¿Problemas cardíacos?
Will Font
He terminado de organizando la distribución del último cargamento, salgo del depósito ya a media mañana del domingo, estoy algo cansado, pues la fiesta de Megan del viernes duró hasta el amanecer del sábado y cuando me iba a marchar, megan me invitó a conocer su habitación, la cual no ví por estar comiendome su boca, quince ir lento, pero esa mujer no me lo permitió, se me lanzó encima como una gata en celo y no estuvo tranquila hasta que tuvimos relaciones.
El sábado solo tuve tiempo de ir al apartamento a ducharme, ya que tenía que ir a organizar la distribución de las drogas, solo quiero llegar al apartamento y dormir el resto del día.
Manejó mi Maserati negro, rumbo a mi apartamento pero a mitad de camino veo en la acera a una chica sentada sobre algo negro y la cara metida entre sus manos, me es muy familiar, al acercarme más me doy cuenta que es Ángela la hermana de Megan.
Bajo la velocidad y me detengo a su lado, en realidad no sé por qué motivo, pero no la puedo ignorar, veo como se limpia la cara, está llorando.
Me bajo del auto y ella me ve con asombro.
— ¿Estás bien? — le pregunto mientras me acerco.
Ella me ve y luego afirma con su cabeza contradiciendo lo que veo, pues, sus ojos están rojos y no deja de llorar.
— Quieres que te lleve a algún lugar — ella niega — Ángela, no me parece que estés bien, déjame ayudarte — me agachó a su lado y puse una mano sobre su hombro.
Ella me mira y veo cómo forma un adorable puchero, para luego brincar a mis brazos y refugiarse en mi pecho, llora a todo pulmón y siento como tiembla, algo muy grave le pasó.
Me quedo por unos minutos abrazándola, la verdad no sé que debo hacer, nunca he estado en una situación similar a esta, lo más cercano es cuando me caí de niño mientras aprendía a manejar mi bicicleta me raspe la rodilla, recuerdo como mi madre me consoló, ella me abrazó y me beso por toda la cara…
Lo más normal sería irme o mejor dicho, no haberme detenido, pero al verla en este estado actúe sin darme cuenta.
Cuando veo que no se calma, me canso de esta situación, me levanto y con una mano la tomo por su brazo y con la otra agarro su maleta, la llevo a rastras al auto, abro la puerta del copiloto y hago que se suba luego meto la maleta en el maletero y por último me subo y arranco.
— Ángela, no estás bien, déjame llevarte a un lugar para que podamos hablar y poder entender que te tiene así — la miro de reojo y veo como se limpia las lágrimas.
— Y cuando me entere quien te ha lastimado iré y le partiré todos sus huesos uno a uno, para que sufra por cada lágrima que has derramado — hablo más para mí que para ella.
Manejó hasta mi apartamento, estacionó el auto en mi estacionamiento privado, salgo le doy la vuelta al auto y abro la puerta del copiloto, la veo un poco más calmada y cuando intenta hablar no la dejo, tomó su mano y la guío a la puerta del ascensor, una vez abre la caja metálica entramos y presiono el botón para ir al último piso.
— Aquí estarás a salvó, no te tienes que preocupar por nada.
— Gracias, pero no debiste…
— ¿Cómo que no debí? crees que te iba a dejar sola en este estado que estás — la miro y ella baja la mirada.
Llegamos a mi piso, ingresamos al pasillo donde se ven dos puertas, camino hacia la derecha y saco la llave.
Una vez dentro de mi apartamento la guío al sofá donde ella se sienta, voy a la cocina por un vaso con agua y luego de entregárselo tomo asiento a su lado.
— Cuando estés lista podemos hablar — ella se limita a tomar un trago de agua.
— No se que decirte.
— Puedes comenzar por contarme el motivo de tu estado — ella me ve y suspira.
— Es algo complicado, no se por donde empezar…
— Quizás por el principio.
— Es qué…
— Ángela, somos amigos verdad — le digo y la verdad me asombro yo mismo de mis palabras "amigos" yo no puedo tener amigos, no aguantaré otra pérdida de un ser querido.
— Es que… Es un problema familiar y no creo prudente que tú te veas envuelto en mis problemas. Y mucho menos al estar saliendo con mi hermana.
Ella se remueve incómoda en el sofá y medita por unos segundos sus próximas palabras.
— Solo déjame ayudarte en lo que pueda.
— Te lo resumiré, peleé con mis padres y me tuve que ir de su casa…
Yo tengo unos ahorros, no son muchos pero creo que podré alquilar una habitación.
Sé que hay más detrás de esa historia pero también sé que no me la va a contar.
— Te propongo algo — la veo y no puedo dejar de preocuparme por su semblante.
— Yo tengo una habitación desocupada, quédate mientras consigues un lugar.
— No, como crees, no puedo, además si Megan se entera me mataría.
— Y porque ella haría eso, no estamos haciendo nada malo, solo es por unos días.
— Es que ella es…
No puedo.
— Ya está decidido, ven sígueme — ella se levanta y me sigue.
— Pero…
— No se discute más Ángela.
Ángela
— No se discute más Ángela — me habla con un tono tan severo.
— Ya la decisión está tomada — se detiene y me mira con una mirada tan penetrante — Se que te pasó algo más, y también sé que no me quieres contar y no me malinterpretes, es tu vida y estás en tu derecho desconfiar de mi, pero entiende que yo no me are a un lado, te ayudaré en lo que pueda y ahora te mostraré tu habitación sígueme.
Camino a su espalda silenciosamente, él es tan extraño, ¿por qué me quiere ayudar?
<< Será que estoy soñando y él es mi príncipe azul capaz de dar su vida por mí>>
Ya Ángela, deja de pensar idioteces, esto no es un cuento de hadas, es la vida real, los príncipes azules no existen.
El me muestra una habitación muy bonita, tiene una cama, dos mesas de noche, un closet, una puerta que va a un pequeño pero lindo baño y un escritorio.
— Iré por tu maleta, ya vuelvo — sale de la habitación, camino y me siento en la cama.
Si Megan se entera me va a matar, ella es muy posesiva.
Pero debo reconocer que Daniel se ha portado muy lindo conmigo, tiene un gran corazón, es capaz de ofrecerme una habitación mientras soluciono todo.
¿Por qué me estará ayudando?
Por qué más, él está coladito por mi hermana y piensa que ayudándome podrá ganarse su amor. Al pensar eso un malestar se forma en mi pecho.
Mejor dejo de pensar en él y su actitud y me centro en pensar lo que debo hacer a partir de ahora.
Primero debo conseguir a dónde irme, no puedo aprovecharme de su buen corazón y también tengo que conseguir trabajo.
Tomo mi teléfono y llamo a Melody
Llamada.
— Ángela amiga, te llamé con el pensamiento, justo te iba a llamar.
— Si, y eso.
— Mi prima Scarlett está cumpliendo años y ella quiere salir en la noche al karaoke, me dijo que tú y Tomas pueden venir, que dices, te apuntas.
Ojalá pudiera ir.
— Lo siento Melody pero no puedo.
— ¿Te castigaron otra vez?
— No… Melody me fui de casa.
— ¿Qué? Y dónde estás, ¿qué pasó? ¿estás bien?
— Si, tranquila, estoy bien.
— Aquí está tu maleta — dice Daniel entrando con mi maleta se da cuenta que hablo por teléfono, yo le sonrió y le digo que es mi amiga.
— Con quién estás, esa fue la voz de un hombre, ¿estás con Tomas?
— No. Estoy con un amigo.
— Un amigo, ¿Qué amigo?. Que yo sepa tus únicos amigos somos Tomás y yo.
— Melody después te cuento todo, pero te llamaba para ver si puedes hablar con tu tía sobre el trabajo.
— Ya la llamó y te digo.
Mándame la dirección de dónde estás para ir y hablar.
— Hablamos en la universidad, estoy bien, solo habla con tu tía, me urge empezar a trabajar cuánto antes.
— Pero yo quiero verte, necesito cerciorarme de que estás bien.
— Está bien, créeme, además tienes que ir con tu prima.
— Pero…
— Pero nada, no puedes cambiar tus planes por mí, solo prométeme que te divertirás por las dos.
— Ángela…
— Melody, solo quiero recostarme y dormir, si vienes no podré desconectarme de todo, si me entiendes.
— Si, te aviso lo que mi tía me diga.
Y Ángela, sabes que cuentas conmigo para lo que sea y que en mi casa serás bien recibida.
— Lo sé, gracias.
Cuelga la llamada y le doy gracias a Dios por poner en mi camino a Melody, ella es como una hermana; bueno, una buena hermana, no como Megan.
La verdad si pensé en ir a casa de Melody pero conozco a sus padres y si se enteran de lo sucedido serían capaces de ir a casa de mis padres para defender mis derechos, me los imagino discutiendo con mis padres.
Pero tengo que evitar que el señor Richard agarre rabias, él sufre de problemas cardíacos y no me perdonaría que le pase algo por mi culpa.
Daniel me dió mi espacio, luego de terminar la llamada salgo de la habitación, camino por la sala, la cocina y no lo veo, me imagino que está en su habitación, me devuelvo a la mía y me recuesto un rato a descansar.
Me despierto desorientada, está habitación no es la mía, me siento en la cama y recuerdo todo lo que viví hoy.
Me levanto y voy al baño para darme una ducha, luego salgo y busco en mi maleta algo para ponerme.
Por lo rápido que empaque no tengo muchas cosas, consigo un pantalón de tela holgado color negro y una franela ancha blanca, me visto y salgo de la habitación, todo está en silencio, veo la hora en un reloj de pared y ya son las 8:48 PM.
Mi estómago ruge de hambre, recuerdo que hoy no he comido en todo el día, decido cocinar algo para la cena, al buscar en la nevera no consigo muchas cosas, por lo visto Daniel no es de cocinar.
Solo consigo una bolsa de pan, queso, jamón, mayonesa, un litro de leche y dos tomates.
Preparo unos sándwiches, suficiente para los dos, cuando estoy colocando lo preparado en dos platos, levanto la mirada y veo a Daniel a un lado del mesón, él me mira como tratando de leer mi alma.
— Yo… disculpa por no pedir permiso, es que tenía hambre y yo pensé…
— Tranquila, está bien — él camina y se sienta en un banquito frente al mesón, coloco un plato frente a él y otro frente a mi, sirvo dos vasos de leche.
— Valla si que es una ventaja tener a alguien viviendo aquí — dice pensativo para luego morder el sándwich.
— Está muy bueno — comenta y sigue comiendo.
En ese momento me llega una idea
— Si me permites, me gustaría encargarme de cocinar y de la limpieza del apartamento mientras yo esté aquí — él me ve y antes que conteste prosigo — Por favor, de esa manera no sentiré que me aprovecho de tí.
Él medita por un momento mis palabras y luego habla.
— Está bien, como quieras.
Comemos en silencio, luego se para y levanta su plato yo me adelanto le quitó el plato de la mano, camino al lavaplatos y procedo a lavar todo lo que ensucie.
Mientras estoy enjuagando los cubiertos él me habla.
— ¿Te sientes mejor?
— Si.
— Ya que estarás aquí por unos días mañana después de clases compraré algo de comida y… — lo interrumpo.
— No, no te preocupes, yo soy la que compraré cómoda, es mi manera de agradecer lo que has hecho por mí.
— No creo que debas gastar tus ahorros en comida.
— Yo empezaré pronto a trabajar, por eso no te preocupes.
— Oye yo pongo una parte y tú otra te parece — el sale de la cocina y yo me quedo parada esperando no se que… Al cabo de un par de minutos entra a la cocina con su billetera en la mano, saca unos billetes y los deja en el mesón.
— Está es mi parte — da media vuelta.
— Voy a salir en un rato, no se a que hora regrese, estás en tu casa — dicho eso se retira.
Termino de lavar los trastes y camino a mi habitación, a dónde irá, quizás el tenga una cita, otra vez ese malestar en el pecho, pero qué me pasa, tendré problemas cardíacos como el señor Richard.
Esa noche no pude dormir, la pasé dando vueltas en la cama, pensando y llorando.
Y luego de muchas horas analizando mi situación llegué a una conclusión.
Estoy sola, no cuento con nadie, tengo que salir adelante, trabajar duro para ser alguien en la vida, debo dejar de llorar, aunque hoy esté ahogada en lágrimas mañana me levantaré con mi cara en alto, no me derrumbare y le demostraré a mi familia que si valgo y mucho.
****************
Hola a tod@s, se que me tarde un poco con este capítulo, pero es que se me ha complicado un poco esta nueva historia.
El escribir es algo complicado, ya que en ocasiones la imaginación de uno se va de viaje sin nuestro consentimiento 😅 y nos deja sin nada que escribir.
Se les quiere ❤️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro