𝟎𝟎𝟐. 𝐒𝐡𝐞 𝐢𝐬 𝐛𝐚𝐜𝐤
FUE EN FINALES DE JULIO DE 1975 cuando Sirius Black se encontraba en su habitación leyendo la última carta de Olivia Grimaldi. ¿Qué si la había olvidado? Ante el mundo mágico si, pero en su soledad todavía pensaba en ella. Jamás podría olvidar aquella melena castaña y ojos avellana y esa sonrisa.
Se preguntaba el por qué ella nunca le había contestado. Incluso le preguntó a su madre si conocía la razón, Walburga solo le dijo que él era el culpable de todo. Estaba sumergido en sus pensamientos hasta que escuchó la voz de su hermano menor detrás de la puerta.
—Pasa Reggie.
El menor de los Black entró a su habitación con una expresión de desagrado al ver el color rojo escarlata y banderines de Gryffindor. Pese a que Sirius era un león, Regulus no dejó de quererlo, pero no toleraba ver objetos relacionados a su casa, y viceversa.
—Por favor, no pongas esa cara y dime, ¿qué deseas de tu gran hermano?
—Solo vine a darte la maravillosa noticia que te perdiste por no cenar con nosotros.— dijo Regulus sentándose a su lado.
Sirius bufó: —No te hagas el misterioso y dilo de una vez.
—Ella regresó... Olivia está de regreso.
El de quince años sintió su corazón acelerarse ligeramente. Sin embargo, al responder su rostro no mostró emoción alguna: —Bien, quizás ahora si se acuerde de mí o quien sabe... Parece que fui insignificante para ella.
—Oh, vamos Sirius sabes que es mentira... Algo debió pasar para que te dejara de hablar o quizás se dio cuenta de lo idiota que puedes ser a veces.— El menor de los Black sonrió fanfarrón y recibió un ligero golpe por parte de su hermano. —Es broma, resulta que al parecer vino porque su hermano y Cissy se casarán a finales de agosto y estamos invitados... Es tu oportunidad para...
—Reggie, basta.— interrumpió.
—Admite que si quieres hablar con ella.
—No niego que estaría dispuesto a escucharla, pero prefiero no pensar en ese tema ahora... Déjame procesar la noticia.— Una lechuza llegó con un pequeño pergamino, lo abrió rápidamente.
Canuto,
Ella dijo que nunca saldría conmigo.
Atentamente, un dolido Cornamenta.
No hizo falta más detalle. Eso significaba que Lily Evans había rechazado a su mejor amigo y tenía que ir a verlo inmediatamente.
—Debo irme, cúbreme porque no creo que regrese hasta la madrugada.— dijo Sirius colocándose una chaqueta de cuero. —Aunque, ¿ya están en su dormitorio, no?
El menor de los Black asintió: —¿Pasó algo?— Sirius no dijo nada. Cuando vio que estaba a punto de salir de la habitación. —¡Es tu oportunidad de hablar con Olivia! ¡La única.
Siempre hay un idiota en cada familia pensó Regulus cuando escuchó el bufido de su hermano.
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CUANDO SIRIUS LLEGÓ A LA MANSIÓN POTTER fue recibido por Euphemia y Fleamont Potter quienes señalaron que James estaba en su habitación. Al abrir la puerta se encontró con Remus Lupin haciendo una mueca y un azabache mirando a la pared.
—Lleva así más de una hora, recién acabo de llegar... Peter no pudo venir, su mamá está enferma.— Sirius lo saludó con un abrazo.
—Hola Canuto.— murmuró el de lentes en tono triste. El pelinegro se sentó a su lado. —Me tomó casi cinco años tener la valentía para confesarle que me gustaba y recibí la peor respuesta de todas.— El azabache suspiró. —Dijo que era un inmaduro, un completo imbécil, qué como me atrevía a invitarla cuando he sido un patán con Snape.
—¡¿Te dijo patán?!— Black exclamó indignado. Se paró y comenzó a caminar de un lado a otro. —Mira Cornamenta, Evans tiene que darse cuenta que es Quejicus quien a veces comienza las peleas... Ese imbécil y su grupo siempre fastidian a los más pequeños o incluso compañeros de nuestro curso.— Hizo una pausa. —En buena hora que no te haya aceptado la cita, primero tiene que darse cuenta de la clase de amigo que tiene y luego ya podrán salir juntos.— James lo miró atónito mientras Remus aguantaba una risa. —¿Qué hay de gracioso en lo que digo Lunático?
—Que James está triste porque Lily lo rechazó y tú acabas de decir que fue lo mejor.
—Oh, ¿te sientes triste, Cornamenta?— Remus soltó una carcajada, James entrecerró los ojos. —No deberías estar así, al menos Evans no te ha dejado de hablar por años y regresa aquí para sacudir tu cerebr...
—¿Estás bien, Canuto?— interrumpió el chico Potter para sonreír levemente. Definitivamente su mejor amigo lo había hecho cambiar de humor. —¿Qué tonterías estás hablando?
—Nada... ¿Qué les parece si vamos a las Tres Escobas por una cerveza?
—Bien, pero iremos volando.
—No por favor, James...
—Lunático, hazlo por tu amigo.
—Está bien.
James se cambió rápidamente mientras la señora Potter le agradecía a Remus y a Sirius por haber alegrado a su hijo. El trayecto fue divertido, aunque no mucho para el licántropo quien quería vomitar.
Cuando llegaron al lugar notaron la presencia de muchos estudiantes de Hogwarts, era como si habían organizado una fiesta para la escuela entera. Vieron que una banda estaba tocando, magos y brujas estaban cantando y bailando al ritmo de las canciones.
Remus había ido por bebidas con James mientras Sirius buscaba una mesa como habían acordado. Varias brujas adolescentes lo saludaban, incluso se podían escuchar algunos suspiros. Él solo sonreía, no tenía el mejor ánimo para coquetear.
Cuando por fin encontró una mesa, se sentó. El sitio estaba justo al frente de la pista de baile donde una canción de Queen provocó que todo el mundo se dirigiera al centro. Comenzó a fumar, sabía que no debía hacerlo, pero en su mente solo quería liberar el alboroto que había dentro de su ser.
Ella regresó recordó las palabras de Regulus.
¿Y si Reggie le había mentido? Aunque, ¿por qué haría eso? Sería estúpido
¿Por qué volvió? Por el matrimonio de su hermano, imbécil.
Pero ¿después se irá? ¿lo buscaría?
Sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz del azabache.
—¡Qué bueno que encontraste una mesa!— exclamó James. —¿Viste que Marlene y Dorcas están aquí?
Sirius levantó su mirada dispuesto a responder, pero se congeló al ver a cierta bruja en plena pista de baile.
Melena castaña.
Ojos avellana.
Sonrisa brillante.
Era ella.
La chica estaba bailando. Llevaba un precioso vestido de flores, su mano derecha sostenía una cerveza de mantequilla y la otra era para acompañar sus pasos de baile. Notó que en su rostro habían aparecido algunas pecas, tenía labios rojos intensos y mejillas sonrojadas provocando que un ligero escalofrío recorriera su cuerpo.
Era Olivia Grimaldi, estaba 100% seguro.
—¿Qué pasa, Sirius?— preguntó Lupin. —Parece que has visto un fantasma.
—Nada Lunático.— respondió el chico intentando sonar lo más natural posible. —¿Vieron a Marlene y a Dorcas? Entonces debemos irnos.
James Potter alzó una ceja: —¿Por qué?
—Para olvidar las penas, necesitamos un lugar donde no conozcamos ni nos conozcan... Peor aun porque si ellas están aquí puede que Evans venga.— hablaba Sirius intentando convencer.
—Tiene razón, lo peor sería que te encuentres con Lily.
—Bueno, pero primero terminemos las cervezas.— dijo el de ojos avellana.
Mientras James hablaba sobre su maravilloso plan para ganar la Copa de Quidditch por tercer año consecutivo, Remus solo escuchaba y comentaba al igual que Sirius, pero el de ojos grises miraba de vez en cuando a cierta castaña.
Su sonrisa sigue siendo linda, aunque no parece ser muy sincera. ¿Y si me acerco a saludarla? Un momento, esos chicos son de Slytherin, pero esa chica... ¿Es su hermana? Será mejor irnos.
Potter y Lupin se quedaron extrañados cuando el chico Black los sacó rápidamente de la taberna apenas terminaron su cerveza.
Paralelamente, la última mirada del heredero Black no pasó por desapercibido por la chica Grimaldi quien con la excusa de que necesitaba ir al baño, se escabulló para ir la salida de la taberna.
—¿Todo bien, Olivia?— preguntó su hermana quien sostenía un cigarro.
—Si, necesitaba un poco de aire.
Violet la abrazó y juntas volvieron hacia donde la esperaban sus futuros compañeros de clase, aunque Olivia veía la puerta del lugar discretamente en busca de esa mirada mercurio.
Tendré mala memoria, pero esos ojos grises solo pueden ser de Sirius Black pensó la chica
Lamentablemente, Sirius ya se había ido.
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