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18

— Es verdad, chicos, lo juro— Dijo Tony sentándose a la mesa.

— ¿Es cierto, Will, Jane?— Preguntó Lizzie.

— Bueno... Sí— Will respondió.

— ¡Lo sabía!— Gritó Eddie.

— Dios, Eddie, cállate un segundo— Dijo Mark.

— No sabemos lo que ocurrió— Jane dijo— Estábamos todos dormidos y de repente un ruido nos despertó—

— Y cuando bajamos, la puerta principal estaba rota— Dijo Will.

— Cómo si alguien la hubiera golpeado desde adentro— Explicó Jane.

— ¿Y qué hicieron después?— Preguntó Mark.

— El papá de Tony fue por sus herramientas y él y mi hermano hicieron todo lo que pudieron para arreglarla— Will finalizó.

— Son los fantasmas de la familia Harris— Dijo Eddie en voz baja— Están buscando ayuda para que sus almas sean liberadas—

— Eddie deja de decir estupideces— Tony comentó dándole una mordida a su sandwich.

— Tu madre dice estupideces, Mark— Eddie se defendió— Está vez ninguno puede negar que algo más allá de lo normal ocurrió en casa de los Byers—

El grupo se quedó en silencio después de lo que Eddie dijo, todos estaban de acuerdo con lo que Eddie había dicho. Algo fuera de lo normal había ocurrido en la casa Byers y ninguno sabía con exactitud si es que vendrían más cosas así en el futuro. Pero en lo que respecta a Will y Jane, ellos ya están hartos de cosas extrañas.

— ¿Podemos solo tomar nuestro almuerzo en paz?— Preguntó Tony— Merecemos un buen alimento antes de la tortura que tendremos en gimnasia—

— ¿En verdad esa clase es tan mala?— Preguntó Jane.

— ¿Nunca tuviste clase de gimnasia?— Preguntó Mark.

— Fui educada en casa— Respondió Jane— Así que no, nunca he tenido clase de gimnasia—

— Pues es el peor de los infiernos— Dijo Tony— Primero tenemos que ir a los vestidores, debes cambiarte de ropa en el mismo lugar que otros adolescentes tontos—

Will se calló al oír aquello. No iba a admitirlo, pero la simple idea de cambiarse de ropa frente a otros chicos era simplemente aterradora. Tragó saliva de solo pensarlo.

Miradas juzgonas, sonrojos incómodos, todo era simplemente aterrador.

— Y si tenemos un pésimo maestro, bueno, prepárense para no sentir sus piernas en una semana— Tony finalizó.

— ¿Ya terminaste de contar tus historias de fogata?— Preguntó Mark— La clase de gimnasia no es para nada así—

— Espero que estés listo para tragarte tus palabras— Dijo Tony.

— Yo no me voy a arrepentir de mis palabras— Mark sentenció.

Will negó con la cabeza, las peleas constantes de Mark y Tony le parecían algo divertidas y ridículas porque se podrían poner a pelear por cualquier cosa, sin importar lo mínimas que estás fueran.

Mientras ese par seguía discutiendo, Jane accidentalmente dejo caer la manzana que llevaba en su almuerzo, la chica se quejó un poco para luego ponerse de pie, desafortunadamente, Angela iba caminando cerca de su mesa, sosteniendo su bandeja con comida y al momento en que Jane se puso de pie, chocó accidentalmente con Angela haciendo que la charola con toda la comida le cayera encima a la rubia.

— Perdona— Jane habló, mientras la rubia veía su blusa, manchada de papas con salsa, jugo y gelatina.

— ¿¡Que demonios está mal contigo!?— Gritó Angela.

— Angela, fue un accidente— Mark dijo eso, poniéndose de pie.

Angela no respondió, en su lugar, se quedó viendo a Jane, con mucho enojo.

— Está era mi blusa favorita, te diría que la lleves a lavar, pero a juzgar por tu ropa puedo saber que no tienes el dinero suficiente para la tintorería— Dijo Angela— Esto no se quedará así, niña rara—

Tras eso, la rubia soltó un quejido de molestia y se fue rápido de ahí, seguida por su grupo de amigos que le mandaron miradas de enojo a Jane.

— ¿Estás bien?— Preguntó Will, mirando a su hermana.

— Sí, pero...— Jane volvió a sentarse— No estoy segura de saber que fue lo paso—

— Lo que pasó es que Angela te acaba de marcar como su blanco para todo el año— Dijo Lizzie con cara de lástima.

— Tranquila, no dejaré que ella te haga algo— Mark le sonrió para alentarla.

Jane ya no quiso decir nada, solo se quedó ahí en silencio, hasta que la manzana que dejó caer volvía a estar en su mesa.

— Aquí tienes—

Los 6 chicos de la mesa voltearon para ver a un chico, alto, de cabello negro y ojos rasgados, vestido con el uniforme de la banda escolar, el chico había recogido la manzana para entregársela a su dueña.

— Gracias— Dijo Jane, observando al muchacho.

— Por nada, y oye, no dejes que esa chica te moleste— El chico habló, ofreciendo una muy brillante sonrisa— Mi hermana me habló sobre ella, es una bruja, pero también es una chica tonta que piensa ser mejor a los demás, pero no es así—

Jane solo asintió a eso.

— Bueno, nos vemos—

El muchacho guiñó un ojo y empezó a caminar fuera de la cafetería. Y no hay que hacerse los tontos, todos en la mesa voltearon a verlo cuando se marchaba, con miradas muy interesadas en él.

— Todos vieron al asiático de bonita sonrisa, ¿O solo fui yo?— Preguntó Tony.

— Se llama Tao Fan, es de segundo año y está en la banda escolar— Dijo Lizzie una vez que el atractivo chico se había ido.

— ¿Tú cómo la sabes?— Preguntó Eddie.

— Soy muy amigable— Dijo Lizzie— Y su hermana menor iba conmigo en el club de lectura el año pasado—

— Vaya, asiático, mayor que nosotros y muy guapo— Habló Tony— Y parece que ya le echo el ojo a alguien—

Jane se giró para ver a Tony.

— ¿Yo?— Preguntó la chica.

— Duh— Lizzie habló— ¿Entregarte tu manzana? ¿Darte un consejo así de la nada? Eso se llama interés—

Jane abrió bastante los ojos, bien, eso no es algo que Will esperará. Es decir, Jane es una chica linda, pero no esperaba que algún chico mostrará interés en ella tan pronto, y menos un chico un año mayor.

Pronto, la alarma que indicaba el final del almuerzo sonó, lo que solo significaba una cosa...

Will tragó saliva mientras se movía dentro de los vestidores. Había varios muchachos riendo con sus amigos y él sentía que se hundía en ansiedad.

— Oye Will— Will miró a su derecha y ahí pudo ver a Eddie asomarse desde el punto más alejado de la habitación, el castaño caminó hasta ahí y vio que era todo un pasillo vacío, con casilleros a ambos lados y un gran banco en medio de los casilleros.

— Está zona está vacía— Eddie sonrió un poco— Vi la cara que pusiste cunado Tony habló sobre cambiarte de ropa frente a otros idiotas y... Bueno, a mí también me pone incómodo tener que hacerlo—

Will parpadeó un poco ante eso, el que alguien compartiera su mismo sentir lo aliviaba un poco.

— Y como no vi a nadie aquí, pensé que sería buena idea decírtelo para que te cambies aquí sin tener a otros tontos viéndote— Eddie comentó— Solo estaré yo—

— Gracias— Will sonrió un poco.

Tras eso, ambos procedieron a cambiarse de ropa, dándose la espalda, claro, pero aun así, Will no pudo evitar voltear discretamente.

Ambos estaban sentados en lados opuestos de la banca, y Will tuvo una vista de la espalda de Eddie, tan pálida como él y estaba cubierta de pequeños lunares esparcidos por su piel.

Eso hizo sonreír a Will por algún motivo, los lunares son lindos.

Cuando todo el grupo estuvo por fin en el gimnasio de la escuela, fue que finalmente vieron a su maestro... Si es que a eso se le podría considerar un humano.

El profesor de gimnasia era enorme, tanto en altura como en masa. Era un hombre que parecía medir dos metros de altura, muy corpulento, como si algún momento de su vida aquel hombre hubiera sido fisicoculturista, pero que terminó por descuidarse y ahora tenía una gran barriga, era calvo, pero poseía un prominente bigote sobre su boca.

— ¡Escuchen bien!— El profesor gritó, llamando la atención de todos los alumnos— ¡Esta clase es para que puedan mantener su cuerpo en forma!—

Todos los alumnos estaban acomodados en una gran hilera a lo largo del gimnasio.

— ¡No voy a permitir ningún tipo de excusa para no ejercitarse!— Comentó el hombre— ¡Nada de "estoy enfermo"! ¡Nada de "mi mami dice que no puedo hacer eso"! ¡Las extensiones médicas me importan una mierda, harán los ejercicios de cualquier modo!—

Ningún alumno contestó, quizás no querían cuestionarlo, o tal vez estaban muy distraídos viendo que los pliegues de grasa en la nuca del maestro formaban la cara de un muppet.

— ¡Empieza la clase!— El profesor gritó de pronto— ¡A correr alrededor del gimnasio ahora!—

El maestro sopló su silbato y los alumnos solo empezaron a correr, mientras el profesor caminaba lentamente a las gradas y se sentaba allí a verlos.

Todo el grupo de Will estaban corriendo juntos.

— ¿Listo para tragarte tus palabras?— Preguntó Tony, mirando a Mark.

— No, esta clase no está tan mal— Comentó Mark.

1 hora y media después:

— Me trago mis palabras— Dijo Mark apenas aguantando la respiración— Está clase es un infierno—

El profesor no había hecho nada más que hacerlos correr durante más de una hora, mientras él se quedó en las gradas a observarlos, Will incluso piensa que el maestro se quedó dormido en algún momento.

Ya en ese momento, todos los alumnos caminaban o incluso se arrastraban por el gimnasio, todos completamente agotados, adoloridos y sudados.

— Ya... No... Puedo... Dar... Un... Paso... Más...— Dijo Eddie con respiración entrecortada.

Lizzie ni siquiera pudo hablar, ya que prefirió tirarse en el suelo, sin poder moverse, al igual que Tony.

Will por su parte se quedó de pie, con sus piernas temblando.

— ¡Perezosos!— Gritó el profesor— ¡En mis tiempos los alumnos resistían mucho más que ustedes!—

— Alguien dígale al gordo que en sus tiempos los alumnos corrían más porque debían huir de los bombardeos durante la segunda guerra mundial— Comentó Tony desde el suelo.

— ¡Son una vergüenza!— Gritó el profesor— ¡Vayan a las duchas!—

— Profesor, las duchas de la escuela no funcionan y hay un recorte de agua— Comentó un alumno, el más próximo al maestro.

— Oh... ¡Pues largo a sus casas a bañarse! ¡Apestan!— El profesor dio su último grito al mismo tiempo que sonaba el timbre que indicaba el final de las clases.

— ¡Gracias Dios!— Gritó Eddie— Diablos, estoy agradeciendo a Dios y mi siquiera soy creyente—

Los alumnos se dirigieron nuevamente a los vestidores, se pusieron su ropa normal de nuevo y todos salieron de la escuela.

— No siento mis piernas— Tony se quejó mientras caminaba junto a sus amigos— Will, Jane, ¿Creen que su hermano me deje irme con ustedes? Estoy demasiado cansado para esperar a mi mamá—

— Sí, no hay problema— Will respondió.

— Por cierto, chico— Lizzie habló— ¿Ya saben que haremos el viernes?—

— Oh, es verdad— Eddie habló y miró a los Byers— Will, Jane, no les hemos contado de nuestra tradición—

— ¿Tradición?— Preguntó Jane.

— ¡Sí!— Mark sonrió— Cada viernes durante el año escolar salimos y hacemos alguna actividad—

— Correcto— Comentó Tony— Y yo tenía pensado que fuéramos todos a mi casa para una pequeña pijamada, mis padres se irán de fin de semana para un fin de semana romántico, y mi hermana se irá a casa de su novio—

— No suena como una mala idea— Dijo Lizzie.

— Y como será una pijamada en mi casa es más probable que la señora Byers deje que Will y Jane se queden, ya que estarán literalmente en la casa de al lado— Tony finalizó— ¿Qué opinan chavos?—

— Pues...— Will se quedó pensando un poco.

Él ya había ido a pijamada a casa de los Wheeler varias veces, y tenía entendido que Jane había pasado mucho tiempo con Max durante el verano pasado, así que una pijamada en casa de los Martínez no sería algo a lo que Joyce se oponga. Después de todo, Joyce pensaba que la familia de Tony era muy amable.

— Estoy seguro de que a nuestra mamá no le molestará— Will sonrió y Jane asintió, apoyando el comentario de Will.

— Bueno, ya está— Tony sonrió, viendo a Mark, Eddie y Lizzie— El viernes a las 8 de la noche en mi casa, traigan su música, chicos, debemos compartir nuestros bellos gustos musicales con los Bowers—

— Byers— Jane corrigió.

— Byers— Tony dijo.

La plática se interrumpió por el ruido del claxon del auto de Jonathan. Los adolescentes se despidieron, dejando que Mark, Eddie y Lizzie se fueran por sus propios caminos, mientras Will, Jane y Tony caminaban al auto.

— ¿No hay problema con que Tony venga con nosotros?— Preguntó Will.

— No hay ningún problema—

El viaje a casa, como siempre, fue tranquilo y rápido. Cuando llegaron, Tony agradeció por el viaje y fue. Así casa, mientras los Byers iban a su hogar.

Después, nada más fue algo fuera de lo normal. Will hizo su tarea, práctico su habilidad de dibujo, cenó con su familia y al final del día, se dio una muy necesaria ducha.

Justo estaba cepillándose los dientes cuando otra cosa rara ocurrió en la casa.

El castaño estaba escupiendo los restos de pasta dental en el lavabo, cuando oyó el ruido de la cortina de baño moviéndose. Levantó la vista de inmediato y no vio nada, pero el ruido había sido muy claro.

Se calmó pensando que su imaginación lo estaba engañando y estaba jugando sucio con él, no estaba pasando nada fuera de lo normal, no había fantasmas en la casa, no.

Pero aun así cuando Will se miró al espejo siguió pensando en todo lo que Eddie había dicho, pero no creía que fuera real.

Los fantasmas no existen, nada paranormal está ocurriendo en su casa, todo es normal en la casa de los Byers. Sí.

Will regresó a su habitación y se sentó en la cama, el discurso interno que tuvo en el baño la que ayudado a relajarse lo suficiente para permitirse dormir y descansar un buen rato.

— Todo estará bien Will, solo estás pensando de más— Se dijo a sí mismo mientras se empezaba a acostar en la cama.

Will sonrió mientras cerraba los ojos, estaba un poco más tranquilo con la situación, estaba seguro de algo, y es que las cosas iban a estar bien.

El viernes llegó extrañamente rápido, casi como si la persona que marca el destino quisiera apresurar las cosas... Sí, cómo sea.

Cuando el día escolar había terminado, Tony hizo que Mark, Eddie y Lizzie fueran a sus casas rápidamente y se prepararán para la pijamada.

Will y Jane ya tenían el permiso de Joyce para pasar la noche en casa de los Martínez, así que ellos solo se encargaron de cumplir con sus obligaciones en casa y luego empezaron a organizar sus cosas.

Y ahí estaba Will, guardando su pijama en una pequeña mochila cuando Jane entró a su cuarto.

— Will, ¿Puedo preguntarte algo?— Preguntó la chica.

— Por supuesto, ¿Qué pasa?— Preguntó Will, dejando su mochila de lado para verla.

— ¿Qué pasa si yo no tengo música favorita?—

Jane parecía un poco avergonzada por eso, y Will cayó en cuenta de que él nunca había visto a Jane disfrutar de la música, quizás movía un poco su cabeza o la pierna cuando Jonathan o Joyce ponían música los fines de semana, pero él nunca ha visto a Jane colocar música por sí misma.

— Todos ustedes llevarán su música favorita y yo... No llevaré nada— Comentó Jane.

— Bueno, tú no serás la única en no llevar música— Will dijo algo cabizbajo— Por más que la busqué, no pude encontrar la mixtape que Jonathan me regaló... Así que no tengo nada que llevar a la pijamada—

— Pero al menos tú si tienes música favorita— Jane dijo, sentándose en la cama de Will.

El chico la miró un poco y también se sentó en la cama.

— Ve el lado bueno, los chicos nos mostrarán su música favorita, y tal vez puedas tener música que te guste de la que ellos tengan— Will la animó, lo cual surtió efecto, ya que Jane sonrió.

— Eres un hermano grandioso Will— Jane dijo y se puso de pie para dirigirse a su habitación.

Will se quedó pensando un poco en las últimas palabras que Jane le había dicho.

Él es un hermano grandioso. Y entonces Will sonrió.

El hecho de que Jane empezará a ver a Will como su hermano le alegraba el corazón, lo hacía sentir feliz. ¿Es así como Jonathan se siente? Porque si es así, esa es la sensación más maravillosa que puede haber en el mundo.

Y fue ahí que Will decidió algo, sin importar que, sin importar la circunstancia, él sería el mejor hermano que Jane pueda tener.

Y eso es una promesa.

Continuará...

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