🐢 Día 11 🦉
Día 11:
↦Alterego
La primera vez que hicieron una reunión de la hermandad oscura fue un poco extraño de ver, pues Fargan y Rubius esperaban que fuera algo completamente de cachondeo, pero cuando vieron que Willy había dejado atrás su típica actitud tranquila y tímida supieron que no sería así.
Con el tiempo aprendían a vivir con las "nuevas actitudes" que cada uno tomaba al estar vestidos con las ropas negras; como ya se mencionó, Willy tomaba una actitud más seria, madura, mandona e incluso bastante cascarrabias; Rubius solía ser de lleno un niño que disfrutaba de ir poniendo minas por ahí, aunque tomaba más en serio su trabajo y amaba hacer enojar a su líder por cualquier cosa; y finalmente, Fargan, quien de por sí ya era extrovertido, iba por ahí sin vergüenza alguna, coqueteando e insinuando algunas cosas que probablemente no haría "siendo él".
-Te digo que si intentas besarle capaz te manda a Oklahoma de una patada- Rubius se burló
-Que va, si me adora. A Oklahoma te manda a ti- Fargan rió
Estaban ambos sentados en las vallas del cartel mientras miraban el pueblo, esperando por la llegada de "su señor oscuro". Llevaban la ropa de la hermandad y las máscaras para evitar algún accidente.
-¿Quieres apostar?-
-Apostemos- Fargan sonrió con arrogancia bajo la máscara
-Bien, si logras besarlo aunque sea una vez, te daré todas las minas que tengo en mi casa- Rubius dijo, confiado en que su amigo no lograría tal acción -Y si no puedes, tú me das tus minas-
-¿Si no tengo minas?-
-Material para crearlas-
Fargan fingió pensarlo un poco, aunque realmente no dudaba de sus capacidades, solo quería darle algo de emoción al asunto. Terminó asintiendo y llevando su mano hasta el menor, el cual la tomó, cerrando el trato.
-Es un trato-
-Es un trato...-
Ambos sonreían bajo la máscara, confiados en que ganarían la apuesta.
Bastaron unos minutos más para que el líder hiciera su aparición, guiándolos hasta la taberna oscura, donde tomaron asiento y simplemente comenzaron a hablar.
Habían pedido y bebido trago tras trago, ese día su señor iba especialmente de buen humor, por lo que hablaron más relajados entre copa y copa. Además, aprovecharon que no había gente en la taberna para quitarse las máscaras, pero conservando su alterego.
En algún momento de la noche Willy tuvo que ir al baño, dejando solos al par de híbridos, quienes no tardaron nada en sacar el tema de la apuesta.
-Tienes hasta que acabemos la reunión, no acepto que sea después- Rubius habló
-Eres un tramposo, no habíamos acordado tener límite de tiempo- Fargan se quejó con el ceño fruncido -Pero está bien, aun con tus reglas voy a ganarte-
Tomó su vaso, bebió de un trago el contenido y se puso de pie, viendo como el peliblanco se acercaba nuevamente hacia su mesa y antes de que pudiera sentarse, lo detuvo.
Con la mano sobre el pecho del menor del trío comenzó un baile lento y provocador. Willy estaba confundido ante la situación, ¿por qué uno de sus compañeros estaba bailandole de aquella manera? Había que decir que muy en el fondo nada de ello le estaba molestando, pero debía mantener su postura de líder.
-Fargan, ¿qué coño crees que haces?- Habló con el ceño fruncido
-Vamos Willy, nadie puede vernos-
Nadie además de Rubius, cosa que hizo molestar un poco al menor. Cuando giró su cabeza para mirar al híbrido de oso y preguntar si tenía algo que ver con lo que ocurría, vio como este entraba al baño como si nada.
Sus manos fueron tomadas y llevadas hasta la cadera del búho, donde este mismo las dejó posadas y siguió con su baile, paseando sus manos por su propio cuerpo de vez en cuando.
-¿Ya estas ebrio acaso?- Willy gruñó
-Estoy más sobrio que nunca- El contrario soltó una risita
-Pues no lo parece- Se quejó
-Ah, ¿quieres ver que es así?-
Empujó con suavidad el pecho ajeno, haciendo que el de cabello blanco quedara sentado en la silla y el castaño se posara sobre él, con el movimiento de cadera aún más marcado de lo que era antes.
Willy mantuvo su rostro serio, aunque por dentro realmente estaba disfrutando del espectáculo que le era dado únicamente a él.
Nuevamente sus manos fueron guiadas por las contrarias hasta la cadera del castaño, pero a diferencia de la primera vez, aquellas cálidas manos permanecieron sobre las suyas.
Estaba comenzando a caer hipnotizado por tales movimientos, no supo en qué momento la espalda del mayor se había posado sobre su pecho. Estaba disfrutando todo en un agonizante silencio.
-Willy...-
El cálido aliento del mayor golpeó contra su oreja, haciendo sus mejillas tomar un suave color rosado.
-¿Si?-
-¿Alguna vez te dije lo bien que te queda el negro?-
-Nunca...- Su agarre en las caderas del contrario se hizo más fuerte
-Pues déjame decirte que ahora veo que te queda incluso mejor cuando tienes a cierta persona encima-
Fargan dejó una mordida en el lóbulo de la oreja y sonrió al notar como Willy cerraba sus ojos. Era el momento perfecto. Acercó su rostro hasta el ajeno y finalmente, con la atenta y curiosa mirada de Rubius desde el baño...
Besó su mejilla.
Paró de a poco sus movimientos y finalmente volvió a ponerse de pie, recibiendo una mirada de confusión por parte de su líder.
-Hay un espectador muy curioso mirándonos, pero tú dime el día y podemos repetirlo en un lugar más privado- Le guiñó el ojo
Salió de la taberna mientras volvía a poner su máscara sobre su rostro, dejando a un trastornado Willy y a un molesto Rubius.
-Eres un tramposo, búho de pacotilla- Le acusó el oso
-Eso es mentira. Dijiste que debía besarlo y jamás especificaste en que zona. Yo lo besé y no me rechazó, así que pagame, rata-
La cara de indignación que había puesto el teñido era demasiado graciosa, pero claro que el mayor tenía razón; jamás habían especificado donde debía ser exactamente el beso.
-Ya me las pagarás...- Murmuró Rubius
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro