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Capítulo 9

Muy de mañana, Severus y la pequeña salieron temprano hacia San Mungo pues debían atender otro asunto importante, los viperinos ojos de la jovencita llamaban demasiado la atención y no podía vivir eternamente con lentes oscuros.

-No quiero que me cambien los ojos- gimoteo la niña en el taxi que los acercaba al disfrazado hospital.

-¿de donde sacaste esa idiotez? – La cuestiono Snape tratando de ocultar una risa involuntaria de burla – solo te van a hacer una revisión, ya el pediatra dirá que necesitas-

-si claro ¿y que le vas a decir?- Mina giro su rostro hacia su tutor y fingiendo una voz grave y la pose del mismo comenzó a rezongar –"tiene los ojos de su padre cuando él exterminaba gente, debe cambiarlos para que no le tengan miedo"- al terminar bufo enojada.

-¿te burlas de mi?- no podía negarlo, la pequeña plaga tenia cierta gracia y ese simple esfuerzo de imitarlo estuvo a punto de arrancarle otra sonrisa en menos de cinco minutos, cosa que ni ella ni nadie deberían saber, además en el último curso un chiquillo de Ravenclaw intentó imitarlo en Halloween, al parecer sus padres decidieron no reinscribirlo para el curso que inició, tal vez castigarlo dejándole la voz como graznido de ganso no les pareció simpático.

- solo hablo como tu- respondió - ¿nadie te lo había dicho? A veces hablas como si odiaras a la mitad del mundo y desearas exterminar a la otra mitad- la sinceridad de la niña le impedía hacerle el mismo castigo, tal vez hasta se vería aun más tierna graznando por todo el colegio.

-¿y que te hace pensar que no deseo eso?- susurró Snape para que el taxista no le escuchara, Mina abrió los ojos asustada –recuerda que fui seguidor de tu padre- un gesto que podría describirse como sonrisa macabra flotó en sus labios por un momento.

-cierto- la niña contestó a su vez como si comprendiera la verdad del universo – ¡como sea! No me gusta que me hables así- reclamó y lo miró dulcemente –se que no eres tan malo- sonrío tomando su mano –me cuidas y eso habla que hay algo bueno en ti- acentúo su sonrisa sin dejar de mirarlo.

-te cuido por si tu padre aparece y pide cuentas sobre tu existencia- gruño subiendo el escudo indiferente sin importarle herirla –no te he dado motivos para que creas todas esas patrañas que me has adjudicado- resoplo mas no se soltó de la calida manita.

-¡nah eres un mentiroso!- suspiró la niñita –¡eres el mejor papá del mundo!- y al decir esto se acurrucó abrazándose al brazo de Severus.

El resto del camino no hablaron, el típico congestionamiento matutino les retrasaba bastante encerrados en tan pequeño espacio y por evadir la sensación extraña que de nuevo comenzaba a rondarle, Severus se refugio en sus recuerdos.

Flash Back

-¿eres del grupo de Lucius?- asustada Lilian le interrogaba en voz baja tras un enorme árbol en la parte más solitaria del colegio –se dice que torturan a algunos alumnos- la esmeralda mirada no dejaba de escrutar sus gestos.

-¡Lily por favor entiende! Es una posición para mí- se defendió el joven Severus –mañana cumplo quince años y según me han dicho tendré una tarea especial- susurró confidente –con eso puedo subir pronto a un nivel social más alto y podré ofrecerte lo mejor- tomo esperanzado la delgada mano de su compañera.

-¿ofrecerme? Yo nunca te he pedido nada Sevie- murmuró la chica – es más, nunca he...- titubeo –sabes que no puedo verte más que como un hermano, mi mejor amigo- suspiro esperando el típico desplante del pelinegro cada vez que tocaban el tema.

-¿Es por Potter verdad?- enojado le soltó la mano - ¡siempre es por ese idiota!- grito furioso -¿no entiendes que él no puede ofrecerte nada bueno? Sin embargo yo puedo hacerlo- controlando su enojo volvió a tomar la mano de su amiga – Lily, somos distintos a Potter y en nada te conviene estar a su lado, somos nosotros quienes debemos permanecer juntos-

-¿juntos? –una sonrisa de lástima se dibujo en el rostro de Evans – Sevie mis propios padres se oponen a que tu y yo...- se interrumpió pues un nuevo ataque de rabia acometía al joven.

-¿¡tus padres?! ¡Y dime que son ellos! ¡Dime quienes son!- tomó violentamente a su amiga por los hombros encarándola frente a frente – son solo unos asquerosos muggles, tu misma hermana es una muggle que no merece vivir –

¡Plaf! Una sonora bofetada lo hizo callar, Lilian se alejó de él con el asco reflejado en el rostro, Severus no podía creerlo, ella en quien había confiado se atrevió a golpearlo.

-Mis padres son muggles ¿y que? – Enojada se alejaba paso a paso sin darle la espalda – tu padre también es muggle y eres un mestizo ¿Qué es peor? Tener sangre de muggles o ¿ser un mestizo con aires de sangre limpia?- Al escucharla Severus sacó su varita apuntándola tembloroso -¿Qué vas a hacer? ¿Ensayar una de tus novedosas maldiciones conmigo?- la muchacha abrió los brazos -¡anda hazlo! Solo eso falta-

-no... me obligues- siseo Snape con mano temblorosa – Lilian no me obligues-

-¿Qué pasa Evans?- James apareció en ese momento detrás de los árboles que le ocultaban, siguiéndolo se encontraban Sirius, Remus y el cobarde de Petter -¡Vaya el valiente quejicus amenazando a una mujer!- satisfecho de por fin tener una oportunidad de mostrarle a Lily sus capacidades en duelo sacó su varita y sin darle tiempo de reaccionar a Severus lo apuntó lanzando un hechizo -¡levicorpus!-

Hábilmente James dirigió a Severus hacia un área abierta, repleta de estudiantes que divertidos observaban como el muchacho era golpeado contra las ramas de los árboles mientras Potter y sus compinches se reían a mandíbula batiente.

-¡ya déjalo James!- reclamo Lilian, todos en el colegio sabían que James había puesto en ella sus intenciones de conquistarla, pero ella como una típica estudiante media sangre se mataba en sus clases sin darle oportunidad al guapo muchacho.

-¡Tranquila Evans, James solo quiere demostrarle a quejicus lo que es enfrentarse a un hombre!- gritó Sirius alentando a su amigo -¿ves la diferencia quejicus?- remarcaba con insano gusto el sobrenombre impuesto por el grupo de merodeadores al slytherin.

-Púdrete- intentó responder Severus que sentía como se le dificultaba respirar por la posición en la que se encontraba, además de que comenzaba a marearse - ¡bájame y te demuestro lo que es un duelo!-

-¿Quién quiere ver los calzoncillos de Snape?- grito James con sonoras carcajadas que repitieron los alumnos que le rodeaban.

-¡repulso!- Evans dirigió su hechizo a Potter que por estar distraído lo recibió de lleno dejando caer de golpe a Severus en frente de todos los alumnos -¡te dije que lo dejaras en paz Potter!- gritó la pelirroja enojada -¿Sevie estas...?- no pudo terminar la frase, de pie y con el cabello alborotado la miraba furioso su otrora mejor amigo, temblando de rabia.

-¡Maldita seas sangre sucia te dije que no te metieras!- sin más Snape dio media vuelta y empujando a los chicos que armaban un muro detrás de él se alejo dando largas zancadas.

Evans se quedó de pie, viendo como se alejaba y un nudo en la garganta cerrándose poco a poco.

Severus se dirigió a la sala común de su casa, Lucius con otros chicos lo miraron entrar con el cabello desordenado, la ropa descompuesta y casi echando espuma por la boca.

- Te dije que entablar amistad con la sangre sucia te haría terminar mal Snape- siseo el prefecto Malfoy sin moverse de su lugar.

-No es mi amiga- gruño el pelinegro sentándose en el sofá a un lado del platinado –no mas-

-¡Que bien Snape, a nuestro amo le va a encantar esa noticia!- festejó Goyle con voz tonta.

-¡Silencio idiota!- le riñó Lucius y devolvió su atención a Severus - sin embargo efectivamente, es una excelente noticia – sonrío malévolamente –mañana tenemos salida a Hogsmeade y "él" quiere vernos- su voz era apenas un suave susurro –mañana tienes tu primera misión en grupo mi querido colega-

-¿Qué hay que hacer?- recomponiéndose la ropa Severus no le quitaba la vista a Lucius, no se dio cuenta que la joven Bellatrix había entrado a la estancia llevando un enorme libro.

-Ten Malfoy- abrumada por el peso del libro lo dejo frente al muchacho –es el único sitio donde encontré lo que me pediste- sonriente se sentó en el suelo, a los pies de Gibbon, un chiquillo miedoso y apocado que se había unido a ellos precisamente por el miedo que le causaban.

-Vamos a tener un ataque de practica- susurró Lucius abriendo el libro – Él quiere que les demos caza- les mostró unas pinturas que ilustraban el fascículo, elfos varones y hembras representados en las obras de arte realizaban una danza – no son como nosotros de poderosos, sin embargo, con algo debemos comenzar-

-¿y todas son así de...? – Gibbon se interrumpió nervioso, las elfas altas, delgadas y con cuerpos perfectos lo ponían nervioso.

-y aunque no lo fueran estupido, él quiere que les exterminemos- respondió Crabble.

-Tenemos su ubicación, tenemos las ordenes y solo debemos esperar que él nos diga la hora, mañana nos encontraremos en el "cabeza de puerco", lleven sus mascaras y túnicas además de sus varitas sin registro- indicó Bellatrix – él aparecerá cuando sea el momento-

-Solo sean discretos- sugirió amenazante Lucius – ya saben, un error y desaparecen como Joyce-

Nadie dijo nada más, Snape se dirigió a su dormitorio pensando en lo que sería su primera masacre.

Fin Flash Back

El automóvil se detenía en ese momento frente a un viejo edificio aparentemente abandonado, Mina lo miraba expectante y un tanto preocupada.

-¿Seguro que es esta la dirección que me solicito señor?- el taxista también dudaba de que el lugar fuera apropiado para llevar a la niña.

-Esta es- confirmo Severus sacudiendo la cabeza para retomar el presente y dejar atrás el pasado, pagó al chofer y descendieron del carro, un vientecillo helado hizo estremecer a la niña.

-¡hace frío papá!- gimoteo abrazándolo.

-¿segura que es frío lo que te hace temblar?- la miro burlón –solo es un chequeo- y comenzó a caminar hacia el edificio.

Mina lo siguió en silencio, llegaron hasta uno de los aparadores y para susto de la niña uno de los maniquíes se movió, imperceptiblemente para otros, pero ella estaba segura que esa cosa se había movido.

Severus la tomó de la mano y jalo ligeramente para hacerla pasar por la enorme ventana del aparador, al entrar se encontraban en un lobby lleno de bancas, un mostrador enorme frente a ellos donde una decena de mujeres vestidas de uniforme blanco atendían a los que llegaban o esperaban un turno.

-Tenemos cita con el Dr. Axel Gibbons- indicó a la recepcionista que revisó una libreta.

-Si, profesor... Snape ¿no es así?- confirmo la chica mirándolo respetuosa mientras él asentía discretamente – El Doctor los espera- y dándole una hoja le señaló el camino.

El lugar era enorme y Mina no daba crédito a lo que veía, un tragaluz al centro del edificio dejaba ver una serie de pisos tanto hacia arriba como hacia el subsuelo, el lugar tendría entonces más de treinta pisos pensó sorprendida.

-La sala de pediatría está arriba- le señaló Snape un ascensor y la guío aprovechándose que la niña estaba aturdida por la sorpresa.

El piso de pediatría estaba decorado con muchos dibujos en los muros, personajes de cuentos de hadas saludaban a los que bajaban del ascensor, posaban para los niños y les cuchicheaban cuentos, chistes o canciones infantiles para distraerlos, pero ellos no se detuvieron y caminaron por el largo pasillo hasta encontrar el área de oftalmología, no había pacientes en espera y Snape tocó la puerta.

-Adelante- la voz de un hombre joven les indicó que podían pasar, temblorosa la niña dio su mano al adulto para que le diera un poco de valor.

-¿Axel?- Snape saludo al doctor, un hombre aparentemente más joven que él, vestido de blanco y que les recibió con una cara de sorpresa que no se preocupo en ocultar.

-¡Severus! Cuando vi la reservación de consulta no me lo creía- sonriente se puso de pie y apretó la mano del profesor -¿pero dime quien es esta jovencita tan guapa?- atento y visiblemente acostumbrado a tratar con niños le acaricio la mejilla a la niña haciéndola sentir nerviosa y provocando que se ocultara tras el cuerpo de su tutor.

-Mina por favor compórtate- siseo Severus y la niña se asomó tímida ofreciendo su temblorosa mano al doctor – Axel recuerdas... ¿recuerdas aquella primera misión con quien tu sabes?-

El doctor se quedó helado, asintió lentamente y tomó asiento frente a Severus que le imitó y se sentó frente a él, Mina se quedó de pie muy juntita del profesor.

-Como olvidarlo- susurro nervioso mirando a la niña –ahora que lo mencionas, ella se parece mucho a...- guardó silencio esperando una explicación.

-Wilhemina tiene once años, ¿eso te dice algo?- Snape disfrutaba el temor que exudaba su ex compañero.

-¿quieres decir que tuviste una..., que sobrevivió una elfa, la madre de esta niña?- Axel no entendía nada.

-No- contestó Snape – Wilhemina es hija de una de las elfas, si... pero yo no soy su padre- sonrío de lado, le encantaba someter a tortura psicológica a su viejo compañero –Mina quítate las gafas- ordenó tajante, la niña no tuvo más que obedecer.

Gibbon reacciono como si estuviese frente a una gigantesca cobra, echó su cuerpo hacia atrás tratando de alejarse instintivamente de la niña.

-¡es... es...!- tartamudeaba temblando de pies a cabeza.

-Si, es hija de mi Lord- contestó Severus –y debes hacer algo para poder ocultar esa característica- siguió hablando sin importarle que el medico sudaba y temblaba frente a ellos.

-Pero si se entera el ministerio... si Dumbledore lo sabe- gimoteo Axel sin saber que hacer.

-Ambos lo saben, y Albus mismo me ha sugerido que se haga esto por el bien de la niña- resoplo ya cansado Snape de dar la misma explicación en todos lados.

-Pero... si mi Lord- murmuró aterrado el doctor

-No sabemos si sigue vivo, y piénsalo... si llega a buscar a su hija en caso de haber sobrevivido ¿Qué cuentas vamos a darle?- harto del cobarde de Axel, el profesor buscaba ya que se pusiera a trabajar -¡como sea debes hacer algo para corregir ese defecto!-

-¡puedes hacerlo tu mismo Snape!- gimió Axel – no quiero hacer algo que en caso de vivir, pueda reclamarme-

-Por lo que veo tienes una excelente posición como sanador- cambio drásticamente de tema Snape, Axel asintió confundido – y simplemente cambiaste tu nombre y agregaste una letra a tu apellido ¿no es así?- de nuevo el aterrado sanador asintió

-La situación de la niña es sabida por todos, si tu no actuas ella no tiene mucho que perder... sin embargo- el tono utilizado por Severus fue de total amenaza – si el ministerio se entera de tu disfraz, de que escapaste a Azkaban por un simple error administrativo... de lo que hacías en los tiempos oscuros- sonrío amenazante.

-tu... no...- titubeo el sanador casi derramando lagrimas de terror.

-Me parece increíble- con fingida sorpresa Severus recorría el consultorio mirando de reojo las fotografías de niños y niñas que agradecidos por las atenciones del médico, le enviaban mostrándolos sanos y sonrientes – saben sus padres que... ¿coleccionabas muñecas?- sonrío mostrando los dientes, Mina no podía entender de que hablaban mas sin embargo le asustaba la negra aura que rodeaba a su protector.

-Se...Severus tu...- Axel estaba al borde de la histeria – me destruirias y... muchos niños... me he reivindicado, muchos niños dependen de mi, de mis conocimientos-

-efectivamente mi estimado Aleksei, te destruiría, destruiría tu fortuna además de...- tomó una fotografía enmarcada que posaba en el escritorio, una joven y hermosa mujer sonreía y saludaba cargando a unos mellizos - ... hermosa familia Aleksei, ¿ella sabe tu verdadero nombre no es así?- cada palabra destilaba amenaza y veneno – por ser tu compañera supongo conocerá tu pasado, eras un excelente duelista pero yo se... que lo tuyo era desollar... y la piel de los niños era tu favorita-

-Severus... por piedad- suplico el sanador – ¡ellos no saben, eso, eso quedó en el pasado!- gimió

-¿y que me dices de la pequeña hermana de los Carrow? Alecto sigue viva... ¡en Azkaban pero viva!- con dramatismo Snape ponía punto final a su ataque psicológico, tenia a su victima donde quería – ¿Amycus sabe que fuiste tú quien desolló al hijo de ambos? ¿Tuviste el valor de decirle la verdad después de que personalmente mataste al hijo de los Carrow?-

-Eran hermanos, era una aberración- lloriqueo –ellos están en Azkaban-

-por ahora... sin embargo pueden enterarse de cualquier forma- siseo Snape.

-Pero tú fuiste un traidor, tú...traicionaste al Señor Tenebroso- intentó defenderse pero el temblor en su voz, su mismo cuerpo temblando sin control solo lo dejó en tentativa de defensa.

-Yo no creo en las casualidades Aleksei, si encontré a la niña debo suponer que "él" planeó algo para que fuera yo su guardián, y si soy el hombre de confianza de Albus, como siempre lo supo el amo- Snape tomó por el cuello de la camisa al sanador que sudaba copiosamente –entonces el amo sabe que soy su espía incondicional- lo soltó dejándolo caer en el sillón de exámenes.

-Esta bien- suspiro derrotado el sanador –podemos... puedo ponerle unas lentillas de contacto- secó el sudor que escurría por su rostro y cuello –es cirugía menor y...- como un relámpago Snape volvió a sujetarlo ahora por la garganta asfixiándolo un poco.

-Si algo le pasa a la niña... tu vida no será suficiente tormento para pagar lo que le hagas- gruño soltándolo.

-solo, solo le daré un calmante- respondió tosiendo Aleksei.

-¿papá?- asustada por todo el espectáculo y lo que escucho, Mina necesitaba el que Severus le asegurara que todo iría bien.

-Tranquilízate- le dijo con voz dura su tutor –créeme que este bastardo no se atreverá a causarte daño alguno, ¿no es así...sanador?- había furia en su gesto, definitivamente sería una estupidez hacerle algo a la niña aunque el Lord estuviera muerto.

Aun temblando de miedo, Axel o mejor dicho Aleksei Gibbon lavo sus manos y refrescó su rostro mientras la niña tomaba asiento en el enorme sofá de exámenes, una luz potente se encendió haciéndola cerrar los ojos.

-Debes tomar un poco de esto- escucho decir al sanador -¡esta bien Snape revísala antes!- no escucho a su tutor hablar pero definitivamente debía estar revisando lo que le daba a beber -¿satisfecho? Ahora por favor déjame trabajar- Mina sintió la orilla de un vaso en sus labios –bébelo pequeña- la voz de Axel se había transformado, de nuevo era dócil y amigable.

-¿papá?- a tientas sacudió su manita hasta que reconoció el tacto suave y frío de la mano de Snape –no me sueltes- gimoteo tras tragar la dulce poción.

De pronto se sintió relajada pero no soltó la mano protectora, los dedos de Axel forzaron a que abriera los parpados y dejo caer dos gotas frías en sus ojos, se asustó mucho cuando no pudo cerrarlos renovando la presión en la mano de Severus.

-Tranquila- ahora la voz de Snape sonaba distinta, relajante y profunda –debes estar tranquila ¿no sientes que estoy cuidándote?- susurró al oído de la niña.

-si- respondió ella con un mismo tono suave y relajado.

-La varita está perfectamente esterilizada- escucho la niña decir al sanador, vio como acercaba la punta de la misma a su ojo y de golpe quedo a oscuras.

-¡papá no veo nada!- gimió apretando la mano de Snape.

-Tranquilízala Severus, es solo momentáneo- explico Axel –debo colocar la lentilla dentro de su ojo para evitar accidentes-

-ya escuchaste- muy bajito la consolaba Snape –no pasa nada-

Tan pronto como escucho a su tutor sintió un liquido helado cubrir su ojo, un poco de presión y de nuevo la molesta luz hiriendo su pupila.

-Debes cuidar que no haga esfuerzos- por fin la sesión quirúrgica termino, dos parches cubrían los ojos de la niña que con cuidado se sentaba en el sofá –nada de aparecerse o usar la red flu, debes llevarla a dormir o si quieres puedo ingresarla a nuestra sala de recuperación- suspiro –en la noche puedes quitarle los apósitos-

-Tenemos donde quedarnos- contestó Severus – nada de esfuerzos, ya escuchaste Wilhemina-

-si papá- la vocecita estaba relajada, en realidad Mina caía de sueño.

-Severus créeme que la niña va a quedar bien...yo...- Axel titubeaba, era mucho el temor hacia el mortifago.

-Mas te vale, y nos vemos pronto para que hagas su segunda revisión- Snape deseaba ya terminar con esto.

-en un año- confirmo Axel

-en un año entonces- fue la despedida del profesor que con cuidado tomó la mano de la niña y guiándola con paciencia la llevó hasta el ascensor.

El camino hasta la salida fue un poco complicado para la niña, las voces la confundían y aturdida por el sedante solo daba un paso a la vez, sin embargo con paciencia infinita Snape la llevó hasta donde un taxi hizo un ruido de frenado.

-conduzca con cuidado, la niña acaba de salir de quirófano- ordenó fríamente al chofer, Mina solo escuchaba hasta que finalmente la venció el sueño.

Llegaron a su hotel y no se tomó la molestia de despertarla, con sumo cuidado la bajó dormida y en brazos la llevó hasta el ascensor donde preocupado uno de los elevadoristas le ayudó a presionar el botón de su piso.

-¿Esta bien la niña señor?- el joven muchacho aunque no hablaba con ellos había tomado cierto afecto a la nena que le dedicaba sonrisas cada vez que se encontraban.

-Si, gracias por preguntar- contestó lacónico Snape dejando el ascensor y con un poco de problemas logró abrir la puerta de su suite, llevó a la niña a su dormitorio y la cubrió con cuidado.

-Mas le vale a Gibbon haber hecho bien su trabajo- resoplo mirando desde la puerta entreabierta a la niña que dormía tranquila.

Se dejó caer agotado en su propia cama, no recordaba haber sentido tanto estrés en el pasado, ni siquiera obedeciendo las más estrafalarias y sangrientas ordenes del señor tenebroso. Poco a poco fue quedándose dormido y de nuevo sus sueños lo atormentaron con los recuerdos.

-¡Maldita seas sangre sucia te dije que no te metieras!- le gritaba a Evans estudiante que lo miraba con tristeza.

-¡Maldita seas sangre sucia te dije que no te metieras!- ahora le gritaba a Evans tirada al pie de la cuna donde Harry lloraba asustado.

-¡Maldita seas sangre sucia te dije que no te metieras!- sin embargo... no era Evans la que lo miraba con tristeza, Wilhemina lo observaba de pie en el mismo lugar donde la encontró, el escenario cambio de inmediato quedando solo entre la oscuridad.

-soy mestiza- un susurro comenzó a repetirse como un eco a su alrededor –eres mestizo- la voz de Lilian se unió al desesperante coro de ecos.

-¿Severus?- los ecos se detuvieron, una Wilhemina mayor y con la mirada violeta posada dulcemente en sus ojos negros– somos iguales- sonrío.

Snape despertó sobresaltado, nunca había tenido ese tipo de pesadillas, con alguien tendiendo su mano, con alguien sonriéndole, se levantó aun aturdido y se dio cuenta de que ya era muy noche, no habían comido y la niña debía estar ya por despertar también.

Entro a la habitación de la niña sin hacer ruido, ella seguía en la misma posición en que la había dejado pero abrazaba un oso de felpa que se encontraba cerca de sus manos cuando la acostó.

-¿Mina?- susurró preocupado.

-¿si?- contestó ella adormilada

-¿Cómo te sientes?-

-no se- su vocecita adormilada lo enterneció bajando su guardia sentándose al lado de la chiquilla, ella busco con la mano libre del oso la mano de su tutor que la tomó de inmediato –gracias por no irte- susurró la niña.

-no tengo por que irme- contestó carraspeando, la manita suave y calida lo aprisionaba, no quería soltarla, con delicado movimiento de su pulgar comenzó a acariciar el dorso suave de la manita.

-tengo miedo- confesó Mina en voz muy baja.

-¿de que?- respondió él en el mismo volumen.

-de no volver a ver-

-Dijo el sanador que te quitara los parches esta noche-

-pero... si no veo- la manita apretó con fuerza la mano de Severus.

-tranquila ¿bien?- con sumo cuidado la ayudo a sentarse –voy a quitarlos y me dices que sientes ¿entendido?-

-¿y si no veo?- insistió ella con voz trémula

-voy a sacarle los ojos a Aleksei o a alguno de sus hijos- respondió Severus con calma mientras despegaba una de las gasas.

-¿sabes poner ojos?- inocente Mina formulo su pregunta cerrando con fuerza los parpados libres de parches.

-si- contesto serio su tutor –ahora ábrelos poco a poco- ordeno con un poco de temor, si el sanador dejaba ciega a la niña sabía a lo que se arriesgaba, sin embargo había sido uno de los mortifagos más estupidos que había conocido, ganando en ello al mismo Goyle.

-si sabes poner ojos ¿Por qué estas tan preocupado?- Mina lo miraba fijamente, una chispa brillaba en su mirada ahora de un tono violeta muy vivo, idéntico a la mirada de su sueño.

Un tanto confundido por haber sido descubierto con la guardia totalmente abajo carraspeo y con un poco de rudeza puso su mano sobre la cara de la niña haciéndola abrir los ojos para revisarlos de cerca.

-Creo que Gibbon hizo un buen trabajo- opinó moviendo a la niña de un lado a otro para revisarle ambos ojos – a pesar del color ya lucen normales –

-¡me lastimas!- se quejó Mina zafándose del escrutinio del que era objeto y saltando de la cama -¡déjame ver!- se plantó frente al espejo, una niña de piel blanca, pecosa y esponjada melena rizada de un fuerte color rojo le devolvía una mirada violeta, con la pupila redonda y brillante, los ojos viperinos no se notaban en lo absoluto.

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