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Capítulo 23

Nos detuvimos en medio del campo, las áreas verdes eran sorprendentes, aunque apenas la luz del día aparecía. Me quité el casco y se lo entregué a mi acompañante, el cual saco par de mantas y agarro su mochila.

Entrelazo nuestras manos y me guio por en medio de las flores, todo estaba descubierto dejándonos tener una vista perfecta del cielo.

Osvaldo coloco la manta en el pasto y se sentó, dio varias palmaditas a su lado y me senté junto a él.

—Traje donas — mencionó mientras sacaba una cajita de su maleta — Agua y frutas.

—Vale la pena habernos levantado temprano — le ayude a acomodar las cosas en medio de nosotros.

Charlamos por horas y disfrutamos del grandioso banquete que había traído Osvaldo.

Mi cabeza descansaba sobre su hombro, mientras ambos mirábamos el cielo que se desprendía entre color naranja, amarillo y rojo.

—Gracias por esto — mencione.

—Aún no acaba la sorpresa.

Me alejé de él con cuidado.

—¿Hay más? — pregunté.

El chico de lentes frente a mí se arrodillo mirándome directamente, su mano fue directamente a su bolsillo y sacó una pequeña caja dorada aterciopelada.

La abrió en dirección a él y segundos después me lo mostró.

Un collar plateado con la letra "O" como dije le había juego.

Lo mire con una sonrisa y tome la caja.

—Osvaldo, esta hermosa.

—Una vez una mujer muy sabía dijo que un collar con la letra de la inicial de una persona no significaba pertenecer a alguien, sino que esa persona la conocía a la perfección.

Se levantó de donde estaba y se colocó detrás de mí. Sus manos fueron a la cadena y la tomó

Recogí mi pelo y paso el objeto por mi cuello hasta que sentí como descendió por mi piel, agarré el pequeño dije y sonreí.

—Bethany — se sentó frente a mi – Te tomaste el tiempo para conocerme, todos mis miedos, mis esperanzas y mis sueños, quiero pasar todos los días contigo para cogerte de la mano cada que pases frío — agarró mi mano.

Lo mire con dulzura.

—Somos tú y yo, eso es todo mi mundo — sus labios tocaron mi mano — Alguna vez creía que el amor era rojo, pero es dorado como la luz del día — miro el amanecer que nos hacía compañía — Solo me gusta estar contigo todo el tiempo, todas esas veces que no te fuiste se me ha ocurrido que me gustaría pasar el tiempo contigo toda mi vida, quédate y permíteme ser el hombre que pueda decir que tiene a la mejor mujer del mundo a su lado.

Sus manos se acercaron a mi rostro y movió mi cabello, podía sentir como mi corazón paraba de latir.

—Me gustaría que permitieras ser tu novio, ¿Puedo?

Se acomodó los lentes y me sonrió tan dulce como solo él sabía hacerlo.

Asentí varias veces conteniendo la felicidad en mi pecho.

—Si, si puedes — su sonrisa se ensancho al igual que la mía.

Nos abrazamos por unos largos minutos, podía sentir como los latidos del corazón de mi chico disminuían de aceleración y tras eso nos separamos.

Con una gran sonrisa risa en nuestros rostros acaricié el suyo y lo besé después de tanta espera, tiernamente y con suavidad.

Sentir toda la serotonina del momento llegaba a alterar la química de mi cerebro por todo lo que acaba de vivir.

Osvaldo y yo juntamos nuestras frentes.

—No puedo creer que hayas citado a Taylor — comenté divertida.

—Aprendí mucho y me costó, pero fueron frases precisas — acaricio mi mejilla — ¿Puedo besarte?

Me acerqué a su rostro y susurré...

—Todas las veces que quieras, novio mío.

El carmesí se reflejó en sus mejillas.







♡[...]♡








Llegamos a casa con las manos agarradas.

Osvaldo abrió la puerta e ingresamos dejándonos a la vista de todos que estaban sentados en el comedor.

—¡Llegaron! — grito Alana.

Todos nos miraron.

—¿Y?, ¿Qué pasó? — pregunto Aldo levantándose de la mesa.

—¡Dijo que si! — grito Osvi y alzó nuestras manos entrelazadas.

Todos se levantaron de la mesa, corrieron a abrazarnos y a felicitarnos.

—Estoy muy feliz por ustedes — me dijo Ari.

—Ya era hora — menciono Barca.

—Ya, ya, ya — habló Osvaldo — Luego me dejan sin novia de tanto que la abrazan — aparto a todos y rieron.

—No llevan ni un día y ya la sobreproteges tanto — dijo Quackity.

—Siempre es así — comentó Rivs — A mí ni me deja abrazarla.

—Mejor vamos a comer — opino Roier.

Nos acercamos a la mesa y Osvaldo trajo dos sillas ofreciéndome una.

—Nosotros ya desayunamos — comentó mi novio.

—Pero un café nos haría bien, ¿Si o no amor? — mire al chico a mi lado.

—Claro que sí, mi vida — me rodeo con su brazo.

—Ay, míralos — habló Ama moviendo a su novio —Que tiernos son.

Sonreí descansando mi cabeza en el hombro del castaño.

—Bueno, hoy se celebra, así que vamos a hacer karaoke — grito Juan levantándose en su silla 6 alborotado a los chicos.






♡[...]♡







La noche había llegado y mientras Rocio, Alana, Roier, Ari y yo terminábamos las galletas, los chicos acomodaba las cosas para comenzar a comer y cantar en un rato.

—Roier, no sabía que te gustaba cocinar — musito Arisita.

—Beth me ha enseñado, pero prefiero hacer postres — respondió.

Sacamos las galletas y las colocamos con cuidado en una bandeja.

Las risas no faltaron en cada comida, los chicos contaban sus anécdotas y siempre logran sacarnos una que otra risa.

—Ahora le toca a Beth — anuncio Rocio y todos apoyaron su idea.

Habíamos empezado a cantar y me había negado a hacerlo porque no me gustaba como lo hacía, pero celebraba con amigos.

—No, yo canto horrible — me negué.

—Mentiras — Ro se levantó del sofá — Filis, pon "Mi Buen Amor de Mon Laferte", Beth y yo vamos a cantar.

Mi mejor amigo se acercó a mí y me jalo sacándome del agarre de mi novio.

—Vamos, Beth, es tu favorita — me dio un micrófono y rodé los ojos con una sonrisa.

—Está bien, voy a cantar — mencione y todos se emocionaron.

La pista de la canción empezó a sonar entre la habitación y con algo de nerviosismo comencé a cantar el primer verso.

—¡Beth, cantas hermoso! — grito Ari que me grababa.

Ro y yo cantamos el resto de la canción mientras nuestros amigos nos coreaban desde atrás.

Los aplausos se hicieron presente en la habitación y sonreí gustosa.

Volví al lado de mi chico y este dejo un beso en mi mejilla.

—Lo hiciste hermoso, mi amor — sonreí al escucharlo.

Hoy había sido la mujer más feliz, aunque la felicidad dura poco.






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