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Capítulo 3

La niña se oculto como cachorro asustado bajo el escritorio, arrinconada, abrazando sus rodillas llorando y temblando; no entendía el por que los alumnos habían sido tan felices de no tenerla como compañera; por que el sombrero parlanchín se había burlado de ella, ¡por que demonios estaba ahí! ¡Quien era ella! O mejor dicho... ¿que era?

La puerta se abrió con un chirrido y el sonido de pasos invadieron el lugar, intentó no hacer ruido, quizá si hubiera abierto una ventana pensarían que había saltado y saldrían de inmediato a buscarla o cerrarían la ventana para que no entrara el viento y se irían tranquilos, liberados de su presencia... el castillo lucia enorme y no seria difícil esconderse en el hasta lograr recuperar su memoria o al menos recuperar fuerzas y salir al mundo, al bosque donde sentía que pertenecía en realidad.

-¿Mina?- llamo Albus... ¿mina? ¿Ese era su nombre?- ¿Wilhemina?- repitió y los acompañantes comenzaron a murmurar cosas que no comprendió, de repente una figura plateada y rechoncha que parecía ser un fraile salió del piso frente ella haciéndola gritar

-¡aquí esta director!- indico alegre atravesando el escritorio hacia arriba, Mina intento gatear lo mas rápido posible y moverse a un lugar mas seguro, sin embargo una mano fuerte la sostuvo del tobillo

-es mejor que estés quieta y tranquila para que podamos hablar- un hombre joven, alto y de pálida piel la sostenía sin esfuerzo por más que ella forcejeaba.

-¡Niña por Merlín, tranquilízate!- una tiesa mujer de gafas y sombrero a juego con su atuendo la miraba duramente y aparentemente ¿lista para darle un golpe?... no... tenia una vara en la mano pero no como del tamaño para golpearla y sin embargo la forma en que la empuñaba era amenazadora

-¡Minerva!- El joven de negra túnica se interpuso entre la amenazadora señora y la chiquilla – ¡Solo es una niña!- Mina se sorprendió por la protectora actitud del joven e instintivamente se levanto y oculto a sus espaldas mientras él la protegía con su cuerpo

-Poppy por favor lleva a la profesora Mc Gonagall y dale una poción tranquilizante, estamos muy tensos Minerva por favor, todos acompañen a Poppy- el de negro miro interrogante al anciano – menos tu Severus, necesito que te quedes-

-Bien- contesto relajándose un poco pero sin dejar de cubrir a la niña –¿quieres que vaya por el sombrero seleccionador?- pregunto dando un paso y sintiendo en su túnica el jalón de una mano que buscaba su protección ocultándose tras el, con un gesto de fastidio giro y soltó a la niña – ya tranquilízate – la niña hipaba y amenazo con otro ataque de llanto – ¡Por Slytherin niña!- la fuerte y profunda voz la amedrentó obligándola a guardar silencio –así esta mejor... siéntate y ...- sirviendo una copa de una mesilla de vinos que ella no había notado en la oficina le sirvió un liquido rojizo – bebe esto-

-¡Severus!- Albus lo miro preocupado

-Tranquilo Albus, algo de jerez no le hará daño, aunque por su estado una buena botella de whiskey de fuego le caería mejor- Severus se justifico y con largos pasos salió de la oficina, Albus miraba a la niña con curiosidad mientras ella sujetaba la copa con ambas manos, no es que fuera una copa muy grande o sus manos muy pequeñas, en realidad era algo mas alta para su edad por lo que la hacia sentir desgarbada y torpe, así que quería tener sus manos a la vista para evitar una tontería mientras daba ligeros sorbos a la dulce bebida que le relajaba un poco.

-¿Que tanto habrás pasado pequeña?- El tono del anciano era triste, con dolor en sus cansados ojos, dio un par de pasos y se sentó junto a ella que no le quitaba la vista de encima.

-¿que lugar es este?- pregunto Mina sin separar los labios casi, mirando de hito en hito al hombre de largos y blancos cabellos.

-es un colegio, un colegio para chicos especiales- contesto con voz paciente el anciano.

-¿monstruos? ¿Locos?- pregunto de nuevo recordando la forma en que la miraban, en que se burlaban de ella.

-no... de magia, para jóvenes magos y brujas- sonrió amistosamente mientras de su túnica sacaba una bolsita – ¿quieres?- le ofreció, la verdad ella tenia algo de hambre pues había comido muy poco en la enfermería, Poppy en su positivismo había creído que mas tarde tendría que cenar y compartir con sus compañeritos como le expresara minutos antes de abandonar la enfermería... ya habían pasado mas de cinco horas de su último alimento y Mina se moría de hambre.

-¿que es?- curiosa se levanto y puso su copa en la mesilla, poco a poco, como animalito desconfiado se acerco y metió la mano en la bolsa sacándola de inmediato – ¡Se mueve!- miro con cierta repulsión la bolsa y el profesor saco un bichillo que movía unas largas antenas.

-no te preocupes, es un hechizo que los hace ver así, pero son realmente deliciosos, algo picantes- sonrió y nuevamente le ofreció la bolsa, Mina metió su mano y saco una cosa que movía patas y antenas y rápidamente la metió en su boca.

-sabe bien- murmuro mientras masticaba y tomo asiento a un lado del anciano – ¿dices que estoy en un colegio para brujas? –Albus asintió – ¿entonces soy una bruja?- nuevamente el director asintió y en ese momento se abrió la puerta

-aquí esta- indico el profesor de negro con el viejo harapo mal llamado sombrero en sus manos.

-¡olvídalo Albus, no lo hare!- refunfuñaba el sombrero.

-es necesario- fue la única respuesta del aludido, Mina nuevamente se apanico al ver ese objeto asqueroso, repugnante y burlón que se retorcía en las manos del joven que la había defendido.

-tranquilízate pequeña- la invito a acercarse el director, ella todavía asustada trato de controlarse y tomo asiento sin antes tomar nuevamente su copa y beber de golpe el jerez restante haciendo sonreír de lado al profesor de negro

-¡vaya, aprendes rápido!- comento éste con sorna mientras daba un par de largos pasos y sin mas se sentó al lado de ella, quedando la niña sin lugar a donde escapar, de un lado Albus con su dulce mirada y su sonrisa de abuelito con una bolsa de bichos y por otro un joven, fuerte y ágil profesor que la miraba amenazadoramente –ponte el sombrero- le ordenó con voz grave.

-no- dijeron al mismo tiempo la niña y el sombrero.

-por favor no lo hagan mas difícil- respondió el anciano –es tu deber conocer a fondo el alma y la mente de los alumnos – el sombrero soltó un "mjm"

-no lo haga por favor- suplico la niña- fue humillante tenerlo en el salón y sentir su burla-.

-no hay otra forma de saber quien eres mi niña, hay que forzar tu mente- indico el director mientras tomaba al sombrero y el profesor de negro pregunto de inmediato.

-¿necesita que haga un hechizo legimerens?- levanto la ceja, como buscando la aprobación.

-no Severus, gracias, seria algo agresivo para la niña, dejemos que el se encargue – sonrió amistosamente a la niña – no te preocupes, no te hará daño, nos dejara ver que es lo que ocultaron en tu mente, es todo, así sabremos quien eres y como llegaste aquí- el saber esos detalles la hizo aceptar, así que respiro profundo y se sentó derecha.

-esta bien- intento sonreír y miro al profesor que anteriormente la había protegido – ¿podría darme la mano... para no tener miedo?- susurro dulcemente y con su característico gesto de fastidio Snape le dio la mano, el contacto de la suave y cálida mano infantil lo estremeció por un segundo, que afortunadamente no notaron Albus ni la niña

-cierra los ojos y respira profundo, abre tu mente para que sea mas rápido- le indico el director y ella obediente siguió sus instrucciones, un flash blanco la cegó aun con los ojos cerrados y miles de imágenes pasaron por su mente, no identificaba nada mas parecía que el dichoso sombrero entendía todo.

-hmm muy interesante, no estaba equivocado... vaya vaya...- murmuraba el viejo despojo de sombrero, al cabo de unos diez minutos –esta bien Albus, vamos a tu oficina- pidió el sombrero.

-¿estas seguro de haber visto todo?- pregunto Albus

-creo haber visto lo suficiente- respondió con voz trémula el sombrero, Snape aun tenia a la niña de la mano y esta aun no abría los ojos –estoy seguro ahora que esa niña es Slytherin-

-Severus, ¿podrías llevar a la niña a la habitación contigua a tu salón de pociones?, si no estamos equivocados, ella pertenece a tu casa, sin embargo no quiero que comparta habitaciones con las demás alumnas, al menos por ahora- sonrió y dio una ligera palmada en la mejilla a Mina –puedes abrir los ojos- sonrió mientras ella lo miraba tímidamente

-¿sabe quien soy?- susurro

-estoy por saberlo, por ahora acompaña al profesor Snape y sigue sus ordenes, ¿entendido?-

-Si profesor- Mina le sonrió tímida y se puso de pie, aun sentía en su mano la suave presión de la mano del profesor que ahora sabia que se llamaba Severus Snape.

-vamos- le indico secamente y comenzó a caminar frente a ella, salieron de la habitación y tomaron un pasillo largo, oscuro y frio

-que es Slytherin- pregunto por hacer conversación

-es una historia muy larga, ya tendrás tiempo para conocerla- respondió secamente Snape sin detenerse

-¿como llegue aquí?- haber si por fin obtenía respuestas

-ignoramos aún como llegaste, sin embargo yo te encontré- murmuro Snape – Te encontré mal herida, en el bosque prohibido –se detuvo ante un enorme ventanal y le señalo la zona boscosa frente al castillo –no entiendo el por que abandonarte de esa forma- un poco de humanidad se percibió en su voz, carraspeo e indicándole que debían seguir caminando la tomo de un hombro, mientras ella se dejaba guiar

-¿que soy profesor Snape?- al parecer el hecho de haber sido abandonada no era tan importante sino el saber realmente que era –las reacciones en el salón cuando entre fueron horribles- intento no sentir de nuevo ese dolor y trago saliva para deshacer el nudo en su garganta más su voz era dulce y llena de inocencia que conmovió al frio profesor.

-eres distinta señorita Wilhemina- Snape nuevamente se detuvo, ahora frente una puerta enorme que empujo y abrió con un chirrido, una serie de largas escaleras descendentes se presento ante ellos y comenzaron a bajar –no eres una bruja humana normal- susurro mientras bajaban rápidamente, al final de la escalera había otra puerta custodiada por una armadura y una pintura de una enorme serpiente – Black mamba- susurro y la puerta se abrió mientras la armadura se movía a un lado y la serpiente del cuadro siseaba –sígueme- le ordeno y pasaron una sala decorada en tonos verde y plata con una cálida chimenea con rescoldos aun brillantes, pasaron por otra puerta y se encontró de frente con una puerta discreta, oculta tras un tapiz –lo mejor por ahora es que no sepan donde esta tu dormitorio, podrás ponerle una contraseña para que nadie entre si no quieres verte molestada-.

-bien profesor- eso sugería que permanecería en el colegio al menos un buen tiempo que por lo visto sería su peor pesadilla, si es que no había olvidado alguna otra aún más desagradable.

-esta puerta – le señaló otra mientras entraban a un dormitorio de medianas dimensiones- te va a llevar al pasillo principal, saldrás a un lado de mi salón de pociones y bueno seguirás a tus compañeros en las clases que vienen indicadas en tu horario, tus uniformes se encuentran en ese mueble, tienes tu propio cuarto de baño y los utensilios necesarios para trabajar tus lecciones tranquilamente, si deseas algún libro podrás ir a la biblioteca, ahí te indicaran cuales son los apropiados para ti según tu grado escolar, y ... - suspirando fuerte para recuperar el aire, concluyo el profesor –eso es todo-

-no...no lo es- contesto ella sentándose frente a él –dijo usted que no era una bruja humana normal... entonces ¿que soy?- Snape la miro extrañado y se sentó frente a ella que lo miraba retadoramente, no entendió el por que Poppy había sentido miedo al observar esos ojos, en él provocaban una paz que no tenia hacia mucho tiempo.

-bien- contesto mirándola fijamente –ahí hay un espejo que puede resolver parte de tus dudas- le señalo un enorme espejo y Mina se levanto rápido de su lugar parándose frente al mismo...

-no puede ser- susurro ante la imagen que la veía fijamente.

-ahora tu decides que eres... un demonio, un monstruo... o un ángel- hablo en voz baja Snape a sus espaldas, esperando la reacción de la niña.

Así fue como comenzó su primer año en el Colegio Howgarts de Magia y Hechicería... llegó inconsciente y una semana después se descubrió parada frente a un espejo... se miró incrédula y sin voltear, con los ojos fijos en el reflejo del profesor Snape hablo sin ningún tipo de inflexión en su voz.

-esto soy- susurro observándose detenidamente, realmente no se imaginaba tener esa imagen, al contrario creía que tendría serpientes por cabello o un ojo en la frente, quizá su piel sería verdosa o tendría unas alas de murciélago en la espalda, sin embargo su apariencia no era tan distinta a las chicas que una hora antes se habían burlado de ella-

-esa eres tu- confirmo el profesor, que se levanto de su asiento y poniéndose a sus espaldas levanto el rojo cabello suavemente, descubriendo unas orejas puntiagudas, un poco mas largas de lo normal, pero que realmente no eran tan antinaturales –son tus ojos los que les han aterrado- susurro soltando el cabello y dando media vuelta acercándose a la mesa y haciendo tintinear una campana pequeña que la chica no había notado, estaba tan ensimismada observándose que no noto cuando apareció una charola con comida en la mesa

-¿mis ojos?- respondió por fin, acercándose al espejo... si... no tenían mucho color, quizá un leve tono violeta, pero sobresalía mucho la pupila negra semi-alargada, y los ojos eran solamente una marca descolorida con un rayita en el centro... pero... ¿aterradores? ... con que poco se espantan estos niños pensó ella dando la media vuelta –y a la enfermera también le asustaron, pero... ¿por que?- le peguntó mientras se acercaba para tomar un trozo de pan que lucia apetitoso.

-mira mis ojos- susurró el joven profesor y ella acercó su rostro para verlo de cerca, eran unos ojos hermosamente negros, tristes pero hermosos pensó, se vio reflejada en ellos y era un pozo oscuro que la absorbía –son distintos a los tuyos-

-si...son lindos- susurró sin pensar metiendo de inmediato un trozo de pan en la boca rogando que no hubiera escuchado tan imprudente comentario, sin embargo notó que levanto una ceja incrédulo mientras servía de una jarra en dos copas un liquido verdoso.

-¿lindos?- su voz era sarcástica y profunda– es la primera vez que alguien dice eso en muchos años – le entrego la copa sin mirarla mientras se sentaba –me refiero a que mi pupila es redonda... tu pupila es alargada- su gesto le indicaba lo tonta que había lucido

-si...lo se- contestó tomando una pierna de pollo y sirviéndose en un plato primorosamente decorado que había frente a ella –pero tienen un color lindo – nerviosa intenta corregir su indiscreción–mis ojos no tienen color son pálidos y con esa raya parecen ojos de sapo...- él la interrumpió con voz baja

-mejor dicho... de serpiente...- dio un trago a su copa y suspiro sin dejar su pose fría y calculadora – solamente he visto en otra persona esos ojos en toda mi vida – carraspeo y se inclino hacia ella, como para evitar que su comentario lo escuchara alguien mas – hubo un mago tenebroso, muy poderoso pero igualmente despiadado... que en ciertos momentos tenia esos ojos – como dándose cuenta de haber sido indiscreto se levanto de golpe – pero eso te lo dirá Albus, cuando termine de hablar con el sombrero y lo considere necesario – lo miro estupefacta, sin captar en realidad lo que había querido decirle su improvisado protector, más se encontraba agotada, después de estar varios días acostada y pasar por tantas emociones desagradables lo que más deseaba era dormir profundamente.

-¿mañana entonces?- fue lo único que pudo decir.

-si, por ahora termina de cenar y duerme un poco, mañana tu primera clase es conmigo, así que te quiero a primera hora formada en la puerta del salón de pociones, ¿entendido?- Tal vez fue la inocencia de la chiquilla, pero ese tono amenazador lo percibió más como una invitación cordial.

-entendido profesor, pero... ¿mis útiles, mi material de trabajo?- le preguntó acompañándolo a la puerta que daba no a la sala de la chimenea sino a la del pasillo.

-Con el fondo escolar se te ira proporcionando lo necesario, soy el jefe de tu casa, la casa de Slytherin, así que si tienes alguna duda o algún problema tienes que dirigirte conmigo ¿entendido?-

-entendido profesor... ¿Snape?- él asintió – mañana a primera hora estaré en su clase- y sin mas despedida dio media vuelta y salió cerrando la puerta tras él... alzando los hombros Wilhemina regresó a la mesa y ceno un poco más, mientras mordisqueaba una manzana encontró en un ropero muchos uniformes, solo uniformes... mas uniformes!, un bolso con pergaminos, tintas, plumas... y en un escritorio había un montón de libros, una hoja de pergamino con los turnos de clases y horarios... y ¿días libres marcados?, ¿eso para que demonios lo querría? ¿Con quien podría salir? ¿De paseo al bosque?... si claro de la mano de la profesora Minerva para que cuando la fastidiase le hiciera solo ella sabría que cosa con esa condenada varita... dejó el pergamino en su lugar y fui a revisar el baño personal, lindo, pequeño pero funcional... y la cama, ¡era enorme! Y tan mullida, se acostó sin cambiarse, se acurruco en el colchón y poco a poco comenzó a dormirse, desde el ángulo donde estaba noto algunas marcas en los muros... pero tenia tanto sueño que prefirió dejar para otro momento su investigación sobre tan cómoda habitación....

La despierta un suave aroma... ¡pay fresco!, la cena había desaparecido y le despertó el suave olor del desayuno, sin mas se levante corriendo... ¡pay de limón! ¡Pay de queso! Malteada de frutillas, sándwiches de pollo, ¡fruta picada fresquísima! Aun no amanecía así que calculo tener tiempo suficiente para un buen desayuno, el cual devoró en poco tiempo realmente, atontada por el exceso de comida se dio un baño y vistió uno de los uniformes que encontró, tomo el bolso y los libros de la primera materia y con cuidado abrió la puerta que daba al pasillo, estaba abandonada, ni un alma...o fantasma... salió y se paro frente a la puerta del salón que el profesor le había indicado... pasaban los minutos... se sentó en el piso... se puso de pie... comenzó a hacer dibujitos en el pergamino... se aburrió... se levanto y daba pasitos evitando pisar las uniones de las baldosas... fue una eternidad hasta que escucho un murmullo que crecía... ¡mis compañeros de clase!... pensó y respiro profundo, sabia lo que venia pero debía ser fuerte, se colgó el bolso al hombro y antes de que el grupo de alumnos llegara, la puerta se abrió y frente a ella el joven profesor de pociones

-llegaste temprano- comento... la niña deseo que orgulloso que desde su primer día demostrara interés por aprender –pasa y toma el escritorio que esta frente al mío-

-si profesor, buenos días y gracias – la educación ante todo...como dijeron que se llamaba... ¡ha si! Mina, debes ser una niña educada... monstruosa pero educada... definitivamente su animo estaba bastante mejor que los días pasados, el saber su nombre le daba cierta seguridad... hasta que uno de los alumnos comenzó a molestar

-no es posible- un chico con cara de troll grito – ¡el fenómeno esta en nuestra clase!- chillo entre burlón y molesto mientras los demás le festejaban la broma

-Sr. Flint mas vale que tome asiento – el profesor Snape lo miro amenazante y podría decirse que hasta enseñaba los dientes, ahora si entendió por que le tienen miedo – y como castigo a su "buena educación" vendrá a las cinco de la mañana y cinco de la tarde a asear los caldero y morteros lo que resta del curso- sin mas dio media vuelta y el resto del salón soltó unas risitas ahogadas –si alguien desea acompañar al Sr. Flint en su trabajo están a tiempo de que les asigne otras labores– silencio sepulcral –así esta mejor...tomen asiento... -sin mas la chiquilla se sentó en su escritorio y comenzó a trabajar, al parecer no le sería difícil mantener a raya el mal carácter de su profesor, buscaría la manera de ser la alumna mas callada y atenta de su materia.

La clase transcurrió veloz, aunque fueron dos horas, para ella fueron como diez minutos, la explicación a detalle sobre la materia fue fascinante, aun estaba embobada por el tema cuando se percato que ya habían salido los demás alumnos y tontamente se apresuro a levantarse...tirando los pergaminos de su escritorio.

-supongo que te ha gustado mi clase – dijo desde su escritorio el profesor sin mirarla siquiera – pero si no te das prisa, perderás la clase de herbologia...- Mina hace tal gesto de confusión que tras dar un suspiro de resignación el profesor le da las indicaciones que ella esperaba–sales del castillo y sigues el camino noroeste, hay algunos viveros numerados, te corresponde el numero seis-¡Wow le leyó la mente! – ¡Pero date prisa niña!- le grito y salió disparada.

-si...profesor... con permiso –Salió corriendo del salón, una sensación de pertenencia a ese sitio poco a poco la conforta y sonriendo llega al vivero indicado.

El resto del día para Wilhemina fue... aburrido, a pesar que su gusto por las plantas y el aire libre, las clases de criaturas mágicas y plantas fueron mortalmente aburridas, aparentemente en su pasado la niña ya había sido adiestrada en las artes de la horticultura, cuidado de plantas mágicas y también el cuidado de animales pues en sus dos clases fue premiada con puntos para su casa.

Entraba al colegio pensando en su siguiente materia cuando se topó de frente con la profesora Minerva.

-El Director ordena que vayas a su oficina- le informó y sin mas se fue dejándola parada...con fastidio comenzó a subir las escaleras arrastrando su mochila cuando una patada hizo volar sus útiles por todo lo largo del recibidor.

-maldito monstruo, por tu culpa me castigaron – era el tal Flint y un grupo de bravucones...y bravuconas... Mina trago saliva.

-si no hubieras querido quedar como el simpático, nada pasaba- contesto sin demostrarle el mas mínimo temor.

-ahora resulta que tu me vas a dar lecciones- al decir esto una de sus amigas, una chica como de dos metros de alto y doscientos kilos de peso la sujeto con los brazos por la espalda y la arrastraron tras una estatua...siendo realistas la muchacha mediría un metro sesenta y pesaría unos noventa kilos, pero con el pánico que sintió la pelirroja la percibió casi como una semigiganta.

-te voy a enseñar a no meterte con mi primo- gruño la gigantona y un puño duro como la piedra saludo a su estomago, sacándole todo el aire, hasta que el chillido de un gato los hizo detenerse... medio levantó la mirada y vio al gato gordo del mayordomo feo del colegio, el grupo salió corriendo, no sin dejarle de recuerdo un par de patadas más... el gato gordo se le acurruco ronroneando, como si preguntara como se encontraba...

-gracias gatito...estoy bien- susurró ella tratando de recuperar el aliento

-no es un gato, es una gata- gruño el conserje que se apresuraba a acercarse conforme se lo permitía su pierna tiesa – se llama señora Norris y da gracias de que eres de su agrado, si no te hubiera dejado para que te molieran a golpes- tras tan gentil aclaratoria ayudó a la niña a ponerse de pie.

-gracias señora Norris- agradeció Mina con una mueca de dolor a la gatita que ahora ronroneaba a su amo –perdón, debo ver al Director pero...no se como...-

-sigue por esa escalera doble, subes al segundo piso, sigues el pasillo de la izquierda y te toparas con la escultura de un águila... pero antes recoge tus útiles – señalo a donde se habían esparcido todos sus papeles, plumas, libros, tintas... y el bolso ondeaba orgulloso colgando del cuello de una estatua...

Tras otros quince minutos que demoro en recoger los pergaminos, plumas y tintas, recordar la ruta que le dijo el conserje... llegó a la famosa águila... ¿y luego? Dio unos golpecitos a la escultura de bronce como si fuera una puerta... nada... busco puertas ocultas... nada, hasta que la escultura comenzó a girar y a subir, se asusto de momento pero bueno quizá había hecho algo para que eso se moviera, en eso pensaba cuando se percato que un chico de su edad bajaba por la escalera, muy guapo, pero algo pequeño.

-hola- le sonrió mientras bajaba, pero cuando estaba frente a ella notó los hermosos ojos viperinos y su piel blanca casi se puso transparente.

-hola, vengo a ver al director- el niño ya estaba a unos pasos lejos de ella y señalo la escultura –dile barquillo de limón- y salió corriendo.

-barquillo de limón- susurro pensando en que mas tonta no podría verse durante este día... y la estatua comenzó a moverse dejándome ver la escalera por donde había bajado el niño, y haciendo acopio de valor trepó al ultimo escalón y la estatua giro, llevando la escalera hacia arriba, no se asustó...cosas raras había visto en el transcurso del día, hizo varias veces el papel de tonta y además fomento el deporte permitiendo que la usaran de bolsa de entrenamiento... que mas le podría pasar?


¿ QUE OS PARECIÓ EL CAPÍTULO ? Vuestras opiniones se las haré saber a Luthien 



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