Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

6. I'm addicted to you (Anna Tsuchiya)

Con la conversación de Deepak en mente, dos tazas de café en la mano y la voz de Anna Tsuchiya sonando a través de mis audífonos sonando, me abrí paso hacia mi habitación.

La decoración del lugar era producto de un tablero de Pinterest que Loretta y yo iniciamos cuando recién nos mudamos a la ciudad.

Paredes blancas estaban cubiertas de pósteres de mis bandas y animes favoritos, fotografías que llegué a tomar en una de esas cámaras instantáneas, una bandera panameña a la derecha de la bandera bisexual y uno que otro juego de luces de las que tanto se presumía en Tik Tok.

Sumado a eso, tenía unas cuantas ilustraciones hechas a mano con los prototipos del logo que diseñé para la banda y prototipos de pósteres que habíamos hecho para cuando tuviéramos nuestras propias presentaciones.

Al darme la vuelta me topé con la imagen más bizarra de aquella noche.

Charlie Méndez sentado en una esquina de mi cama, con unos coloridos calcetines de estampado de margaritas y con mi Fender Stratocaster verde sobre su pecho.

Sus ojos oscuros vagaban por todo el cuerpo de la guitarra, analizándola como si fuera algún tipo de artefacto alienígena y sus manos la sostenían con mucha delicadeza, como si temiera llegar a romperla si la tomaba con mucha fuerza.

Aquel agarre me hizo pensar un poco en la suavidad de sus manos. Después de todo era un bailarín y parte de su trabajo era sostener bailarinas mientras realizaban las pirouettes sostenidas, pero sin perder la fuerza para realizar los levantamientos.

Firme y delicado.

¿Acaso tendría un toque similar sobre la...?

—¿Qué estás haciendo? —pregunté antes de cerrar la puerta de la habitación y alejando cualquier pensamiento impuro de mi cabeza. 

Se sobresaltó y me observó con esos expresivos ojos suyos, pero no separó sus manos de la guitarra.

—Tocas la guitarra —señaló.

—No, mira que la tengo porque soy acumulador de instrumentos musicales —contesté, intentando cortar el nerviosismo que me provocaba con una mirada—. Sí Charlie, toco la guitarra.

El chico asintió y pasó los dedos por los trastes de la guitarra de una manera tan extraña que me inquietó un poco. Casi como si lo hubiera hecho a propósito.

O tal vez había pasado tiempo desde que me habían tocado como una guitarra y después de todo él seguía siendo un sexy chico sobre mi cama.

—Y... —Rasgueó las cuerdas, sacando un sonido desentonado que me hizo encogerme—. Tocas en una banda ¿cierto?

—Sí... —Abrí los ojos cuando me escuché decir aquello y negué—. No, tocaba en una banda... bueno, es un poco complicado.

Los labios de Charlie se curvaron en una sonrisa tan linda que me hizo sentir totalmente indefenso en mi propia habitación, el espacio donde solía sentirme más confiado.

—Chico complicado. —Esbozó una pequeña sonrisa—. Me gusta.

Intenté controlar el bi panic que esas dos últimas palabras provocaron en las ya de por sí delicadas fibras de mi sé y le tendí una de las tazas de café para luego sacar los billetes de mi bolsillo para lanzarlos sobre el escritorio.

Charlie observó el dinero antes de darle un sorbo al café, que aún estaba humeante.

—De Deepak y Ben conseguí sesenta dólares y una puteada —avisé desde la silla del escritorio—. Junto con nuestro dinero nos da un total de...

—Ciento sesenta dólares —confirmó en tan solo segundos—. Ciento sesenta de mil no está tan mal...

—Es patético —murmuré, observando la ciudad a través de la ventana—. No sé de dónde vamos a sacar ochocientos cuarenta dólares.

—Acabo de llamar a algunos amigos para saber si pueden ayudarnos, pero aún no contestan —dijo mientras colocaba la taza sobre el escritorio y regresaba su atención a la guitarra—. Sabes, esto es genial. Nunca había visto una de cerca y menos verde... ¿Cómo se llama tu complicada banda? ¿Solo tocabas la guitarra o también cantabas?

Fruncí el ceño, porque esa pregunta se sintió como un: quiero conocerte.

—Faiza and the Vipers —contesté, dándole un sorbo a mi taza—. Hago de acompañamiento en algunas canciones.

Incluso decir el nombre de la banda en voz alta me causaba sentimientos encontrados y una sensación de nostalgia, aunque tan solo hubieran pasado tres meses desde que me echaron.

—No te veo cara de Faiza, así que imagino que eras una de las víboras —murmuró sin mirarme—. Creo que tenían música en una plataforma, una con un coro que iba tipo: And we go back to the old dog days...

Lo primero que pensé fue: puede tener lindos labios, pero definitivamente no una linda voz.

Lo segundo que pensé fue: ¿¡Cómo rayos conocía esa canción!?

Habíamos subido algunos demos a SoundCloud y grabado una canción en el garaje de Fonzo que terminó siendo la única de Spotify, pero apenas alcanzábamos los cincuenta oyentes mensuales...

—Loretta los escuchaba —contestó, como si me hubiera leído la mente y señaló uno de los logos de la pared—. En la compañía, cuando necesitaba tomarse un descanso o hacer calentamientos antes de ensayar.

Apreté los labios, porque a mi mente vinieron los recuerdos de ella durante todo el proceso que pasamos para componer nuestra única canción. Nos echaba porras junto a pasos tontos para probar que sí se podían bailar las canciones de rock con pasos de ballet.

Cuando éramos felices.

Porque lo habíamos sido en algún momento... ¿no?

—A.

Un silencio se instaló entre ambos, momentos en los que el empezó a pasar su dedo sobre las cuerdas de la guitarra. Cuando pensé en venir a mi apartamento a esperar, olvidé por completo el hecho de que estaríamos solos en mi habitación.

A lo lejos se escuchaban unos cuantos autos, el sonido de aviones sobrevolándonos y los tenues ecos de la vida nocturna de la parte más turística de la ciudad.

—Entonces... —murmuró, aun con la guitarra entre sus brazos—. ¿Estudias?

Fruncí el ceño.

—¿Por qué me estás haciendo esas preguntas? —interrogué, un tanto a la defensiva—. Que si mi banda, que si estudio... ¿Por qué tan interesado en mí?

—Porque vamos a estar metidos en un auto por quien sabe cuántas horas mientras reunimos el dinero de la fianza —respondió, con tono sereno y sin quitar la mirada de mí o las manos de la guitarra—. No quiero sentir que estoy viajando con un total desconocido.

—Pues eso es lo que somos, al fin y al cabo. —Encogí los hombros—. Dos desconocidos unidos por las circunstancias más absurdas que te puedas imaginar.

—Bueno, solo quería hacer que la noche fuera un poco más ligera para ambos. —Colocó la guitarra a un lado de la cama—. ¿Acaso crees que esto es difícil solo para ti? ¿Crees que no me siento incómodo o mal por lo que sucedió? Y ni siquiera hablemos del estrés que traigo por toda esta situación.

Me quedé en silencio al escucharlo y en cierto punto tenía razón. Tendríamos que estar por lo menos unas siete horas juntos vagando por la ciudad, totalmente solos y con la esperanza por los suelos.

—Carajo, yo... —intenté decir, dispuesto a disculparme.

—¿Sabes qué? —Le echó un vistazo a la ventana—. Lo importante es sacar a Loretta antes de la audición ¿Tienes a alguien más en mente para el dinero que falta?

—A un par de amigos del pueblo, a ver si me transfieren dinero para sacar del cajero —respondí mientras me levantaba de la silla.

Justo en el momento que me levanté, me tropecé con el estuche de la guitarra que Charlie dejó tirado en el suelo y caí sobre la cama.

O, mejor dicho, sobre Charlie.

Justo en el momento en que la puerta de la habitación se abrió.

—Oye le escribí a Pilar, mi compañera de prácticas, para preguntarle si podía ayudar y...

Deepak se quedó congelado cuando me vio metido entre las piernas, mis manos a cada lado de su cabeza con una distancia casi nula entre nuestros rostros y las manos del chico aferrándose a mi cintura en un intento de atraparme en plena caída.

Charlie y yo lo observamos sin saber qué cara poner.

Fue el minuto más largo de mi vida, especialmente porque su colonia me estaba embriagando más rápido que un shot de seco.

—¿Sabes qué? —Deepak retrocedió unos pasos hasta estar en el pasillo—. Creo que regresaré a la cama con Ben. Pilar te va a escribir, así que sigan... sigan con lo que sea que estén haciendo.

Dicho esto, cerró la puerta de la habitación. Mi corazón martilleaba tan rápido contra mi pecho que por un segundo temí que Charlie pudiera escucharlo, pero mirarlo me di cuenta que su mirada estaba fija en mí la manera en la que yo estaba metido entre sus piernas.

—Carajo. —Hice ademán de levantarme—. Me tropecé con el estuche, lo siento.

—No, yo lo siento por haber dejado el estuche tirado —interrumpió—. Lindos piercings.

—¿Mis piercings?

Una de sus manos viajó desde el colchón hasta la oreja, donde su dedo rozó el borde de la misma para tocar el piercing hélix y bajar hasta el piercing conch. Aquel inocente toque, sumando a la presión que ejercían mi cuerpo sobre el suyo...

Sería un mentiroso si dijera que la situación no me había prendido. 

Y tuve la sensación de que Charlie estaba sintiendo lo mismo.

—O-oye...

—¿Sí? —susurró.

—¿Q-qué signo eres?

La mirada se mantuvo por unos segundos más hasta que soltó una sonora risa que me hizo pensar en lo distintas que eran la suya y la de Loretta.

—Soy virgo.

Eso lo explicaba todo

Ojos de signo tierra, lindos ojos de signo tierra.

—Soy cáncer —murmuré.

Su mano se apartó de mi oreja y apoyó los codos sobre el colchón, que rechinó como no lo había hecho en mucho tiempo.

—Se nota. —Alcanzó su teléfono para revisar la pantalla—. Creo que es nuestro día de suerte, algunos de mis amigos me acaban de contestar. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro