estiró para tomar los pequeños dedos del omega, llevándolos a sus labios —lo que has hecho por mí es algo indescriptible. Me defendiste contra alguien que te asusta— inclinó la cabeza respetuosamente —gracias.
Soo Bin asintió y su labio tembló ligeramente.
—Siento mucho que tuvieras que pasar por algo así y que luego me encontrarás en casa, siendo malo contigo— levantó su mano libre y la colocó contra su mejilla, dejando que se inclinara contra él —no merecías eso.
El omega soltó un suave quejido, levantándose para acomodarse en el regazo de su pareja. Envolvió los brazos alrededor de su cuello, sollozando —él... le dijo inútil a Sung Hoon— lloró más fuerte contra su hombro —juré que nunca dejaría que Sung Hoon escuchara otro insulto de su boca— su cuerpo dolía con cada sollozo que soltaba —y tuvo que escuchar eso, ¡mi bebé gritó e intentó ayudar y fue llamado inútil!
Yeon Jun acarició su espalda suavemente —voy a arreglar esto, lo juro.
—¡No! — Soo Bin se apartó, pasando la mano por su rostro —incluso si no te sentencian, te llevarán de regreso a Alaska, nos abandonarás... por favor— lloró con más intensidad —estoy vulnerable, estoy emocional, no me dejes alfa— su cuerpo tembló visiblemente —¡por favor, no me dejes!
El alfa lo cargó y caminó hacia la entrada. Se sentó afuera, ignorando las miradas de los vecinos. Meció al omega hacia atrás y hacia adelante, acariciando su espalda hasta que consiguió que respirara un poco mejor. Depositó varios besos en la fuente de su aroma, marcándolo con el suyo —aire...— susurró con calma —el aire está en todos lados para que lo tomes, acéptalo en tus pulmones.
Soo Bin tomó grandes bocanadas del frío aire.
—Más lento, omega, más lento— cerró los ojos, lamiendo el cuello de Soo Bin —buen omega, dulce Camelia. No te dejaré ahora, cuidaré tan bien de ti— una vez que Soo Bin pareció relajarse un poco más, lamió sus lágrimas para limpiar su rostro —ahí está, ahí está mi hermoso omega, tan adorable.
El menor suspiró, acercándose más para recibir sus lamidas y se quejó cuando estas se detuvieron, ocultando su rostro en su cuello.
Yeon Jun sonrió levemente —tan dulce, Camelia— le dio un último beso antes de levantarse para volver a entrar a la casa.
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—Gracias, Tae Hyun— Yeon Jun escribió algo en un trozo de papel —¿cuánto tardarás?
—Estoy un poco oxidado en esto... diez minutos.
—Está bien— dobló el papel y lo metió a su bolsillo —llámame.
—Sí, señor.
Yeon Jun colgó al mismo tiempo que Sung Hoon entró a la habitación, con su ropa puesta y tallando uno de sus ojos —Baba...
—Sung Hoon...— Yeon Jun ladeó la cabeza, estirando los brazos para que el niño, que por alguna razón lucia más pequeño, se acercara —ven a mi— Sung Hoon caminó lentamente, desorientado y Yeon Jun lo cargó —¿cómo dormiste?
—Bien— se acurrucó contra el pecho de Yeon Jun, escuchando los latidos de su corazón —vi a papi...
—Eso escuche— lo meció suavemente —¿quisieras hablar de eso... o quizás tienes hambre?
—Casi lastima a mami...— el ceño del niño se frunció y volteó a ver al alfa mayor —dijo que baba lo lastimó pero... pero dije que Baba no fue— bajó la mirada a sus pequeñas manos —aunque Baba lo hizo.
—Mentiste... por mí.
Sung Hoon asintió silenciosamente.
—Es algo que no quiero que hagas— levantó su mentón con ayuda de sus dedos —gracias Sung Hoon, por ser fuerte, por defenderme y proteger a mamá. Pero no quiero que mientas por mí.
—Pero... entonces baba se mete en problemas.
—Y entonces es asunto mío, no tuyo— besó la frente del alfa menor varias veces —eres un niño, no deberías mentir por nadie.
—Mami mintió también...
—Y es algo que tampoco quiero. No quiero ponerlos jamás en una situación donde sienten que deben mentir por mí. Si hice algo me haré responsable de mis actos.
Sung Hoon asintió a lo que decía —papi dijo que lastimaría a baba y... ¡y dije que Baba es más fuerte que papi! —
Yeon Jun soltó una suave risa —¿de verdad lo hiciste?
—¡Sí! Dijiste que nade puede lastimar a baba.
—Eso es cierto pero... mentí— Sung Hoon hizo un puchero al escucharlo —hay una forma en que pueden hacerlo.
—¿Cómo?
—Lastimando a mami y lastimándote a ti— el exmilitar negó suavemente —si ustedes dos son heridos, baba lo sentirá tanto... me pondré tan triste. Quiero que siempre estén seguros y hoy no lo estuvieron. No sabía dónde estaban y tuve miedo.
—¿Miedo?
—Sí— soltó un suspiro —tuve tanto miedo de que estuvieran lastimados y no hubiera forma de llegar a su lado. Necesito ser capaz de estar ahí para ustedes, siempre. Cuando no es así me siento débil, herido, asustado, como si tuviera un nudo en el estómago. Son mi familia y tengo que asegurarme de que estén bien.
Sung Hoon acarició el rostro de Yeon Jun —amo a baba... haces que mami y yo estemos bien— se acurrucó contra él, apoyando la oreja en su pecho —pero... mami y yo tenemos que ver que baba lo esté también.
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—¿Qué estás haciendo? — Soo Bin preguntó, colocándose su nueva bata. Observó al alfa guardar la ropa ya doblada en una vieja maleta de Soo Bin —¿alfa?
—Empacando.
Sung Hoon saltó sobre una maleta ya llena —hola mami, ¡me gusta tu vestido!
Soo Bin le sonrió levemente y se puso de rodillas —Yeon Jun, ¿por qué empacas?
—Me siendo incómodo cuando no sé dónde están— cerró la maleta y la puso del otro lado, tomando una bolsa después —se mudarán conmigo.
—¿Qué?
Yeon Jun metió los muñecos de Sung Hoon en la bolsa —se mudarán conmigo.
Soo Bin se levantó rápidamente —¿quién lo dice?
El alfa se dio la vuelta, mirándolo de pies a cabeza —oh, luces...— tragó saliva con dificultad —hermoso con esa bata.
El omega se cruzó de brazos —Yeon Jun, ¿puedo hablar contigo, por favor?
—¡Mis juguetes! — Sung Hoon apuntó la bolsa —¡no tires!
—No lo haré— aseguró, tomando la mano de Soo Bin —quédate aquí Sung Hoon, hablaré con tu madre.
—¡Sí, baba! — Sung Hoon siguió saltando sobre la maleta.
—Omega— Yeon Jun cerró la puerta detrás de él —por Dios, luces increíble.
Soo Bin lo miró con los ojos entrecerrados —¿cuándo me ibas a decir que nos mudaríamos?
—No te lo iba a decir, solo lo iba a hacer.
—¿No pensaste que quizás me gustaría saberlo?
Yeon Jun se cruzó de brazos —no me importó, si te soy honesto. Te necesito cerca y si nos mudaremos pronto a Alaska, deberíamos comenzar a vivir juntos.
—Sí, pero estas son las cosas que me gustaría saber— Soo Bin rodó los ojos —comunicación, Yeon Jun, ¡aire!
El alfa intentó no reír, tomando a Soo Bin por la cadera —lo siento— lo besó con lentitud, adentrando la lengua en su boca, sorprendiéndolo. Presionó a Soo Bin contra la pared, rozando sus lenguas —lo siento— habló entre besos —no estés enojado conmigo— pidió mientras tocaba la tela de la corta bata de seda —por favor, ¿me perdonas? Pondré todo en su lugar.
Soo Bin se estremeció antes de hablar —no lo hagas... no es que no quiera mudarme, solo me gustaría ser informado.
—Lo sé, amas tu independencia— Yeon Jun acarició el muslo de Soo Bin con delicadeza —pero es más fácil para mi salud mental que estén cerca de mí.
Los ojos cafés del omega rodaron cuando la mano del alfa fue subiendo, deslizando la tela de seda contra su piel. Después llevó una mano al trasero de Soo Bin, apretándolo —Mm...
Yeon Jun mordisqueó el delgado labio de su pareja —no llevas ropa interior.
—No...— respondió el menor y entreabrió los labios cuando las manos de Yeon Jun acariciaron ambas nalgas, gruñendo al sentir la rodilla del exmilitar presionando su entrepierna.
—Voy a comprarte mucha...— besó suavemente al omega —mucha lencería. Hermosas bragas que podrás usar cuando lo desees, mm— un suave gruñido nació en lo profundo de su pecho —lucirás tan hermoso.
Soo Bin cerró los ojos, restregándose contra Yeon Jun, deteniéndose únicamente al escuchar la perilla de la puerta girar. Yeon Jun la tomó y cerró antes de que Sung Hoon pudiera abrirla por completo —haré que te olvides de lo que sucedió hoy, lo prometo.
—Sí, por favor.
Yeon Jun volvió a cerrar la puerta cuando esta intentó abrirse —ve al baño— respiró profundo, llenándose del aroma de su omega —estás húmedo y aunque huele delicioso, tu hijo se está enojando.
Soo Bin volvió a la realidad, parpadeando lentamente y giró hacia la puerta cuando Sung Hoon la golpeó.
—¡Ábrete! ¡Ábrete ahora puerta!
El omega corrió rápidamente al baño para encerrarse.
Yeon Jun sacudió sus hombros antes de abrir la puerta —Sung Hoon, no patees las puertas.
—¡No se abría! — explicó, frunciendo el ceño —no me gusta esta puerta.
Una sonrisa se extendió por el rostro del alfa mayor, que cargó al niño —¿te gustaría vivir en casa de baba, Sung Hoon?
—¿Casa de baba? — el niño rió —¡sí!
Yeon Jun lo abrazó, bailando alrededor de la habitación —entonces mamá y tú vendrán a vivir conmigo.
—¡Sí! — Sung Hoon alzó ambas manos hacia el techo —¡familia!
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Holi! ¿Les gustó el capitulo?
Espero que sí, espero subir el miércoles la otra parte, ya que estaré un poco ocupada, además queria decirles que estaba terminando la historia que iba hacer, es una corta pero también quise hacer una historia larga pero aún no la empiezo, tengo la idea pero debo analizarla :)
Hagan stream, mandelen mensajes de amor a los chicos, tomen agua!! Las quiero ♡♡
Hasta la próxima ❤
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