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2. La respuesta.

Harry

Sabado 11 de diciembre, 2016.

La ligera luz del sol golpeando contra mi rostro me hizo fruncir el ceño con molestia, dándome a entender que era de día.

Minutos más tarde, sin éxito en mi intento fallido de reconciliar el sueño, me giré sobre la cama, frotando mis ojos y luego abriéndolos en su totalidad y recorriendo mi vista por la habitación.

Era sábado, lo cual significaba que no tenía trabajo predispuesto para hoy. Asi que, con la vista recorriendo la habitación pude divisar mis maletas en una esquina, perfectamente empacadas y listas para partir, ocasionando que justo en ese instante algo abordara mi mente.

Bella.

Había pasado una semana desde al asunto del elevador, y, aunque bella insistía en que solo tenía mucho trabajo que hacer, estaba casi seguro de que me evito toda la semana, impidiéndonos hablar del tema del viaje, y cada vez que trataba hablarle sobre ello cambiaba el tema o no disponía de tiempo, haciendo que esto me generara un gran estrés.

El viaje era mañana y Bella apenas me había saludado en toda la semana y siquiera contestado a mis llamadas.

Pero no me rendiría tan fácil.

Así que sin siquiera pararme de la cama, estire mi mano hasta dar con mi móvil, para luego deslizar el dedo por la pantalla desbloqueándolo rápidamente, yendo a mis contactos y encontrando su nombre en primer lugar, haciendo que una pequeña y perezosa sonrisa se deslizara por mis labios.

Pulse la tecla llamar para luego escuchar como este empezaba a timbrar, así que recostándome relajadamente espere a que contestara, pero no fue así. Así que volví a marcarle, aún sin obtener respuesta.

— Vamos Bella... -susurré con el ceño fruncido viendo la hora.-

8:13am.

Y si no está despierta?

Luego de unas tres llamadas sin éxito, una idea cruzó por mi mente haciendo que una sonrisa se esparciera por mis labios.

Salí de entre las sabanas poniéndome de pie, para luego ajustar mis bóxers y dirigirme al baño.

Si iba a hablar las cosas con ella debía hacerlo cara a cara, y que mejor manera que sorprenderla?

***

Bella

Mis ojos se abrieron con pesades y flojera, mientras un bostezo salía de mis labios y mis extremidades se estiraban sobre la cama, haciéndome sentir lánguida y aún soñolienta.

Era sábado, lo cual significaba que tenía el día libre, aún así, tenía la sensación de que me olvidaba de algo.

A pesar de la flojera que aún poseía mi cuerpo, me pare de la cama yendo directo al baño para cepillar mis dientes y bajar a hacer el desayuno.

Nisiquiera me molesté en ducharme o vestirme con algo más que mi pijama, era mi único día libre en la semana y haría lo que quisiera, de todas formas no es como si tuviese a ver a alguien más que a Gordo, mi obeso y perezoso bulldog francés.

Asi es, se llama Gordo.

Así que, luego de saludarlo y servirle su desayuno, me dispuse a lavar mis manos, luego, tomando una sartén y sacando algunos ingredientes para mi desayuno de hoy, me dispuse a cocinar.

Mientras los pancakes se cocían, mire de reojo mi teléfono móvil, encontrándome con tres llamadas perdidas de Harry, tomándolo en mis manos debatiéndome entre sí regresar la llamada o no.

Las cosas han estado tensas entre nosotros, y puede que yo tenga culpa de ello. Desde el incidente del elevador no me atrevo a mirarlo a la cara o siquiera sostener una conversación con el de más de cinco minutos a menos que tenga que ver con algo laboral, y me duele, no comprendo porque simplemente no puedo tratarlo como lo hago normalmente.

Es decir, es Harry. Sale con chicas regularmente, es reservado pero lo que tiene de callado lo tiene de sin vergüenza. Fanfarronea, le encantan los dulces y hacer feliz a los demás.

Es entonces cuando mis pensamientos se ven interrumpidos por el timbre, haciendo que mi ceño se frunza.

Poniendo los ojos en blanco tras la inisistencia del timbre decido ir a ver quién es, y, con todo y mis fachas quito el pestillo de la puerta abriéndola, encontrándome con la imagen de aquel chico de cabello rebelde.

— Harry...? -susurré sorprendida para luego darme cuenta de mis pijamas y esconderme tras la puerta.- HARRY!.-

— Buenos días. -Dijo con gracia observándome de pies a cabeza antes de esconderme.-

— Q-Que haces aquí?... -dije mirándole casi horrorizada.-

Su sonrisa se borro un poco y me sentí como una perra malnacida por la forma en que dije esa oración.

— Quería... uhh solo... -Murmuró.- Pero... Si es mal momento... -Dijo dándose la vuelta.-

— No! Perdón, pasa Harry, por favor. -Dije en un tono más agradable esta vez.-

— Segura? -Preguntó mientras parecía sostener algo detrás de su espalda.-

— Claro que si, adelante. -Dije abriendo la puerta un poco más para que pudiese pasar, dejándome descubierta en el proceso, pues ya no importaba.-

Una pequeña sonrisa se posó en su rostro, no sin antes mirar mi corta pijama para luego adentrarse en el departamento y acto seguido cerrar la puerta.

Su vista se posó en el pequeño y soso conjunto de pijama que traía, haciéndome sentir incomoda, pero antes de que pudiese hacer algún comentario, el habló primero.

— Por que huele a quemado? -Dijo frunciendo el ceño a lo que yo puse los ojos más grandes de lo normal.-

— Carajo! -Dije para acto seguido correr a la cocina, en la cual la estufa estaba prendida en fuego haciendo que la alarma contra incendios se disparara.-

— Harry! -Grité desde la cocina para segundos después verlo dentro de esta.-

— Que demonios pasó!? -Gritó con manos al aire.-

— Trae el extintor! -grité a lo que el salió corriendo de la cocina, mientras yo intentaba apagar el fuego con una toalla.-

Segundos más tarde, luego de gritos de horror de mi parte y alborotar a Gordo, haciendo que ladrara, Harry roció el contenido del extintor sobre la estufa, apagando el fuego por completo.

Un suspiro brotó de mi garganta apoyando mi mano en el borde de esta, haciendo que me quemara en el proceso.

— Ay! Mierda! -Chillé con dolor y con mi mano izquierda ardiendo.-

— Cuidado, está caliente. -se burló, haciendo que lo mirara de mala forma.-

Mierda... -maldije dirigiéndome al fregadero rociando agua sobre mi quemadura mientras mordía mi labio inferior, aguantando las lágrimas a causa del fuerte ardor.

— Hey... déjame ver eso. -Dijo Harry más serio esta vez y tomando mi muñeca con cuidado para mirar la palma en mi mano, la cual estaba enrojecida casi a la mitad.-

— Cuidado! -chillé cuando pasó una toalla de papel por encima de mi piel lastimada.-

Su mirada se dirigió hacia mí y de manera pasiva, acercó su rostro a mi mano, soplando aire sobre esta de forma delicada.

— Ven aquí. -Dijo tomándome desprevenida de la cintura, sentándome en la encimera de la cocina como a una niña, dejándome sorprendida por la facilidad con la que me levanto completamente.-

Harry desapareció de mi vista unos segundos, para luego volver con alcohol, gasas, algodón y una pomada.

— Necesito que respires profundo, de acuerdo? -Dijo y asentí para luego sentir como pasaba el algodón humedecido con alcohol por mi piel lastimada, haciendo que jadeara de dolor.-

— Shh... tranquila. -Murmuró concentrado, haciéndolo con mucha más delicadeza esta vez, para acto seguido tomar las gasas y empezar a embolberlas en mi herida.-

Mi vista se posó en el, su ceño se encontraba ligeramente fruncido y su cabello recientemente cortado caía de forma rebele sobre su frente, lo suficiente para darle esa esencia desaliñada e imponente a la vez, y de pronto algo vino a mi mente.

Harry estaba aquí, en su día libre, curando una herida que nisiquiera fue a causa suya a pesar de que he sido una total perra egoísta con el toda la semana.

— Por que haces esto?... -Pregunté luego de varios segundos.-

Su vista se posó en mi por una milésima de segundo para luego seguir haciendo lo suyo, guardando silencio por varios minutos.

— Tómalo como una disculpa... -Murmuró cuando terminó, mirándome a los ojos esta vez.-

Mi ceño se frunció.

— Una... disculpa? -pregunté totalmente confundida, pues si hay alguien quien le debe una disculpa aquí soy yo.-

— Así es... se que me porte como un idiota hace unos días, y quiero que sepas que lo siento. -Dijo sentándose a mi lado en la encimera.-

— Harry, la verdad es que... quería hablar contigo sobre algo... y no contestabas ni te encontraba en ninguna parte y pues...
-Murmuré sin completar mi oración.-

— Te molestó... -Concretó por mi.-

— Si... bueno, no! Es decir... -Dije llevando mis mano sana a mi rostro.- Es tan estupido...
-murmuré avergonzada para luego sentir como tomaba mi mano.-

— De haber sabido que querías hablarme con tanta urgencia, hubiese llegado a primera hora. -Comentó mientras daba suaves caricias al dorso de mi mano.-

— Soy la peor amiga del mundo... -Murmuré mirando al suelo, sintiéndome realmente estupida en estos momentos.-

El llevo su mano a mi barbilla haciendo que le mirara.

— Hey... todo está bien, de acuerdo? -Comentó con esa sonrisa alentadora que lo caracteriza.-

— De acuerdo... -asentí y el depositó un beso en mi frente, para acto seguido despeinarme con su mano.-

— De hecho, hay algo de lo que yo quiero hablarte... -Dijo.- Pero primero... -Prosiguió para acto seguido pasarme una bolsa marrón.-

— Que es? -comente tomándola en mis manos con cuidado y con el ceño fruncido.-

— Ábrela. -Alentó apoyándose de forma relajada sobre la encimera con ambos codos hacia atrás.-

Abrí la bolsa para encontrarme con un vaso de café y un paquete de galletas de jengibre decoradas en forma navideña y lo miré con ternura.

Mis favoritas.

— Harry... -Murmuré mirándole con una plena sonrisa a lo que el me brindó una más tímida de vuelta.-

Y antes de que pudiese decir algo más ya me había lanzado a sus brazos en un cálido abrazo, el cual fue correspondido por el de inmediato, de forma mucho más cálida y amorosa, acariciando mi espalda baja en el proceso, posando sus manos allí.

Y de pronto todo se volvió silencio, mientras aquel abrazo aún sucedía y luego nos separábamos lentamente, permitiéndo que mi cuerpo se quedara con el calor que el cuerpo de Harry emanaba, mientras nuestras miradas se encontraban.

— H-Hay algo que quiero saber... y quiero que seas honesta. -Dijo aún con sus manos en mi espalda baja en un semi-abrazo.-

— S-Si?...-Pregunte insegura y el quito sus manos de allí, llevándolas a los bolsillos de sus jeans haciéndome sentir confundida.-

Entonces dos boletos de avión fueron puestos justo frente a mí.

— Vendrás conmigo, Bella? -Dijo esta vez mirándome a los ojos tomándome por sorpresa en toda su totalidad haciéndome tragar en seco.-

Tome los boletos de avión en mis manos y levante mi mirada hacia él.

Esta vez no podría escapar o evadir su pregunta.

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