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Capítulo 28 Maratón 3 / 5

—Durante las vacaciones de Harry vamos a mantenerla bajo vigilancia— sentenció Albus a los profesores que permanecían en el colegio –Hagrid, debes vigilar que no entre al bosque prohibido, evita que abandone los terrenos de Hogwarts, usa la magia de ser necesario— le hizo un guiño, era obvio que conocía el secreto que guardaba la fea sombrilla floreada que el semi gigante llevaba a todos lados.

—Lo mejor sería meterla a Azkaban de una vez— grazno molesta Sybill –Albus la niña no tiene interés alguno por su padre o su viejo deseo por destruir el mundo mágico—

—Sy tiene razón Dumbledore— la secundó Aurora –con esto solo vas a inquietarla más, a provocar su rebeldía—

—y por eso debe quedarse en el castillo— intervino Minerva —¿se han preguntado si escapa de Beauxbatons y busca al niño?—

—lo mas seguro es que le diga que lo odia— respondió Binns encogiéndose de hombros, flotaba levemente sobre un viejo sofá –esa niña es muy tranquila—

—¿Qué opinas Severus?— Dumbledore se dirigió a su profesor de pociones que los miraba en silencio, sopesando los comentarios de cada uno de ellos.

—Dudo profesor Binns que Mina solo le diga al pequeño Potter cuanto lo odia, tal vez sea capaz de soltarle una maldición sencilla— sonrió para sus adentros, como gozaría con verla torturar al chiquillo – por otro lado Albus, Aurora y Sy tienen razón, creo que exageras, Olympe la ha vigilado muy bien estos cuatro años, su crecimiento ha sido bien controlado y se encuentra bajo la atención de una sanadora mental, recibe tres sesiones por semana, los informes de la orientadora son muy favorables para mi ... hija—

—Por el momento manténganla ocupada, estudiando, practicando con su varita ¡nada de artes oscuras por favor!— susurró Albus, sus ojos chispeaban y era obvio que estaba muy preocupado –si te pide que la lleves a Hogsmeade o a Londres niégale toda salida— ordenó a Snape.

—¿Qué piensas ganar con ello?— intrigado lo cuestiono como pocas veces lo hacia —¿me crees tan estúpido como para dejarla escapar? ¡Por favor Dumbledore esto ya raya en la paranoia!—

—Creía que tú eras el paranoico— musitó Aurora a su lado dándole un codazo amistoso, Snape le dirigió una mirada agria –ok sigues siendo el paranoico oficial—

—Aunque Olympe me envía reportes sobre sus avances en conocimientos, no confío en que la niña nos diga toda la verdad— soltó sin más, todos excepto Minerva hicieron un sonido de sorpresa, era obvio que McGonagall compartía con su adorado profesor las sospechas.

—¿Te estas escuchando Albus?— por fin Pomona no se pudo contener —¡Es una chiquilla de trece o catorce años! Su desarrollo físico es solo por la sangre elfica que corre por sus venas, ¡sin embargo no hay señales de que tenga sus mismos poderes!—

—¡Albus estas llevando esto muy lejos!— intervino la profesora de vuelo –Wilhemina no es capaz siquiera de mantenerse sobre su escoba el tiempo suficiente para salir del colegio, su magia es muy limitada—

—¡Pues estoy de acuerdo con Dumbledore!— Minerva los interrumpió, todos sin excepción hicieron un gesto de fastidio –Ni el Ministerio tiene un registro adecuado sobre las capacidades de los elfos, nadie sabe de que son capaces—

—Tampoco tenemos razones para creer que tenga poderes superiores a los magos normales— el fantasma de Binns ya flotaba sobre ellos claramente alterado —¡nunca en todos mis años como profesor vivo o fantasma he escuchado tantas estupideces xenófobas o racistas!—

—¡Profesor Binns, tampoco sabemos si lo que Harry logró ver de quienustedsabe sea una capacidad adquirida por experimentar con otros seres mágicos!— Mc Gonagall insistía en su punto.

—¡Quirrell se vuelve más loco de lo que era ya y ustedes le creen a Potter!— Aurora saltó furiosa de su sitio —¡Sabemos que él estaba fuera de sus cabales desde que tomó la materia de DCAO!—

—¡Pudo creerse guardián de quienustedessaben!— Sprout apoyó su argumento —¡Desde que volvió de su viaje estaba más fuera de la realidad!—

—¡Aunque la profecía señala a Harry como el posible destructor del que no debe ser nombrado, nada nos asegura que realmente haya visto lo que queda de él!— raro en Sybill también apoyaba los alegatos sobre la posible falsa aparición de Voldemort.

—¡Wilhemina se queda encerrada y bajo estricta vigilancia, es todo!— Albus cansado de tal discusión dio por cerrado el tema –Todos sin excepción me darán un reporte diario pormenorizado sobre sus actividades—

—¡estás más loco que el mismo Señor Tenebroso!— espetó Snape abandonando la oficina con un portazo.

Ajena a la acalorada discusión que se llevaba en su nombre en la oficina del Director, Wilhemina se entretenía haciendo avioncitos de papel con mensajes escritos y echándolos a volar por el pasillo que llevaba de su dormitorio al aula de pociones, un sencillo hechizo aprendido en un taller de "aplicaciones de la magia en la administración" impartido en la academia, le permitía hacer volar los avioncitos indefinidamente, un enjambre de ellos revoloteaba por todo el pasillo, algunos comenzaban a salir hacia los pasillos adyacentes a la sala de Slytherin.

"Quiero irme a Beauxbatons" rezaban la mayoría de mensajes "Detesto Hogwarts" "Me matan de aburrimiento", era la única manera de desahogar ese enojo que sentía por estar presa dentro del lúgubre lugar.

Severus dio de frente con el creciente enjambre de avioncitos que invadían el pasillo, tomó uno para leerlo.

"Si me odian ¿Por qué me tienen aquí?"

Curioso tomó otro.

"Creí que confiabas en mi"

Era obvio que ese estaba dirigido a él, lo arrugó molesto y derribando avioncitos con fuertes manotazos se abrió paso hasta el rincón donde la muchacha seguía doblando trozos de pergamino.

—¿Piensas derrochar los ahorros de tu madre en esta tontería?— le riño todavía con el tono de enojo con el que abandonara el salón de profesores, Mina no le contestó —Entiende que es tan molesto que pases esta situación como lo es para mí— trató de sonar más amable, aunque solo quedó en el intento.

—Si, me imagino que he de ser una enorme molestia—

—Tu no... el que te mantengamos aquí a la fuerza— resoplo tratando de controlar su enojo –Compréndelos, tienen miedo—

—¿Quiénes? ¿Albus y Minerva?— soltó una carcajada llena de sarcasmo, al menos eso se lo aprendió muy bien de su corta convivencia –Esos dos son peores que papá—

—Puede ser que tengas razón, sin embargo guárdate esa opinión— fastidiado por el zumbar de los avioncitos en su cabeza hizo un movimiento de varita calcinándolos en el aire –por ahora entra a tu dormitorio—

—¿A dónde mas sino ahí?— gruño levantándose, tenía las piernas entumecidas y le hormigueaban provocándole tropezones —¡ouch!—

—¿ahora que?— ya casi al borde de soltarle a la chica un conjuro volteo a verla, trastabillaba y se apoyaba en la pared con gesto de dolor —¿estas bien?—

—Si, aunque estuve horas con las piernas en una sola posición— le contestó apretando un poco los labios –no te preocupes, se me pasa en unos minutos—

No quiso esperar a que se le antojara caminar bien, la levantó en vilo y de una patada abrió la puerta del dormitorio arrojando a la muchacha a su cama dejándola perpleja.

—Te están vigilando, cualquier tontería o juego estúpido va a ser reportado a Albus— resoplo como respuesta –mas te vale comportarte y dominar tu mal carácter—

—huy mira quien lo dice— rezongo ella mientras friccionaba sus piernas –ouch profesor no pasa— gimió con gesto de dolor –creo que me excedí quedándome en el suelo...creo que el frio me afectó—

—¡Deja!— le dio un manotazo para que le permitiera revisarla, efectivamente las pantorrillas estaban lívidas y frías, los músculos gemelos se contraían amenazándola con sufrir un fuerte calambre —¿Cuánto tiempo llevabas ahí?—

—Cuando los llamó Albus— murmuró un tanto apenada —¡Es que no aguanto estar encerrada!—

No le contestó, salió a buscar a Poppy, la muchacha estuvo en el suelo helado y húmedo de las mazmorras por casi tres horas sin moverse, podía haberse provocado un problema circulatorio o algo peor, entró a la enfermería sin encontrar a la mujer y tomó una poción aceitosa del anaquel botiquín, volvió en menos de un minuto hasta el dormitorio donde Wilhemina ya sufría un fuerte calambre.

—¡auuu duele!— gemía adolorida apretando la pantorrilla con sus manos –me duele mucho—

—Espero que aprendas a no hacer esa tontería de nuevo— resoplo Snape poniéndose un poco de aceite en la mano y friccionando con fuerza el tenso musculo, casi de inmediato cedió el dolor. Mina suspiró de alivio.

—gracias— susurró a media voz –no lo soportaba —

Su tutor guardó silencio, friccionaba la pantorrilla con fuerza provocando un calor que la aliviaba pero a él lo ponía cada vez más nervioso; poco a poco fue relajando la velocidad del masaje hasta que era apenas una caricia, Mina se había tumbado en su cama con el rostro hacia el techo, los ojos cerrados y un gesto que hacia evidente que le encantaba ese tipo de atención.

Severus no se detuvo, tragó saliva y poco a poco fue ampliando el territorio bajo sus manos, con suavidad acaricio la curva detrás de la rodilla, sintió como los músculos del muslo se tensaban por la repentina caricia, la chica soltó un suave gemido, tenía que detenerse, tenía que parar pues no le constaba que la vigilancia por parte del ministerio ya había sido retirada, pero sobre todo, porque esa niña estaba prohibida y eso la hacia más apetitosa.

—Lo mejor es que ya te duermas— le gruñó procurando sonar más ogro que de costumbre, un tanto confundida abrió los ojos para verlo ya de pie a un lado de la puerta.

—si— musitó con voz temblorosa, había deseado que siguiera adelante, que subiera su mano y la descubriera lista para que la tomara, lista para entregársele, pero solo había sido un descuido que la calidez de su caricia subiera un par de centímetros más.

Minutos más tarde, cada uno en su habitación se acariciaba pensando en el otro, ella gemía extasiada una y otra vez pensando en su tutor, él mordía su labio inferior para no gritar, para no rugir mientras se derramaba tras manipular con furia su excitado cuerpo, pensando en la suave piel que tocara y las mieles de la femenina anatomía que ansiaba devorar.


UH UH AHORA PARECE QUE SE GUSTAN POR ALGO MÁS APARTE DE PADRE E HIJA SEVERUS Y MINA JAJA . 





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