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Capítulo 19

(Narra Alexia)

18 de Mayo. ¡Mi cumpleaños!
Llevo esperando este día desde hace semanas, y es el primero que paso con Dylan.
Por suerte, hoy era viernes, y podré celebrarlo de alguna manera especial. El único problema es que mis padres aún seguían un poco enfadados conmigo. Y todo por un collar de atrapasueños ...

(*Flashback*)

-Y entonces, ¿qué hace aquí su collar de atrapasueños? -dijo mi madre.
<<Mierda...> -pensé.
-Hem... eso, eso no se como...
A Dylan le temblaba la voz.
-Ahora no hay excusas que valgan- mi madre se cruzó de brazos.
-En verdad, no es lo que parece- (Por favor, Dylan, no metas la pata)
-Hijo, esto es serio -su madre se unió a la conversación.
-Está bien, ha estado aquí -(¡¿pero qué dice?! )
Pero solo ha sido un momento.
Resoplé.
Mi madre soltó los brazos, pero manteniendo la mirada firme.
-Explícate, Dylan.
-Cuando os fuisteis, pasó por aquí para darle a Maia unos antiguos juguetes suyos, y yo...bueno, le invité a subir a mi habitación y...
En ese momento, apareció mi padre por la puerta.
-¿Invitar a quién? -preguntó.
<<Lo que faltaba...>> -pensé,
-Nuestra hija -mi madre resopló, para evitar soltar alguna locura- sigue.
-Le enseñé algunas fotos, y hablamos... y se quejó del collar porque le daba pinchazos, por ello se lo debió quitar y se le olvidó aquí.
Había un silencio en la habitación, mezclado de tensión.
-No se que pensar, solo espero que estés en lo cierto -dijo mi madre.
Cuando se fueron, salí lo más deprisa posible, y con ayuda de Dylan, me fui de su casa antes que mis padres.
Al llegar, estos me miraron con extrañeza, y apenas cruzamos palabras.
Lo que estaba claro, es que mi madre no se había tragado nada que había dicho Dylan.

(*Fin del Flashback*)

Me puse mi mejor conjunto para ir al instituto, y allí me esperaron Mackenzie, Mark y Hugo.
Mi mejor amiga se lanzó a mis brazos y Mark y Hugo me felicitaron con un abrazo.
Este iba a ser un cumpleaños genial.

(Narra Mark)

Hoy era el cumpleaños de Alexia.
Nuestra pequeña se hacía mayor, y Hugo y yo quisimos hacerle un regalo bonito.
Lo habíamos preparado durante toda la semana, y para ser Hugo y yo, nos había quedado muy bien.
Al verla en el instituto, no pudimos evitar darle un abrazo, al cual ella nos respondió.
-¡Felicidades Alexia! -dijimos a la vez.
-Gracias chicos -nos respondió con una sonrisa.
Y como no, Hugo tuvo que decir una de las suyas:
-Un año más, eh Alexia. Lo que significa que Dylan y tu deberíais usar más protección... no querrás ser madre ya...
-¡Hugo, para! -dijo Alexia poniéndose roja como un tomate.
Cuando dejaron de pegarse el uno con el otro, me acerqué a ella.
-Te hemos hecho un regalo -dije sonriéndole.
-Chicos... -se quejó ella -no hacía falta.
-¿Cómo que no hacía falta? -le regañó Hugo -diecisiete años no se cumplen cada día...
-Además, nos lo hemos currado mucho -añadí.
-¿Vosotros? ¿Curraros un regalo?- dijo Mackenzie riéndose.
-Muy graciosa... -nos quejamos Hugo y yo.
Fui a darme la vuelta, cuando vi a Gonzalo mirándome fijamente, y me vinieron los recuerdos de la noche en casa de Chloe...

(Narra Mackenzie)

Hoy era el cumpleaños de mi mejor amiga.
Eso quería decir un año más de amistad. Desde los tres años íbamos juntas, habíamos compartido risas, lágrimas, peleas... pero tanto una como la otra confiábamos en nosotras y siempre nos habíamos ayudado y contado todos los problemas.
-¡Alexia! -me lanzé a sus brazos- ¡Felicidades! Feliz cumpleaños.
-Gracias, Mack. Estoy muy nerviosa.
-Y también preciosa -dio vueltas sobre sí misma -¿y ese conjunto?
-Para un día especial...
Luego abrazó a Mark y Hugo y se pusieron a hablar.
Al entrar a clase, Alexia miró en todas direcciones buscando con la mirada a Dylan, el cual no apareció.
-¿Dónde estará? -miró su móvil. -Ni siquiera me ha enviado un mensaje.
-No lo sé. Pero no te preocupes, seguro que va a venir.
Intenté consolar a Alexia como pude, pero estaba muy nerviosa porque Dylan no aparecía.
Y por si fuera poco, se nos acercaron Chloe y Emma. Cruzé los dedos para que no soltaran alguna de las suyas.
-¡Alexia! -exclamó Chloe queriendo llamar la atención.
-Hola -Alexia intentó ser amable.
-He oído que hoy es tu cumpleaños... -por detrás Emma soltaba risitas.
-Sí.
-Ay, Alexia, Alexia. Te nos haces vieja  -ahora era Chloe la que se reía.
-No le hagas caso -le dije a Alexia tirándole de un brazo.
Pero Chloe le paró.
-¿Y Dylan? Al parecer no se a acordado de tu cumple...
-Eso no es verdad -le contestó Alexia. -Es sólo qué...
-¿Qué Alexia? -se cruzó de brazos- no tienes ni idea.
-Anda Chloe, vete a marear a otra parte -le dije.
Las clases siguieron pasando, y Dylan no aparecía, lo que hacía que Alexia estuviese un poco mal.

(Narra Alexia)

Acabaron las clases, y aún seguía triste porque Dylan no aparecía. Resoplé e intenté no pensar en él, pero, en cuanto me despistaba, la imagen de Dylan venía a mi mente.
Por suerte estaban mis amigos, que habían hecho que estuviera alegre casi toda la mañana.
La verdad, Hugo y Mark no mentían cuando me dijeron que se habían currado el regalo. Era un álbum de fotos de los cuatro, desde los seis años hasta ahora. Era precioso.
Al salir del instituto, Mackenzie y yo fuimos a mi casa y allí me dio su regalo.
Como era de esperar, su regalo eran vestidos.
-Que bonitos, Mack -dije sonriendo.
-No te lo esperabas... ¿eh? -dijo orgullosa.
-Para nada... -mentí.
Pero me gustaba mucho, eran totalmente de mi estilo, y los guardé cuidadosamente en el armario para que no se arrugasen.
Las dos nos sentamos en la cama, Mack disfrutando un helado, y yo apoya sobre mis rodillas.
Resoplé y es que no podía evitar sentirme triste y rabiosa.
Al parecer, Mack se dio cuenta de mi aspecto.
-¿Estás bien, Alexia? -me preguntó.
-No ha aparecido... -es lo único que pude decir.
Y en un segundo, Mackenzie casi se atragantó al recordar una cosa.
-Ay dios, casi se me olvida... -dijo histérica.
No entendía nada.
Mack dejó el helado a un lado, y rebuscó en su bolso. Al parecer, era para coger un sobre... ¿un sobre?
-Toma -me dijo sonriendo. -Tu noviete no se ha olvidado de ti.
Seguía sin entender nada, pero aún así lo abrí con entusiasmo, donde había un texto que ponía: "Te espero, donde empezó todo" y una "D" con un corazón.
Se me iluminaron los ojos, y me quedé embobada leyendo la frase una y otra vez.
-Mack, ¿es-esto es verdad? -no me lo podía creer.
Mi amiga me echó una mirada como diciendo <<pues claro>>.
-Yo... debería ir... -me costaba articular las palabras.
-Va, chica, ¿a qué esperas? -me hizo un gesto en señal de que me fuera -tu chico te aguarda.
-¡Gracias!, gracias Mack -le di un abrazo y me dirigí rápido a la puerta. Pero antes me volví de nuevo. -¿Estoy guapa?
-Tu siempre. -Vamos, ve.
Le di por tercera vez las gracias y salí a toda prisa, hacia ese restaurante, donde se me cayó la sopa, donde conocí a ese chico de ojos miel, donde me siguió hasta el baño... o como decía el sobre, donde empezó todo.

(Narra Mackenzie)

Hace dos horas que Dylan me había llamado para decirme que estaba bien, y que no había ido al  instituto porque era parte del regalo de Alexia.
Ahora que se había ido mi amiga, no sabía que hacer, y decidí llamar a Hugo.
-¿Mackenzie? -dijo al segundo <<bip>>.
-Hola Hugo, ¿estás libre?
-Justo ahora te iba a llamar para quedar.
-Pues voy ahora a tu casa. Adiós, te quiero.
-Adiós Mack, y yo.
Colgué y recogí las cosas para ir a su casa, sin saber siquiera, lo que pasaría la próxima hora.

(Narra Alexia)

Cuando llegué al restaurante, no vi más que una pareja sentada y dos camareros sirviendo. Pero no, ni rastro de Dylan.
-Perdone -dije acercándome a uno de los camareros -¿Ha visto a un chico de mi edad, alto, pelo marrón, ojos...?
Pero antes de acabar me interrumpió:
-No, señorita -fui a dar media vuelta cuando añadió: -pero me ha dejado esto.
En la mano sostenía otro sobre, y entonces lo entendí todo. Todo esto era un juego que había hecho Dylan para mí, y me estaba volviendo loca.
-Gracias -y con esto me despedí y desplegué el papel de dentro.
Ahora ves, donde nos besamos por primera vez".
No pude evitar reírme.
Dylan pretendía llevarme de un sitio a otro, y eso me pareció muy atrevido y divertido por su parte, además de encantador.
Dónde nos besamos por primera vez -pensé.
Me acordé del gimnasio, en nuestra primera clase particular. Él me besó y yo me quedé como una niña sin decir nada.
Pero... a estas horas el instituto estaría cerrado. Donde si no...Y entonces,
me vino nuestra primera cita en la cafetería donde... espera. ¡La cafetería! ¡Claro! En
el gimnasio me besó él, pero en la cita nos besamos los dos.
No perdí más tiempo y llegué allí en cinco minutos.
-¡Alexia! -ese acento me resultaba familiar.
-Oh, hola Frederick -estaba plantado con esa bata tan característica.
-Hace tiempo que no te veo, ¿cómo va la parejita feliz?
-Pues muy bien. De hecho venía aquí porque...
-Lo se, lo se. El juego del amor...-(¿el juego del amor?) Sí, se podría llamar así -ves donde os sentasteis la primera vez...
Fui a la mesa, tan decorada como aquel día... y solté una risa tonta al recordar las palabras tan bonitas que me confesó Dylan, dedicadas especialmente a mí.
Cogí el tercer sobre donde ponía:
"¿Recuerdas dónde te pedí salir?"
(Para no olvidarse... fue tan perfecto, y él tan
tierno.)
Me despedí de Frederick y me dirigí a esa zona del parque, con el banco, el lago al lado... lo recordaba todo, cada detalle, cada gesto suyo, cada beso... Ypensar que una
simple cita acabaría en una confesión de amor. Estábamos locos, todo fue una locura, y
solo por ello me encantaba.
Al llegar, vi de espaldas a una niña que miraba a todas partes. Ese pelo... era tan igual, de hecho se podía decir que... ¿Maia?
Sí, era ella. Y al verme saltó a mis brazos y me rodeo el cuello con sus manitas.
-Alexia, feliz cumple. ¿Cuántos años cumples? ¿Qué tal tu día? Tengo que darte una cosa...
-Ay Maia, tranquila. Estás más nerviosa que yo...
Ella se rió con esa sonrisa tan adorable.
-¿Porqué vas tan guapa?
-¿Yo? Que va... pero ¡gracias!Bueno, tu hermano me ha hecho pasar un día de locos...
-Me ha dado esto para ti.
Cogí otro sobre y lo leí junto con Maia:
"Ya no queda nada... ¿dónde dormimos la primera vez?"
A esa pregunta si que no fallé. La cueva, ese sitio tan misterioso, acogedor, secreto...
-Bueno, Maia, tengo que irme. Gracias por el regalo -le guiñé un ojo y le dije que volviera a casa.
Cuando me puse a caminar por el parque, notaba como me temblaba todo el cuerpo, y sí, estaba nerviosa.
Llevaba todo el maldito día sin ver a una de las personas con las que quería compartir mi cumpleaños.
Y va y Dylan me lía una de las suyas... pero era Dylan.
Y llegué, estaba a nada de entrar por el pequeño hueco de entrada, y ya sentía su respiración.
Al entrar dentro, casi me caí de la emoción. Y es que, lo tenía ahí, estaba ahí, ese chico del que me enamoré un día y del que me era imposible separarme de él.
Iba tan guapo...
Sin pensármelo dos veces, me reí y fui a besarlo como ninguna otra vez, atrapándolo, ahora no se volvería a esconder, ni a dejarme tan preocupada.
A partir de ese momento, supe que mi cumpleaños iba a dar un vuelco y fue como si todo volviera a empezar.

(Narra Dylan)

Al verla delante de mí, me entraron unas ganas enormes de besarla. Ella me miraba con una sonrisa en la cara, que luego se convirtió en una risa.
Hoy no había ido al instituto, y todo por el regalo de Alexia, (si mis padres se enterasen me matarían), pero bueno, había valido la pena.
Ella se lanzó a mi, pegando sus labios contra los míos. Nuestras lenguas jugaban mutuamente, y al separarnos, tenía la respiración entrecortada.
-Felicidades, preciosa -dije estrechándola.
Ella no respondió, simplemente volvió a besarme.
-Gracias...
-Te me haces viejita -dije a escasos centímetros de su boca.
-Espero que aún así me sigues queriendo... -contestó siguiéndome el juego.
-Sabes que sí.
Ella sonrió, y pensé que era un buen momento para darle el regalo.
-Toma -le di tres plumas.
Me miró extrañada, sin saber de que trataba todo esto, aunque bueno... no la culpaba.
-Ahora es cuando me explicas esto... -dijo riéndose y sin evitar la curiosidad.
-Tres plumas, tres deseos.
De pronto su cara cambió.
-Pídeme lo que sea -le dije.
Pareció entender el asunto.
-¿De verdad? -preguntó.
-Claro, son como tres regalos, y puedes gastarlos cuando quieras.
-Wow, gracias Dylan -me sonrió.
-De nada preciosa -dije dándole las plumas. -Y bien, ¿ya sabes en que quieres gastar la primera?
Esperé ansioso la respuesta.
-Pues... hay algo que siempre he querido hacer -dijo entusiasmada
-¡Ir al museo de arte!
<<(¿Al qué?)>> -pensé.
No me lo esperaba para nada, y al parecer se me debió quedar una cara de tonto porque Alexia se puso a reír.
-Porfa.... por favor, Dylan -dijo poniendo cara de perrito bueno. -Me encanta el arte.
No pude evitar sonreír. Como decirle que no a la chica que tenía delante...
-Tus deseos son ordenes, preciosa, vamos.
Ella soltó un gritito de emoción, y cogidos de la mano, fuimos al museo de arte.
Al llegar, Alexia parecía una niña pequeña entrando a una tienda de dulces; se le veía adorable, y mientras ella miraba cada detalle de un cuadro, yo no podía dejar de observarla.

Holaa !
Ya no queda nada para el final, pero aun van a pasar muchas cosas.
Esperemos que os esté gustando.
Un beso a tod@s. :)

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