16
— Por cierto muchachos, ¿Ya les dije que este par vive en la Murder House?— Preguntó Tony para mover la conversación a un tema que no fuera la falta de figura paterna.
— ¿¡Viven en la Murder House!?— Preguntó Eddie dejando su vaso sobre la mesa de una forma tan fuerte que hizo a Will pensar que el vaso se rompería.
— ¿En verdad viven ahí?— Preguntó Mark.
— Sí— Respondió Jane en voz baja.
— ¿Es tan aterradora como dicen?— Preguntó Lizzie.
— Pues...—
— ¿Es verdad que en las noches se oyen los gritos de los hijos?— Preguntó Eddie apoyando ambas manos en la mesa— ¿O que hay una mancha se sangre en la entrada que por más que la lavan siempre vuelve a parecer?—
— Te voy a detener ahí Ozzy Osbourne— Habló Tony callando a Eddie— No hagas que tú comportamiento los asusté más que la propia casa—
— Eddie es un poco entusiasta de todo lo que es... "Paranormal"— Comentó la chica rubia— Y suele emocionarse de más cuando alguien toca sus temas de interés—
— Perdón...— Dijo Eddie bastante sonrojado.
— No hay problema— Will sonrió un poco— Pero, no creo que haya algo paranormal en esa casa—
— Eso creen ahora— Comentó Eddie en voz baja, teniendo su vaso en la boca.
— Eddie— Mark advirtió.
— ¡Ustedes también lo piensan!— Gritó Eddie bajando el vaso— Esa casa lleva tres años abandonada y nadie ha aguantados más de dos meses viviendo allí. Algo raro pasó ahí y hay alguien encubriendo lo que pasó, por algo los de bienes raíces bajan tanto el precio y solo dicen que alguien se suicidó ahí—
— Lo dicen para por fin venderla sin que la gente se asusté gracias a tontos como tú— Tony dijo, bastante exasperado— Ahora, ¿Podemos por favor cambiar de tema?—
La cocina se sumió en un pequeño silencio incómodo hasta que el anfitrión se decidió por hablar.
— Supongo que ustedes irán a Loveland High School para el final del verano, ¿No?— Preguntó Mark mirando a Will y Jane, quienes solo se quedaron callados ante la pregunta.
— Bueno, apenas llegamos ayer, así que no hemos pensado en eso aún— Will respondió.
— Bueno, en la zona hay unas tres escuelas— Lizzie habló, mirando a los dos invitados— Pero una es religiosa, ¿Son cristianos?—
— ¿Qué es eso?— Preguntó Jane.
— No seguimos ninguna religión— Respondió Will.
— Genial, somos del mismo equipo— Eddie les levantó el dedo pulgar.
— Bueno, eso les deja dos opciones, la escuela privada de Loveland— Lizzie levantó un dedo— Y como ya lo dijo Mark, Loveland High School—
— Es esa a la escuela donde nosotros vamos— Eddie sonrió.
— Mi mamá es maestra ahí, ella podría ayudar a su mamá para que los inscriba ahí— Tony mencionó encogiéndose en hombros.
— Si, le diré a mi mamá...— Will dijo y se quedó un poco pensativo, con esa frase recorriendo su cerebro de un lado a otro hasta que aterrizó de golpe en su memoria— Oh no, no le dijimos a mamá que saldríamos y ya debe estar en casa—
— ¿Los sacaste de su casa sin permiso, Tony?— Preguntó Lizzie con tono de regaño.
— Ay vamos, no todos los padres con como los tuyos Lizzie, eso espero— Respondió el latino.
— Creo que es mejor que nos vayamos ahora— Dijo Will— Fue un gusto conocerlos—
— Son agradables— Jane sonrió ligeramente.
— Tony, llévalos a su casa, tarado irresponsable— Mark regañó.
— Está bien, dios, se parecen a mis padres, igual de histéricos— Tony dijo, pasando su mirada de sus amigos a Will y Jane— Apúrense, los llevaré a su casa—
— Si su mamá no los castiga vuelvan pronto, son interesantes— Eddie dijo para después recibir un par de palmadas en los hombros, cortesía de Mark y Lizzie.
Después de la extraña interacción, Tony se encargó de llevar a Will y Jane fuera de la casa de Mark, recorriendo todo el camino de vuelta a su vecindario.
— Su mamá no es sobreprotectora con ustedes, ¿Verdad?— Preguntó Tony cuando iban por la calle cercana a sus casas.
— Sí, ella lo es— Dijo Will en respuesta.
— Estamos en problemas entonces— Dijo Tony.
La nueva casa de los Byers ya estaba a la vista, y no solo eso, los tres adolescentes podían ver perfectamente a Joyce en el porche de la casa. Y no se veía muy contenta.
— ¿¡Dónde rayos estaban!?— Joyce gritó, caminando rápidamente desde el porche de la casa hasta la acera— ¡Regrese y no estaban por ningún lado!—
— Lo sentimos— Will se disculpó, queriendo empezar a explicar su ausencia, pero fue interrumpido.
— ¡Buenos días!—
La estruendosa voz de la mamá de Tony se hizo presente mientras la mujer se acercaba a la familia Byers.
— Mucho gusto— La señora Martínez sonrió al acercarse a Joyce. La mujer sostenía un fino de cerámica cubierto por un fino domo de cristal— Soy Marcela Martínez, su vecina de al lado—
— Joyce Byers, mucho gusto— Joyce se presentó, un poco confundida por la actitud tan brillante de la otra mujer.
— Y él es mi hijo Antonio— La mujer señalo al menor, e ignoro el pequeño grito del chico diciendo "¡Que no me digas Antonio!"— Que por cierto ya se está haciendo amigo de sus hijos—
— Oh, ¿Amigos?— Joyce preguntó, mirando a sus dos hijos, quienes asintieron ante la pregunta— Pues me hubiera gustado haber estado enterada de eso—
— ¿Cómo?— La señora Martínez preguntó y volteó a ver a Tony— ¡Antonio! ¿Te llevaste a los vecinos sin el consentimiento de su mamá?—
— En mi defensa...— Tony se quedó pensando unos segundos— No tengo defensa—
— César Antonio Francisco Martínez Martínez, te me vas para la casa, órale, ya hablaremos tu y yo muchacho— La mujer hizo un gesto con la cabeza hacia su casa y su hijo se encogió en su lugar.
— Los veo después— Tony se despidió de Will y Jane para después prácticamente correr hacia su casa.
— Como sea. Les traje un postre para darles la bienvenida al vecindario— La señora Martínez sonrió ofreciendo el postre en sus manos.
— No era necesario— Joyce habló mientras sonreía y tomaba el plato con el pastel.
— Claro que sí lo era, es para mostrar hospitalidad— Marcela sonrió— Es un pastel imposible, la mitad de abajo es un bizcochito de chocolate y la mitad de arriba es un flan, es una delicia—
— Muchas gracias, Marcela— Joyce comentó.
— No es nada, y si alguna vez necesitan algo, no duden en tocar mi puerta, mis hijos, mi esposo y yo estaremos encantados de ayudar— La señora Martínez volvió a mostrar su gran sonrisa— Bueno me despido, espero vernos pronto, tengan bonito día—
La mujer se despidió con un gesto de mano y regresó caminando a su hogar, dejando a los tres Byers en la acera.
— Es muy amable— Dijo Jane.
Los tres Byers se dirigieron al interior de su nueva casa, Will y Jane siguiendo a Joyce hasta la cocina.
— ¿Dónde está Jonathan?— Preguntó Will.
— Se quedó cerca de la plaza— Joyce respondió— La pizzería de dónde trajimos la pizza de anoche está buscando trabajadores y él se quedó para conseguir el empleo—
Ambos jóvenes de quedaron callados y Joyce los miró, con una mirada que solo una madre a punto de regañar a sus hijos tiene.
— Chicos— Joyce empezó a hablar— No me molesta que estén tratando de conseguir amigos aquí, pero no salgan de la casa sin que yo lo sepa—
— Lo sentimos— Will habló— Tú no estabas en casa y Tony vino a decirnos que quería presentarnos a sus amigos, no esperábamos tardar tanto—
Joyce cambió su mirada y postura, ahora se veía más comprensiva, e incluso sonrió un poco después de suspirar.
— Si en el futuro ese chico Tony, vuelve a decirles que quieren salir por favor avísenme— Ella dijo, mirando a los chicos— Hemos pasado por muchas cosas, y este lugar parece que nos traerá la calma que necesitamos—
— Lo haremos— El y Will respondieron al mismo tiempo y Joyce sonrió.
— Por cierto mamá, los amigos de Tony nos hablaron de la escuela— Will habló— Tony nos dijo que podíamos preguntarle a su mamá sobre eso, ella es maestra y puede ayudarte con el proceso de inscripción—
— Bueno, lo mantendré en mente para cuando empiece a centrarme en eso, ahora— Joyce sonrió animada— ¿Me ayudan a preparar la comida?—
Will y Jane asintieron ante eso y pronto los tres se empezaron a dispersar por la cocina para empezar a cocinar.
Los días después de eso transcurrieron de una forma tranquila y normal para los 4 Byers. Terminaron de arreglar sus cosas en las respectivas habitaciones. Jonathan consiguió el empleo en la pizzería. Joyce también había conseguido un trabajo en casa relacionado a las ventas.
Y en cuanto a los dos más jóvenes de la casa, bueno ellos pasaban su tiempo ayudando con la limpieza, ayudaban a preparar la comida y trataban de superar sus traumas juntos.
Pero también intentaban desarrollar una relación de hermanos, ya que compartirían casa durante mucho tiempo. Will le ofreció algunos cómics a Jane para que los leyera y ella se terminó volviendo fanática de los X-Men, en especial ella se hizo fan personal de Jean Grey, y un par de veces él había atrapado a Jane en su habitación tratando de imitar las poses de la mutante en los paneles de las historietas.
También Will empezó a ayudar a El a entender mejor el humor, en especial porque el humor de Jonathan se estaba volviendo aún más raro desde que empezó a trabajar en la pizzería.
Tony aún los invitaba a salir con el resto de sus amigos, y está vez si iban al parque, lo que llevo a que Will pudiera conocerlos mejor.
Mark era obviamente el chico con dinero del grupo, normalmente él compraba bebidas para todo el grupo cuando hacía bastante calor, Tony se aprovecharía de eso y lo haría comprarle más cosas. Su madre era una mujer suertuda que se mantenía a base de jugosas herencias cortesía de sus abuelos y su madre. Mark era un chico enérgico, deportista obviamente. Will lo considera el líder del grupo, la voz de la razón y quién intentaba mantenerse calmado y con una sonrisa a cualquier situación.
Luego estaba Tony, segunda generación de mexicano nacido en Estados Unidos, su mamá es profesora y su papá un mecánico, es un descarado total, sarcástico y directo en sus palabras, Will rápidamente descubrió el hábito de Tony a fumar, no solo cigarrillos de tabaco. Will lo considera como la primer defensa del grupo, el que no piensa antes de actuar y quién nunca se quedó callado.
Lizzie, la única chica de aquel grupo de amigos, era la más amable de todos, hija de una estilista y un contador público. Lizzie siempre trataba de mantenerse positiva pero la incomodidad se hacía obvia en su rostro cuando las cosas se ponían mal, pero trataba de usar palabras de aliento. Para Will, Lizzie sería la curandera del equipo, siempre atenta al resto, siempre queriendo animarlos después de algo malo.
Y luego estaba Eddie, Eddie era un enigma, el chico era extravagante en su vestimenta, su peinado, su actitud. Su madre poseía una tienda con la cual se mantenía a ella misma y a Eddie. El chico punk es una persona impredecible que actúa sin pensarlo dos veces, y vaya que eso quedó claro cuando Eddie se lanzó en patineta por un pendiente muy inclinada sin nada de seguridad más que una caja de cartón sobre la cabeza. Pero Eddie también poseía un gran sentido de justicia, no le gustaba ver cuándo alguien grande abusaba de alguien más pequeño, era un defensor. Para Will, Eddie es un paladín.
Hmmm, un paladín.
— ¡Will!—
El chico abrió los ojos ante el grito de su madre. Se sentó sobre su cama y se estiró.
— ¡Will, el desayuno está listo!—
— ¡Ya voy!— Gritó de vuelta antes de ponerse de pie.
La rutina en casa de los Byers durante los domingos era en extremo sencilla. El domingo era el único día de la semana en que los más jóvenes de la casa podían levantarse hasta que Joyce les gritará para que bajen a desayunar y luego pasarían todo el día en casa, viendo la televisión, leyendo cómics o jugando algún juego de mesa que fuera lo suficiente interesante para mantenerlos entretenidos la menos dos horas.
Aunque Will y Jane no saldrían con sus nuevos amigos ya que los domingos eran un día ocupado para ellos. Tony tenía comidas familiares y tenía prohibido faltar a esos eventos. Lizzie pasaba gran parte del día en la iglesia con sus padres. Eddie y su madre semanalmente iban al cine y a comprar artículos para la tienda. Y Mark... Bueno, Will no sabía si Mark estaba ocupado los domingos, el muchacho nunca decía tener planes así que solo asumió que disfrutaba pasar el día en casa descansando.
— Buenos días— Will saludó Cuando entró a la cocina.
— Buenos días cariño— Joyce le saludó, al parecer Will fue el primero en llegar a la cocina— ¿Puedes poner los platos a la mesa?—
— Sí— Will le sonrió un poco y caminó hasta la alacena para empezar a sacar los platos que posteriormente comenzó a poner sobre la mesa.
— Buenos días— Jonathan fue el siguiente en entrar, y segundos después, Jane entró también, estado así ya toda la familia en la mesa.
Joyce sirvió el desayuno, que consistía en waffles y huevos con tocino, en los platos de todos y terminó por sentarse ella también.
— ¿Están emocionados por mañana? Porque mañana es su primer día de clases chicos— Joyce les sonrió a sus hijos— Yo sé que puede ser algo complicado para ustedes tres empezar clases en un nuevo lugar, pero se que tendrán un día muy bueno, ya tienen amigos en su escuela, ¿No?—
Eso fue un pequeño impulso de ánimo hacia los menores.
— Willy y El, ustedes tienen al chico de al lado, Tony y sus amigos— Joyce les habló y luego volteó a ver a su hijo mayor— Y tú Jonathan, tienes a... ¿Cómo es que se llama? ¿Armin?—
— Argyle— Jonathan la corrigió.
— ¡Argyle! Eso es, ¿Sabes? Desde que conociste a ese chico luces mucho más relajado— Joyce reflexionó, lo cual causo una reacción de sorpresa en Jonathan, pero para suerte del mayor, Will cambio el tema.
— Mamá, ¿Estás bien?— Preguntó Will al ver la sonrisa tan grande en el rostro de su madre.
— Sí, sí lo estoy— Joyce asintió un poco— Solo estoy feliz por ustedes, feliz porque ya tienen amigos y eso les va a ayudar mucho en la escuela, es todo... Nos fuimos de Hawkins de una forma algo repentina y tuve miedo de que ustedes tuvieran problemas para adaptarse, pero lo están haciendo muy bien—
Los tres más jóvenes sonrieron ante las palabras de Joyce y terminaron su desayuno. Al acabar de comer, Will y Jane se dedicaron a limpiar los trastes usados, Joyce se encargó de lavar la ropa y Jonathan salió a su empleo en la pizzería ya que tenía medio turno ese día.
Así que para cerca del medio día, Will y Jane estaban en la sala de estar, la chica acostada en el sofá y el chico sentado en suelo, ambos leyendo un par de cómics.
— Will— La chica habló después de pasar un buen rato en silencio.
— ¿Qué ocurre?— Preguntó Will bajando el comic para ver a la chica.
— ¿Cómo es la escuela?— Preguntó Jane.
Por supuesto, ese detalle vendría tarde o temprano, pero Will creía que su madre ya se había ocupado de eso. Jane nunca había asistido a la escuela, ella no sabe cómo es el comportamiento en la escuela, jamás ha tenido algún maestro dictando cosas, nunca a expuesto frente a todo el salón, nunca ha sufrido el tormento de las interminables clases de educación física.
— Bueno...— Will empezó a hablar— La escuela es difícil algunas veces, pero cuando tienes amigos es más fácil de sobrellevar—
— ¿Cómo te iba a ti en la escuela?— Preguntó la chica nuevamente.
Will se quedó en silencio, parpadeando un poco, él no quería contarle como le fue en la escuela, pero tampoco quería mentirle.
— A mí... A mí no fue bien— Will respondió en voz baja— Mike me contó que tú te enfrentaste a Troy, cuando yo estuve desaparecido—
— ¿El idiota del acantilado? Sí... ¿Él era malo contigo?—
— Un completo idiota— Will asintió— Cuando estemos en la escuela, no todos serán como nuestros amigos de Hawkins, habrá personas que sean como Troy, y tenemos que aguantarlo—
— Eso no es justo— Jane susurró.
— La escuela no es justa— Will mencionó mirando a la chica de reojo— Pero con la compañía correcta, la escuela es mejor. Y tendremos a Tony, Eddie, Lizzie y Mark con nosotros—
— ¿Será fácil?— Preguntó Jane.
— No fácil, pero sí será un poco más divertida— Will le sonrió, Jane lo observó y al poco tiempo le regresó la sonrisa.
— Estoy emocionada— Dijo la chica volviendo la vista al cómic en su mano.
— Sí... Yo también— Will dijo mirando su historieta.
Oh Will, si supieras todo lo que te traería el inicio de clases.
Continuará...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro