#O5
Me puse algo nervioso.
Él acercó un pequeño sillón y yo sólo me senté en la orilla de la cama.
Abrió sus piernas y comenzó a masturbarse, luego de un rato se notaba cómo soltaba suspiros y comenzaba a alzar sus caderas en busca de más contacto.
No le perdía la vista y quería ver todos los detalles. Agradecía que las calles fueran algo estrechas.
Me quité la ropa también y comencé a tocarme. Sólo para él.
Empecé a gemir y jadear, lo cual aumentó cuando vi cómo sin preparación alguna, introdujo el dildo en su cavidad y su rostro se convirtió en una mueca de dolor y placer.
Me tapé la boca para no gemir tan fuerte y entonces, sin pensarlo, me incliné exponiendo mi trasero todavía más, hacia la ventana.
Me di palmadas en mis nalgas, incitándolo. Me giré hacia él y vi cómo se excitaba aun más.
Me senté otra vez, con las piernas abiertas y me toqué nuevamente, llegando al orgasmo en cuestión de segundos.
Él tardó un poco más, dejándome ver su rostro cuando este suceso ocurrió.
Luego de que se fuera –a lavarse, supongo–, volvió con un cuaderno en su mano.
Se sentó frente a la ventana, cruzando las piernas, anotó algo y después me lo mostró:
Frank Iero, bebé. ;)
Sonreí e hice lo mismo:
Gerard Way, nene.
Y luego le mandé un beso. Él asintió y después de varios minutos sólo viéndonos, volvió a escribir algo:
Corbit Street #428. Mañana. 11:00 p.m.
Me mordí el labio inferior, anotando la dirección. No sabía a dónde llegaría todo esto en realidad, pero con un hombre como él, sabía que todo valía la pena...
Me mandó un último beso y entonces se fue. Dejándome sin opción, haciendo lo mismo...
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