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CAPITULO III

—¿Dónde está su suéter?

Soo Bin solo atinaba a parpadear cada que Yeon Jun le hacía una pregunta. No solo eran las preguntas que hacía extremadamente contundentes y directas sino también, confusas en muchos niveles.

Era como si Yeon Jun hubiese cuidado niños millones de veces y supiera que preguntas hacer. Los lobos eran considerados personas muy directas, para ellos no había nada extraño en hablar con desconocidos, salir a cenar con sus jefes, hablar con los hijos de las personas. Eran individuos muy abiertos.

Soo Bin solo había conocido a un lobo antes y fue cuando iba al colegio. Un miembro importante del gobierno había asistido a dar un discurso, se saludaron con un apretón de mano y les tomaron una fotografía conmemorativa. Soo Bin no sabía si todos los lobos puros eran igual de directos que Yeon Jun, pero según lo que veía, Yeon Jun estaba en otro nivel.

No tenía filtro.

Se decidieron por el auto de Soo Bin puesto que ahí ya estaba acomodado el asiento de Sung Hoon. Se sentía casi irreal la forma tan rápida en que Yeon Jun trabajaba (tanto física como mentalmente)

Hacía que Soo Bin quisiera rascarse la cabeza con confusión y parecía que su hijo quería hacer lo mismo.

Sung Hoon no había llorado ni había actuado huraño después del pequeño episodio que tuvo antes, cuando Yeon Jun recién había llegado. Soo Bin fue capaz de ponerlo en el suelo mientras le indicaba al alfa mayor dónde se encontraban los zapatos de su hijo. El niño pequeño simplemente los siguió, tan rápido como sus pequeñas piernas le permitían. Se aferró a la tela del pantalón flojo de Soo Bin, ladeando la cabeza con confusión, sobre todo cuando Yeon Jun se sentó en el suelo para ponerle los zapatos.

Soo Bin normalmente dejaba que el niño intentara amarrar las cuerdas de un zapato y el amarraba las del otro porque aún no era muy bueno en eso.

Yeon Jun le puso los zapatos, se levantó y miró a Soo Bin antes de preguntar —¿Dónde está su suéter?

El omega miró hacia abajo; a los pies de Sung Hoon y no se sorprendió al notar a su hijo mirar sus pies con confusión. Entrelazo sus manos y sonríe levemente —Hum, yo... no quiero ser irrespetuoso Yeon Jun, ¿pero todo está pasando muy rápido?

Yeon Jun enarcó una ceja, —¿Qué está pasando muy rápido?

Soo Bin hizo una seña a Sung Hoon y después a todo —solo, hum... somos una familia calmada y algo lenta. Este ritmo es un poco rápido para Sung Hoon y para mí.

Yeon Jun asintió, —¿Qué quieres que haga?

Soo Bin presionó sus labios juntos —Quizás, ¿disminuir el ritmo?

—Okay— su rostro no tenía ninguna expresión —¿Dónde... está... su... suéter?

El omega bajo la cabeza, riendo ante la forma lenta de hablar de Yeon Jun. Negó con la cabeza —Yeon Jun, eres tan gracioso.

Yeon Jun cruzó sus brazos —Me lo han dicho.

Soo Bin ahora se daba cuenta que Yeon Jun aún llevaba su abrigo, deseaba preguntarle si quería quitárselo.

Cuando su mamá estuvo en la milicia cumplía la función de médico y tenía tres marcas en su cuerpo, era sector uno, Wolf Servicies.

La milicia tenía niveles, comenzaba en uno y terminaba en tres, siendo —uno— el más bajo.

El sector uno consistía en cosas médicas y de armas, los humanos-lobo solo eran aceptados ahí.

El sector dos consistía en cosas médicas, armamento y transformaciones. Lobos puros promedio eran permitidos en el sector.

El sector tres era el más alto, exclusivo para grandes transformaciones (lo que significaba que Yeon Jun debía ser gigante cuando se transformaba)

Solo eran admitidos los lobos puros que se expandían demasiado en su forma animal. Los miembros de este sector eran conocidos por tener varias marcas tatuadas en todo su cuerpo que no solo eran permanentes, sino sagradas. Tenía sentido que Yeon Jun usara un abrigo largo cuando salía, pues era raro ver a un lobo en su mundo civil.

Los raza pura se quedaban en el campo de batalla o con su misma especie en las regiones más frías del planeta. Ellos habían reclamado el frío como de su propiedad porque podían, ya que era mucho más difícil para los mitad-lobo vivir en ese clima. Alaska era un sitio normal para los raza pura y Soo Bin quería ir ahí. No era muy frío, tenía sus estaciones y sabía que se sentiría seguro para Sung Hoon.

Si Yeon Jun anduviera sin su abrigo, la gente constantemente se postraría a sus pies, le lloverían preguntas, agradecimientos y regalos. Soo Bin agradecía que se cubriera, claramente no buscaba llamar la atención.

—Sung Hoon.

Soo Bin brincó al igual que su hijo, incluso si la voz de Yeon Jun había sido monótona.

El niño se quedó mirando a Yeon Jun, atrayendo las piernas hacia su pecho con temor.

—Aún no amarras tus agujetas— Yeon Jun no podía parecer amenazante incluso si lo intentara, sonaba muy relajado —Amárralas, por favor.

Sung Hoon hizo un puchero, estirando sus piernas de nuevo y mirando hacia Soo Bin.

Soo Bin le sonrió con amabilidad y se arrodilló a su lado —Aún no sabe hacerlo bien—depositó un beso en la frente del niño —Vamos a enseñarle, Sung Hoon. Tú amarra una.

Sung Hoon asintió con pesadez, acercando más uno de sus pequeños pies. Tomó los cordones y los elevó mientras Soo Bin asentía de modo alentador. Cruzó ambos y tomó una de las orejas, acentuando su puchero. Soo Bin aplaudió —Muy bien bebé, muy bien.

—Aún no la ha amarrado— se escuchó la voz firme detrás de él.

Soo Bin parpadeó rápidamente —Me gusta premiar pequeñas cosas— sonrió un poco incómodo —Eso ayuda.

Yeon Jun le dedicó una mirada aburrida antes de revisar su reloj —Se hace tarde— se sentó, tomando los pies de Sung Hoon y amarró las agujetas, levantándolo. Soo Bin no creía que Sung Hoon había tenido tiempo para llorar o entender lo que sucedió.

—Oh— le tomó un tiempo a Soo Bin levantarse —Uhm, me gusta enseñarle para que aprenda.

Yeon Jun abrió una puerta del closet —si aún no ha aprendido, no lo hará en tan poco tiempo- Soo Bin frunció el ceño —Le enseñaré cuando esté cuidándolo.

—¿Entonces lo vas a cuidar? — aún no habían establecido nada, Soo Bin tenía que saber más de Yeon Jun, asegurarse de que no dañaría a Sung Hoon.

—Sí— Yeon Jun lo miró de reojo, quitando un abrigo de un gancho, —Pensé que ya lo habíamos acordado. Tú me enseñas a cocinar y yo cuido a Sung Hoon.

—Sí, sí, por supuesto— Soo Bin se le acercó con nerviosismo —Sólo pensé que antes de irnos, podríamos hablar de eso un poco más.

—Hablaremos mientras estamos en el supermercado— Yeon Jun se puso de cuclillas frente a Sung Hoon, tranquilizándolo —¿Estás listo para irnos? ¿tienes que ir al baño?

Sung Hoon asintió, mordiendo su labio inferior.

—Ve, después te pondré esto— se levantó, dejando que el niño corriera hacia Soo Bin. Jaloneó un poco el pantalón del omega.

—Mami, baño.

—Está bien precioso, ve— lo encaminó a la puerta del baño, asegurándose de que subiera a su banquito antes de volver con Yeon Jun —Yo... soy un poco desconfiado, me gustaría saber más de ti.

El alfa se movió a la izquierda y le indicó que se sentara en la cama. Soo Bin inclinó la cabeza, sentándose y Yeon Jun se puso de cuclillas a su lado, haciéndole saltar —Pregunta.

Soo Bin se removió hacia la derecha —Uhm, ¿por qué vas a cuidar de Sung Hoon?

Yeon Jun entrecerró los ojos — Porque me vas a enseñar a cocinar.

—Bueno, si— Soo Bin llevó las manos a su propio regazo —Pero tú eres... un alfa de muy alto rango— tragó duro —¿Por qué querrías cuidar al hijo de un omega? ¿No tienes omega?

—No sé cocinar — respondió Yeon Jun con simpleza —tú sí. Soy bueno con los niños — Soo Bin presionó sus labios juntos, intentando no reír. La idea de que Yeon Jun fuera bueno con los niños era cómica, aunque Sung Hoon no había llorado estando a su alrededor, así que quizás no era mentira —No tengo omega, ni estoy buscando uno.

Soo Bin se sonrojó —Ya veo— mordisqueó su labio mientras Sung Hoon corría de regreso a la habitación, sentándose en las piernas de Soo Bin —¿Terminaste, cariño? ¿Lavaste tus manos?

—Sí mami — el niño dirigió su mirada a Yeon Jun, parpadeando suavemente.

—Sung Hoon — Yeon Jun sostuvo el suéter —Ven aquí para que te ponga el suéter.

Sung Hoon parecía titubeante, formando un quejido desde lo más profundo de su garganta.

Yeon Jun negó —No hay necesidad de eso, ven, tu mamá está justo aquí— Soo Bin deseaba que el alfa sonriera, quizás eso ayudaría a que su hijo sintiera menos miedo.

Sung Hoon dio tres pasos hacia Yeon Jun, asegurándose de que su mano tocara la rodilla de Soo Bin —Mami...

—Estoy justo aquí, precioso— Soo Bin tomó su mano con una sonrisa, depositando un beso en ella —Yeon Jun solo intenta ayudarte.

El niño llevó el pulgar a su boca, finalmente frente a Yeon Jun.

Yeon Jun agarró la mano de Sung Hoon, sorprendiéndolo a él y a Soo Bin y la alejó de su boca —Veo que esto te hace sentir más cómodo— rápidamente paso el suéter por uno de sus brazos —Pero necesito colocarte esto, así que aguanta unos segundos mientras lo hago— Yeon Jun terminó, subiendo el cierre —Ahí está— le mostró el pulgar a Sung Hoon —Puedes hacerlo de vuelta.

Sung Hoon se separó, negando.

—No te voy a forzar a hacerlo, lo harás cuando quieras. ¿Estás listo para irnos?

El alfa más pequeño sujeto el dedo índice de Soo Bin, moviéndose hacía adelante y hacía atrás antes de asentir.

Yeon Jun miró a Soo Bin —Vamos, está tomando mucho tiempo salir de aquí.

Soo Bin se habría movido más rápido si su quijada no se hubiera caído al suelo de la impresión.


—¿Quieres sentarte en el carrito, precioso?

Sung Hoon asintió, estirando sus brazos. Soo Bin sonrió, lo cargó y colocó en el carrito. Empujó el carrito hacia la entrada, con Yeon Jun a su costado.

—¿Qué me enseñarás a cocinar?

Soo Bin tomó unos cupones —Arroz y pollo, también macarrones con queso— sonrió, besando la nariz de Sung Hoon —el platillo favorito de Sung Hoon.

—No puede comer solo eso— Yeon Jun negó con la cabeza —Necesitamos carne, papas, brócoli.

Soo Bin se encogió de hombros, soltando un suspiro —¿cómo suena eso, Sung Hoon? ¿Quieres carne, papas y brócoli?

—Lo que quieras, mami.

—Quiero que tú elijas, bebé.

—Lo que mami quiera — Sung Hoon miró sus pies, moviéndolos.

—Carne será, entonces — Soo Bin intento sonreírle a Yeon Jun sin recibir ningún gesto de vuelta.

—Sung Hoon — la cabeza del niño se movió con rapidez ante la voz de Yeon Jun —¿te gusta la carne?

Sung Hoon se quejó.

—¿Te gusta?

Él asintió.

—Tu madre, tú y yo comeremos carne con patatas y brócoli esta noche, ¿comerás?

Sung Hoon murmuró un pequeño sí.

—Bien — Yeon Jun empujó el carrito hacia la sección donde encontrarían los productos —iremos por la carne al último.

Soo Bin no encontraba palabras para definir la situación, todo parecía tan irreal, además de que los tres tenían la atención de toda la tienda por la imponente presencia de Yeon Jun, Sung Hoon estaba actuando tan extrañamente normal.

Sung Hoon era tímido. Fácilmente se podía asustar, poner nervioso, ansioso o frustrado. Su hijo estaba asustado de los de su misma clase, alfas.

No era curioso, no quería hacer amigos y ni siquiera lo intentaba.

Así que si, era normal que se mantuviera en silencio, que no sonriera o riera; era normal que accediera a cualquier cosa porque quería hacer feliz a Soo Bin.

Pero Sung Hoon estaba respondiendo a Yeon Jun, incluso cuando el miedo era notorio en su pequeño cuerpo, Soo Bin podía ver cómo se estremecía cuando Yeon Jun decía su nombre, como se inquietaba mirando al alfa y eso le hacía sentir como basura.

Probablemente lloraría esa noche, incluso si Yeon Jun se convertía en su niñero.

Su hijo no debería ser así.

No debería estremecerse cuando alguien decía su nombre o cuando alguien le ayudaba a ponerse los zapatos. Jin Hwan solo sabía de gritos y castigos. Soo Bin nunca se sintió seguro dejando a su hijo en casa con su padre así que lo llevaba a todos lados, no podía dejar al niño en casa sabiendo que al regresar, posiblemente lo encontraría con moretones, sentado en un rincón.

No estaba bien que no estuviera feliz y riendo cada segundo del día. Soo Bin se culpaba por eso porque no había a nadie más a quien culpar. Jin Hwan ya no formaba parte de sus vidas e incluso si tenía parte de la culpa, Soo Bin tardó demasiado en dejar de ser un cobarde, tardó demasiado en salvar a su hijo de un trauma que pudo ser prevenido.

Si hubiera huido antes, si hubiera peleado. Soo Bin estaba asustado, ocultando a Sung Hoon de los golpes de una mano que se supone que debía ser cariñosa con ambos.

—Soo Bin, — Yeon Jun sostuvo una manzana con su mano, inspeccionándola —¿él va a la escuela?

—Uhm, no— Soo Bin colocó un mechón de cabello detrás de la oreja de su hijo, sonriendo —Aún no.

Sung Hoon se inclinó más hacía su tacto —mami...

—Te amo, precioso— besó su frente —estamos planeando mudarnos.

Yeon Jun inspeccionó más manzanas, colocando en una bolsa de plástico las que le gustaban. Cuando estuvo lista, le hizo un nudo y la colocó en el carrito —¿Cuándo?

—Oh, aún no estamos seguros, con suerte encontraré un segundo empleo que me permitirá ahorrar dinero para mudarnos.

—Bien— Yeon Jun empujó el carrito hacia los vegetales —Sung Hoon.

El aludido se sujetó al carrito con sus pequeñas manos, haciendo un puchero.

Yeon Jun miró el brócoli —¿Cuál quieres?

Sung Hoon dirigió su vista al brócoli y después a Soo Bin, quejándose.

—Está bien amor, quiere que elijas uno, vamos.

Sung Hoon negó con la cabeza —mami.

Soo Bin suspiró —Cualquiera está bien.

Yeon Jun le dedicó una mirada extraña —Sung Hoon— el niño lloriqueo, buscando aferrarse a la playera de Soo Bin.

El omega acaricio su espalda —está bien Yeon Jun, cualquiera.

Yeon Jun tomó una coliflor y una cabezuela de brócoli, parándose a un lado de Soo Bin —Sung Hoon, ¿cuál quieres?

El niño miró ambos vegetales, encogiéndose de hombros —mami...

—Esa no es una opción, elige una.
Soo Bin mordió su labio, normalmente era muy suave con Sung Hoon, nunca presionándolo pues eso hacía que Sung Hoon se cerrara en lugar de abrirse, pero Yeon Jun no sonaba agresivo o duro, no sonaba impaciente o fastidiado, solo serio. Probablemente por eso su hijo no estaba llorando.

Sung Hoon levantó su mano, señalando el vegetal verde.

Yeon Jun asintió antes de regresar ambos a su lugar. Se acercó para levantar a Sung Hoon y colocarlo en el suelo. Sung Hoon estiró sus brazos con los ojos llenos de lágrimas —mami...

El alfa mayor detuvo a Soo Bin de cargar al niño —Sung Hoon, por allá hay una bolsa de plástico, necesito que me la traigas.

Sung Hoon miró a la bolsa que estaba a unos cuantos pasos de distancia. Negó, acercándose a Soo Bin y enterrando el rostro en su pantalón mientras lloraba.

Soo Bin sonrío con tristeza, colocando una mano sobre su cabeza —Está asustado.

Yeon Jun tomó al niño, cargándolo y poniéndolo en su cadera. Sung Hoon casi gritó cuando Yeon Jun comenzó a caminar, alejándose.

El exmilitar lo meció suavemente —Relájate, mamá está justo ahí— ladeó un poco a Sung Hoon para que este pudiera agarrar una bolsa —Tómala, por favor.

Sung Hoon intentó buscar a Soo Bin; incapaz de ver a través de Yeon Jun.

—Sung Hoon— habló Yeon Jun con calma —toma una bolsa y podremos regresar con mamá.

El niño tomó una bolsa, aferrándose después al abrigo de Yeon Jun para ver por encima de su hombro que su madre siguiera ahí —¡Mami!

—Está bien bebé, mami no te va a dejar.

Yeon Jun tocó el hombro del niño —Necesito la bolsa, por favor.

Sung Hoon la empujó contra Yeon Jun, pero este no la tomó.

—Eso es grosero— alejó la mano de Sung Hoon con delicadeza —Necesito la bolsa, por favor— repitió.

Sung Hoon sorbió su nariz, entregándole la bolsa con amabilidad.

—Gracias— Yeon Jun la tomó y caminó de vuelta al brócoli.

Soo Bin pasó la lengua por una mejilla de su hijo —Yeon Jun es bueno bebé, tan buenos modales, precioso— Sung Hoon abrazó a Soo Bin, lamiéndolo de vuelta. El omega se rió —Gracias, cariño.

—Tenemos que ir por papas— Yeon Jun interrumpió el momento mientras colocaba el brócoli en el carrito —¿Tiene aperitivos en casa?

—Sí —Soo Bin sonrió, balanceando a su hijo de lado a lado —Ama sus galletas con queso, ¿verdad Sung Hoon?

Sung Hoon ocultó el rostro en su cuello —Sí mami.

Yeon Jun asintió, mirando a su alrededor —¿Tú comes algún aperitivo, Soo Bin?

Soo Bin se sonrojó —No, no muy seguido.

—¿Qué comes en el trabajo?

—Normalmente compró un croissant para Sung Hoon y para mí.

—Eso no servirá— Yeon Jun miró a la fruta —Naranjas, ¿te gustan?

—S-Sí— Soo Bin lamió sus labios —No tengo dinero para tantas cosas, Yeon Jun.

El alfa negó con la cabeza —Sung Hoon, tu madre no puede cargarte para siempre. Siéntate — Soo Bin tomó eso como una señal para volver a colocarlo en el carrito y afortunadamente, no lloró —Yo compraré la comida— el omega intento protestar —Necesitamos naranjas, quizás chocolate caliente. Sung Hoon, ¿te gusta el chocolate caliente?

El niño asintió con el pulgar en su boca. Amaba el chocolate caliente.

Yeon Jun asintió —bien, hay que apresurarnos. Es tarde.

—¿Cómo luce tu exesposo?

Soo Bin se congeló, sus manos dejaron de buscar en la sección de carnes. Yeon Jun estaba esperando, en una mano tenía un bolígrafo y en la otra su libreta.

—Uh, ¿es necesario?

—Extremadamente — Yeon Jun bajó ambas cosas —Dijiste que no tiene permitido estar cerca, ¿cómo sabré quién es si intenta acercarse?

Soo Bin tragó duro —Oh.

Volvió a levantar el cuadernillo y la libreta —¿De qué color es su cabello?

—Castaño oscuro.

—¿Ojos?

—Cafés.

—¿Delgado?

—Corpulento, no muy delgado— Soo Bin tocó la parte posterior de su cuello, sintiendo la marca —no es muy amigable.

Yeon Jun escribió eso —¿A Sung Hoon le agrada?

—No —Soo Bin gruñó instintivamente —No puede acercarse a mi hijo.

Yeon Jun se le quedó viendo fijamente un tiempo antes de escribir algo.

Soo Bin aclaró su garganta —Lo siento.

—No lo hagas— puso abajo su libreta —Mi trabajo es cuidar a Sung Hoon, si eso significa que no tiene permitido acercarse— bajó la voz un poco y lo miró fríamente —Entonces no tiene permitido acercarse.

Soo Bin cerró los ojos, sintiendo algo cálido — Gracias.

—Sung Hoon— Yeon Jun llamó, su voz escuchándose perfectamente sin necesidad de gritar. El niño se acercó unos segundos después, escondiéndose detrás de un muro. Yeon Jun tomó la gran bolsa de las patatas y se giró —¿Por qué te ocultas?

Sung Hoon salió de su escondite, entrelazando sus manos.

—¿Qué estás haciendo?

El alfa más pequeño miró a Soo Bin y después hacía atrás —jugando...

—¿Con qué?

Sung Hoon hizo un puchero —Mis juguetes.

Yeon Jun asintió —¿Te gustaría un poco de chocolate mientras juegas?

Soo Bin casi brinca al ver los ojos de Sung Hoon avivarse, no estaba sonriendo, pero era como si la felicidad estuviera en sus orbes, le gustaba el chocolate. Miró a Sung Hoon moverse atrás y adelante, mirando con curiosidad a Yeon Jun. Lamió sus labios, asintiendo.

—Bien, te llamaré cuando esté listo, ¿quieres malvaviscos?

Sung Hoon dio un paso hacia adelante, sus ojos un poco más grandes mientras asentían rápidamente.

—Está bien— Yeon Jun miró a Soo Bin —No sé hacer chocolate caliente.

Le tomó un instante registrar lo que había dicho Yeon Jun, demasiado concentrado en el hecho de que los ojos de su hijo estaban más claros de lo que jamás los había visto pero cuando lo hizo, le sonrió, en sus ojos se formaron unas pequeñas arrugas —¡Te enseñaré como!

—Después añades los malvaviscos— Yeon Jun siguió las instrucciones del omega, añadiendo siete malvaviscos en la pequeña taza del infante —Sung Hoon— salió de la cocina, caminando hacia el pequeño comedor de dos asientos —Tu madre y yo te preparamos una bebida.

Sung Hoon llegó corriendo, sujetándose a los bordes de la mesa para intentar ver donde estaba su taza.

Yeon Jun pateó una silla con sus pies, cargando al niño para colocarlo en ella, después la volvió a acercar a la mesa con su mismo pie, mirando a Soo Bin —Tráeme tres galletas Graham, por favor.

Soo Bin rápidamente colocó tres galletas en un plato, llevándolas a su hijo.

Sung Hoon levantó la cabeza, mirándolo en espera de un beso. Soo Bin sonrió, besando su nariz —luce delicioso, Sung Hoon — el niño tomó una galleta y la extendió hacia él.

—Eso es para ti, precioso.

—Mami— Sung Hoon sacudió la galleta.

—Está bien así Sung Hoon, gracias.

Sung Hoon sacudió la galleta con más insistencia, pero Yeon Jun fue quién la tomó, la partió a la mitad y le dio una a Soo Bin, quedándose con la otra —La tercera galleta era para mí, puedes tener la mitad.

Soo Bin negó, riendo —Eres muy gracioso.

Yeon Jun mordió su galleta —Ya me lo habías dicho.

Soo Bin mordisqueo su pedazo, sonriéndole a Sung Hoon que miraba fijamente a Yeon Jun —Tu chocolate se enfriará— acercó un poco más la taza —Bebe, come.

Cuidadosamente tomó su taza y dio un sorbo, mirando después a Soo Bin —yummy, mami.

—Yummy, bebé— Soo Bin rozó sus narices en un beso esquimal.

Yeon Jun se arrodilló a un lado del niño —Sung Hoon, sumerge tu galleta en el chocolate, te va a gustar.

Dudoso, tomó una galleta y obedeció para después morderla, haciendo que algunas migas cayeran en su playera —Mmm...

—¿Mmm bebé? ¿Te gustó la idea de Yeon Jun?

—Sí mami— Sung Hoon repitió la acción, dando una mordida más grande.

Yeon Jun terminó su trozo de galleta —Soo Bin, empezamos a cocinar.

Soo Bin acarició la espalda de su hijo antes de terminar su galleta y después siguió al alfa a la cocina.

—¿Por cuánto tiempo?

—Solo hasta que un tenedor pueda atravesarlo, entonces lo escurrimos— Soo Bin tomó la mantequilla y el ajo del refrigerador —¿Te gusta el ajo, Yeon Jun?

—Como lo que sea.

Soo Bin sonrió —Cuéntame algo de ti.

—Haz una pregunta— Yeon Jun movió las tres piezas de carne alrededor del sartén, volteándolos —y responderé con honestidad.

Soo Bin se recargo en la encimera —¿Qué hacías en la milicia?

—No puedo responder eso.

Soo Bin se rio —Está bien... ¿te quitarías el abrigo? Es un poco extraño.

—Puedo hacerlo— Yeon Jun apagó la estufa, alejando el sartén para que la comida no se quemara —No lo haré a menos que me des permiso.

Soo Bin mordió su labio —¿Tengo que darte permiso?

—He matado a mucha gente— Soo Bin se puso rígido. No le sorprendía, Yeon Jun obviamente había estado en la guerra, pero no esperaba una respuesta así —Mis marcas cuentan una historia y aunque tú no puedas entenderla, es lo correcto preguntar si puedo hacerlo.

Soo Bin se sonrojó —Puedes hacerlo.

Yeon Jun desabotonó su abrigo, los ojos de Soo Bin se agrandaron con interés con cada botón. Se quitó la prenda, doblándola.

Soo Bin sintió que comenzaba a sudar mientras miraba cada marca, casi con la necesidad de tocarlas.

No lo hizo, pero si se acercó un poco más, frunciendo el ceño bastante concentrado —Wow— dijo una vez que su mirada se detuvo en su cuello.

El alfa inclinó la cabeza de forma respetuosa —Gracias.

Soo Bin negó —Son... increíbles.

Yeon Jun volvió a inclinar la cabeza —gracias— Se fue a poner el abrigo en una silla, al regresar se estaba estirando y tomó la bolsa de papas.

Soo Bin estaba asombrado, parecía que cada marca estaba conectada y Yeon Jun tenía razón, no entendía lo que la mayoría significaba, pero sabía lo que una representaba. Era una en su antebrazo, en un idioma antiguo que ya no se usaba, pero su madre había tenido la misma marca.

Salvador.

La de su madre era sencilla, la había tenido porque era médico u había salvado varias vidas. La de Yeon Jun era más compleja, no podía ser de médico, no en el sector tres.

—Esa...— Soo Bin señaló, levantando la mano —Salvador.

Yeon Jun lo volteó a ver —¿Puedes leerla?

—So-solamente esa— su piel se tornó de un tono rosado —Mi madre era sector uno, médico.

—Sí, me lo dijiste cuando nos conocimos.

—Ella lo tenía por ser médico— lamió sus labios —Tú no eres médico.

—No lo soy— Yeon Jun sujetó un tenedor para revisar las papas.

—¿Cómo?

—Nunca deje morir a nadie de mi batallón— tomó el escurridor, que Soo Bin tardó cinco minutos enseñándole a usar y vertió el agua ahí.

Sung Hoon se acercó corriendo, pero no tuvo oportunidad de acercarse a Soo Bin porque Yeon Jun extendió su pierna, deteniendo su paso y manteniéndolo lejos del agua que podía salpicar.

—Espera, por favor.

Una vez que terminó, colocó el traste en la estufa y bajó la pierna para que pudiera acercarse a Soo Bin.

—Mami— Sung Hoon se alejó de Yeon Jun, tomando unos segundos para mirar sus tatuajes. Tiró de la ropa de Soo Bin —hambre.

El omega casi no escucha lo que dice su hijo, aún en shock por lo que había dicho Yeon Jun.

Con la cantidad de marcas que tenía, algunas luciendo como salpicaduras que se convertían en un diseño. Salpicaduras que parecían sangre. Yeon Jun tenía muchas.

Eso significaría que Yeon Jun había estado en la milicia durante muchos años, lo cual no era posible porque no era muy viejo.

O quizás...

Significaba que había hecho demasiado en el tiempo que estuvo ahí.

Si Soo Bin estaba en lo correcto, eso quería decir que Yeon Jun tenía una corona tatuada en el pecho lo que significaba que era líder (a una edad temprana) así que probablemente debería estar muy asustado de él.

Ser el líder de un batallón significaba tener bajo tu mando a más de cien mil lobos al mismo tiempo.

Eso quería decir que Yeon Jun había mantenido vivos por su propia cuenta a cien mil lobos, durante la guerra.

—Mami— el niño jaloneo con más insistencia, trayéndolo de vuelta —hambre.

—La comida está casi lista Sung Hoon— Yeon Jun respondió, agarrando la mantequilla —Puedes ir a sentarte en la mesa y esperar.

Sung Hoon caminó fuera de la cocina, yendo a su silla.

—Soo Bin, — Yeon Jun sostuvo una cuchara —¿Cuánta mantequilla?

—¿De qué estabas a cargo? — preguntó —¿Un batallón? ¿Un batallón entero?

Yeon Jun ladeó su cabeza —no puedo decirte eso y si, un batallón entero— puso dos cucharadas de mantequilla en la olla —¿Así está bien?

Soo Bin miró la olla, riendo con nerviosismo —Es demasiado.

Yeon Jun se encogió de hombros —Creo que estará bien así.

—¿Te divertiste hoy, Sung Hoon? —Soo Bin sonrió.

El niño se encogió de hombros, llevando un trozo de papa a su boca.

Yeon Jun estaba sentado en el suelo, en medio de las sillas. Soo Bin le había rogado que se sentara en una, pero se había negado, permitiéndoles a ellos sentarse cómodamente.

—Fue demasiado, bastante diferente ¿verdad?

Sung Hoon terminó de masticar —Sí mami.

Soo Bin bajó la mirada hacia Yeon Jun que había terminado de comer antes que ellos —Yeon Jun es agradable, ¿verdad bebé?

—Sí mami— Sung Hoon talló sus ojos, con el tenedor en la mano —lleno, mami.

Yeon Jun se colocó de rodillas, mirando el plato —Dos bocados más.

—Normalmente no come demasiado.

—Dos más — Yeon Jun tomó el tenedor, moviendo con él las pequeñas piezas de carne que aún quedaban —dos más, estás cansado; podrás ir a la cama después de que te laves los dientes.

Sung Hoon volteó a ver a Soo Bin en busca de ayuda, pero este lo miraba de la misma forma.

—Dos más, precioso— Soo Bin lo animó —después mamá podrá llevarte a la cama.

Sung Hoon asintió, llevando dos bocados más a su boca. Yeon Jun quitó el plato —guardaré esto para mañana— dijo antes de adentrarse en la cocina.

Soo Bin se acercó más a su hijo —¿Qué te parece Yeon Jun, Sung Hoon? —Sung Hoon se encogió de hombros y buscó acomodarse en el regazo de Soo Bin. —Te amo mami.

—Aw, mamá también te ama— dejó un beso en su frente —¿Está bien entonces? ¿Yeon Jun puede quedarse contigo mientras mamá está trabajando?

Sung Hoon se quejó por lo bajo y Yeon Jun asomó la cabeza —¿Qué sucede?

Soo Bin levantó ambas cejas —Nada, Yeon Jun.

El alfa mayor asintió una vez antes de volver a lo suyo. Soo Bin rió —Es un bobo, ¿verdad?

Sung Hoon acarició el rostro del omega —Mami sonríe.

La sonrisa de Soo Bin fue decayendo —¿Qué, Sung Hoon?

El niño dejó un beso en su nariz —Me quedo con Yeon Jun, mami.

¿Les está gustando la adaptación? Espero que sí. ♧

¿Están emocionadas por comeback de los chicos? Yo ya quiero verlo!! Espero sigan haciendo stream a Blue hour y recolectando votos! Ya nos queda poco tiempo para recolectar votos!! :)

Hasta la próxima! ♡

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