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19.

Capítulo dedicado a Niyomismalose_ solo porque es cul e.e 

Pd: Varias chicas me pidieron la canción de la que tanto hablo, se las dejo en la caja de multimedia con la letra en español<3 

¡Disfruten su lectura! 

~*~

La mano de Tobías encaja a perfección con la mía. Su alta estatura me mantiene protegida del frío golpeando nuestro cuerpo y, cuando Andrea se detiene frente a un restaurante, ambos la observamos.

—¿En serio piensas pagar todo lo que ellos van a comer? —Pregunto, deteniéndome para observar al moreno que me sujeta contra su cuerpo. Debemos separarnos un poco para encontrar nuestras miradas pero, en ningún momento, él deja de tocarme—. Ellos comen demasiado.

—Una vez alimentados querrán regresar a casa —Su mano retira un mechón de cabello que intenta cubrir mi rostro—. Y cuando eso pase; te tendré para mi sola y te haré el amor hasta que ya no puedas más.

—¿Podrían dejar de comerse en medio de la calle y pagar nuestra comida? —Lucas nos interrumpe, haciéndome reír cuando Tobías suelta un gruñido por lo bajo—. Es bastante molesto salir con ustedes mientras intentan no meterse mano cada tres minutos, lo saben, ¿no?

Bien. Lucas la lengua floja había vuelto.

—¿Puedes dejar de ser un dolor en el culo? —Me giro sobre mis pies, pero antes de poder alcanzar al moreno, Tobías me sujeta, rodeando mi cintura con sus brazos—. Le diré a tu madre que no te saque la correa.

—Digamos que mi madre me está dando más libertad que antes —Me sonríe con socarronería, haciéndome rodar los ojos—. ¿Vamos a comer o qué, grandote?

—Pueden adelantarse —Tobías responde, acercándome más a su cuero—. Tengo que hablar con Drea antes.

Lucas rueda los ojos, pero cumple la orden del moreno, arrastrando a Andrea al interior del concurrido restaurante. Grandes manos se posan sobre mis hombros y, cuando me distraigo un segundo, Tobías me obliga a girar, haciendo que observe sus ojos azules.

—¿Todo está bien? —Mi ceño se frunce con confusión.

—¿Por qué lo preguntas?

—Porque contigo no puedo dejar cabos sueltos —dice, confundiéndome aun más—. Siempre estás formando conspiraciones en tu cabeza. Quiero saber si todo está bien.

—Tan bien como puede estarlo —suelto—. Trataré de compartir mis conspiraciones contigo, siempre y cuando aparezcan, ¿está bien?

—Bien —Su lengua se pasea por su labio inferior y no puedo evitar enfocar toda mi atención en aquel sutil movimiento—. Porque tengo pensado varios castigos si no lo haces.

Él se inclina, sin siquiera detenerse a observar la atención que estábamos atrayendo y me besa, me besa como solo él sabe hacerlo y, por un segundo pienso que terminaré en el suelo cuando mis rodillas tiemblan, pero Tobías me sujeta, atrayéndome aun más hacía su cuerpo.

—No quiero que gastes dinero en mi —Las palabras abandonan con rapidez mis labios, haciendo que los ojos azules del moreno caigan sobre mí. Parece congelado y hasta un poco enojado, pero no dejo que su mirada me intimide. Él quería que dijera todas mis molestias y empezaría con ello—. No me gusta que paguen cosas por mí. No cuando puedo pagarlo yo.

—Está bien —Accede, retirando lo que parecía ser algo de mi mejilla—, pero hoy pagaré yo. Recuerda, los invité.

—¿No podías llevarlos a comer una hamburguesa? —Pregunto. Tobías ríe mientras me hace girar en sus brazos y nos encamina hacia el restaurante—. No me importaría mucho, en realidad, hace mucho que no como una.

—La señorita Castille quiere una hamburguesa, así que tendrá su hamburguesa —Varios ojos están sobre nosotros y los pasamos por alto cuando encuentro la mata de cabello castaño perteneciente de Andrea, esta pelea con Lucas, por lo que parece ser el menú.

—¿Se separan o los separo? —Pregunto, una sonrisa adorna mis labios cuando me siento en una de las sillas libres y los observo—. Saben que no me importa el lugar en el que estoy.

Tomo el menú por el cual pelean y espero pacientemente a que Tobías se siente junto a mí, observando con diversión a los miembros de mi familia. Ciertamente, Andrea y Lucas eran las personas más inmaduras con las cuales convivía.

—¿Ya saben lo que pedirán?

—Filete.

—Pollo.

—Eres patética —Lucas se burla de mi hermana menor—. La carne es mejor que el pollo.

—Lo dice el que piensa que se convertirá en mujer si come alitas de pollo —Andrea observa a Tobías y sé que contará el accidente de nuestro primo—. Nuestros padres aman las parrilladas en los fines de semana, pero la última fue arruinada por el señor "Hormonas extras".

—¡Cierra la boca, garrapata!

—¡Oblígame!

Suelto un suspiro, ciertamente, aún cuando lo intentase con ganas, no podría cambiar a mi familia. Ellos eran ellos y, lo quiera o no, tenía que aceptarlos con todo lo que traían en el paquete.

~*~

—Así que Lucas terminó lanzando toda la comida a la piscina —Tobías suelta una larga carcajada, dejando que su cuerpo se sacuda con fuerza. Habían pasado al menos cuatro horas desde que volvimos a mi departamento y los chicos se había marchado.

Arreglar las cosas había sido nuestra primera tarea en cuando nos encontramos completamente solos y, luego de una larga y cansada tarde, nos habíamos tirado en el sillón. Estoy sentada mientras paseo mis dedos por el cabello de Tobías.

—Mi padre lo castigó y lo dejó sin comer el resto del día. Andrea lo molesta desde entonces.

—¿Crees que el pollo te hace homosexual? —Él pregunta, mostrándome una amplia sonrisa. Tobías no era el tipo de sonreír todo el tiempo, no era así cuando chocamos. Mucho menos cuando me negaba a tener sexo con él. Él era simplemente... intenso. No podía calificarlo como alguien excesivamente feliz cuando no lo era.

—Papá ha comido más pollo de lo que puedo contar durante toda su vida. Terminó siendo militar. ¿Eso responde tu pregunta?

—Aun no —Se levanta, dejándome un poco confundida. Su alto y duro cuerpo tira del mío, obligándome a colocarme en mi altura—. Te debo un castigo.

Suelto una risa, tirando del agarre que él mantiene en su mano, pero eso solo hace que un ceño fruncido aparezca en su frente.

—Tobías —me río, porque no sé que más hacer. No sabía a qué tipo de castigo se refería y, ciertamente, una parte de mí, una pequeña parte, tampoco quería saberlo—. Debo colgar mi ropa.

Puedo tomarte aquí o en la habitación, no tengo problemas con eso, Drea.

Trago duro. Mi garganta está seca y siento mis rodillas temblar cuando Tobías me observa con intensidad. No puedo moverme y eso solo parece aumentar el morbo en su expresión.

Su expresión era feroz, sexual y tenebrosa.

Se acerca y su mano se pasea por mis muslos, haciéndome estremecer con fuerza. Su cabeza se inclina un poco y su respiración golpea de lleno contra mi mejilla antes de decir—: Yo puedo calmar su dolor, señorita Castille.

Cuando intenta alejarse, tiro de su camisa, haciendo que tropiece conmigo y me sostenga entre sus brazos. Suaves labios están sobre los míos cuando elevo mi cabeza y su lengua no tarda en entrar en contacto con la mía.

El beso es duro, largo y más allá de excitante.

—No —Él gruñe, tomando mi cabello en una de sus manos para luego separarme con rudeza de él. Un jadeo se escapa de mis labios y simplemente soy consciente del ardor cubriendo mis labios— Así no.

Te necesito.

Mi voz es un susurro irreconocible, y mis palabras parecen aumentar la sonrisa en los labios del moreno. Respiro con dificultad, como si tratase de alcanzar algo que no llegaría a mí y él estaba igual, un poco despeinado, pero luciendo igual de sexy.

—Ve a la habitación —dice, luego de lo que parece cinco minutos—. Te quiero desnuda en la cama. ¿Lo entiendes?

Asiento, pero es como si me hubieran puesto en piloto automático. No quería ir a la habitación sin él. Lo quería ahí, observándome y dentro de mi vista para saber lo que me esperaba.

Cuando no me muevo, Tobías se inclina nuevamente hacía mí. Sus labios vuelven a adueñarse de los míos y un gemido me abandona cuando su mano se cierra sin vergüenza alguna sobre uno de mis pechos.

>>Te quiero desnuda en la cama, ahora.

Una vez él toma espacio entre nosotros, me encamino a la habitación, sintiendo el deseo pululando en mi cuerpo. Mi cuerpo se apoya contra la puerta luego de que la cierro detrás de mí. Mi corazón amenaza con abandonar mi pecho y una estúpida sonrisa se desliza en mis labios.

Tobías era simplemente un hombre con el cual nunca pensé relacionarme.

Trato de regular mi respiración, pero lo único que logro es que mi cuerpo tiemble. Estaba nerviosa. No sabía lo que me esperaba ni mucho menos lo que Tobías tenía en mente.

La puerta suena detrás de mí, sacándome de mis pensamientos y de inmediato sé que se trata de él. No me he quitado la ropa, pero no me detengo cuando me retiro de la entrada y abro la puerta, encontrándome con la dura mirada del moreno.

Su camisa ha desaparecido al igual que su pantalón. Lo único que cubre su gran erección de mis ojos es el material negro de su bóxer.

—¿Le agrada la vista, señorita Castille?

Mucho...

Mis ojos se desvían a la bolsa que sostiene en una de sus manos y luego regreso a sus ojos azules, los cuales me observan como si esperaran algo a cambio. Se mueve, no sin antes cerrar la puerta de la habitación con pestillo y pasa de mí cuando deja la bolsa sobre la cama.

Una vez que regresa, sus dedos están trabajando en el botón de mi pantalón, mientras me observa directamente a los ojos.

—Estas asustada.

—Algo —Soy sincera. No tenía miedo de él, pero si de lo que podía ser capaz de hacer. Aquella inseguridad que Bruno había sembrado continuaba en mí.

—Si quieres que me detenga solo dilo y lo haré, ¿está bien? —Asiento, levantando los brazos cuando tira del dobladillo de mi blusa. Sus ojos azules caen sobre la falta de sujetador de mi parte y su lengua se pasea por sus labios—. Quiero disfrutar de cada parte de tu cuerpo pero estoy tan adolorido...

Estoy únicamente en bragas frente a Tobías Vidal mientras este me observa como si fuera lo más importante en su mundo. Sus grandes manos se detienen en mi cintura y aprieta mi carne, haciéndome soltar un jadeo. La delgada tela de las bragas parece no ser un obstáculo para él, sin embargo, no hace amago alguno de quitarlas.

Estoy a punto de decir "Sí", pero mi boca está seca, mi lengua no parece cooperar en mi intento de comunicarme y mi cuerpo entero tiembla bajo el toque del moreno.

Sus dedos se pasean por mi estomago, dejando un camino de fuego por donde pasa, haciendo que mi piel se vuelva de gallina ante la esperar de lo que estaba por venir.

Tengo tantas ganas de hacerte el amor... —Soy gelatina en sus manos, pero aun así me esfuerzo en no desviar mis ojos de los suyos—, pero no ahora.

Un grito de sorpresa me abandona cuando me obliga a girar sobre mi eje y me lleva hacia una de las paredes. Toma mis manos entre las suyas y las coloca con la palma abierta sobre el frío cemento y se encarga de separar mis piernas con una de sus rodillas.

Cuando me tiene a su merced contra la pared, lo siento alejarse.

¿Tobías?

—Aquí estoy —musita, con voz queda detrás de mí. Intento moverme, pero su gran mano se estrella contra mi trasero haciéndome sobresaltar con fuerza—. No te muevas, Drea, estoy disfrutando la vista.

Siento como si una eternidad pasase hasta que vuelvo a sentir el cuerpo de Tobías contra el mío. Aun lleva sus bóxers y no parece tener prisa por deshacer de ellos.

Trago duro cuando sus manos se pasean por mis costillas.

Creo que estoy loco —susurra, presionando sus labios contra mi hombro desnudo y luego, sin decirme nada, me gira con lentitud. Nuestros ojos se encuentran nuevamente y un brillo extraño cubre el azul singular de su mirada—. Drea...

¿Sí?

Se mía —suelta, observándome con intensidad—. Cásate conmigo.


~~~

Esta imagen me la enviaron hace mucho y cuando la vi dije: ¡Drea y Tobías! ¡Los amo! 

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