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CAPÍTULO VEINTISÉIS
ALGO NUEVO

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SAMARY GARCÍA

Me convertí en lo que juré destruir: influencer.

Mentira, tampoco seamos dramáticos, pero mi hermana me dio la idea de que me abriera un canal de Youtube, colocara mi cuenta de Tik tok publica y empezara a crear contenido para generar dinero.

Al inicio dudé bastante, soy algo tímida, pero dinero es dinero. Así que subí mi primer video: Las canciones de Justin Bieber más infravaloradas.

Hay hice una pequeña presentación sobre mí y expliqué mi fanatismo hacia el canadiense. El primer video recibió buenas vistas.

El segundo video se llamó: "GRWM para ir a un partido de Barcelona"

Sí, utilicé ese título para llamar la atención porque sabía que muchas fan de Pablo verían el video. Y fue buena idea, a la gente le encantó, sobre todo las pequeñas apariciones de Pablo saludando la cámara.

Obviamente, antes de grabar del video, lo hablé con mi novio. No quería hacer nada que él no estuviera de acuerdo, pero también le expliqué que "exponer un poco nuestra relación" me ayudaría con las vistas y hacerme más conocida...

Dios mío, ¿me estoy colgando de la fama de mi novio?

Sacudí mi cabeza, tratando de alejar esa idea. Dinero es dinero, y no me estoy colgando de su fama o pintando que teníamos la relación más perfecta. Simplemente muestra una parte de mi vida, trato de mostrarme tal y como soy.

El tercer video tuvo bien recibimiento, "Haciendo el ridículo en Omegle"

Ese fue uno de mis videos favoritos debido al resultado final. Al público también le gustó, en los comentarios sólo podía ver como comentaban sus minutos favoritos.

El cuarto video se título: "Ser una jugadora de voleibol se ve así". 
En este muestro mi día desde que me lavo los dientes antes que llego a casa. La gente le gustó mucho, supongo también porque aparece Pablo.

De pronto, me di cuenta que disfrutaba esto, hablarle a la gente, hablar sobre cosas que me gustaba, mostrar pequeñas partes de mi vida y conectar con otras personas en Internet.

Ahora me encontraba en mi habitación hablando nuevamente sobre Justin Bieber. Me gustaba expresar mi fanatismo sobre el canadiense y ver como algunas se sentían identificadas o como otras no les gustaba mucho, pero se quedaban viendo el video porque les agradaba mi carisma.

—... Me acabo de dar cuenta que he estado la mitad de mi vida enamorada de Justin Bieber —después de decir eso, me quedo callada con las manos juntas, pensando en la posible edición chistosa para este momento del video.

Pasé la tarde sumida en mi cuarto, grabando sin cesar hasta que finalmente terminé.

Cuando apagué la cámara, me puse a leer los comentarios de mi último video donde hablaba de Justin Bieber y más de uno me sacó una risa.

Usuario 02
Nunca fue una etapa

Samy García dio like

Usuario 23
Podré tener 50 años y este hombre jamás me dejará de gustar
Samy García dio like

Usuario 14
Le mentí a mi esposo, sigo enamorada de Justin, mis contraseñas aún son TEAMOJUSTINBIEBERSACAMEELCALZON
Samy García
JAJAJAJAJAJAJAJAJA YO

Usuario 09
Su obsesión con Justin es igual que la mía con Gavi ❤️😭
Samy García dio like

Usuario 25
Considero que Justin Bieber es un gran cantante, ha demostrado ser un talento increíble a lo largo de los años. Su evolución musical es impresionante.
Samy García dio like

Usuario 16
Hola Samy, hoy me sentí triste y verte hablar de Justin me alegró el día.
Samy García
❤️✨️

Usuario 11
Te amo Samy, habla más sobre Justin
Samy García dio like

Fue entonces cuando Pablo llamó a la puerta de nuestro cuarto.

—¿Ya terminaste, Samy? Vamos a comer —preguntó detrás de la puerta.

—Sí, en un minuto me cambio.

Ese día tenía partido en casa, así que aprovechamos para comer algo antes de ir al estadio. Rápidamente, me puse unos jeans, una sudadera cómoda y un buzo.

Cuando salí de la habitación, Morgan, nuestra perra, empezó a olfatear mis pies con curiosidad.

—Sí, Morgan, vamos a salir, y tú vienes con nosotros.

Parece que me entendió, porque su cola comenzó a moverse con entusiasmo. Pablo se encargó de ponerle el cinturón de seguridad mientras yo recogía mis cosas.

Nos subimos al coche y arrancamos. Morgan apenas tenía tres meses, pero ya estaba tan grande que parecía más adulta de lo que realmente era.

Hicimos una parada en un restaurante que permitía perros, uno que Sira nos había recomendado hace tiempo. Nos acomodamos y disfrutamos de la cena entre risas. Yo le contaba a Pablo mis nuevas ideas para mi canal de YouTube mientras él me escuchaba, con una sonrisa que no se le borraba de la cara.

—Nunca imaginé que te convertirías en youtuber —comentó con una sonrisa.

—Yo tampoco, pero no está tan mal como pensaba —respondí también sonriente—. ¿Hoy juegas de titular? —pregunté, cambiando de tema.

Seguimos cenando, disfrutando de la compañía y de la tranquilidad antes del ajetreo del partido. Pablo siempre tenía una forma de hacer que los momentos simples fueran especiales, y esa noche no era la excepción. Morgan, que ya había devorado su comida, se quedó tranquila a nuestros pies, disfrutando del ambiente.

—¿Estás lista para lo que viene? —me preguntó Pablo, mirando su reloj.

—Sí, solo tengo que acabar de ajustar un par de cosas en mi canal —respondí, terminando de tragar un bocado. —Pero el partido es lo primero, claro.

Pablo asintió, con esa mezcla de concentración y serenidad que tenía antes de cada juego. No podía evitar admirarlo. Aunque siempre parecía estar tranquilo por fuera, sabía que por dentro el nerviosismo y la emoción no lo dejaban descansar.

Terminamos la cena y nos dirigimos al coche. Mientras Pablo y yo hablábamos sobre cómo iba a ser el partido, Morgan se acomodaba en el asiento trasero, pareciendo tan relajada como si no tuviera preocupaciones en el mundo.

Dejamos a Morgan en casa, la cuál chilló cuando nos fuimos. Se me hizo chiquito el corazón, pero sabía que solo sería temporal.

Llegamos al estadio, y el bullicio de la gente y el ambiente de competencia me envolvieron. Pablo se bajó del coche y, antes de entrar, me dio un abrazo rápido.

—Nos vemos después del partido, ¿vale? —dijo, con esa sonrisa que me derretía.

—¡Claro! Mucha suerte, guapo —respondí, dándole un beso en la mejilla.

Mientras Pablo se alejaba hacia el vestuario, me quedé un momento frente al estadio, dejando que el bullicio de los gritos emocionados de los fans llenara el aire. Sabía que el día había sido perfecto hasta ahora, y no podía esperar a ver qué más me depararía la noche.

Mientras Pablo se alejaba hacia el vestuario, me quedé un momento frente al estadio, absorbiendo el bullicio de los gritos emocionados de los fans que comenzaban a llenar el aire. Sabía que el día había sido perfecto hasta ahora, y no podía esperar a ver qué más me depararía la noche.

Me dirigí hacia los asientos donde había quedado con Fer, y apenas llegué, lo vi

—¡Samy, aquí!

—¡Fer, hola! Qué gusto verte —respondí con entusiasmo al hermano de Pedri ya sentado, aunque mi alegría se desvaneció un poco al darme cuenta de que la hija de Luis Enrique no estaba—. ¿Y Sira?

—No ha venido.

—¿Otra vez? Es el cuarto partido que falta —bufé mientras me acomodaba mejor en mi asiento.

—Sí, Pedri dice que ella y Ferran han estado discutiendo.

Me sorprendió la noticia. Pablo no me había mencionado nada al respecto, aunque claro, tal vez Ferran no se lo haya contado.

Me había reunido con Sira en una pequeña salida hace unos días, y tampoco me había dicho nada sobre problemas, en realidad, ni había mencionado su relación.

—Bueno, espero que logren aclarar las cosas —dije, tratando de ofrecerle algo de consuelo.

Fer asintió, aunque con una expresión que no dejaba de ser preocupante.

—Sí, eso espero también. Pero ahora mismo, mejor disfrutar del partido, ¿no? Ya habrá tiempo para pensar en todo lo demás.

Miré al campo, donde las luces iluminaban a los jugadores, y sentí que era el momento de desconectar de todo lo demás.

—Tienes razón —respondí, sonriendo—. Vamos a disfrutar de esto.

El estadio comenzó a vibrar con la emoción de los espectadores. Las luces brillaban sobre el campo, iluminando a los jugadores que se preparaban para salir.

El silbido del árbitro rompió el murmullo de la multitud, y el juego comenzó. Las jugadas rápidas, los regateos, y los gritos de los fans me hicieron sentir un poco más en sintonía con el momento.

—¡Vamos! —grité, levantándome de mi asiento cuando Pablo avanzó hacia el área contraria con el balón en sus pies. Fer sonrió de lado, como si también necesitara un respiro de todo lo que había estado pasando fuera de este lugar.

Fer y yo saltamos de felicidad mientras veía como Pablo corría hacia las gradas para festejar y besar el escudo del Barcelona.

El público correo su nombre mientras el equipo se abrazaba entre ellos. Y, antes de volver, Pablo se dio la vuelta buscando a alguien entre el público.

Sus ojos se encontraron con los míos y formó una S con sus manos.

Sonreí como una boba.

El partido siguió con una intensidad abrumadora, y cada minuto que pasaba sentía cómo la emoción me invadía más. La multitud vibraba con cada jugada, y yo no era la excepción.

Cuando el árbitro pitó el final, el estadio estalló en gritos y aplausos. Una hora después, cuando ya todo se había calmado un poco, Pablo salió del vestuario, todavía sin cambiarse y se acercó a mí con una sonrisa radiante.

—¡Qué partidazo, guapo! —exclamé emocionada mientras él me envolvía con su brazo, atrayéndome contra su cuerpo aún sudado.

—¿Te gustó la dedicatoria? —preguntó con la sonrisa más grande del mundo.

—Me encantó —musité, sintiendo el calor de su piel mientras caminábamos juntos por los pasillos del estadio.

En ese momento, un técnico del equipo se acercó.

—¡Gavi, buen partido, felicidades por el gol! —dijo con un gesto de aprobación mientras iba de la mano de una adolescente que se parecía físicamente mucho a él.

—Gracias, Diego —respondió Pablo con naturalidad.

—Ella es mi hija, Ariana, es una gran fan de ustedes —continuó Diego, señalándola—. Quería saber si podrían tomarse una foto con ella.

Parpadeé, sorprendida de que alguien quisiera una foto conmigo.

Ariana se acercó con una sonrisa tímida y los ojos brillantes de emoción.

—Hola —dijo con un hilo de voz, mirando a Pablo y luego a mí—. ¿Podemos tomarnos una foto?

Pablo asintió con naturalidad y me miró divertido antes de responder.

—Claro. Ven aquí.

Ariana sacó su teléfono y se colocó entre nosotros. Pablo sonrió con esa confianza que siempre tenía, mientras yo aún trataba de asimilar que alguien quería incluirme en la foto.

Después de un par de clics, ella miró la pantalla y sonrió.

—Gracias, en serio. Amo tus videos, y me emociona verte con Pablo. Hacen una pareja increíble.

Su comentario me tomó por sorpresa, pero me sacó una sonrisa genuina.

—Gracias, linda —respondí, sintiéndome extrañamente halagada.

Después de despedirse, Ariana se alejó aún con emoción en el rostro. Pablo me miró con diversión mientras retomábamos el camino.

—Mira quién empieza a tener su propio club de fans —bromeó, apretándome contra él.

—Cállate —reí, dándole un pequeño empujón—. Fue raro, pero bonito.

—Acostúmbrate —dijo con tono despreocupado—. Eres talentosa, y la gente lo nota.

Sonreí, disfrutando de su apoyo, mientras seguíamos caminando hacia la salida. Afuera, la brisa nocturna nos recibió con su frescura.

—¿Vamos a casa? —pregunté, recordando que Morgan estaba en casa, esperándonos.

—Sí, pero antes pasamos por algo dulce —dijo Pablo, guiñándome un ojo—. Hay que celebrar.

Reí, sabiendo que no podría negarme.

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@iamsamary recap de la semana pasada 💕(a alguien no le gusta bañarse)

Comentarios

@pablogavi La séptima foto 🤣🤣❤️❤️

@dannaponce Guapetona

@fiorella_ag Bombón

@aurorapaezg ❤️❤️

@user21 LA QUINTA FOTO 😍😍

@user06 Lleva a Gavi a la luna por mí

@user24 LA ÚLTIMA FOTO, JUSTIN BIEBER TE AMO

@user13 SAMY QUE GUAPA

@user02 no puedo con lo linda que sos, reina

@user16 Eso no confirma nada, pueden que sean amigos
➥@user07 JAJAJAJAJA
➥@user07 Son novios, ya supera

@user18 La verdad es que Samy es super linda, me da buenas vibras ✨💕

@user11 La foto de Gavi me dejó mal

@user03 Ahora no se cual me gusta más JAJAJAJAJA

@user32 La foto de Morgan JAJAJAJAJAJ

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—Este es el gimnasio del equipo del equipo, es gigante —señalé la puerta trasparente donde se veía el interior—. Lo amo, es hermoso, pero hoy no entregaremos aquí.

Llegué a los vestuarios, con la mi celular en mano grabando, mientras el bullicio del equipo se escuchaba de fondo. Miré a la cámara y, sonriendo, continúe a hablar.

—Hoy es un día un poco intenso —le expliqué a la cámara mientras caminaba hacia los vestuarios—. Vamos a hacer una simulación de partido con el posible titular para el viernes, así que hoy las cosas van a estar bastante serias.

De repente, una voz energética se escuchó detrás de mí.

—¡Holaaaa! —saludó Saskia, asomándose con una sonrisa amplia, y se puso justo detrás de mí, saludando a la cámara con una mano en alto. La emoción de siempre, como si no hubiera ningún nerviosismo en el aire.

Sonreí al verla y apunté la cámara hacia ella, capturando el momento.

—Aquí está Saskia, la reina de las recepciones —dije con un tono juguetón, mientras Saskia hacía una pose exagerada, levantando las cejas y guiñando un ojo.

—Chicos, miren el nuevo conjunto para el entrenamiento.

Saskia dio una vuelta con una sonrisa juguetona, posando frente a la cámara para que todos pudieran apreciar el nuevo diseño de su uniforme. El color negro del conjunto contrastaba perfectamente con los detalles en tonos blaugranas, que eran una mezcla de elegancia y energía, reflejando la identidad del equipo.

—¿Lo ven? —dijo, con una sonrisa orgullosa mientras giraba lentamente—. ¡Nuevo diseño, nuevo estilo!

Me acerqué a la cámara para captar cada ángulo, asegurándome de que los detalles del uniforme quedaran perfectamente enfocados. Saskia se detuvo justo frente a la cámara, con las manos en las caderas, mirando hacia el objetivo con una confianza desbordante.

—Este diseño lo tiene todo —comentó mientras hacía una pose final, mostrando la parte trasera de su camiseta, con los colores blaugranas destacándose vibrantes bajo las luces del vestuario.

Era imposible no notar lo bien que le quedaba. Los nuevos uniformes eran un cambio de imagen y declaración de fuerza y unidad para el equipo.

Saskia y yo nos dirigimos a nuestra área de preparación, mientras seguíamos grabando, capturando la previa del entrenamiento, sabiendo que el día de hoy sería tan exigente como emocionante.

Me detuve un momento para ajustar la cámara en el banquillo, asegurándome de que pudiera captar todo el calentamiento. Sabía que, cuando llegara el momento de editar, cortaría esta parte para mostrar solo los momentos clave y evitar que el video se volviera aburrido.

Empezamos a trotar en círculos, casi como si ya estuviéramos en plena acción.

—¿Qué tal, Danna? —le pregunté mientras comenzábamos a estirar, mis piernas aún tensas de tanto movimiento.

—Preparada para el partido, aunque... —dijo Danna, mirando de reojo a un lado—, tengo algunos saques que perfeccionar, así que hoy veremos si puedo mejorar esos detalles.

El viernes se acercaba rápidamente, y todos sabíamos que debíamos estar al 100%. No había tiempo que perder.

—Oye, ¿tú crees que tenemos todo para ganar este viernes? —le pregunté, estirando mi pierna derecha con concentración.

—Claro, si seguimos trabajando duro como siempre, no hay duda —respondió Danna, sonriendo con esa calma y confianza que siempre la caracterizaba.

Seguimos con los estiramientos y calentamientos hasta que, finalmente, llegó el momento de la simulación del partido. Estábamos listos. Me asignaron para jugar con Danna y Saskia, y otras tres chicas más del equipo, y la química entre nosotras fue instantánea. Jugamos muy bien, con mucha coordinación, y al final, nos llevamos la victoria.

Después de la práctica, el vestuario se llenó de esa chispa de unidad que siempre se siente cuando el equipo está en su mejor momento, justo antes de un gran partido.

Me acerqué a la cámara, sonriendo, con el objetivo de despedir el video.

—Bueno, eso fue todo, chicos. Espero que les haya gustado este vlog del equipo.

Danna se acercó, con una sonrisa de satisfacción.

—Este viernes será épico, no pueden perderse el partido —aseguró con confianza. —Pueden obtener su entrada en la descripción, o acercarse directamente al Palau Blaugrana.

El canal se había convertido en una excelente manera de dar a conocer al equipo femenino de voleibol.

El Barcelona nunca había sido tan destacado en voleibol como en otros deportes, como el fútbol o el balonmano. A lo largo de los años, han tenido buenos momentos, pero no tienen la misma prominencia a nivel internacional que en otras disciplinas. Sin embargo, desde que me uní al equipo, se veía más interés y apoyo por parte del público blaugrana. Y eso me hacía feliz.

Saskia, con una energía contagiante, se acercó de repente a la cámara.

—¡Nos vemos en la cancha! ¡Adiós! —dijo, acercándose demasiado al celular hasta que la pantalla se viera negro.