¿El Fin?
Un grupo de seis ī platinados acompañaron a Morless a la habitación donde estaba Marloc, quien miraba a todos lados en búsqueda de una salida, siendo las ventanas la únicas vías de escape, oía los pesados pasos del grupo y sin pensarlo dos veces arrojó un mueble para romper el cristal.
—Bien, el desea una persecución — pensaba, sintiendo la adrenalina.
El grupo llegó a la habitación, donde la ventana se encontraba rota y la habitación sin presencia del humano.
—¡Vayan tras él! — señaló la ventana, donde sus guardias salían, sujetándose con sus poderosas garras — Realmente quieres salir ¿Eh?
Detrás de sus siervos salió Morless, agarrándose con sus múltiples tentáculos, al poco instante Marloc salió detrás de la puerta, aún impresionado que su distracción funcionó, salió corriendo en dirección a las escaleras, el palacio parecía un laberinto con tantas escaleras tanto sobre él, como debajo, pequeñas salas eran visibles al igual que dos puertas, aquello dejo sin habla al hombre.
—Esto es imposible, no lo puedo creer — retrocedía mareado al ver el infinito paisaje — ¿Es mi única salida la ventana? No, no puede ser, estoy a unos cincuenta metros del suelo. Debe existir alguna explicación a esta visión infernal.
—No lo hay, eso que ves, es lo que es — explicaba el señor de aquella villa, un escalofrío recorrió el cuerpo de Marloc al oír su voz.
—¡Tú! No deberías estar aquí — retrocedió acercándose a las escaleras, pero también temía de ellas.
—Debes sentirte alagado por haber estado en mi panteón familiar — le confesó Morless.
—¿Quieres decir que esas estatuas realmente son..?
—Cadáveres, si, mi especie endurece su cuerpo cuando se acerca su hora final, mi padre el actual Dragón Negro me dará el título al llegar su hora — sus palabras no hacían más que atemorizar al humano al desconocer de lo que hablaba — te preguntaras por qué te digo esto.
No era necesario, el ambiente pesado era claro su meta era asesinarlo, así no importaba que tanto hablara.
—¡Mierda! — bajo las escaleras a toda prisa, el problema mayor era el monstruo detrás.
Al ver esto se vio frustrado, notó como todo ánimo de pelea se desvaneció al instante, su propia presencia intimidante, doblegó el espíritu de su presa, le dejo pasar la primera puerta al bajar las escaleras y le siguió a paso lento.
—¡No puede ser! ¡Me matara! ¡Me matara! ¡Solo puedo huir, no me queda de otra! — se limitaba a pensar el temeroso hombre.
“Cobarde”
Se escucha en su mente junto al cascabeleo, esto detiene a Marloc del otro lado de la puerta, no esperaba escuchar la voz de su otro yo en tal situación.
—¡Pero que dices! ¡¿No viste lo temible que es?! — exclamó irritado al ser llamado de forma tan humillante.
“Tu podrías ser más temible, pero tienes miedo de ello.”
—Si, aún no acepto esto — miraba su brazo izquierdo — siento que esto crece, evoluciona, adquiriendo más poder, incluso me hace sentir bien al matar, siento un gran regocijo al recordar cuando mate a Legión y a ese centauro.
“Tu ya no vives en el mundo humano, acéptalo o perderás aún más de lo que ya te han quitado.”
—¿Debo aventarme al abismo? Solo así podré verlos — intentaba agarrar el coraje para avanzar.
“Debes ser uno con ese abismo frente a ti, piérdete en él, para reencontrarte, pues ya no eres un simple humano”
—Como si fuera lo más natural, como cuando mate a esa criatura voladora y a esa cosa escamosa — sus miembros verdosos se agitaban — ¡Matar! ¡Lo mataré! ¡Lo haré!
La puerta detrás de ellos se abrió, mostrando al feroz monstruo, este se vio asombrado de que su presa no estuviera lejos, pero noto el cambio, volviendo a animarlo con su tan esperada pelea.
—¡Vamos ven por mi! ¡Mi palacio es una criatura y nunca te dejará salir mientras yo no sé lo ordené! — le explicaba, intentando evitar que volviera a huir.
Marloc tomo a Voraz de su espalda, está cambio a su forma de ataque, de inmediato múltiples bocas salieron dando un alarido estremecedor, pero Morless se emocionó al oírlo, su pinza estaba lista para el encuentro.
—Los salvaré, solo espérenme, por favor Rapan y Gilp — imploraba al lanzarse al ataque, volviéndose uno con los gritos del arma roja.
El primer golpe fue evitado con bastante facilidad, Morless ahora agachado se lanzo contra el humano, Marloc sintió la helada respiración de la muerte sobre sí mismo, retrocedió, pero la pinza de su enemigo rasgo su pecho y rompió su ropa, el monstruo esbozaba una temible sonrisa, está no lo podía soportar y la golpeo con su brazo izquierdo, extendiéndose más allá de su límite natural, el golpe lo tiro al suelo, sin dudar por un instante atacó con la hambrienta lanza, pero los tentáculos se habían sujetado de su brazo, alejándose de la temible arma. La pinza iba por el cuello de Marloc y su brazo izquierdo era retenido por los innumerables tentáculos.
—¡No! ¡No puede ser este el fin! ¡Debo encontrarlos! ¡Debo salvarlos!
Su cuerpo reaccionó instintivamente, sin la retención de la conciencia, sin pensar en las consecuencias, únicamente llevada por su deseo de supervivencia, pateo a Morless en la cara, pero este atrapó su pierna poco después del golpe, cercenando su extremidad en el acto y golpeando con su rugosa pinza todo el lado izquierdo de su cara, dejándolo tirado en el suelo, envuelto en sangre.
—¿Eso es todo? — pregunto decepcionado, al ver cómo se arrastraba por el suelo — esperaba más de ti.
—Bastardo, el solo jugaba conmigo — se acercaba a la lanza para continuar.
Su mano alcanzaba el arma roja, pero inesperadamente es levantado por la pinza de Morless, está lo sujetaba de su cintura y la presión aumentaba.
—¡Piensa partirme en dos! — golpeaba la dura pinza del enemigo con ambos puños esperando romperla.
Sus acciones eran inútiles, su piel fue perforada sin compasión, el dolor era tan agudo que su mente no podía pensar en algo, únicamente en su sufrimiento, Morless lentamente cerraba su pinza, disfrutando del espectáculo, los golpes carentes de fuerza continuaban, la sangre seguía brotando y el dolor embriagaba a Marloc, hasta que al fin fue partido a la mitad.
—Pero que decepción — mascullo desanimado al ver cómo el cuerpo se quedó quieto — ¡Guardias! ¡Lleven estos restos a la mazmorra! Su destino será ser comida para mí aposento, no vale la pena ser comido por mi.
>>Los restos de Marloc fueron tirados a un pozo, donde lo acompañaban más pedazos de alimañas y criaturas desafortunadas, el líquido en donde estaban corroían la carne para ser digerida, poco a poco el cuerpo del humano era descompuesto.<<
—¡No! ¡Ese no puede ser el final! ¡No puedo permitirlo! — se negaba al ver el futuro próximo.
Su torso libero innumerables hilos verdes, semejantes a pequeñas serpientes, estás se unieron con las extremidades cortadas, volviendo a reponer a Marloc, el monstruo ya dándole por muerto le daba la espalda, el humano entonces lo atacó con su brazo izquierdo, este creció en volumen, un fuerte instinto asesino alertó a Morless, entrometió su carnosa pinza la cual acabo quebrada al conectar el golpe y mandándolo más allá del cuarto, rompiendo la puerta y terminando en las escaleras. Un líquido morado se deslizaba por el cráneo y lo que quedaba de su tenaza.
—Si, al fin — musitó el monstruo, se alentaba Morless volviendo a ponerse de pie.
Volviendo al ataque con su anormal brazo, está vez consiguió dar al cráneo negro, inmediatamente este se llenó de grietas, expulsando más líquido morado, pero el cuerpo de Marloc fue sujetado por los tentáculos del monstruo, pese esto siguió golpeando con ambos puños al ahora derribado monstruo, pedazos de cráneo caían al suelo en cada impacto, no ofrecía resistencia.
—¡Muere! ¡Tan solo muerte ya! — bramaba colérico el hombre, todo su cuerpo parecía estar compuesto por las extrañas serpientes.
—Lo sabía, tú eras el indicado. Tu eres capaz de llevarme a la revolución que mi cuerpo necesitaba — reía Morless ante la golpiza recibida por el humano.
—¡Cállate! ¡Cállate! ¡Solo muerte de una puta vez! — el último trozo de cráneo cayó al suelo y con ello el misterioso brazo de Morless se mostró.
Era algo casi invisible, se podía ver las venas multicolores y la silueta de aquella extremidad fantasma, acompañada de un anormal brillo, las campanas en su cabeza sonaron alertándolo del peligro, apenas logrando esquivar el extraño poder, detrás de este varias paredes se vinieron abajo, el edificio entero se estremeció de dolor, incluso el alarido retumbó por toda la villa.
—Bien pensado — lo alago el monstruo cubierto de sangre.
Marloc viendo la oportunidad salió por la enorme apertura creada por el señor de la villa, tras ver de lo que era capaz de hacer, este le permitió huir. Poco después llegaron al lugar sus guardias.
—¿Lo seguimos señor? — pregunto uno de sus monstruos a su servicio.
—No, déjenlo ir, será una presa formidable cuando tenga a esos que tanto busca, solo necesitamos esperar — explico el monstruo poniéndose de pie — fui testigo de ese increíble retorno, será capaz de más cuando tenga que protegerlos — tomo la lanza roja que dejó atrás.
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