—¡¿Lavado de dinero?! —el menor no sabía como reaccionar ante lo que le estaba diciendo el hombre mayor, eso era grave, muy grave. Si eso seguía así podía terminar en la carcel o posiblemente perdiéndolo todo.

—Patrón, su hermano... Él... —el nerviosismo del hombre se le notaba hasta en las venas resaltadas de sus manos que no hacían mas que sudar y temblar.

—¿Qué hizo él? —había llegado a su límite, al punto de tener que sobar su entrecejo para aliviar sin éxito alguno la jaqueca que le estaba dando.

—Él compró... mi silencio, el cre-e que trabajo pa-ra él, sólo estaba es...perando a que usted recapacitara para con-tarle todo, si quiere yo... Le devuelvo el dinero... Yo... —Taehyung alzo la mano y este se calló inmediatamente, una sonrisa se asomó a los labios del mayor.

—Tranquilo Kyun, quedate con todo el dinero que te de mi hermano —el hombre se sorprende —, si, quédatelo, y sigue finjiendo que trabajas para él, si te da dinero quédatelo, es completamente tuyo.

—Pero patrón... No se qué decir... Muchas gracias, pero esto lo está afectando.

—No agradezcas, sígueme explicando lo del lavado de dinero para después ir a las maquinas de destilado, quiero ver el agave y mañana me dedicaré a ver el prensado y la fermentación del vino tinto.

—Patrón...¿Por dónde empezar? —suspiró pesadamente —al parecer su hermano desde que falleció su esposa, en paz descanse, invirtió parte del dinero de su herencia en el mercado negro, aún no sé en que tipo de negocio, pero por ahí se habla de que se trata de tráfico humano —los ojos de Taehyung casi se salen de la impresión ¿Cómo podía ser tan desgraciado de hacer algo así? —, es muy serio señor Kim, además de eso todo su dinero lo deposita en una cuenta aparte en el banco, una que nadie sabe que existe...

—¿Y tú cómo lo sabes?

—Patrón, su padre para mi fue el mejor amigo del mundo, su madre igual, lo menos que quiero es que esta hacienda acabe en las manos de su hermano, no quiero tampoco que usted se vea envuelto en cuestiones ilícitas. Discúlpeme, pero usted desde pequeño me pareció parte de mi familia, todavia recuerdo cuando me decía tío.

Ambos sonrieron, era buenos tiempos donde no se preocupaban por nada ni por nadie, el único debate del dia a día era ver que se iba a almorzar y los desastres que hacian los hermanos Kim en las caballerizas.

—Claro que recuerdo tío —el hombre suspiro emocionado, desde hace tiempo no tenía el afecto de su muchacho.

—Patrón...

—Taehyung tío... Taehyung... —sintio nostalgia al llamarlo así otra vez, le traía recuerdo de sus padres, tal vez por eso evitaba cualquier sentimiento de apego por sus trabajadores hoy en día —, al fin quiero recuperar lo que he perdido, por los momentos recuperé a Nana y a usted.

—Jamás nos perdiste hijo, somos tu familia yo. Cuenta conmigo para lo que sea.

—Gracias tío ¿hay algo más que deba saber?

—Si, no solo me compró a mi, también a varios de los trabajadores del destilado del agave, también algunos de los cuidadores de las bodegas. Vinos, tequila y el mosto se está hechando a perder de la nada, y sé que es gracias a su hermano, le está robando —tenía que detenerlo, pero si su hermano estaba implicado en el tráfico y el mercado negro no podía dar un paso en falso.

—¿Cuánto dinero cree que tenga en esa cuenta aparte?

—No se con exactitud Tae, pero si puedo decirte que ni con el lavado de dinero podrá alcanzar la cifra de tu herencia.

—Llevamos una ventaja —pensó en voz alta.

—Asi es —se quedaron en silencio un momento hasta que el mayor habló —Cuando quieras nos vamos.

—Sería perfecto, no tardan en venir, dentro de pocas horas llegan y necesito saber lo más que pueda.

Caminaban por los campos de agave, a su parecer las piñas estaban en perfecto estado y los agricultores hacían buen trabajo cortando partes malas de la planta, las gruas hacían también buen trabajo transportando el agave para su procesamiento, al parecer el problema no se derivaba del agricultor, pasaron a ver el destilado, cada uno de los trabajadores volteaba a ver disimuladamente a Taehyung; algunos con sorpresa y otros con burla o respeto, pocos eran los que le lanzaban mirada de burla y esos pudo distinguir de primeras a primeras que eran comprados por su hermano.

Terminaron el recorrido y volvieron otra vez a la oficina. A pesar de todo le parecía extraño no haber visto ningún indicio de estafa por parte de los trabajadores «Hacen bien su trabajo» pensó. Le daba pena el hecho de tener que despedir a trabajadores que sólo por necesidad y algunos por avaricia aceptaban dinero a cambio de cosas ilícitas cómo el robar productos de una empresa. Hasta ahora se daba cuenta el porqué su hermano se sentía con aires de grandeza a lo largo de toda la hacienda, a pesar que era su Hyung y le debía respeto, no tenía porqué respetar a alguien que sólo quería ver la desgracia de su propia familia.

—No entiendo... Actúan tan bien —dijo entrelazando sus manos.

—Asi es, pero no te dejes engañar, te pasaré una lista con los nombres de todos los involucrados en el robo de producción —Tae asintió —¿Qué harás hoy que tu hermano se entere de tu repentino control?

—Déjamelo a mi, ahora que sé todo esto no puedo dar ni un paso en falso, tengo que tener mucho cuidado con Woo Jin.

—Sólo falta como treinta minutos para que lleguen, acabo de comunicarme con él.

—De acuerdo, déjame sólo tío, necesito pensar un poco.

—Claro muchacho cualquier cosa me avisas.

Salió el hombre de la oficina y solo así Taehyung se permitió por primera vez desde que desayuno relajarse un poco, si esque así se le podía llamar al pequeñísimo grado satisfacción que adquirió luego de saber todo de su empresa.

*
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El auto avanzaba sin prisa alguna, agobiante para aquél chico que forzadamente iba haciendo ese viaje junto con su tío, no le cabía ni la más mínima respuesta para responder tantas dudas en su cabeza, una de ella era ¿Para qué él iba a ese viaje? Si sabía la respuesta superficial, o al menos algo le comentó su tío al respecto, él dueño de la hacienda que se hacía llamar Taehyung, hermano de Woo Jin, ese hombre que no le dió buena espina y no le terminaba de convencer, el hombre era bisexual, eso le había dicho su tío, lo que llevaba a hacerse la segunda pregunta ¿Y a él que carajo le importaba? Si sospechó desde un principio las verdaderas intenciones de las insinuaciones de su tío, pero estaba muy equivocado que él se iba a vender como una puta sólo para poder sacar algunos millones a cambio de su costilla.

"O mi culo, en este caso" pensó.

—¿Ya tienes claro lo que harás al llegar? —su tío no era un hombre de juegos, pero la sangre de él corria por sus venas, no podía esperar menos el hombre mayor sobre el comportamiento de su sobrino.

—No me interesa vender mi culo por millones, así que no, no se que haré, no me interesa saberlo ni mucho menos llevarlo a cabo —el hombre río con su típica risa de hombre magnate, pero sólo con fachas de ser uno.

—Oh mi querido Jungkook ¿que tu padre no te dijo? —el menor lo vio indiferente pero con cierta duda en sus ojos —. Era ayudarme a mi, o volver a tu hogar sólo para vestir un lindo traje de novio esperando a tu prometida en el altar —le dedicó una sonrisa falsa para después ser borrada abruptamente —. No está a discusión Jungkook, vas a enamorar a ese hombre y lo distraeras para poder quitarle todo y cada centavo que tiene.

Mierda y más mierda. Si había una cosa que le asqueba y le molestaba con todo su ser era que lo obligaran y chantajearan a hacer algo que no quería, tampoco esque quisiera casarse con ese dolor de cabeza andante que su padre decía llamar futura nuera, pero al contrario de eso, esto por lo menos estaba dentro de sus estándares de gustos sexuales.

—Según escuché se mantiene mas alcoholizado que sobrio ¿Qué esperas, qué pase mi tiempos libres en esa hacienda buscando complacer a un hombre que suda alcohol?

—Haz lo que tengas que hacer —dijo levantando la voz —No me importa si te tienes que acostar con él, recuerda que no sólo un matrimonio te esperaría allá, tambien un lindo velorio de tu amado y tu carrera arruinada ¿Quieres eso?

Sentía ganas de llorar, no de tristeza o impotencia, si no de las ganas incontrolables de querer ver correr entre sus manos la sangre de ese tipo que tenía enfrente de él, después de todo tenia la sangre fria Jeon. personas lacras como si tío no deberían existir en este mundo, aunque supiera que existen mucho peores.

Él sólo quería ser catador de los mejores vinos, no se consideraba un alcohólico, pero sólo el hecho de imaginarse en París o en Italia saboreando un vino tinto de la mejor calidad, en algún restaurante o alguna esquina de esas dónde con una sombrilla se podía cubrir de los rayos del sol mientras reposaba su cuerpo en una silla con algún Croissant de compañía, o almorzar en un fino restaurante algún pescado ahumado acompañado de un excelente Chardonnay, ese era su más grande sueño, viajar por el mundo, enamorarse al estilo francés y acabar tal vez teniendo una pequeña producción de vinos en algún rincón de Italia mientras comía pasta hasta engordar, leyendo un libro en alguna silla mesedora y dejar de leerlo sólo para admirar la magnifica puesta de sol.

Ahora esos sueños se veían cruelmente empañados por la avaricia de las personas que querían controlarlo, aveces sentía que llevar el titulo que tanto quiso como «Sommelier» no le servía de nada si tenía que vivir al margen de su padre y su tío.

Él quería ser libre, quería vivir una vida de profugo de su familia, una vida de bohemio despreocupado que viaja sólo por el placer de sus expectativas y andanzas, quería sentir que era enamorarse de verdad, sentir esas ganas de recorrer el mundo de la mano de esa persona que le robara suspiros.

Hasta el momento sólo podía escribirle cartas a ese alguien desconocido ¿Era estupido hacerlo? Escribir cartas con una dedicatoria que dijera "Querido desconocido" y que su posdata dijera "El amor de tu vida que aún no conoces, tu amante entre vinos"

Soñaba con encontrar a esa persona que tuviera sus mismos gustos, compartir con él sus sueños, sus noches, sus suspiros, compartir anecdotas y pesares, compartir hasta la cosa más cotidiana de la vida.

Llegaron a un portón enorme donde la letra «K» estaba grabada entre los barrotes de un color dorado, avanzaron cuando los guardias pudieron ver al hermano de Taehyung en el coche delantero, en total eran tres autos que ingresaron a la hacienda Kim, Jungkook sólo podía ver asombrado todo el campo en el que se cosechaban las uvas y el agave que según había escuchado también se llevaba a cabo la producción de tequila en ese lugar, cosa casi meramente imposible, ya que eso solo era posible en México, pero no, el señor Kim, padre del socio de su tío quizo cumplir sus sueños y desafiar al clima y terrenos en Corea, una cosa maravillosa a su parecer.

Kim Taehyung se encontraba en la ventana de su despacho mientras veía como tres autos negros se acercaban cada vez más, caminó hacia la puerta principal, ya los hombres de trajes se habían bajado de sus respectivos autos, todos se encontraban de espaldas ignorando su presencia, lo que hacía tener mayor ventaja para dar una mejor primera buena impresión.

—Buenos días —dijo lo suficientemente fuerte mientras bajaba las escaleras de la puerta principal —. Sean todos bienvenidos a la hacienda Kim, en un gusto tenerlos a cada uno de ustedes presentes.

El rostro descompuesto de cada uno lo hizo flaquear al tener fuertes ganas de hecharse a reír, más por el rostro de su hermano.

—Taehyung —susurró fuerte Kim Woo Jin completamente anonadado.

—Buenos días hermano, es un gusto tenerte de vuelta —dijo con fingido afecto —. Me complace recibirlos, siéntanse en su casa, el nuevo personal les hará llegar sus maletas a sus habitaciones correspondientes —se estaba divirtiendo, más cuando le gustaba tener ese poder en las personas de dejarlas sin habla alguna.

Sentía cada mirada escudriñarlo de pies a cabeza, no pasó mucho tiempo para que Hae Sook apareciera con una mujer de su misma edad a adentrar las maletas de los invitados, las miradas no se apartaban y eso él lo podía notar en cada uno de ellos ¿O no? ¿Por que no se percató de la mirada de aquél chico que lo veía sin parpadear ni un segundo?