Nativos Del Segundo Piso
Marloc entro al ducto por la parte rota allí dentro no existía este engaño visual siendo posible tomar un breve descanso al verse presionado para lograr aquel largo trayecto. Varios ductos enormes se le presentaban asegurando una ruta diferente en cada una de ellas todas ellas estaban pulcras sin el más mínimo rastro del paso del tiempo un hecho que ciertamente aquejaba al hombre trastornado pero redirigió sus pensamientos al verdadero problema la ruta a tomar.
—Nadira tenía razón que desagradable — expreso disgustado para plantearse la idea de haberse llevado a Romuld pero tan pronto como vino a él la descartó al recordar su desagradable compañía.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos por un extraño sonido proveniente de uno de los ductos un zumbido metálico se acercaba a Marloc con bastante velocidad para empeorar las cosas más zumbidos resonaron con semejante amenaza llamo a más de sus siervos para tener el apoyo necesario usando su conexión psíquica, sin embargo no llegarían a tiempo para una emboscada necesitaría ganar tiempo sin salir de aquel pasaje dónde podía orientarse.
—Temía que esto ocurría — decía aferrándose a lo único que poseía su anhelo y frustración.
De aquel ducto salió lo que solo podría describirse como un ser sintético con varias partes mecánicas se asemejaba a una mantarraya con varios soportes en sus costados que le permitían volar y controlar su dirección donde tendría que estar sus ojos eran ahora un visor con una constante luz azul, la zona en que estaría su boca tenía varios tubos su piel era de un tono claro y su lomo contaba con pelaje marrón y cinco cosas larguiruchas colgaban de este ser semiautomático, su cola era totalmente robótica la cual tenía constantemente chispas de alto voltaje recorriéndolo.
—¡¿Qué clase de adefesio es esa cosa?! — vocifero él desconcertado hombre quien parecía ajeno a su estado actual.
Su extremidad robótica apunto al desprevenido y soltó una temible descarga eléctrica en menos tiempo del tomado para apuntar, la energía descargada le hizo soltar un alarido de dolor, este era un sufrimiento incomparable a otros sufridos, en este caso sentía como cada parte de su ser ardiera, desde la punta de sus pies hasta las puntas de su cabello, en el breve lapso del ataque sus huesos eran visibles y tras ello su cuerpo quedó en un estado de cansancio extremo al no ser capaz de sostenerse con sus propias piernas o siquiera cerrar su puño.
—¿Qué fue eso? Siento como mi cuerpo vibra y aún así es incapaz de responderme — pensaba impactado por tal efecto tan perjudicial estando tumbado en el suelo — in.. incluso mi vista quedó nublada.. — el desconcierto estaba abrumándolo haciéndole temer como cuando Morless lo sometió, el mismo recuerdo le alentó a dar pelea al librar tal suceso — ¡Tengo más ojos que estos de humano!
Usando los pequeños ojos carmesí pudo vislumbrar el escenario teniendo ahora sobre él al androide teniendo la intención de tomarlo con sus extremidades flácidas.
—¡Reacciona! ¡Muévete! ¡MUEVETE AHORA! ¡HAZLO! — se exigió en su apremiante circunstancia, el cosquilleo no se desvaneció pero su cuerpo parecía deformarse iniciando por su espalda, volviéndose en diversas entidades verduscas semejantes a las serpientes pero todas con el rostro de su versión originaria Matthew, estás tenían diferentes expresiones pero predominaban dos, una enloquecida por el enojo llegando a qué varias expulsaran espuma en su salvajismo y la otra mayoría parecía estar absorta como si intentarán superar un shock — ¡MUERE!
Un grito distorsionado fue dado y a su vez varias de esas cosas que salían de Marloc se juntaron para apuñalar a su atacante, perforándolo de manera diagonal estropeando uno de los equipos, los tubos en lo que parecía su cara se agrietaron dejando salir una sustancia transparentoza junto con residuos de algo gris. Todo el ser de Marloc se volvió en una masa caótica la cual siguió empalando a su agresor con bastante saña pero aún con ello aquel ser ya no se retorcía, dejándole tumbarse en el suelo causando que aquellos aparatos que le cubrían el rostro se dañaran aún más revelándole parte de su rostro siendo un cara deforme de un humano, su piel en muchas zonas fue levantada para que cables se conectarán con sus nervios, la boca carecía totalmente de dientes y dónde debía estar su nariz solo tenía un hueco.
—¿E-eso realmente fue un humano? — pensó paralizado a Marloc por un momento ante el temible significado de ser esto cierto.
Al tener la guardia baja tres disparos más de seres de apariencia similar fueron dados solo atinando dos de ellos al caos verde, en esta ocasión solo pudo verse los únicos huesos humanos que le quedaban al hombre su brazo y parte del cráneo, una vocalización de terrible agonía salía de las múltiples bocas, dejando nuevamente a lo que en algún momento fue humano tendido sin capacidad para moverse , con los ojos quemados ante la doble dosis de energía pura incluso la piel quedó chamuscada.
—No puede ser — su cansada voz apenas y resonaba en su mente al percatarse de ser superado en número.
En un instante fue envuelto por las extremidades blandas de aquella horrenda mutación voladora siendo llevado al ducto sin poder ofrecer resistencia, dejando al despojo solo.
—Una vez más fui aplastado aún dándolo todo — el cansancio era bastante claro al traer consigo los altercados con Morless y Arghon Saaghal — ¿Es por seguir teniendo este vestigio humano? — se hizo una pausa reflexivo de su nuevo cambio — realmente no me importa cuan deforme o cambiado me vuelva, en algún momento ya no me importo — se vio pensativo pero en esta ocasión fue más rápida la respuesta — si, se cuando paso, fue desde que supe de la improbabilidad de volver a mi mundo, siendo un mero volado si encontrará el sitio correcto en ese cruel desierto y aún lográndolo puedo no volver a mi tiempo.
“Tanto potencial y solo tu podrías echarlo a perder.”
Una imponente pero antigua voz resonaba en la mente de Marloc alertándose ante la anomalía.
—¡No puede existir nadie más aquí! ¡Todo mi ser está deseoso con mi meta!— exclamaba desde sus adentros como si aquella afirmación tuviera poder sobre el impetuoso desconocido.
“Lo sé, estuve allí viendo tu metamorfosis, acelerando el proceso, empujándote para que sobrepasaras tus limitantes a las que llamas ética y valores, cosas ajenas a este mundo y su sistema.”
—¡¿Quién eres?! — la inquietud de Marloc se convirtió en miedo pese a esto reunía el valor para exigirle su identificación.
“Somos viejos colegas como dirían en tu mundo, fui tu primer contacto con este mundo y tu primer homicidio, soy tu doctor Frankenstein, soy tu amo y dueño. Incluso conociste a mi aprendiz Darrigan a quien lo mandaste a revolcarse en las llamas. Soy el inmortal, un acumulador de conocimiento y sobre todo ahora también soy tú.”
Como si se tratara de una lluvia torrencial la muerte de aquel ser verde regreso, el apuñalamiento bajo la presión de aquel ser rosa resentida y su nula resistencia lo cual le hizo caer en cuenta que haber tenido la espada a la mano no se trató de una coincidencia.
“Debiste tener la ligera sospecha, aún más al escuchar mi apodo el inmortal.”
—¿Sabías que viviría tanto? — los rostros de Matthew se retorcían ante un cambio.
“Necesitaba una nueva existencia, mi recipiente ya estaba en sus últimas, pero para serte franco nunca probé usar esa espada, solo me sentí incitado a usarla teniendo una alta probabilidad de brotar en tu interior, el proceso fue lento pero exitoso.”
Los rostros se deformaron retomando la cara de su verdadero propietario Hedros.
“Tu tiempo ya fue, sin embargo seguiré tu trayecto hasta la cima del abismo ya que está es una oportunidad única.”
La conciencia de Marloc se perdió en una marea verde la cual eran las memorias de Hedros, ahora ahogándose en la identidad que nunca se percató.
“Dolor, felicidad, irá, decepción, tristeza, soledad, pena. Tantas gamas de emociones disponibles para estos humanos, un infierno y un cielo a su disposición es un don del cual nosotros los anónimos desconocemos pero noto su utilidad, sus estados emocionales junto a su sistema son la mejora que estuve buscando.”
Las extremidades recuperaron su vigor, la mayoría de estas adquirieron filo en lugar de su terrorífica cara para danzar causando una lluvia carmesí, sus captores no fueron capaces de lidiar con su velocidad de acción. Al caer las extremidades se enroscaron dándole una apariencia humanoide, el vestigio humano que era el brazo seguía intacto sosteniendo la espada en la espalda de Hedros, de igual forma estaba la media cara de Marloc en la nuca del anónimo verde.
—Permíteme ser tu guía a partir de este momento, dejaré que seas testigo de todo el potencial desperdiciado hasta el momento y una vez notes mi superioridad te extinguiré haciéndote un mero recuerdo — le sentenció sin ninguna clase de gocé en ello — será la forma de pagarte por ser mi salvador.
—¡¿Tú eras “eso” que me doblegó en un descuido?! ¡¿Cuánto tiempo has estado en espera de mi caída?! — le recriminaba siendo ahora un prisionero.
—No niñato, eso eras tú — está afirmación dejo confundido al humano quién intento buscar alguna explicación — temes de tu verdadera naturaleza aquella que siempre existió y aclaro no a tu cumulo de poder, sino a tu verdadero yo aquel frágil hombre cargado de odio y coraje, resentimiento contra todos junto a un anheló por llenar tu propio vacío nacido de tu mismo mundo.
—¡¿Cómo?! ¡¿Tu qué sabes de mi mundo?! ¡No sabes nada sobre mi! — aún con dudas aceptando verdades incómodas se negaba a las palabras del anónimo.
—Vi tu vida, sentí tu dolor me embriague con tu furia y como tú fantasee con la mera idea de la venganza, en este punto soy quien mejor te entiende. Nunca valoraste a esos otros quienes te acompañaron solo eran vehículos y distracciones para evitar ese abismo que tienes en tu interior — la voz de aquel ente verde parecía comprensiva pero está dio un respiro para expresar decepción — pero te dejaste caer por el miedo, habiendo adquirido tantos dotes y temiendo de tu reflejo evocado por la confianza ganada de tu poder, eso se manifestó como una bestia no pensante al negarte a reconocerte y al verte ante una situación estresante. Eso me hizo pensar que aún si llegarás a la cima no harías nada, te inmolarías por la eternidad en la cima de la torre únicamente vislumbrando el vacío.
Marloc quedó sumido en el silencio percatándose de la verdad, recordando cómo era señalado por sus compañeros de clase cuando era un niño cientos de risas lo demeritaban, con el tiempo la mirada de sus compañeros pasaban por encima del pelirrojo haciéndolo menos, murmullos y desprecio le acompañaban por dónde caminara alimentando un odio pasivo en su interior el cual con los años solo creció desmedido ante el aparente olvidó de su familia por él, teniendo que vivir por si mismo sin ningún apoyo.
—Si, creo que tienes razón — dijo un derrotado Marloc quien estaba dispuesto a ser consumido por Hedros — fui un fraude, engañe a otros y me engañe a mi mismo. No soy diferente a ustedes y lo detesto. Cause sufrimiento tal como ustedes lo hicieron conmigo, aún así creía ser una víctima sentía tener el derecho divino de juzgarlos por sus acciones barbáricas ya no tengo razones para seguir, haz conmigo lo que quieras.
—Es una pena que no entendieras tu don y el gran tesoro aguardando en la cima, la encarnación de aquello que nos aqueja a toda la existencia algo tan antiguo — decía el anónimo sumido en sus propias palabras sin darse cuenta que la mirada de Marloc yacía despojada de toda voluntad — su encierro terminará con nuestra llegada.
Pequeños drones plateados de no más grandes a un dedo marchaban con sus seis extremidades, su cuerpo era plano apenas con un poco de grosor pero su material era blando en su mayoría, en breve está marabunta alcanzo a su presa, sin embargo las campanas alertaron a Hedros quien extendió parte de su ser para atacarlos sin tener que exponerse en totalidad, con su contraataque logro librarse de una gran parte de estos molestos seres pero el daño era nulo, las cosas plateadas se incorporaban para nuevamente ir tras él.
—Insólito el golpe fácilmente rompería huesos — pensó el ente verde pedirle su opinión al humano pero noto su ausencia — los humanos crearon esta torre con medios poco usuales y no siendo suficiente también estos niveles tan inusuales, el primero de alguna forma recolectaba aquello que los humanos le dieron forma, algo que no existe y aquí un ambiente artificial.
Los violentos ataques ya no bastaban para mantenerlos a raya, los pequeños individuos se aferraron a esa extremidad incrustando sus patas, para así seguir con su función. La cabeza jala con sus pequeñas mandíbulas la carne para licuar ese pedazo almacenando el batido en su cuerpo plastificado, el proceso se va repitiendo en segundos la horda invadió con facilidad aquella extremidad viéndose ya plateada en lugar a su característico tono verde, en su desesperación volvió a forcejear pero solo logrando mutilar su propia extremidad al estar tan dañada.
—Esta amenaza es mas peligrosa a lo anticipado — revaluaba su situación antes de precipitarse, la marabunta insatisfecha seguía adelante, su densidad le hacía imposible pasar sobre ellas no sin tener que apoyarse para sobrepasarla sabiendo que conllevaría un sacrificio — serán las profundidades.
Sin meditar su decisión corrió a la inquietante oscuridad en su prisa ignoro varios detalles siguiendo andando en lo que parecía un tramo infinito, arropado en la nada no podía verse a si mismo cosa que no le molestó en un inicio, siguió su marcha con más apuro esperando ver alguna clase de luz que le indicara el fin de aquel pasaje, sin ningún cambio apreciable aumento su ritmo, su exigencia le provocó sudoración, su tiempo en aquel tramo parecía interminable, entre la incertidumbre se percató de una luz a la lejanía.
—Ya era hora — se dijo manteniéndose quieto pero esa luz seguía viniendo a él haciéndole preocuparse de ello su susto fue mayor al no sentir el piso — ¿Qué está ocurriendo?
Su visión se adapto a la situación dándose cuenta que estaba flotando y detrás suyo dónde el efecto no estaba presente la horda aguardaba su oportunidad para consumirlo, la luz se intensificaba siendo solo cuestión de segundos para su inminente encuentro, por algún motivo su cuerpo no podía extenderse a su voluntad como hace poco.
—Debe ser cosa de esta zona algo me está haciendo o peor aún esos bichos pudieron meterme algo sin siquiera tener conocimiento de esto — pensaba lo que le llevo a tan desfavorable escenario — ¿Acaso fue la imprudencia de Marloc por lo que estoy pagando?
La luz llegó demostrando ser un gran cúmulo de energía disparada desde el otro extremo, dejando ver aquellas descargas de las mantas humanas como un cosquilleo, la horda a su espalda se retiró temiendo ser dañada por el alto voltaje. La silueta del anónimo se desvaneció ante el increíble cúmulo de energía solo con un pensamiento en su mente.
—Sobreviví a cosas peores está es solo un tropiezo.
En la profundidades un grupo de entes bastante cercanos a autómatas casi carentes de músculos o algún sistema orgánico en sus cuerpos sin embargo portaban rostros humanos como si fueran máscaras como un último esfuerzo por mantener está noción de que algún día lo fueron, ellos trabajaban sin parar frente pequeños frascos con materiales de diversas clases todas estas se movían aún siendo solo masas amorfas, las máquinas les dejaban caer diferentes sustancias para aprender de sus efectos en estos, algunas les corroían de atroz formas, otras las hacían convulsionar pero gracias a qué carecían de bocas o cuerdas bucales no podían expresar su dolor.
—La captura fue exitosa, un poco torpe al desestimarlo pero con su captura me dará alguna explicación de mis inquietudes — aseguraba un ente con un rostro humano pero luego de este vestigio de carne le seguía su cráneo de metal con varios tubos de cinco pulgadas sobresaliendo de esa insólita cabeza suya.
—¿Señor cree que esto pueda provocar al moderador? — pregunto otro ser con rostro más agotado y con dos extremidades compuestas en su totalidad de acero.
—Espero que no, hace décadas que no sabemos sobre nuestro dios, pero la lógica indica que todo ocurre a voluntad de nuestro cuidador y guía — expresaba con cierto temor, aferrándose a está idea como la única posibilidad — ya una vez nuestra raza tuvo su ira y no deseo volver a verla.
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