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Capítulo 5

El resto de la tarde la pasaron visitando tiendas y comprando algunas cosas que Mina necesitaba, Severus trató de ser un acompañante paciente aunque no podía evitar sentirse molesto, cansado, abrumado y harto de tantos lugares de niñas, definitivamente no estaba acostumbrado a ello, y mucho menos a sitios llenos de apestosos muggles.

Respecto a la niña, no podría decirse si lo disfrutó o no, simplemente se dejaba llevar a las tiendas, observaba los aparadores y de cinco lugares entraba a uno a preguntar por una sola cosa, de ocho lugares solo compraba en uno.

Ya entrada la noche llegaron al hotel, rendidos y hartos solo se dijeron buenas noches y cayeron dormidos hasta la mañana siguiente.

— ¿Qué vamos a hacer hoy?— curiosa Mina ya estaba lista para salir, vestida con una de sus recientes adquisiciones y con los lentes oscuros que evitaban a los extraños mirar sus ojos viperinos.

—vamos a Diagon— contesto Snape vestido nuevamente de color negro con un impecable traje –necesitas tu varita y algunos libros— leía distraído un pergamino que dobló y guardó en el bolsillo interior de su saco.

De nuevo abordaron un taxi, de nuevo el camino lo hicieron en silencio pues Mina se guardó de fastidiar a su profesor, se había propuesto ganarse su afecto y si le gustaba el silencio, ella seria la niña más callada del universo.

Severus por su parte miraba distraído por la ventanilla, ¿llevar a la niña al callejón mágico ahora? Por como estaban las cosas pronto uno de los mortífagos libres se enteraría de su existencia y desprotegida como estaba... además de la nota recibida esa mañana...

— ¿En que piensas papá?— la vocecilla de la niña lo hizo saltar sorprendido.

—En nada— gruñó molesto de haberse distraído a ese grado – necesitamos ir al banco y arreglar algunos asuntos tuyos—

— ¿y mi varita?—

—Después del banco—suspiró con fastidio —debemos arreglar lo relacionado con el apoyo escolar—

—Pero, me voy a aburrir— rezongo de manera natural.

—No importa, primero hay que hacer las diligencias pendientes—

La niña bufo enojada, el viaje a Londres resultó ser aburrido y sobre todo triste, la tarde anterior su profesor le había abierto los ojos de manera dolorosa... no todos la querían, y no todos merecían que ella los quisiera; era obvio si, que no era la chiquilla adorable y mas de mil alumnos se lo habían hecho notar el día que ingresó a la enorme sala... ¿Qué era entonces?

—Mina— susurro en voz baja Severus, sin mirarla siquiera – tengo ordenes directas de Albus y de Minerva registrarte como mi entenada—

— ¿He?— la niña no entendió y lo miró fijamente — ¿entenada?—

—Es posible que tu madre...que tus padres no aparezcan por un tiempo y para permanecer en el colegio, para tener una identidad legal... requieres de un tutor— respondió Snape todavía sin dignarse a dirigirle una mirada.

— ¿Cómo si fueras mi papá de verdad?— no entendía mucho pero comprendía la necesidad de tener un adulto a su lado para respaldarla y para guiarla.

—algo así— contestó Snape –sin embargo y sobre todo por la charla que tuvimos ayer en la tarde, quiero darte la opción de solicitar un tutor diferente— guardó silencio rogando a Merlín y a cualquier otro mago superior que iluminara a la niña y ésta corriera a ocultarse tras la túnica de otro mago, de preferencia al pesado de Albus o la reprimida de Minerva, eso sería digno de recordarse.

—Estoy de acuerdo si tu estás de acuerdo— fue toda su respuesta, los altares iluminados que Snape levantó por un segundo cayeron estrepitosamente en su mente — ¿a ti te molestaría?—

— Si en cierta manera— de nuevo esa sensación de pesadez en el ambiente le hizo notar la tristeza de la niña – no quiero que te sientas agobiada por compartir obligaciones con un adulto gruñón, amargado y malvado como yo— resoplo y extrañamente la risita de Mina comenzó a sonar a su lado obligándolo a mirarla curioso.

— ¿Me castigarías si repruebo alguna materia?— pregunto risueña

—Por supuesto— había hielo en su respuesta

— ¿Llegarías a darme un bofetón por grosera?— los ojos de la niña chispeaban tras las gafas.

—Los necesarios, incluyendo castigos mágicos si se requiere más disciplina— el tono que Snape usó debió provocar en otros un infarto, pero Mina sonreía alegre.

— ¿si me enfermará cuidarías de mi? ¿Me defenderías si alguien quisiera dañarme?—

—al menos pediría a Poppy que te ingresara a la enfermería, y es evidente que como tu tutor debería protegerte de algún peligro externo— Snape se encogió de hombros, definitivamente la niña era boba o era un ángel cuya bondad le hacia indiferente a su naturaleza egocéntrica y antisocial.

—Si dejo de comer, me obligas también ¿verdad?— Wilhemina realmente disfrutaba esa charla.

—te lo demostré ayer en la tarde— gruño, si de por si su carácter no incluía la "diversión" las "bromas" o algo similar, en ese momento estaba echando chispas, a punto de soltar un avada kedabra si la niña preguntaba alguna bobada más.

—entonces si quiero que seas mi tutor— respondió por fin la niña, incrédulo Snape la miró fijamente y el enojo se evaporó de inmediato dando paso a miles de preguntas, tal vez la chiquilla se merecía una metralla de preguntas tal y como lo había atacado el día anterior, pero se guardó de hacer una sola.

—Terminando los tramites en Diagon, vamos mañana con Kingsley al ministerio— informó a Mina que de nuevo guardaba silencio, pero ahora sonriendo y con su suave y cálida manita sobre la helada y delgada mano de Snape.

Wilhemina se imaginó que llegarían a un centro comercial como el que visitarán el día anterior, nada más contrario que la verdad; llegaron a un pequeño lugar que si Snape no le dice que se detenga ella se habría seguido derecho sin notarlo, al entrar el lugar estaba casi lleno, las mesas ocupadas en su mayoría por hombres y mujeres vestidos estrafalariamente, en la barra unos cuantos bebían en silencio y el tabernero limpiaba un vaso de vidrio con un trapo mientras una escoba barría frente a la barra y un trapo limpiaba a su vez la cerveza derramada por un distraído que charlaba con otros dos.

— ¿Lo mismo de siempre profesor?— el tabernero se dirigió a Snape ignorando a la niña, el profesor solo negó con un movimiento de cabeza y pasó a un lado de la barra llevando a Mina del brazo, entraron a un patio sucio y casi en ruinas.

— ¿Y Diagon?— inocentemente la chiquilla miraba hacia todos lados buscando una escalera u otra puerta.

—Es por aquí— indico Severus marcando con su varita los ladrillos clave del muro, en menos de diez segundos el paso estaba tan abierto como los sorprendidos ojos de Mina.

Una calle atestada de gente igualmente vestida de manera estrafalaria se abría ante ellos, por reflejo le buscó la mano al adulto pero éste la evito, así que la niña camino un pasito detrás de él, mirando fijamente el piso. 


—Debemos abrir tu cuenta en Gringotts para que puedas comprar tus útiles escolares— Severus se interrumpió al notar a la niña callada, atenta a sus palabras pero que de ella solo se notara su respiración — ¿Qué te sucede?—

—Que no te entiendo ni pío de lo que me estás diciendo— contestó risueña – se que lo que vas a hacer es bueno para mi, solo vamos y terminemos con todo eso porque me estoy fastidiando— susurró como en una ligera amenaza.

Que la chiquilla se aburriera no le interesaba, a Snape le preocupaba sobre lo que ella era capaz de hacer aburrida, lo que menos deseaba era tener a una pequeña latosa brincando por toda la calle, tal vez internándose de Knockturn sin las precauciones necesarias.

Tomó a la niña del hombro y la llevó de inmediato al banco.

—¡vaya!— susurró a media voz la niña —¿Quiénes son ellos?— pregunto muy educada mirando a los enanos—

—los encargados del banco— respondió acercándose a uno que estaba desocupado.

—Buen día Profesor Snape ¿viene a revisar su cuenta con nosotros?—

—En parte, también quiero abrir una cuenta a la señorita Wilhemina— adelantó un poco a la chiquilla, el enano la miró con curiosidad.

—Sin intención de ser grosero Profesor Snape— el enano un tanto confundido se dirigió al adulto —¿la señorita es media elfa?— la gélida mirada del mago lo alarmó —¡no mal interprete profesor!— se levantó señalándoles las sillas frente a su viejo escritorio –permítanme un segundo— salió por una puerta detrás de su cubículo.

—¿Qué paso?— curiosa la niña balanceaba las piernas en la silla que apenas le permitía tocar el piso colocando los pies de puntillas y ladeaba la cabeza buscando al encargado.

—lo ignoro— realmente confundido Severus no se movió de su sitio aunque no pudo evitar un gesto de contrariedad.

El empleado volvió un minuto más tarde cargando varios folios en pergamino amarillento y polvoso.

—hace casi doce años recibimos la visita de una bruja— les informo agitado y mal humorado –estos pergaminos los dejó en custodia además de un fuerte deposito— en uno de los pergaminos un sello resquebrajado sostenía por la cadena a una pequeña llave –dejo esto informándonos que una niña llamada Wilhemina era la poseedora de esa cámara—

Snape tomó los pergaminos y la niña curiosa se inclinó a su lado, la letra garigoleada y perfectamente delineada indicaba que si, una niña con ese nombre y características físicas idénticas a las de la chiquilla se presentaría.

—podría tratarse de otra – contestó Severus, intrigado pero también cauteloso —¿Quién abrió la cuenta?—

—Madame Ricchi— leyó el elfo arrancando la llavecita –venía acompañada de un hombre joven, al parecer su sirviente, él si era un elfo—

—¿Por qué no informaron al colegio?— curioso revisaba los documentos una y otra vez.

—hay que hacer otra prueba caballero— susurró un poco nervioso el encargado –dejaron una gota de sangre, para compararla con una muestra fresca de la señorita— aprensivo miró a Mina que abrió los ojos como platos.

—¿pa...papá?— tartamudeo asustada, Severus tomó su mano y sin mas clavó un pequeño alfiler que le entregara el enano, la gota brotó de inmediato, la recogieron con un trozo de papel agregándola a la muestra reseca, un humo verdoso se desprendió de inmediato.

—efectivamente es la señorita dueña de la cámara— afirmó el empleado entregándole la llavecita – uno de los mozos los acompañará— la niña lo miró recelosa, chupándose el dedo herido.

No hablaron mientras caminaban por el pasillo bordeado por escritorios ocupados por enanos ensimismados en sus funciones, en la enorme puerta dorada que daba a los calabozos los recibió otro enano, en nada diferente al que les atendiera previamente.

El viaje dentro del carrito resultó aterrador para Wilhemina que se apretó con fuerza al brazo de Snape, tan concentrado en esa extraña situación que la ignoró olímpicamente, aunque alcanzó a hacerse a un lado cuando la mareada niña hizo un amago de devolver su desayuno.

—la llave— pidió el mozo, Severus se la entregó, en un instante se encontraban frente a un espacio repleto de piedras preciosas y piezas de oro.

—Wow— susurró la niña entrando curiosa.

—¡vaya!— no pudo acallar su exclamación de sorpresa —¿Qué es todo esto?— como respuesta el enano le dio un pergamino que se encontraba oculto en un rincón del muro de roca.

"Te prometí no dejarla desamparada, he cumplido mi parte, ahora cumple la tuya"

—¿Qué dice profesor?— curiosa la niña buscaba leer el texto, su acompañante lo rompió.

—que todo esto es tuyo— susurró –afortunadamente no me resultarás una carga económica— siseo lanzándole un pequeño saco –lleva lo suficiente para ropa y los libros que te hagan falta— y dio media vuelta abordando de nuevo el reducido carrito

Dos horas después salían, él fastidiado y ella contenta llevando en brazos una alcancía con forma de hipogrifo.

—guárdamela ¿si? No quiero romperla— se atrevió Mina a pedirle a su profesor.

—Es tuya— fue toda la respuesta de Severus, caminaron unos metros y llegaron a la tienda de Madame Malkin –aquí vamos a comprarte más uniformes—

— ¿Mas?— susurró Mina –creí que tenia suficientes ¡quiero una túnica!— gimoteo provocando que una mujer volteara a verla extrañada de que la niña fuera acompañada por el estricto profesor de Howgarts.

—Como sea, solo cállate— gruño Snape y entraron a otro local, salieron de Diagon horas después, cargando bolsas y paquetes donde en uno de ellos contenía la tan ansiada varita. 


Me encanta esta nueva aplicación de poner imágenes en los capítulos  


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