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Capítulo 18

Wilhemina leía muy entretenida un enorme fascículo de artes oscuras, las imágenes eran más descriptivas que en sus libros escolares además de que una serie de apuntes al margen hechos por el dueño del libro dejaban mas claros los hechizos, conjuros, maldiciones y demás prácticas oscuras descritas en el documento.

Por su parte Jumble aseaba los libreros quitándoles el polvo acumulado, se sentía relajado y contento de servir a uno de los mejores profesores en Hogwarts de manera particular, sobre todo por la confianza depositada en él para cuidar de la jovencita.

Snape entró a su casa sin hacer mucho ruido, Jumble de inmediato corrió hacia la cocina para servirle al amo su cena, Mina no se movió de su sitio como si no se percatara del arribo de su tutor.

—Veo que las artes oscuras te atraen— comentó Severus tomando asiento en un viejo sofá, era obvio por su posición hacia la luz y el montón de libros y diarios a su lado que era el lugar del señor de la casa.

—No tienes mucha variedad de lectura— contestó la chica sin dejar de leer —¿me vas a enseñar a hacer esto?— le señaló una imagen donde un hombre era devorado por miles de insectos que salían de su boca.

—Tal vez— respondió Snape hojeando los pergaminos que había copiado –voy a dejarte unas semanas sola ¿sabrás comportarte?— la miró de reojo.

—supongo, mientras no me falte que comer y que leer voy a ser la niña mejor portada, te lo prometo profe— sonriendo dulcemente le devolvió la mirada.

—Me temo Wilhemina, que ya no eres esa niña a la que te refieres— susurró su tutor leyendo los pergaminos.

—¿que quieres decir entonces?— contrariada la chica se puso de pie dejando el libro a un lado suyo —¿significa que así me voy a quedar?—

Fue cuando su tutor la miró con detalle, portaba una vieja sudadera que le pertenecía con un gastado color verde, el pantalón deportivo hacia juego y no llevaba zapatos puestos, sin embargo en lo desaliñado de sus prendas, el cabello rojizo, la piel blanca y tersa resaltaban haciéndola ver....

—si, al parecer has comenzado a crecer— carraspeo incomodo borrando los pensamientos que cruzaron por un segundo su mente –mañana te voy a enviar algo de ropa apropiada y tenemos que saber la talla que eres ahora para renovar tu vestuario— desvió la mirada de la chica que se sentó enojada en el viejo y polvoso diván.

—¿crecer? ¿De golpe? ¿Así?— cuestiono enojada —¡pero no vi que las chicas del colegio...!— Snape la interrumpió.

—No eres como todas ellas, eres... distinta – susurró mientras leía y releía los pergaminos –al parecer la especie de elfos a la que perteneces... madura conforme debe adaptarse a las situaciones que le rodean— murmuró dando golpecitos con el índice en sus delgados labios –Creo que entre más estresada te encuentres, tu organismo va a adaptarse para protegerte— volvió a guardar silencio sin importarle la mirada atenta de su entenada.

El silencio duró todavía unos minutos, ella esperando más información, él buscándola entre los textos, Jumble entró en silencio a la salita y colocó una mesita portátil para después ir sirviendo la cena.

—¿así me voy a quedar?— musitó desesperanzada la chica.

—si, así te vas a quedar— confirmo su tutor dejando los pergaminos a un lado y sacando del plato una galleta con ensalada –me temo Mina que ya eres una adolescente—

—mierda— murmuro la chica.

—ese vocabulario no te lo he enseñado— la reprendió su tutor un poco divertido por la actitud de la chica.

—me gusta un niño de mi grupo... ¡ahora menos se va a fijar en mi!— chillo enojada –mierda— repitió.

El profesor decidió dejarla tranquila, ya era mucho que la desilusionada jovencita viera sus sueños románticos salir por la ventana junto con su infancia, siguió comiendo mientras leía.

—profesor— le llamó tímidamente —¿no puedes hacer nada para quitarme esto?— un tanto apenada apretaba su pecho tratando de aplanar el busto.

—no— respondió Snape fingiendo no verla –finalmente terminarán por salir— trató de aguantar la risa al escuchar el bufido de fastidio que dejo escapar la chiquilla –pero para tu consuelo, en un futuro los muchachos van a morir por "eso" que desprecias— su comentario era más que una burla por el tono utilizado.

—lo detesto— susurró molesta – además hay... otra cosa que quiero consultarte profesor— a Severus le llamó la atención el tono usado por la chica, al verla estaba totalmente sonrojada.

—¿Qué sucede?— no esperaba una pregunta tan complicada de explicar.

—yo... me duele aquí— pasó la blanca y delgada mano por su vientre –y... y...— no supo que mas o como decirlo.

—¿has...tu...?— Snape no esperaba eso, ahora resultaba que la adolescencia y la menarca habían llegado al mismo tiempo —¿y... tienes...?— ¡carajo! Necesitaba a una mujer que le explicara a la chiquilla, él no podía, no sabia como.

—Jumble platicó con una elfita amiga suya y ella le explico... es que pobrecito, se espantó mucho cuando vio mi ropa llena de...— Mina no podía ni hablar, ni ver a su tutor a los ojos, era un cambio radical y muy rápido, dos días antes ella quería ir a nadar al lago y jugar con el calamar, ahora parecía que la vida se le escapaba en una hemorragia desconocida.

—¿Jumble?— llamó Snape al elfito que apareció de inmediato —¿Qué le has dicho a Wilhemina de...de...?— se trabó pero Jumble entendió de inmediato.

—La amita estaba muy asustada amo profesor— respondió con voz destemplada –pregunté a Pinky que es mi prima, sobre esas cosas pues ella es mucama en los dormitorios de las amitas en el colegio— respiró profundo –ella me explico lo que pasa con las amitas cuando crecen y dejan de ser niñitas para ser damitas— la inocente sonrisa de dientes amarillos cerró el informe.

—Creo entonces que no te ha explicado bien— dijo Snape dirigiéndose a su entenada –es...—¡Maldición! Él era capaz de asesinar, mutilar e incluso enseñarle a la niña como destripar a un muggle de un solo movimiento, pero hablar con ella del desarrollo de su cuerpo, de que ahora era una mujer y no una niña... ¡maldita la hora en que aceptó ser su tutor!

—Eres profesor, explícamelo como tal— sugirió la chica al ver como se perlaba de sudor la frente de su tutor.

Severus tragó saliva e inhalo con fuerza como si llenando sus pulmones con aire se llenara él de lo que le hacia falta para tratar ese tema con la chiquilla.

—Jumble puedes retirarte— fue lo que dijo al exhalar, el elfito asintió y salio de la biblioteca, Severus carraspeo y se levanto de su cómodo sillón, buscando entre los lomos de los libros un titulo que le ayudara, Mina con toda paciencia se arrellanó en el diván mirándolo fijamente.

Pasaron algunos minutos cuando Snape encontró el libro apropiado, volvió a respirar con fuerza y abrió el libro sentándose al lado de la chica.

—Tu metabolismo es distinto al de las chicas en general— comenzó su cátedra –por ser media elfa y media humana, tu crecimiento y desarrollo se ha visto alterado – Mina lo veía de hito en hito sin parpadear, cosa que le incomodó bastante al profesor pero aguantó – normalmente la infancia o niñez en las elfas se extiende por veinte años, sin embargo en situaciones muy estresantes y de peligro inminente, tu cerebro dispara una hormona que...— la chica no parpadeaba —¿me estas entendiendo o al menos haces el esfuerzo de hacerlo?— molesto cerró el libro que para nada había utilizado.

—no entiendo ni pío de lo que dices ¿podrías explicármelo más sencillo?— la chica sonrió y siguió mirándolo fijamente.

—¿has estado preocupada, con miedo y estresada?— preguntó Snape tras un bufido de fastidio, ella asintió — ¿la explosión en tu habitación a que se debió?—

—Fue... estaba enojada y solo quise hacer volar la fotografía de Micaela, pero estaba furiosa y sentí como algo comenzaba a ponerse duro en mi estomago— señaló bajo su esternón –fue cuando tomé mi varita y...— dudó un poco –es que he leído libros de tercer grado— se justificó provocando en su tutor un gesto de fastidio –se que la bombarda extrema no viene en los libros— susurró como ratoncito.

—en primer lugar— Snape se armó de toda la paciencia que podía –no tienes que estar practicando hechizos de tercer grado cuando apenas estas por terminar primero ¿entendido?— Mina asintió dócil –en segundo lugar— dio un suspiro –bombarda extrema es de octavo grado, necesitas canalizar bien tu poder para lograr una buena explosión, cosa que lograste y realmente me preocupa un poco— con cierta delicadeza clavó el delgado dedo índice en el esternón de la chica –tu capacidad mágica está almacenada precisamente aquí—

—¿por eso me dolió?— inocente la chica dirigió su mirada hacia su tórax como si pudiese ver bajo la piel y los huesos.

—si, el estado en el que te encontrabas provocó que tu lado materno se disparara, al convocar magia al mismo tiempo— Severus no podía quitar el dedo índice del esternón que con cada movimiento respiratorio se elevaba y decrecía con suavidad –ambas magias se mezclaron, tu cuerpo tomó de esa energía y— con algo de esfuerzo se retiro un poco de la muchacha –por eso eres una mujer de casi quince años— respiró de nuevo con fuerza.

—y... ¿por que me estoy desangrando?— la pregunta del millón de galeones.

—creo que eso puede contestarlo Minerva o Sybill— susurró Severus, no pasó años especializándose en pociones para terminar dando una clase de educación sexual a la hibrida.

—¿pero no me voy a morir?— la manera tan inocente en que la pregunta salio de los rojos y delgados labios estuvo a punto de hacerlo reír... ¿de nuevo?

—no— gruño molesto ante la posibilidad de que estuviese ablandándose como para reír por una simple pregunta –no te vas a morir desangrada, solo has lo que Pinky te ha indicado mientras puedo llevarte con Sybill ¿entendido?—

—Si profesor, gracias— respondió Mina un poco más confortada –y ¿esos pergaminos hablan de mi gente?— curiosa miraba por sobre el hombro de su tutor que enrolló los documentos para evitar que los leyera.

—un poco, si— contestó evitando dar mas información –pero por ahora, debes pasar tiempo estudiando, no me han gustado tus promedios finales— la riño saliendo totalmente del tema.

Wilhemina ya no le contestó, sabía que cualquier respuesta no le agradaría a su tutor y prefirió asentir dócil, tomó de nuevo el libro de artes oscuras y retomó su lectura mordisqueando una galleta que había quedado abandonada en la charola, su tutor salio de la biblioteca dejándola sola.

Severus por su parte se sentía un completo inútil, no había dado respuestas satisfactorias a la chica, ¡pero él nunca había planeado una charla de educación sexual con una hija! Además de todo, ¡él en su vida planeo tener siquiera una amante fija! ¿Ahora tener una hija? Pensando en ello, ya bastante molesto entró a su dormitorio, ubicado frente al cuarto de huéspedes, ahora habilitado como dormitorio de Mina.

Se dio un baño rápido y terminaba de vestirse todavía cavilando en las vueltas que daba el destino, entonces cayó en la cuenta de que durante todo el día no dedicó ni un segundo a pensar en "ella" en su amada Lilian Evans.

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