CAPÍTULO XI - PARTE II
Yeon Jun empujó la cama de Soo Bin hacia la pared — se quedará así y en tu siguiente día libre, te compraré una cama nueva.
Soo Bin gruñó, dejándose caer en el colchón —Yeon Jun, esto es innecesario como la mayoría de las cosas que haces. Estás gastando dinero... No soy un omega caza fortunas.
—Y esa es una de las razones por las que estoy comprándote cosas, y también porque me encanta ver cuando sonríes— Yeon Jun miró a su alrededor, viendo que más podía mover —pondré el nido de Sung Hoon aquí— hizo un gesto hacia un rincón vacío de la habitación —a los niños normalmente les gusta estar en las esquinas.
El omega se acomodó de costado, sosteniendo su cabeza con la ayuda de una de sus manos —estoy seguro de que aún si lo pusieras en el techo le va a desagradar.
—Se acostumbrará— acomodó las gruesas sabanas y después tomó el edredón recién lavado, colocándolo encima; creando hábilmente un círculo y añadiendo las tres almohadas en la esquina. Soo Bin lo observó con una sonrisa en el rostro, suspirando por lo perfeccionista que era.
Para finalizar, el alfa añadió dos sabanas más y el nuevo lobo de peluche de Sung Hoon —necesitaré que te recuestes aquí, por favor.
Soo Bin enarcó sus cejas, apuntándose a sí mismo —¿yo?
—Sí, tú— Yeon Jun lo sacó de la cama, ayudándole a sentarse en el nido —márcalo con tu aroma, por favor.
El omega se acurrucó y cerró los ojos, marcando con su aroma las cobijas que estaban cerca de su cuerpo. Sus ojos cafés se abrieron cuando sintió una mano en su estómago.
—Eres muy hermoso.
Soo Bin sonrió tranquilamente, llevando una mano a la mejilla del alfa —tal como tú.
Yeon Jun le dedicó una pequeña sonrisa —¿me dirás... por qué estabas llorando?
—No lo haré— apartó la mirada —no era nada malo.
El exmilitar lo tomó por el mentón con delicadeza —entonces cuéntame.
Soo Bin sacudió su cabeza, negando —no.
Yeon Jun se inclinó, atrapando la boca de Soo Bin en un beso, mordiendo y lamiendo su delgado labio inferior. El alfa se alejó lentamente al poco tiempo, pasando la lengua por sus ahora húmedos labios —estoy molesto porque no me dirás.
Soo Bin sonrió, negando —no hay razón para que lo estés, simplemente estaba feliz.
—¿Y por qué no puedo estar feliz contigo?
—¿No estás feliz conmigo?
—Siempre lo estoy, Camelia— Yeon Jun dio un suave apretón a la mandíbula de Soo Bin —dime.
—Sung Hoon es de mi ADN— el omega se encogió de hombros —luce como yo... obtuvo la mayor parte de quién soy y lo que soy, eso me hace feliz.
—¿Era difícil decir eso?
Soo Bin rió, haciendo círculos en el pecho de Yeon Jun con su dedo —no lo era, ¿estás feliz?
—Lo estoy.
Soo Bin mordió su labio —muéstrame... Quiero verte sonreír.
Yeon Jun no sonrió —no puedo sonreír si me lo piden.
—Bien, entonces yo tampoco sonreiré— el rostro de Soo Bin se volvió inexpresivo —si tú estás serio, yo también.
El lobo llevó una mano al costado de Soo Bin, removiendo sus dedos ahí, haciéndole reír y tirar la cabeza hacia atrás —¡Yeon Jun!
Yeon Jun sonrió, acercándose para besar al omega risueño —¿feliz?
Soo Bin asintió, calmándose poco a poco. Tocó los hoyuelos del alfa —me gustan mucho estos agujeros en tu cara.
—Son hoyuelos.
El omega rió —¡sé eso! — continuó presionando su dedo contra las mejillas de Yeon Jun incluso cuando este dejó de sonreír —me gusta cuando sonríes porque puedo verlos.
Yeon Jun sonrió genuinamente ante eso —gracias.
Soo Bin parpadeó con lentitud —eres un hombre tan bueno— la sonrisa del alfa decayó poco a poco —¿cómo fue que te encontré? ¿O tú me encontraste?
Yeon Jun respiró profundo, recostándose a un lado de Soo Bin en el pequeño nido. Llevó una mano a la mejilla del omega —no lo sé... pero disfruto estar contigo, con tu hijo. Los dos me han hecho sentir muy querido.
—Porque te queremos— respondió, bajando la mirada —mira cómo nos has ayudado, dejando los objetos materiales de lado... te aseguras de que estemos felices, de que no pasemos hambre y estemos sanos, a salvo. Juegas con nosotros y nos haces reír... Eres el alfa perfecto.
—No lo soy— Yeon Jun miró fijamente al omega —no soy perfecto.
Soo Bin tragó saliva con dificultad, estirando una mano para acariciar el rostro de Yeon Jun —para mí... lo eres. Para mi eres lo que necesito, así que en mi opinión, no puede haber alguien mejor que tú.
Yeon Jun no se movió pero su mano temblaba ligeramente contra el rostro de Soo Bin —yo...— se sentó, quitándose la playera. Giró su cuerpo para mostrarle su espalda. Soo Bin tocó las marcas, delineando con sus dedos una que descendía por su espina dorsal. Era una cuerda larga enrollada desde la base de su cuello hasta la parte inferior de su espalda —yo... estaba a cargo de la tortura, en la milicia... eso es lo que significa la cuerda.
Soo Bin se estremeció.
Yeon Jun volteó hacia él —por favor, no huyas de mí.
El omega negó —solo estoy sorprendido.
—He hecho cosas muy malas a personas que no lo merecían, fui despiadado... Era el líder del sector de tortura— explicó, sosteniendo su mirada.
Soo Bin intentó mantener una expresión neutral para no detenerlo.
—No quiero traer malas vibras a tu casa Soo Bin, solo deseo decirte lo que he hecho... porque voy a enamorarme completamente de ti muy pronto y no quiero engañar a tu corazón.
El mitad-lobo se quedó quieto ante eso.
—Piensa en la peor cosa que puedes hacerle a una persona y es algo que he hecho, he soñado con eso, fui a terapia por eso, lo he experimentado en carne propia... Era mi trabajo pero tuve la oportunidad de elegir cuando acepté. No tenía que decir que sí pero lo hice... y es mi mayor arrepentimiento— Yeon Jun mantuvo un agarre firme en Soo Bin —incluso cuando me daban lo que les pedía, los torturaba. No volvieron a ser iguales, aunque me rogaban que terminara... no lo hacía.
Soo Bin estaba al borde de las lágrimas.
—Eres un omega, un ser que da vida... si esto te hace sentir enfermo, por favor dímelo.
El omega de ojos cafés se mantuvo en silencio.
—Quería cambiar, así que me fui— Yeon Jun suspiró —creen que estoy muerto, esa es la razón por la que no vivo en Alaska... nunca pasaría por sus cabezas buscarme con los mitad-lobo... lo siento, si piensas que te mentí de algún modo— Soo Bin estaba inerte —Camelia, por favor di algo.
Soo Bin frotó sus propias mejillas —por dios...
Yeon Jun asintió, doblando las rodillas y apoyando los codos en ellas —sabes que nunca lastimaría a tu hijo...Prometo seguir cuidándolo.
Soo Bin lo tomó por el brazo antes de que se levantara —¿por qué te vas?
El alfa suspiró —hay muchas más cosas que nunca seré capaz de explicar porque no las entenderías... sí reaccionaste así, entonces esto no puede ser.
—¿Así cómo? — Soo Bin frunció el ceño —no me digas como reacciono, conozco mis propios sentimientos.
Yeon Jun apretó la mandíbula.
—La guerra es... difícil, complicada. Incluso cuando mi madre hablaba de cosas simples me era un concepto difícil de entender. Lo que has hecho... estoy seguro de que es aterrador y no creo querer saber a detalle— jadeó —creeré tus palabras pero... no estoy asustado de ti, no he perdido el respeto que siento por ti— se encogió de hombros —estuve enlazado, tengo un hijo de otro hombre al que le permití lastimarnos por un largo tiempo; pero aun así quieres estar conmigo— sus ojos cafés se agrandaron un poco —no, no es como lo que has hecho pero ese es mi defecto, algo que todos tenemos... un error.
Yeon Jun abrió la boca pero Soo Bin lo silenció con una sonrisa —un error que no se cometerá de nuevo.
El alfa permaneció en silencio, asintiendo con la vista fija en el suelo. Soo Bin cuidadosamente subió a su regazo, quedando cara a cara, con las piernas a cada lado de su cuerpo.
Levantó el rostro de Yeon Jun y acarició sus mejillas con ternura —Mm....—Soo Bin suspiró, besando los parpados del ex–militar. —Yeon Jun...— rozó sus labios gentilmente, sonriendo cuando este colocó sus manos temblorosas a cada lado de su cadera. El omega pasó sus dedos por el largo y desordenado cabello de Yeon Jun, masajeando su cuero cabelludo y besó desde su rostro hasta su cuello, pasando la nariz por su fuente de aroma.
Besó aquel sitio, dejando sus labios ahí por más tiempo del necesario y rodeó el cuello de Yeon Jun con ambos brazos, dejando más besos en su tibia piel y pasando su lengua algunas veces en esa zona —eres seguro para mí, para mi hijo. Confío en ti con mi vida.
Los ojos obscuros de Yeon Jun se abrieron y se encontraron con los cafés del omega. El lobo sentía su cuerpo flojo, envuelto en el aroma y las caricias de Soo Bin. Su mano grande viajó debajo de la playera del contrario y masajeó su piel.
Soo Bin llevó algunos mechones de cabello detrás de su oreja —¿confías en mí, Yeon Jun?
El aludido exhaló el aire que contenía —lo hago, confío en ti.
El omega sonrió, tomando el rostro de Yeon Jun entre sus manos, dejando un beso en sus labios —¿crees lo que te dije?
Yeon Jun asintió una vez —te creo.
Soo Bin suspiró, feliz —bien— besó su frente y después atrajo el rostro de Yeon Jun a su pecho —si entraré en otra relación...— presionó sus labios en una fina línea —necesito honestidad... necesito seguridad y amor.
Yeon Jun respiró el aroma de Soo Bin, escuchando el lento latir de su corazón —puedo prometer eso omega... Puedo hacerlo.
Soo Bin dejó su cabeza encima de la de Yeon Jun —¿alguna vez me dejarías... por alguien más?
El exmilitar tragó saliva con dificultad, asintiendo contra el pecho de Soo Bin... incapaz de pronunciar las palabras.
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—Mami— Sung Hoon sollozó suavemente, removiendo a su madre.
Soo Bin se sentó rápidamente —Sung Hoon— talló sus ojos con el dorso de su mano —¿qué pasa, bebé?
—Oí algo— subió a la cama de Soo Bin —quiero dormir con mami.
El omega rió con cansancio —¿escuchaste algo, bebé? ¿O simplemente quieres dormir con mamá?
—Las dos cosas, mami.
Lo acercó más a su cuerpo mientras reía —que niño tan dulce— acarició su espalda, acostándose de nuevo —¿estás cómodo, bebé?
—Cómodo, mami.
—No le diremos a baba, ¿está bien?
Sung Hoon rió, acurrucándose contra el pecho de Soo Bin —secreto.
—Sí, precioso— respondió mientras jugaba con el cabello del niño —¿Baba te agrada mucho, Sung Hoon?
—Quiero a baba, mami— Sung Hoon frotó su rostro contra la playera de Soo Bin —seré como baba.
—Aw, ¿quieres ser como baba? — dejó pequeños besos en su frente —estoy seguro de que eso le hará muy feliz, es un alfa muy bueno.
—Alfa bueno— Sung Hoon asintió, de acuerdo con lo que decía.
El omega suspiró —¿y si... baba fuera como tu nuevo papi?
Sung Hoon se sentó —¿nuevo papi? — frunció el ceño, negando repetidas veces, su cabello estaba amarrado en un moño —¡papi no!
—No bebé, no, no como papi... sería como un papi nuevo. Sería un papi de verdad, nos amaría y se aseguraría de que siempre estemos felices y a salvo. No como papi de antes... él era malo y nos hizo cosas terribles.
—Terribles, mami.
—Exacto— Soo Bin acarició su mejilla —Yeon Jun sería baba, pero quizás todos nosotros podríamos vivir juntos un día y ser muy felices... una familia.
Sung Hoon lo pensó antes de asentir —baba es nuevo papi.
—Bueno, aún no— Soo Bin rió —pero espero que pronto.
Sung Hoon asintió —ahora mami, ahora.
Soo Bin volvió a recostar a su hijo —pronto bebé, pronto.
Sung Hoon se acurrucó de nuevo contra el pecho de Soo Bin solo para sentarse unos segundos después —alguien, mami— soltó un quejido —alguien.
Soo Bin se sentó y volteó a ver la puerta cerrada. Apartó las cobijas y se puso de pie en el frío suelo, siendo silencioso. Caminó hacia la puerta y presionó su oreja contra la madera. Con lentitud puso el seguro, dando unos pasos hacia atrás. Cargó a su hijo, manteniendo los ojos fijos en la puerta.
Apretó más al niño contra su cuerpo y este cubrió su propia boca para evitar soltar algún sollozo.
Cuando la perilla de la puerta giró, Soo Bin dejó de respirar unos segundos hasta que se escuchó un sonido, indicando que tenía el seguro puesto. Fue hacia el armario y sacó un bate de béisbol. Sus ojos se agrandaron cuando el seguro fue removido y entonces dejó a Sung Hoon detrás de su cuerpo.
Su respiración era acelerada y apretaba el bate con sus dedos temblorosos. Respiró profundo cuando la puerta comenzó a abrirse y luego de tomar tres pasos hacia el frente, tomó impulso y tiró un golpe cuando un cuerpo comenzó a ser visible; quedándose quieto en el momento en el que el bate fue detenido.
—Yeon Jun...
El lobo sostuvo el bate con una mano —¿ibas a pegarme?
—Baba...— Sung Hoon se quejó, tirando su cabeza hacia atrás para comenzar a llorar —¡Baba!
Soo Bin soltó el bate, volviendo a respirar —tú... nos asustaste— comenzó a llorar también, imitando a su hijo al cubrir su rostro con ambas manos —tú... pensamos...— sollozó fuerte, cayendo de rodillas.
Yeon Jun tiró el bate y se arrodilló para reconfortar al omega. Hizo un gesto con su mano para que Sung Hoon se acercara también —solo era yo, lo siento... no quería asustarlos— repartió besos a ambos, intentando calmarlos —lo siento mucho.
Sung Hoon gimoteó fuerte —¡pensamos que eras papi viejo!
—¿Papi viejo?
Soo Bin limpió su rostro con su playera y sorbió su nariz, aun temblando —¿qué... qué haces aquí?
Yeon Jun frunció el ceño y lamió el rostro del omega —no lo sé, si te soy honesto... traje ropa porque me gustaría dormir contigo esta noche.
Soo Bin talló sus ojos con el dorso de su mano, sin delicadeza alguna —un aviso hubiera sido amable.
—Aw, omega— Yeon Jun suspiró —no sabía que estarías despierto. Lo siento tanto, Camelia. Por favor, no llores— miró a Sung Hoon que tenía los ojos rojos y se notaba cansado —pequeño y dulce alfa— cargó al niño, llevándolo a su nido. Lo cubrió, envolviéndolo en su manta de seguridad rosada. Sung Hoon se removió, presionando su rostro contra la almohada antes de caer dormido.
El exmilitar besó su frente y se giró hacia Soo Bin que aún se encontraba en el suelo —omega.
Soo Bin levantó la mirada, luciendo tan exhausto como Sung Hoon —ven, dulce flor— lo cargó y recostó en la cama para luego limpiar los rastros de algunas lágrimas con su pulgar —pobre omega dulce.
Soo Bin se quejó, acomodándose de costado y abrazándose a sí mismo con los ojos cerrados.
—Incluso si estás enojado...— Yeon Jun acarició su brazo —¿me dejarías dormir contigo?
El omega gruñó, haciéndose a un lado. Yeon Jun sonrió, metiéndose a la cama con él. Envolvió su cuerpo con un brazo y besó su cuello —por favor, perdóname.
Soo Bin volvió a gruñir antes de que todo se quedara en silencio, indicando que se había dormido.
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—¡Casi me provocas un ataque de corazón! — Soo Bin gritó, poniéndose los zapatos.
—Sí, ático de corazón.
—Es ataque, Sung Hoon. La pronunciación es la clave— Yeon Jun cortó el pan tostado a la mitad y le dio su plato al niño —¿está mal...— el alfa sirvió un vaso con jugo antes de arrodillarse frente a Soo Bin —... que quisiera estar contigo?
—No— Soo Bin le miró —¡pero nos asustaste! Gracias a Dios, Sung Hoon escuchó que alguien había entrado.
Yeon Jun dejó una mano en su rodilla, volteando a ver al niño que tenía la boca llena y masticaba lentamente —me escuchaste.
Sung Hoon asintió con sus mejillas infladas por la comida —sí.
—No hables con la boca llena— ambos adultos dijeron al unísono.
Soo Bin cruzó sus brazos —ese no es el punto.
El alfa suspiró —no sé de qué otra forma disculparme, dime y lo haré.
Soo Bin acarició su propio hombro —la próxima vez di que eres tú.
—No sabía que estabas despierto, Camelia— Yeon Jun se defendió, tocando su rostro —lo juro.
El omega se levantó, suspirando —está bien, solo nos asustamos, eso es todo.
—¡Asustamos! — Sung Hoon alzó su pulgar, de acuerdo y tomó un pedazo de los huevos que le habían preparado para el desayuno, comiendo tranquilamente —baba.
Yeon Jun suspiró, sentándose en una de las sillas mientras veía a Soo Bin caminar hacia su habitación —sí, Sung Hoon.
—¿Vemos a Sunoo hoy?
—Si te portas bien mientras vamos al supermercado, iremos a verlo.
—¡Porto bien! — asintió varias veces —porto bien, baba.
—Sé que lo harás, empieza por terminar tu desayuno— Yeon Jun se levantó cuando Soo Bin regresó y ambos se adentraron en la cocina —te preparé el desayuno— llevó las manos a la cintura del omega y besó la parte trasera de su cuello —¿comerás?
—Sí— Soo Bin hizo un puchero, inclinándose contra Yeon Jun mientras se quitaba los restos de crema corporal de los brazos —Gracias.
—Mmm...— Yeon Jun respiró su aroma —hueles delicioso, omega.
Soo Bin sonrió, llevando su mano hacia atrás para acariciar el cabello de Yeon Jun —tú siempre hueles delicioso.
Yeon Jun soltó un gruñido desde lo profundo de su garganta —no me tientes, omega.
Soo Bin mordió su labio inferior —no vengas a mi casa a medianoche...— se dio la vuelta y tocó el pecho del lobo —sin antes anunciar tu presencia.
El exmilitar sonrió —lo juro.
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—Sung Hoon, ve a elegir un vegetal que te gustaría probar.
Sung Hoon corrió hacia algo morado, sosteniéndolo con orgullo —¡morado!
—Sí, es morado— respondió Yeon Jun mientras leía la etiqueta —esto es eggplant*. [Berenjena]
Sung Hoon se le quedó viendo —¿huevo?
—Asumo que no hay huevo de verdad en esto.
—Me gusta el huevo, baba— apuntó hacia el lugar donde se encontraban las bolsas —voy por bolsa.
—Ve— Yeon Jun empujó el carrito, manteniendo la vista fija en el niño. Sung Hoon tenía dificultad para abrir la bolsa, así que corrió de vuelta al alfa mayor —baba, abre por favor.
—Buen niño— Yeon Jun metió el eggplant en la bolsa, besando la frente de Sung Hoon —estás haciendo un buen trabajo.
Sung Hoon cruzó sus dedos frente a él, sonriendo ampliamente —gracias.
—De nada— Sung Hoon se aferró al abrigo de Yeon Jun mientras caminaban por la tienda.
—Baba es papi nuevo.
—¿Hm?
—Tú— Sung Hoon lo apuntó —tú eres papi nuevo.
Yeon Jun parpadeó rápidamente —¿perdón?
—Mami dijo que baba es papi nuevo... no papi viejo, papi viejo es tewrrible.
—Terrible... no lleva una 'w' ahí— Yeon Jun tomó una bolsa con zanahorias —si eso es lo que deseas que sea.
—Sí— Sung Hoon bostezó, frotando su rostro contra la tela del abrigo para después llevar una esquina a su boca, mordisqueando.
—¿Por qué...— Yeon Jun le quitó el trozo de tela —... muerdes mi ropa?
—Me gusta.
—A mí me gustan varias cosas pero eso no significa que deba hacerlas.
Sung Hoon frunció el ceño, esperando a que Yeon Jun desviara la mirada para volver a llevar la tela a su boca —Sung Hoon— el niño se congeló —si te están saliendo los dientes entonces te compraré paletas de hielo.
Sung Hoon se quejó, alejándose —No, no dientes.
Yeon Jun se puso de cuclillas, moviendo uno de sus dedos —ven a mí.
Sung Hoon obedeció, bajando la cabeza —no, baba.
—Abre la boca.
El alfa más pequeño talló sus ojos, abriendo su boca. Yeon Jun tocó sus colmillos —sí, te están saliendo los dientes, muerdes la ropa por eso, la sensación es normal.
—¡No! — Sung Hoon lloró —no salen dientes.
—Estás gritando y pronuncias las palabras mal— murmuró, tomándolo entre sus brazos —hm, estás más pesado— lo levantó arriba y abajo una vez —doce kilogramos... no, trece kilogramos. Es peso saludable.
Sung Hoon tiró su cabeza hacia atrás, llorando.
Yeon Jun lo sostuvo contra su pecho, empujando el carrito por la tienda —relájate— besó las mejillas del niño —las paletas de hielo son buenas.
—¡Frías!
—Sí pero son 'yummy' como tú dices— el exmilitar tomó una caja con pequeñas barras de granola —esto será bueno para que tu madre lleve al trabajo— explicó, llevando dos cajas —¿ya has dejado de llorar?
Sung Hoon asintió mientras mordisqueaba el cuello del abrigo de Yeon Jun.
El alfa de ojos negros suspiró —me quedaré sin ropa para cuando esto acabe— dejó al niño en el carrito —dejaré que elijas las paletas que quieres.
Sung Hoon cruzó sus brazos —chocolate.
—Te compraré las que quieras— rozó sus narices en un beso esquimal —si eres bueno conmigo.
Sung Hoon le dio un pequeño beso —soy bueno.
—Eres muy bueno— Yeon Jun asintió, de acuerdo con él —un muy buen niño.
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Beom Gyu cargó a Sung Hoon, sonriendo —Hola Sung Hoon, ¿cómo estás?
Sung Hoon se sonrojó, removiéndose —bien...— estiró sus manos hacia Yeon Jun cuando el alfa entró —mm, baba...
—Ven, dulce alfa— presionó un beso en su pequeña nariz —Beom Gyu es muy bueno, como yo.
El omega le restó importancia —está bien, Sunoo actúa de la misma manera— acarició el lóbulo de su oreja mientras el niño miraba alrededor en buscar de su amigo —es un niño muy hermoso.
—Extremadamente— Yeon Jun tocó el largo cabello de Sung Hoon que se encontraba suelto —espero que Soo Bin no decida cortárselo mucho.
—¡Mm! — Sung Hoon se inquietó —Baba, quiero a Sunoo.
—Oh...— Beom Gyu frunció el ceño —Sunoo está tomando una siesta, estaba teniendo una mala mañana el día de hoy.
—¿Mala mañana?
—Sí, no se estaba comportando muy bien así que pensamos que lo mejor era que tomara una siesta. Despertará en una hora.
Sung Hoon escondió su rostro contra el cuello de Yeon Jun —siesta con Sunoo, baba.
—¿Quieres tomar una siesta con Sunoo, Sung Hoon? Debes pedirle permiso a su madre.
Sung Hoon negó.
—Entonces te quedarás conmigo.
Sung Hoon se quejó, mordisqueando la camisa de Yeon Jun —Beom Gyu...
Beom Gyu sonrió gentilmente —¿si, Sung Hoon?
—¿Puedo tomar siesta con Sunoo, por favor?
—Claro que puedes— Beom Gyu estiró sus manos —ven.
El alfa más pequeño dudó antes de ir hacia los brazos de Beom Gyu. Yeon Jun sacudió su mano a modo de despedida y Sung Hoon le respondió de la misma forma, levantando su cabeza que descansaba sobre el hombro del omega —¡no me dejes, baba!
—Nunca lo haría.
Sung Hoon hizo un puchero pero siguió sacudiendo su mano hasta que desapareció de su campo de visión.
Yeon Jun caminó por la casa hacia el patio trasero, encontrando a Tae Hyun recostado y meciéndose en una hamaca —Tae Hyun.
Tae Hyun sonrió, aun balanceándose —Yeon Jun.
—¿Puedo hablar contigo?
Tae Hyun se sentó lentamente y una vez que la hamaca se detuvo, se levantó —¿cuál es la ocasión?
Yeon Jun rodó los ojos —intenta ser menos denso.
Tae Hyun rió, tomando asiento en uno de los sillones —estoy aquí.
El alfa de ojos negros se sentó a su lado, mirándolo. Suspiró y observó como el aire que expulsaba se volvía blanco por la baja temperatura —es sobre Soo Bin.
Tae Hyun sonrió de lado —¿qué hay sobre él?
Yeon Jun entrecerró los ojos hasta que el otro alfa dejó de sonreír —yo... quiero estar con él, demasiado... le he dicho lo que hacía en la milicia, aunque no detalladamente.
—Por supuesto, se enfermaría.
—Sí— Yeon Jun mordió su labio —pero lo aceptó, contrario a lo que creí que haría. Realmente confía en mí. Quiero formalizar algo con él— elevó la vista hacia el cielo azul —es un mitad-lobo, nunca había pensado que sentiría algo así por uno.
—Lo es, pero también es un línea de sangre directa— le recordó —pero tienes razón, es un mitad-lobo... no puedes elegir con quien estarás.
—Sí— Yeon Jun asintió, poniendo su pulgar contra su labio —quiero hacer más por él, quiero que no trabaje, me haré cargo de todo. En este mundo en el que vive, los omegas son vistos como débiles, así que entiendo porque quiere trabajar tan duro, por él y por Sung Hoon— gruñó, haciendo su cabeza hacia atrás —es muy independiente y amo eso, pero necesito que también dependa de mí.
—¿Lo has cortejado?
—No, no, aún no. Tampoco entendería lo que significa— frotó sus ojos con el dorso de su mano —necesito explicarle, no quiero que se sienta engañado— miró a su amigo —no quiero arruinar esto.
—Con la forma en la que ese omega te mira...— Tae Hyun negó con una sonrisa —no puedes estropearlo.
Yeon Jun asintió —eso espero.
—¿Le dijiste sobre tu muerte?
—Lo hice, le dije que ellos piensan que estoy muerto— Yeon Jun cerró los ojos —no le he dicho que pueden llamarme de vuelta.
—¿Por qué no?
Yeon Jun negó —he estado 'muerto' por cinco años... no quiero que se preocupe todos los días por la posibilidad de que me lleven de vuelta.
—Entiendo— Tae Hyun sacudió algo de sus jeans —pero él quiere mudarse a Alaska.
La mandíbula de Yeon Jun se tensó —lo sé.
—No te mudarás con él.
—Si esto continúa y cada día me vuelvo más apegado a ellos...— Yeon Jun negó —no hay manera de que no me mude. Tengo que sentirlo siempre, estar cerca... de Sung Hoon también, ese niño es tan especial— llevó una mano a su pecho —es tan especial en mi corazón.
—Si vuelves, serán aceptados bajo tu nombre— Yeon Jun asintió —lo que significa que no estás muerto.
—Sí, ya he pensado sobre todo esto pero he prometido que le construiré una casa, que le ayudaré a entrar al territorio. Nunca rompo mis promesas, especialmente ahora. Se está volviendo muy importante para mí.
—Bueno...— Tae Hyun sonrió —si decides mudarte con ellos, házmelo saber. Me aseguraré de que el concejo los acepte bajo mi nombre.
Los ojos negros del alfa se agrandaron —no tienes por qué hacerlo...
—Has querido esto por mucho tiempo, Yeon Jun— Tae Hyun sonrió —con todo lo que has hecho por mí, no tengo ningún problema en hacer esto por ti.
—Gra-Gracias, Tae Hyun.
—Y....— Tae Hyun rió —si tienen un hijo...— le guiñó el ojo —no tendrás nada de qué preocuparte.
Yeon Jun soltó una suave risa, mordiendo su labio —gracias, Tae Hyun.
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* Eggplant es berenjena
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Holi!! He regresado! Espero les guste la segunda parte! :)
Ha pasado ya un mes desde que publique el primer capitulo, gracias a todas las personitas que han votado y comentado, realmente gracias por seguir amando esta hermosa historia!! ♡
Moas sigan haciendo stream!! ♡♡
Hasta la próxima :)
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