Dos.
Las manos de SoYeon se deslizaron por la corbata del hada, ajustándolo a su cuello sin ejercer tanta presión. La fémina de treinta y siete años le regaló una dulce sonrisa y palmeó su pecho, estaba deseándole suerte en lo que sería su primer día de clases en un nuevo colegio, sabía que no sería tan sencillo para él a sabiendas de lo crueles que eran las personas, pero quería pensar que Felix esa vez podría sobrellevarlo.
───Mamá ───le llamó el de ojos azules con una mueca que denotaba angustia───, ¿hasta cuando seguirás cambiándome de instituto? sabes que las humillaciones y las críticas no pararán.
La mujer de oscuras hebras soltó un suspiro y agachó levemente su cabeza mientras alejaba sus manos del pecho contrario, no estaba dispuesta a responder.
───Tengo miedo, mamá, todos parecen empeñarse en destruir mi vida y hundirme en la infelicidad. ¿Por qué todos los humanos son iguales? yo no les hice absolutamente nada para merecer su desprecio. ───Felix se soltó, su voz decaía más por cada palabra que soltaba, y eso solo hería a la mayor.
───Las personas son así, cariño, ni siquiera hay una razón. Y sé que todo esto te afecta, pero necesitas completar tu secundaria... ───Jeon frunció el ceño con preocupación y metió las manos en su bolsillo.
───Yo simplemente quiero mi felicidad, mamá, y con ellos ahí afuera es imposible. ───murmuró el peligris con tristeza, durante muchos años había resistido insultos, humillaciones e incluso algunos golpes, y por más que su madre había intentado frenar eso cambiándole de instituto, era completamente inútil.
Felix solo quería ser feliz por una vez en su vida, ¿acaso aquello era mucho pedir?
───La vida está repleta de ellos, cariño, puede sonar duro pero es la realidad en la que vivimos y tienes que aprender a vivir con ello, la mentalidad de las personas no va a cambiar muy pronto. ───le mencionó con pena.
A SoYeon le dolía lo que debía enfrentar su pequeño cada día desde el momento en el que sus padres murieron, pero no podía hacer mucho respecto a los golpes que propinaba la vida. Todo era complicado y no podría cambiar eso hiciese lo que hiciese.
El rubio se había despertado muy temprano esa mañana en busca de repasar todo lo que había estudiado y así asegurarse de no reprobar, por lo que había cumplido con su higiene básica de forma rápida para luego recitar en su cuarto la información aprendida. Sus pies iban de un lado a otro de forma constante mientras decía una y otra vez el tema del examen, así de forma sucesiva hasta que le tocó ir a desayunar para irse al instituto.
De forma algo acelerada, HyunJin bajó las escaleras hasta llegar al comedor donde su padre y hermana estaban tomando asiento para desayunar. Miró a su hermana menor con el ceño fruncido cuando notó que un pequeño cambio decoraba su cabellera.
───¿Qué te hiciste en la cabeza, SooJin? ───cuestionó el rubio, apoyándose en la espalda de la silla mientras la observaba con extrañeza, como si tuviera un par de cabezas.
───Oh, que bueno que lo preguntas, anoche teñí mi cabello de azul luego de que entrara en desesperación gracias a que ShuHua me cortara. ───mencionó con calma mientras presumía su ahora azulina y brillante melena.
───¿Ella está bien? ───le preguntó el de ojos grisáceos a su padre─── Espero que el tinte no haya afectado aún más su capacidad cerebral.
───Ya sabes, lo típico, sufre por una noche la pérdida de su pareja, se tiñe el cabello de un nuevo color y a la mañana siguiente está como nueva. ───soltó el hombre con aparente despreocupación, llevándose un bocado del desayuno a la boca.
───Ninguna persona se merece que yo le lloré por más de una hora, luego de eso se acabó, no mas lágrimas y no más autoestima por el suelo. Me convierto en una diosa y me digo, no sufras por una idiota, si te rompió es porque no supo ver todo el arte que tenía consigo. ¡Ya sabes, nadie sabe valorar lo que es realmente valioso! ───comenzó la peliazul con egocentrismo mientras sacudía su cabello con intenciones de presumir aún más.
───Bueno, eso es lo que me gusta de ti, hermanita, que no sufras innecesariamente por alguien, que tú misma te subas el ánimo y que no necesites de alguien para que lo haga por ti. ───halagó HyunJin mientras finalmente se sentaba, SooJin le respondió con una sonrisa ladina.
───Bien, ¿y qué opinas de mi cabello?
───Uhm... desde ahora te llamaré cabeza de arándano. ───anunció con diversión y soltó una risa cuando la contraria bufó.
Felix bajó del vehículo perteneciente a su madre con la mirada gacha, rehusándose a levantarla a sabiendas de que varias detestables miradas caían sobre el como cortantes dagas. Honestamente, cada que salía a la calle y se exponía ante los ojos de ellos, se sentía un ser diminuto y tan frágil, completamente propenso a ser roto por quien sea y de cualquier forma.
Aunque, ¿en verdad había algo más que romper en él? Felix no lo creía, ya lo habían hecho añicos lo suficiente como para que sobrara alguna pieza sana.
Todo su ser estaba destrozado.
Un poco después sintió la mano de SoYeon presionar su hombro con intenciones de darle fuerzas, ella tomó su mano y lo estiró suavemente para que comenzaran a marchar hacia el instituto.
Una vez estuvieron dentro Felix se sintió más pesado, como si más miradas se hubieran clavado en el como si fuera un blanco. Suspiró y se apegó más a la mujer mientras se dirigían hacia la sala perteneciente del director, su madre tal vez hablaría sobre que debería tener un trato especial con él ya que recibiría maltrato como siempre y entonces tendrían que hacer algo al respecto, como suspender o expulsar al agresor. Los maestros, y preceptores no solían hacer mucho por la seguridad de las hadas, así que por esa razón SoYeon lo exigía siempre que podía.
Cuando la fémina acabó su discurso y el director hizo una promesa sobre proteger lo más que pudiera al hada, Felix tuvo que ser liberado en lo que él consideraba un infierno. Con sutileza comenzó a caminar por los pasillos, como si eso pudiera evitar que lo juzgaran con la mirada, aunque era inútil teniendo en cuenta que sus alas no hacían más que llamar la atención y además no de una buena manera.
Su cuerpo se encogió de forma inconsciente gracias a la inseguridad que le daba estár rodeado de humanos que, en su mayoría, no lo recibían de buena manera. Desconfiaba tanto de ellos que ni siquiera se atrevía a alzar la mirada, se sentía tan desprotegido estando allí, como un niño perdido en la calle.
Metió las manos en sus bolsillos mientras mordía su labio con nervios, esperaba que no lo molestaran tan pronto y tan solo lo ignoraran. Soltó un nuevo suspiro algo tembloroso y sus dedos se aferraron al maletín que colgaba de su hombro.
Sus pasos se dirigieron de forma torpe hasta el patio que le había costado hallar, el instituto en verdad era grande. Con una mueca contenta observó el gran patio poseedor de frondosos árboles y bastante césped entre los pequeños caminos que llevaban a los asientos alrededor de los troncos.
A Felix le gustaba mucho la naturaleza, sus padres y él solían vivir en una pequeña cabaña que quedaba cerca de un bosque, justamente ese bosque...
Antes de que los malos recuerdos le invadieran la mente, una voz seca y de poco tacto atacó sus oídos, congelándolo en su lugar.
───Hey, hadita, ¿que se supone que haces por aquí? ───su voz se oía burlona, lo que provocó que Felix se negara a voltear hacia esa persona─── ¿vienes a matarnos a todos? A veces no entiendo por qué aceptan que las hadas se mezclen con nosotros sabiendo el gran peligro que representan.
Una puñalada tras otra, sin parar y sin piedad alguna. A Felix le dolía pero ya estaba acostumbrado al dolor.
───Es un sucio y despreciable ser, debieron haber acabado con ellas por completo, no merecen ni siquiera estár en el mismo ambiente que nosotros. ───dijo otra voz con total desprecio.
───Vamos, voltea, mariposita ───sin un poco de consideración, alguno de aquellos chicos tomó una de sus alas con fuerza para voltearlo. Gimió───. Aw, ¿lastime tu alita, mariposa? ───cuestionó con dulzura fingida y de forma burlona.
Los demás comenzaron a reír mientras que Felix se hacía más pequeño antes sus miradas. Uno de ellos sonrió sacarronamente y aplastó la caja de jugo que anteriormente estaba tomando, lanzándola hacia el peligris, quien se cubrió con una de sus alas.
───Imbécil...
───¡Imbécil serás tú, Min! ───exclamó una cuarta voz y Felix se asomó por su ala de forma leve para observar de quién se trataba. Era un chico rubio de melena un tanto larga, quien se situó en medio del contrario y él, empujando al agresor con brusquedad─── ¡Deja de molestarlo y mejor ocúpate un poco de tu vida! que se nota que está muy desorganizada como para ir por la vida jodiendo a los demás. Sabes bien que él podría hacerte trizas en el momento que quisiera, así que no creo que sea prudente de tu parte meterte con él, que es el menos indicado.
Aquel muchacho de melena oscura dejó que una risa seca y sin gracia escapara de su garganta.
───¿Te crees defensor de hadas, Hwang? ¿te crees muy valiente y todo un héroe por "defender" a algo que no es más que una puta basura entre nosotros? porque no es así, te ves patético, no eres más que un ridículo chico obsesionado con estas tontas y sucias maripositas. ───escupió mientras su mandíbula se tensaba e iba acercándose a él.
El rubio apretó su puño con fuerza y en un acto impulsivo, llevó ese puño hacia la cara del adverso, propinándole un brusco golpe en el rostro que provocó que retrocediera y el resto de su grupito lo sostuviese.
───Tú eres el ridículo que necesita algo de la atención que no le dieron sus papis, es por esa razón que siempre buscas hacer algo de escándalo y problemas, porque es la única manera para que te miren un poco. No eres más que un idiota, esta no es la manera de que te den importancia. ───escupió con rabia.
El azabache gruñó y, sin decir alguna palabra más para contraatacar, se retiró del sitio acompañado de su grupo.
Aquel rubio vio irse al otro chico mientras empujaba su mejilla con su lengua con notoria furia; sin embargo, eso pareció desaparecer cuando giró su mirada hacia el hada, quien seguía sorprendida por la reciente situación.
¿Un humano lo había defendido? Eso debía ser una mala broma o un sueño muy realista.
───Lo- lo siento por esa mala bienvenida, ellos son unos idiotas que no saben qué hacer para ganar atención, además de que no le tienen respeto a nadie ───empezó a decir con suavidad en espera de no asustarlo, se veía algo temeroso de él ya que sus grandes alas lo escondían───. Uhm... tus alas son muy bonitas. ───halagó con amabilidad e intentó acercarse un poco al hada, pero este retrocedió.
───No te acerques. ───pidió con la voz temblorosa.
───Uh, lo siento, pero descuida, yo no soy igual que ellos, no tengo intenciones de insultarte ni hacerte algún tipo de daño, al contrario, a mí me fascinan las hadas y me parecen magníficas ───le confesó con entusiasmo el rubio───. Hace bastante quería conocer una, verla de cerca. Ustedes son geniales.
Felix dudó.
Jugueteó con sus dedos y alzó un poco la cabeza mientras sus alas le daban algo más de espacio a su vista, dejándose ver un poco más que antes.
El adverso pudo apreciar de forma maravillosa las facciones que decoraban su rostro, todo lo que contenía y lo tan etéreo que era.
Aquel hada era hermoso en todo su esplendor, su belleza era tan envolvente y entonces compendio por qué eran seres mágicos.
───Yo... yo soy HyunJin, la verdad es todo un gusto para mí conocerte. ───extendió una mano al aire, teniendo intenciones de estrecharla y esperando que el contrario correspondiera.
Con parsimonia, Felix dejó que sus alas acabaran de ser una barrera entre el humano y él, entonces llevó sus blanquecinas alas hacia atrás y con un poco de desconfianza llevó su mano hasta la ajena, tomándola y sintiendo lo cálida que era.
───Y-yo soy Lee Felix.
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