oliver siempre había sido el tipo de persona que aparentaba indiferencia, como si el mundo no pudiera romperlo. pero los últimos años habían desmentido esa fachada. entrar a la universidad siendo apenas un adolescente y estudiar algo que nunca quiso lo había desgastado hasta el punto de colapsar.

ahora estaba allí, en una sala de partos, desempeñándose como practicante. las luces blancas del quirófano le parecían demasiado brillantes, los gritos de la joven madre demasiado ensordecedores, y sus propias manos, aunque firmes, temblaban bajo los guantes de látex.

la chica que estaba ayudando tenía su misma edad. oliver la observó de reojo mientras ajustaba la bandeja de instrumentos médicos, ella tenía ese tipo de belleza fría que parecía heredada junto con un apellido de renombre. ella gritaba, jadeaba, pero incluso en su vulnerabilidad, oliver no pudo evitar pensar que su vida estaba ya escrita, delineada por privilegios que él ni soñaba tener.

él, por otro lado, no sabía ni siquiera qué quería de la suya. allí estaba, ayudando a traer una nueva vida al mundo, cuando la suya propia le parecía estancada, sin dirección.

—oliver, concéntrate —la voz del médico lo sacó de sus pensamientos.

se acercó al borde de la cama, donde la joven empujaba con toda la fuerza que su cuerpo podía reunir. los gritos se intensificaban con cada contracción, pero el médico seguía dando indicaciones con una calma desconcertante. oliver obedecía automáticamente, sus manos seguían las órdenes como si no fueran suyas.

entonces lo vio. la cabeza del bebé empezaba a asomarse, cubierta de sangre y líquido amniótico. era la primera vez que oliver presenciaba algo tan crudo y a la vez tan milagroso.

—ya casi, empuja una vez más —dijo el médico, mientras oliver se preparaba para recibir al recién nacido.

en ese momento, mientras la vida se abría paso entre los gritos y el caos, oliver sintió una punzada extraña en el pecho. no era solo el milagro de la vida lo que lo conmovía, sino la comparación inevitable entre ellos. ella, joven pero con un camino claro; él, atrapado en un mar de dudas y decisiones ajenas.

su vida no estaba hecha. ni siquiera sabía por dónde empezar a construirla.

el bebé había salido por completo, y el llanto recién nacido llenó la sala, rompiendo la tensión como un cristal hecho añicos. oliver, siguiendo las instrucciones del médico, cortó el cordón umbilical con manos firmes, aunque todavía sentía el temblor subyacente en sus dedos. lo pasó con cuidado a la enfermera, quien rápidamente comenzó a limpiarlo y revisarlo.

dio un paso atrás, observando cómo el pequeño cuerpo se retorcía en busca de aire. el médico seguía atendiendo a la joven madre, asegurándose de que todo estuviera en orden. sin embargo, no pudo evitar fijar su atención en la joven, ahora recostada, bañada en sudor y lágrimas, pero con una mirada que contenía algo diferente: alivio y, quizás, algo parecido al amor cuando le pusieron al bebé en brazos.

la chica lo miró, sus ojos brillando con una intensidad que él no supo interpretar del todo. él dio un leve asentimiento, intentando parecer profesional, pero dentro de su cabeza había algo más: un juicio, una certeza que no podía callar.

"ese niño nunca va a saber qué es dormir sin comer", pensó mientras la observaba acariciar al bebé con manos temblorosas, susurrándole palabras suaves que nadie más podía oír.

se quedó allí un momento más, viendo cómo la enfermera acomodaba al recién nacido junto a su madre. no sabía si era la envidia o una simple constatación de la realidad, pero esa escena le parecía tan ajena como irreal. la chica tenía todo lo que oliver no tenía: seguridad, un propósito, un futuro definido. y ahora, tenía algo más, algo que él nunca había tenido ni sabía si tendría algún día: una familia.

con un suspiro, se quitó los guantes y salió del cuarto, dejando atrás el caos, los gritos y la nueva vida que acababa de comenzar.

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HOLA

un video ma' mi gente ARRE

Un fic después de 84 años, olinya porque el que tenia antes lo borré /cry

Espero disfruten de este tanto como yo disfruto escribiéndolo!